KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Our World

Sus mundos eran totalmente diferentes, sus familias y amigos no entendían su relación, pero lo que sentían el uno por el otro, era más fuerte que todo lo demás. Lo que no sabían, es si esto sería suficiente para estar juntos.

El príncipe de los bárbaros

En un mundo antiguo un hombre busca levantar a su pueblo e inicia la búsqueda de un ser que le brindará todo el poder que necesita, sin saber que forma parte de un historia muchísimo más grande que su propia ambición. Shim Changmin y Kim Junsu se encontrarán de forma inesperada para formar parte de un destino dictado por la atracción entre gemas.

Insano

Junsu no podía creer que aún después de todo ese tiempo de humillaciones por parte de sus dos mejores amigos él no se hubiera vuelto completamente loco, desquiciado; en cambio se sentía renovado, en una nueva piel.

Lluvia de estrellas

¿Crees en los deseos? Yunho alzó la vista al cielo y con una lágrima oró a las estrellas para que le concedieran un deseo… desde ese momento el destino de Changmin reposó entre sus manos. El máximo inconveniente es recordar… ¿quién es Changmin?

You are everything I've been looking for

Después de una decepción amorosa, Changmin decide alejarse de la vida como la conoce, acompañado de su mejor amigo Jonghyun. Juntos descubrirán sentimientos que les cambiarán la vida para alejarlos o acercarlos más, mientras conocen a un grupo de peculiares personas en un lugar común y corriente...

Dolor

Todos tenemos algo que ocultar en nuestras vidas pero ¿Qué ganamos con eso? ¿El guardar todo ese dolor solo para nosotros, no también causa dolor a los que nos rodean?

Novio secreto

La relación de Changmin y Jaejoong era un secreto para el mundo, sus únicos testigos eran aquellos lugares donde se veían a escondidas, los testigos mudos de su amor y su pasión, de su tristeza y desesperación.

Actualización N° 187

FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!! para los creyentes y para los ateos como yo, que aun añoran recibir chocolate (en mi caso, las normas dicen que por mi edad avanzada, ya no soy digno de recibir huevitos U.U ). Como se dieron cuenta, la actua esta cargadita, muchas gracias a las autoras/es que envían su trabajo todos los fines de semana... los amo, los adoro!! 

A las lectoras les pido encarecidamente comentar cada uno de estos fic's, dándole aliento al escritor y diciéndole lo mucho que le gusto el relato, así los inspiran a seguir escribiendo....

JaeMin / MinJae:
-Frisson Cap. 9
-Novio secreto Cap. 1  [NUEVA - SERIE]

YooMin / MinChun
-Coffee amaretto Cap. 1 [NUEVA - SERIE]
-Police love: ¡¡FORBIDDEN!! [NUEVO - ONESHOT]

YooJae / JaeChun
-Soulmates [NUEVO - ONESHOT]

SuMin / MinSu
-Escapemos [NUEVO - ONESHOT]

YunJae / JaeYun
En otra vida Prólogo [NUEVA - SERIE]

Parejas Varias:
-Insano [JaeChunSu, YooSu, ChunJae] Cap. 2
-The Secret Code. Detective Agency: "Angel/Sinner" [YooMin, HanChul] Cap. 4 y 5
-Te amo incluso, cuando te odio [Yunjae, Chunjae, Minjae, Jaesu, Jaemin, Yoosu] Cap. 21
-Amándote más allá de todo [Yoomin, Yunjae] Prologo, Cap. 1 y 2 [NUEVA VERSIÓN]

Traducción
-Scut hamsters [Jaemin, ChunJae] Cap. 14


RUKI ...

