KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Our World

Sus mundos eran totalmente diferentes, sus familias y amigos no entendían su relación, pero lo que sentían el uno por el otro, era más fuerte que todo lo demás. Lo que no sabían, es si esto sería suficiente para estar juntos.

El príncipe de los bárbaros

En un mundo antiguo un hombre busca levantar a su pueblo e inicia la búsqueda de un ser que le brindará todo el poder que necesita, sin saber que forma parte de un historia muchísimo más grande que su propia ambición. Shim Changmin y Kim Junsu se encontrarán de forma inesperada para formar parte de un destino dictado por la atracción entre gemas.

Insano

Junsu no podía creer que aún después de todo ese tiempo de humillaciones por parte de sus dos mejores amigos él no se hubiera vuelto completamente loco, desquiciado; en cambio se sentía renovado, en una nueva piel.

Lluvia de estrellas

¿Crees en los deseos? Yunho alzó la vista al cielo y con una lágrima oró a las estrellas para que le concedieran un deseo… desde ese momento el destino de Changmin reposó entre sus manos. El máximo inconveniente es recordar… ¿quién es Changmin?

You are everything I've been looking for

Después de una decepción amorosa, Changmin decide alejarse de la vida como la conoce, acompañado de su mejor amigo Jonghyun. Juntos descubrirán sentimientos que les cambiarán la vida para alejarlos o acercarlos más, mientras conocen a un grupo de peculiares personas en un lugar común y corriente...

Dolor

Todos tenemos algo que ocultar en nuestras vidas pero ¿Qué ganamos con eso? ¿El guardar todo ese dolor solo para nosotros, no también causa dolor a los que nos rodean?

Novio secreto

La relación de Changmin y Jaejoong era un secreto para el mundo, sus únicos testigos eran aquellos lugares donde se veían a escondidas, los testigos mudos de su amor y su pasión, de su tristeza y desesperación.

Shed Blood

Titulo: Shed Blood
Autor: DarkSide
Parejas: JaeHo; MinJae
Género: Vampiro, Lime, Romance, Drama
Extensión: Oneshot
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Un castillo, la luna y oscuridad… era todo lo que conocía en mis cientos de años siendo lo que soy, a lo que pertenezco es a la desdicha, a la deshonra y al repudio. El ocultarme es rutina diaria, el matar personas también pero jamás he conocido aquel tema hablado desde mi nacimiento humano.

El amor es un completo enigma para mi detenido corazón que en la oscuridad intenta superar el hecho de que jamás nadie me amara porque soy un vampiro.
Grité con ira contenida mientras presionaba entre mis dedos el balcón de piedra en el que me encontraba, la piedra se volvió tierra en mi palma y la estilizada forma del barandal quedó con un pedazo menos en su infraestructura. Mis ojos vagaron por el bosque que se alzaba imponente frente al castillo de mis ancestros mientras la luna se cernía tranquila iluminando mi cara. Intenté calmarme y respiré profundo intentando revivir mi interior que se encontraba más que muerto luego de años de haber dejado de funcionar.
Intentando volver a sentir algo que no fuese soledad

Pero fue en vano, mi corazón no volvió a latir, ninguna lágrima cayó por mis ojos y ningún atisbo de aire salió de mis oxidados pulmones.

Apreté con rabia mi mandíbula mordiendo mi labio de paso mas no me importó el hilo de sangre que corrió por mi barbilla, ya nada me importaba. Una patada terminó por destrozar totalmente el balcón en el que me encontraba reduciéndolo a escombros.
Miré el fondo, nada más que oscuridad se hallaba allí. Sonreí divertido, yo pertenecía allí ¿Por qué simplemente no iba al lugar donde crecí?

Cerré los ojos y puse un pie frente al vacío, sintiendo el cosquilleo de vertigo en mi estomago y el aire en mi pie, tantos años de infinita soledad encerrado en mi habitación intentando llenar mi interior con conocimientos del mundo que jamás llegaría a conocer, aprendiendo matemáticas, ciencias, historia como un vago intento por pertenecer al mundo real cuando yo solo era parte de una ilusión porque para los humanos yo solo era un invento utópico.

Cuando sentía que ya todo se resolvería la puerta a mi espalda se abrió

-Jaejoong… tenemos un problema- abrí los ojos con sorpresa dándome cuenta de lo que realmente estaba a punto de hacer, retrocedí asustado topándome con los brazos de Yoochun que me envolvieron en un abrazo reconfortante, deprimido y maldiciendo mi impedimento por derramar lágrimas enterré mi cara en su brazo intentando hallar calor en su frío cuerpo de vampiro. Estuvimos en silencio un par de minutos hasta que alejándome de él le pregunté lo que ocurría.

-Un chico, un bebe ha sido abandonado en el bosque- me informó observando mi deplorable estado con sus ojos calculadores bajo su azabache cabello que brillaba aun mas bajo el fulgor de la luna. Lo miré con indiferencia ante su noticia

-¿Un bebe? Pobre desgraciado solo será comida para los lobos- respondí desinteresado ante la situación volviendo mi vista al cielo

-¿Cuál es su orden?- insistió Yoochun acercándose
-No me interesa lo que le pueda pasar – gruñí molesto volteándome a verlo enseñándole mis colmillos pero Yoochun no se intimidó en ningún momento
-Tú no eras así Jaejoong- fue su cortante comentario junto a una gélida mirada antes de desaparecer por la puerta

-Estar tanto tiempo junto a los humanos te ha ablandado- le grité a sabiendas que me escuchaba a pesar de que ya se encontraba lejos.

Pensé en sus palabras y las pesé, aunque fuera un buen ser, aunque tuviera puros sentimientos no cambiaba el hecho de que de todas maneras me pudriría en el infierno, salvar a un bebe definitivamente no me salvaría de la eterna desdicha… pero al infante lo salvaría de la muerte.
Que injusto que muriera sin saber lo que es haber vivido.

Llevé una mano a mi pecho teniendo claro lo que haría a continuación. Corrí por los pasillos ignorando las hermosas esculturas que me miraban mientras pasaba y esquivando a mis hermanos que se atravesaban en el camino llegué hasta la puerta.
Cerré los ojos intentando escuchar a los lobos en busca de su presa, concentre todo mi poder en ello y pude captar su llanto.

Salté arboles y atravesé troncos hasta toparme con una escena que jamás olvidare, el bebe no estaba llorando, estaba riendo junto a los lobos que habían destrozado a su madre, los animales se entretenían con los pedazos de carne de la mujer dejando sus hocicos infestados de sangre.

Pero el niño reía ante la escena totalmente ajeno…

Cuando bajé del árbol en el que me encontraba y me acerqué al recién nacido los lobos ignoraron mi presencia demasiado divertidos con la muerta mujer. Tomé en mis brazos al pequeño notando que era del porte de mis dos manos juntas, me sonrió y tendió sus manitas hacia mi cara tocándola con torpeza, sus mejillas enrojecidas y su cara de ángel hicieron que por un instante mi corazón se llenara…
Le di una última mirada al cadáver destrozado y volví al castillo. En la entrada Yoochun me esperaba con una sarcástica sonrisa

-Cállate, no digas ni una palabra- le gruñí cuando pasé a su lado- Bien ¿ahora qué haremos?

-¿De qué hablas? Tu cogiste al bebe, tú decides lo que se hace- fruncí el ceño ante su respuesta

-Yoochun no estás siendo de ayuda- le dije con un tono amenazante, mi amigo suspiró.
-Puedes pedirle a una chica del pueblo que lo cuide- me aconsejó mirando al bebe dormir en mis brazos
-Es una buena idea, secuestrare a una chica del pueblo-

-También puede funcionar- me dio la razón dudando de sus palabras- De todas maneras ¿Qué nombre tendrá?- miré al bebe detenidamente pensando en algo adecuado para él
-Yunho, su nombre será Kim Yunho- acepté cediéndole mi apellido- Este bebe será mi protegido y quien se atreva a hacerle algo o si quiera beber una sola gota de su sangre, morirá en mis manos.

-Le informare a los demás tu decisión pero sabes que Changmin no estará contento con esto- señalizó lo obvio
-Tengo mis formas de convencer de Changmin- Yoochun hizo un gesto de asco ante mi respuesta y se dirigió a la puerta

-Retiro lo dicho anteriormente, eres el mismo de siempre Jaejoong, sigues teniendo un corazón de abuelita
-¡Yoochun!

**

La chica que “contratamos” para cuidar de Yunho estaba aterrorizada ante la noticia de nuestra existencia que le fue revelada así que en un intento por protegerse siempre se encontraba cubierta de ajo y a pesar de todos mis intentos por conversarla de que nadie le haría daño se negaba a cuidar de Yunho.

-Esta chica es una molestia- me quejé con unas inmensas ganas de matarla y deshacerme de su cuerpo pero Yoochun me tranquilizó

-Esa chica tiene nombre y ni siquiera te has dado el tiempo de conocerlo- me reprochó
-¿Para qué? Ella solo cuidara de Yunho- no entendía el fin de conocerla
-Jaejoong- me advirtió. Bufé molesto

-¡Esta bien, esta bien!- refunfuñe aceptando su comentario

Le pregunté el nombre a aquella molesta chica y me respondió con desconfianza que se llamaba Boa, decidí ser más amable con ella y pedirle con mi tono más gentil que por favor cuidara del bebe. Ella me respondió que seguía sin confiar en mí pero no deseaba que el bebe muriera así que lo haría.

Ya casi todo estaba listo, tenía alguien que cuidara de Yunho e incluso me había dado el tiempo de crearle una habitación junto a la cama de Boa el problema solo recaía en… Changmin

-Jaejoong ¿Qué es lo que haces?- me preguntó mientras yo terminaba los últimos arreglos de la habitación junto a Boa- ¿Y qué hace esa humana aquí?- insistió molesto. Le dije a Boa que se retirara de la habitación y ella asintió. Changmin caminó con su característica altivez hasta quedar frente a mí, tan cerca que sentía su aliento- ¿Qué es lo que pretendes Jaejoong?- susurró lento y amenazante tomándome del pelo y obligándome a mirarlo a la cara.

-Este bebe está abandonado, sus padres fueron despedazados por los lobos y yo lo cuidare- usé mi tono más firme contra él pero solo recibí una gélida mirada de su parte
-No- me soltó con brusquedad escupiéndome su negación en la cara.

-Tu opinión no me interesa lo haré de todas maneras- dictaminé altivo mirándolo fijamente sin dudar. En un segundo sin que me percatara estaba contra la muralla y contra Changmin, nuestros pechos rozándose y nuestras miradas cruzadas, orgullo versus orgullo. Y el idiota sonrió, sonrió y me besó.

-Siempre has sido un gatito huraño- me alagó riendo- Esta bien, cuida al mocoso- su mirada cambió drásticamente- pero te lo advierto, si el chico causa problemas al crecer yo mismo seré el encargado de matarlo, ah nos veremos luego Jaejoong-

Le sostuve la mirada hasta que desapareció por la puerta así que solo pude suspirar y dejar que me temblaran las rodillas cuando estuve seguro de su ausencia y me dejé caer al suelo. Changmin era de temer cuando se enojaba, lo bueno es que parecía que estaba encaprichado conmigo y me concedía todo lo que le pedía…

**

Y así todo se dio por sí solo, Yunho comenzó a crecer y a antes de que me diera cuenta ya decía sus primeras palabras. Fue un típico día en el que Boa y yo jugábamos con el bebe cuando dijo su primera palabra, entre los dos le hacíamos gestos con las manos para que se riera pero solo nos miraba como si estuviéramos loco.

-Esto no está funcionando Boa, no sabes cómo entretener a un bebe- le recriminé molesto y ella me golpeó el hombro en respuesta.

-Tú no sabes cómo ser gracioso, el ser un vampiro ha matado su humor- me molesté con ella

-¿Qué demonios tiene que ver mi condición de vampiro con tener gracia?- pregunté
-Pues averígüelo señor helado- se mofó de mi baja temperatura

-Tú…- intenté insultarla pero una pequeña risa hizo que olvidara todo que se me había ocurrido. Ambos miramos a Yunho y lo encontramos con una hermosa sonrisa en su pequeño rostro. Le sonreí y lo acorruqué en mis brazos- Así que te divierten nuestras peleas ¿eh?- Yunho me sonrió

-Jaeboo- pronunció y me quedé totalmente helado. A pesar de mis años pisando esta tierra y mi gran conocimiento sobre cultura general jamás podre expresar el cálido sentimiento que invadió mi pecho cuando Yunho intentó decir mi nombre, la alegría de saber que yo fui su primera palabra y no la bruta de Boa.
Sus primeros pasos se dieron lugar en la sala de estar del castillo, Yoochun estaba mirando como Boa le cambiaba el pañal Yunho.

