Era sábado. Junsu caminaba rumbo al centro comercial que había a cinco calles del edificio en el que vivía. Detrás de él caminaba el androide, usando unos pants de Junsu. Todavía no se le ocurría un nombre para él. ¿Qué había hecho para que el cielo le mandara semejante castigo? En fin, no le quedaba de otra más que tener paciencia y manejar las cosas de la mejor forma posible. Por más difícil que eso fuera. Aún no se acostumbraba a despertar todos los días con la cara de ese robot frente a él.
*Flashback*
-Hyung…
Alguien lo movió mientras dormía. Abrió un ojo, luego el otro. Frente a él estaba el chico robot, demasiado cerca de su rostro.
-¡Robot! ¿Qué haces?
-Quería darte un beso de buenos días, hyung.
-Ni pensarlo. Ahora hazte a un lado, déjame levantarme.
-Sí hyung. Hyung, recuerda que hoy ibas a comprarme ropa y a ponerme un nombre.
-Ah, es verdad.
*Fin de flashback*
-Recuerda no llamarme hyung mientras estemos fuera, ¿si, robot? Es más, no hables.
-Sí, hyung.
-Y no me abraces ni nada. Mantén tu distancia.
El chico asintió. Entraron al centro comercial y Junsu guió al androide a la primera tienda de ropa. No tenía mucho dinero, pero si pudo comprarle un par de jeans, una chamarra y dos camisas que estaban en oferta. La dependienta los miraba con ternura.
-¿Es su hermano menor? –le preguntó a Junsu.
-En realidad soy su no- -
-Así es, es mi donsaeng, ue kyang kyang – Junsu interrumpió al androide antes de quedar en ridículo. Pagó y salieron de la tienda.
-Ahora sólo necesitas zapatos.
Caminaron y llegaron a una zapatería. De nuevo todas las dependientas los miraban con ternura. Sobre todo cuando el robot tomó la mano de Junsu y éste se apresuró a apartarla.
-Siéntate y alza los pies, ro…digo, hermanito – le dijo Junsu. El androide obedeció. Junsu sostuvo su pie y lo examinó, - debes ser de mi misma talla, ue kyang kyang. ¿Eh?
Había algo extraño en la planta del pie del robot. Una impresión, como un código. 01-S3U-GN-R1.
-Robot, ¿qué es esto?
-No lo sé. Así me fabricaron.
Mientras la dependienta traía un par de tenis para el androide, Junsu le dio vueltas y vueltas a ese código en su mente. 01-S3U-GN-R1. El 01 seguramente era el número de serie. Entonces quizás el resto del código era la clasificación del robot, como su nombre. Pero estaba muy difícil pronunciar a una vez “Ese-tres-u-ene-ge-erre-uno”…
-¡Mira hyung!
Quizás si cambiaba los números por letras semejantes…
-¡Hyung, me quedan bien, me gustan!
-¡Seung-ri!
-¿Eh?
-Ése es tu nombre. Seungri.
-¿Seungri?
Junsu asintió, orgulloso de su hallazgo.
-¿Te parece?
-Me gusta mucho, hyung. Seungri será mi nombre desde hoy.
-Exacto.
-Mira, hyung. Me gustan los zapatos. ¿Me los comprarás?
Junsu miró el precio. Estaban algo caros, pero tenía suficiente dinero para pagarlos, aunque no podría comprarse el helado que quería después. Ni modo, un gusto a cambio de una necesidad.
-Vamos a pagarlos, Seungri.
-Sí, hyung.
Fueron a la caja a pagar. De nuevo la cajera les preguntó si eran hermanos.
-En realidad soy su…
-Es mi hermanito, Seungri, ue kyang kyang kyang.
-¡Ue jian jian jian jian! –lo imitó Seungri. A lo que Junsu respondió dándole un manotazo en la cabeza.
-No hagas eso, Seungri – lo reprendió, aguantándose el dolor en la mano por haber golpeado metal puro y duro.
-Que lindos niños – sonrió la dependienta y le entregó el cambio a Junsu. Seungri salió de la tienda con los tenis puestos, feliz usando toda su ropa nueva también. Ya afuera Junsu sacudió su mano y se sobó con los dedos de la otra.
-Hyung, me gusta mucho tu risa – sonrió Seungri.
-¿Ah sí?
El robot asintió.
-Sólo no la imites, por favor. Es algo molesto.
-Está bien, hyung.
Seungri enfocó su mirada en la expresión de Junsu, luego en su mano. Mostraba una ligera inflamación muscular y empezaba a formársele una mancha oscura. Se acercó a él y tocó su mano.
-¿Qué te pasó, hyung? Déjame curarte.
-No puedes, no tenemos un botiquín aquí. Vámonos a casa, ¿sí?
Caminaron de regreso, tomaron un camión y volvieron a casa. Seungri no dejaba de sonreír.
-¿Ya puedo curarte, hyung?
-Está bien. Ve a buscar el botiquín.
Seungri asintió, movió su cabeza de un lado a otro y sus circuitos hicieron un levísimo e inaudible “click” al identificar lo que era un botiquín y al dar con la localización de uno dentro del departamento. Decidido y marcial caminó hacia el closet frente a la puerta de la habitación de Junsu, sin reparar en la puerta superior abierta de uno de los estantes y dándose un fuerte golpe de lleno en la cara. El chico humano hasta saltó del golpe. Seungri, en cambio, simplemente dio un paso atrás, midió la altura de la puerta con una mirada de escáner y se agachó lo suficiente para pasar debajo de esta y seguir con su búsqueda del botiquín.
