KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Our World

Sus mundos eran totalmente diferentes, sus familias y amigos no entendían su relación, pero lo que sentían el uno por el otro, era más fuerte que todo lo demás. Lo que no sabían, es si esto sería suficiente para estar juntos.

El príncipe de los bárbaros

En un mundo antiguo un hombre busca levantar a su pueblo e inicia la búsqueda de un ser que le brindará todo el poder que necesita, sin saber que forma parte de un historia muchísimo más grande que su propia ambición. Shim Changmin y Kim Junsu se encontrarán de forma inesperada para formar parte de un destino dictado por la atracción entre gemas.

Insano

Junsu no podía creer que aún después de todo ese tiempo de humillaciones por parte de sus dos mejores amigos él no se hubiera vuelto completamente loco, desquiciado; en cambio se sentía renovado, en una nueva piel.

Lluvia de estrellas

¿Crees en los deseos? Yunho alzó la vista al cielo y con una lágrima oró a las estrellas para que le concedieran un deseo… desde ese momento el destino de Changmin reposó entre sus manos. El máximo inconveniente es recordar… ¿quién es Changmin?

You are everything I've been looking for

Después de una decepción amorosa, Changmin decide alejarse de la vida como la conoce, acompañado de su mejor amigo Jonghyun. Juntos descubrirán sentimientos que les cambiarán la vida para alejarlos o acercarlos más, mientras conocen a un grupo de peculiares personas en un lugar común y corriente...

Dolor

Todos tenemos algo que ocultar en nuestras vidas pero ¿Qué ganamos con eso? ¿El guardar todo ese dolor solo para nosotros, no también causa dolor a los que nos rodean?

Novio secreto

La relación de Changmin y Jaejoong era un secreto para el mundo, sus únicos testigos eran aquellos lugares donde se veían a escondidas, los testigos mudos de su amor y su pasión, de su tristeza y desesperación.

Actualización N° 173

Hoy me han sorprendido, teníamos la bandeja llenita de fic's y eso que actualizamos antes, MUCHAS GRACIAS!!

Bien sin mas que escribir la actualización N° 173 es la siguiente:

HoMin
El Secreto de Yunho Cap. 7 y 8

YooMin
The Secret Code. Detective Agency: "Bad Wolf" Cap. 3 y 4

JaeMin
Red lips Paradox [OneShot - NUEVO]
Unbalanced Kiss Cap. 2 [TwoShot - TERMINADO]

YunJae
Odio Cap. 7 y 8

Traducciones
Hosting Hours Cap. 12 [YunJae]

Parejas Varias
Homofobia Cap. 1 [Serial - NUEVO]
Memorias Prohibidas Cap. 17 y 18
Blogger Cap. 16 y 17

Odio - Cap. 8

¿Y si te vas…?
Yunho no había tenido la oportunidad, sus pasos eran lentos por el lugar, sus ojos fingían no estar curiosos, pero había gente de un lado para otro, otros con tantos papeles entre las manos que se asemejaban al ajetreo de la oficina.

Pero entonces pasaban las personas en paralelo, con ropas entre los brazos, pequeñas cajas repletas de maquillaje y las cámaras andaban de aquí para allá, era un lugar ajeno a su quietud, pero Junsu se movía con habilidad, preguntaba sin problemas y piso tras piso parecían cada vez más cerca de su objetivo.

—Es bueno llevar buenas noticias— Comentó de repente Kim, y Yunho se vio obligado a prestarle atención, dentro del ascensor solo estaban los dos, por lo que Jung asintió, con una pequeña expresión de resignación que hizo al otro sonreír –Últimamente no estás durmiendo bien, hyung.

No podía llegar a entender los límites de Junsu, su sonrisa extraña que parecía descubrirlo todo frente a él y la manera en que ahora miraba las puertas cerradas del ascensor.

—¿Lo dices por las ojeras?
—Lo digo por tu actitud, luces cansado, ido. ¿O más bien atormentado?

Yunho entonces se removió en su lugar, no había música molesta dentro del lugar, pero el aire le estaba faltando, Junsu podía leerlo con tanta facilidad que temió por sus secretos más íntimos juntos a él.

—¿Qué pasa Yunho hyung?

Esos ojos lo atravesaron y él suspiró.

—Solo sigo dudando sobre Namin.
—¿Lo de la boda o su relación?
—Nunca he dudado sobre nuestra relación.

Parecía seguro de sus palabras, incluso estas salieron autómatas de su boca, como una lección bien aprendida y Junsu amplió su sonrisa un poco más.

—Es tu novia de secundaria, seguramente un gran amor, pero es el único amor que conoces, antes de dar el gran paso ¿no deberías pensarlo bien?
—Tuve una novia antes que ella.

—No me refiero a eso— Junsu suspiró, con la mirada cerca de sus pies –Sino al sentimiento.

Las puertas se abrieron justo ahí, cuando Yunho fijó sus ojos en él, su piel blanca y sus ojos que se volvieron a alzar cuando sus pasos empezaron a andar, era como una sombra detrás de él, que se abría paso entre las personas y Yunho lo siguió, porque el hilo de sus pensamientos lo llevaba a otro lugar.

Namin era lo cercano a su primer amor. Yoona era ese amor que había dolido.
Y Jaejoong… Seguía sin tener definición en su vida.

Era cuestión de un imán que lo anclaba a el mayor, a su voz y sus ojos seguros, que a pesar de los años no habían podido cambiar. Pero aquella tarde, días atrás, cuando vio las llamadas de Jaejoong tarde en la noche, se arrepintió.

Jaejoong no llamó más.
No escribió y pareció desaparecer tan pronto como había regresado en su vida.

No supo más de su existencia y como idiota recurrió a la televisión, él que rara vez posaba su mirada en el televisor se descubrió ansioso una noche, lo contempló a lo largo de la hora en que la imagen de Kim aparecía  y reaparecía como uno de los protagonistas de la popular serie.

Jaejoong estaba ahí, disfrazado con una máscara nada particular, actuando sin lugar a dudas como se le daba tan bien que ni siquiera dudo en cada palabra que salía de su boca. Su sonrisa, su presencia y Yunho se sintió prisionero otra vez.

¿Cuántos años tenía que lo volvía a ver con esos ojos que querían acapararlo todo por igual?
¿Cuántos años tenía que no había aprendido la lección?

—Llegamos.

Junsu lo puso en alerta y sus ojos se alzaron dispuestos a ser maravillados, el set de grabación era inmenso, simulaba un salón de recepciones en algún hotel costoso y presuntuoso, pero dentro del alboroto que había, las cámaras se movían y enfocaban al gran número de actores mientras el directo vigilaba cada movimiento.

Se escurrió junto a Junsu con cuidado, por los laterales hasta el lugar donde estaba el manager,  observando directamente la filmación, pero los ojos de Yunho lo capturaron de inmediato, Yoochun parecía estar entre el público, Jaejoong en cambio sobre la pequeña tarima junto a la banda refinada y detrás del micrófono.

Su cabello lacio caía por las mejillas y su ropa sofisticada lo hacía destacarse. Jaejoong estaba con sus manos sobre el micrófono, apoyado y moviendo sus labios, al compás de la música que hacía eco en el lugar, esos ojos que brillaban y resplandecían como pocos.

—¿Entonces todo se ha solucionado?

—El fiscal ante las pruebas que remitimos creyó innecesario un juicio, no hay nada que valga la pena ser alargado ante las pruebas de que nada ocurrió por culpa de ellos, a menos de que quieran apelar en base a injurias.

—No, es mejor así.

Terminó por alejar su mirada de él, porque sentía el vaivén de sus emociones contradictorias otra vez. Se acercó de modo que internarse en la conversación fuera fácil. De modo que darle la espalda a él y su mundo, fuera su obligación pendiente.




—¿Entonces acabó todo?

Yoochun miró los papeles con parsimonia, su rostro serio mientras Jaejoong de piernas cruzadas, permanecía sentado unos pasos más atrás. Las cosas empezaban a ser levantadas de poco y Yunho evitaba que sus miradas se cruzaran bajo cualquier circunstancia.

—Así es, el hombre no tiene más razones por las que seguir intentando algo.
—Es una buena noticia— Habló Jaejoong de repente –Al menos toda esta locura se acabó.

Junsu asintió tranquilo y el manager en verdad parecía complacido, tanto que cuando propuso un almuerzo para salir a celebrar, Yunho intentó hallar la excusa perfecta que lo sacara de ahí, porque si no huía a tiempo, no habría vuelta atrás.