Amándote más allá de todo - Cap. 2

Sobreviviendo

S. XXI

Año 2016
Seúl

Había sido un buen año para mí pero con el transcurrir de los meses todo lo que yo era, aunque fuera malo, se iba desvaneciendo y llevándose mi identidad. Yo ya no sabía quién era pues la historia que yo recordaba de mi vida me parecía falsa, aun así por mucho tiempo me negué a aceptar lo que estaba pasándome, me negaba a aceptar que mi vida estuviera disolviéndose poco a poco. Me negaba a aceptar la realidad solo porque Chagmin permanecía a mi lado.
Cuando lo conocí sabía que teníamos que estar juntos no solo por el hecho de romper la maldición sino también porque sentí que sin él mi vida no tendría sentido nunca más lo cual era cierto pero no era suficiente.
Los primeros meses habían sido más que perfectos aun con todos los retos que tuve que superar para adaptarme a esta nueva sociedad. Vivíamos en una hermosa casa que habíamos comprado recientemente, no con mi dinero por supuesto ya que ser ayudante del diablo era un trabajo sin retribución. Al principio me molesto pero Chagmin siempre tenía razón; “Donde vamos a vivir entonces” me había dicho él cuando trate de renegociar la compra.
Al capturar al asesino serial que acechaba en el sudeste de Seúl, Chagmin no fue promovido a causa de la muerte de sus subalternos pero aún con el cargo de capitán era el oficial más condecorado y más reconocido de las fuerzas. Chagmin no me recriminaba por la muerte de sus amigos pero yo sí, yo no podía evitar recordar sus rostros la noche que murieron; a decir verdad recordaba muchas caras horrorizadas viéndome, rostros que pertenecían a personas que yo había asesinado.
Mi conciencia me exigía que expiara mis culpas y mis conversaciones  con Chagmin no era suficientes; habría acudido donde un sacerdote pero me niego a creer que me hubiera absuelto de mis penas, lo más seguro es que me hubieran enviado a un establecimiento para locos.
Unos cuantos días después de que Chagmin y yo nos mudáramos a Seúl me perdí; parecía como si mi cuerpo se dirigiera solo, cuando me di cuenta me encontraba en un callejón lleno de mendigos y uno que otro delincuente. Estaba por retirarme y me percate que alguien gruñía débilmente “auxilio” “por favor”, busque con la mirada a la persona que había escuchado y unos cuantos metros más adelante descubrí a un sujeto musculoso ahorcando a otro mientras lo apuñalaba con un cuchillo en el vientre. Fue muy fácil para mi deshacerme de ese hombre, logre conseguir un taxi y me encargue de ambos personajes; envié a uno al hospital y al otro a la cárcel. Aquella situación me permitió tener unos días de calma y sin pesadillas de las personas que había matado.
Cuando regrese a casa me encontré con Chagmin y estaba contándole la historia cuando lo llamaron a su celular.
—Voy en este momento— contesto él y luego de colgar la llamada me miro como escudriñando dentro de mi alma y luego dijo— sígueme.
Se mantuvo pensativo durante nuestro corto viaje en auto; se detuvo en una casa cerca al rio Han y cuando nos bajamos todo el lugar se encontraba resguardado por policías
— ¿Que sucedió? —pregunto Chagmin a sus subalternos.
—Una mujer fue asesinada con dos disparos en la cabeza mientras bebía te en el mueble de la sala— contesto el que se encontraba mas cerca.
— ¿Hay indicios de que se trate de un crimen pasional? — volvió a preguntar.
—No señor, la coartada del esposo es sólida y su hija se encuentra estudiando en el extranjero, no hay huellas, ni indicios que nos indiquen el paradero del asesino.
—El asesino debe estar cerca— murmuro Chagmin— tiene que ser alguien de confianza.
Yo no entendía que hacia allí pero tan pronto nos acercamos a la escena del crimen y sentí la sangre de la desafortunada lo supe, supe dónde encontrar al asesino. Salí fuera de la casa y me dirigí hacia el patio, levante la mirada hacia la pequeña casa del árbol que se caía a pedazos y pregunte.
—Alguien ha revisado allí arriba.
Al parecer nadie lo había hecho, escuche como Chagmin les recriminaba y como él mismo con el arma en la mano subía para luego de unos minutos bajar con una adolescente de 18 años. Al parecer la hija había regresado del extranjero y por algún motivo aún incierto había disparado contra su madre.
—Tienes olfato— me dijo Chagmin mientras se retiraba a tomar la declaración de la joven— nos vemos en casa— susurro antes de irse con sus compañeros.
Y ese día supe lo que debía hacer, tenía que convertirme en policía para expiar mis culpas.
Mi trabajo era fantástico pues yo era capaz de sentir a los asesinos con solo tocar la sangre de la víctima; al haber sido una persona malvada era como si tuviera un radar para atrapar a los de mi misma condición. Mi trabajo era más que satisfactorio me sentía liberado de todas mis culpas y remordimientos aunque no todo era felicidad por supuesto. Había una parte de mí que lograba que la gente se alejara de mi lado, casi como si tuviera un repelente para personas, yo lograba ver la inquietud e incluso el miedo en sus ojos. Y mi jefe por supuesto me veía como una amenaza y por lo mismo me trataba con la punta del pie, era la peor estación de policía en la que había caído pues no lograban atrapar a los delincuentes a tiempo hasta que yo llegue ahí. Pero para ellos yo no era más que un estorbo y ellos informaban que todo el trabajo estaba siendo realizado solo por el escuadrón del jefe y en cierto momento no pude más y enfurecí.
—No puedes seguir tratándome así— dije golpeado el escritorio del jefe.
—Yo no sé de qué hablas— dijo mi jefe haciéndose el desentendido.
—Yo soy el que captura a todos esos delincuentes y tú solo te sientas aquí y te llevas todo el credito— grite más que furioso.
—Pues debiste decirle a la persona que te ayudo a entrar a esta estación de policía que mueva sus influencias y te lleve para que jodas a otros.
Me fastidiaba que hablara asi pero tenía razón, alguien en mi posición y con las bajas notas que tenía no podía haber ingresado de no tener a alguien ayudándolo.
—Eso no tiene nada que ver, es sobre mi desenvolvimiento…
—El cómo te comportes me importa un bledo— grito dejándome con las palabras en la boca— tú no eres nadie, si no fuera por los oficiales con los que te envió apuesto que no serias capaz de capturar ni a un ladrón tu solo.
—Así que quiere apostar eh— rete con la mirada.
—Bien— dijo el jefe con calma— si me traes 20 asesinos en lo que resta del semestre te ascenderé a detective.
—De lo por hecho— pronuncie satisfecho y salí del lugar tirando la puerta con fuerza.
Chagmin me había dicho que después de que terminara con el trabajo más importante de su vida como lo decía a este proyecto donde trabaja encubierto me ayudaría a ascender en la estación de policía y yo quería demostrarle que podía hacerlo por mi cuenta y esta era mi mejor oportunidad.


Todo iba perfecto, el tiempo transcurría y cada caso que me tocaba lograba ser resuelto rápidamente y sin complicaciones lo cual enfurecía a mi jefe y a sus subalternos. Yo me sentí de lo mejor estaba demostrándoles que no podían meterse conmigo tan fácilmente y sin embargo algo tenía que salir mal.


Era mi último caso y se puede considerar como el más difícil es más cuando lo recibí e hice una evaluación de la escena del crimen descubrí que no había pruebas, ni una imagen del asesino solo unas pequeñas manchas de sangre pues la víctima había muerto por envenenamiento, sin embargo al principio no me preocupe pensé que esas gotas serían suficientes para identificar al asesino pero no fue así me encontraba enfrascado en un caso sin respuesta.


Ese día desperté muy temprano tratando de ignorar mi preocupación acerca de la resolución del caso pues llevaba más de dos semanas sin encontrar alguna pista. Dirigí mi mirada al costado y al ver a Chagmin durmiendo plácidamente con ese rostro tan angelical, tan puro y sin preocupaciones no pude dejar de sentirme avasallado; era imposible no pensar en cosas pervertidas viéndolo así pero me contuve y solo bese su frente tiernamente y sacudí un poco su cabello antes de levantarme logrando que se moviera en la cama con fastidio.


Le deje una pequeña nota en un papel que encontré en la mesa de noche, me prepare un desayuno silencio y salí del apartamento tratando de hacer el menor ruido posible.


Normalmente mi instinto se movía solo pero este caso parecía aturdirme y no llevarme a ningún lado. Camine por mi cuenta por los barrios más tórridos de Seúl tratando de captar algo pero no conseguí más que miradas penetrantes de mendigos y ladrones.


Y después ocurrió algo extraño de alguna manera me sentí atraído hacia el aeropuerto más cercano, pensé que mi instinto estaba volviendo a florecer pero al llegar no encontré nada, di vueltas y vueltas por todo el lugar hasta el cansancio y finalmente decidí que no valía la pena perder más tiempo en ese lugar.


Salí en busca de un taxi pero no había ninguno disponible, estaba cansado no quería irme caminando pero parecía que no tenía más opción. Habría caminado solo un par de pasos cuando escuche unos gritos acalorados a mi espalda; no iba a detenerme pero el taxista era tan bullicioso y cada tres palabras decía “policía” que me vi obligado a intervenir. Como lo sospechaba no se trataba más que de una pequeña confusión; el pasajero tenia rasgos europeos, cabello castaño claro y ojos azules, además gritaba en un fluido francés “le estoy dando la cantidad acordada”


El problema de idiomas no era complicado para mi debido que el transcurso de mis tres 300 años de vida había dado una vuelta al mundo por completo, así que razone con el extranjero y le explique la tarifa era más alta de la que él estaba cancelando, él un poco fastidiado saco unos cuantos euros más de su billetera y exigió que el taxista abriera la maletera para poder sacar sus cosas. Finalmente me vi acompañando al extranjero hasta la sala de abordaje, me despedí, el pronuncio un ligero “gracias” mientras se sentaba a esperar.


