Búsqueda.
A diferencia de aquella vez, Jaejoong no desea contestarle de inmediato, al contrario, quería desaparecer en el instante. Desvía su vista a la mano del otro joven que sostenía su brazo y se intenta soltar una vez más, pero Junsu a pesar del impacto de ver a ese niño, ahora un adolescente como él, no pretende soltarlo aún.
–¿Cóm… –Junsu pretendía repetir la pregunta, pero el otro joven lo interrumpe.
–Suéltame… toma, lo siento… pero déjame ir… –Le dice Jaejoong, tendiéndole la pequeña cartera que había robado hace unos minutos.
Junsu observa el objeto con extrañeza, por un momento había olvidado la razón de su encuentro.
Cuando Junsu tiende la mano para tomar la cartera, de improviso, aparece el compinche de Jaejoong, quien lo empuja fuertemente, logrando tirarlo al suelo.
El muchacho toma la cartera, ya que Jaejoong se encontraba paralizado y le grita. –Vámonos… corre… –Le dice, mientras se larga del lugar rápidamente.
Jaejoong no podía quitar la vista del muchacho tendido, no puede, menos cuando éste vuelve a hace la misma pregunta. –¿Cómo te llamas?
Jaejoong despierta para abrir la boca y cuando le iba a contestar, es interrumpido por el grito de su amigo que acaba de regresar para tomarlo del brazo y arrastrarlo del lugar –Corre…
Al igual que hace diez años, Jaejoong susurra su nombre, mientras se aleja y está seguro que nuevamente, el otro muchacho no lo puede escuchar.
*
Junsu termina levantándose del suelo y no intenta seguirlo, no porque no quisiera, sino porque su novia llega con un par de policías y él decide hacer algo de tiempo y les miente, diciéndoles que se fueron por la dirección contraria. Continúa mintiendo y les dice que no vio el rostro de ninguno.
Finalmente, los dos hombres les permiten que se vayan a sus casas, luego de llamar a sus padres para informarles, ya que los muchachos eran menores de edad, pero estos no podían ir a buscarlos, así que con una autorización telefónica de parte de los padres de cada uno, les permitieron irse.
La muchacha en todo el recorrido, no hizo más que quejarse, reclamar y culpar de todo a Junsu, quien en otro momento se habría enojado muchísimo y estaría discutiendo con la muchacha, pero después de lo que había ocurrido, no puede más que pensar en el desconocido que le había robado la cartera a su novia. El mismo con el cual quiso jugar de niños. El muchacho que lo miraba con ojos tristes y vacíos.
Junsu despierta de sus recuerdos cuando su novia le da una palmada en el brazo, diciéndole que le pague al chofer de taxi que habían tomado. Junsu le hace caso y se baja con ella, al frente del portón de su casa.
La muchacha vivía en una enorme mansión, en la posición más privilegiada del sitio en el cual Junsu también vivía, pero unas cuadras más al sur.
–¿No vas a entrar? –Le pregunta la chica cuando nota que Junsu no se mueve.
–No, estoy cansado, te dejo aquí.
–Pero deberías acompañarme y así les contamos lo que nos pasó a nuestros padres.
–Pero tus padres aún no están en casa.
–Lo sé, pero puedes acompañarme y los esperamos juntos.
Junsu suspira. –Estoy cansado, mejor entras y descansas también hasta que lleguen tus padres, ¿ok?
La muchacha con un puchero asiente, pero le hace caso. Se despiden con un beso y entra a su hogar.
Junsu se va de inmediato a su casa, pero comienza a caminar lentamente.
Su mente estaba sobrecargada y una persona tenía la culpa. Aún no podía creer que lo había encontrado, tampoco podía negar que una vez soñó volver a verlo.
De niño nunca entendió porque ese pequeño niño maltratado lo había impactado tanto, en su inocente mente siempre pensó que fue su culpa que su madre lo golpeara y la culpa fue uno de los motivos que hizo que no lo pudiera olvidar. Estuvo casi un año entero pesando en él y recordando ese momento, después como es natural lo comenzó a olvidar lentamente, sólo de vez en cuando lo recordaba, cuando veía a un niño en la calle, cuando comenzó a conocer a sus compañeros de escuela, cuando hacía nuevos amigos… hasta que había llegado ese día, el día en que le robó la cartera a su novia.
Junsu no se da cuenta que ya llegó a su casa y entra con prisa, dirigiéndose a su cuarto. Sus padres solían llegar tarde a casa, así que no esperaba que estuvieran.
Ingresa al baño y se mete a la ducha para refrescarse. Se coloca una camiseta, su ropa interior y se recuesta en su cama, para seguir pensando.
