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Lluvia de estrellas - Cap. 11

Yunho estaba recostado en su cama con los ojos cerrados, concentrado en las caricias de Changmin semi-recostado a un lado de él boca abajo, alzando el torso con ayuda de su codo derecho. El joven rosaba con sus dedos cada curva de sus rasgos, como si se tratara de un ciego reconociendo con el tacto.

Inició por su frente, deslizándose hacia la nariz, posteriormente la figura de sus labios, su barbilla, la quijada y subiendo por sus mejillas. Besó sus labios intensificando el acto al instante de sentirse correspondido.

Changmin continuó acariciando después de separarse, siendo llevado por su adoración hacia el mayor. Se acercaba más a aquel que lo observaba con radiante ternura y lo sujetaba en un abrazo protector. Otro beso, uno lento pero apasionado, húmedo como los que ambos amaban, con los que aumentaba su temperatura y los unía hasta sentirse sofocados.

Las caricias de Yunho recorrieron la espalda de Changmin por encima de la camisa, pasando por su cuello y subiendo hasta su cabello en movimientos suaves que detonaban la necesidad de ambos por el otro soportando gemidos que amenazaban con salir en cualquier momento.

Changmin bajó su mano libre hasta el pecho de su profesor sintiendo sus tetillas ocultas por la playera, donde con morbosidad acarició una y otra vez con el pulgar, después con el dedo medio, mientras sentía los labios de Yunho bajar desde su mejilla al cuello.

Transpiraban deseo, sensualidad y dejaron de esconder sus suspiros y gemidos; de buscar distancia entre los dos. Buscaron roses con movimientos eróticos, exploraron sus bocas de la forma más personal y privada, libre y sin recato.

La mano de Min bajó hasta la entrepierna de Yunho y sentirlo duro le éxito de manera poco sana, su propio cuerpo se llenó de lujuria y cada gemido del otro y caricia a su miembro despertaba más y más al propio. Buscó meter sus mano por debajo de sus pantalones y por debajo de su ropa interior, pero la mano de Yunho tomó la suya llevándola hasta sus labios donde la besó.

Sus cuerpos en ese punto ya se encontraban extremadamente sensibles y a cada tacto se erizaba la piel. Colocando sus piernas a los extremos de las de Yunho, y sus manos a los lados de su cabeza, Changmin se posicionó encima del él buscando sobar sus miembros por encima de la ropa.

Salió un gemido ronco de la garganta de Yunho a la vez que cerraba los ojos y arqueaba la espalda, sus manos se dirigieron a las caderas de Min. Abrió los ojos y ver el movimiento pélvico del otro lo hipnotizó dejándose llevar como un títere, movió sus caderas contra las contrarias provocando exquisitos sonidos de la boca ajena, misma que volvió a fundirse con la suya en un beso intenso y largo. Sus manos tomaron la nuca de Changmin y sus dedos se enredaron en sus cabellos que se comenzaban a humedecer.

Intentó bajar los pantalones deportivos de Yunho, pero éste nuevamente se lo impidió. Min soltó un gruñido molesto en la boca de su profesor, después se separó mirándolo con gesto de reproche –Hyung –dijo en tono meloso, besando y lamiendo la piel de su mejilla, después el lóbulo de la oreja buscando disuadirlo.

Yunho sonrió encantado con las caricias de su pequeño novio. El desearía permitirle todo, que haga con su cuerpo lo que quiera, era suyo después de todo, pero seguía inquietándole la edad de Changmin. Su moral no le permitía llegar más allá, no cuando era menor de edad y Yunho era un adulto. Deseaba ser él su primera vez, tomarlo con delicadeza como quien toma una figura de porcelana y elevarlo al paraíso. Deseaba desnudarse ante él, no dejar nada oculto a sus ojos, entregarse en cuerpo y alma, pero sus deseos no son los que deben buscarse en un niño; sus deseos son tan profundos y complejos que no serían entendidos por alguien de su edad; sus deseos son únicamente para adultos. Pero él seguía ahí, dejándose llevar por sus sentimientos.

-Changmin detente – Lo empujó delicadamente del torso a la altura de las costillas para separarlo de él y así hacer que parara.

Resistiéndose, Changmin llevó su mano derecha a la mejilla del otro robándole un beso el cual fue respondido al inicio, pero cortado repentinamente.