Y así termino mi día y no hubiera pasado de ser un día infructuoso al igual que los anteriores de no ser porque mis compañeros habían conseguido un retrato del asesino por medio de un video de vigilancia de una tienda contigua y resulta para mi mala suerte que el asesino había sido nada más y nada menos que el extranjero a quien había ayudado a salir del país.


Estaba en serios problemas y lo sabía; solo bastaba ver las caras agrias de mis compañeros y jefe para saber que estaba despedido y así hubiera sido de no ser porque Chagmin llego unos días después a salvarme incluyéndome en el caso del asesino del código de barras.


Fue un día terrible para mí no solo porque me di cuenta que mis habilidades estaban desvaneciéndose sino también porque en el inescrutable rostro de Chagmin yo podía leer decepción y fastidio que no tardó en ser evidente cuando me gruño en el oído “te dije que esperaras hasta que terminara con mi plan sin ocasionar desastres”.


Fue desde ese momento que mi mundo empezó a desmoronarse porque estaba tan acostumbrado a mis habilidades que ahora que ya no las tenía me sentía más que indefenso e inútil. Fui deprimiéndome con el transcurrir del mes preguntándome ¿Quién soy en realidad? ¿Cuál es mi propósito en la vida aparte de permanecer junto a Chagmin? Y hubiera seguido debatiéndome de no ser por la milagrosa aparición de Junsu en mi vida.


Y ahora mientras corría hacia la estación de policía me preguntaba si estaría solo de mensajero; porque en eso se había convertido mi trabajo desde que deje escapar al asesino, pero por esta ocasión realmente no me molestaba que me trataran así solo porque de esa manera tendría tiempo para leer aquellos folios que había recibido. Pero para mí mala suerte al jefe se le dio por tomarme en cuenta justo hoy y me envió junto a mis compañeros en una revisión de la última víctima que había sido asesinada hace menos de 2 semanas.


Mientras caminaba hacia mis compañeros mi cabeza permanecía en otro lugar preguntándome si los folios revelarían quien fui en realidad o tal vez me recordaría a personas importantes; mi madre, la versión de Chagmin de la vida pasada, tenía tantas preguntas en mi mente y el tener las respuestas tan cerca me inquietaba de sobremanera.


Y entonces sin importar lo interesante que se volvió el caso no pude apartar mis pensamientos de aquellos folios…

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S. XVI
Año 1511
Dinastía Joseon

El sol abrazador anunciaba el reinado del verano en aquella parte del mundo, el sol despuntaba brillantemente desde la primeras horas del día hasta el ocaso del atardecer sin embargo las aguas del mar parecían ajenas al clima manteniéndose muy frías, el viento casi no soplaba, muy pocas aves se podía ver en el cielo.
En medio de ese inmenso mar se encontraban dos pequeños niños, que sabían que estaban perdidos porque el clima del lugar donde habían estado era muy diferente al de ahora, era imposible que alguien los ayudara porque solo se podía ver agua y nada más.
No sabían cuánto tiempo llevaban en el mar; solo eran capaces de sentir el hueco en el estómago debido al hambre que sentían y peor que eso se sentían desvanecer por el abrasador sol que hacía que sus cuerpos exigieran agua a gritos, agua que era imposible conseguir en medio del mar.
Era ilógico para Yunho que teniendo tanta agua alrededor no pudieran consumirla, por lo que ya cansado y desfalleciente bebió un poco de aquella agua verdosa y salina que deshidrato un poco más el cuerpo del débil muchacho, quien junto a una niña de 10 años intentaban sobrevivir en medio de la nada. Ella se echó a morir, hace ya unas horas se había dejado vencer por la somnolencia y parecía estar ardiendo en fiebre, en varias ocasiones casi cae de la pequeña tabla de no ser porque Yunho estuvo cerca y logro sostenerla.
Yunho sabía que no podría resistir más y que al igual que Ying se dejaría morir y ahí si no habría nadie quien los mantuviera sobre la pequeña tabla, probablemente para ese momento sus cuerpos caerían en el agua, sus pulmones se llenarían de agua sin que siquiera lo notaran y entonces simplemente dejarían de existir.
Yunho intentaba resistir mientras se acordaba de sus padres, de Jaejoong pero cada vez era mucho más difícil, se acercó a Ying, la abrazo como protegiéndola.
—Yo lo siento tanto— susurro— sé que fue mi culpa que no pudiéramos rescatar a tu hermano, pero ahora, en estos precisos momentos estoy feliz que no subiera al barco con nosotros. Ya sé, suena muy mal que no quiera que pases tus últimos momentos con tu hermano pero al menos me consuela que él no sufrirá como nosotros, que él al menos tendrá un futuro. Soy feliz pensando que no tuve que pasar por la agonía de verlo sufrir; él debe estar comiendo en estos momentos o tal vez durmiendo— derramando apenas una lagrima— yo lo quería mucho lo sabias verdad…
Y no pudo soportar más y finalmente se dejó morir teniendo a una sola persona en su último pensamiento “Jaejoong”.

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S. XVI
Dinastía Joseon


El pequeño niño luchaba con todas sus fuerzas mientras rogaba “no me dejen por favor” “no me abandonen”, pero sus ruegos no eran escuchados y la persona que debía protegerlo se alejaba en ese barco a toda velocidad.
—Hermana…hermana— gritaba el pobre muchacho entre lágrimas— no me dejes por favor.
Quería gritar y llamar al niño que poco antes había sido obligado a dejarlo muy cerca del barco para ser capturado por los guardias pero no se atrevió, tenía miedo a que él también le diera la espalda; a que él aun escuchando sus ruegos lo dejara abandonado por su propia voluntad y no por obligación de su padre.
—Prometiste que estaríamos juntos— dijo casi en un susurro antes de perder de vista al barco por completo.
Los guardias de la casa Gisaeng no tuvieron compasión con el pequeño niño a quien arrastraban por el suelo haciendo que se llenara de barro y se rasguñara las manos y el rostro. El niño estaba tan cansado por todo lo que había corrido tratando de escapar que ya no tenía fuerzas para luchar por su integridad.