-¿No te dolió?
-¿Qué cosa, hyung ¿ -sonrió el menor, asomándose.
-Nada, olvídalo.
Claro, era de metal, no le dolían los golpes. Seungri asintió y regresó a su lado con el botiquín. Y con la delicadeza de un enfermero experto le untó una crema en el golpe de su mano para ayudarla a sanar.
-Gracias-murmuró Junsu.
-No es nada, hyung. Todo porque tú sonrías otra vez – respondió Seungri.
-Nunca dejas de sonreír, ¿verdad?
-Ah-ah –negó,- eso es porque estoy feliz de estar al lado de mi kareshi – añadió, abrazando al mayor. Junsu apretó los párpados.
-Ya, ya, - dijo, dándole leves palmaditas en la espalda con su otra mano, - suficiente cariño por ahora. Tengo que hacer tarea.
-¿Qué tienes que hacer, hyung?
-Unas páginas de cálculo y una maqueta.
-¿Te ayudo?
Junsu lo pensó.
-Está bien, me ayudarás con la maqueta. Mientras hago la de cálculo, ¿puedes guardar el botiquín, Seungri?
-Claro, hyung.
El robot se levantó, tomó el botiquín y empezó a caminar hacia el closet frente a la habitación.
-Y cierra la puertita de ahí arriba antes de dejar el botiquín, por favor- se apresuró a indicarle Junsu, temiendo que Seungri volviera a chocar con ella. El androide asintió, cerró la puertita y luego guardó el botiquín en la parte de abajo. Cuando regresó al lado de su dueño, éste apenas había abierto el libro de Cálculo diferencial. Se sentó a su lado, pero guardando la distancia para no enfadarlo. Tenía el presentimiento, en sus circuitos, de que a su nuevo amo no le gustaba que lo acosaran cuando estaba muy ocupado. Sin embargo no podía evitar sentir curiosidad por cada cosa que Junsu hacía, así estaba programado. En silencio observó la página del libro que Junsu había abierto mientras éste intentaba resolver el primer problema de cálculo de su tarea. Seungri pudo leer: “Derivadas en subrayado. Número uno: ”
Seungri parpadeó dos veces mientras su sistema procesaba la ecuación. Luego sonrió.
-Eme es igual a la derivada que es igual al límite de x uno que va a x 2 por el resultado de la resta de la derivada de f por equis uno menos la derivada de f por x dos entre equis uno menos equis dos…
-¿Qué dijiste, Seungri? –Junsu lo miró, confundido.
-Ése es el resultado del problema, hyung.
-¿Ah sí? Pues no te entendí nada.
-Sí. Mira – dijo Seungri, tomando el lápiz y escribiendo la respuesta en el cuaderno.
-Es…es increíble – musitó Junsu tras comprobar la respuesta en la parte de atrás del libro, -ésa es la respuesta correcta. Eres increíble, Seungri.
-Gracias, hyung-dijo el androide, jugando con sus manos, nervioso. De haber sido humano sus mejillas se habrían sonrojado.
-¿Puedes ayudarme con el resto de los problemas?
-¡Por supuesto! Lo que sea porque mi kareshi esté contento.
“Y dale con el kareshi”, pensó Junsu. Sin embargo, podría acostumbrarse a que lo llamara así, o al menos a tomarle la menor importancia posible. Con esa habilidad de Seungri para calcular podría aprobar fácilmente la odiosa materia de Cálculo, así que bien podía soportar que lo llamara de esa forma tan molesta a cambio de sus servicios de súper calculadora.
Unos veinte minutos después Seungri ya había terminado de dictarle todos los resultados completos de la tarea de cálculo. Junsu se reclinó en la silla, satisfecho.
-Ah, es la primera vez que termino cálculo tan rápido –sonrió. Seungri sonrió a su vez al verlo.
-Ahora hay que hacer la maqueta, ¿verdad hyung?
-Sip. Y estoy seguro de que con tu ayuda podré terminarla rápido, Seungri.
-Hyung – Seungri volvió a jugar con sus manos.
-El único problema es que no he comprado la mitad de los materiales que necesito.
-¿Qué necesitas, hyung? Yo puedo ir a comprarlos por ti.
¿Eso también? Vaya, cada vez resultaba más provechoso tener a Seungri cerca.
-Es una maqueta del prismas, así que necesito hojas de ese que parece como plástico transparente, acetatos me parece que se llaman, de colores. Unos diez de distinto color. También necesito pegamento. Lo demás ya lo tengo.
Seungri parpadeó varias veces, anotando en su procesador de textos cada una de las cosas que Junsu le pidió como si fuera una lista virtual. Luego asintió y sonrió.
-Lo he memorizado todo, hyung.
-Perfecto. Toma – Junsu le dio 20000 wons (200 pesos). Seungri guardó el dinero en el bolsillo de su pantalón y caminó hacia la puerta.
-No me tardo, hyung – dijo antes de salir. Mientras, Junsu empezó a sacar el resto de los materiales para la maqueta. Una vez fuera del edificio, Seungri miró alrededor, buscando con su sistema GPS una papelería cercana. Una vez la encontró empezó a caminar hacia allá, dando grandes y rápidas zancadas que bien podrían equiparar la velocidad de un humano normal corriendo.