Min lo observó confundido, de un momento a otro Yunho había enfriado todo, estaba seguro que llegarían más lejos, él se había mentalizado para aquello y su cuerpo se sentía emocionado ante la posibilidad, estaban conectados totalmente, él lo sintió. ¿Qué había sucedido?

-Ah… -vaciló ante la interrogación plasmada en el gesto del otro –paremos aquí ¿sí? –intentó incorporarse sin hacer movimientos rudos.

Incrédulo, Changmin se hizo a un lado. –Hyung… ¿por qué…? –tomó su mano antes de que se alejara por completo.

-Changmin –la sola imagen del menor le hacía dudar, mandar todo al diablo y entregar todo. Esos ojitos que siempre habían sido su perdición lo miraban con confusión, con reproche, como un niño a punto de hacer un berrinche. -¿Tienes hambre? –Intentó cambiar de tema causando que los ojos de Min se entrecerraran.

-No tengo hambre –dijo molesto, luego suavizó el gesto –Ven –Lo jaló hacia él.

El mayor no opuso resistencia y volvió a caer en el colchón. Changmin sonrió sentándose en su regazo, colocando sus piernas a los costados de las de Yunho con la intensión de comenzar una nueva tanda de besos pero Yunho lo impidió volteando el rostro y tomando los brazos de Min que se abrazaban su cuello, los apartó.

-Changmin estoy hablando enserio –endureció la voz.

El menor lo observó por unos segundos, parte de él temió una reprimenda como en el gimnasio de la escuela. Le gustaba esa postura en Yunho, por eso lo admiraba, porque tenía don de mando, porque se hacía obedecer en cualquier circunstancia; pero cuando usaba ese tono era indicio de que la diversión había terminado.

Se bajó a regañadientes, aunque estuviera con su profesor, en ese momento no cumplía con ese papel así que no se detendría en mostrarle su molestia. Yunho lo notó, pero no dijo nada, se levantó y volvió a retomar el tema -¿Quieres comer algo?

-Como sea –alzó los hombros restándole importancia.

-Pediré pizza, ¿está bien?

Changmin, quien se mantenía sentado en la cama con los brazos cruzados y evadiendo la mirada lo encaró finalmente soltando los brazos -¿No te gusto?

Yunho suspiró llevándose las manos a la cintura, buscando paciencia de algún lado lo que hizo molestar más al alumno componiendo un gesto de desagrado.

-¿Por qué haces eso?

-¿Qué hice?

-Poner esa cara. ¿Soy tonto?

-No, por supuesto que no eres tonto, pero no quiero que hablemos de esto.

-¿Por qué no?

-Porque seguramente terminaremos peleando.

-¿Por qué terminaríamos peleando? ¿No te gusto entonces?

-¡Changmin! ¡Si no me gustaras no te besaría!

-¡Entonces por qué no sigues asiéndolo!

-Porque tengo hambre –A pesar de saber que seguir intentando desviar el tema no serviría de nada, lo intentó, empeorando las cosas.

Min se quedó callado diversificando la mirada. Yunho recordó los momentos en que podía sentir una fuerza oscura envolviendo el escenario cuando Changmin se encontraba molesto, la misma que podía sentir en esos momentos.

-Oye, dejemos de pelear ¿sí? ¿De qué quieres la pizza?

Changmin soltó un sonrisa de incredulidad negando con la cabeza, tras alzar la vista al techo se puso de pie –Yo no tengo hambre hyung, mejor me voy a casa.

-Changmin no hagas eso –dijo con gesto pesaroso.

-¿Qué? –Soltó una sonrisa incómoda –No estoy haciendo nada. –Alzó su mochila sobre el hombro saliendo de la habitación.

Yunho lo siguió.

-Tengo tarea que hacer para mañana, también debo practicar la canción para el casting. –Continuó en tono apagado, colocándose los zapatos sin mirar a Yunho.

-Creí que ya no estabas interesado en eso.

-Nunca dije que no lo estuviera.

-No habías dicho nada desde ese día.

Changmin lo observó, soltó un suspiro y tomó la perilla de la puerta vacilando. –Buenas noches hyung.

-¡Changmin…! –sin poder decir más, el nombrado salió cerrando la puerta detrás. ¿Serviría de algo correr hasta él y traerlo de regreso? Debía mantener la cabeza fría. Seguía dejándose llevar por la tentación, arrastrando a Changmin hacia sus deseos para luego rechazarlo, no le extrañaba que Min se fuera molesto, era totalmente comprensible.