Tan poca fuerza de voluntad…

—Pues yo no tengo problema— De pronto la voz de Junsu se alzó y Yunho volvió a concentrarse en la conversación mientras los demás lo miraban esperando —¿Tú que dices hyung?

—Bueno…— El celular en su bolsillo sonó inoportuno, sus ojos se entrecerraron un poco antes de pedir permiso y alejarse de ahí, con su atención total en la llamada repentina de su jefe a esas horas.

—Supongo que podemos tomar eso como un sí.

Yoochun bromeó discreto, tomando sus pocas cosas antes de empezar a salir mientras veía a Jung de espaldas concentrado en su conversación. Junsu sin embargo solo se quedó dispuesto a esperar, pero la mano de Jaejoong sobre sus hombros lo hizo desistir.

—Yo lo espero— Le sonrió el mayor –Tengo que recoger un par de cosas y de ahí los alcanzo. Ve con Yoochun y el manager.
—De acuerdo.

Junsu accedió, porque sus ojos no miraron mala intención en esos ojos amables de Kim, en su tono suave y amigable. Sus pies lo alejaron y Jaejoong se quedó ahí, apoyado contra la pared del discreto camerino en el que se habían encerrado anteriormente los cinco y se cruzó de brazos dispuesto a esperar.

—De acuerdo, entonces le reenviaré el correo en la noche— Pero Yunho demoró más de lo esperado y paciencia volvió a desesperar –Hasta luego.

Cuando esos ojos de Yunho lo encontraron, su expresión valió la pena, entre sorprendido y serio por aquella soledad en la que ambos parecían estar. Sonrió porque aún no lograba convencerse de dejar las cosas morir ahí.

Porque seguía siendo terco todavía.

—¿Y los demás?
—Se adelantaron— No se movió, porque conocía bien a Jung –No fuiste, al aeropuerto aunque te lo pedí.

—No lo pediste— Le corrigió de pronto –Tú nunca pides Jaejoong, siempre exiges y yo no tengo porque estar siempre a disposición de tus requerimientos.

Calló porque no sabía cómo determinarlo desde ahí. Esos ojos de Yunho que no parecían amenazantes ni molestos, solo permanecía frente a él, acostumbrado a esos movimientos tan suyos.

—Puse de mi parte— Susurró –Porque hay algo entre tú y yo que quedó pendiente.
—Nada quedó pendiente.

Era brusco, como en antaño. Anclado a esos pensamientos convencionales que hacían a Jaejoong rabiar de indignación.

—¿En serio crees eso Yunho?
—El pasado ya no importa y ahora si me dejas ir…

—Cierra la maldita boca— Jaejoong frunció el ceño por primera vez, lejos de esa expresión tan suya, tan hermosa y relajada —¿No lo crees? ¿En serio nunca te has detenido pensar en que hubiera pasado si Yoona no hubiera llegado?

—Pero llegó— Le reprochó, herido todavía. Su voz lo delataba –Y tú la llevaste.
—No puedes dar por terminado algo que aún duele.

Yunho sacudió su cabeza de inmediato, negándose rotundamente.
Jaejoong bufó.

—Has lo que te la gana entonces, no pienso rogar nada— Soltó su propio veneno sin reparo –Y que te vaya bien, Yunho. Sigue así, que en medio de todo ese modus operandi tuyo de tragarte tanto el dolor  como el amor, algún día también encuentres otra alma igual de podrida que tú.

El sarcasmo vibró con fuerza, la rabia y el coraje daba vueltas contra su cabeza cuando tomó el pomo de la puerta y esta se volvió a cerrar, descubrió la mano de Yunho sobre ella, el brazo junto a su cabeza y el aliento de él tan cerca de su cuello, que su cuerpo entero se erizó.

Esperó, con los ojos abiertos de par en par, sin mover un solo músculo porque de pronto era peligroso, y la respiración de Yunho, tan cerca, tan cálida, hacía su pecho saltar inconvenientemente.

Pero Yunho no se movió más y Jaejoong cerró los ojos de pronto, respirando profundo y cerrando los puños, Yunho era como un niño pequeño al fin y al cabo, uno que necesitaba ser empujado continuamente para que pudiera ser libre aunque fuera a la fuerza.

Así que cuando giró y sus ojos se encontraron directamente, se percató de lo cerca que estaba su rostro, que esos labios finos no habían cambiado demasiado, y que el rostro masculino de Yunho tan solo se había acentuado un poco más.

No iba a rogar…

Nunca estuvo seguro de cuánto tiempo pasó, no se movió más. Porque Yunho continuó bajo la misma posición y su pequeña diferencia de altura le dio la ventaja de estar un poco por encima de él.

Pero cuando el momento llegó, Jaejoong perdió el aliento, esos labios otra vez contra su boca, ni siquiera se movió a tiempo, solo recibió esa boca y ese beso que no parecía desesperado sino más bien ansioso. Y cuando se alejó, fue como volver el tiempo hacía atrás.

Así que la segunda vez fue mutuo. Sus manos subieron por ese cuello y Yunho lo apresó contra la puerta, esa boca se cerró sobre la suya muy bien, y era como si lo estuviera descubriendo otra vez, sabía a victoria, a una dulce y amarga por igual.

Porque sus manos cansadas y su pecho agotado, celebraban internamente, la algarabía y la adrenalina distribuidas por igual.



Sabía que no era correcto cuando accedí
Si el amor hablara, sería cruel, porque lo volví a traicionar, y creí otra vez en ti

NA: La canción es Just Go de Rania.

Odio - Cap. 7

Si lo extraño, es demasiado.
Ha pasado una semana.

Tan corta y espaciosa por igual que si se sienta a pensar, los espacios de la culpa no se han alojado todavía, no tiene la intención y sin embargo, la presencia de Jaejoong late con fuerza contra él.

“¿Has ido ya a comer? Procura alimentarte bien.”

No parecía él. En ningún confuso sentido mientras le enviaba mensajes como esos, durante aquellos siete días que se encontró fuera del país, Yunho observaba su celular y parecía desfallecer mientras pensaba que lo mejor era dejarlo atrás.

Pero estaba otra vez ahí, mirando esas pocas letras en la pantalla del celular, el remitente de Jaejoong se asomaba sin identificación todavía, no se había atrevido y por consecuencia, sin intentarlo siquiera, se sabía ya su número de memoria.

“¿Por qué haces todo esto?”  Le respondía en ocasiones  “Sinceramente creo que lo mejor para ambos es mantener las distancias otra vez.”

Jaejoong entonces dejaba de escribirle por horas, largas y tediosas en las que él se ocupaba de su caso en particular. Junsu se había hecho cargo de conseguir las pruebas y estaban a punto de acabar con todo el problema legal y social ante la empresa para los dos actores.

Pero Kim volvía, como un huracán dentro de su vida. Lo sacudía todo otra vez, y le escribía como si ni siquiera hubiera leído su mensaje anterior.

“¿Sabes Yunho? Hoy vi a dos muchachos peleando como idiotas por la calle, reían y todo. Supongo que de habernos conocido mejor, hubiéramos sido buenos amigos.”

Así que la exasperación llegaba a Yunho en límites insospechados, ¿cómo podía comportarse como si nada hubiera pasado? Se acercaba a los límites de su paciencia, y en un sentido aún más extraño empezaba a creer que el pasado podía quedar atrás. Que sus tetras de adolescentes, eran solo estupideces, que si se lo proponía, Jaejoong podía llenar su mundo otra vez.

—Deja esa cosa Yunho— Goongsu sonó molesto, con su entrecejo arrugado y la comida a punto de entrar en su boca –Últimamente tienes mucho trabajo ¿no?— Él levanto la mirada confundido y su amigo rio divertido –El celular— aclaró –Suena a cada rato.

—Oh, si…— No parecía convencido, pero de todas formas sonrió –Es que estamos tratando dos casos muy importantes por igual. Pero uno de ellos… Ya está por terminar.
—Eso es bueno, Namin me han contado que casi no han salido esta semana.

—Sí, se nos han cruzado un poco los horarios.

Goongsu asintió, moviendo los tallarines en su plato un instante más. El celular no volvió a sonar e interiormente Yunho se lo agradeció a Jaejoong. Aunque se sintiera culpable, sabía que no había nada malo en su accionar.

Aunque su consciencia lo traicionara todavía.




