KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Our World

Sus mundos eran totalmente diferentes, sus familias y amigos no entendían su relación, pero lo que sentían el uno por el otro, era más fuerte que todo lo demás. Lo que no sabían, es si esto sería suficiente para estar juntos.

El príncipe de los bárbaros

En un mundo antiguo un hombre busca levantar a su pueblo e inicia la búsqueda de un ser que le brindará todo el poder que necesita, sin saber que forma parte de un historia muchísimo más grande que su propia ambición. Shim Changmin y Kim Junsu se encontrarán de forma inesperada para formar parte de un destino dictado por la atracción entre gemas.

Insano

Junsu no podía creer que aún después de todo ese tiempo de humillaciones por parte de sus dos mejores amigos él no se hubiera vuelto completamente loco, desquiciado; en cambio se sentía renovado, en una nueva piel.

Lluvia de estrellas

¿Crees en los deseos? Yunho alzó la vista al cielo y con una lágrima oró a las estrellas para que le concedieran un deseo… desde ese momento el destino de Changmin reposó entre sus manos. El máximo inconveniente es recordar… ¿quién es Changmin?

You are everything I've been looking for

Después de una decepción amorosa, Changmin decide alejarse de la vida como la conoce, acompañado de su mejor amigo Jonghyun. Juntos descubrirán sentimientos que les cambiarán la vida para alejarlos o acercarlos más, mientras conocen a un grupo de peculiares personas en un lugar común y corriente...

Dolor

Todos tenemos algo que ocultar en nuestras vidas pero ¿Qué ganamos con eso? ¿El guardar todo ese dolor solo para nosotros, no también causa dolor a los que nos rodean?

Novio secreto

La relación de Changmin y Jaejoong era un secreto para el mundo, sus únicos testigos eran aquellos lugares donde se veían a escondidas, los testigos mudos de su amor y su pasión, de su tristeza y desesperación.

Actualizacion N° 177

Primero que nada FELIZ NOCHE DE BRUJAS!! espero que las travesuras abunden esta noche.

Quiero una vez mas agradecer a los autores que confían en nosotros para la publicación de sus relatos, muchas gracias!!

La actualización es la siguiente:

YooMin
The Secret Code. Detective Agency: "Bad Wolf" Cap. 11 y 12 [CASO - TERMINADO]

HoMin
Problemas en la cama Cap. 3
El Secreto de Yunho Cap. 10

YunJae
I see you [DRABBLE - NUEVO]
Odio Cap. 15 y 16

Parejas Varias
Días De Luna Llena Cap. 6
Homofobia Cap. 5

RUKI

Odio - Cap. 16

Detrás de estos ojos
—¿Te vas a quedar callado?
—Solo estoy sorprendido.

Yunho movió poco sus manos, apenas levantó una vez la mirada, incluso sus respiraciones se podía escuchar. Era ese silencio de sus bocas la que le permitía hundirse un poco más en el sillón. Era el cerebro de Junsu procesando la información, y Yunho decidiendo que su alma preocupada no tenía salvación.

—¿Estás seguro de lo que sientes? —Junsu ahora lo miraba, con sus ojos fijos en él, como si esperara ansioso una respuesta de él—. ¿En serio es la persona indicada?
—Yo, creo que sí.

Sin embargo Junsu negó de inmediato, y el pecho de Yunho sufrió un doloroso apretón.

—No basta con creer, debes estar seguro. Tú puedes estar con muchas personas en el camino de tu vida. Pero elegir a un chico, por encima de la novia que tus padres han aceptado, es una decisión por la cual debes estar seguro. Si no lo amas entonces detén esa relación, pero si amas a este chico, entonces piensa bien lo que vas a hacer.

—Y eso es lo que me tiene loco… No saber qué hacer con todo esto que siento por él.
—Yunho… —De repente Junsu se escuchaba más maduro de lo normal—, deja a Namin y piensa correctamente sobre este chico al que dices querer.

—No quiero dejar a Namin…
—Deja de usarla como tu barco salvavidas, deja de ser cobarde y esconderte tras su protección y su cariño seguro. Deja de ser un cobarde de una buena vez por todas.

Otra vez sintió el golpe en su estómago, infame y acalorado.

—Ella es lo más importante que he tenido en estos años, si la dejo ir, mi vida pierde equilibrio.
—¿Entonces la amas? ¿La quieres más que a él?