-Es imposible- susurró aturdido mi amigo
-¿Qué es imposible?- preguntó Boa sin desviar su mirada de lo que estaba haciendo.
-Que puedas ser capaz de ver esa monstruosidad y soportar su olor- comentó señalando el pañal sucio. Boa rió divertida

-Si pues no es tan malo como parece, mira- Boa acercó el sucio papel a la cara de Yoochun y este retrocedió asustado
-¡Aleja esa cosa de mi!- le advirtió Yoochun

-Oh vamos no me digas que los vampiros le tienen miedo a un pañal sucio, debiste de habérmelo dicho antes, cuando llegué a este casa- no pude evitar reír de la cómica situación. Miré a Yunho y me percaté que este con su nuevo pañal puesto uso sus manitas para intentar levantarse pero volvió a caer, lo intentó de nuevo y poniendo todo su esfuerzo en ello pudo quedar en cuclillas y con mucho esfuerzo comenzó a levantarse, despacio sin perder el equilibrio. Cuando pudo estabilizarse de bien aplaudió por su hazaña mientras mis ojos se abrían cada vez más. El pequeño Yunho puso una expresión de concentración y dando un paso inseguro comenzó a caminar

-¡Boa, Yoochun!- les grité pero ninguno volteó debido a su gran batalla, así que volví a insistir-¡Chicos, Yunho está dando sus primeros pasos!- ambos se voltearon para ver como Yunho daba dos inestables pasos más. Todos sonreímos pero luego cuando el pequeño perdió el equilibrio e iba a caer al suelo nuestras expresiones se congelaron, corrí lo más rápido que pude y lo agarré a tiempo

-Jaeboo- dijo mi nombre de nuevo y le sonreí
-Eres toda una caja de sorpresas Yunho

**

Los años han pasado y Yunho tiene 6 años, debido a que no puede ir al colegio porque nuestro castillo está demasiado alejado de la civilización Yoochun es el encargado de enseñarle lo básico mientras Boa lo consiente como si fuese su madre. No ha surgido ningún percance a pesar los demás vampiros que habitan la casa, Changmin ha visto al niño crecer pero no ha comentado nada sobre él, es como si ignorara su presencia en la casa, y yo, bueno yo tengo el máximo cuidado de siempre estar lleno de sangre solo por precaución, aunque no sería capaz de matar a aquella criatura que tanta dicha ha traído a mi oscura vida.

**

Yunho ha crecido, ahora tiene 15 años y es un hermoso muchacho, es bastante inteligente y últimamente me rebeló que ama bailar, no lo he visto haciéndolo pero pienso que ha de ser bastante bueno. Mi pequeño hermano ya no es tan pequeño, está casi por llegar a mi estatura y me preocupa ya que lo tendrá como un motivo de burla.

En su cumpleaños número 16 con Yoochun le explicamos la situación de los vampiros y Yunho lo aceptó, dijo que era peculiar pero interesante a la vez y que sospechaba desde aquella vez que leyó Dracula de Bram Stocker de mi librería personal, nos pidió que le relatáramos como fue que lo “adoptamos” porque era obvio que yo no era su hermano y le dijimos la verdad. Yunho aceptó todo sin interrumpirnos y me alivió tremendamente el hecho de que se lo hubiera tomado a bien pero algo cambió en él aquel día, Yoochun me dijo que eran paranoias mías pero Yunho era una parte de mí y yo sabía cuando le pasaba algo.

**

¿Cómo fue que Yunho cumplió 18? Aun no lo sé, todavía lo veo como aquel bebe perdido en el bosque junto a una madre destrozada por lo lobos, aun lo veo como mi pequeño hermano. Decidí organizarle una fiesta en el castillo (a pesar que Boa se negó porque aun no confiaba en los vampiros) con todos los habitantes de ella celebrando la mayoría de edad de Yunho.
Estaba sentado esperando que Yunho saliera vestido con el traje que Yoochun le había cedido así que cuando la puerta se abrió y un varonil hombre salió casi lloré de alegría. Me acerqué a él y acaricié su rostro

-Te vez hermoso Yunho- miré sus fuertes facciones, sus pequeños ojos y su mercada quijada, mi hermano se había vuelto uno de los hombres más bellos que había visto en mi vida. Yunho se sonrojó ante mi comentario, lo que llamó mi atención.

-Gracias Boo, pero estoy nervioso- se sinceró mientras jugueteaba con sus manos.
-Todos en esta casa te adoran, aun no sé cómo hiciste para que todos te quisieran tanto- Yunho me miró con una expresión que nunca antes le había visto

- ¿Y tú me quieres Jaejoong?- Yunho jamás me llamaba por mi nombre por lo cual dudé un tanto en contestar, hoy estaba actuando demasiado extraño

-Por supuesto que te quiero Yunho- siempre se lo he dicho no entendía su pregunta, pero volvió a mirarme con aquella expresión e insistió

-¿De qué manera me quieres?- se acercó más a mí provocando que nuestros pechos se rozaran. Sus ojos tenían una expresión madura, estaba hablando en serio y yo también
-Como a un hermano Yunho, tú eres mi pequeño hermano- precipitadamente Yunho tomó mis muñecas y nos acercó aun mas.

No entendía nada de la extraña situación.

-Jaejoong, yo…- lo que me quisiera decir le estaba costando demasiado
-¡Jaejoong, Yunho estamos todos listos! … ¿Interrumpo algo?- Changmin entró a la habitación elegantemente vestido y Yunho me soltó en instantes.

-Por supuesto que no Changmin-hyung -respondió altivo. Yunho siempre tomaba aquella actitud frente a Changmin, esos dos jamás pudieron forjar lazos porque simplemente no se llevaban bien.

-Pero que bien te vez Yunho, quien pensaría que te encontraron en un bosque ¿eh?- la malicia en la voz de Changmin casi era palpable y Yunho lo notó porque lo miró con desprecio. Decidí intervenir antes de que ocurriera algo, así que tomé a Changmin de un brazo obligándolo a dirigirnos al salón donde todos nos esperaban mientras Yunho nos seguía de cerca.

Bajamos las escaleras mientras todos los demás vampiros nos miraban atentos, pude divisar a Yoochun junto a Boa en un rincón apartado de los demás, mi amigo miraba receloso a los lados cuidando a Boa de cualquier peligro y sonreí ante ello, el que tenía un corazón de abuelita era él.

Changmin fue el anfitrión de la fiesta, dijo unas cuantas palabras que me sonaron más a cinismo que a afecto y dio la partida a la fiesta. El salón que siempre estaba en la oscuridad se ilumino con unos hermosos candelabros, de los cuales ni yo tenía idea de su existencia. Un vals comenzó a sonar y Changmin me tendió su mano, le sonreí en respuesta y comenzamos a bailar…

Inspiré su aroma y me acurruqué en su pecho, jamás tuve claro lo que sentía por Changmin pero amor estaba seguro que no era, sé que él fue mi creador y me salvó de morir pero también me condenó a una vida de oscuridad, creo que solo sentía gratitud hacia él, no podía comparar el amor que le tenía a Yunho con lo que sentía por él.
Yunho…

Miré hacia donde se encontraba y lo vi sonriendo junto a Yoochun, su hermosa sonrisa que siempre podía alegrar mi día no importa lo mal que me sintiera…

-¿Qué es lo estas mirando Jaejoong? Deberías mirarme a mi- me susurró Changmin trayéndome de improviso a la realidad con un jalón de pelo.

-Lo…lo lamento- me disculpe sorprendido de mi propia actitud. Seguimos bailando hasta que la canción se terminó, hice una reverencia y fui por un vaso de sangre algo peculiar en un cumpleaños pero normal para un cumpleaños con invitados vampiros. Yunho llegó a mi lado y me tendió su mano

-Jaejoong debes bailar con el cumpleañero- me comentó riendo y yo acepté.
Me llevó a la pista de baile y no pude evitar pensar que si hubiese sido humano me hubiera sonrojado ya que la típica sensación cálida que inundaba mi pecho cuando estaba con él me volvió a invadir pero con más fuerza de lo usual. Lo miré a los ojos y el también lo hizo y por un momento sentí que quería mas a Yunho de lo que debería, porque sus pupilas eran tan puras y su expresión tan sincera como ningún vampiro llegaría a ser… como yo jamás podría llegar a ser.

Apresé mis brazos aun más en sus hombros debido a nuestra diferencia de altura.

-Tanto has crecido que ahora debo mirarte hacia arriba mi pequeño Yunho- acaricié su cara con cuidado, delineando sus facciones y sintiendo su cálida piel bajo mis gélidos dedos, el me miró con una seriedad que me perturbó y con delicadeza hizo que bajara mi mano, juntándola con la suya y entrelazando nuestras manos en un intimo contacto

-Hace mucho tiempo que he dejado de ser el pequeño Yunho… y hace años que yo ya no te veo como mi hermano- detuve mis pies al escuchar sus palabras perturbado por su significado, sentí que Changmin nos miraba a nuestras espaldas

-¿A… a que te refieres Yunho? ¿Acaso no me quieres?- el hecho de pensar que me repudiaba por ser un vampiro heló mi sangre y entristeció a mi corazón. El abrió los ojos sorprendido y me abrazó con desesperación.

-Bobo Boo por supuesto que te quiero- pronunció lentamente- Te quiero tanto- recalcó abrazándome con mayor ímpetu enterrando su cara en mi cuello. Sentí su respiración sobre mi piel… y me gustó- Tanto que deseo que mi regalo de cumpleaños sea convertirme en uno de ustedes- soltó de improviso. Mi sorpresa fue tan grande que no pude reaccionar a tiempo y solo sentí cuando Yunho me tomó de la mano y me llevó al balcón del castillo a sabiendas que reaccionaria con histeria

-¡¿Qué tú qué?!- grité colérico- Oh no, por supuesto que no- dictaminé furioso sin poder concebir la idea de que Yunho quisiera ser alguien como yo, sin concebir que deseara entregarse una vida manchada con sangre, manchada con la muerte de inocentes y dejar de ser mi dulce y tierno hermano.

No, mientras yo viviera él jamás sería un vampiro
-Pero Boo yo…-

-¡No!- le grité fuera de mi mostrándole mis colmillos amenazante, me acerqué a él y lo encaré- ¡Tu jamás te volverás un monstruo, jamás! No mientras yo pueda impedirlo…

-Me criaste Boo y te debo todo cuanto tengo pero si tú no quieres darme lo que quiero entonces se lo pediré a cualquier otro vampiro en esta casa- me respondió.

-No te atreverías

-Soy muy terco cuando me lo propongo- comentó autosuficiente consigo mismo.
Estaba desesperado y cuando un vampiro se desespera no controla sus impulsos y el mío fue tomar a Yunho del cuello de su camisa y estamparlo contra la muralla con fiereza.

-No Yunho tu no me estas escuchando, esto no es una sugerencia es un hecho, tu jamás serás como yo- nuestros rostros estaban tan cerca que sentía su nariz chocar con la mía

-Entonces seguiré creciendo, envejeceré y moriré ¿Es lo que quieres Boo?- apuntó lo obvio pero me descolocó.

-No es eso de lo que estamos hablando- negué con la cabeza desviando mi mirada y soltando mi agarre sobre su cuerpo. Yunho tomó mi cara con sus manos y me obligo a mirarlo

-Tienes razón, lo que intento decir es que no quiero separarme de ti Jaejoong y la muerte no será lo suficientemente fuerte como para alejarnos- sus palabras fueron pronunciadas con tal pasión que mis rodillas temblaron y sentí como si mi corazón latiera de nuevo. Admiré su rostro y por algún motivo miré sus labios, aquel lunar sobre su labio que siempre me llamó tanto la atención comenzó a hipnotizarme y sin percatarme de mis acciones comencé a cercar aun mas nuestros labios como si una urgente necesidad de tocarlo me invadiera pero pude reaccionar a tiempo y detenerme.