Cuando llego nuevamente aquella casa donde solo recibía maltratos desde que llego hace apenas unos días, la encargada pidió que lo ataran a un árbol y lo azotaran hasta descubrir el paradero de su hermana.
— ¿Dónde está tu hermana? —preguntaba ya muy irritada la encargada.
—No lo sé— sollozo el pequeño niño.
— ¿Dónde está tu hermana? — volvieron a preguntar golpeándolo más duro aún.
—Ella me soltó— grito debido al dolor— me caí y no vi a donde se fue.
—Sera mejor que nos digas donde fue tu hermana si no quieres seguir siendo golpeado.
—No por favor— suplico— juro que no sé a dónde se fue.


Pero sin importar cuanto lloro, cuanto imploro, o cuanto de su sangre se encontraba ya derramada sobre el piso la encargada no ceso en sus preguntas y hubiera continuado asi de no ser por la llegada de la jefa Gisaeng Hwan Ji


—Pare con esta barbarie— grito ella— ya es suficiente
—Pero la chica se ha perdido y vamos a tener problemas sino…
—Eso debiste haber pensado al dejarla sola ahora ya es demasiado tarde
—Pero— Pero intento interrumpir
—No se puede hacer nada ya más que cambiar a estos guardias inútiles que no registraron al barco que zarpo en la mañana.
La encargada no dijo más libero al niño y dejo que las gisaeng se encargaran de curar sus heridas.


Esa noche no pudo dormir y no fue por las heridas que tenía en la espalda sino porque aquel día fue la primera vez que se encontraba completamente solo y desprotegido y no pudo evitar  se llorara por sentirse abandonado por sentir que había perdido a las únicas personas que le quedaban; su hermana y Yunho.


Aunque los días en ese lugar no eran fáciles Jaejoong pudo sobrevivir gracias a la misericordia de la jefa ginseng, ella se portaba de manera muy amable que él y por algún motivo no lo había castrado como ocurría con la mayoría de hombres que trabajaban allí.


Durante sus primeros años allí se encargó de la limpieza del lugar, lavar ropa de las gisaengs e incluso hasta de cocinar aunque algunas veces no podía evitar intentar aprender a tocar los instrumentos que las bellas señoritas del lugar usaban para entretener a los hombres.


Hwang Ji estaba próxima a cumplir sus 30 años y aunque aún se iba a encargar del manejo de la casa ginseng debía buscar su reemplazo sin embargo ninguna de las muchachas del lugar tenía la belleza o el talento necesario y ella se encontraba un poco angustiada. Y siempre que se sentía así le gustaba charlar con Jaejoong porque él tenía una inocencia y lograba sacarle una sonrisa con sus respuestas sin sentido, sin embargo aquel día su respuesta la dejo muy sorprendida.


— ¿Y no puedo yo reemplazarte?— pregunto tímidamente Jaejoong a modo de respuesta.


La gisaeng se sorprendió tanto que demoro unos minutos en responder.


—Tu eres hombre cariño, no podrías desenvolverte igual que nosotras.
—Si podría— refuto Jaejoong tratando de imitar los movimientos que siempre había visto que realizaban las chicas.
—Eso no será suficiente— dijo ella acariciando su cabello.
—Pe-pero
— ¿Por qué quieres hacer lo que yo hago?
—Me gustaría aprender a tocar música— respondió tímidamente.
—Ah era eso— ella rio.
— ¿Entonces si puedo?
—No es necesario que hagas lo que yo hago, no debes ser gisaeng para aprender a tocar, yo te enseñare.
—De verdad— grito emocionado.
—Por supuesto— sonrió ella.


A los pocos días de aquella conversación Jaejoong empezó con sus clases para aprender a manejar los instrumentos y sin darse cuenta Hwang Ji le había enseñado absolutamente todo, desde música, canto, modales y danza.


Las gisaengs de menor rango se encontraban celosas de que un chico atrajera más la atención de su jefa que ellas mismas así que decidieron exigir que se le castrara, la exigencia era unánime y Hwang Ji no encontraba manera de apaciguar a sus muchachas sin tener que separarse de Jaejoong.


Y al verse acorralado no pudo evitar tomar lo que para ella era una fatal decisión; convertir a Jaejoong su reemplazo. Vistió a Jaejoong con  las mismas ropas que este se encargaba de lavar, le consiguió una peluca y luego de unos días en los que fingió echar a Jaejoong fuera de la casa gisaengs lo presento ante las chicas como su nueva aprendiz.


Las chicas no se percataron que se trataba de Jaejoong y pensaron que podían burlarse de ella al ser nueva en la casa pero las cosas no sucedieron como las chicas quisieron pues cada prueba a la que era sometido Jaejoong lo pasaba sin el menor problema.


No paso mucho tiempo para que Jaejoong se perfeccionara a un gran nivel y con la gracia de la jefa ocupo su lugar y el privilegio de no acostarse con los hombres pues solo se encargaría de ofrecer un espectáculo artístico, esto era oportuno ya que nadie descubriría que era hombre de esa manera.


Asumió la mayor jerarquía a sus cortos 17 años y debido a la gran belleza que proyectaba tenía una gran cantidad de hombres a sus pies rogando por una noche con ella, aunque sin importar que rango tuvieran nadie pudo acceder a él.

Pero nada puede ocultarse para siempre y un inesperado día Jaejoong fue descubierto y su vida cambio de manera radical desde entonces.

Amándote más allá de todo - Cap. 1

Tormenta de injusticias.

La Ciudad de Tongan dormía, no era precisamente una buena época, la tensión se podía sentir en el aire, las únicas personas que intentaban ayudar al pueblo de Joseon habían sido apresados y ahora la incertidumbre hacia que las personas se refugiaran en sus casas al ocaso del sol debido al temor de las represalia hacia ellos.
Las antorchas ya no eran vislumbradas claramente y la oscuridad se cernía por todo el lugar, el viento soplaba fuertemente anunciando la llegada del invierno, las ramas de los arboles bailaban constantemente y las lechuzas rompían el silencio con su canto al igual que algunos pequeños bichos que se arrastraban por el suelo.
El único lugar que parecía no dormir aún era el Choonhwagwan pues se encontraba lleno de nobles y guardias que jubilosamente celebraban su victoria entre risas y la música del lugar sin hablar de la compañía de las mejores gisaengs.
En medio de toda esa algarabía una señal de alarma se encendió para las damas del lugar, quienes presurosamente enviaron a unos guardias en busca de los fugitivos; las visitas ajenos a todo lo que acontecía a su alrededor seguían celebrando y regocijándose por su dicha.
En medio de la oscuridad una pareja corría, se podía escuchar el jadear de sus respiraciones y las pisadas que se perdían constantemente debido a que caían al no ser capaces de ver más allá de sus ojos. El pequeño niño ya muy cansado quería ponerse a llorar pero su compañera lo instaba a callarse para no ser descubiertos. Sin embargo a pesar de todo el cuidado que podía tener, la oscuridad se vio acallado por dos antorchas que guiaban a los guardias que iban tras los fugitivos.
No pudieron evitar por más tiempo su destino, los guardias los ubicaron y aceleraron la carrera para no perderlos, la pareja seguía corriendo por la penumbra, ya estaban muy cerca de ser libres pero una caída los separo, se soltaron las manos, y entonces no hubo más remedio; el más débil fue atrapado.