Yunho negó de inmediato, como si la sola idea quemara en su cabeza.

—Lo quiero a él, pero no sé hasta qué punto es amor y hasta qué punto es necesidad. A veces pienso que solo es esta sensación de nunca haber podido tener una relación de verdad con él  como la que  tengo con Namin.

—…Y tienes miedo que al escogerlo, al descubrirse como pareja, al final del día Namin se convierta en la persona adecuada para ti.
—¿Cómo sabes tanto de esto?

Junsu sonrió.

—Yo también he vivido Yunho, yo también he amado y me he equivocado.
—¿Qué harías tú?

—Lo escogería a él. —Los ojos de Yunho se abrieron de par en par—. Porque Namin debe estar cansada de ti, de tu amor a medias. Y si al final de todo no resulta, al menos podrás haber amado por completo a la persona que elegiste.  No llegues al final de tu vida habiendo amado a medias a todas tus parejas.

Yunho esta vez exhaló, con un poco de cansancio y la mirada de Junsu puesta en él todavía.

—Hablas como un anciano.

—Hablo con la experiencia. Si él es, él es. No hagas a todos sufrir. Solo ve hacía la persona que guía tu vida, si te equivocas aún te quedan muchos años por vivir. Nadie muere por amor, sino por sus decisiones.


Abrazó con fuerza ese cuerpo delgado a su disposición, el cuerpo menudo de Jaejoong que Yunho no había podido notar antes se encontraba menos liviano que ahora. ¿En qué momento había perdido tanto peso? ¿Desde cuándo su piel era tan suave que podía fácilmente perderse entre caricias de horas?

El cabello castaño de Jaejoong estaba cerca de su boca, el cuerpo de Kim acomodado al suyo en medio de ese abrazo que habían formado sobre las sábanas mientras veían una película que hace varias horas terminó, que venció a Jaejoong y mantuvo a Yunho pendiente hasta el último minuto.

Pero la película había terminado y los pensamientos de Yunho volaron tan apresurados como sus recuerdos, como la voz de Junsu haciendo eco dentro de él, ¿qué hora podía ser? ¿Por qué Namin no había llamado?

Odiaba el silencio abrumador, se llenaba de pensamientos que no quería tener, así que apresó con más fuerza el cuerpo de Jaejoong, un quejido apenas audible lo tomó desprevenido y Yunho solo besó su cabello, con los ojos todavía abiertos y el murmullo de Jaejoong muy cerca.

—¿Estás dormido?

Sabía que el mayor no abría los ojos todavía, por eso apenas se removió, con un quejido bajito y abrazándolo un poco más.

—¿Mmh?

Jaejoong interpretó aquel sonido como un no, por lo cual únicamente se movió un poco más junto a él y Yunho pretendió cerrar los ojos. Intentar conciliar el sueño al menos por un par de hora, antes de que el sol de la mañana lo regresara a la realidad.




—¡Eso es una fiesta, diablos!
—¡Shh! —Namin de inmediato sacudió sus manos, con los zapatos de taco alto en las manos—, haz silencio Yoona, los vecinos se van a molestar.

—¡Pues que me oigan! ¡Que sepan que somos jóvenes y aún nos sabemos divertir!

El cuerpo de Yoona giró en un par de vueltas infructuosas que terminó con la mujer cayendo aparatosamente en el suelo y con las piernas abiertas, Namin corrió preocupada hacía la mayor, pero cuando llegó Yoona ya reía escandalosamente y su cabello atareado por la pulsera de su muñeca la hacían ver como una niña pequeña e indefensa.

Para Namin no fue difícil reír de nuevo, como una contestación y una liberación propia que el alcohol ingerido esa noche les parecía ofrecer.

—Esto… es molesto —Yoona continuaba peleando con su cabello— ¡Ayúdame!
—Ya voy…

Para ese momento Namin ya se encontraba luchando contra su propia embriaguez intentando liberar el cabello de la más alta que pareció quedarse quieta un instante.

—Tus manos son muy suaves —susurró repentinamente Yoona y Namin sonrió.
—Lo sé.

—Es injusto, yo tengo que usar muchas cremas y aun así mis manos no son así de suaves.
—A lo mejor es porque casi no bebo, ni fumo. Al menos no todas las semanas.

—¿Estás asumiendo que yo sí?
—No pongas palabras en mi boca Yoona.