Junsu había terminado de pintar de negro la tabla de unicel cuando Seungri volvió con el resto de los materiales en una bolsa. Se sentó al lado de su dueño y le ayudó a terminar la maqueta, recortando con exactitud cada acetato de acuerdo a lo que le pedía o deteniéndoselas a Junsu para que las pegara para luego colocarlas en su sitio en la tabla negra.
Eran aproximadamente las 11 de la noche cuando terminaron la dichosa maqueta. Junsu bostezó y se estiró mientras Seungri lo observaba.
-Creo que es hora de ir a dormir, hyung.
-Sí –asintió Junsu, - mañana hay escuela y tengo que levantarme a las seis de la mañana.
Seungri parpadeó, registrando la hora en su sistema.
-A esa hora sale el sol también, hyung.
-Lo sé-respondió Junsu, levantándose.
-Mi kareshi es como un Sol entonces – sonrió Seungri, aplaudiendo. Junsu se sonrojó hasta las orejas.
-No digas tonterías, Seungri y vamos a descansar.
-Ye – asintió Seungri, siguiendo a Junsu hacia la habitación. Junsu lo detuvo antes de que entrara.
-¿A dónde vas, robot?
-A descansar contigo, hyung.
-No, no.
-¿Por qué no?
-Porque…-Junsu reflexionó, - porque no cabemos los dos en mi camita, por eso.
-¿Y qué tiene de malo? Dormiríamos más juntitos.
Ok, definitivamente Junsu no podría acostumbrarse a ese tipo de acosos de Seungri; al menos de la noche a la mañana. Negó.
-No, yo me muevo mucho durante las noches y no quiero golpearte. Además eso me dolería más a mí que a ti. Literalmente.
-Aw…-Seungri bajó la mirada al suelo, - entiendo. ¿Dónde dormiré yo entonces, hyung?
-En el sillón, igual que anoche. ¿Está bien ahí? – propuso Junsu.
-Está perfecto dormir ahí. Buenas noches hyung.
-Buenas noches.
Junsu cerró la puerta, se puso su pijama, se lavó dientes y se acostó a dormir. Mientras, Seungri fue a la sala, miró la maqueta terminada y luego se sentó en el sillón. Subió sus pies al asiento, abrazó sus rodillas con sus brazos y bajó la mirada, apagando su sistema y recargando baterías.
****
A la mañana siguiente, una vez más, Junsu no escuchó su despertador sino que despertó al sentir que alguien lo miraba muy de cerca. Abrió los ojos y ahí estaba Seungri.
-¡Seungri!
-Buenos días, Junsu.
-¿Qué horas son?
-Las seis y media.
-¿Qué? ¿Por qué no me levantaste a las seis? ¿O por qué no sonó mi despertador?
-Sí sonó, pero no lo escuchaste hyung. Iba a despertarte pero te veías tan hermoso durmiendo que perdí yo también la noción del tiempo al mirarte.
Junsu se volvió a sonrojar.
-Bueno, no importa, tengo que darme prisa o no llegaré a clases. Dudo que me dé tiempo de prepararme el desayuno – exclamó frustrado, levantándose y yendo hacia el baño a cambiarse de ropa cuando la voz de Seungri lo detuvo.
-Ya te preparé el desayuno, hyung.
-¿Tú cocinas?
-Si, hyung.
-Omo…bueno, entonces me cambiaré rápido para desayunar. No me tardo.
Junsu se cambió rápidamente de pijama a uniforme, medio se peinó y se lavó dientes, al menos para no tener aliento de dormido, ya si le olía la boca a desayuno era menos desagradable. Mientras Seungri lo esperó en la mesa, admirando su obra de arte: un omelette de espinaca, champiñones y tres quesos con un corazón de salsa de tomate, jugo de naranja y leche fresca. Junsu llegó al comedor, devoró el omelette sin prestarle atención al corazón de tomate, tomó su mochila y corrió a la puerta.
-¡Nos vemos en la tarde, Seungri! ¡Cuidas la casa!
-Si, hyung – sonrió el robot.
Ya que Junsu se había ido, recogió los paltos del desayuno, sin tomar en cuenta que Junsu había ignorado el corazón que le había hecho para decorar el omelette y se fue a lavarlos. Luego iba a ir al cuarto a tender la cama de Junsu cuando su sistema registró que había algo más sobre la mesa. Volteó y descubrió la maqueta del sistema solar. Junsu la había olvidado. Entonces recordó lo que su kareshi había dicho en algún momento mientras la hacían: “A primera hora tengo que entregarla. Es mi calificación parcial de Física, así que debe quedar perfecta o me reprobarán”. Había parpadeado, buscando en su sistema el significado de reprobar. Cuando lo encontró comprendió que era malo, tan malo que no sólo haría enojar a Junsu, sino que lo pondría triste.
Eso era malo para Seungri. Y ahí estaba la maqueta, frente a él, abandonada. Si estaba en la mesa de la sala entonces Junsu no podría presentarla y reprobaría, y entonces se pondría triste. Seungri no podía permitirlo. Parpadeó y buscó en su sistema la ubicación exacta de la escuela de Junsu, tomó la maqueta en sus manos con cuidado, salió del departamento, del edificio y una vez en la calle echó a correr a toda velocidad.