Yunho me miró curioso

-Si no deseas cumplir mi deseo de cumpleaños entonces deberé cambiarlo- acepté de inmediato feliz de que dejara de lado el tema de la conversión

-¿Qué es lo que deseas Yunho, que es lo que más deseas? Sabes que te lo daré- susurré contra su mejilla. Sonrió con malicia y susurró despacio

-Te quiero a ti- y me besó. Así como así unió nuestro labios, me sorprendí tanto que abrí los ojos de inmediato pero Yunho no desistió y me arrulló con sus brazos pegándome más a su cuerpo, chillé conmocionado y el aprovechó el momento para adentrar su lengua en mi boca, saboreando todo a su paso… y todo a mi alrededor se desvaneció, olvidé el hecho de que estaba besando a mi “hermano”, olvidé el hecho de que Changmin era mi pareja, olvidé el hecho de que estaba besando a un vampiro…

Porque se sentía tan jodidamente bien sentirlo tan cerca de mí…
Tan indefenso como nunca lo fue…
Tan mío como jamás demostró serlo.
Y cedí, cedí ante él y sus dulces labios, ante sus cálidas manos y a sus delicadas caricias sobre mi espalda.

La comparación que surgió en mi mente fue instantánea, con Changmin nuestros besos eran por obligación y jamás los disfrutaba al grado que estaba disfrutando este beso con Yunho.
Pero de improviso me percaté de su sangre, caliente y burbujeante bajo su piel. Mi garganta comenzaba a quemar de inmediato.

Nos separamos cuando golpé su rostro con mi mano, no podía creer lo que había ocurrido y había actuado como cualquier vampiro lo hubiese hecho, con desconfianza y violencia.

-¿Qué sucede contigo Yunho? ¿Qué… que fue lo que sucedió?- vi como llevaba una mano a su ahora rojiza mejilla. Cuando volvió a posar su mirada sobre mi pude apreciar que tenía un brillo de dolor y me sentí sumamente culpable de lo sucedido después de todo yo no rechacé su beso hasta el final- ¿Por qué Yunho?… No entiendo- la cabeza comenzó a darme vueltas y me sentí mareado.

-Nunca lo notaste, Jaejoong ¿Jamás notaste mis miradas, mis actos… mis gestos? Eres tan hermoso como para atraer a cualquier ser viviente sobre la tierra, incluyéndome a mi- Abrí mis ojos asombrado- Te deseo desde que comprendí que no eras mi hermano, durante tantos años me atormenté con estos sentimientos prohibidos hacia ti, la persona que me crió y me cuido pero fue inevitable porque en el fondo de mi corazón siempre supe que te amaba- miré sus ojos buscando algún indicio de broma en ellos pero solo encontré la seriedad de una persona que sabe lo que quiere. Yunho me amaba como un hombre… y la revelación me asustó, me asustó tanto al punto que salí huyendo hacia el interior del salón dejándolo solo en aquel balcón.

Me topé con Yoochun y Boa, ellos me preguntaron porque estaba tan alterado pero no les respondí estaba demasiado aturdido como para hacerlo, les pedí que me disculparan pero no estaba de ánimo para seguir en la fiesta y que iría a mi habitación a descansar.
Corrí raudo por las escaleras y me recosté en aquella cama que durante años me ha acompañado en mi difícil existencia, a pesar de que jamás dormí en aquel lugar mi habitación era un lugar importante en la casa ya que allí podía perderme en mis pensamientos sin que me molestaran. Miré el techo y cerré los ojos, intenté relajarme pero la sensación de los labios de Yunho sobre los míos me estaba matando y el olor de su sangre embriagaba mis sentidos.

Estaba cansado, más de lo usual como si de un momento a otro todos los años que me he vivido me pasaran la cuenta y colapsaran en mi interior. Intenté volver a abrir los ojos pero por algún extraño motivo no lo logré…

**

Nada ha sucedido, luego de la fiesta de Yunho lo he seguido tratando como a mi hermano a pesar de que tengo conocimiento de sus sentimientos es más cómodo para mí ignorar la verdad. Pero a pesar de todo soy consciente de sus miradas, de cómo su mano busca la mía por debajo de la mesa, como intenta quedarse más tiempo a mi lado y como yo rehuyó su cercanía.

Algo me preocupa, siento que Changmin conoce todo lo que ha ocurrido, sé que tiene ojos y oídos por toda esta casa no por nada es suya y tengo miedo de que le haga algo a Yunho.

-Jaejoong si te sientes tan nervioso deberías salir a cazar- me aconsejo Yoochun inquieto por mi sospechosa actitud, y decidí seguir su consejo

Salí de la mansión y fui hacia el pueblo. Encontré a una bella muchacha que reía con sus amigas junto al río del bosque, las chicas se desprendieron de sus ropas y se lanzaron al agua a pesar de a medianoche la temperatura del agua baja más de lo usual.

Rieron divertidas hasta que era tiempo de que las conociera. Salí de mi escondite y les regalé una sonrisa y ellas en vez de asustarse por mi repentina presencia me devolvieron la sonrisa y me invitaron a acompañarlas en su baño, les pregunté si la ropa estaba incluida y me dijeron que no. Sonreí ante su respuesta y me entregué a la pasión que una mujer puede entregar a un hombre, sentí sus suaves pechos bajo mis dedos y sus dulces alientos en mi boca, sus gritos de placer me embriagaron y cuando me cansé de jugar con sus cuerpos las mordí, sintiendo el exquisito elixir en mi boca junto a la excitación que siempre sentía llegando casi a un orgasmo de placer solo por sentir aquel sabor metálico acariciando mis colmillos.

Cuando mis sentidos volvieron miré sus pálidos cuerpos y sentí asco, que unas muchachas inviten a cualquiera a tener relaciones sexuales me parecía inaudito, yo solo lo había hecho para que se sintieran más relajadas cuando murieran.

Tenía el estomago lleno y me sentía más tranquilo, Yoochun había tenido razón. Cuando entré a mi habitación vi a Changmin en mi ventana mirando la luna con tranquilidad.

-Llegaste- comentó en su susurro sin voltear a verme. Cerré la puerta en silencio y me senté en la cama casi ignorando su presencia- ¿Sabías que desde esta ventana se puede apreciar todo el bosque? Que incluso se puede ver el río… - su voz me pareció fría y cortante y yo sabía porque estaba así, el había visto todo.- Creo que mis palabras aun no son claras ¿cierto Jaejoong?

Y en un segundo él estaba sobre mí presionando mi garganta con sus fuertes manos

-Eres mío, solo mío y no me interesa si la sangre sabe mejor cuando te acuestas con esas zorras no tienes porqué disfrutarlo tanto- a cada palabra que escupía con desprecio iba desprendiéndome de mi ropa dejándome desnudo solo en unos pocos segundos sin dejar de ahorcarme con una mano.

Besó mi cuello dejando sus colmillos en mi piel, sus besos eran bruscos y me mordió los labios, lamió mi cuerpo mas no mi entrada y sin prepararme comenzó a jugar con mis genitales con brutalidad casi como si gozara con mi dolor, me humilló mediante sus palabras y me obligó a que tocara su miembro… el dolor que sentí cuando entró en mi es indescriptible jamás había sido tan brusco conmigo y me di cuenta que no solo estaba molesto porque me acosté con esas chicas, algo mas había.

Sus movimientos sobre mi eran rápidos y profundos casi sin dejarme respirar, me hizo ponerme en posicione sumisas en incluso forzó a que abriera mis piernas hasta casi un extremo imposible y como si fuera poco no dejó que me corriera, ni siquiera pude sentir el orgasmo porque el impidió que pudiera eyacular con libertad.

Se vistió en silencio y antes de salir de la puerta susurro: “Aun no me las he cobrado todas” Y más adelante pude comprender el significado de sus palabras.

**

Al día siguiente no pude encontrar a Yunho. Lo busqué por toda la casa y no lo encontré, le pedí a Yoochun que me ayudara a buscarlo pero en la mansión no se encontraba, desesperado corrí al bosque pero tampoco lo pude hallar. La soledad me consumió y no escuché lo que Boa intentaba decirme, solo la miraba pero era como si yo no estuviera allí, Yunho no pudo haberse ido, el no se fue de mi lado, el no podía…
Un fuerte golpe me despegó de mi retardo

-¡Por la mierda Jaejoong escúchame Yunho no se iría por su cuenta, alguien le ha hecho algo y no dudo del bastardo de Changmin! ¡Tienes que reaccionar y encontrarlo!- me gritó con lágrimas en sus ojos para luego desmoronarse sobre los brazos de Yoochun.
Sabía que Boa tenía razón pero no me sentía capaz, no podía siquiera moverme

**

3 días, 3 días habían pasado y no había señales de Yunho. En el transcurso de estos días no me había movido de mi cama, acostado en ella sin abrir los ojos pero consiente de todo lo que sucedía a mi alrededor por si el volvía pero no ocurría nada, escuchaba a los pájaros, escuchaba a los demás vampiros de la casa hablar sobre lo ocurrido, seguía escuchando los sollozos de Boa y seguía escuchando como mi corazón se partía en pedazos. En mis pensamientos estaba surgiendo la idea de salir a la luz del sol y quedar reducido a cenizas, sería una muerte rápida así al menos no sería una carga para Yoochun. Yunho fue el que me salvó aquel día en que lo encontramos de que me suicidara, si el ya no estaba no podía perder nada por dejar de existir.

Pero era masoquista y comencé a imaginar que Yunho aun estaba conmigo, que se reía de mis bobos comentarios, que me acompañaba en mis largas noches y que aun decía que me amaba… incluso llegué a sentir su aroma…

Abrí los ojos de inmediato y salté de la cama, ese si había sido su aroma yo no lo había imaginado. Miré a los lados ansioso por verlo, porque había vuelto…

Y allí estaba, impertérrito como si siempre se hubiera encontrado sentado mirándome dormir, sus dientes brillando en la oscuridad y su voz susurrante diciendo mi nombre

-Volví Jaejoong - mi cuerpo se tensó ante su voz, sonaba diferente y su olor no era el mismo… no podía ser, de ninguna manera, él… Oh por Dios

Sus ojos estaban rojos…
Y sus colmillos sobresalían…
El ahora era un vampiro…
Ya no era mi Yunho…
Yunho había muerto…

Me lancé sobre él, botando al suelo la silla en la que se encontraba y el no hizo nada para impedirlo, simplemente me miró sin siquiera pestañear.

-¡¿Quién demonios hizo esto?! ¡¿Quién fue?!- pregunté furioso, amenazándolo con la cercanía de mi cuerpo mas Yunho no me respondió- ¡RESPONDEME!- grité descontrolado. Y Yunho sonrió, como si toda esta situación le hiciera gracia.

-Changmin lo hizo- susurró lentamente, y el tiempo se detuvo. No fui consciente de mis actos hasta que llegué en unos pocos segundos a la habitación de Changmin. Al parecer mi visita no fue una sorpresa para él ya que no se movió de su posición.
No dije nada porque no había nada que hablar, él sabía que yo me encontraba allí…
Para matarlo

-Te dije que aun no me las cobraba todas-se jactó el muy infeliz. Miró sobre mi hombro y sonrió- Pero creo que la cuenta ya esta saldada ¿Qué crees tú Yunho?- Sabía que él estaba detrás de mí pero no me voltearía porque no sabía lo que era capaz de hacer.
-¿Por qué… lo hiciste?- le pregunté a Yunho con la voz entrecortada. Escuché como se acercaba a mi hasta sentir como me abrazaba por los hombros y enterraba su cara en mi cuello

-Para estar siempre contigo- susurró en mi oído con delicadeza. Gruñí molesto y lo alejé de mi de un manotazo

-Jamás te pedí que te quedaras conmigo, jamás te respondí a aquel amor que me profesabas. Pero tú ¿aun así?- no sabía que pensar, ni que decir. Estaba molesto con Yunho al grado de que deseaba estrangularlo con mis manos pero también me sentía enternecido por su irresponsable acto. Miré a Changmin y me sentí enfermo al ver el goce en su rostro.

-El único culpable de todo eres tu Jaejoong, tú fuiste quien lo adoptó sin pensar en las consecuencias ¿o creíste que el siempre sería tu hermano?- su risa perforó mis oídos- “Eres tan hermoso como para atraer a cualquier ser viviente sobre la tierra, incluyéndome a mi”- abrí los ojos de sorpresa al escuchar como Changmin repetía las mismas palabras que Yunho el día de su cumpleaños.- Siempre supe que este chico solo traería problemas y como te dije el día en que lo trajiste yo mismo seré el encargado de matarlo si esto llegaba a ocurrir- Intenté avisar a Yunho de que corriera pero este se acercó mas a Changmin para gritarle:

-¡¿Entonces porqué me convertiste?!- sus ojos estaban brillantes de rabia

-Porque sabía que si cumplía tu sueño Jaejoong sufriría ¿No ves su cara de dolor? Creo que la sorpresa no le ha agradado - y sonrió mostrando toda la blancura de sus colmillos arremetiendo contra Yunho, en dirección a su cuello. Grité de sorpresa y espantó al mismo tiempo que Yoochun ingresaba por la puerta. Mi amigo entretuvo a Changmin para que Yunho pudiera zafarse e intenté socorrerlo pero solo me gritó que me largara de ahí, pero yo no podía hacerlo, Changmin le sacaba años de experiencia en batalla y centímetros de altura, sabía que si dejaba a Yoochun solo… moriría.