—¿En serio te tiene que gustar demasiado?

Yoochun sonrió bebiendo un poco de agua, notando la manera en que Jaejoong se sobresaltaba con su voz y daba un pequeño respingo, guardando de inmediato el celular.

—No sé de qué hablas.

—Oh, vamos— Se burló el menor –Te la pasas escribiéndole todo el maldito día cada que tenemos un descanso en las grabaciones. Solo ten cuidado Kim Jaejoong— Dijo serio esta vez –Las fans suelen ser en ocasiones demasiado posesivas.

Jaejoong bufó sentándose otra vez, con las manos en sus bolsillos, perdiendo la mirada por aquella zona de césped en la que se encontraban.

—¿Dos personas que se han lastimado, pueden estar juntas de nuevo?

—Así que se trata de un viejo amor…— La voz reflexiva de Yoochun ni siquiera lo incomodó –Pero supongo que mientras ambos estén dispuestos a reconstruir todo está bien. Solo ten cuidado, el problema con eso, es que a veces las personas cambian. Cambian sus perspectivas, sus propósitos, sus formas de amar. A veces las personas que los rodean no son las que tú conocías. Asegúrate de no salir lastimado. Fíjate que no esté amando a alguien más.

Los hombros de Jaejoong se encogieron un poco más.

—En realidad lo que me preocupa ahora, es su rechazo a tenerme en su vida.
—¿Qué le hiciste?— Preguntó divertido –No es normal que una chica rechace a un viejo amor que de paso se ha  vuelto más apuesto y además es famoso.

Jaejoong sonrió.

—Da igual. De todas formas lo que le preocupa es la confianza. Cree que no podremos confiar mutuamente, aunque en realidad nunca he podido saber lo que pasa por su cabeza.

—Las relaciones son así, uno nunca sabe si es el malo, el bueno o la víctima en la historia. Supongo que cada uno asume un rol con el que más cómodo se siente.
—No estamos hablando de actuación, Yoochun.

—El mundo es un escenario Jaejoong. Lo que sucede es que las personas se lo toman demasiado en serio en ocasiones.

Los pasos de Yoochun de repente estuvieron en el suelo otra vez, quitándose el abrigo y acercándose donde el director que lo llamaba otra vez. Kim solo lo vio marcharse de ahí y suspiró.

“Llegaré a Seúl a las siete de la noche. Pasa por mí”

Se había acostumbrado a no preguntar cuando se trataba de Yunho, porque si le daba la oportunidad, Jung daría un paso hacia atrás. Miró el celular una vez más y luego de pensarlo un poco. Presionó enviar.



—Sorpresa.

Presionó su cintura desde atrás y Namin giró sorprendida, con una sonrisa en el rostro y asombrada por el ramo de rosas que Yunho traía en sus manos. Con esa sonrisa encantadora que solía ponerle y aún lograba estragos dentro de ella.

—¿Qué haces aquí?
—Bueno, hace mucho que no salimos a cenar. Y hoy vine dispuesto a que te dejes secuestrar.

Ella sonrió un poco más, aspirando el aroma fresco de las rosas y sus mejillas se sonrojaron en cuanto notó las miradas de los demás sobre los dos.

—No es tan fácil.
—Lo es— Yunho sacudió un poco su mano –Ya hablé con tu jefa.

—¡Yunho!
Sin embargo Jung solo la apretó con fuerza contra su cuerpo –Oh, vamos. Quería hacer algo lindo por ti. No te molestes~

Namin se intentó liberar, que el enojo le durara un poco más. Pero el abrazo cálido de Yunho era fuerte y su sonrisa la hacía borrar cualquier rastro de indignación. Finalmente suspiró y lo abrazó.

Porque Yunho seguía ahí, dispuesto a tomar su mano una y otra vez.
Debía borrar las inseguridades, porque Yunho estaba ahí, y no parecía dispuesto a huir.



—¿Sigues aquí?

Yoochun salió de la zona de espera, mirando sorprendido como Jaejoong escribía en su celular, con las maletas a sus pies y el entrecejo arrugado.

—¿No es obvio?— Refutó molesto —¿Por qué haces preguntas estúpidas?
Yoochun bufó –Haber querido amigo, que te hayan dejado plantado no es mi problema. Así que si no soportas al resto de la humanidad mejor me largo.

Jaejoong respiró hondo, llevando el celular a su oreja, marcando el número de Yunho otra vez.  Pero las tonadas lo mantuvieron sin mucha estabilidad, Yoochun rodó los ojos y empezó a caminar, entonces su mano lo tomó del brazo, y harto de que no le contestaran pidió perdón.

—Chun, lo siento. En verdad esto me puso de mal humor.
—¿Quieres que te lleve a tu departamento, verdad?
—¿Puedes?

En cuanto los ojos de Jaejoong parpadearon repetidamente, Yoochun bufó, soltándose del agarre y empezando a caminar de nuevo.

—Agh, eres realmente molesto.

Pero esta vez los pasos de Jaejoong se reanudaron junto a los suyos, mirando incesante el celular todavía.




Yunho estaba encendiendo el auto, cuando Namin se empezó a colocar el cinturón. Sus ojos estaban fijos en los espejos, cuidadoso de salir sin problemas del parqueadero.

—Cierto— Recordó Namin –Necesito decirle a una compañera que el paciente de una habitación cambió de lugar. ¿Me prestas tu celular?
—Claro está ahí.

Las manos de Yunho señalaron en el pequeño espacio que los dividía y los dedos de ella colocaron la clave sin problema, abriendo sus ojos sorprendida mientras el auto empezaba a andar.

—Vaya…— Susurró —¿Quién te ha estado llamado tanto?

Yunho regresó la mirada de inmediato. Namin parecía preocupada y su corazón traicionero latió acelerado, preocupado y culpable.

—No lo sé… Si no está registrado debe ser de algún cliente nuevo o algo así.
—Pero parece importante. ¿Por qué no le devuelves la llamada?

Yunho la miró de refilón, conduciendo lento e identificando ese número mientras Namin le enseñaba la pantalla del celular.

—No es importante— Sonrió –Si tanta urgencia tenía, volverá a llamar.

Namin se desentendió del problema entonces, realizando su corta llamada y haciendo que Yunho sintiera un escalofrío recorrerlo por completo. Había decidido no leer más los mensajes de Jaejoong. Seguramente el motivo de sus llamadas radicaba en una molestia injustificada.

Y las mentiras empezaban a acumularse.
No quería hacerlo, pero tampoco quería la mirada de Namin repleta de inseguridad.
Jaejoong podía esperar.




Esta canción se ha convertido en la más triste del mundo

No tiene final, incluso cuando la canto hasta la última melodía

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Blogger - Cap. 17

NO SIEMPRE ES OLVIDAR, SINO PERDONAR.
2/05/2010




¿Sabes algo, lector?

¿Cuándo fue la última vez que abrazaste a alguien y te perdiste en el aroma de su cabello, en la calidez de su cuerpo y en esa emoción reflejada en los latidos de tu corazón, eso que te provoca cerrar los ojos y suspirar?

¿Hace cuanto no abrazas a una persona de esa forma?

Ese sentimiento, esa calidez que sufre el alma. Puede venir derivado del amor, de la amistad. Puede provocarlo un amigo, un nuevo amor, un viejo amor, un hermano, incluso los padres. Es ese sentimiento de saber que eres débil, permitírtelo serlo por unos segundos, solo por aferrarte a esa persona.

Ese efímero momento, las personas pueden contarlos con los dedos de una sola mano.

Un abrazo, es más significativo que un beso.

Así que… Llevo aferrado a ti Jaejoong, ¿desde cuando?

¿Desde aquella vez cuando recién me mudé y nos encontramos en la entrada del edificio?

¿O desde ese momento en el que sentí que te extrañaba?

Llevo aferrado a ti, ya tanto tiempo. Que un beso, aunque necesario, es opacado cuando puedo abrazarte. Llevo aferrado a ti, ya tanto tiempo. Que el momento exacto en que me miras y puedo saber lo que piensas.

Llevo aferrado a ti, ya tanto tiempo… Que ponerle nombre a lo que siento es innecesario.

Etiquetarte es insuficiente.

Entonces…

¿Bastaría con decirte que lo único que espero de la vida es nunca alejarme de ti?




Resultaba que el sillón en mi departamento no era tan grande.