***
Junsu llegó a la escuela a duras penas. Por poco lo dejan afuera otra vez. Llegó a su salón y se sentó en su lugar. Miró alrededor y fue al notar las demás maquetas que se dio cuenta de que él no traía la suya. “Oh no. No puedo volver a casa por ella. Me van a reprobar. Aunque…quizás Seungri pueda traérmela” pensó, sacó su celular y llamó a su casa. Nadie contestó. “De todos modos, Seungri no sabe dónde es mi escuela, así que da igual” suspiró Junsu, resignándose a rogar al profesor que lo dejara entregarla al día siguiente. Pronto llegó el maestro, los alumnos lo saludaron y empezaron a presentar sus trabajos, empezando por el primer alumno con un apellido iniciando con la letra A, luego con el que le seguía por orden alfabético. Junsu estaba entre aquéllos con la letra K, así que aún tenía unos veinte minutos de espera y de tortura.
Mientras tanto, Seungri iba corriendo escaleras arriba, por la salida de emergencia de un edificio, para después correr por el techo y saltar al techo del edificio siguiente, cayendo perfectamente en cada nueva azotea con las rodillas dobladas; así acortaría el camino para llegar más rápido a la escuela de Junsu, con todo y la maqueta en sus manos.
-Kim Junsu…-dijo el profesor. Junsu se levantó y se acercó al escritorio del maestro.
-Discúlpeme, profesor. Si la hice pero la olvide en casa… -dijo con toda sinceridad.
-Bueno, entonces ve por ella. La presentarás al último. Salga por ella.
Junsu asintió y salió del salón.
Al mismo tiempo, Seungri llegó al último edificio de la zona y saltó hacia abajo, aterrizando sobre un terreno baldío frente a un parque, veinte pisos más abajo. Detrás del parque había una calle y al otro lado de la calle un callejón que daba a la escuela de Junsu. Al registrar aquél edificio naranja como el lugar en que estaba su kareshi, Seungri sonrió, ignorando que salía algo de humo de su talón izquierdo debido a la caída de tan alto. Siguió corriendo y saltó la reja del terreno, aterrizando en el parque en el que había unos cuantos niños jugando. Su programa de revisión de daños físicosentonces registró un daño del 60% en el talón que había empezado a humear antes. Lo ignoró y siguió corriendo, esquivando pelotas, aviones de plástico y niños corriendo. Entró a un arenero e intentó esquivar a los niños, pisando sin querer algunas palas y herramientas de plástico e ignorando por completo que su pie izquierdo se había atorado en una cubeta. Sobre el arenero estaba un juego con columpios, y uno de los niños que se mecía ahí se elevó muy alto. Seungri estaba demasiado ocupado intentando zafar la cubeta de su pie sin usar las manos, ocupadas en cargar la maqueta, y sin patear al niño que de pronto se había aferrado a su cubeta, como para ver los columpios. Cuando se dio cuenta los pies del niño del columpio golpearon de lleno su pecho, haciendo que perdiera el equilibrio, mientras que el otro niño seguía sujetando la cubeta, haciendo que su cuerpo girara sin su pie al caer, golpeándose la cabeza con el tubo de los columpios. Su sistema empezó a zumbar, alertando que algo andaba mal. La maqueta cayó milagrosamente a su lado, intacta.
Junsu salió a la entrada de la escuela. “No puedo ir por ella, no me dará tiempo. Intentaré llamar a Seungri otra vez, para que la traiga. Ojalá llegue con la dirección que me sé de la escuela”, pensó y sacó su celular.
En el parque varios niños rodeaban al “señor” que se había caído. Seungri pestañeó, vio la maqueta frente a él y la sujetó. Luego apoyó un pie en la arena, luego el otro e intentó levantarse. Al hacerlo su pie izquierdo no respondió. Miró abajo y noto que su pie estaba completamente torcido hacia atrás, incluso salían algunos cables y tornillos fuera de su piel. Se sentó, puso la maqueta a un lado y, bajo el ojo atónito de varios niños, sujetó su pie y lo regresó a su posición original. Luego se levantó, recogió la maqueta y siguió caminando, sin quitar la mirada del edificio naranja.
-¿Por qué no me contesta? – se preguntó Junsu. Era la tercera vez que llamaba a su casa y nadie respondía. Iba a marcar otra vez cuando vio a alguien acercarse.
-¡Hyung!
-¿Seungri?
-Junsu hyung. La maqueta –dijo el robot al llegar frente a él, extendiéndole la maqueta, - Tu maqueta.
Junsu miró los prismas. Estaban algo sucios de arena, pero completos y de pie.
-¿Cómo es que…? ¿Por qué?
No cabía en la mente de Junsu que Seungri, por voluntad propia, hubiera traído la maqueta. Los circuitos de Seungri zumbaron de nuevo y éste agachó la mirada.
-Junsu…reprobar…malo….-su voz sonaba metálica por primera vez. Junsu no comprendía qué le estaba pasando
-¿Seungri?
Lo tocó con un dedo en su pecho. El chico robot se tambaleó como un muñeco, oscilando todo su cuerpo hacia atrás.
-¡Seungri!
Nota: Gracias a Mino por todas las correciones del tipo técnico-computacional y robótico n.nU
*Flashback*
-Hyung…
Alguien lo movió mientras dormía. Abrió un ojo, luego el otro. Frente a él estaba el chico robot, demasiado cerca de su rostro.
-¡Robot! ¿Qué haces?
-Quería darte un beso de buenos días, hyung.
-Ni pensarlo. Ahora hazte a un lado, déjame levantarme.
-Sí hyung. Hyung, recuerda que hoy ibas a comprarme ropa y a ponerme un nombre.
-Ah, es verdad.