***

Changmin esperaba atravesar una calle concurrida. Escuchaba todo y nada a la vez, la voz de la gente sonaba como un eco tan cerca y lejos, algo apenas perceptible pero totalmente presente. Tragó saliva con fuerza, no podía dejar de pensar en lo sucedido con Yunho minutos atrás, su piel había dejado de sentirse sensible, pero ahora eran sus emociones las que parecían débiles.

Su primer pareja, su primer discusión y no sabía cómo afrontarlo, cómo hacía para que algo así no le afectara de esa forma. ¿Qué era lo que le estaba afectando? ¿Ser rechazado? ¿Haber peleado con Yunho? ¿Notar indiferencia de parte del otro? ¿Sentirse menos prioritario que una pizza?

Volvió a tragar saliva pesadamente, posteriormente se talló los ojos con el brazo limpiando los rastros de lágrimas. Todo le estaba afectando, peor aún el no haber terminado el día en buenos términos con el mayor. Tenía un nudo en la garganta, un malestar en el estómago y sabía que de seguir pensando en eso terminaría llorando, prueba de eso eran las lágrimas que ahora se preocupaba por ocultar –¡Ay! –Se cubrió los ojos –No debí irme así -soltó un quejido de dolor.

***

Cuando Changmin decidió salir de su clase con la excusa de pasar al sanitario, pero con la intensión de buscar a Yunho y asegurarse que todo entre los dos estuviera bien, no se esperó encontrar a su grupo en turno sufriendo el mal humor del profesor. “Es un demonio” recordó a Yoon decirle hace días, en esa ocasión estuvo de acuerdo y ahora lo reafirmaba.

“¡Tres vueltas más a la cancha!” “¡Esa no es la manera correcta de correr!” “¡Otra vez, desde el punto de partida!” eran algunas de sus indicaciones.

Pensándolo bien, esperaría a que terminara con su grupo, respirara, comiera algo y hasta entonces se le acercaría. Aprovechando que no había reparado en él retrocedió sobre sus pasos y una vez apartado de la figura del mayor corrió hasta llegar a las escaleras.

Yunho normalmente era intenso en sus clases, pero sólo una vez lo había visto ser incluso malvado, su propio gesto delataba cuán irritado se encontraba; y esa ocasión fue cuando Yunho terminó su relación con Han. Sintió un vuelco en el estómago, no quería llegar a conclusiones apresuradas, además estaba siendo histérico, si Yunho quisiera terminar la relación ya lo habría hecho ¿no?, tenía su número de celular, fácilmente habría podido mandar un mensaje.

Pasó la hora de clase y en ningún momento le abandonó la intranquilidad, debió hablar con él a pesar de que estaba dando clase, al menos ya se quitaba la ansiedad que lo aquejaba.

Al terminar su día debía ver a Han, y a pesar de no tener ganas de hacerlo no podía dejar pasar las prácticas, el casting estaba a la “vuelta de la esquina”. Antes de dirigirse al aula de música pasó por el aula de maestros, pero no encontró a Yunho, posiblemente se había ido. Con el ánimo hasta el piso se alejó para continuar con su práctica.

***

-¿Estás bien? –Preguntó Han al notar múltiples errores en el ensayo.

-Lo siento –Sonrió nervioso -Lo intentaré de nuevo –Comenzó desde el principio, el resultado era el mismo: desafinaba y era incapaz de alcanzar las notas altas.

-¿Changmin, hay algo que te esté preocupando? Si estás… –Se detuvo al escuchar un llamado a la puerta.

Ambos miraron hacia la entrada y un revoloteo hizo estragos en el estómago de Changmin al reconocer a Yunho parado junto a la puerta en espera de ser atendido.

-Yunho –Han se puso de pie acercándose al mencionado quien le contestó con una sonrisa formal y salieron alejándose mínimamente de la entrada.

Changmin bajó la mirada nervioso. No entendía nada de lo que hablaban sus profesores, apenas podía oír sus voces, pero sin palabras claras, esperaba poder interceptarlo antes de irse. Observó sus dedos, temblaban de manera casi imperceptible, no podía concentrarse en las letras plasmadas en la hoja.

-Changmin –Era la voz de Han quien se asomaba por la entrada. El mencionado dio un pequeño salto sorpresivo –El profesor Jung quiere hablar contigo.