Yoona la miró un instante, un largo rato que hizo a Namin demorarse más de lo debido en su tarea debido al profundo escrutinio de la mayor, cuando finalmente pudo liberar su cabello, el brazo de Yoona cayó diligentemente en el suelo y un suspiró fue lo único que se pudo escuchar.

—Tendrías que vivir lo que yo, para saber porque lo hago.

Namin apenas se pudo mover incómoda, sin querer profundizar en el tema ahora, así que solo se levantó con dificultad y estiró sus manos a ellas una vez más.

—Vamos a dormir, mañana te vas a sentir horrible.
—Ni lo creas —bromeó Yoona— mi cuerpo ya está acostumbrado al malestar.

La mayor tomó su mano y se apoyó en ella. Namin no supo cómo interpretar esas palabras. A veces sentía que hasta el más ínfimo tema de discusión parecía despertar ese pasado de dolor y maltratos que la mujer vivía en su hogar. Un pasado, que parecía presente todavía.

—Yunho sigue siendo muy apuesto —Namin ignoró el tiempo de aquella oración y abrió la puerta de la habitación mientras Yoona hablaba muy cerca de su oído— ¿Es bueno en la cama?

Las mejillas de Namin se colorearon de inmediato.

—No creo que sea un buen tema para hablar.
—¡Oh, vamos! Ni que fueras una niña de quince años, y ni así… —Namin la dejó caer en la cama y Yoona sonrió— ¿Lo es?

—Sí, y ya deja el tema ¿de acuerdo?
—¿En serio? ¿Cuándo fue la última vez que lo hicieron?

Se movió incómoda, quitándose los aretes y demás joyería que le pudiera molestar, sintiendo la insistencia de Yoona perseguirla por toda la habitación, a pesar de que no se moviera de la cama, su mirada pesaba incluso más que sus palabras.

—Hace unas semanas.
—¿Semanas? ¿Cuántas exactamente?

No quería responder, no quería que una mujer como ella ahondara en esa vida privada que desde hace tanto se venía cayendo en pedazos.

—No lo sé… Dos o tres.
—Pues por tu voz no parecen solo dos o tres.

Yoona rió bajito y Namin se sintió inmediatamente humillada y el alcohol como compañía no fue su mejor opción.

—¿Te divierte? ¿Humillarme así te divierte?
—Yo nunca he querido eso…

Los ojos grandes de Yoona la miraron fijamente, justo como una niña pequeña que no acaba de entender su equivocación, repleta de una inocencia increíble que hizo a Namin desviar la mirada otra vez y apoyarse en la pequeña mesita frente a la ventana de la habitación.

—…Tal vez ha sido un mes. No lo sé, ya no lo puedo recordar bien. —Sus puños se apretaron ligeramente y Yoona seguía ahí, persiguiéndola con la mirada mientras su voz apagada se esparcía por el lugar—. Últimamente las cosas con él se han puestos raras.

Los pies desnudos de Yoona deslizándose sobre el piso del departamento fue lo único que escuchó antes de sentir esos brazos delgados abrazándola por la cintura y apoyando su rostro desnudo sobre su espalda.

—Sé cómo se siente… No sentirse querida, o dudar de él todo el tiempo. A veces no se sabe que es peor: saber o dudar.

Namin calló, porque por primera vez estaba hablando con alguien sobre aquello, por primera vez estaba recibiendo un abrazo, recibiendo consuelo.

—Vamos a dormir.

Fue lo único que pudo decir luego de unos minutos cuando agarró a Yoona del brazo y la guio hasta la cama otra vez, Yoona ya bostezaba y caminaba autómata. Namin debió sospechar que cuando regresara de cambiarse de ropa la mujer ya se encontraría completamente dormida.

Por un instante se sentó en el piso junto a la cama baja que tenía, observando a Yoona ocupar inexplicablemente la cama entera. Sonrió apenas, abrazando sus piernas y con el cabello tapando un poco su rostro. Recordar el abrazo de Yoona, le hizo percatarse que hace mucho no se sentía amada por alguien más, ni querida, ni protegida. Ni abnegada, ni respetada.

Y la ausencia de Yunho pesaba al igual que esas imaginarias imágenes confusas que se le presentaban a diario cuando él desaparecía y ella se quedaba sola en aquel lugar.