*Fin de flashback*
-Recuerda no llamarme hyung mientras estemos fuera, ¿si, robot? Es más, no hables.
-Sí, hyung.
-Y no me abraces ni nada. Mantén tu distancia.
El chico asintió. Entraron al centro comercial y Junsu guió al androide a la primera tienda de ropa. No tenía mucho dinero, pero si pudo comprarle un par de jeans, una chamarra y dos camisas que estaban en oferta. La dependienta los miraba con ternura.
-¿Es su hermano menor? –le preguntó a Junsu.
-En realidad soy su no- -
-Así es, es mi donsaeng, ue kyang kyang – Junsu interrumpió al androide antes de quedar en ridículo. Pagó y salieron de la tienda.
-Ahora sólo necesitas zapatos.
Caminaron y llegaron a una zapatería. De nuevo todas las dependientas los miraban con ternura. Sobre todo cuando el robot tomó la mano de Junsu y éste se apresuró a apartarla.
-Siéntate y alza los pies, ro…digo, hermanito – le dijo Junsu. El androide obedeció. Junsu sostuvo su pie y lo examinó, - debes ser de mi misma talla, ue kyang kyang. ¿Eh?
Había algo extraño en la planta del pie del robot. Una impresión, como un código. 01-S3U-GN-R1.
-Robot, ¿qué es esto?
-No lo sé. Así me fabricaron.
Mientras la dependienta traía un par de tenis para el androide, Junsu le dio vueltas y vueltas a ese código en su mente. 01-S3U-GN-R1. El 01 seguramente era el número de serie. Entonces quizás el resto del código era la clasificación del robot, como su nombre. Pero estaba muy difícil pronunciar a una vez “Ese-tres-u-ene-ge-erre-uno”…
-¡Mira hyung!
Quizás si cambiaba los números por letras semejantes…
-¡Hyung, me quedan bien, me gustan!
-¡Seung-ri!
-¿Eh?
-Ése es tu nombre. Seungri.
-¿Seungri?
Junsu asintió, orgulloso de su hallazgo.
-¿Te parece?
-Me gusta mucho, hyung. Seungri será mi nombre desde hoy.
-Exacto.
-Mira, hyung. Me gustan los zapatos. ¿Me los comprarás?
Junsu miró el precio. Estaban algo caros, pero tenía suficiente dinero para pagarlos, aunque no podría comprarse el helado que quería después. Ni modo, un gusto a cambio de una necesidad.
-Vamos a pagarlos, Seungri.
-Sí, hyung.
Fueron a la caja a pagar. De nuevo la cajera les preguntó si eran hermanos.
-En realidad soy su…
-Es mi hermanito, Seungri, ue kyang kyang kyang.
-¡Ue jian jian jian jian! –lo imitó Seungri. A lo que Junsu respondió dándole un manotazo en la cabeza.
-No hagas eso, Seungri – lo reprendió, aguantándose el dolor en la mano por haber golpeado metal puro y duro.
-Que lindos niños – sonrió la dependienta y le entregó el cambio a Junsu. Seungri salió de la tienda con los tenis puestos, feliz usando toda su ropa nueva también. Ya afuera Junsu sacudió su mano y se sobó con los dedos de la otra.
-Hyung, me gusta mucho tu risa – sonrió Seungri.
-¿Ah sí?
El robot asintió.
-Sólo no la imites, por favor. Es algo molesto.
-Está bien, hyung.
Seungri enfocó su mirada en la expresión de Junsu, luego en su mano. Mostraba una ligera inflamación muscular y empezaba a formársele una mancha oscura. Se acercó a él y tocó su mano.
-¿Qué te pasó, hyung? Déjame curarte.
-No puedes, no tenemos un botiquín aquí. Vámonos a casa, ¿sí?
Caminaron de regreso, tomaron un camión y volvieron a casa. Seungri no dejaba de sonreír.
-¿Ya puedo curarte, hyung?
-Está bien. Ve a buscar el botiquín.
Seungri asintió, movió su cabeza de un lado a otro y sus circuitos hicieron un levísimo e inaudible “click” al identificar lo que era un botiquín y al dar con la localización de uno dentro del departamento. Decidido y marcial caminó hacia el closet frente a la puerta de la habitación de Junsu, sin reparar en la puerta superior abierta de uno de los estantes y dándose un fuerte golpe de lleno en la cara. El chico humano hasta saltó del golpe. Seungri, en cambio, simplemente dio un paso atrás, midió la altura de la puerta con una mirada de escáner y se agachó lo suficiente para pasar debajo de esta y seguir con su búsqueda del botiquín.
-¿No te dolió?
-¿Qué cosa, hyung ¿ -sonrió el menor, asomándose.
-Nada, olvídalo.
Claro, era de metal, no le dolían los golpes. Seungri asintió y regresó a su lado con el botiquín. Y con la delicadeza de un enfermero experto le untó una crema en el golpe de su mano para ayudarla a sanar.
-Gracias-murmuró Junsu.
-No es nada, hyung. Todo porque tú sonrías otra vez – respondió Seungri.
-Nunca dejas de sonreír, ¿verdad?
-Ah-ah –negó,- eso es porque estoy feliz de estar al lado de mi kareshi – añadió, abrazando al mayor. Junsu apretó los párpados.
-Ya, ya, - dijo, dándole leves palmaditas en la espalda con su otra mano, - suficiente cariño por ahora. Tengo que hacer tarea.