—Noooo…nooo…noooo— grito— suéltenme, suéltenme— intentando vanamente liberarse de los guardias que habían logrado apresarlo.
—Si intentas fugarte de nuevo estas muerto— amenazo uno de ellos mientras lo arrastraba lejos del puerto.
—Suéltenme por favor suplico— el tembloroso niño y viendo como la embarcación que debía salvarlo se alejaba empezó a gritar nuevamente pero esta vez para pedir ayuda— Yunho por favor no me dejes aquí— grito nuevamente entre el llanto— Yunhoooooo— siguió gritando mientras los guardias lo arrastraban nuevamente hacia Tongan, hacia la esclavitud.


Dos guardias más llegaron presurosamente al puerto.


—Busquen a la hermana, debe estar escondida por los caminos— dijo un guardia mientras regresaba junto a los que llevaban al niño.


Desde la cubierta de la embarcación se podía ver a un niño que casi de rodillas rogaba a su padre para que regresaran al puerto a rescatar al pequeño y larguirucho niño que era arrastrado por los guardias y se perdía junto a las antorchas dejando una estela de oscuridad por su partida.


—Por favor papá, se trata de Jae no podemos simplemente dejarlo, por favor— suplicaba.
—Yo se cuanto lo aprecias Yunho pero no podemos intervenir o nos veremos involucrados, no quieres que algo malo le pase a tu mamá o a tu hermanito pequeño cierto.
—No quiero, pero Jae…debemos ayudarlo por favor papá
—No vamos a regresar Yunho por favor entiéndelo— girándose y ordenando a uno de sus tripulantes que vigilara a su hijo.


En el fondo del barco agazapada en un agujero escondido por una trampilla, se encontraba una niña que no podía dejar de llorar mientras susurra un nombre; había intentado gritar cuando se formó el alboroto del niño capturado fuera de la embarcación pero sus gritos se habían perdido en el barco, en la trampilla que la había aprisionado en su escondite impidiéndole rescatar a su hermano. Había confiado en la persona incorrecta eso pensaba; Yunho era tan solo un niño pequeño, se culpaba; “porque confié en él y le pedí que lo salvara” murmuraba entre sollozos.
Era consciente de que Yunho había hecho todo a su alcance y sin embargo no podía evitar odiarlo, odiarlo tan solo un poco para no odiarse tanto así misma por huir sin su pequeño hermano.


[…]


S. XVI
Dinastía Joseon


Era una época de gran desolación; las personas morían de hambre, las enfermedades se propagaban rápidamente convirtiéndose en epidemias, la naturaleza no dejaba de castigar a los más pobres quitándoles lo poco que tenían para sobrevivir. Sin embargo la situación del pueblo contrastaba con la de palacio, donde el emperador Yeonsangun vivía su reinando comiendo manjares por doquier, disfrutando de jóvenes doncellas y celebrando constantemente en palacio por haber eliminado a todos los que consideraba como sus enemigos.


El descontento era muy notorio entre los pobladores, sin embargo nadie se atrevía a enfrentarlos por temor a las represalias, solo se podía escuchar el susurro que hacía eco por todas las ciudades de Joseon haciendo mención al medio hermano del Emperador para que los liberara de los crueles impuestos.


El príncipe Jungjong, no apoyaba estos pensamientos, él no quería ser Emperador, él quería mantener su vida alejado de palacio viviendo con su esposa e hijos. Sin embargo aún esto era muy difícil de hacerse puesto que su hermano lo amenazaba constantemente debido al miedo de que lo sucediera en su puesto. Cientos de asesinos habían sido enviados a atacarlo en constantes oportunidades y solo gracias a la providencia había logrado escapar de todos los ataques con vida.


En esta oportunidad su familia había sido amenazada y por ello él había escapado de casa para mantenerlos a salvo. El príncipe Jungjong tenía muchos amigos a su lado, uno de ellos o el que encabezaba la lista era el erudito Kim Gwang-jo, quien siempre estaba a su lado y lo apoyaba constantemente.

—Gracias por esconderme—dijo el príncipe Jungjong cuando la señora Kim se encargaba de servirle la cena.
—Hemos compartido el kwago (examen de gobierno), como no podría apoyarte amigo— dijo el señor Kim mientras lo acompañaba en la cena.
—Eso lo sé, pero es muy difícil para mí ahora que mi hermano cree que le puedo quitar la corona.
—Tu hermano es un tirano, es necesario un golpe…
—Ni lo digas, si te escuchan, tu familia se vería perjudicada.
—Es por una buena causa, ya que tú eres muy inteligente podrías realizar un buen gobierno.
—Yo no creo eso, yo solo quiero vivir tranquilo, que mi familia no sea amenazada por tener relación con palacio.
—Si eres el nuevo emperador, nadie podría atacar a tu familia nunca más, además todo el pueblo te respaldaría.
—No estoy de acuerdo con eso, porque no mejor me cuentas como esta mi familia.
—Tu hijo está muy bien, está centrado tanto en estudiar que ha dejado de lado a mi Ying, quien está molesta porque ya no pueden jugar.
—Creo que sería muy feliz si estrechamos más nuestro lazo de amistad con la unión de nuestros hijos.
—Si me permites hacerlo sería todo un honor para mí.


El señor Kim Gwang-jo y el príncipe Jungjong, eran grandes amigos desde la época en que se preparaban para dar el examen de gobierno; del mismo modo sus familias se llevaban muy bien, constantemente se podía ver a los hijos de ambas familias corretear por los campos o jugar en las casas.