-Pero miren quien llegó, el perrito faldero. Debo agradecer tu presencia siempre he querido eliminarte pero solo porque eras amigo de Jaejoong no lo hice y ahora la excusa ya no sirve -mientras Yoochun intentaba apresar en sus brazos al otro vampiro y yo intentaba librarlo de su agarre, sentí un peculiar olor que subía las escaleras y que se adentraba en la habitación y me pregunte como Changmin no notó su presencia hasta que Boa le atravesó el corazón con una estaca de madera. El vampiro se volvió cenizas, cenizas que se evaporaron en la penumbra de la noche

-¡Te lo dije, algún día todas estas “estupideces” serian de ayuda!- se jactó la mujer en mi cara y no pude evitar correr a abrazar a esa terca chica- ¿Quién iba a pensar que la humana salvaría la situación eh?- volvió a jactarse riendo mientras me abrazaba, miró a Yunho por encima de mi hombro y frunció el ceño- ¡Y tu si vuelves a desaparecer serás el próximo!- le reprochó con lágrimas en los ojos para luego ir a abrazarlo, pero Yunho la alejó, aun no controlaba muy bien eso de la sangre humana.

**

Que llegara el día siguiente fue inevitable. Todos en la casa comenzaron a preguntar sobre donde se encontraba Changmin y aunque yo estaba reacio a responder Yoochun optó por decirles la verdad y para sorpresa de todos nadie decidió atacarnos por lo acontecido, simplemente respondieron que eran cosas que pasaban y que ahora el único problema era quien sería la nueva persona que los dirigiría e inmediatamente propuse a Yoochun.

-¿Qué estás haciendo Jaejoong?- me preguntó asustado.
-¡Oh vamos! Sabes que siempre has querido dirigir la mansión- le susurré bajito

Y la decisión fue unánime, Yoochun fue el elegido. Las gritos de alegría se escucharon por toda la casa pero por algún motivo me sentía ajeno a todo el festejo, miré de soslayo a Yunho que se encontraba apoyado de brazos cruzados en un rincón y sentí como mi cuerpo se alteraba

-Ve a hablar con él- me aconsejó Boa con una sonrisa. Suspiré y fui a su encuentro, él me miró con la cabeza gacha y si hubiese tenido cola probablemente la hubiera tenido encogida entra las piernas. Su actitud me divirtió.

-Sabes, me va a costar perdonarte- le dije lentamente y el agachó aun más la cabeza- que hayas perdido la humanidad que tanto apreciaba de ti fue un duro golpe para mí ya detenido corazón, sabes que te quiero, eres todo lo que tengo junto a Yoochun y Boa. Eres la persona por la que aun sigo aquí, vivo… fui estúpido al creer que te podría criar como mi hermano, y aun iluso al creer que tú me veías como uno. Pero debo admitir que fuiste más rápido que yo, pudiste descifrar los sentimientos que te llenaban y los definiste con la palabra amor, en cambio un vampiro tan anciano como yo el cual albergaba los mismos sentimientos no los pudo entender hasta casi pierde a la persona que ama- Yunho levantó la cabeza y me miró con sorpresa. Le sonreí- Pero como dije aun no te he perdonado… lo bueno es que tienes lo que queda de la eternidad para redimirte- y me lancé sobre sus labios. Lo besé por todo lo que sufrí, por todo lo que vivimos juntos, por la pena que casi me mata de pensar que nunca más lo volvería ver, simplemente expresé lo que hace años llevaba escondido en mi corazón en aquel beso. Ya que ninguno de los dos era humano el beso podía prolongarse horas pero los aplausos que escuchamos hicieron que nos separáramos avergonzados al ver como todos nos miraban con un brillo de diversión en sus ojos sin dejar de aplaudir

-Entonces ¿Para cuándo es la boda?- bromeó uno de los vampiros y los demás estallaron en carcajadas mientras Yunho y yo nos encontrábamos avergonzados pero felices mientras nuestras manos enlazadas significaban mucho más de lo que se veía.

Significaban que lo que nos deparara el destino lo enfrentaríamos juntos, después de todo la eternidad puede ser muy divertida junto a la persona que amas ¿no lo creen?

FIN

Mi amor, mi hermano

Título: Mi amor, mi hermano.
Autor: Yunhie
Pareja: YunJae
Género: Slash, Lemon, Drama.
Extensión: Oneshot
Advertencia: Incesto
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Y todo quedó en nada el día en que me dijiste adiós. Vivimos nuestro amor durante pocos meses, meses en los que nunca había conocido una felicidad tan grande como la que viví a tu lado, mi querido Jaejoong. Y ahora, ahora miro por la ventana de mi habitación, aquella que ha recogido tantas emociones… y no hay nada, nada que me haga sonreír. No sé si habrá sido obra del destino, si nuestras vidas estaban destinadas a juntarse para luego tener que separarnos así. Lo único que sé, es que quiero volver a tenerte entre mis brazos, y ahora que no puedo tenerte, se me parte el alma y tan sólo quiero volver a encontrarte y después, abrazarte, besarte y hacerte el amor como en aquellas noches de luna llena, porque te quiero y te amo, mi querido Jaejoong, y ahora… sé que voy a tener que vivir sin ti para siempre.

Hace 10 meses.

- Yunho, ¿puedes venir un momento?
- Enseguida voy padre – Yunho se levantó de la silla de su despacho y se dirigió hacia donde estaba su padre.

Jung Yunho, un empresario joven de 24 años, que pronto heredaría la rica empresa de su padre. Aunque era joven ya sabía hablar varios idiomas, gracias a que había estudiado en el extranjero y después de 4 años, comenzó siendo subdirector de la empresa televisiva más importante que había en Seúl, lo cual a veces le traía más de un dolor de cabeza, pero sin duda, era el trabajo de toda su vida y nada ni nadie podría destruir todo aquello, al menos, eso era lo que él creía.

- Ya estoy aquí padre, dígame – dijo.
- Yunho, mañana tienes que viajar a Japón, hay una reunión muy importante con el presidente Kim a la que yo no puedo ocupar, espero que lo hagas bien hijo.
- De acuerdo padre, no tiene por qué preocuparse. Volveré con las mejores noticias.

Al mismo tiempo en Japón.

- Jae, necesito que hagas una cosa por mí.
- Dime mamá.
- Verás mañana va a venir el presidente Jung, de la cadena de la empresa Jung TV de Corea, necesito que seas tú quien vaya a la reunión, tu padre estará indispuesto.

Kim Jaejoong, en el caso de Yunho, un chico no tan afortunado. Su padre tenía una empresa dedicada también a la televisión, pero había tenido incluso que sudar sangre para llegar hasta donde habían llegado en Corea. Y una vez logrado ese estatus fueron prácticamente desbancados por la empresa del señor Jung. Ahora, después de 3 años en Japón, llevando una cadena independiente de música, seguían luchando por meterse en el mundo de esa industria de la manera más alta posible. Jaejoong luchaba día a día sin saber, que una mancha oscura en su pasado iba remover toda su vida sin que pudiera evitarlo.

- Pero, yo jamás he acudido a una reunión de esa importancia, ¿y si lo hago mal?
- Tranquilo hijo, tu padre te ha enseñado bien y desde que estamos en Japón has trabajado muy duro. Aunque durante muchos años fuimos rivales del señor Jung en Corea, ahora que estamos en Japón necesitamos apoyarnos mutuamente. No te preocupes ¿vale? Estoy segura de que lo harás muy bien.
- Está bien, lo haré – y Jaejoong besó a su madre.

Al día siguiente, Jaejoong arreglaba su corbata nervioso, mientras esperaba en la sala de conferencias donde tendría la reunión con el señor Jung, aunque no se imaginaba que la persona con la que tendría esa reunión cambiaría su vida para siempre, y se convertiría en su fiel compañero y amante.

- Adelante – dijo después de que alguien tocara a la puerta.
- Señor Kim, soy Jung Yunho, hijo del director Jung – y se preparó para estrechar su mano.

Jaejoong se giró y desde aquel momento, la belleza de aquel chico, con su pelo lacio negro, su pálida piel y su gran atractivo, despertaron las más increíbles sensaciones que a una persona le podía pasar. Desde aquel día, su relación fue haciéndose más y más cercana. Primero con reuniones de ambas empresas, después con varias comidas aprovechando su estancia en ambos países. Y ya pasados varios meses, se volvían a re-encontrar, esta vez a la luz de las velas, en el apartamento de Yunho al sur de Seúl. La cena más esperada de toda su vida, en la que esperaba que su relación con Jaejoong, desde ese momento fuera más que una simple amistad. Aquella noche, Jaejoong llegó vestido tan atractivo como el primer día en que se conocieron. Con unos jeans oscuros y una camisa de color claro con varios botones abiertos, dejando entrever su maravilloso pecho, embaucó una vez más los ojos de Yunho por completo. Ambos se sentaron a cenar, de fondo se escuchaba la canción favorita de los dós, “Forever Love” de su grupo favorito. Mientras cenaban sus miradas cómplices irradiaban felicidad y estaba claro, que ambos eran mucho más que amigos. Después de cenar, Yunho cogió los platos y fue a llevarlos a la cocina mientras Jaejoong apoyado en la barandilla de aquella terraza, dejaba como la suave brisa que corría aquella noche, acariciara cada centímetro de su cara. Pocos minutos después Yunho subió de nuevo a la terraza y se quedó mirando aquella maravillosa figura. Era la primera vez que una persona le inspiraba tal serenidad, tanto que deseaba abrazarse a él y por nada del mundo separarse nunca. Y así lo hizo, dulcemente pasó sus brazos por la cintura de Jaejoong y apoyó su cabeza sobre uno de sus hombros.

- Jae, tengo algo que decirte – dijo casi susurrando.
- Yun… - escuchar la voz de Yunho tan suave hizo que toda su piel se erizaba.
- No te gires Jae, tan sólo quiero que me escuches – Yunho apretó más a Jaejoong entre sus brazos – Te quiero, te quiero desde el primer día que nos encontramos en aquella reunión. Y lo sé, porque jamás me había sentido tan tranquilo como me siento contigo, ni siquiera… ni siquiera el trabajo, que era lo que creía que más serenidad me daba, se compara a lo que siento por ti.
- Yunho, yo… - vaciló un poco – Yo también te quiero…

En ese momento, Yunho giró lentamente a Jaejoong y le besó, le besó por primera vez después de casi cuatro meses deseando hacerlo. Y todo su universo se unió en un mismo corazón, en un amor que jamás querrían perder. Su primer beso, y su primera noche juntos, una noche que quedaría para siempre escrita bajo la mirada de aquella luna y aquellas estrellas, que seguramente brillaban más a causa de la felicidad que ambos irradiaban. Yunho llevó de la mano a Jaejoong hasta su cama, cubierta de suaves sabanas de tonos azul claro. Mientras Jaejoong seguía algo nervioso, Yunho con cuidado y cariño terminaba de desabrochar la camisa del que ahora era su amor, poco a poco besaba su cuello y su pecho y con sus manos llegó hasta la cintura del chico, desabrochando y bajándole el pantalón para dejarlo completamente desnudo ante su intensa mirada con ojos oscuros, los cuales hacían que Jaejoong se sintiera invadido completamente. Sin pensárselo dos veces, siguió los pasos de Yunho, haciendo que ese momento se convirtiera en algo mucho más intenso para ambos.

- Yunho… hazme el amor – le dijo Jaejoong entre jadeos.

Ante esas palabras, Yunho no pudo resistirse a abrir las piernas de su chico para así poder introducirse más fácilmente dentro de él. Jaejoong en ese momento clavó sus uñas en la espalda de su amante, con una fuerza que jamás habría creído poder sacar, todo su cuerpo temblaba y en todos sus adentros sintió como algo le recorría en cada movimiento que Yunho hacía con su cuerpo. Hicieron el amor hasta llegar al éxtasis, y aunque estaban exhaustos no dejaron de amarse durante toda la noche. Indudablemente fue la noche más especial de toda su vida, en la que su amor por fin se convirtió en realidad, tanto que no imaginaban que un secreto destruiría todo eso como cuando un papel se quema ante las ardientes llamas del fuego de una chimenea.