-¿Qué tienes que hacer, hyung?
-Unas páginas de cálculo y una maqueta.
-¿Te ayudo?
Junsu lo pensó.
-Está bien, me ayudarás con la maqueta. Mientras hago la de cálculo, ¿puedes guardar el botiquín, Seungri?
-Claro, hyung.
El robot se levantó, tomó el botiquín y empezó a caminar hacia el closet frente a la habitación.
-Y cierra la puertita de ahí arriba antes de dejar el botiquín, por favor- se apresuró a indicarle Junsu, temiendo que Seungri volviera a chocar con ella. El androide asintió, cerró la puertita y luego guardó el botiquín en la parte de abajo. Cuando regresó al lado de su dueño, éste apenas había abierto el libro de Cálculo diferencial. Se sentó a su lado, pero guardando la distancia para no enfadarlo. Tenía el presentimiento, en sus circuitos, de que a su nuevo amo no le gustaba que lo acosaran cuando estaba muy ocupado. Sin embargo no podía evitar sentir curiosidad por cada cosa que Junsu hacía, así estaba programado. En silencio observó la página del libro que Junsu había abierto mientras éste intentaba resolver el primer problema de cálculo de su tarea. Seungri pudo leer: “Derivadas en subrayado. Número uno: ”
Seungri parpadeó dos veces mientras su sistema procesaba la ecuación. Luego sonrió.
-Eme es igual a la derivada que es igual al límite de x uno que va a x 2 por el resultado de la resta de la derivada de f por equis uno menos la derivada de f por x dos entre equis uno menos equis dos…
-¿Qué dijiste, Seungri? –Junsu lo miró, confundido.
-Ése es el resultado del problema, hyung.
-¿Ah sí? Pues no te entendí nada.
-Sí. Mira – dijo Seungri, tomando el lápiz y escribiendo la respuesta en el cuaderno.
-Es…es increíble – musitó Junsu tras comprobar la respuesta en la parte de atrás del libro, -ésa es la respuesta correcta. Eres increíble, Seungri.
-Gracias, hyung-dijo el androide, jugando con sus manos, nervioso. De haber sido humano sus mejillas se habrían sonrojado.
-¿Puedes ayudarme con el resto de los problemas?
-¡Por supuesto! Lo que sea porque mi kareshi esté contento.
“Y dale con el kareshi”, pensó Junsu. Sin embargo, podría acostumbrarse a que lo llamara así, o al menos a tomarle la menor importancia posible. Con esa habilidad de Seungri para calcular podría aprobar fácilmente la odiosa materia de Cálculo, así que bien podía soportar que lo llamara de esa forma tan molesta a cambio de sus servicios de súper calculadora.
Unos veinte minutos después Seungri ya había terminado de dictarle todos los resultados completos de la tarea de cálculo. Junsu se reclinó en la silla, satisfecho.
-Ah, es la primera vez que termino cálculo tan rápido –sonrió. Seungri sonrió a su vez al verlo.
-Ahora hay que hacer la maqueta, ¿verdad hyung?
-Sip. Y estoy seguro de que con tu ayuda podré terminarla rápido, Seungri.
-Hyung – Seungri volvió a jugar con sus manos.
-El único problema es que no he comprado la mitad de los materiales que necesito.
-¿Qué necesitas, hyung? Yo puedo ir a comprarlos por ti.
¿Eso también? Vaya, cada vez resultaba más provechoso tener a Seungri cerca.
-Es una maqueta del prismas, así que necesito hojas de ese que parece como plástico transparente, acetatos me parece que se llaman, de colores. Unos diez de distinto color. También necesito pegamento. Lo demás ya lo tengo.
Seungri parpadeó varias veces, anotando en su procesador de textos cada una de las cosas que Junsu le pidió como si fuera una lista virtual. Luego asintió y sonrió.
-Lo he memorizado todo, hyung.
-Perfecto. Toma – Junsu le dio 20000 wons (200 pesos). Seungri guardó el dinero en el bolsillo de su pantalón y caminó hacia la puerta.
-No me tardo, hyung – dijo antes de salir. Mientras, Junsu empezó a sacar el resto de los materiales para la maqueta. Una vez fuera del edificio, Seungri miró alrededor, buscando con su sistema GPS una papelería cercana. Una vez la encontró empezó a caminar hacia allá, dando grandes y rápidas zancadas que bien podrían equiparar la velocidad de un humano normal corriendo.
Junsu había terminado de pintar de negro la tabla de unicel cuando Seungri volvió con el resto de los materiales en una bolsa. Se sentó al lado de su dueño y le ayudó a terminar la maqueta, recortando con exactitud cada acetato de acuerdo a lo que le pedía o deteniéndoselas a Junsu para que las pegara para luego colocarlas en su sitio en la tabla negra.
Eran aproximadamente las 11 de la noche cuando terminaron la dichosa maqueta. Junsu bostezó y se estiró mientras Seungri lo observaba.
-Creo que es hora de ir a dormir, hyung.
-Sí –asintió Junsu, - mañana hay escuela y tengo que levantarme a las seis de la mañana.
Seungri parpadeó, registrando la hora en su sistema.
-A esa hora sale el sol también, hyung.
-Lo sé-respondió Junsu, levantándose.
-Mi kareshi es como un Sol entonces – sonrió Seungri, aplaudiendo. Junsu se sonrojó hasta las orejas.
-No digas tonterías, Seungri y vamos a descansar.