Asintió tragando saliva duramente y poniéndose de pie caminó hacia fuera, ahí estaba Yunho recargado en una barda a poco metros del aula, cuando vio a Changmin y sus mirada hicieron contacto, sonrió, pero el gesto no fue correspondido.

-No tardes mucho –Le dijo su profesora antes de entrar al aula y cerrar la puerta.

El alumno se sintió desprotegido por un momento, ya no había de otra que enfrentarse a Yunho. Era cierto que él lo había buscado esperando solucionar todo, pero el momento de tener que hacerlo era duro.

-Hola –dijo Yunho al tener cerca a Changmin, quien torció la boca en una sonrisa fallida. -¿Podemos hablar?

Changmin notó que el otro también mantenía su propia carga. Asintió con la cabeza agachada, jugando con la madera de la que estaba construida la barda.

-¿Sigues enojado conmigo?... No buscaba ofenderte.

-No, yo… no debí irme así –dijo mirándolo apenas.

-¿Entonces estamos bien?

Changmin quiso decir que sí, pero no se sentía satisfecho con lo sucedido porque no entendía que de un segundo a otro prefiriera a comer y dejarlo con las ganas de otra cosa. No había aclaraciones y eso lo mantenía con cierta molestia.

-Es que…

El profesor lo observó curioso sin decir nada.

-¿Por qué…? –No sabía cómo continuar sin tartamudear o sin los deseos de escapar –Yo quería hacerlo. –Se mordió el labio inferior. Lo había dicho y ahora su corazón latía desbocado. Se preocupó por mencionar correcta y claramente las palabras para que no le hiciera repetirlas.

A pesar de que el sonrojo pintando adorablemente las mejillas del otro delataba su vergüenza, Yunho pudo reconocer la total seguridad en sus palabras sintiéndose turbado.

-¿Qué estás diciendo…?

-¿No me amas?

Ante aquella pregunta repentina Yunho se quedó sin palabras. A veces se le olvidaba que trataba con un adolescente que se deja llevar por sentimientos muy fuertes, pero confusos, y esa era una de las razones de que una relación así no era la ideal.

-Creo… que es muy pronto para hablar de eso…

-Yo te amo hyung –Le interrumpió. Aunque su voz se quebrara, su rostro enrojeciera y sus ojos se humedecieran, el pequeño alumno se mantenía firme y con una seguridad que no dejaba paso a la duda. Pasaba por un momento difícil donde estaba poniendo todas sus emociones y se sentía muy sensible. -¿Por qué está mal entonces?

Tragó saliva pesadamente. Chagmin jamás dejaría de hacerlo vibrar y quitarle el aliento. –No está mal bebé –Dijo con una voz cargada de ternura –Pero no es el momento…

-¿Quieres terminar? –Volvió a interrumpir.

-¿Qué? ¡No! Minnie, una relación no se construye con “sexo” –bajó la voz significativamente al mencionar esto último volviéndolo literalmente sólo un movimiento de labios. Lanzó un vistazo hacia el salón, no se mostraba la figura femenina, pero eso no era garantía de nada, Yunho no podía tocar a Min porque Han podría estarlos viendo desde detrás de las ventanas. –Changmin, hagamos algo –Sin poder evitarlo estiró lentamente su mano hacia el más joven sin llegar a tocarlo –Salgamos el fin de semana. Vayamos por ahí, al cine, al parque de diversiones… Quiero mostrarte que una relación va más allá de… eso.

-¿Una cita?

Jung asintió en silencio.

-¿Tomarás mi mano en frente de todos?

-No creo que sea posible, pero…

-¿Nos dejaremos ver juntos frente a todos sin preocuparnos si alguien que conozcamos nos…? –Quería dejar de hablar, caía en cuenta de todos los contras que tenía una relación con él. De pronto se presentó el temor de que analizar todo esto en voz alta pudiera llevar al rompimiento. Por eso se calló a media oración esperando que el otro no le siguiera la corriente y terminaran coincidiendo en que seguir sería una mala idea.

-Podría no ser aquí.

-¿Eh?

-¿Qué te parece pasar un fin de semana lejos de aquí? ¿Qué te gustaría hacer? –De pronto la idea de pasar todo un día solo con Changmin lo llenó de emoción -¿Quieres ir al mar? ¿O podríamos rentar una cabaña en el bosque? –Mala idea, entre menos tiempo estén totalmente solos, mejor: la tentación era muy grande –O podríamos sólo pasear por uno de esos pueblos donde la mayoría de la gente es de la tercera edad.