A pesar de que el príncipe Jungjong no tenía planes de convertirse en Emperador se vio obligado a hacerlo cuando finalmente los nobles conservadores se alzaron en un golpe de estado, rodearon el palacio y apresaron al Emperador Yeonsangun luego de 12 años de tiranía.
El príncipe Jungjong fue coronado como el undecimo Emperador de Joseon en el año 1506 mientras su medio hermano era ajusticiado por sus crímenes y enviado al exilio en Jeju donde un mes después sería obligado a beber veneno como parte de su castigo por sus maldades.
Durante los primeros años de su reinado el emperador Jungjong no fue capaz de ejercer autoridad real libremente debido a la presión que recibía de parte de los nobles conservadores que lo habían colocado en el trono. A partir de la muerte de varios de estos nobles, él tuvo la capacidad de ejercer autoridad en su reino e inicio reformas importantes junto a su amigo Kim Gwang-jo en quien deposito el cargo de viceministro en palacio.
Durante un buen tiempo Kim Gwang-jo y otros eruditos apoyaron al Emperador en las nuevas reformas que decidió implementar. Principalmente Kim Gwang-jo era reconocido como su mano derecha y además fue nombrando Inspector General y se encargaba de hacer cumplir las leyes estrictamente a fin de que ningún funcionario se atreviera a recibir un soborno o explotar a la población local.
Sin embargo, las reformas enfrentaron mucha oposición de los nobles conservadores que habían ayudado al Emperador a llegar al trono y debido a la presión y al miedo de ser derrocado por su servidor tres años después de iniciada la reforma el Emperador Jungjong intento quitarle toda autoridad a Kim Gwang-jo.
Para Kim Gwang-jo, el Emperador debía ser un ejemplo virtuoso para el pueblo ya que representaba el poder de gobierno y por ello insistió al Emperador para que continuara con sus reformas. El Emperador sin embargo quería lograr una consolidación de su autoridad real para de esa manera poder continuar con las reformas que él creía Joseon necesitaba. Fueron años de tensión tanto entre el Emperador, su mano derecha y los nobles que lo habían ayudado a conseguir la corona, en el trascurso de ese tiempo las reformas fueron paralizadas para beneplácito de los nobles que veían de mala manera una repartición de tierras equitativas con personas de menor rango que ellos.
A pesar de todos sus intentos por llegar al Emperador y hacerlo entrar en razón, Kim Gwang-jo fue perdiendo terreno y poco a poco fue alejado de palacio para finalmente ser calumniado en 1511.
Los nobles conservadores no estaban de acuerdo con la indecisión del Emperador, necesitaban cortarle las alas mientras el pensara que no le servían, eran conscientes que si Kim Gwang-jo regresaba a palacio, el Emperador no tardaría en darse cuenta de las injusticias hacia su pueblo y principalmente la corrupción que reinaba en palacio y por ello planificaron una trampa para deshacerse de Kim Gwang-jo.
Se reunieron secretamente con algunos hombres que estaban al mando del Inspector Kim y propiciaron una revuelta donde se intentara tomar palacio haciendo mención constante a Gwang-jo como el próximo Emperador en palacio. Los nobles se encargaron de menguar a los guardias de palacio y para cuando los revoltosos que habían contratado llegaron, el Rey estaba casi desprotegido; ya estaban expulsando al Emperador apresado y encerrado en una carreta con barrotes cuando los nobles hicieron aparición y lo rescataron atrapando a todos los revoltosos y recabando pruebas como pequeños folios que decían:


“Kim se convertirá en Emperador”
“El Rey es solo una marioneta, por eso Kim debe subir al trono”


El Rey enfureció por todo el maltrato que recibió y ajusticio a Kim Gwang-jo como un traidor, el 26 de agosto de 1511 fue ejecutado delante de su familia.


—No puedes hacerme esto— suplico el acusado.
—Intentaste pasar por encima de mí— grito furioso el Emperador.
—Dijiste que éramos amigos, tu sabes que yo sería incapaz de hacerte algo así— rogo una vez más— yo estuve a tu lado todo el tiempo incluso cuando el Emperador anterior intentara matarte.
—Razón de más para que conozcas mis debilidades, no puedo confiar más en ti; hay pruebas suficientes que demuestran tu participación en este intento de golpe.


Mientras los nobles se regocijaban por haber logrado su plan, muy cerca acorraladas por los guardias se encontraban la mujer y la hija del Inspector que no dejaban de llamarlo entre sollozos y rogar por su perdón. La esposa no pudo tolerarlo más y entre empujones escapo de los guardias para correr donde su marido aun pedía por su vida al Emperador.


—Por favor— pidió ella de rodillas.
Pero sus suplicas no fueron escuchadas y cuando la espada fue apuntada hacia Gwang-jo para su ajusticiamiento, ella se interpuso y recibió la estocada que era para su marido cayendo en el acto al piso y empezando a desangrase.
El señor Kim intento aproximarse a su esposa a pesar de tener las manos atadas y encontrarse de rodillas sin embargo no llego muy lejos puesto que el verdugo levanto la espada nuevamente y esta vez sí apuñalo al señor Kim por órdenes del Emperador.
La niña de casi diez años al ver a su madre desangrarse en el suelo corrió tras ella solo para que la sangre de su padre le salpicara directo en el rostro al llegar a la cruel escena.
La escena era terrible; el centro de palacio estaba lleno de sangre, los guardias muy cerca de la escena ya parecían acostumbrados a los ajusticiamientos, el cielo parecía llorar ante la injusticia porque prontamente el cielo se nublo y una fuerte lluvia cayó sobre todas las personas que se encontraban en el lugar.
El Emperador se dirigió a sus aposentos, ajeno a todo, como si nada hubiera pasado en palacio, los guardias debían deshacerse de los cadáveres de los traidores así que empezaron a movilizarse y los nobles sonreían disfrutando la escena. Solo para una persona de ese lugar parecía que el mundo se había detenido.
La hija de los “traidores” lloraba amargamente mientras intentaba regresar a sus padres a la vida, susurrando sus nombres contantemente; la lluvia mojo su rostro llevándose sus lágrimas pero no su dolor que aún parecía quemarle el corazón. Dicha niña se sintió completamente sola, desamparada, horrorizada y solo pudo pensar en lo cruel que había sido aquel hombre que tanto tiempo atrás le había salvado de morir aplastada por un caballo desbocado, aquel hombre al que ahora solo podía ver como el asesino de sus padres. Intento abrazar a sus padres y solo pudo llorar hasta casi desfallecer, hasta que aquellas miserables personas le apartaron de su familia, una familia que ahora ni siquiera era digna de tener una buena sepultura, intento ser fuerte e impedir esa injusticia pero ya ni siquiera tenía fuerzas para mantenerse en pie, la situación era demasiado intolerable para soportarla de manera consiente.
Poco después las personas más allegadas al señor Kim como los eruditos más reconocidos de Joseon fueron ajusticiados, algunos sufrieron el mismo final que el inspector Kim y muchos otros fueron exiliados a Jeju, fue así como el Emperador estuvo de acuerdo con la masacre de los eruditos y al mismo tiempo firmo su sentencia a convertirse en una marioneta sin saberlo.