Varias semanas después.
- Yunho, creo que desde hace ya unas semanas estas dejando un poco de lado el trabajo de la empresa - dijo el padre de Yunho.
- Yo no creo eso padre, es más creo que me dedico mucho más a ella que la mayoría de la gente que trabaja con nosotros. Si no te gusta como hago las cosas tan solo tienes que hacer una cosa – respondió con tono enfadado.
- Jung Yunho, no te atrevas a ser tan insolente. ¿Se puede saber porqué narices viajas tanto a Japón? Allí no tienes nada que hacer.
- Que no tenga nada que hacer con respecto a la empresa, no significa que no pueda ir padre, creo que tengo todo el derecho de pasar mi tiempo libre donde me dé la gana – y después de pronunciar esas palabras Yunho se fue del despacho de su padre dando un portazo.
- Muy bien hijo, si así lo quieres, así lo tendrás – el padre de Yunho cogió el teléfono e hizo una llamada – Eric.
- ¿Si jefe? - respondió el chico.
- Mi hijo coge un vuelo esta tarde hacia Japón, quiero que vayas, le vigiles sin que se dé cuenta y me digas que es lo que está haciendo este niñato insolente – y después de eso colgó.

Esa misma tarde Yunho cogió otro vuelo directo a Japón, de nuevo había quedado con Jaejoong para pasar el fin de semana, como cualquier pareja de enamorados podía hacer. Aunque se sintió nervioso sin saber por qué, no se percató de que alguien siguió sus pasos y tomaba fotografías mientras tanto. Así como habían planeado, pasaron ambos días prácticamente metidos entre las cuatro paredes de la habitación de Jaejoong. Tan sólo salieron para dar un paseo por la noche y para ir a comer a algún restaurante. Cuando Eric creyó que su trabajo había concluido voló a Seúl de vuelta para darle las pruebas al padre de Yunho.

- Señor Jung, aquí tiene las pruebas de lo que Yunho ha estado haciendo el fin de semana. Creo que no le va a gustar - y el chico le dio las fotos.

El señor Jung se quedó estupefacto al ver aquellas fotos. Su hijo Yunho tenía nada más y nada menos una relación con su propio hermano. Jaejoong era el hijo secreto que el señor Jung había tenido con la madre de este. Todo el mundo siempre había sospechado de esto, pero el mismo se encargó de que este secreto nunca se supiera, así que para Yunho, Jaejoong era el hijo del señor y la señora Kim. Ante esto el padre de Yunho no tardo en comunicarse con la señora Kim, para hacer una vez más, con sus viles manipulaciones, lo que él deseaba. El señor Jung había amenazado a la señora Kim con acabar una vez más con la empresa que el matrimonio Kim había fundado en Japón, así que no le quedó más remedio que poner cartas en el asunto. Después de eso, llamó a Jaejoong.

- Jaejoong, tengo algo que decirte – dijo en tono serio.
- Dime mamá, ¿ha pasado algo?
- Tienes que dejar de ver al señorito Jung. Y no aceptare un no por respuesta.
- ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Por qué tengo que hacerlo?
- Simplemente no es bueno que vayas con él.
- ¿Qué no es bueno? Explícate mama.
- No voy a decirte nada más, Jaejoong.
- Pues no voy a hacerlo mamá, ¿sabes? Por primera vez soy la persona más feliz en mi vida y tengo a alguien que me quiere tal y como soy. No voy a dejar de verle.
- ¡Jaejoong! – gritó su madre.
- ¡He dicho que no mamá! Amo a Yunho mamá, le amo y no voy a dejarlo – estás palabras mataron el alma de su madre en dos, porque sabía que con lo que estaba a punto de decirle a su hijo, haría que el corazón de este se muriera.
- Jaejoong, yo… lo siento – dijo entre sollozos – jamás te dije esto pero… tienes que dejar a Yunho porque, el…
- ¿El? ¡Que es lo que pasa mamá!
- Él es tu hermano.

“Él es tu hermano” esas fueron las palabras que destruyeron a Jaejoong por dentro. La persona a la que más había amado en toda su vida, era su propio su hermano, y sin saberlo, incluso había unido su alma con él. Y ahora, ahora no había vuelta a atrás, ¿Qué podía hacer? Le amaba tanto que le era imposible dejarlo, pero no podía concebir todo aquello, a pesar de que le quería tanto, peligraba todo lo que sus padres con tanto esfuerzo habían levantado, y ahora, tenía que acabar con todo ello.

- Señor Yunho.
- ¿Si Yoochun?
- Tiene una carta.
- Gracias déjala ahí, en un rato la leeré.
- Es del señor Jaejoong – y extrañado, Yunho no tardó en coger esa carta.

Yunho, mi querido Yunho. Hoy, mientras escribo estas palabras, mi corazón está roto en dos, porque tengo que decirte adiós. No quiero que me busques, ni quiero que vuelvas a saber de mí, tan solo quiero decirte adiós, adiós para siempre, mi querido Yunho. Te amo, y seguramente te amaré para siempre, pero esto, se aleja tanto de nuestras manos que nuestro amor no podrá estar escrito en nuestra realidad. Adiós, mi querido Yunho.
Adiós.


Entre lágrimas Yunho guardó la carta en el cajón de su escritorio. Lo que ya se temía se había hecho realidad, el deseo y el rezo por no tener que separarse de Jaejoong no se había cumplido y ahora, sólo le quedaba seguir adelante, sin su amor, sin su amante, sin su querido Jae.

En la actualidad.
Después de aquella carta, aunque me pediste que no lo hiciera, intenté contactar contigo, pero después de un tiempo ya he desistido a seguir con ello. Mi querido Jaejoong, nuestro amor fue tan sincero e inesperado que por nada del mundo hubiera deseado separarme de ti. Mi querido hermano… sí, porque siempre lo he sabido, desde mi adolescencia… Ahora tengo que decirte adiós. Siempre quise conocerte y siempre quise ser tu hermano mayor, aunque tú tuvieras más edad que yo. Pero jamás imaginé que cuando te volví a ver, después de muchos años, ese cariño de hermanos se convertiría en amor. Y aunque te lo oculté y sabía, que seguramente tendríamos que separarnos, yo, Jung Yunho, siempre te amaré y te protegeré aunque sea entre distancias y lágrimas. Te amo, mi amor. Te amo, mi querido hermano.

FÍN.

Uncle dearest

Título: Uncle dearest.
Autor: Aemin
Pareja: YooMin
Género: Slash, Lemon
Extensión: One shot
Advertencia: Sadomasoquismo e Incesto
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Estaba aterrado. El cuchillo en su mano brillaba, incandescente, mientras algunas lágrimas se mezclaban con las gotas escarlata. ¿Cómo es que todo había llegado a eso? Miró de nuevo el cuchillo cubierto de sangre y derramando más lágrimas volteó hacia la puerta de la habitación. Yoochun no diría nada, pero, ¿y si alguien más lo sabía?

“Ella nos está jodiendo la vida, Changminnie… somos felices sólo tú y yo…”.

Siempre sabía exactamente qué decir y cómo decirlo en el momento adecuado. Después de decirle eso le había besado en los labios, recordó, acariciando su labio inferior con el pulgar. Así lo enganchó en todo eso. Estaba tan sólo y confundido...

Eran vecinos desde que tenía 7 años más o menos mientras él tenía veintidós, así que había crecido cerca de él e incluso algunas veces había sido su niñero. Eran cercanos, se conocían bastante bien y después Yoochun se casó, pero su cariño por Changmin no había hecho más que aumentar.
Hasta que llegó ese día. Estaban de fiesta en el jardín, era el cumpleaños de su madre, y había globos de colores, comida, decoraciones, manteles blancos en la gran mesa con comida. Y Yoochun estaba ahí, su esposa estaba en un viaje de negocio por lo que había venido solo; le había comprado a su hermana mayor un hermoso colgante de perla negra, y a su sobrino una caja de colores para dibujar. Changmin los aceptó a pesar de sentirse muy grande para regalitos así, sobre todo cuando su cumpleaños 15 había pasado hacía más de tres meses. Comieron y aprovechó un momento de plática de adultos para ir a dejar los colores en su habitación. Al salir, casi choca con Yoochun en el umbral de la puerta.

-Tío…
-Perdona, vine a buscarte, me mandó tu mamá.
-Ah, sí, vine a dejar mis colores nada más…
-¿Te gustaron?
Changmin asintió.
-Gracias…otra vez.
-No hay de qué. ¿Ya los abriste?
Min negó.
-¿Te parece si los estrenamos?
Changmin se encogió de hombros.
-Además, hace mucho que no convivimos así…
Era cierto, hacía mucho que no hacían alguna actividad juntos. Changmin asintió.
-Está bien, tío. Pero hay que regresar al jardín, a la fiesta de mi mamá…
-No creo que nos extrañen, tu mamá está ocupada hablando con unos amigos, igual tu papá, además no tardaremos mucho, ¿o sí? Sólo será un dibujo. ¿Dónde guardas las hojas?

Yoochun se puso a buscar con la mirada dentro de la habitación y se acercó al escritorio. Buscó entre las cosas de encima y en las repisas superiores. Changmin suspiró, se acercó y sacó unas hojas de papel del cajón de la derecha, poniéndolas sobre el escritorio. Yoochun sonrió y tomó la caja de colores de la cama, poniéndola en el escritorio. El menor se sentó y miró las hojas, luego al tío y abrió la caja, sacando el color negro. Hizo unos trazos, dándole vida a un paisaje simple en el papel. Yoochun lo observaba, inclinado, con una mano en la silla y la otra en el escritorio. No perdía de vista ningún movimiento, y pronto esa cercanía resultó algo incómoda para Min, pero lo disimuló, después de todo era el tío al que tanto quería.

-Muy bien, Chang, sólo que quedaría mejor así…

Yoochun tomó su mano y la movió sobre el papel, dibujando con él la textura del follaje de un árbol. A los pocos segundos el sobrino continuó coloreando de esa forma, pero Yoochun no apartó la mano de la suya; por el contrario, su pulgar acariciaba los nudillos del moreno. Luego uno de sus brazos pasó sobre su hombro, recargándose sobre el del menor, y su torso se apoyó en la silla y un poco en su espalda.

-¿Tío?
-¿Uhm?
Changmin no respondió pero Yoochun comprendió.
-Ah. Quiero ver el dibujo de más cerca. Está quedando excelente.
Min tragó saliva, algo incómodo, y se concentró más en el dibujo, inclinándose sobre el escritorio un poco más. Yoochun se inclinó más también.
De pronto, Yoochun puso sus manos en su torso y posó sus labios en su cuello. Changmin se enderezó e intentó apartar sus manos con las suyas.
-T-tío…
-Sólo quiero invertir más tiempo en Y y C…

Changmin siguió intentando apartar sus manos, pero más bien parecía que sólo le incitaba a tocarlo y besarlo más. Una mano se coló bajo su chaleco elegante y la otra descendió hacia su pantalón. Al sentirla, el cuerpo de Min se apartó por impulso, pegándose por completo a la silla, pero la mano persistió. Cuando sujetó esa mano para luchar por apartarla, tirando de ella hacia arriba, Yoochun sujetó su zona más íntima con firmeza, sobre la ropa. Changmin se quejó. Los labios en su cuello no dejaban de besar, dejándole marcas húmedas. Luego sintió su lengua delineando su quijada y el lóbulo de su oreja, mientras con el otro brazo le abrazaba por el pecho. Changmin giró su cara hacia él para protestar pero los labios le acallaron, posándose sobre los suyos. No le correspondió pero los experimentados y abultados labios consiguieron acomodarse entre los suyos. Y aunque sujetaba sus manos, no podía detenerlas, simplemente le sujetaba por las muñecas mientras hacían con su cuerpo lo que querían. Era tan joven y su cuerpo ardía tan deprisa… Yoochun, quizás, estaba sacando ventaja de eso.

Le desabrochó el chaleco y acarició sus pezones sobre la ropa, pellizcándolos. Le quitó el chaleco y desabrochó su camisa mientras besaba su mejilla, las manos del menor aún luchando por detener las suyas y aún así continuaba.
-Yah…deténgase…tío, por favor…
-Dime Yoochun…-susurró en su oído antes de lamer y mordisquear su oreja.
-Yah…yah…

Empujando una pata de la silla con el pie y el respaldo con una mano, Yoochun logró girarlo un poco para tener espacio. Lo puso contra la silla, inclinándose sobre él, y lo obligó a besarlo. Changmin intentó apartarle nuevamente. Luego le besó el cuello, abriendo por completo la camisa continuó por su pecho, Changmin sujetándose del asiento. Le besó un pezón y luego lo lamió, delineándolo con su lengua, endureciéndolo al instante.