Por eso me había colocado en un lado y Jaejoong semi recostado sobre mi, entre mis piernas, con la mirada en el televisor, en aquel programa de concursos en el cual Jaejoong contestaba por inercia cada pregunta, correctamente.

Me hacía pensar que de concursar, Jaejoong sin duda se llevaría el primer premio. Pero él siempre alegaba que las cámaras, el público podrían ponerlo nervioso y entonces fallaría.

Jaejoong tenías sus teorías, yo las mías.

Y en las mías, Jaejoong indudablemente ganaría.

El olor de su cabello recién duchado llegaba hasta mí, cada que pasaba una mano por entre las hebras de su cabello o se movía desesperado cuando alguien erraba en alguna pregunta.

Infestado por su fragancia, y el entusiasmo que tenía aquella tarde de domingo, suspiré.

Y él giró de inmediato hacía mí.

—¿Qué sucede?
—Solo estoy un poco cansado.

Él tomó mi mano y terminó por levantarse, arrodillarse frente a mí, y pasar una mano por el rostro. Era extraño, antes solía gritarle que se alejara, que parara de hablar, que mantuviera la distancia.

Y ahora su tacto me era tan necesario…

—¿Ya estudiaste para el examen?
—Algo así…

—¿Cómo que algo así?
—Ya me sé las preguntas, me faltan las respuestas.

Sentí su mano en mi brazo, con una fuerza extraña que me sorprendió. Me miró enojado y luego rodó los ojos.

—Debes estudiar.
—Lo haré en la noche, ahora solo quiero estar así.

—¿Así, cómo?
—Así…

Mis brazos se estiraron hacía él. Rodearon su espalda con cuidado y lo atraje hacía mí, con su cuerpo sobre el mío y su rostro contra mi pecho. Las manos de él se deslizaron por mi cintura, completando el abrazo. Con un silencio asombroso. Y una comodidad intacta.

Era extraño también que antes, apenas y solía hablarle, y de repente ahora lo abrazaba, lo besaba, y no habían palabras tácitas entre nosotros, o un comienzo propiamente dicho. Él se adaptaba a mí, y yo me había adaptado a él.

¿Estaba eso mal?

—Yunho…
—¿Mmh?

Una de sus manos se cerró con fuerza sobre mi camisa, jalando un poco de ella, sin levantar la mirada aún.

—Yo… bueno… ya sabes.
—Si, Jaejoong, yo también.

Él levantó un poco el rostro. Con una de esas sonrisas espléndidas y besó mis labios. Luego volvió a quedarse abrazado a mí y suspiró. Solo por un rato más.

¿Lo ven?

Es así de implícito, así de incomprensible, así de sencillo.

Él no necesita decirlo, ni yo tampoco necesito expresarlo.

Pero ese sentimiento está ahí. Tatuado en nuestras almas con intensidad.




—¡Jaejoong!


Ese era el grito de una mujer, acompañado por fuertes golpes a mi puerta.

Jaejoong se removió sobre mi cuerpo, restregando sus ojos, visiblemente adolorido por la mala posición en la que nos habíamos quedado dormidos. Cuando intenté levantarme, me dolía la espalda y el cuello también.

¡Yunho, Jaejoong! ¡Abran la puerta!
—¡Es mi hermana!

Justo en ese momento el cuerpo de Jaejoong saltó desde el sillón hasta el piso con velocidad, medio arreglando su cabello y viendo con desesperación la puerta. Yo apenas pude notar que estaba muy oscuro.

¿Qué hora podía ser?

Sin embargo, antes de que pudiera preguntárselo a él, Jaejoong corrió hacía la puerta y la cara de Namin, sumamente molesta fue lo primero que medio vi, por qué aún estaba más dormido que despierto en realidad.

—¿Has perdido la cabeza, Kim JaeJoong? Saliste todo apresurado de la casa luego del almuerzo para acá. Son más de las once de la noche y no dabas señas de vida, ¿qué han estado haciendo?

—Namin, te prometo que nada malo. Solo nos quedamos dormidos viendo televisión.
—Auch…

Cuando me levanté del sillón fue peor de lo que imaginé. El dolor en mi espalda se intensificó y tuve que levantarme y moverme con cuidado. Semi agachado por la mala posición y Jaejoong con una mano en su cuello adolorido no ayudaba.

—Ya en verdad, ¿qué han estado haciendo ustedes dos?

Y la sonrisa burlona en el rostro de Namin nos hizo abrir los ojos en sobre manera. Por impulso, más que por otra razón. Me erguí inmediatamente, y eso solo causó un latigazo de dolor en toda mi espalda.

—¡Maldición!

Volví a agacharme, con una mano en mi espalda. Y Namin enarcó una ceja.

—Jaejoong… Si que tienes agotado al pobre Yunho.
—¡¡Namin!!

Jaejoong abrió sus ojos con fuerza, negando vehementemente mientras empezaba a empujar a su hermana fuera del departamento.

—Yunho, lo siento. Hablamos mañana camino al conservatorio.— Yo solo asentí, escuchando las risitas de la mujer y los quejidos de Jaejoong por que se callara, sin embargo, antes de cerrar la puerta, él se volvió a asomar. —¡Y no te olvides de estudiar!

Me señaló y miró fijamente, entrecerrando sus ojos antes de regalarme una sonrisa y termina de salir. Cuando la puerta se cerró, me pude lanzar contra el sillón boca abajo, con un quejido leve en mis labios.

Y ese dolor insoportable en la espalda.

Era definitivamente, la última vez que me dormía en el sillón.





—Y se atrevió a insinuar que Yunho y yo estábamos en… ¡eso!

Yoochun rió a carcajadas, dejando caer sus manos sobre las teclas del piano en un ruido estrepitoso. Jaejoong había tomado una muy mala costumbre de contarle todo a Yoochun. Y eso implicaba que nuestra no relación estaba de por medio en sus platicas.

Y por tanto yo tenía a Yoochun disfrutando a carcajadas de todas las tonterías que nos pasaban en primera fila.

Debía convencer a Jaejoong de no contarle absolutamente todo a Yoochun.

O al menos convencer a Yoochun de fingir que no sabía nada sobre mí.

La primera hora de examen no había estado tan mal, si, había estudiado. Y cuando menos estaba seguro de no haber salido tan mal. Bostecé una vez más, desde mi asiento dentro del auditórium, mientras Yoochun y Jaejoong sobre el escenario seguían conversando.

—¡Oigan! ¿No deberían practicar ya?
—Tranquilo, Yunho. Esa canción está más que ensayada. ¿Verdad Jae?

—Así es, Yoochun escribió una canción hermosa. Además nos presentamos el jueves.
—Ahora, deja que Jae me siga contando como NO hicieron ‘eso’

La risita de Yoochun volvió a molestarme, en especial cuando me miraba de esa forma. Aunque Jaejoong lo golpeó en la espalda, de mucho no sirvió, así que solo me tocó suspirar.

—¿Se puede saber por qué le tienes que contar todo Jae?
—Oh, es que tú sabes que Yoochun y yo de alguna forma extraña descubrimos que estamos mejor como amigos y aún así creamos una conexión muy fuerte.

Yoochun asintió, tomando la mano de Jaejoong.

—Digamos que somos algo así, como almas gemelas.
—¿Las almas gemelas no es la persona que amas?

—No, necesariamente Yunho. Una alma gemela es como tu complemento. Esa persona con la que sentirte cómodo no es difícil. A quien le puedes contar todo y ser tu apoyo. NO es necesario profesarle amor a esa persona. Así que por eso, Jae y yo somos almas gemelas.

La verdad, escuché el discurso. Y supongo que como mi mirada no se había despegado de esas manos unidas, fue por eso que Yoochun retiró su mano y Jaejoong fingió que nada pasaba. Cuando levanté la mirada, Yoochun solo bufaba divertido.

—Que posesivo resultaste, Yunho.
—Bueno, bueno… Ya vamos a ensayar.

Jaejoong se levantó de su lugar junto a Yoochun y arregló el cuello de su camisa. Así que a Yoochun no le quedó más que empezar a tocar las notas el piano. Cerrando los ojos y concentrándose en la canción que había escrito y compuesto.

No importaba cuantas veces escuchara esa canción.

Ese era el último grito de amor de Yoochun a Junsu.

Y moría en sus labios, cruelmente.

Por que Junsu tal vez nunca la escucharía.