El Emperador fácilmente se olvidó de aquellas personas que lo habían apoyado siempre, olvido también el cruel destino que les avecinaba a los hijos de la persona que había intentado apoyarlo siempre.


Ying Kim, la hija mayor, fue llevada a su casa que de ahora en adelante le pertenecía al estado y la mantuvieron encerrada allí junto a su hermano por unas semanas, imposibilitándole averiguar sobre los cadáveres de sus padres. Poco a poco tuvo que ver como perdían cada posesión que tenían y como eran relegados ella y su hermano a la más baja clase social. Trascurrido dos meses después de la ejecución de sus padres fue obligada a subirse a una carreta con barrotes junto  su hermano como si de cualquier esclava se tratara se la llevaron lejos de donde ella había conocido el calor de hogar, lejos de sus mejores recuerdos, del mejor momento de su vida.


Los guardias la movilizaban junto a su hermano muy entrada la noche ya y por eso algunos guardias llevaban antorchas para poder guiar el camino mientras se dirigían a Choonhwagwan (la casa gisaeng más reconocida de Joseon).


—Finalmente estamos aquí dijo uno de los guardias
—Salgan ya— incito el otro, abriendo la puerta y casi gritándoles para que se apuraran en bajar.


Uno de los guardias al ver que ella demoraba por intentar ayudar a bajar a su pequeño hermano la empujo al piso con gran desprecio.


—Como te atreves— balbuceo el pequeño niño, pero fue inmediatamente callado por un fuerte puñetazo en la cara que lo derribo al lado de su hermana.
—Basta— grito ella— acaso no pueden tener un poco de compasión.
—No compadecemos a los traidores— grito otro de los guardias lanzándole un escupitajo.
—Eso no es cierto— dijo ella— se trató de una trampa, mi padre era incapaz…
—Nosotros solo cumplimos con el encargo— dijo otro guardia caminando hacia la gran puerta.


Llamaron a la puerta de la casa gisaeng por varios minutos hasta que finalmente abrieron.


—Ya hemos cumplido con nuestro trabajo— dijeron antes de retirarse presurosamente del lugar.
La señora que había salido era una mujer pasado de sus cuarenta años que parecía ser la jefa del lugar porque ordeno a los sirvientes que la ayudaran con los niños.


—Pasen— dijo ella— abriendo la puerta.
— ¿Qué es este lugar? — pregunto Ying antes de ingresar
—Es Choonhwagwan— susurro, incitándolos a entrar.


Jaejoong que apenas era un niño de 8 años se apresuró a ingresar porque tenía mucho frio y hambre hasta que su hermana lo detuvo.


—No voy a entrar— grito ella— es mejor que me mate.
—Has sido vendida como gisaeng, es tu destino— le grito la encargada— solo entra ya— grito mientras intentaba arrastrarla dentro del recinto.
—No importa que, no entrare— dijo nuevamente ella.


Finalmente la señora enfureció y con la ayuda de sus criados logro que Ying soltara a su hermano.


—Puedes quedarte afuera todo lo que quieras— dijo— dejando a uno de sus sirvientes para que la vigilara— pero tu hermano pagara las consecuencias por cada minuto que no entres— dijo cerrando la puerta mientras arrastraba a Jaejoong, quien no dejaba de gritar y lloriquear.
—No haga eso— suplico ella, pero el sirviente solo la observaba mientras ella no podía evitar llorar.


Para Ying era deshonroso entrar en una casa gisaeng porque significaba que se convertiría en una pero al mismo tiempo no podía abandonar a la única familia que le quedaba, no podía permitir que su hermanito sufriera por su orgullo; si debía proteger algo ahora, era a la única familia que le quedaba. Por eso se tragó su orgullo e ingreso a la casa gisaeng por sus propios pies.
Podía escuchar las risas de las gisaengs de las casa mientras cantaban y tocaban su música para los hombres y guardias de la corte, pudo divisar como la mano de aquellos hombres ebrios se posaban en el muslo o cuello de aquellas chicas y se sintió desfallecer por estar en un lugar tan inmundo como ese.
El sirviente la llevo junto a la encargada, que se encontraba en la que de ahora en adelante iba a ser su aposento.


— ¿Dónde está mi hermano? — reclamo.
—Por ahora servirás a las otras chicas, pero iras aprendiendo poco a poco tus deberes para que pronto seas una gisaeng— dijo sin escucharla— y debes empezar a prepararte desde ya y por eso no necesitas distracciones.
—Él no puede estar solo, me necesita— suplico
—Serás capaz de verlo, cuando seas una más de la casa, para ese momento tu hermano ya debe ser un eunuco porque no se permiten hombres en Choonhwagwan.
—No pueden hacerle eso— grito desesperada.
—Los vendieron— dijo ella— debes aceptar que ahora perteneces a este lugar y este lugar tiene reglas.
—Pero, por favor no le haga eso a mi hermano— suplico.
—Si te comportas bien intentare retrasar el proceso.
—Prometo hacer todo lo que quiera pero por favor... — entre el llanto
—Eso está mucho mejor, ahora descansa que mañana empezamos muy temprano.


Esa noche no pudo dormir, era muy difícil para ella estar en un lugar tan horrible y más si estaba alejada de su hermano, se sentía completamente perdida y desamparada.
Intento huir pero habían sirvientes y guardias en la puerta, además no sabía dónde estaba su hermano; quería encontrar a su hermano y huir con él muy lejos de todo pero no sabía cómo hacerlo y pronto se encontró pensando que tal vez lo mejor sería que ambos murieran. Se quedó fuera de su habitación hasta el amanecer y fue entonces que un rayo de esperanza ilumino en su mirada.


— ¿Qué haces aquí? —pregunto Yunho, el mejor amigo de su hermano.


Ella se sintió incapaz de contestar, solo quería esconder la mirada y cubrirse para que nadie más la viera en un lugar así.


— ¿Jae también está aquí? — volvió a preguntar Yunho
—No lo sé— dijo ella sollozando.
—Debo entregar un documento que me envió papá así que no tengo mucho tiempo, cuando regrese del viaje que vamos a hacer te vengo a visitar— dijo sonriendo el inocente niño.
— ¿Viaje? ¿Qué viaje? — pregunto ella.
—Papá dice que iremos en barco a vender unas cosas…
— ¿Cuándo se van? — pregunto ella respirando aliviada.
—Hoy en la noche.