Junsu no puede creer que a pesar de lo que le hizo, aun pudo percibir esa… no sabía cómo describirla, ¿inocencia?, no estaba seguro si esa era la palabra, pero esta segunda vez que lo vio, sintió nuevamente esos deseos de ayudarlo, de borrar esa expresión tan… tan… tan desoladora, si… esa era la palabra, además… Junsu no lo quería reconocer, pero ahora que estaba en la soledad de su cuarto puede aceptarlo. El muchacho era tan hermoso, sus ojos grandes y oscuros que lo atravesaban con su mirada y esos labios tan rojos y… Junsu se paraliza cuando recuerda sus labios… ¿en qué estaba pensando?, sacude su cabeza con fuerza, si, le había parecido muy lindo, pero nada más… lo niega con su corazón acelerado.
Después de todo, lo más importante de toda esta situación era otra cosa…
No era extraño que alguien, que desde tan pequeño tuviera que trabajar vendiendo dulces en la calle, terminara robando. Era lo lógico, lamentablemente y Junsu esta vez sintió su corazón estrujarse al imaginarse la vida que debe haber tenido ese pobre muchacho y la que tiene ahora. Las personas como él, no tienen oportunidades y si el muchacho sigue ese camino no quiere imaginar cómo puede terminar…
Tiene que hacer algo, piensa, mientras se sienta en la cama. Tiene que encontrarlo y ofrecerle ayuda, era su deber, era más que eso… era una necesidad inexplicable que sólo podría satisfacerla si lo ayudaba. Mañana mismo iría en su búsqueda, piensa más animado.
*
Jaejoong llega a su casa en la madrugada. Su amigo le había dicho que se fuera con él, pero el muchacho aún estaba impactado por lo que le acababa de suceder y quería estar solo.
No podía quitar de su mente el rostro del otro muchacho, quien insistía en saber su nombre. ¿Por qué?, se pregunta Jaejoong, una y otra vez. Le acababa de robar la cartera a su novia y él otro al reconocerlo sólo quería saber su nombre. Jaejoong no lograba entenderlo, por más que le daba vueltas a lo que había ocurrido, no podía entenderlo.
Pero a pesar de su confusión, estaba feliz… muy feliz de que el otro muchacho lo haya reconocido, que no lo haya olvidado y de que aún quisiera saber su nombre. ¿Querría ser su amigo otra vez?
Jaejoong se ríe de su propia estupidez. Como alguien como el otro muchacho querría ser su amigo. A pesar del impacto de ser descubierto y luego darse cuenta de quien lo había hecho, Jaejoong notó perfectamente el aura del otro, tal cual como cuando eran niños. Su clase, sus ropas costosas y de buen gusto, su cara llena y saludable. Realmente no había cambiado mucho, al menos su rostro y sobre todo sus ojos… esos ojos bondadosos que lo miraban con más que curiosidad, con una calidez que Jaejoong jamás en su vida había experimentado y pensaba que, si sentía eso con sólo su mirada, se preguntaba cómo sería el conocerlo y ser su amigo.
Sacude su cabeza, no puede ser tan estúpido, eso jamás sucedería. Además, ahora el otro sabía que era un ladrón y se moriría de vergüenza si lo volviera a ver.
Sin darse cuenta llega a su casa y antes de entrar, se asegura que su padre no esté despierto, algo bastante improbable, después de lo borracho que se puso durante la tarde.
En cuanto ingresa, corre a su habitación. Sólo se quita los pantalones y se mete bajo las mantas de su cama. No cree que duerma pronto, pero lo intenta de todas formas.
*
Algo húmedo lo despierta. Una humedad en su mejilla y su cuello y cuando se cerebro se despeja por completo del sueño. Su cuerpo se paraliza de terror. Se había descuidado y ahora su padre estaba parcialmente encima suyo, con su boca buscando su piel.
Cuando se recupera de la sorpresa y parcialmente del miedo, comienza a forcejear, pero es inútil, el otro doblaba su peso y aunque Jaejoong podía sentir que estaba borracho aun, por su aliento y sus murmuraciones incoherentes, podía afirmar sus brazos con relativa fuerza.
Lo había paralizado enterrando ambos de sus brazos contra el colchón de su cama.
Jaejoong había logrado escaparse de los acercamientos de su padre desde que se fue a vivir a esa casa. Por un momento pensó que ya estaba muy grande para su gusto, pero al parecer se equivocaba. Lo comprobó el primer fin de semana de su estadía en el lugar. Su padre entró a su habitación luego de emborrachare en un bar y luego continuó en su sala, por suerte Jaejoong estaba despierto y alcanzó a esconderse en el baño, done tuvo que dormir toda la noche en la tina del lugar. Al otro día despertó muy adolorido, pero lo prefería a tener que soportar a su padre tocándolo.