A Namin nunca le gustaron los ruidos bruscos, por eso cuando el golpeteó incesante y agresivo que su puerta principal sufría la despertó, un escalofrío impertinente recorrió su espalda, y aturdida abrió los ojos, viéndose recostada a medias en la cama, con su cabeza mal apoyada y los brazos sobre la cama, con las piernas mal dobladas sobre el suelo, apenas miró a Yoona dormir acurrucada cuando nuevos golpes la hicieron despertarse entre asustada y molesta.

Sus pasos fueron veloces hasta el recibidor, tenía el cabello alborotado y ni siquiera podía imaginarse a la persona tras la puerta. Por eso abrió la puerta sin reparo, con su pantalón corto y la blusa blanca dos tallas más grandes de lo habitual.

Pero ese hombre apenas la miró, su estatura evidentemente la sobre pasaba, su mirada filuda y su traje ostentoso la hicieron rememorar a alguien que le parecía haber visto antes, pero no pudo asimilar quien. La presencia abrumadora del mayor la hizo apretar el pomo de la puerta y después de unos segundos parpadear confundida.

—¿Qué desea?

Trató de sonar molesta, que se evidenciara lo mucho que le molestaba la falta de educación de aquel hombre lleno de lujos por fuera.

—¿Dónde está Yoona?

Sus ojos se abrieron de par en par y los pasos de la mayor tras de ella la hicieron girar. Yoona estaba encogida al verlo ahí, con el vestido que había llevado la noche anterior todavía puesto y sus piernas retrocediendo repentinamente.

—¿Qué… haces aquí?

Y Namin no necesitó más palabras para saber de quien se trataba.




Yunho despertó temprano, luego de dormir casi nada abandonó el departamento de Jaejoong con una pequeña nota que no explicaba nada y que lo hacía esclavo a esa palabra vacía que algún día empezaría a odiar: nada.

Recorrió velozmente las calles de Seúl, fue a cambiarse de ropa y vigiló que su estado de ánimo estuviera completamente bien o que al menos fingiera que era así, cuando llegó al edificio donde vivía Namin respiró profundo varias veces antes de entrar al ascensor, la charla más importante de todas se estaba a punto de dar.

Sin embargo en cuanto las puertas se empezaron a abrir nuevamente para dejarlo salir de ahí, los gritos eufóricos de Namin fueron lo primero en recibirlo ahí.

—¡Déjala en paz! ¿No ves que no se quiere ir? ¡SUELTALA!

La escena era por demás extraña, aquel hombre alto y sin emociones en su rostro jalaba del brazo de Yoona que reacia intentaba soltarse con su mano libre y su vestido mal acomodado no hacían juego con aquel maquillaje desordenado en su rostro. Namin en cambio intentaba con sus piernas y manos que el hombre soltara a la mayor; vociferaba y se sacudía ante una temblorosa Yoona que apenas se podía defender.

—¡Déjala!

Yunho llegó para sostener con fuerza el brazo de aquel hombre, miró esos ojos oscuros con fijeza y desnudó velozmente las intenciones del hombre que pareció reconocerlo con presta ironía. Yunho solo apretó el agarre en cuanto sus recuerdos volaron veloces dos años atrás. Aquel empresario correcto e intachable que parecía ser el esposo de su antiguo amor, de la hermosa Yoona que solo sollozaba mientras Namin hacía lo que podía porque la soltara al fin.

—No creo que le convenga hacer este tipo de espectáculos.

El mayor pareció analizar a Yunho durante varios segundos, y automáticamente el mayor soltó a Yoona, Yunho lo hizo con él, fue un despiste de miradas atravesadas mientras Yunho escuchaba a Namin y Yoona refugiarse en el departamento y una vez estuvieron solos, lejos de las miradas de los pocos vecinos que se habían asomado, Kang tomó la palabra.

—No es bueno que se involucre en cosas como estas abogado.
—Lo mismo le digo señor Kang.

Fue breve, el hombre solo acomodó mejor su traje y subió al ascensor dejando a Yunho sumido en los gritos de desesperación que Namin arrojaba hace un instante y la destrozada Yoona que apenas podía reaccionar ante el tacto ajeno que no quería tener.

Cuando ingresó en el departamento Namin abrazaba con fuerza a Yoona en el suelo, la mayor tapaba su rostro envuelta en lágrimas y su cabello largo y sedoso ahora estaba despeinado e irreconocible, Namin susurraba cosas, trataba de calmarla, pero Yoona se sacudía, parecía más nerviosa que antes y sumida en la desesperación.