Pensé en visitar a Junsu en estos días, contarle que sería lindo que fuera al concurso. Luego pensé que era una reverenda estupidez. Si bien Junsu estaba en un proceso de reconocimiento. Eso no quería decir que de repente se aparecería frente a Yoochun, en uno de sus momentos más importantes.

A compartir una canción con él.

Así que mientras tanto, solo me quedaba escuchar aquella canción, que salía del alma de Yoochun y era trasmitido por las voces de él y Jaejoong.




—¡Hyung!

Minho de pronto me empujó suavemente.

Caminando a mi lado con una sonrisa en los labios, y de un estupendo estado de ánimo.

—No te veía desde el viernes, Minho.
—He estado ocupado el fin de semana. Además ya se vienen mis exámenes, ¿cómo te ha ido con los tuyos?

—Me graduaré que es lo importante. Al menos yo los termino el miércoles.
—Escuché que vendrá para el concurso de canto, un proveedor de becas de París, que distribuye a los mejores estudiantes por distintos países, ¿es verdad?

Las palabras de Minho me trajeron a la realidad. De pronto estaba ahí, parado en medio del pasillo, con un escalofrío que recorría mi espalda y me recordaba un pedazo de mi vida que creía olvidado.

Rain era ese proveedor de becas de París.

—¿Hyung?

—Lo siento, si. Es verdad. Su nombre es Jung Jihoon. Y no solo viene por los de canto, también viene por talentos en baile, composición, escritura y las mejores calificaciones del conservatorio.

—¡Oh, eso es grandioso! Fácilmente podrían becarte Yunho. Sin duda eres el mejor en baile.
—Si… tal vez.

Minho me miró fijamente, podía sentir su mirada. Pero justo en ese momento recordé que había ido por una botella con agua. Y que debía volver al auditórium.

—Minho, me tengo que ir. Hablamos después, ¿de acuerdo?
—Si, supongo…

—Por cierto, esto de las becas. No se lo menciones a nadie más.
—Pero…
—Es algo que debe mantenerse en bajo perfil.

Minho entonces asintió. Caminé de regreso al auditórium, mientras los demás alumnos se encontraban en clases. No estaba seguro de la razón por la que Minho andaba por los pasillos, pero justo ahora eso no importó.

Cuando llegué la puerta estaba entre abierta.

Las voces de Jaejoong y Yoochun estaban en su máximo esplendor. Con unas notas tan excelsas que serían la envidia de cualquiera, que les daría el primer lugar sin duda. La manera en la que Yoochun había moldeado la voz de Jaejoong era asombrosa.

Cuando sostuve el pomo de la puerta suspiré.

Sus voces eran una sola, y el talento de Jaejoong brillaba como nunca antes.

—Si fuera por mí, haría que tu corazón se sienta cálido otra vez, llenándolo de una infinita ternura~

Ahí estaba, ese dolor compungido por la impotencia. Lo había olvidado.

¿Cómo lo había olvidado así de fácil?

El piano terminaba con sus últimas notas.

Era extraño… Por que Jaejoong lograba que me olvidara de mis cosas importantes.

Y entonces, perdía el rumbo de mi futuro.





Jaejoong sabía que estaba extraño.

Que de pronto volví a comportarme frío y lejano.

Por eso se ha sentado junto a mí, luego de que su práctica terminara y Yoochun decidiera marcharse a su casa. No ha preguntado, no se ha movido demasiado, apenas ha colocado su mano sobre la mía.

Y me intriga saber los minutos que resistirá sin decirme algo.

—Yunho… ¿No piensas hablarme?
—Lo siento, Jaejoong. Es solo que tengo muchas cosas en la cabeza ahora.

—¿Cómo qué?
—¿Has pensado en lo que harás luego de graduarte?

Él movió ligeramente su cabeza. Claro que lo había pensado. Jaejoong es demasiado inteligente como para dejar ese tipo de temas de lado, solo por un amor de juventud, apretó su mano sobre la mía y suspiró.

¿Qué tan fuerte era ese amor que sientes por mí, Jaejoong?

¿Amor? ¿Dije amor? ¿En verdad pensé en el amor?

—Bueno… tengo planes, como cualquiera.
—¿Qué planes son esos?

El agarre sobre mi mano se tensó, Jaejoong bajó la mirada y cerró con fuerza los ojos. Yo lo sabía, lo sabía desde aquel día cuando llamé a Rain, solicitando me fuera considerado para una beca en París.

Tengo mis sueños, mi futuro. Y no puedo sentirme mal por intentar hacer todo lo posible por llegar hasta ellos. Jaejoong tiene sus sueños, sus metas y no puedo retenerlo a mí, por ello.

—Eso es lo malo de las relaciones durante la vida estudiantil.

Sonreí y Jaejoong me miró. Sorprendido por mis palabras.

—Es un amor contra reloj.

Él solo volvió a suspirar. De pronto aquel auditórium parecía tan inmenso, tan solitario. Que la mano de Jaejoong sobre la mía provocaba un peso innecesario.

—¿Cuáles son tus sueños Jaejoong?

—No lo sé, ya ni estoy seguro de eso. De pronto Yoochun viene y me muestra que puedo ser muy bueno cantando. Y me gusta, me encanta esto que siento cuando estoy sobre un escenario y elevo mi voz.

Sonreí, con una mano sobre su cabello.

—¿Quieres estudiar música entonces?
—Quisiera… pero mamá y mis hermanas dirán que es un desperdicio para mi cerebro.

—Repito, ¿quieres dedicarte a la música?
—No lo sé…


Removí mi mano debajo de la suya y abracé su cuerpo una vez más. Él suspiró entre mis brazos. Apoyando la quijada en mi hombro. No era el momento. No aún. Jaejoong primero debía aclarar sus prioridades, y antes que eso, enfocarse en el concurso de canto.

Luego vendría el eclipse de nuestra historia de amor juvenil.

Después vendrían las estadísticas absurdas y las preguntas baratas.

De cuantas posibilidades hay de que una historia de adolescentes, en la vida real, tenga un final feliz, tenga un por siempre entre líneas. De al menos una posible estabilidad, o una promesa intermedia que opaque al eufemismo apagado de la desazón.





Al siguiente día miré con nostalgia a los cuatro gatitos dentro de la pequeña canasta que Jaejoong había conseguido y que reposaba sobre el sillón en mi departamento. Ellos eran la representación de un inicio. La razón principal por la que de pronto Jaejoong y yo nos acercamos tanto.

…Y que una tarde de lluvia, en medio de la carretera conocí a Junsu.

Cuando Lion maulló desde el piso. Yo solo lo acaricié un poco.

—Tranquilo, pequeño. Tú te quedas conmigo.

Lion movió su cabeza con entusiasmo ante la caricia, en realidad dudaba que pudiera entenderme, pero sabía que de esa forma estaba todo bien. Y la sonrisa en mi rostro vaciló.

—¿Listo?

Jaejoong entró a mi departamento, ya sin el uniforme y con un pequeño bolso cruzando su cuerpo.

—Claro.

Me levanté de mi asiento y caminamos hasta la salida.

Si bien, luego del incidente en el auditórium no habíamos tocado más el tema. Jaejoong si había recordado que hoy era el día en que debíamos regalar a los gatitos, por que no podrían quedarse conmigo para siempre, y tampoco podía dejarlos crecer más a mi lado o sufrirían más adelante al estar acostumbrados a mí.

La moto ese día no era una opción. Jaejoong sonrió de una manera extraña.

Yo no había querido soltar la canasta por nada del mundo mientras nos dirigíamos a la casa de Minho, así que supongo que aquello le causaba, por más repugnante que eso me parecería.

Pero, tan solo… No quería soltar a los gatitos, al menos, no por el momento.




—¡No! Espera, no toques aún el timbre.

Jaejoong me miró extraño, y yo no pude evitarlo.

Tomé al gatito marrón entre mis manos, dejando la canasta en manos de Jaejoong.

—Escucha bien pequeño, te vas a portar bien. Minho es un buen muchacho y cuando se le olvidé darte de comer por estar en sus entrenamientos, siéntete en la libertad de arañarlo, ¿de acuerdo?

El gatito maulló y se removió incómodo por la posición en que lo sostenía. Y Jaejoong aunque intentó ocultarlo rió. Toqué el timbre y luego de unos segundos Minho asomó la cabeza por una de las ventanas.

—Yunho, ya bajo…
—¿Era mi impresión o Minho estaba muy despeinado?
—¿Cómo te das cuenta de esas cosas Jaejoong?