Ahora su peor miedo vuelve a la vida, se maldice por no haber trabado la puerta antes de quedarse dormido, pero su cabeza estaba tan ocupada con otra persona que no es extraño que lo haya olvidado.
–Sigues… tan suave…
Murmuraba el hombre mayor apenas modulando, mientras continuaba moviendo su boca sobre la piel de su cuello, pronto seguiría su recorrido por su pecho y torso.
Tenía que hacer algo, y ve su oportunidad cuando el hombre lo suelta para comenzar a quitarle la ropa. Jaejoong ahora con sus brazos y una de sus piernas libres, lo empuja con toda su fuerza, el hombre cae de espaldas y Jaejoong con velocidad salta de la cama y se dirige a la salida de la casa. Como estaba con ropa interior y una camiseta, se queda en el patio, rodea la entrada para llegar a la ventana de su cuarto, de ahí observaría los movimientos del hombre. Estaba temblando y no se da cuenta hasta que logra controlar su respiración y los latidos de su corazón.
Su corazón se altera una vez más cuando ve que el hombre comienza a moverse. Con mucha dificultad, arrastrando sus pies abandona la habitación. Jaejoong espera unos minutos antes de entrar por la ventana. En cuanto lo logra abre unos cajones, toma unos jeans y un polerón con capucha gris limpios, su billetera y sale por el mismo lugar.
Mientras se aleja, lo único que piensa es que ya no lo puede soportar más. Tiene que alejarse de ese hombre definitivamente.
*
Junsu sabía que no iba a ser fácil, primero porque el muchacho debe salir en las noches, por lo que se imaginó que ir después de almuerzo, al mismo lugar donde fueron robados con su novia, no iba a conseguir mucho, pero no lo pudo evitar. Estaba muy ansioso y quería encontrarlo lo antes posible.
Ya habían pasado cinco horas y Junsu estuvo todo este tiempo dando vueltas de un lado para el otro. La calle era comercial y siempre estaba llena, por lo que tampoco iba a ser fácil la búsqueda, pero de alguna forma sabía que lo reconocería aun en un mar de gente, después de todo el muchacho tenía un aura especial que lo hacía destacar, no estaba seguro si era percepción de él solamente, pero eso es lo que le ocurrió las dos veces que lo encontró.
Come algo en un local de comida rápida, pero como estaba muy nervioso, no puede disfrutarla.
Finalmente decide matar más horas, mirando los escaparates de las tiendas, pero se aburre pronto, por lo que se sienta en la vereda de una calle, se coloca los audífonos, abre Spotify en su celular y abre una de sus listas de música. Es lo único que puede hacer ahora, mientras espera y sigue esperando.
*
–¿Te quiso pegar otra vez? –Le pregunta Joo, mientras fuman un cigarrillo que comparten en una de las calles laterales, del lugar en que el solían delinquir.
Jaejoong no le había contado la naturaleza de los ataques de su padre. Si de él dependiera nadie se enteraría nunca, es una de las razones por la que nunca lo ha denunciado, de pequeño no podía hacerlo, pero ahora que está grande podría intentarlo al menos, pero no se atrevía, se sentía responsable y aunque aquello no tenía sentido, no quería que nadie supiera su vergüenza y sufrimiento.
–Sí, por eso me tengo que ir lo antes posible.
–Ya veo, vamos a trabajar entonces.
–Creo que es muy arriesgado hacerlo en el mismo lugar que ayer, quizás aumentaron la vigilancia, deberíamos esperar unos días antes de volver por ahí.
–También lo pensé, ¿a dónde vamos entonces?
–Primero demos una vuelta por separado en la calle, sólo para revisar la vigilancia y en diez minutos juntémonos en la parada de autobuses para dirigirnos a Gonbang. –Esta era otra de las calles en las que solían “trabajar”.
–Ok, buena idea.
Sin despedirse, ambos se dirigen a su lugar favorito para robar, por diferentes entradas.
Ya eran las 10 de la noche, las luces y el ruido, lo ciegan por un momento, al segundo, continua con su andar.
*
Junsu se había puesto de pie luego de un par de horas, estaba adolorido y cansado. Sus esperanzas se estaban esfumando, pero decide recorrer la calle una última vez.
De nuevo no tiene éxito y cuando voltea una última vez para luego irse, lo ve. Está seguro que es él, aunque ve solamente su espalda.
No puede arruinarlo esta vez, así que comienza a seguirlo como ayer, a una distancia prudente.