-Ye – asintió Seungri, siguiendo a Junsu hacia la habitación. Junsu lo detuvo antes de que entrara.
-¿A dónde vas, robot?
-A descansar contigo, hyung.
-No, no.
-¿Por qué no?
-Porque…-Junsu reflexionó, - porque no cabemos los dos en mi camita, por eso.
-¿Y qué tiene de malo? Dormiríamos más juntitos.
Ok, definitivamente Junsu no podría acostumbrarse a ese tipo de acosos de Seungri; al menos de la noche a la mañana. Negó.
-No, yo me muevo mucho durante las noches y no quiero golpearte. Además eso me dolería más a mí que a ti. Literalmente.
-Aw…-Seungri bajó la mirada al suelo, - entiendo. ¿Dónde dormiré yo entonces, hyung?
-En el sillón, igual que anoche. ¿Está bien ahí? – propuso Junsu.
-Está perfecto dormir ahí. Buenas noches hyung.
-Buenas noches.
Junsu cerró la puerta, se puso su pijama, se lavó dientes y se acostó a dormir. Mientras, Seungri fue a la sala, miró la maqueta terminada y luego se sentó en el sillón. Subió sus pies al asiento, abrazó sus rodillas con sus brazos y bajó la mirada, apagando su sistema y recargando baterías.
****
A la mañana siguiente, una vez más, Junsu no escuchó su despertador sino que despertó al sentir que alguien lo miraba muy de cerca. Abrió los ojos y ahí estaba Seungri.
-¡Seungri!
-Buenos días, Junsu.
-¿Qué horas son?
-Las seis y media.
-¿Qué? ¿Por qué no me levantaste a las seis? ¿O por qué no sonó mi despertador?
-Sí sonó, pero no lo escuchaste hyung. Iba a despertarte pero te veías tan hermoso durmiendo que perdí yo también la noción del tiempo al mirarte.
Junsu se volvió a sonrojar.
-Bueno, no importa, tengo que darme prisa o no llegaré a clases. Dudo que me dé tiempo de prepararme el desayuno – exclamó frustrado, levantándose y yendo hacia el baño a cambiarse de ropa cuando la voz de Seungri lo detuvo.
-Ya te preparé el desayuno, hyung.
-¿Tú cocinas?
-Si, hyung.
-Omo…bueno, entonces me cambiaré rápido para desayunar. No me tardo.
Junsu se cambió rápidamente de pijama a uniforme, medio se peinó y se lavó dientes, al menos para no tener aliento de dormido, ya si le olía la boca a desayuno era menos desagradable. Mientras Seungri lo esperó en la mesa, admirando su obra de arte: un omelette de espinaca, champiñones y tres quesos con un corazón de salsa de tomate, jugo de naranja y leche fresca. Junsu llegó al comedor, devoró el omelette sin prestarle atención al corazón de tomate, tomó su mochila y corrió a la puerta.
-¡Nos vemos en la tarde, Seungri! ¡Cuidas la casa!
-Si, hyung – sonrió el robot.
Ya que Junsu se había ido, recogió los paltos del desayuno, sin tomar en cuenta que Junsu había ignorado el corazón que le había hecho para decorar el omelette y se fue a lavarlos. Luego iba a ir al cuarto a tender la cama de Junsu cuando su sistema registró que había algo más sobre la mesa. Volteó y descubrió la maqueta del sistema solar. Junsu la había olvidado. Entonces recordó lo que su kareshi había dicho en algún momento mientras la hacían: “A primera hora tengo que entregarla. Es mi calificación parcial de Física, así que debe quedar perfecta o me reprobarán”. Había parpadeado, buscando en su sistema el significado de reprobar. Cuando lo encontró comprendió que era malo, tan malo que no sólo haría enojar a Junsu, sino que lo pondría triste.
Eso era malo para Seungri. Y ahí estaba la maqueta, frente a él, abandonada. Si estaba en la mesa de la sala entonces Junsu no podría presentarla y reprobaría, y entonces se pondría triste. Seungri no podía permitirlo. Parpadeó y buscó en su sistema la ubicación exacta de la escuela de Junsu, tomó la maqueta en sus manos con cuidado, salió del departamento, del edificio y una vez en la calle echó a correr a toda velocidad.
***
Junsu llegó a la escuela a duras penas. Por poco lo dejan afuera otra vez. Llegó a su salón y se sentó en su lugar. Miró alrededor y fue al notar las demás maquetas que se dio cuenta de que él no traía la suya. “Oh no. No puedo volver a casa por ella. Me van a reprobar. Aunque…quizás Seungri pueda traérmela” pensó, sacó su celular y llamó a su casa. Nadie contestó. “De todos modos, Seungri no sabe dónde es mi escuela, así que da igual” suspiró Junsu, resignándose a rogar al profesor que lo dejara entregarla al día siguiente. Pronto llegó el maestro, los alumnos lo saludaron y empezaron a presentar sus trabajos, empezando por el primer alumno con un apellido iniciando con la letra A, luego con el que le seguía por orden alfabético. Junsu estaba entre aquéllos con la letra K, así que aún tenía unos veinte minutos de espera y de tortura.
Mientras tanto, Seungri iba corriendo escaleras arriba, por la salida de emergencia de un edificio, para después correr por el techo y saltar al techo del edificio siguiente, cayendo perfectamente en cada nueva azotea con las rodillas dobladas; así acortaría el camino para llegar más rápido a la escuela de Junsu, con todo y la maqueta en sus manos.