Él solo levantó un poco los hombros y cuando Minho abrió la puerta, arreglaba un poco la camisa y peinaba su cabello con una mano.

—Lo siento, había olvidado que hoy vendrías.
—No te preocupes.
—¿Él es?
Los ojos de Minho parecieron brillar al ver al gatito en mis manos, y casi de inmediato lo tomó entre sus brazos, jugando con él, acariciándolo divertido.

—Cuida bien de él, ¿de acuerdo? No te olvides de darle de comer, y demuéstrale cariño, eso es importante para ellos, o al menos eso dicen los libros que Jaejoong una vez me llevó.

—¿Los leíste?
—Para algo me los diste, ¿no?

Minho sonrió ante lo sorprendido que parecía Jaejoong. Y cuando vi a Changmin bajara las escaleras, con los pies descalzos y despeinado también, entendía por que Minho había olvidado que hoy iría a su casa.

—Hola.
—¡Min! ¿Qué haces por acá?
—¿Tú que crees Jaejoong?

Changmin se cruzó de brazos y Minho negó levemente con la cabeza, jugando aún con el gato en sus manos. Me sorprende que Jaejoong a veces noté unas cosas y otras no. Changmin enarcó una ceja y Jaejoong abrió la boca.

—¿Ustedes dos? ¿Ya están juntos? ¿Por fin? ¿Ya?
—Si, por fin… Ya.

Minho sonrió. Y Jaejoong rodó los ojos.

—Bueno, tenemos que ir a un par de casas más. Y tú cuida bien de este mocoso.
—Ya te dije que si, hyung.
—No te hablaba a ti Minho.

Choi levantó la mirada y se dio cuenta que a quien le había hablado era a Changmin, por lo que solo suspiró y jugó con las patitas del gato.

—Supongo que haré lo posible.
—Y tú, Minho. Cuídate de él.

Jaejoong dijo sus últimas palabras con algo de burla, unos minutos después abandonamos la casa de Minho. Y Jaejoong se dedicó a cuestionar lo extrañamente tranquilo que se veía Changmin cada que lo veía junto a Minho.





Cuando le pregunté a Yoochun por si quería tener un gato.

Él solo contesto que no era a él, a quien le correspondía uno de ellos, cuando desde un inicio me había aconsejado que me deshiciera de ellos. Supuse que Yoochun no era muy adepto a cuidar de animales, en realidad por que nunca los había tenido.

Pero luego me recomendó dos estupendas opciones, y accedí.

Cuando estuvimos frente a la casa de Heechul, el lugar era un caos, había cajas por todas partes, Jaejoong y yo compartimos una mirada sin terminar de entender lo que sucedía.

Lo curioso es que, tenía entendido que ahora Heechul vivía solo con su mamá, y sin embargo las personas que empacaban a más de la mamá de Heechul, y una pareja de la misma edad que ella.

—¿Ustedes son los amigos de Heechul?

Un muchacho de cabellos castaños se puso delante de nosotros, quitándose los audífonos y con una mirada muy profunda.

—Si, ¿sabes dónde esta?
—En el piso de arriba, con sus amigos.

Luego de eso, el muchacho caminó hasta la cocina por un poco de agua. Jaejoong solo volvió a levantar los hombros y subimos las escaleras, la verdad es que no entendía muy bien la razón por la cual Yoochun me había recomendado a Heechul pero cuando subí y Siwon salía de una de las habitaciones, él nos sonrió.

—Pensé que no llegarían.— Siwon abrió un poco más la puerta y giró hacía el interior de la habitación. –Yoochun ya están aquí.

Yoochun apareció frente a nosotros en un corto lapso de tiempo y pronto nos encontramos todos en la habitación de Heechul, que se encontraba también con un par de cosas ya guardadas en cajas y supuse por la expresión en el rostro de Siwon que no se trataba de una mudanza dentro de la ciudad.

—Heechul va a viajar a Japón dentro de poco. En realidad apenas terminé los exámenes este viernes viajará junto a su mamá a un residencia cercana a la de su padre, y su nueva familia.

Jaejoong movió un poco su mano y mordió su labio inferior.

—¿Entonces ese muchacho de abajo?
—Es Donghae, mi hermanastro, por decirlo de algún modo.

Heechul no parecía muy cómodo con hablar de eso, por lo que Siwon tomó su mano y sonrió.

—Un momento, ¿quiere decir que no estarás para la graduación?
—Creo que no.

Heechul me miró por un momento y luego volvió a sonreír, con su mano y la de Siwon entrelazadas aún.

—El punto es quería darle algo a Heechul antes de su viaje, algo por lo que olvidarnos le resultara difícil. Entonces, ¿qué mas que un ser vivo que le recuerde cada día que existe y debe cuidar y alimentarlo? Por ende, nos recordará siempre.

Siwon sonrió ante la lógica expresada por Yoochun y movió su cabeza un poco.

—Están locos, si creen que me voy a olvidar de ustedes.

Heechul se encargó de darle un pequeño golpe en el hombro a Yoochun y luego arrimó su cabeza sobre el hombro de Siwon. Había un deje de nostalgia en el ambiente, que me recordó a nuestra conversación en el auditórium.

Comprendí esa separación a la que Heechul y Siwon se debían someter.

Yoochun me había comentado días atrás lo de la enfermedad de la mamá de Heechul.

Era necesario, era algo que debía suceder. Y en este caso el amor no estaba involucrado, por que Heechul debía marcharse y a Siwon solo le quedaba apoyarlo. Así que con cierta empatía recorriendo mi sistema, tomé al gatito gris en mis manos, lo miré por un largo rato y susurré las mismas palabras que le hubiera dicho al anterior.

Cuando giré hacía ellos, sin que me hubieran escuchado, le extendí el pequeño gatito a Heechul y él sonrió, soltando la mano de Siwon.

—Gracias.
—Cuídate mucho en Japón.

Heechul me regaló una sonrisa y se entretuvo junto a Siwon con el pequeño gato. Yoochun los observaba con cierto anhelo entre los ojos. Y Jaejoong solo se removió un poco en su lugar.

—¿Irás donde él ahora?
—Si.

Yoochun mordió su labio inferior, planeaba decirme algo más, pero al final prefirió callar. Parte de esta historia la comprendía Junsu y sin él, estos gatitos no estarían hoy en mis manos, Yoochun había tenido razón.

Así que cuando salimos de la casa de Heechul, Jaejoong se puso inevitablemente tenso.




Jaejoong había dicho que me esperaría en el departamento.

Que el último gato lo entregaríamos mañana luego de la primera ronda en la competencia de canto. Por que James se presentaba en la primera ronda del miércoles y ellos en la del jueves. Así que con una sonrisa débil en el rostro Jaejoong regresó al edificio.

En cuanto estuve frente a la puerta de la casa de Junsu. Respiré hondo.

Tenía el pequeño gato en mis manos, imaginé que no sería una buena idea llegar con él en mis manos como si nada. Pero ya era tarde para arrepentimientos. Ya estaba ahí, y precisamente Junsu abría la puerta.

—¿Yunho?
—¿Tienes algo de tiempo?

Junsu miró el gatito en mis manos, sus cejas se levantaron un poco, como si un montón recuerdos y nostalgias lo invadieran vertiginosamente y chocaran con fuerza entre las paredes de su mente y alma.

El gato en mis manos maulló. Y Junsu con eso pareció despertar de su letargo momentáneo.

—Claro, pasa.

Justo en ese momento Junho bajaba las escaleras, con un montón de folletos en las manos. Y al verme asintió un poco y sonrió.

—Aquí está lo que me pediste.
—¿Se las das a mamá, por favor? Voy a hablar con Yunho un momento.

Junho pareció no sentirse muy seguro de mi presencia ahí, sin embargo pareció confiar en Junsu y asintió. Caminando por uno de los pasillos de la casa, seguramente donde su mamá se encontraba.

—Entonces, ¿de qué quieres hablarme?

—Antes que nada, respecto a lo que paso en el partido. No puedo decirte que lo siento, pero si espero que al menos eso… Te quiero mucho, Junsu. Te aprecio demasiado. Desarrollé por ti una gran amistad y no sabía como salvarte. Solamente tomé la única oportunidad que encontré, antes de perderte por completo.

No estaba seguro de muchas cosas, en especial, esa mirada seria en Junsu, sus expresiones y sus brazos cruzados. Él estaba ahí, respirando hondo y al final de todo con una exhalación que parecía más bien un suspiro.