El muchacho camina relativamente lento observando a su alrededor. Junsu espera que no robe en esto momentos, sería una complicación innecesaria y no lo podría alcanzar si es que comenzaba a correr.
Cuando dobla una esquina, Junsu se apresura y se queda quieto repentinamente, ya que el joven se encuentra con el mismo chico con el que huyó ayer. Se queda muy quieto e intenta escuchar lo que comienzan a hablar.
–Te busqué antes para decirte que no parece haber más vigilancia que ayer. –Dice el otro muchacho.
–Está bien, pero de todas formas, debemos trabajar en otras calles.
–Ok, vamos entonces.
–Adelántate, vi a una vieja descuidada y sola, no tendré problemas en quitarle su cartera, pero me tengo que apurar para alcanzarla.
–Ok, JJ, nos vemos.
Se despiden con un gesto de cabeza y Jaejoong se apresura en volver para que su presa no se le vaya a escapar. Con lo que no cuenta es que al voltear una figura se interpone en su camino y se paraliza al reconocer de quien se trata.
–¿JJ?, pero ese debe ser un diminutivo de tu nombre, ¿cómo te llamas? –Le vuelve a preguntar. –Yo soy Junsu, Kim Junsu…
Jaejoong no sabía cómo reaccionar. ¿Estaría alucinando?, ¿Qué hacía ese muchacho hablándole como si nada hubiera ocurrido el día de ayer?
Intenta ocultar su sorpresa y coloca su rostro como si tuviera una máscara puesta, sin expresión alguna.
–Déjame pasar. –Le dice con voz neutra también.
Por su parte, Junsu no oculta su decepción. –¿Por qué no me quieres decir tu nombre?
–Déjame pasar. –Vuelve a repetir Jaejoong, de la misma forma.
–Yo… sólo quiero… –Junsu no sabía cómo decirlo, sin que sonará extraño, pero en realidad no había otra forma de decirlo. –Quiero ayudarte. –Le dice finalmente con firmeza y seguridad, mirándolo a los ojos. El otro muchacho debía sentir su sinceridad. Bueno al menos eso espera, pero la realidad fue otra.
Jaejoong no puede evitar una leve risa incrédula y desdeñosa. –¿A sí?... y se puede saber por qué quieres “ayudarme”. –Pregunta dándole énfasis a la última palabra.
–¿Por qué? –Esa era una buena pregunta, y se la había hecho desde la primera vez. La razón por la que al ver a un niño de su edad vendiendo dulces en la calle, lo había impactado hasta tal punto que quiso invitarlo a jugar y ser su amigo y lo recuerda… sus ojos, esos mismos ojos que ahora lo miraban con desconfianza y algo de ¿burla?, pero no podía decirle eso, ¿verdad?
–No quiero que estés robando, no es bueno…
Esta vez, Jaejoong ríe más fuerte. –¿Estás hablando en serio?, si quieres el dinero de regreso ya no lo tengo, si aun así lo quieres, tendrás que llevarme a la policía, porque…
–No es eso, ya te dije que…
–No me interesa, no quiero tu ayuda ni la de nadie, hago lo que tengo que hacer para sobrevivir y no dejaré que venga un hijito de papá a decirme que no puedo hacerlo.
Junsu se queda mudo, podría jurar que vio fuego en sus ojos. Podía ser muy temible si se lo proponía, algo que contrastaba con lo delicado que es su rostro y su delgadez, a pesar de eso, el muchacho era un luchador y Junsu sintió además de admiración, más deseos de ayudarlo.
–Te lo repito…
–Y yo te lo repito también, no quiero tu ayuda, ahora déjame pasar.
Junsu no sabía qué hacer ahora, se había imaginado su desconfianza, pero no esta hostilidad.
–¿Podemos conversar en otro lugar? –Se atreve a preguntar, no quería darse por vencido, no ahora.
–No. –Dice firmemente Jaejoong, dando un paso para seguir avanzando.
Junsu se hace a un lado, decepcionado y triste, mira el suelo y siente como el otro muchacho pasa por su lado… pero… pero, él no es así, él no se da por vencido ante nada, así que se voltea antes de que Jaejoong desparezca de su vista.
–Tienes que darme una oportunidad para explicarme y decirte lo que tengo que decirte y la forma en la que te puedo ayudar, tienes que escucharme antes de ignorarme, por favor… mañana en este mismo lugar, te estaré esperando, por favor…
No recibe respuesta, el otro muchacho simplemente se detiene al escucharlo y cuando Junsu deja de hablar, corre en dirección oeste y desaparece de su vista.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario \(*O*)/ ♥ ♥
o más bien... deja tus pensamientos pervertidos grabados en esta entrada XD