Yunho solo cerró la puerta tras de él y se sintió atrapado por él, por su mundo revuelto y el acabose que representaba tener que enfrentar a ese hombre más peligroso que poderoso.


Ahora todo lo que queda de mí, es lo que pretendo ser
Las partes de mí parecen haberse quedado juntas, pero en realidad estoy rompiéndome por dentro.

N/A: La canción pertenece a Kelly Clarkson: Behind these hazel eyes.

Odio - Cap. 15

Mientras Sonrío
—Es una oportunidad de oro, eres uno de mis prospectos más brillantes.

Goongsu miró el papel puesto sobre el escritorio. El hombre frente a él tenía esa capacidad, que si lo miraba demasiado, podía adivinar lo que estaba pensando. Casi como un padre para él. Así de firme en sus sentidos carente de una otredad.

Se sintió como una ventaja dolorosa, una que le recordaba una y otra vez que la vida le estaba dando la oportunidad de rescatarse así mismo continuamente, a pesar de no merecerlo de forma alguna.

¿Por qué?

Si estaba parado en medio del camino, sin astro alguno que lo pudiera guiar.

—¿Goongsu?

Quizá, si se lo permitía, podría redimirse, podría ser un buen amigo esta vez.
Podría matar los fantasmas innecesarios que solo en su cabeza se pudieron formar.

—Muchas gracias, doctor Lee —sonrió débil—. Prometo no defraudarlo en ningún momento.



—Solo necesitaríamos que ella declare contra él, un par de pruebas y mucho de su parte. Porque si ella no está dispuesta a luchar, todo esto sería inútil.
—Entiendo…

Yunho analizó los papeles, Junsu era un estupendo abogado, su mano de confianza y la persona indicada para manejarlo todo desde un punto de vista objetivo. Recorrió veloz con la mirada todo lo expuesto por Junsu y simplemente suspiró.

—¿Y bien? —Habló de repente Kim, Yunho tuvo que alzar su mirada poco atento—. ¿Qué tal?
—Todo en orden, como siempre.

—No me refiero a eso. —Junsu se acomodó mejor en el sillón, dentro del departamento de Jung, con ese silencio pesado entre los dos, con sus brazos un poco cansados, Kim sacó del bolsillo de su pantalón la pequeña cajita que hasta hace días parecía una segunda piel para Jung—. Lo encontré en tu escritorio.

Ver aquel anillo, cuando Junsu se atrevió a alzar la tapa, lo hizo volver a sentirse endemoniadamente perdido. Dejó los papeles de lado un instante y los miró, como si encontrara alguna respuesta en el reflejo del mismo. En el silencio de Junsu y su mente que solo buscaba a Jaejoong.

No quería ser así.
No debería ser así.

—Yo en verdad iba a pedírselo. —Susurró bajito, con la caja entre sus dedos y la mirada débil, consternada—. En serio le iba a pedir matrimonio a Namin.
—Yunho… no eres mala persona por haberte enamorado de otra.

—Yo la engañé.

Junsu entonces hizo lo que Yunho realmente esperaba, guardó silencio, más allá de lo debido, con sus ojos profundos sobre él, encogiéndolo un poco más en su lugar. Visualizando sobre la imagen de Jaejoong las sonrisas de Namin. Así de espeso y contradictorio a la vez.

—La carga que llevas sobre los hombros, es suficiente castigo ¿no crees? —Junsu le sonrió apenas—. Es hora de terminar con todo esto. Tienes que decidir.
—No es fácil… Tú no entiendes, ¿crees que es fácil?

—¿Amas a Namin?
—No como a él, no así…

Yunho ni siquiera se percató del momento en que se levantó de su lugar, ni cuando Junsu calló de nuevo, pero cuando giró para mirarlo otra vez, los ojos de Junsu lo miraban abiertos de par en par, casi sin pestañear.

—¿Él?

Y entonces comprendió su error, repentino e idiota.
Asfixiante… Como su relación con Jaejoong, con Namin, con ese mundo entero que no dejaba de exigir y apretar su cuello cada que quería escapar.

—¿Estás enamorado de un hombre?

Escucharlo de una boca ajena lo paralizó, soltó aire de sus pulmones y se tuvo que volver a sentar. Jaejoong después de tanto años era…  su más doloroso amor.