-Tío…no…

Yoochun continuó con su labor, sin responderle, mientras sus manos acariciaban su torso y su cuello. Luego bajaron, desabrochando el pantalón mientras sus labios besaban su abdomen. Lamió su aún infantil ombligo y luego se entretuvo dejando sus bóxers húmedos sobre su hombría. Changmin no supo en qué momento empezó a gemir tanto, pero intentaba controlarlos aún. Yoochun parecía disfrutarlo, sobre todo cuando retiró el bóxer y pasó a lamer su base y luego su entrada.
-No…tío Yoochun…por favor…para…deten…te…
-No tengas miedo, Minnie…no te voy a lastimar.
-¿Qué le pasa a mi cuerpo…?
-¿No lo has visto aún en las escuela? Relájate y verás lo bien que se siente…
-Pero…es…raro…ahí no… Yoochun…ahí no…
-No…no juntes las piernas…uhm…así está mejor…
-Para…p-para…eso no…no se toca…Yoochun…

Su cuerpo, con las hormonas a mil, se movía por instinto, buscando más su toque, sus labios, su lengua, aunque lo poco que le quedaba de razón le pedía a gritos que se contuviera. ¡Era otro hombre! ¡Y era su tío!

No recordaba exactamente cómo, pero había terminado sentado en las piernas de Yoochun, una de las blancas manos masajeando su miembro, la otra dilatando su entrada con sus dedos, cada una de sus largas piernas, bien separadas, a un lado de las del mayor. Luego sintió su miembro, húmedo y punzante, presionando su entrada, pujando por invadirle. Dolía bastante, pero su quejido lastimero fue pronto acallado por esos labios y esa lengua. Sus cuerpos se movían juntos de atrás hacia adelante sobre el asiento, ambos miembros igual de erguidos, uno manipulado por largos dedos y el otro masajeado por el virginal interior. La mano libre de Yoochun acariciaba su pecho para darle más placer y seguridad, sus labios insaciables devorando su boca, que aunque lo negara estaba hambrienta de placer. Mientras el menor apretaba sus pies contra las pantorrillas desnudas ajenas, las piernas blancas abriendo y cerrando ligeramente, provocando las sutiles embestidas que los tenían enloquecidos, jadeantes.

Escucharon la voz de su madre abajo y ambos miraron hacia la puerta, Changmin jadeando con terror, luego Yoochun agarró un libro del escritorio, de esos con tamaño bíblico, y lo arrojó, terminando de cerrar la puerta entreabierta. Salieron de nuevo al jardín un rato después y la fiesta terminó.

Había pasado poco más de un año de eso. Changmin lo recordaba bien. Sintió los moretones en sus muslos y las cicatrices, no todas cerradas, de sus brazos. ¿Cómo? ¿Por qué llegaron a tanto? O la pregunta correcta sería, ¿por qué aceptó llegar a tanto? Quizás había empezado cuando se lastimó en la clase de gimnasia con un tornillo. Yoochun, en lugar de tener cuidado con el corte mientras tenían sexo candente, le había quitado la gaza y había lamido y succionado su sangre. Changmin se quejó y como no lo soltaba le dio un golpe. Yoochun le regresó el golpe y lo miro fieramente a los ojos, para luego saltar sobre él y darle el revolcón de su vida. A partir de ahí habían experimentado tanto…

Montado sobre él, podía sentir su miembro desgarrándole, introducido sin ninguna preparación previa, no como antes, mientras su mano jugaba con su hombría, misma que no podría liberarse si no le quitaba ese anillo. Así le gustaba torturarle. O pasaba el vibrador por su base, haciendo que sus Changminitos se estremecieran, urgidos por soltar su líquido. Le

Había estado confundido, pero no tanto como ahora. No quiso hacerlo, de verdad. No, si quería hacerlo, pero no por odio, de verdad amaba a su tía. Era una mujer grandiosa. Pero Yoochun había dicho tantas cosas… que les tenía celos, que no lo satisfacía, que ella era una hipócrita y no amaba realmente ni a su marido ni a su sobrino. Que todo sería mejor sin ella…y sin el primito que sólo pasaría a robarle la atención de Yoochun.

-Yoochun…divórciate…
-En eso estoy, mi Chang…pero es un proceso tardado que lleva tiempo…
-¡Está llevándote demasiado tiempo!
Yoochun acaricio sus mejillas, infladas en un puchero.
-Changmin…te amo y cumpliré mi promesa. Seremos sólo tú y yo, muy pronto…
-¿Qué tan pronto ésta vez?
Yoochun sonrió y besó sus labios a pesar de que él intentaba alejarse.

Los celos, la ira, y esa extraña pasión y afecto por su tío, lo habían conducido a esto. A esto, se repitió mentalmente, mirando el cuchillo.

Se había quedado a dormir con ellos pues sus padres habían salido de viaje. Y la noche anterior Yoochun se había colado en su cama con algunos juguetitos. Lo esposó y puso sus brazos detrás de su cabeza, para luego torturar su cuerpo con un vibrador. Mientras sus lengua peleaban una contra la otra. El cuerpo del menor se debatía entre olas de placer provocado por la vibrante sensación. Luego el mayor cambió el vibrador por sus labios, besando y después mordiendo con muy poca delicadeza. Mientras le masturbaba introdujo un pequeño dildo en su entrada, sin lubricante ni nada que facilitara la intromisión. Changmin se quejó, pues a pesar de la costumbre era aún incómodo. Luego encendió el dildo presionando un botón de un control externo, haciendo que las piernas del menor se agitaran y que de sus labios escaparan gemidos fuertes y ansiosos. Se inclinó sobre él y cubrió firmemente su boca y nariz con ambas manos, impidiendo su respiración. Cuando el rostro de Changmin no podía ponerse más rojo, soltó el agarre, permitiéndole gemir y jadear unos segundos, pesadamente, para luego volver a cubrirle, otras dos o tres veces. Después de dejarlo recuperar el aliento unos segundos, acercó su miembro a su rostro, lo frotó con su mejilla un par de veces y luego lo empujó contra sus dientes, de inmediato Min abrió la boca y lo engulló sin dejar de gemir, su cálida respiración saliendo a intervalos por su nariz. El dildo continuaba vibrándole dentro y una de las manos de Yoochun se encargaba de ponerlo cada vez más erguido, su otra mano firmemente sujetando su nuca, marcando el ritmo con que le engullía. Luego, satisfecho de las atenciones proporcionadas por la lengua y garganta adolescentes, sustituyó su miembro por una bola horadada y con un listón que la atravesaba, mismo que, bien atado a la nuca, mantenían la esfera atorada entre los dientes de Min. Esto hacía que salivara de más. Colocó un anillo en su miembro, impidiéndole venirse pasara lo que pasara, y luego lo giró boca abajo. Le arañó la espalda y lamió las marcas, luego mordisqueó su hombro hasta hacerlo sangrar y lamió su sangre. Changmin se sentía a punto de perder la conciencia, era demasiado, pero sabía que para Yoochun era apenas el inicio. Volvió a voltearlo y lentamente quitó la esfera, relamiéndose al notar lo enrojecidos y húmedos que estaban sus labios, devorándolos con los propios y con sus dientes después. Comenzó a invadirlo despacio, sin quitar el dildo, la vibración enloqueciéndolo cada centímetro que entraba. Comenzó a embestirlo de inmediato, pegando su cuerpo al suyo; luego le acercó el brazo a los labios.
-Muérdeme.
Changmin lo mordió con fuerza hasta hacerlo sangrar y lamió la sangre que goteaba sobre sus labios. Yoochun se movió más rápido, como siempre que el dolor hacía el placer insoportable. Se salió de él, sólo para sacar el dildo, y luego volvió a invadirlo con fuerza, ambos gritaban. Por fin Le quitó el arillo y se corrió con fuerza, casi violento, y esa imagen hizo a Yoochun correrse.

No había pensado en su tía en ese momento, no se había preguntado dónde estaba mientras ellos se “portaban mal”. Sólo pensó en ella cuando tomó el cuchillo de la cocina después del almuerzo, subió las escaleras y…


El mundo había girado más de una vez bajo sus pies, y pronto daría aún más giros. Si tan sólo Yoochun viniera a abrazarle…quizás eso cesaría tanto giro. De pronto se escucharon las sirenas, cada vez más fuertes, atronadoras. Luego gritos. Sintió las luces roja y azul titilando, penetrando en el pasillo por la ventana. Los gritos entraron a la casa, por abajo, y pronto llegaron a donde él estaba. Se levantó, completamente helado y tieso, excepto sus manos que temblaban hasta que el cuchillo cayó de su mano. Los hombres en negro fueron sobre él, lo sujetaron entre varios, lo arrastraron en vilo hasta la calle, él ni siquiera lo sintió sino hasta ver una silueta en la puerta.

-Yoochun…
La silueta sólo observaba desde el umbral.
-Yoochun…Yoochun ah… ¡Yoochun ah! ¡YOOCHUN AH!


Fin

Un agradecimiento a Mino, que si bien no siempre lo reconozca por escrito, gran parte de la razon por la que escribo YooMin es por ella. TQM BFF

Hasta el amanecer

Titulo: Hasta el amanecer
Autor: Lessien
Pareja: JaeMin
Género: Drama y Vampirismo
Advertencia: Violencia, masoquismo, lemon y malas palabras
Nota: la canción que canta ChangMin es esta: http://www.youtube.com/watch?v=noHZmyUqfpc
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Un sonido metálico fue el que me trajo de nuevo la conciencia. Al abrir los ojos, con todo mi esfuerzo, me encontré con que el lugar no me era para nada conocido. Parecía ser un desván, uno muy antiguo.
Todavía podía ver por las rendijas de las tablas, mal colocadas, en las ventanas que fuera aun había luz, que parecía apagarse lentamente. Quise moverme y soltarme de aquellas ataduras que tenían mis manos, pero una descarga estallo en mi cuerpo, haciéndome casi gritar, estaba totalmente atrapado en aquel lugar.
Mis brazos estaban demasiado pesados con el paso de los minutos, y lo peor era que no recordaba como había llegado a ese lugar. Solo conseguía un pinchazo fuerte en la cabeza cada vez que intentaba recordar algo.

La noche había caído, y el silencio seguía dominándolo todo, no podía ver nada claro, ni encontrar razón por la que estaba en ese lugar, y que decir de alguna pista del culpable de mi lamentable situación, en ese lugar no había nadie mas vivo que yo.

Solo y con mis pensamientos estuve encerrado toda la noche, y empezaba a tener hambre además de sed.

Los primeros rayos del alba se asomaban tímidamente por aquellas malditas rendijas, y podía notar el dolor en mis ojos al no haber visto la luz en tanto tiempo.

El crujido de la madera me indico que algo se estaba moviendo, y efectivamente entre la oscuridad se abrió algo, parecía ser una puerta. Estaba mas débil de lo que pensé pues entre la sombra vi algo moverse suavemente pero sin dejarse ver, y no era capaz de reconocer si era amigo o enemigo.


- Seguro que estás hambriento – le escuché decirme aún sin moverse desde aquel sitio oscuro en el que se encontraba – pero te lo mereces.

- ¿Tan seguro estas de eso? – una risilla provino desde su lugar, intentaba ver quien era ese que me hablaba, pero parecía imposible.

- Claro que lo estoy…nunca había estado tan seguro de algo en mi vida.

- Muéstrate – le ordené, pero solo empezó a reír más fuerte y desapareció tal y como había entrado.



Todo volvió a quedar en silencio, y casi podía jurar que lo único que escuchaba eran mis pensamientos, preguntándose una y mil veces quien podría ser ese tipo que me dejaba allí sin pensarlo o dejarse ver.

Si me iba a matar prefería que lo hiciese ya, antes que seguir sufriendo la agonía de la sed y el hambre, ahora entendía porque los expertos siempre decían no podíamos durar mas de algunos días sin beber…

Pero aquello era demasiado, el ansia de alimentarme que tenía era demasiado grande como para haber estado cautivo solo una noche y un día…¿Cuánto tiempo llevaba allí encerrado?

Intenté en vano liberarme de esas correas que tenía alrededor de las muñecas, consiguiendo como premio más de esas descargas, que creí que empezaban a gustarme incluso.

Y la noche volvió a caer. Cerré los ojos intentando descansar un poco. Extrañamente me vi mas cómodo descansando a esa hora que no durante el día. Pero dormir con las manos apresadas y sin dejar mucho espacio para moverse no era la mejor forma para poder descansar bien. Me quejé varias veces al moverme, pero no servia de nada, ese mal nacido no iba a aparecer.



