Saturday
¿Saben cómo se siente hacer el amor con un ángel?
¿Cómo es acariciar su pura tersa piel desnuda? Cada delicada curva de su figura...
Probablemente no...
Al igual que el 99.9% de habitantes en nuestro planeta.
Shim Changmin por el contrario...está aprendiendo muy bien el cómo.
Aunque sea entre mucho pudor.
Sudor.
Inseguridad.
Y sobretodo cariño.
Porque la verdad es que ambos tienen pálida idea de cómo han llegado a esto. Tan sólo saben que sus cuerpos se sienten muy bien y no planean detenerse de ningún modo.
Jaejoong pierde el rumbo.
Sus piernas caminan por un territorio minado y mundano. Porque sus alas ya no pueden abrirse y volar bajo sus mandatos.
El sexo es algo sagrado. Es una entrega de amor íntima y profunda entre un hombre y una mujer que tiene como objeto la creación de una vida.
Eso es lo que siempre ha sabido.
De manera que...no logra entender lo que están haciendo.
Changmin gime.
Su aliento muy caliente le choca en el hombro.
Sus manos deslizan por su cuerpo y reparten escalofríos a lo largo de toda la porción de piel que toca.
Sonidos escapan de su propia boca.
Sí, el pronto ha descubierto un nuevo sentimiento humano: el pudor...
Y es que...aunque el amor del castaño lo supera. Lo envuelve de arriba abajo y le quita todo vestigio de cordura. No puede escuchar la voz de su excelencia. Ha perdido todo contacto, no puede comunicarse con su divina procedencia. Y sabe por tanto que debe estar haciendo algo malo.
El problema es que... ¿no sabe el qué?
Ama tanto al humano que se deshace entre sus temblorosos brazos.
Lo ama tanto que hasta duele.
Y a juzgar por el ritmo acelerado del corazón de su castaño...sabe que es gratamente correspondido.
¿Entonces por qué?
¿Por qué está mal para ellos entregarse de ese modo?
Si lujuria es el último de su larga lista de motivos para hacer lo que hacen.
Lágrimas escapan de sus ojos.
Changmin las seca con sus labios.
Sus ojos se encuentran.
EL humano puede ver claramente el miedo en las pupilas negras. Y desea darle algún tipo de consuelo. Pero no sabe si puede siquiera modular palabras en el estado que se encuentra. No puede tampoco concebir la idea de hacerle algún daño.
Peor es lo que tiene que hacer al fin y al cabo si quiere...pero entonces, ya no esta tan seguro de querer seguir...
Aunque sabe que hace mucho atravesó el punto del no retorno.
Porque la criatura que tiene entre sus manos es demasiado pura.
Y solo puede estar seguro de algo…que irá al infierno por haberse atrevido a tocarlo.
Pero entonces ese cuerpo le atrae.
Esa suave piel nívea de funde con la suya y esos muslos cremosos se abren para él.
¿Se puede demostrar inocencia y erotismo a la vez?
Changmin ahora tiene una respuesta afirmativa para esa pregunta.
El placer es inminente. Lo derriba de un solo golpe y lo transporta a un mundo abstruso y colmado de adrenalina, esa que de algún modo le da las fuerzas para hincarse una y otra vez en Jaejoong a pesar de que sus piernas hubieran alcanzado su límite, embestidas atrás.
Él nunca ha sido muy atlético.
Sí…en cosas así es en las únicas en las que puede pensar para no dejarse llevar por el orgasmo inminente pues el único deseo que tiene ahora es envolver bajo la misma placentera sensación a ese ángel que se deshace entre sus brazos.
Y así lo hacen. Tomados fuertemente de las manos.
Mirándose al alma.
Diciéndose tantas cosas sin necesidad de palabras.
Y entonces caen sudados uno encima del otro, agitados. Tratando de captar el aire a bocanadas y el corazón a mil por hora.
Sus mentes están en total blanco.
Y son solo jadeos los que cortan el silencio.
Changmin empieza a reír de pronto. Sus largas piernas envuelven la cintura desnuda de su compañero mientras sus brazos se afianzan a los huesos de su espalda por debajo de las sábanas.
- Te quiero tanto – se atreve a decirle, sintiendo sus mejillas encenderse e importándole muy poco el detalle – te quiero, te quiero, te quiero – le ronronea haciéndole cosquillas con su nariz en su cuello
El ángel lo mira con una sonrisa magna. Los ojos castaños brillan como cuando era pequeño. Y de pronto solo quiere abrazarlo y unirse a él. Porque aún estando a escasos centímetros de él…siente que lo extraña. Simplemente siente que no puede tener suficiente de él.
Sus brazos juntan un poco más sus cuerpos.
Y el pequeño movimiento le roba un quejido.
Su cuerpo está algo adolorido.
Pero descubre que el calor del humano es el perfecto paliativo.
Sus labios rosáceos se abren para expresar ese te quiero correspondido pero Changmin se le adelanta, posa un suave beso en sus labios, otro y otro. Aún riendo como un tonto. Y es que siente demasiadas cosas dentro y ya no sabe como demostrárselas a su pedacito de cielo.
Jaejoong no sabe cómo manejar el pudor, así que solo cubre su rostro enrojecido en el pecho de su protegido y trata de calmar ese corazón suyo que amenaza con romper sus costillas.
- Duerme un poco – le insta el castaño – tendré comida para ti cuando despiertes
Jaejoong solo le agradece con un beso, hasta que entre pequeños roces y cariñitos vuelven a caer dormidos.
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Han dormido mucho.