—…Si.



Namin había empezado a vivir sola desde hace un par de años, ese departamento pequeño y confortable era su vía de escape cuando no tenía lugar al que huir, cuando visitar a Yunho no era una opción y hoy, después de tantos años finalmente lo volvía a sentir cálido.

Yoona leía sentada cerca de la ventana más grande, su cuerpo delgado se ajustaba a medias a su ropa que le quedaba un poco grande, su cabello largo y negro se acomodaban como el factor capaz de robar cualquier mirada.

¿Por qué una mujer así se dejaba tratar tan cruelmente?

Las personas como Jaejoong, hermosas sin igual, le habían enseñado, e incluso Jaejoong se lo había gritado alguna vez, que la belleza es el camino a la felicidad, entonces ¿por qué Yoona siendo tan espectacularmente bella no podía ser feliz?

¿Sería feliz Jaejoong ahora?

Tal vez, sí. Jaejoong a pesar de todo era bastante recursivo, quizá estuviera aprovechando su fama, ganando amores y amistades por cada lugar que llegaba a pisar. Jaejoong era excepcional, ahora, tantos años después lo podía admitir, estar tanto tiempo mirándolo con afecto le había hecho notar eso.

Aunque luego llegara Yunho y lo cambiara todo.

—¿Qué pasa?

Yoona la sacó de sus pensamientos, entonces Namin sacudió un poco su cabeza y sonrió.

—¿Disculpa?
—Llevas rato mirándome, ¿pasa algo?

Namin sonrió avergonzada ante su distracción y agitó su mano despreocupada.

—No importa.
—¿Me dejas maquillarte?
—¿Ah?

—Quiero salir a bailar. —De repente Yoona estiró sus brazos y pareció desperezarse un poco, las marcas de su maltrato eran casi invisibles, y su entusiasmo repentino hizo a Namin asentir casi sin pensarlo. —¡Entonces déjame arreglarte! Quedaras hermosa, ya verás.

De repente se vio jalada por Yoona, sus pasos desnudos sonando sobre el piso y guiándola hacía la pequeña habitación, complacida un poco más, de esa escaza luz que Yoona volvía a emanar.




—Entonces… —Yoochun todavía no lo podía aceptar, los impulsos de su mejor amigo que ahora parecía tan impávido como él, los papeles entre sus manos y el viento soplando fuerte fuera del auto—. Nos hemos enlistado oficialmente.

—Aún faltan dos meses para que sea oficial.
—Pues me parece muy poco.

Jaejoong sonrió al escucharlo, suspirando al fin, y guardando los papeles en el sobre que había llevado con él, cuando se estacionó el viento sacudía con fuerza los pocos árboles cerca del edificio y los ojos de Jaejoong se sorprendieron al verlo ahí.

Se quedó estático el suficiente tiempo como para que Yoochun lo notara, para que mirara curioso por encima de su hombro, y susurrara cerca de su oído.

—¿Es él?

Yunho estaba ahí, apoyado en su carro, mirando el reloj en su muñeca, esperando por verlo llegar, y el estómago de Jaejoong se comprimió. Yoochun ni siquiera necesitó alguna respuesta.

—Ten cuidado.

Cuando lo escuchó, Jaejoong solo pudo sonreír y acariciar despacio el rostro de su mejor amigo, que parecía más preocupado que divertido por primera vez.

—Lo tendré.

Luego de eso bajó del auto y Yoochun no demoró en marcharse, y pasó junto a Jung, como si el viento se hubiera llevado consigo las ganas de enfrentarlo, pero Yunho ni siquiera se molestó en preguntar por qué.

Solo se colocó junto a él frente al ascensor y suspiró.

—¿Qué haces aquí?

La voz baja de Jaejoong no pareció llegar hasta los oídos del más alto. Para Yunho parecía ser fácil ignorar cada desplante, cada pelea, cada que le destrozaba el corazón.

—No me sigas más, por favor…

Así que apenas se abrieron las puertas Jaejoong entró y esperando que Yunho lo escuchara, empezó a ver las puertas cerrarse, hasta que claro, Jung tomó valor y se permitió entrar, mirándolo fijamente y respirando agitado.

—¿Por qué no hablas? —Se desesperó—. ¡¿Qué diablos pasa por esa maldita cabeza tuya?! ¡Ya estoy harto Yunho! ¿Me oyes? ¡Estoy harto de ti!

