Enfrentándose a un Rey
- ¿Lo que has dicho es cierto? –Changmin con su traje de guerra, su armadura dorada y negra se alistaba para emprender la siguiente batalla, se colocaba sus guantes de cuero, enfocados todos sus pensamientos en esta, la penúltima. Pero la más importante-.
- Sí señor...alguien ha visto a una persona con una capa café que le cubría todo el cuerpo, salir corriendo en la noche de sus aposentos. Otra persona ha visto a una persona encapuchada desaparecer en un barrio de más al norte-.
- ¿En qué lugar?...
- Cerca de la falla en la muralla...- el soldado vestido de azul señalaba la dirección, un kilómetro más adelante-. Al parecer un caballo le esperaba.
- Mi señor Changmin... esa parte de la muralla conecta con un solo camino... –una voz desagradable le hizo volver la mirada-.
- Viejo facineroso... ¿de dónde has salido tú?, pensé que no venías en mi séquito, no te he visto hace tiempo. –el viejo se hincó para hacer la reverencia- ¿A dónde nos lleva ese camino?...
- A la ciudad de Arai... la capital de Ameria.
La sonrisa torcida del viejo de cabello blanco hizo que Changmin recordara la conversación que tuvieran un tiempo atrás, Arai, era la última y más elevada ciudad de la Cordillera de la Bruma Sagrada. Ameria...era el pueblo dónde según el libro de historia se encontraba la persona con el diamante más puro que sería el contrapunto perfecto de su zafiro negro...
- Arai...entonces es allí donde iremos...-Además la hermosa y misteriosa mujer había huido hacia allá-.
- Con todo respeto señor...por lo que han averiguado los soldados exploradores el camino hasta Arai es muy agreste, no podremos llevar todos nuestros carros y jinetes...
- Caballero Park, ¿estás cuestionando mis órdenes?...- el aludido con armadura plateada se quedó callado ante la fría mirada que su príncipe le ofreció, por lo general, Changmin era dado a escuchar las sugerencias de sus caballeros, sin embargo desde la noche pasada estaba mucho más malhumorado que de costumbre y completamente intransigente-.
- Sabes que no, solo te hago ver un punto negativo, señor... –Heechul hizo una reverencia resignado-.
- Al parecer Arai no es muy grande... seguramente no necesitaremos el grueso del ejército para derrotarlos. –Changmin lo había decido ya, ninguna recomendación o sugerencia tendría cabida en contra suyo-.
- La gente de aquí dice que el rey de Arai es un chiquillo incompetente, que no puede tener descendencia a pesar de tener 7 esposas, que es muy pequeño, tiene un aspecto extraño y que se ríe como un loco...-el viejo probó suerte con los chismes que había oído, su objetivo estaba muy cerca de alcanzarse, ninguna duda debería tener cabida en el corazón del príncipe-.
- Y entonces, ¿cómo se mantiene en el trono...? –Preguntó el caballero Jung Yunho que llegaba sosteniendo el yelmo de Changmin para entregárselo-.
- Porque su hermano mayor lo custodia...es el general del ejército... su nombre es Kim Junho. –el viejo respondió la pregunta inmediatamente-.
“¿Kim Junho?, entonces es de él de quien debería cuidarme más, además suena muy parecido a Kim Junko”
- Si lo que dices es mentira viejo, estarás exponiendo a nuestro señor a una batalla en desventaja, luchar en un terreno como el que se divisa desde aquí es peligroso...él es la esperanza de nuestro pueblo...no puede morir tan joven...-recriminó Yunho al viejo, la pelea no sería fácil, podrían tendernos una trampa-.
- Hablas como si yo fuera un impedido...-Changmin volvió a poner su mirada fría y examinativa, Yunho solo sostuvo la suya, el príncipe frunció su ceño y giró hacia el resto de los soldados-.
- Es el destino de nuestro señor Changmin llegar hasta allí...-con gesto de desaprobación Yunho y Heechul se miraron mutuamente, no soportaban al odioso viejo, influía mucho en su príncipe de manera negativa, luego se separaron el caballero Park debía cumplir una orden-.
- Caballero Jung...-Changmin intentó aplacar el gesto de curiosidad que se formó en la cara de su mejor amigo, él era muy inteligente y al parecer captó un motivo subsiguiente en las palabras del viejo-… no te preocupes...prepárame un escuadrón con 2000 soldados...si la persona que escapó lo hizo en caballo, nosotros también seremos capaces de llegar allí...
- ¿Puedo hablarte a solas...?
Una seña de la mano de príncipe y todos los que no eran Yunho estuvieron lejos.
- ¿Estás loco Changmin?...es un viaje realmente difícil los soldados exploradores lo han confirmado, ¿qué es lo que tienes en mente?...
- Algo que beneficiará a todos, al pueblo de Ameria y a mí...
- ¿Cómo estás tan seguro, qué es lo que vas a negociar?...
- Negociaré sí, pero esta vez lo haré un poco diferente...esta vez quiero conocer a ese rey inútil...
- ¿Por qué?...