Casi 12 horas.
El cielo está oscuro.
Y hace un poquito más de frío. Changmin se levanta por esta última razón. Sus piernas están frías. Se dispone a cubrirse con las sábanas cuando se da cuenta de algo.
Hay una luz extraña.
Muy extraña y platinada. Que ingresa de manera imposible desde el techo y alumbra la oscuridad de su cuarto, como un reflecto, centrándose en una de las esquinas de su habitación.
Sus ojos poco a poco se van despertando cada vez más. Y sus sentidos a experimentar un tremendo miedo.
Voltea a sus costados tratando de ubicar a Jaejoong y suspira de profundo alivio cuando lo encuentra dormido a su costado. Pero entonces su mirada va más allá. Y sus ojos castaños se abren cuanto pueden al percatarse de las largas alas blancas que nacen desde las escápulas de su amado.
¿Es que está soñando?
Sí, debe estar soñando.
Y quiere despertar.
Pero lo que él cree un sueño no va a terminar porque él así lo quiera. Y muy internamente lo sabe. Pero aún así se cunde en pánico. Porque algo le dice que no debe permitir ver al ángel esa luz.
Y entonces, muy sigilosamente se dispone a abandonar la cama pero al poner un pie fuera de ella. La luz platinada le da de lleno en la cara. Sus oídos se abarrotan de susurros, su cuerpo entero tiembla del miedo y le obliga a bajar la cabeza inmediatamente. Se ha petrificado. Sus rodillas le han hecho hincarse en el suelo y poner su frente sobre sus manos.
- Jaejoong – las voces le llaman
Las lágrimas desbordan por las mejillas del humano.
No entiende lo que pasa.
Pero sabe que su ángel está despierto.
Y eso...eso no es un sueño.
- Jaejoong ¿Qué has hecho Jaejoong? – las voces cuchichean en sus oídos
- Jaejoong, tienes que volver...
- Jaejoong...Jaejoong
“¿Por qué tiene que irse? No los escuches” – piensa el humano, esforzándose por poder articular alguna palabra...fallando en el intento.
- Jaejoong - una voz varonil sobre todas ellas lo llama
- Mi señor – responde después de algunos segundos, la voz de su amado.
Y Changmin puede sentir perfectamente, al borde del colapso, como esas alas se mueven para incorporar al magnánimo cuerpo al que pertenecen. Y las ropas albas se distribuyen sobre sus sábanas cuando este se arrodilla.
- Tu misión aquí ha terminado... – la voz suena demandante
Y ante la total incredulidad del humano, Jaejoong acata la orden con un asentimiento. Su cuerpo se levanta sobre sus pies nuevamente y pasa a su lado sin siquiera verlo. Las voces aumentan de volumen en los oídos del humano. Pero no son lo suficiente altos para no permitirle escucharle decir
- Después de lo que has hecho no puedes volver a los cielos...serás expulsado al mundo humano, tus recuerdos serán también borrados.
Jaejoong aprieta los puños, su ojos se tragan su dolor y solo baja la cabeza con las pocas fuerzas que aún le quedan.
Changmin siente pronto que se queda sin aire.
Su cuerpo es levitado.
Se despega del piso centímetro a centímetro mientras siente que poco a poco va perdiendo el conocimiento. Las imágenes de su estancia en la casa de playa pasan como una película a través de sus recuerdos y empiezan a eliminar todo rastro de su ángel en ellos.
Y no quiere olvidarlo, no debe olvidarlo ¡Lo ama! ¡Lo ama! Su corazón se encoge de la impotencia. Su alma.
“Jaejoong” quiere gritar, “no me dejes.”
Pero no puede.
¡Jaejoong ni siquiera lo mira! Sabe que si lo hace cometerá un locura...que pesarás más en su protegido que en él mismo.
Y se obliga asimismo a ubicarse en silencio bajo el potente halo de luz y sus grandes alas pierden sus plumas una por una.
Changmin ve con horror el ceño de su amado temblar del dolor. Y al tiempo en que la última pluma termina de caer. Sus ojos por fin se encuentran.
La única diferencia es que...los ojos castaños ya no identifican su persona.
Su memoria ha sido del todo removida. Y por tanto su rostro le es totalmente nuevo.
Jaejoong cae de rodillas en el piso llorando.
Mira esos ojos vacíos y siente su alma romperse en mil pedazos.
- ¿Chang-changmin? – lo llama.
Pero no recibe respuesta.
El cuerpo del castaño está ahí pero su mente muy lejos. Han jugado con sus recuerdos. Y devolverlo a la realidad va a tomar un tiempo. Y es justo aquello lo que Jaejoong no posee pues siente su cuerpo empezar a desvanecerse entre el halo de luz al llamado de su excelencia, tiene que decir adiós ahora y para siempre, aunque sea a una cuerpo momentáneamente sin vida, así que con el corazón en las manos le dice, “Te amo.”
Su silueta termina de desparecer.
Y el cuarto se eclipsa con la oscuridad de la noche.
La habitación ha quedado en silencio de nuevo.
El consciente abstruso del humano se remueve. El poder que se ejerce sobre su cuerpo se libera. Y su cuerpo cae al piso abruptamente.
Dándose un mal golpe en la cabeza. Abriéndose la frente y terminando tendido sobre el piso. Pero el dolor físico es nulo en comparación a ese otro que hinca en su pecho...y al que no puede encontrar sentido...
No puede ser tan cruel su separación, pero creo que como en verdad se aman volverán a encontrarse para no separarse jamás.
ResponderEliminarGracias!!!