Changmin procesaba toda la información y hacía conjeturas de tiempo, permiso, distancia… –Debo pedir permiso para eso.

-Hazlo.

La profesora se asomó por la puerta como reflejo de una alarma que daría término a la visita de Yunho –Creo que ya te están hablando.

Changmin observó hacia su profesora corroborando las palabras del otro y asintiendo decepcionado.

-Cuando tomes una decisión mándame un mensaje ¿sí?

-Yo… haré todo lo posible por ir –aseguró.

El profesor asintió con una sonrisa. Se despidió con la mano desde aquel punto de Han quien a su vez se despidió de él. Suspiró observando al alumno –Me voy –Ante la aprobación del otro dio media vuelta después de decir “Adios Minnie”.

-Adios hyung.

Se miraron por unos segundos y después Yunho se fue.

Changmin suspiró al verlo perderse. Ante el llamado de su profesora regresó al aula. Se sentía inquieto, habían hablado, pero no sentía que las cosas se hubieran solucionado del todo.

***

Yunho había llegado a casa muy cansado, tanto física como emocionalmente. Tiró su bolso en dirección al sillón, pero éste pegó en la orilla y calló al piso, poco pudo importarle al profesor, se dirigió a su habitación y se dejó caer en la cama boca abajo. Ya no quería pensar, le dolía la cabeza y su imaginación sólo lo llenaba de augurios negativos. Cerró los ojos, no era suficiente. Colocó una almohada sobre su cabeza y seguía sin ser suficiente. Así que se levantó y fue por Max quien descansaba en el respaldo del sillón, como un muñeco de trapo lo tomó entre sus brazos y se encerró en la habitación, con las cortinas ocultó la luz que entraba por las ventanas y volvió a tirarse en la cama con Max preso en un abrazo. El felino, con la delicadeza que los distingue, olisqueó cerca de la boca de Yunho ganándose una mirada pasiva llena de ternura por éste último, instantes después se acomodó entrecerrando sus ambarinos ojos e inició un ronroneo que terminó durmiendo a Jung.

Pasadas un par de horas despertó y la luz que indicaba un mensaje brilló en su celular. Alargó una mano para tomarlo, Max despertó y retomando el ronroneo lamía la barbilla de Yunho para persuadirlo de no moverse. Tomó el celular y lo abrió, Max dio un salto y bajó de la cama. Ya con sus brazos libres revisó el mensaje que se anunciaba con el nombre “Changmin”. En mensaje decía que podría ir con él el fin de semana. Sólo eso. ¿Cómo lo había conseguido?, era un misterio.

Sonrió, instantes después de tallarse los ojos comenzó a teclear “¡Genial! ¿Cómo conseguiste que te dieran permiso?” Cerró el celular y volvió a tirarse sobre el colchón con los ojos cerrados. No pasaron más de 3 minutos cuando el aparato vibró. Rápidamente lo desbloqueó y leyó la respuesta “Ya te contaré, buenas noches hyung”. “Descansa Changmin” escribió, ése había sido el final de la conversación, fría y con la única información necesaria. “Sigue molesto” pensó extendiendo los brazos a lo largo de la cama y suspirando profundamente. Había olvidado lo difícil que era conservar una relación.

***

Pocas veces se vieron a lo largo de la semana, tuvieron poco contacto en la clase de deportes. Ante los demás no eran más que profesor y alumno y fue así como se comportaron. Si sus ojos se encontraban había una sonrisa discreta que albergaba dudas, como una comunicación muda que los dos podían entender, pero sin dar solución, sólo los llenaba de incertidumbre.

Llegó el fin de semana. “Te espero en mi departamento” había texteado al celular de Changmin. El más joven, contrario a sus deseos debía borrar cada mensaje de Yunho después de leerlo, sólo le quedaba el recordar aquellas palabras.

Salieron alrededor de las 10:00 am. Yunho había rentado un auto que los llevó varios kilómetros fuera de Seúl, debido a que Changmin no le había mencionado ningún sitio al cuál quisiera ir, él decidió llevarlo a un sitio donde pudieran disfrutar del mar.