Sus gritos hicieron eco en cuanto las puertas se volvieron a cerrar, las manos de Yunho sin embargo no tuvieron problema alguno en posarse sobre sus mejillas y sus labios finos buscar su boca, pero esta vez Jaejoong no pensaba dejarlo. No de nuevo.

—Basta, —se separó, con la cabeza baja, con labios suyos lejos de él—. No quiero esto más.
—Te amo.

Era inconcebible, era odioso y repugnante, la manera que tenía Jung para transformarlo de un momento a otro. Porque todo el dolor desapareció, el peso monstruoso, y el poco de aire de sus pulmones se llenó. Se sentía ligero y pequeño a la vez.

—Te amo, ¿me oyes?

Yunho lo volvió a agarrar por las mejillas y esta vez Jaejoong no se controló, lo golpeó tan fuerte como pudo cuando su puño cerrado se cerró sobre él y su boca profana, su boca mentirosa y descabellada.

Así que apenas salió del ascensor sus manos temblaron y buscó digitar la clave de su departamento una y otra vez, pero no la recordaba, su cerebro no trabaja bien. Y cuando Yunho lo agarró de la camisa y lo hizo girar, con sus cuerpos demasiado cerca y su espalda contra la puerta, Jaejoong no le quedó más que mirarlo a los ojos una vez más.

—¿Por qué huyes?
—Porque mientes. —Susurró—, siempre mientes.

Jaejoong apretó con fuerza el sobre en sus manos, los papeles de la milicia apretaban su corazón y Yunho apretaba su alma. Lo encadenaban a ese lugar.

—Jaejoong… —Kim entonces sintió un escalofrío en su cuerpo entero—. Quiero besarte.

Lo intentó, moviendo su cabeza, de un lado a otro en señal de negativa, porque si hablaba solo cometería más errores. Yunho pareció incluso tomarlo como una afirmación, porque volvió a tomarlo de las mejillas, volvió a envolverlo con su mirada y cerró sus labios contra los de él.

Jaejoong esta vez lo dejó ser, dejó que sus manos acariciaran su rostro, que esa boca que encajaba con la suya le diera el beso de despedida, ni siquiera le importaron los pasillos, solo su cuerpo cansado y su mente devastada de los que Yunho supo sacar provecho cuando lo besó.

En cuanto se alejó, apretó con fuerza la camisa de Jung, con sus manos arrugando esa odiosa tela y sus ojos a punto de llorar en desesperación.

—¿Por qué eres tan lento? —Sollozó— ¿Por qué tuviste que demorar?

Yunho que no entendió, solo retrocedió en cuanto sintió los papeles que Jaejoong estrelló contra él, y los leyó, los analizó e incluso tuvo el tiempo suficiente para mirarlo de nuevo y leer aquellas letras otra vez. Esos ojos de Jaejoong a punto de forzar lágrimas que no quería. Y los sellos del estado marcando una distancia de años entre los dos.

Yunho apretó los papeles, y corrió hacía los labios de Jaejoong de nuevo, pero esta vez las manos de Jaejoong se pasearon por su cuello, sus labios lo besaron con desesperación y sintió, sobre su mejilla, las lágrimas de él, en su cabello despeinado y su cuerpo más delgado que la última vez.

—No te dejaré ir. Me enlistaré mañana mismo si es necesario. —Habló Jung, con su frente pegada a la de él—. No me van a volver a separar de ti.

Jaejoong acarició el rostro de Yunho, y contempló sus ojos, que lo miraban con anhelo, con el mismo que lo hacía él, esta vez fue Jung quien marcó la clave, esa que él no podía recordar, y la puerta se abrió tras él, su cuerpo retrocedió, impulsado por el de Yunho y sus emociones alborotadas en su interior.

Yunho no mentía esta vez.
Lo estaba mirando, por primera vez lo estaba mirando de verdad.
Y Jaejoong creyó, porque su corazón enamorado acababa de apalear a la razón otra vez.


Al final sigo enamorado de ti, el tiempo pasa y sigo igual
Si las lágrimas se han detenido es por un milagro
No sé qué más hacer, por eso solo sonrío, porque te amo demasiado

N/A: La canción es “While smiling” de mis amores perfectos Shinhwa. De su álbum espectacular The Classic. ♥