-Kim Junsu…-dijo el profesor. Junsu se levantó y se acercó al escritorio del maestro.
-Discúlpeme, profesor. Si la hice pero la olvide en casa… -dijo con toda sinceridad.
-Bueno, entonces ve por ella. La presentarás al último. Salga por ella.
Junsu asintió y salió del salón.
Al mismo tiempo, Seungri llegó al último edificio de la zona y saltó hacia abajo, aterrizando sobre un terreno baldío frente a un parque, veinte pisos más abajo. Detrás del parque había una calle y al otro lado de la calle un callejón que daba a la escuela de Junsu. Al registrar aquél edificio naranja como el lugar en que estaba su kareshi, Seungri sonrió, ignorando que salía algo de humo de su talón izquierdo debido a la caída de tan alto. Siguió corriendo y saltó la reja del terreno, aterrizando en el parque en el que había unos cuantos niños jugando. Su programa de revisión de daños físicosentonces registró un daño del 60% en el talón que había empezado a humear antes. Lo ignoró y siguió corriendo, esquivando pelotas, aviones de plástico y niños corriendo. Entró a un arenero e intentó esquivar a los niños, pisando sin querer algunas palas y herramientas de plástico e ignorando por completo que su pie izquierdo se había atorado en una cubeta. Sobre el arenero estaba un juego con columpios, y uno de los niños que se mecía ahí se elevó muy alto. Seungri estaba demasiado ocupado intentando zafar la cubeta de su pie sin usar las manos, ocupadas en cargar la maqueta, y sin patear al niño que de pronto se había aferrado a su cubeta, como para ver los columpios. Cuando se dio cuenta los pies del niño del columpio golpearon de lleno su pecho, haciendo que perdiera el equilibrio, mientras que el otro niño seguía sujetando la cubeta, haciendo que su cuerpo girara sin su pie al caer, golpeándose la cabeza con el tubo de los columpios. Su sistema empezó a zumbar, alertando que algo andaba mal. La maqueta cayó milagrosamente a su lado, intacta.
Junsu salió a la entrada de la escuela. “No puedo ir por ella, no me dará tiempo. Intentaré llamar a Seungri otra vez, para que la traiga. Ojalá llegue con la dirección que me sé de la escuela”, pensó y sacó su celular.
En el parque varios niños rodeaban al “señor” que se había caído. Seungri pestañeó, vio la maqueta frente a él y la sujetó. Luego apoyó un pie en la arena, luego el otro e intentó levantarse. Al hacerlo su pie izquierdo no respondió. Miró abajo y noto que su pie estaba completamente torcido hacia atrás, incluso salían algunos cables y tornillos fuera de su piel. Se sentó, puso la maqueta a un lado y, bajo el ojo atónito de varios niños, sujetó su pie y lo regresó a su posición original. Luego se levantó, recogió la maqueta y siguió caminando, sin quitar la mirada del edificio naranja.
-¿Por qué no me contesta? – se preguntó Junsu. Era la tercera vez que llamaba a su casa y nadie respondía. Iba a marcar otra vez cuando vio a alguien acercarse.
-¡Hyung!
-¿Seungri?
-Junsu hyung. La maqueta –dijo el robot al llegar frente a él, extendiéndole la maqueta, - Tu maqueta.
Junsu miró los prismas. Estaban algo sucios de arena, pero completos y de pie.
-¿Cómo es que…? ¿Por qué?
No cabía en la mente de Junsu que Seungri, por voluntad propia, hubiera traído la maqueta. Los circuitos de Seungri zumbaron de nuevo y éste agachó la mirada.
-Junsu…reprobar…malo….-su voz sonaba metálica por primera vez. Junsu no comprendía qué le estaba pasando
-¿Seungri?
Lo tocó con un dedo en su pecho. El chico robot se tambaleó como un muñeco, oscilando todo su cuerpo hacia atrás.
-¡Seungri!
Nota: Gracias a Mino por todas las correciones del tipo técnico-computacional y robótico n.nU
omg D: ojalá se aparezca un hada de disney y lo convierta en un niño de verdad pq omg sungri esta.. *¬*
ResponderEliminarLoooooooooooooooooool XD con el hada...
ResponderEliminarxDDDDDDDDDDDD
ResponderEliminarme encanta *-*
Espero k lo continues pronto es love (L)
<3
oh Seungri se estropeo
ResponderEliminarnoo
umma q ha estadoo genialoso!!!!! jajaja see ojala alguein llegue y lo convierta en un chico de verdad para q junsu se lo heche al plato con ganas XD jajajajaaj muy genial como siempre umma espero el sig con ansias!!!!
ResponderEliminaraww~!! ya qiero la conti! >3<!!
ResponderEliminarseungri ;O; no mueraashh Dx!
qe el trasero enorme no te a dado lo qe tod@as qieren Dx -Ok xD sone mas pervertida de lo normal LOL!-
kawai!!!! ^^
ResponderEliminaryo quierO qE' SEUNGRI SEA UN NIÑo DE VERDAD! *sono muy pinocho ^^U*
continualo pronto!!...esta re interesante n_n
pobre seung ri!!! paso mil y un cosas para llevarle la maketa a junsu!ª!!! >_<
ResponderEliminarminimo le debe un beso de los buenos!!! >_____________<
waaa ojala que se recupere rapidito!!! T_T
que bonita historiaa~~
ResponderEliminarsip!
todo interesante tan lovee~ XD
Muy buen post!
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