A las 9:00 am había llegado Changmin al departamento de Yunho, éste último ya guardaba su mochila con algunos cambios de ropa y artículos de aseo en la cajuela del auto. “Hola hyung” dijo a su espalda y tras darse a vuelta para quedar de frente no pudo ocultar su agrado al verlo con ropa casual, era tanta su costumbre de verlo con el uniforme que estas cosas las consideraba un regalo. Sin embargo desde su llegada el menor se había mantenido serio, fácilmente se podría especificar su emoción como: incómodo.

Después de que Min rechazara desayunar en su departamento terminaron de subir lo faltante, revisar unas cuantas cosas, dejar comida a Max y verificar que todo estuviera en perfecto estado, entonces salieron a la aventura.

Ante el silencio, Yunho buscaba un tema de conversación.

-¿Desayunaste? –Hace poco le había dicho que no quería comer, que mejor ya se fueran, pero no especificó si ya había comido. Como profesor de deportes tenía presente que el desayuno era la comida más importante del día.

-No –dijo sin reparo mirando hacia fuera de la ventana.

-¿No?

-Me levanté tarde, no me dio tiempo.

-Rechazaste mi desayuno.

-No quería desayunar ahí.

-Mmm… ¿es eso? ¿O no te gusta cómo cocino? –mencionó graciosamente inquisitivo.

Changmin dibujo una sonrisa moderada, no había sido esa su razón aunque ciertamente como chef su hyung no podría ganarse la vida –No, no es eso. Quería comer fuera. –Finalmente le miró a los ojos.

Yunho sonrió al notar el ambiente más ligero. -¿Vas a invitarme a desayunar?

-Hyung, tú eres el mayor.

-Pero yo ya comí, sólo voy a acompañarte. -Sonrió al ver a Changmin entrecerrar la mirada. Por supuesto que él pagaría, sólo estaba molestando un poco. Fue él quien invito a su pequeño novio a salir de Seul, sería él quien lo consintiera de inicio a fin.

Pocos kilómetros adelante encontraron un pueblo rústico y en él un discreto restaurante cuyo nombre equivalía a “corazón contento”. Miraron el nombre intentando entender su significado. Hora y media más tarde salieron felices al satisfacer su estómago con el sazón hogareño de la cocinera, una señora muy amable que parecía poner amor a cada platillo. Aquella mujer les habló del pueblo, el sitio donde había nacido y esperaba morir. Aquello llamó mucho la atención de los visitantes, quienes decidieron conocerlo un poco.

Sus calles eran de terracería, pero sus casas antiguas parecían alzarse una sobre otra a alturas del monte. Se sentían viajar al pasado. Subieron por senderos empedrados cruzándose con personas ancianas que subían y bajaban con sorprendente condición física. “¿De qué se alimentan?” comentaban sorprendidos por lo que veían.

Llegaron a la sima y la vista, no tan privilegiada como la del sitio del campamento pero sí muy relajante, les animó a disfrutar de ella sentados a la sombra de un roble.

-Nunca había escuchado de este pueblo –mencionó Changmin. Tenía los ojos cerrados disfrutando el soplo del aire.

Yunho se perdió en su rostro siempre hermoso, su cabello revoloteaba y sus mejillas desde hace unos momentos se mantenían rojas por el calor y el esfuerzo. Se acercó a él, y dirigiéndolo por la barbilla hasta sus labios le proporcionó un beso dulce y corto. Al separarse, los ojos del alumno lo observaban con un brillo especial, lo vio sonreír y se animó a acercarse de nuevo siendo correspondido al instante.

Changmin no lo tocó porque sabía que de hacerlo todos sus sentidos despertarían, no quería profundizar el beso ni escuchar un suspiro descontrolado de su profesor; porque su lengua buscaría la contraria, sus dedos se enredarían en los cabellos del mayor, sus caderas buscarían rosarse contra él… y detenerse era una tortura. Tanta era su obsesión que había soñado cada noche que se entregaban entre caricias y gemidos, vivía el momento más delicioso en su vida para después despertar y no guardar más que la excitación y los recuerdos de algo que su subconsciente inventó.

Por eso al sentir la caricia de la lengua de Yunho rompió el beso alejándose a una distancia considerable –Deberíamos continuar nuestro camino.

Yunho lo observó confundido –Sí –pensativo asintió con la cabeza –buena idea –sonrió incómodo.

***

Pusieron música en el estéreo del auto, a pesar de lo sucedido, Yunho evitaba caer en el pesado ambiente que por fin habían dejado atrás, así que cantaba alegremente animando a Changmin a no dejarlo divertirse solo.