—Es un tema… En que no puedo decir ‘Hyung, está bien. Te entiendo, sé que lo hacías por mi bien’ por qué me robaron una de las cosas más importantes en mi vida. Aún así, yo tampoco he hecho las cosas bien. La peor de todas, que fue robarle a mi hermano a la persona que le gustaba. Y aún así, Junho ha decidido apoyarme, seguir junto a mí.

Junsu mordió su labio inferior, con la mirada alicaída y una sonrisa vacilante en sus labios. Como si buscara las palabras adecuadas para no sonar tan afectado.

—No sabría decirte si yo podría hacer algo como eso, pero esperó hacerlo después.
—¿Después?

—Pues voy a buscar ayuda. Ya sabes para eliminar todas estas emociones negativas y tratar de ver el mundo de otra forma.
—¿Hablas de un psicólogo?

Junsu asintió. Y yo solo suspiré, con el pequeño gato entre mis mano removiéndose. Le extendí al gatito y Junsu me miró confundido.

—Tú eres parte de este todo. Te corresponde cuidar de uno de ellos. Sin ti yo ni siquiera hubiera sospechado que esa gata a la que el carro atropelló murió buscando alimento para sus bebés, sin ti no los hubiera encontrado. Tienes una parte de mi, desde que te conocí, Junsu.

Fue una total incredulidad la que se reflejaron en sus ojos, sus manos temblorosas tomaron con cuidado al minino, nuestras manos se rozaron y hubo un momento en el que se alejó, pero luego ese mínimo movimiento quedó en el olvido cuando tuvo al gato completamente entre sus brazos.

—Nuestra relación está sumamente deteriorada, Junsu. Pero espero que te recuperes, quiero conocer a ese Junsu de antes, del que mi hermano se enamoró.
—El Junsu que conociste ese día bajo la lluvia, el que luchó por buscar a estos gatitos, ese es el más cercano al real.

Sonreí, y no pude evitarlo. Lo abracé, abracé a Junsu con una fuerza que temí que el gato terminara asfixiado, no lo abrazaba desde hace tanto. Desde que mis emociones por él se confundieron y perdí el rumbo de mi vida.

—¿Por qué razón te gustaba?

Junsu no pareció tensarse demasiado, solo suspiró y habló muy cerca de mi oído debido al abrazo.

—Por que me brindabas la sensación de quererme por quien soy. Por que solo junto a ti, era lo más cercano a lo que fui antes.
—¿Y Yoochun?

—Yoochun conocía a este Junsu transformado por el odio, el rencor, la envidia. Tú despertabas en mí, esa sensación de volver a ser yo. Como si de pronto todo lo malo que hubiera hecho para lograr lo que quería ya no existiera. Y Changmin… él es mi realidad, el que conoce ambos lados en mi, mi escape, el único que me salva de no hundirme más.

Lo abracé un poco más.

Unos minutos después abandoné su casa, él me prometió que nos volveríamos a ver y eso solo me confundió, como si de pronto se estuviera despidiendo de mí. A unos pasos de alejarme por completo regresé mi mirada hacía su casa.

Me hubiera gustado hacerle la misma promesa, nos volveremos a ver pronto, algún día tal vez, dudé en regresar a hacerle aquella promesa, pero desistí cuando llegué a la conclusión de que con sus palabras bastaba.




Cuando llegué al edificio y toqué la puerta del departamento de Jaejoong, él me abrió casi de inmediato. Con la mirada de sus hermanas atrás, que habían estado mirando televisión.

Rápidamente Jaejoong, salió y dejó la puerta entre abierta, con una sonrisa extraña en el rostro.

—Se han vuelto muy pendientes de lo que tú y yo tenemos.
—¿Lo que tu y yo tenemos?

—Bueno… ya sabes Yunho, ‘eso’
Volví a sonreír. —¿Me traes al gato, por favor?
—Oh, si…

Jaejoong salió un rato después entre risas de sus hermanas y madre y con las mejillas un sonrojadas, aunque tenía el entrecejo arrugado.

—Ten. Se portó muy bien, nunca me dijiste a quien se lo ibas a regalar.
—Si, te digo en un rato. Espérame aquí, ¿vale?

No sé si habrá intentando responderme, pero fui velozmente a mi departamento por todo lo que necesitaba, coloqué el collar en el cuello del pequeño gato entre mis manos. Lion dormía profundamente en su lugar, coloqué la nota escrita desde hace día en el collar.

Y volví a tomar aire.

Cuando salí Jaejoong estaba arrimado en una de las paredes, mirando sus pies y con la puerta de su departamento completamente cerrada. Inhalé profundamente y le extendí al pequeño gatito una vez más.

—¿Me lo vas a dar a mi?

Una sonrisa en sus labios y yo solo asentí. Sentía un hueco en el estómago y un nudo en la garganta. Jaejoong vio extrañado la nota que había en el collar del gatito y la desdobló con cuidado, leyendo mi letra plasmada ahí.

“Dile a Jaejoong lo que yo no me atrevo a decirle”

Cuando me miró confuso. Señalé mi pecho y él dedujo rápidamente que se trataba del collar del gato, así que giró la placa, y leyó el reverso del collar.

“Te amo…”

Esta vez era como un frío…

Establecido en la boca de mi estómago, extendido por todo mi pecho. Esperando por una reacción de su parte. Una que no llegó velozmente, pero que luego se transformó en algo parecido a una sonrisa, por que mordió su labio inferior y exhaló con fuerza.

—Yo también, Yunho… Mucho.

Él dejó al pequeño gato en el piso, y sus labios volvieron a besarme como días atrás. Como tiempo atrás. Con ese sentimiento rebosante de alegría, con tintes de final feliz, que engañaban al corazón y te hacían sentir ganador.

El amor tiene esa desventaja, te hace creer en promesas sin fundamentos. Te hace elevarte sin importare la caída. Y justo ese beso sabía a gloria. Al momento definitivo de no estar por estar, de estar como debe ser, con palabras implícitas de por medio.

Cuando nos separamos sonrió, y me abrazó.

—¿Está implícito, verdad Yunho?
—Si, Jaejoong. Estamos saliendo de verdad.

Otro de esos abrazos llegó, de esos que te roban el alma, y te acaparan el corazón.

De esos ingenuos que creen en fantasías y realidades anheladas.




El último de mis pequeños se había quedado con Jaejoong.

Daban siquiera las once de la noche, cuando estudiaba algo de composiciones. Lion ya se había trepado junto a mí en la cama, y dormía abrigado bajo una de las almohadas. La luz parecía no molestarle y aunque se había mostrado algo pasivo toda la tarde por la ausencia de sus hermanos.

Al menos no estaba tan triste y supuse que sería cuestión de que se acostumbrara a la ausencia de los demás. Acaricie su pelaje un rato y suspiré. Por que por ese día no podía continuar, al menos no con esa materia. Y por suerte mañana serían los últimos exámenes.

Así que cerré el libro y miré el techo de la habitación con un bostezo en los labios y un suspiró largo. Había una incomodidad en mi pecho parecida a un mal presentimiento. Cuando tocaron la puerta, me levanté algo asustado, de que ese presentimiento llegara a cumplirse.

Y no estaba seguro de hasta que punto era malo. Cuando abrí la puerta y Rain y Boa estaban ahí, con una sonrisa en el rostro. Boa me abrazó de inmediato, como si los años hicieran mella de repente.

—¡Yunho! Estás hecho todo un adulto.
—Boa… Rain, ¿qué hacen por aquí?

—Bueno, creo que vinimos directo desde el aeropuerto. Boa moría por verte de inmediato. Pero es un secreto de estado con eso de que tu padre no debe saberlo.

Rain colocó una mano sobre mi hombro y sonrió, seguido de un abrazo fuerte.

—Te tenemos una noticia estupenda, Yunnie.
—¿Yunnie? Boa, por favor, solo me decías así cuando tenía doce años. Al menos dime que apenas veas a Yoochun le dirás, ‘Chunie’

Boa rió, asintiendo rápidamente y dejando que Rain continuara.

—Te dieron la beca, Yunho. Completa en París, para toda la carrera.

No pude evitarlo, levanté mi puño con fuerza y volví a abrazarlos de inmediato. Era como esa meta cumplida al fin. Y solo en eso pensé en ese instante. En que podría tener a los mejores maestros, la mejor educación. En que había conseguido lo que quería desde hace tanto.