La risa de ese ser me obligó a abrir los ojos, encontrándome con algo que no esperaba, había conseguido dejarme casi suspendido en el aire, colgando tan solo de mis brazos atados a un gancho metálico sobre mi cabeza.


- ¿Cómo es posible? – me quedé más que sorprendido al verme así -¿Cuándo me has…?

- No ha sido difícil…estabas tan agotado que te coloqué lo que me hacía falta para moverte y mírate ahora…estas indefenso contra mi.

- … - no fui capaz de decir nada, él tenía toda la razón, estaba tan sumamente débil, que apenas podía moverme - ¿Por qué haces esto?

- ¿Tengo que tener alguna razón? – me dijo, fríamente – os odio

- Eso se ve…pero eres tan cobarde que ni siquiera me muestras tu rostro – ya que llevaba un pasamontañas negro no había sido capaz de verle aun, y por culpa de la poca luz que se colaba dentro del lugar no podía tampoco ver demasiado. – ¡muéstrate!

- ¿Tanto te interesa ver la cara de quien terminará con tu vida?



Dejó lo que fuese que estaba haciendo y se quedó mirándome, fijamente, sin miedo; casi sentí que podía perforarme con esos ojos negros, mi propia curiosidad creció por ver su cara, se acercó decidido, y me tocó, su piel estaba totalmente helada, y yo sin explicármelo me sentí emocionado por tener la atención de ese curioso ser.

Su mano fue descendiendo lentamente desde mi hombro, pasando sutilmente por mi pecho para terminar en mi cintura, allí se detuvo, aún sin apartar su mirada de la mía. Casi gemí al notar como acariciaba con sus yemas por ese lugar, no entendía que era lo que se proponía pero por el momento me estaba encantando. Cerré los ojos, dejándome llevar, deseando que continuase bajando en su recorrido.


- ¡¡Ah!! – grité con fuerza al sentir como algo atravesaba lentamente mi abdomen - ¿Qué haces?

- Enseñarte que solo yo puedo dar ordenes aquí



Le escuché reír de nuevo y después se quitó el pasamontañas, no solo sus ojos tenían el color de la noche, también su cabello, su piel descubierta solo me dejaba compararla con la nieve, incluso pensé que al roce de la luz tenía brillo propio, una sincronía perfecta de nariz, ojos y labios, gruesos y apenas sin color y secos por el frío que hacía fuera, pero aun así demasiado llamativos. El efecto de su mirada parecía haberse multiplicado por mil al unirla a su rostro. Ni siquiera el agudo dolor de esa herida abierta me importaba ahora, solo quería continuar perdido en esos ojos negros que no dudaban en amenazarme en silencio.

Apretó mas aquello que tenía clavado, haciéndome gemir del dolor. Podía ver perfectamente como estaba disfrutando con la tortura que me regalaba. Parecía que estaba viviendo una venganza personal, pues solo se conseguía poner esa cara de placer cuando se hacía ese tipo de cosas.

Su sonrisa se alargó tanto…me sentí excitado con solo verla.



- Volveré…


Dijo cuando salióo del lugar. Ese mal nacido me había dejado en aquella posición tan incomoda para mi, ahora, cansado cuerpo. Su plan parecía ser debilitarme hasta la muerte. Y mi estomago rugía del hambre. Si no me mataba ese desconocido desde luego lo haría la falta de mi alimento.


A través de aquellas maderas podía ver que empezaba a hacerse de noche lentamente, y una pregunta seguía en mi mente ¿cuánto tiempo estaría allí metido?
Pero que importaba, si después de todo nadie me estaría esperando al volver.


Y la noche cayó, y con ella mis fuerzas volvieron un poco, pero no lo suficiente como para romper esas malditas cadenas que me apresaban. Y no tuve más remedio que esperar hasta el amanecer para quizás tener una oportunidad de escapar. Intenté descansa un poco, solo un poco.



- Eres capaz de dormir sabiendo que hay alguien que te odia y quiere matarte – me susurró en el oído suavemente ese ser – que valiente

- No es ser valiente…dime ¿qué más puedo hacer mientras espero a morir? – contesté sin aún abrir los ojos, podía sentir un aroma suave en su piel – ¿recién salido de la ducha?

- Aún tienes ganas de bromear – volvió a decir muy suavemente, dejando a mis sentidos disfrutar del sonido de su voz.

- Te han dicho que tienes una voz muy sexy



Una carcajada salió de sus labios y algo se volvió a clavar en la herida que ya tenía. No se detuvo ahí, volvió a sacar ese objeto y luego, una vez mas, lo clavó.

Sus ojos no se apartaban de los míos, buscando quizás algo dentro de mi alma, si la tenía. Pasó suavemente la lengua por sus labios y quise morir allí mismo de placer, porque aunque mi estado y mi situación no eran las mejores ese tipo estaba consiguiendo excitarme con su descaro hacia mí.



- Eres capaz de gemir incluso si te estoy apuñalando con un trozo de cristal – me dijo con un tono entre burla y asco – no sé como podéis ser de esta manera.

- Puede que en el fondo no seamos tan diferentes…tú estas sonriendo mientras clavas esa cosa en mi – le reté con mi comentario, sacando mi lengua para pasarla por los labios al igual que él había hecho antes – estoy sediento

- Oh, que pena…pues en esta casa no hay nada para complacerte – contestó sin apartarse de mi lado.

- Y que te parece tu mismo…seguro que sabes genial


Por mi pequeña broma me gané otro corte cerca de mi hombro, pero que podía hacer si había desarrollado alguna extraña obsesión por contestarle y retarle en todo lo que saliese por esos labios carnosos.


- Mi nombre es ChangMin – dije cuando estaba apunto de abandonarme después de darme ese pequeño castigo diario.

- Como si no lo supiese


Salió de la habitación y esta vez me reí, había podido notar dos cosas, una que ese chico parecía ser débil a mis encantos y dos, que estaba demasiado bien como para ser una persona normal y corriente. Aquella noche pude dormir un poco mejor, aunque el olor de mi propia sangre me estaba volviendo loco.




Una melodía empezó a agudizar mis sentidos lentamente, con los ojos cerrados sentí cada una de las notas, de las palabras que esa canción dejaba escuchar, parecía estar hablando de nosotros, de una manera tan pasional que solo podía pensar que quién la escribió era también un igual a mi.

Su letra dejaba claro que era el amor lo que predominaba, pero también había sensualidad, la voz que la cantaba se estaba dejando el alma en ello, la música seguía colándose por mis oídos sin yo poder evitarlo, consiguiendo hacerme estremecer. Temía abrir los ojos por si el encanto del momento se perdía.





Solo fui capaz de abrir los ojos cuando esa canción terminó, y entonces me sorprendí de tenerle allí delante mirándome de nuevo con esos ojos de odio. La letra que había escuchado parecía estar hablando de lo que le hubiese hecho a él, si las cadenas no me tuviesen preso.


- Parecías extasiado hace unos momentos – dijo observándome, se había agachado para verme mejor, y yo pude ver más de su piel, esa camiseta que llevaba completamente rajada era una idea muy buena para conseguir emocionarme.

- Adoro la música – dije simplemente – y esa canción casi hace que me corra.

- Un monstruo como tu aprecia la música…es curioso


Volvió a su posición y vino caminando lentamente. Le vi agarrar un látigo de la pared y tensarlo delante de mí. Aún no entendía porqué hacía eso, y sobretodo porque disfrutaba tanto torturándome, pero tenía que admitir que de cierta manera la situación me estaba gustando. Si tan solo tuviese un nombre para llamarle mientras pegaba mi piel desnuda, quería gemirle, y posar mis comillos en su cuello…que indescriptible placer sería eso…saborear su sangre, y después teñiría sus labios apagados de rojo.


- Oye pareces cansado…porque no mejor me dejas hacer algo para que te relajes – me insinúe de una manera tan descarada que hasta a mi me sorprendió. Él me miró frunciendo en ceño.

- Déjate de tonterías, eres aquí el que esta retenido y aun así ¿quieres hacer que me sienta bien? – dejó de golpearme para echarse el flequillo hacia atrás, que sexy se vio cuando el sudor cayó lentamente por su frente para ir a más sitios que yo mismo recorrería con la lengua – ¿que eres de esos que se enamoran de sus captores?

- Quizás la culpa la tiene esa canción de antes… ah, así de hermosa mi canción de suplica, mientras me arrodillo, ah, corrompiéndote antes de saberlo…


Me puse a cantarla, cada trozo de letra seguía en mi memoria, tan vivo como si ahora mismo estuviese sonando en lo más profundo de mi mente, pero hacía ligeros cambios, poniéndole a el como protagonista. Me miraba, quizás se sorprendido porque con solo una vez me la había aprendido entera, era un don que tenía, si antes o después de transformarme, no lo recordaba pero tampoco me importaba.

Dejó el látigo y se apoyó en la pared mientras yo seguía recitando todo lo que salía de mi memoria. Solo mi voz fue lo único que se escuchó en los siguientes minutos, hasta que al final cerré los ojos y dejé de cantar.


- No suena tan bien, como cuando la cantas tú – le dije, utilizando un toque mas grave de mi voz

- ¿Tan seguro estas de que yo era el que cantaba? – me dijo cruzándose de brazos – podría ser otra persona

- Tu tono de voz es único


Sí, mi descaro ya llegaba a puntos insospechados, era como si mi instinto se hubiese propuesto seducirle incluso antes de que yo mismo me diese cuenta. Y mi propio cuerpo actuaba por si solo, le miraba directamente a los ojos, y era capaz de aguantar esa mirada sin inmutarse. De nuevo me estremecí cuando pasó la lengua por sus labios.


- Por dios no hagas eso – le pedí mirando hacia otro lado.

- ¿Dios? – la ironía se notó en todo el timbre de su voz – créeme que por ese no dejare de hacer algo…

- Oh, así que no crees en un dios todo poderoso – dije con sorna

- Con monstruos como tú por ahí sueltos es imposible que crea

- Me llamas monstruo cuando eres tú el que me tortura sin pensarlo…mírame, estoy sangrando, atado y muerto de hambre, ¿quién es un monstruo aquí?

- Esto es porque te lo mereces… - su voz se volvió oscura, casi tanto como sus ojos - todo lo que ha pasado es por ti…


Cogió el látigo de nuevo y empezó a utilizarlo una vez contra mi cuerpo, y aunque me dolía, no era capaz de contener los gemidos que se me escapaban a causa del placer de sus golpes. Mi sangre saltaba por todas las heridas abiertas, si continuaba perdiendo sangre de esa manera moriría en menos de un día.


- Si quieres continuar…ah…divirtiéndote así, tendrías que tener mas cuidado…o desaparece en nada – le advertí

- ¿De verdad? – se acercó, cada vez mas, hasta que casi lo tuve encima de mi, sus ojos no abandonaban los míos, sus labios se movían, y restos de mi sangre resbalaban por su blanco cuello, resaltando demasiado – quizás eso es lo que debería hacer…hacerte desaparecer de una vez…puede que así se termine ya mi pesadilla…



Tan cerca, tan cerca…y no podía tocarle. Su sola cercanía me estaba torturando mas que esos golpes, porque el tenerle ahí y no ser capaz de rozar su piel ya era en si darme la muerte, mi cuerpo entero reclamaba el suyo, quise moverme pero solo conseguí las carcajadas de él, sabía que el sabía de mi desesperación. ¿En que momento me obsesioné de esa manera por poder tenerle?


- Déjame probarte – supliqué cuando se acercó un par de centímetros mas

- Parece que te tortura más el que no te deje tocarme que los golpes…dime ChangMin, ¿tanto te pongo? – ya era eso lo que me faltaba que le diese por ponerme a cien – quieres que esto se adentre en mi… - señaló cierta parte de mi cuerpo que parecía tener también vida propia.



Era un maldito desgraciado, se había acercado tanto que nuestros cuerpos se rozaban, dejó una pierna en medio de las mías, tocando suavemente mi entrepierna con su rodilla, su mano, se pasó a mi pecho, como había hecho unos días atrás, pasando sus dedos por mis pezones; se endurecieron al segundo de pasar por allí. Jadeé con su aliento chocando en mi cuello, descaradamente mordió la zona, ya de por si mas sensible de lo normal.


- Apuesto a que morirías por hacer esto mismo conmigo – susurró desde su posición en mi cuello, y no sabía la razón que tenía.