—Perfecto— se dijo para sí misma, ingreso a su habitación y espero a la encargada para comenzar el día.


Escucho sin hacer berrinches e hizo todo tal cual le pidieron y al final de la tarde consiguió ver a su hermano aunque no pudo descubrir donde lo tenían.
Cuando el cielo oscureció por completo ella escapo de su habitación mientras los sirvientes y las gisaengs atendían a los hombres de palacio. Tenía unas joyas de su madre que había logrado esconder y esperaba que fuera lo suficiente para sobrevivir en Japón. Demoro más de media hora en encontrar a su hermano, lo desato y junto a él logro subir una pared de la casa y escapar rumbo al puerto de Ulsan.


Sin embargo la encargada de la casa gisaeng pudo divisar a las sombras mientras huían por lo que envió a sus sirvientes a verificar la habitación de la nueva y al no encontrarla envió a los guardias tras ellos.
Ying corría junto a su pequeño hermano muy cerca ya del puerto cuando escucho la voz de sus persecutores.


“Puedo verlos” —grito uno
“Se dirigen al puerto” — dijo otro


Muy cerca del puerto vio a Yunho quien se encontraba muy sorprendido de verlos, pero al ver a los guardias pudo intuir que algo andaba mal y por eso corrió a darles el alcance. Ying acelero el paso al sentir a los guardias muy cerca y en algún punto de su acelerada lucha por escapar dejo ir la mano de su pequeño hermanito que había caído al suelo y torpemente intentaba levantarse para seguir corriendo.
Yunho llego a donde estaba Jaejoong y al ver que Ying regresaba, le grito “yo iré con él solo busca un escondite”; ella subió a la embarcación y escondiéndose de los otros tripulantes busco un lugar para esconderse.
Yunho intento cargar a Jaejoong en la espalda porque este se había lastimado el pie, pero a pesar de lo delgado que parecía pesaba mucho y al ver que no avanzaban, lo sujeto fuertemente del brazo y lo insto a correr a pesar del dolor.
Cuando estaban muy cerca de la embarcación y los guardias estaban muy cerca de atraparlos apareció el señor Jung; quien se estremeció al ver a los guardias y por eso agarro a su hijo y lo cargo en brazos logrando que soltara a Jaejoong y corrió junto a él a la embarcación, haciendo señas para partir de inmediato a su tripulación.
Yunho pataleo, grito e intento soltarse para regresar por Jaejoong pero su padre era demasiado fuerte y de manera impotente tuvo que ver como los guardias atrapaban a Jaejoong ya que este se caía constantemente debido al dolor, lo escucho gritar y lloro de frustración al no poder rescatarlo. Si hubiera sabido que esa era la última vez que vería a Jaejoong habría rogado más a su padre o se hubiera lanzado a las aguas para protegerlo.
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Pasaron muchos días en altamar, los alimentos empezaban a escasear lo mismo que el agua y los navegantes no entendían porque aún no habían llegado a Japón, al parecer habían perdido el rumbo en algún punto y ahora estaban perdidos en medio de una furiosa tormenta que no dejaba de azotar el barco.
Yunho se sentía desolado y muy triste y esto no hacía más que empeorar su ánimo, su papá intentaba animarlo, decirle que todo iba a estar pero aun así eso parecía no ser suficiente para él porque no dejaba de pensar en todo lo que estaría sufriendo Jaejoong. Por su parte Ying se mantenía ajena a todo porque Yunho no había sido capaz de liberarla de la trampilla y a pesar de que él le llevaba comida, ella solo quería dejarse morir al imaginarse a su hermano como un eunuco en aquel feo lugar.
La tormenta se acrecentaba cada vez más, sacudiendo el barco constantemente, mareando a los tripulantes debido a los fuertes movimientos que los obligaba asirse de algo para mantenerse de pie.
El señor Jung y sus tripulantes se debatían entre eliminar la carga que llevaban para que no tuvieran problemas con la tormenta pero al mismo tiempo no se sentían capaces de hacer eso debido a que había una gran inversión de dinero en la mercancía. La tormenta no perdono la indecisión de estos hombres, una gran ola se alzó por encima del barco y los hundió por completo en el agua, la embarcación floto de nuevo solo para hundirse poco a poco mientras las olas seguían golpeando fuertemente contra el.


—Yunho ¿Dónde estás? — gritaba constantemente el señor Jung buscando a su hijo mientras intentaba sujetarse para no caer al mar.


Yunho se acordó de Ying y en medio del alboroto corrió al lugar de su escondite porque sabía que ella no podría escapar sola, hizo hasta lo imposible para mover la trampilla y luego de mucho esfuerzo logro abrirla y rescatar a Ying que estaba a punto de ahogarse.
La embarcación empezó a destrozarse por la fuerza por la que era golpeado por las olas, Yunho y Ying lograron asirse a un gran trozo de madera que se había desprendido de la embarcación que a cada momento se hundía un poco más. El trozo de madera bailaba en el mar debido al movimiento frenético de las olas y por ello ambos niños fueron alejándose de la embarcación cada vez más y más, Yunho no dejaba de ver el lugar del desastre rogando porque su papá apareciera de entre las olas, él tenía mucho miedo y mientras intentaba no soltar la pequeña tabla que lo ayudaba a mantenerse a flote grito llamando a su padre, grito hasta casi desfallecer.


—Papá estoy aquí— gritaba— ya salí del barco— continuaba—Papaaaaaaaaaaaaaa.


Sin embargo no había ecos en las olas y su voz solo se perdía por la tormenta, poco a poco vio como la embarcación se perdió entre burbujas a lo lejos sin que nadie, ni su padre apareciera entre los restos de maderas.
Yunho se sintió tan desamparado que las lágrimas inundaron su rostro mientras las olas lo llevaban muy lejos de su ciudad, de su madre, de su padre y también de su Jaejoong.


El señor Jung estuvo buscando a su hijo por toda la embarcación, se sentía tan apesadumbrado que no se dio cuenta que se estaba hundiendo poco a poco, cuando finalmente reacciono sus pulmones estaban quedándose sin oxígeno, intento salir romper la barrera del agua pero ya era demasiado tarde, no pudo evitar derramar algunas lágrimas mientras pensaba que en este momento tan triste, que en este sus últimos minutos no había podido abrazar a su querido hijo o tan siquiera despedirse de su adorada mujer.
Una lagrima más escapo de sus ojos antes de que la penumbra de la muerte lo alcanzara llevándoselo a lo profundo del mar junto a sus amigos y compañeros de vida que junto a él no habían podido escapar del fatal destino.