El menor no se hizo del rogar y la razón era porque le gustaba cantar, pero prefería hacerlo sin sentirse presionado como se sentía cada vez que debía practicar con Han. Cuando comenzó una balada, Yunho dejó a Min cantar solo, pero ante su silencio el alumno terminó callando.

-Déjame oírte cantar –pidió Yunho con una sonrisa.

-No quiero cantar ahora.

-Pero lo estabas haciendo.

-Porque en ese momento sí quería. –Sonrió ante lo extraño que sonaba.

Después de unos segundos de silencio y con la melodía de fondo Yunho continuó –Tienes una voz privilegiada.

Changmin lo observó en silencio por un momento.

-¿Qué pasa? –cuestionó Yunho.

-¿Crees que haya nacido para esto?

Yunho dio un rápido vistazo hacia su copiloto, no veía emoción en su gesto, parecía más bien que estuviera aceptando su destino.

-Eso depende.

-¿De qué?

-¿Amas cantar?

-…

-Todos tenemos virtudes, todos tenemos más facilidades que otros para hacer algunas cosas, pero lo que importa es que ames hacer algo.

-…

-Tú naciste para ser feliz. Debe haber algo que ames hacer. Tal vez no serás bueno en eso, pero con práctica y constancia puedes lograr lo que sea… ¿Amas cantar?

-… no lo sé.

-No deberías sentirte presionado por ahora, deja al tiempo hacer su trabajo.

-¿Tú siempre quisiste ser profesor?

-¡Por supuesto! –mintió -¿Me has visto bailar? Soy un genio –bromeó – pero preferí tener alumnos a quienes hacer sufrir, no hay nada que ame más que eso.

Changmin rio –Hyung, ¿eres un demonio o algo así?

Yunho soltó una carcajada –Tal vez –Le guiñó el ojo haciendo al otro sonreír apenado.

***



Llegaron a la ciudad entrada la tarde. Se sentía el olor tropical distintivo del mar. Changmin podía sentir como si sus vacaciones acabaran de comenzar. A dos kilómetros del mar aparcaron el auto: habían llegado al sitio destinado, un sencillo hostal de no más de dos pisos, pero que guardaba calidez de hogar.

La habitación contaba con dos camas individuales, un televisor, un sofá en la esquina de la habitación y una pequeña mesa con dos sillas. Las ventanas con cortinas semitransparentes dejaban entrar mucha luz y sumado al blanco de las paredes la recámara estaba bellamente iluminada.

Changmin dejó su mochila sobre la mesa y se tiró de espaldas a una de las camas mirando hacia el techo. Yunho sonrió ante la imagen, después se asomó por una de las ventanas mientras tarareaba una canción en voz baja. Podía verse el mar a la distancia, eso le dio un sentimiento de paz.

-Hyung

Yunho viró su cabeza hacia el más joven.

-Debimos rentar una habitación con cama matrimonial.

Yunho rio ante el gesto travieso de Changmin –Así es más cómodo. –Dejó su mochila en el piso e igual que Min se tiró al cochón de la otra cama. Cerró los ojos ante la mirada del otro.

-¿Te vas a dormir?

-Dame un momento… -El ventilador el techo se sentía bien contra su cara.

Se acomodó de costado hacia la cama de su profesor con sus brazos debajo de la cabeza, lo observaba y el otro no parecía querer moverse, tal vez ya estaba dormido. Se puso de pie y sacó de su mochila una barra de cereal inflado y un libro, se subió a su cama y abrió el mismo donde el separador marcaba. Llevaba ya cuatro páginas cuando escuchó que la respiración de Yunho de pronto marcó más profundidad y éste estiraba sus brazos, para después alzar la cabeza buscando con la mirada al más joven.

Sonrió al topar su mirada con Min.

-Despertaste.

Suspiró desperezándose –Aún no estoy seguro de eso.

Se quedó quieto y Min creyó que había vuelto a dormir. Cuando menos lo pensó el mayor se paró de la cama y volvió a estirarse.

-Bueno, vamos a comer ¿o qué? –dijo acercándose a Changmin dándole un beso rápido en los labios. –Tengo hambre –dio media vuelta y tomando su cartera salió de la habitación animando a Changmin a seguirlo.

Sonrió y de un salto bajó de la cama, tomó su celular y salió cerrando la puerta detrás de él.

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