- Eres un monstruo – le dije en ese momento, y le escuché reír.

- No tanto como tú.



El momento se terminó cuando se alejó de nuevo de mí, enroscó el látigo y lo dejó en la pared. Abrió la puerta, más que dispuesto a salir de allí, pero antes se giró a mirarme.


- Dulces sueños


Se había ido sin compadecerse de mi ni un poquito, ahora no solo estaba hambriento y sediento, no, ahora también tenía una erección demasiado grande como para no prestarle atención. Le maldije un par de veces antes de intentar relajarme pensando en cosas poco eróticas…cosa que a los minutos no estaba dando resultado.

Mi cuerpo estaba ardiendo, necesitaba liberarme del todo, pero siempre que lo intentaba la corriente me recorría de arriba abajo, mi necesidad por tocarme crecía y crecía, y buscaba el roce de cualquier cosa, incluso subiendo un poco más la pierna, pero no era suficiente. Jadeaba como una bestia, e incluso le llamé para que me calmase, porque si algo teníamos los vampiros, era que todas las sensaciones se multiplicaban por mil…y ahora con el dolor de mi erección estaba sufriendo, y mucho.

Mis ojos se posaban en todo lo que estaba cerca para poder satisfacerme, pero nada se hallaba lo suficiente cerca como para hacerlo. Mi desesperación seguía creciendo.


- Te veo mal… - Dijo y luego se puso a reír, cosa que me empezó a molestar – dime…quieres que te suelte para que puedas hacerte algo a ti mismo.

- Y porque no mejor me lo haces tú y así te callas. – le dije fijándome en él, no estaba seguro en que momento había vuelto y mucho menos, en que momento se acercó tanto, pero eso era peligroso, entre mi excitación y mi hambre me importaba poco terminar frito con tal de pegarle un bocado y de paso…hacerle cuatro cosas más. – desátame…y prometo no matarte.

- Oh, claro, que tú podrás matarme - Volvió a carcajearse de mi, sin miedo, como siempre hacía, pero esta vez había algo distinto; en su mirada había algo mas que odio – tienes suerte…


Cogió la parte baja de su camiseta y la fue levantando lentamente, mientras seguía moviéndose a mi alrededor, al final la tiró al suelo y se detuvo a mi lado, no podía apartar mi mirada de su cuerpo, como había dicho alguna vez, el chico parecía ser perfecto. Su mirada estaba totalmente teñía de deseo y lo dejaba ver claramente, pasó su lengua de nuevo por los labios y luego no tuvo ningún pudor al tocarse lentamente todo lo que tenía al descubierto. Gemía suavemente, y lo hacía para mi propia desgracia, ya que yo estaba en mi límite de cordura.


- Mátame ya, o viólame, pero no me tortures mas así – le supliqué…quien me conocía no se lo hubiese creído en la vida.

- Desde luego los vampiros sois muy curiosos…puedo pegarte y desgarrarte pero solo suplicas por tu excitación…lo entiendo, cuando estas así puede ser muy doloroso.

- Pues si tanto lo sabes solo haz algo, por favor…

- Eres patético…ahora suplicas y cuando te suplicaron a ti no tuviste compasión. – su voz era amenazante y por lo que estaba escuchando era más que obvio que yo tenía que ver con la muerte de alguien, pero ¿quien? Cuando para mí a los humanos que ataco no eran más que alimento, no recordaba ni sus caras.

- Ya entiendo, intentas vengar a alguien que maté, ¿no es cierto? – le dije, el tan solo se detuvo y me miró. – no eres nada original, cuantos habrán intentado hacer lo mismo, y terminaron siendo mi cena…pero contigo tendré un trato especial.

- Qué amable…


No dijo nada más y fue directo hacia mi, me agarró la cintura y clavó las pocas uñas que tenía con fuerza en mi piel. Me miró y sonrió, estaba disfrutando. Lentamente se colocó detrás de mi y tiró de mis pantalones, dejándome prácticamente desnudo, solo mi ropa interior cubría un poco.

Lamió mi espalda, y me estremecí completamente…

Sus dedos se deslizaron hasta mi ropa interior, que descendió poco a poco.

Acarició toda la extensión de mis piernas…él no sabía el placer que me estaba dando tan solo con eso.

Me dejó totalmente desnudo y a su merced, mordió mi tobillo, y fue subiendo hacia arriba.

Mordió, también, la parte interior de mi muslo, y continuó subiendo, me impacientaba porque continuase con su recorrido, y no queda decir lo que me sorprendía lo que estaba haciendo. No tocó mi miembro, ni siquiera lo rozó y protesté por ello, pero no se sorprendió.

Se levantó hasta mi altura casi, porque él era algo más bajo que yo, y me miró, y yo me perdí en sus ojos, siempre tan profundos y con ese dolor tatuado en ellos… ¿a quién había matado para que tuviese esa mirada?

La pregunta recorría mi mente todo el rato y no había manera de encontrar una respuesta, y él no parecía dispuesto a decírmelo, la manera de sacar la información más efectiva era morderle y así absorber todos sus recuerdos…y también me era imposible hacerlo.


- Ah…p…¿por lo haces? – mis pensamientos se vieron totalmente afectados cuando la mano de ese, aún, desconocido se encontró con mi miembro.

- ¿No me lo has suplicado? – me dijo con ese tono tan característico suyo

- T…tam..ah…dios… - era capaz de torturarme de cualquier manera y ahora lo hacía de una manera deliciosa – también te pedí que me soltaras

- No tientes a tu suerte…Minnie…



Esa forma en la que me llamó me trajo algo a la memoria, no era la primera vez que me decían ese mote…pero él lo hacía con rabia, y cuando lo habían dicho en otro tiempo era con cariño…

No recordaba del todo esa cara, pero si lo que sentía al verla, todo el amor que había en el aire cuando aparecía. Y como en menos de unos minutos todo desapareció.


- ¿Te preguntas como sé ese nombre que te daba? – me preguntó, mientras seguía otorgándome un placer aplastante a la vez que una tortura psicología – Te ví…y lo escuché todo.


Su mano se movió más rápido sobre mí, mucho más rápido. Cerré los ojos, quería dejar de pensar en que era lo que estaba diciendo y solo atender al placer, pero su mirada seguía penetrándome, y sus palabras retumbaban en mi mente. ¿Qué había visto?¿Qué había escuchado?


- Estás a punto de reventar, notó como tus venas trasladan la sangre rápidamente… ¿dime que pasaría si te dejo así?

- Me matarás – le dije casi murmurando, mi cuerpo no aguantaba demasiado ya, estaba agotado y sin alimento en el cuerpo, me moría y el lo disfrutaba – no, ya me estas matando

- Ya te lo dije…te lo mereces


Dejó mi sexo totalmente erguido y latiendo por más de su contacto. Pensé que me dejaría pero grande fue mi sorpresa cuando en un momento de descuido rozó sus labios con los míos, abrí los ojos por la sorpresa o por si me había dormido, pero no, ahí seguía pegado a mi boca, moviendo suavemente la suya, pero sin atreverse a más.

Mi propia naturaleza me obligaba a seguir, a tomarle allí, y el monstruo que habitaba en mi interior gritaba por morder su labio y probar la sangre, dulce, que podía percibir con mi olfato. No lo hice.

Se separó aun mirando mis ojos y giró mi cuerpo. Acaricio de nuevo mi espalda y llegó hasta mi trasero, podía imaginar que haría. No me preparó, ni esperaba que lo hiciese, con fuerza agarró su miembro y lo introdujo en mi, de una sola vez y desgarrando todo lo que había a su paso.

Jadeó, clavando de nuevo sus uñas en mi, estaba preso de las sensaciones que le daba tener su pene tan apretado dentro de mi, casi sonreír al imaginar su cara en ese momento.

Quise pedirle que no fuese rápido, pero por la misma sensación que había tenido al no morderle no le dije nada, sentía que no merecía ni una pizca de piedad de él, y todo por lo que me había dicho. Se movió y a su vez gimió, y lo volvió a hacer.

Y llegó un momento en que no sentí dolor, solo un placer indescriptible, tanto como para casi llorar porque no se terminase pronto.


Terminó dentro de mí, sujetándose donde podía, y mi propio cuerpo parecía un buen lugar.


- Gr…gracias… - le dije recuperando mi respiración

- Cállate...esto no tenía que haber pasado…no…


Salió de un solo golpe y le escuché colocar su pantalón bien, no sabía en que momento se lo había quitado, y se alejó de mí, casi corrió hasta la puerta de la salida, sin mirar en que estado me encontraba pero entonces me sorprendió de nuevo, me miró y parecía al borde de las lágrimas.

Fue hacia la pared y tocó varias cosas, haciéndome caer al suelo, después de, ¿días?, ¿semanas? de estar colgado. A duras penas podía moverme algo, como había supuesto la llama de mi vida estaba llegando al final.

Volvió a moverse hasta mi lado y soltó lo que me ataba las manos, dejándome completamente libre. No entendía que le había hecho cambiar de parecer.


- Bebe y vete de aquí – me ordenó, ofreciéndome su cuello

- ¿Por qué estas haciendo esto? – le pregunté demasiado intrigado por el cambio de la historia. – estas a punto de conseguir lo que quieres

- Solo hazlo y vete


No quería hacerlo, mi mente gritaba y gritaba por que no le tocase, pero el instinto de un vampiro era tan fuerte, que tomaría el control antes de verse a punto de morir y la conciencia no podría evitar nada, le agarré suavemente y clavé mis colmillos en su yugular.

Y bebí…bebí ese líquido que me estaba dando la vida de nuevo, y con ella sus recuerdos…

…y solo en ese momento entendí su odio hacia mí, y todos los de mi raza…


Aquella noche la luna estaba tan bella que podía pasar horas y horas contemplándola mientras esperaba que él llegase, habíamos decidido escaparnos y vivir nuestra vida fuera de las presiones de su familia y la mía, solo nosotros dos.

Llevábamos semanas hablando de ello, y no estaba de acuerdo en transformarle, pero aún así eso le hacia tan feliz que acepté, después de todo yo mismo salía ganando teniendo su compañía para toda la eternidad.

Estaba más que dispuesto y así ocurrió…él llego y se sentó a mi lado, besándome con todo el cariño con el que siempre lo hacia, sonreímos y nos movimos hasta un lugar un poco mas oscuro, fuera de cualquier mirada.

Y allí clavé mis colmillos en su cuello y probé la sangre más deliciosa que nunca había bebido. Tan deliciosa…tan adictiva que no pude parar, ni cuando empezó a suplicarme por el dolor que su cuerpo a punto de morir estaba experimentando, yo solo era capaz de seguir bebiendo su sangre…hasta que…con ella se consumió la vida de mi amante.


No pude retener las lágrimas, que traicioneras caían por mis ojos al sentir el dolor, y la igualdad de la sangre que estaba bebiendo en ese momento. Lentamente solté a mi victima, si podía llamarlo así.


- Era tú hermano – le dije casi murmurando – y tú le seguiste aquella noche…JaeJoong – por fin conocía su nombre y había tenido que ser como deduje, por su sangre

- Él me dijo que no nos volveríamos a ver, y quise saber sus razones…y entonces cuando te ví lo comprendí – se tapó con la mano su cuello, intentando detener la sangre que aún emanaba de ella – le mataste, cuando él te pedía que lo soltases…

- No pude parar…

- Lo vi, aunque solo tenía 5 años, pero entendía la situación…

- Lo siento



Le dije abrazando su cuerpo, atrayéndolo al mío, necesitaba tener algo que me recordase a ese amor que había tenido y había matado yo mismo por no controlar el monstruo que vivía dentro de mí. Comprendí su dolor y su desesperación, y su cargo de conciencia al verse atraído por el asesino de su hermano mayor.


- Vete de aquí, o créeme que mañana mismo te mataré…- me amenazó, pero noté el dolor en su voz


Y sin decir más se levantó, tambaleándose por la pérdida de sangre, estuve a punto de ir a ayudarle pero…no podía, no merecía acercarme más.

Ahora era libre, y tenía las fuerzas suficientes para salir de aquel desván y escapar del destino que me esperaba a manos de JaeJoong, y del que estaba seguro que cumpliría sin dudarlo, porque lo que había ocurrido en la tarde solo había sido lo que los humanos dirían como un error…

De nuevo la noche estaba en todo su esplendor y yo seguía allí tumbado en la madera, perdiéndome en todos los recuerdos que había vivido con mi amor, y como lo perdí…y también lo que había vivido estos últimos días…el merecía tener la venganza por su hermano.

Así que esperé…

Espere hasta el amanecer…


Fin