En que tendría la independencia de estar fuera del yugo de mi padre.

Y por fin podría encaminarme solo, hacía lo que quería.




¿Cómo decírselo?

¿Cómo decirle a Jaejoong lo de la beca, sin sonar tan devastadoramente cruel y desinteresado?

Aunque no era el momento adecuado. Los exámenes habían terminado y todos se encontraban en el auditórium para la primera presentación. La gran mayoría de los internacionales de América se presentarían hoy, y el resto al día siguiente.

Era difícil, cuando Jaejoong estaba a mi lado, y Yoochun al suyo, cuando de mi lado estaba Minho, y a su lado Changmin. Peor, cuando Siwon y Heechul llegaron, colocándose a un lado de Yoochun.

El momento exacto en el que mi círculo de amigos se había agrandado de cero a esto. Era algo inexplicable por el momento. Rain estaba sentado en la primera fila. Con su pose elegante, observando a cada uno de los participantes como el invitado especial. Y el jurado en primera instancia hacía sus respectivas anotaciones.

Cuando se anunció la presentación de James, y su compañera Sarah. Hubo un corto silencio mientras los representantes hacían su entrada y todos observaban expectantes a unos de los favoritos para la competencia.

Sin embargo cuando las puertas se abrieron y Junsu ingresó, con un andar tranquilo, hasta quedarse apoyado en una de las paredes, con los brazos cruzados a falta de asientos. Con su expresión seria, y fingiendo que en realidad no había llamado tanto la atención.

Contrario a lo que esperaba, Yoochun solo giró, lo miró, y luego regresó su mirada hacía el escenario, por lo menos en lo que yo vi. No regresó a ver a Junsu más. Y James se paró tras el micrófono, hubo otro silencio y la música empezó.


Has permanecido en mis pensamientos y me encariñe día con día
Me perdí en el tiempo pensando en tu rostro
Solo Dios sabes cuanto tiempo me ha costado dejar mis dudas
Eres lo único que quiero


Y su voz destacó asombrosamente.

Con gráciles movimientos de su cuerpo, con su mano destinada hacía la rubia junto a él, que esperaba su momento para cantar, fue inevitable. Jaejoong por primera vez entre todas las presentaciones abrió mucho los ojos, sorprendido de ese talento. Entonces, sostuve su mano y él sonrió.


No sé por que estoy tan asustada, he estado aquí antes
Cada pensamiento, cada palabra. Lo he imaginado todo
Nunca sabrás sino lo intentas
Olvida tu pasado, y sencillamente se mío.


Cuando ella cantó, fue majestuoso.

Cada palabra y sentimiento expresado. Fue más por instinto. Giré hacía Junsu y él estaba ahí, con una expresión tranquila en esta ocasión, observaba a James fijamente y cuando regresé por Yoochun, él observaba a los representantes norteamericanos.


Te reto a que me dejes ser la única,
Prometo que merezco que me estreches entre tus brazos
Así que vamos, dame una oportunidad para demostrarte que soy esa persona que puede recorrer esa milla hacia ti


Ese presentimiento se apoderó de mi otra vez.

Solté la mano de Jaejoong con cuidado y rasqué un poco mi nuca. El teléfono comenzó a sonar, era el número de mamá. Miré a Yoochun, notando que era extraño que me llamara directamente.

Así que decidí levantarme inmediatamente y salir de ahí.

Si he permanecido en tu mente te quedas colgado en cada palabra que digo
Te pierdes en el tiempo cuando escuchas mi nombre
¿Sabré alguna vez como es sentirte cerca, y que me digas que cualquier camino que escoja  me seguirás?


Cuando las puertas del auditórium se cerraron tras de mí.

Pude finalmente contestar.

—¿Si?
¡Yunho! ¿Dónde estás?

—En el conservatorio, ¿qué sucede?
—Tu padre contrató a un detective, ya sabe dónde vives. Ten mucho cuidado, recuerda que aún eres menor de edad.

Pasé una mano por el rostro.

—¿Qué tiene planeado?
Te quiere sacar del país. No estoy segura de que quiere.
—De acuerdo, quédate tranquila. Veré como soluciono esto.

Y esa fue la peor de mis mentiras, no tenía la seguridad de absolutamente nada y menos de que pudiera mantenerlo lo suficientemente alejado. Así que cuando Jaejoong salió, notó inmediatamente que algo no andaba bien.

—¿Por qué saliste de esa forma?
—Una llamada importante.

—¿Qué tanto?
—Mi papá ya sabe donde vivo. Quiere mandarme fuera del país.

Los ojos de Jaejoong se abrieron con sorpresa, borrando la preocupación en su rostro por uno de angustia. Tenía que decir la verdad, o Jaejoong no entendería.

—¿Quiere sacarte fuera del país definitivamente?
—Aunque quisiera no podría, mi cumpleaños está cerca y seré mayor de edad. Aún así necesito estar aquí para este viernes.

—¿Por qué hasta el viernes?
—Tengo una beca completa para París, el viernes será la entrega de las becas en el conservatorio, y si no me presento puedo meterme en problemas.

Hubo ese espacio de tiempo, esperando por una respuesta o reacción.

Jaejoong pasó una mano por su rostro. Y suspiró.

—¿Tienes una beca dónde, por qué no me habías dicho?
—Recién me dieron la noticia ayer.
—¡¿Por qué ni siquiera me dijiste que habías aplicado para una beca?!

Iba a responder, todas y cada una de las dudas que tenía. Pero el perfil de mi padre, con dos de los guardias de seguridad. Me detuvo, Jaejoong giró hacía él y arrugó el entrecejo. Seguramente recordando el golpe, que contaba como su primer encuentro.

—Solo una cosa, Yunho. ¿Por qué no quiere que recibas esa beca?
—No quiere que baile. No sé por que extraña razón, pero creo que le recuerda a mi madre y bueno… Ya sabes toda su historia.

Instintivamente Jaejoong retrocedió un paso. Mi padre empezaba a acercarse y yo ni empezaba a moverme.

—De acuerdo, entonces te prometo algo Jung Yunho. Lejos de todos los problemas que esto me va a acarrear con mi familia. Te prometo que como sea estaremos el viernes aquí.
—¿Estaremos?

—Si, tengo un plan.
—¿Qué plan?

Jaejoong sonrió, y sostuvo mi mano con fuerza.

—Desaparecer hasta el viernes para que recibas tu beca y tu padre ya no pueda hacer nada.
—Un momento, ¡¿qué?!

Justo antes de que mi padre siquiera lo percibiera Jaejoong empezó a correr y me jaló junto a él.

—¡Jae!
—¡Tú solo corre!

Escuché las pisadas fuertes de aquellos hombres seguramente persiguiéndonos, Jaejoong corrió tan rápido que me sorprendió no estando acostumbrado a eso. Su mano apretaba la mía con fuerza, y yo poco a poco empecé a escuchar los pasos de esos sujetos más lejos.

—¡Yunho detente ahí!

Cuando escuché el grito de mi padre apresuramos el paso. Por los pasillos hasta llegar directamente al estacionamiento. Jaejoong se adelantó y yo busqué las llaves, cuando me senté, Jaejoong colocó uno de los cascos sobre mi cabeza, y el otro sobre la suya.

—¡¡YUNHO!!

Volví a escucharlo, pero para ese momento Jaejoong se aferraba a mi cuerpo y yo arrancaba a toda velocidad en la moto.

¡¿Qué diablos estaba haciendo?!




De acuerdo, dos kilómetros después.

Luego de las risas y los comentarios extraños.

Cuando en el camino se me ocurrió preguntarle a Jaejoong por su plan. Y él solo respondió con que solo planeaba escapar hasta el viernes y escondernos mientras tanto, empecé a dudar de esa supuesta inteligencia.

Aunque la idea resultaba interesante, pero también estaba lo del concurso de canto y su participación al día siguiente. Lastimosamente Jaejoong dijo algo que era muy cierto. Seguramente también lo estaban buscando a él ahora.

Así que presentarse en el concurso no era una opción.

Oh, Dios… Ahora que lo analizaba… ¡Yoochun iba a matarme!

Pero de un modo u otro. Jaejoong acababa de dejar todo, ¿absolutamente todo?

Sin contar con los problemas con su familia que aquella acción acarrearía.




Publicado por: Yoonho_kts
Estado: One and Only.
Escuchando: Adele.