- No puedo decírtelo hasta que esté seguro...-la descripción del rey de Ameria y el nombre de su hermano le había provocado el extraño pensamiento de que la joven podría estar emparentada con ellos-.
- No te dejes llevar por las habladurías de aquel viejo, con lo que hemos obtenido hasta ahora es bastante, no necesitamos nada de Arai...tenemos mujeres suficientes...tenemos dinero, productos y vías de comercio suficientes...
- No, no es suficiente, toda esta enorme isla que es nuestro continente debe ser mía... Además la chica de los ojos grises está en Arai...
- Changmin, esa chica escapó...
- Es mía y la quiero de vuelta...
- Eres excesivamente inteligente, porque no actúas de manera racional ahora... ¿cómo vas a encontrarla?
- No lo sé. Ella me hechizó... no hay nada que desee más en el mundo que volver a verla... poseerla... ella es quién me dará al heredero sano y poderoso que anhelo, que necesito... –“es la chica de la leyenda”, no le dijo. Nadie más que él mismo estaba al tanto de las conversaciones con el viejo, los temas relacionados a las gemas eran una especie de tabú incluso para gente más liberal como ellos-.
- Estas enamorado de un rayo de luna...
- No es cierto Yunho, tú la viste, todos la vieron, ella existe, no pararé hasta encontrarla… Si el rey de Arai no me la entrega, entonces sí que destruiré todo…
- Ella era… cómo decirlo… umm… muy masculina, su cuerpo era extraño…
- Te prohíbo que vuelvas a expresarte así de ella… será mi reina…
- ¡Por Ozus!, ¿tanto así te ha impactado esa chiquilla? Lo único llamativo de ella eran sus ojos, es cierto que eran espectaculares… -De pronto Yunho recordó la agradable sensación que aquella mujer le había provocado también a él y empezó a comprender un poco la tozudez de su amigo-.
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Las Sagradas Montañas de la Bruma de Ameria, eran consideradas como tales por el aspecto que ofrecían, las cumbres iban ascendiendo en su altura conforme se levantaba la vista en el horizonte, desde Odaiba podía apreciarse como lentamente subía el terreno, incluso algunas cumbres muy lejanas estaban nevadas, por eso se les consideraba las más altas de la isla continente de Ítalo, tenían desde sus faldas cientos de miles de hectáreas de cipreses con hojas rojas, por lo que el guía de Odaiba había indicado que se le conocía como el bosque de los Cipreses Rojos. Estos también eran más altos que los de cualquier otra región montañosa conocida y estaban envueltos por una bruma espesa en las mañanas y las noches.
El clima cambió en el momento en el que inició el viaje, parecía ser que el otoño era más crudo aquí en comparación con su costera región, este se volvía un poco más frío cada vez, nubes oscuras les acompañaban. Tres días le tomó el ascenso incluso con solo 2000 soldados, para los 400 jinetes a caballo el viaje fue muy engorroso, las patas de sus animales no estaban acostumbradas a este terreno con tanto declive, a la mañana siguiente además el clima había empeorado muchísimo más, la llovizna había suavizado la tierra, los cascos avanzaban lentamente llenos de lodo mientras se hundían. Por el estrecho camino no alcanzaban más que tres jinetes a la vez. Changmin estaba desesperado quería seguir solo a toda velocidad si fuera posible, sin embargo necesitaba de sus tropas para mostrar su poder y vencer a la gente de Ameria, aunque ascendieron sin descanso las dos primeras noches los alcanzaron con solo un 75% del camino recorrido.
El príncipe no pudo dormir durante dos noches y a pesar de la oposición de sus caballeros estuvo conversando con el viejo y revisando nuevos pergaminos hallados en Odaiba hasta bien entrada la madrugada, estos tenían un poco de información y aparente evidencia de la existencia de seres humanos con la misma descripción del primer pergamino. Existían muchos espacios en blanco en las historias, enigmáticas referencias a un origen de otro continente, poderes mágicos e inimaginables. Changmin no lograba comprenderlo del todo. Lo único que entendía era la urgencia de volver a ver a “Junko, Ojitos grises”.
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Al amanecer del tercer día Changmin estaba en la parte más baja de esa ligera planicie inclinada en la que los ejércitos iban a enfrentarse. En la madrugada sus tropas se habían percatado del movimiento de los enemigos. Así que habían tenido que alertar a todos y estar listos muy rápido. Con forme el sol había ido descubriendo el paisaje se notaba la terrible posición en la que se encontraban, si aquellos soldados de Arai quisieran matarlos sería muy fácil, estaban al alcance del tiro de una flecha. Sin posibilidad de retroceder para esconderse. Se arrepintió por no haber tomado un poco más de tiempo para analizar la situación, además la espesa bruma nocturna había imposibilitado una exploración adecuada, las preocupaciones de sus caballeros definitivamente eran importantes, si actuaba mal sacrificaría la vida de sus valiosos soldados inútilmente.
Vislumbró dos figuras que destacaban de las demás por sus doradas armaduras, sin duda eran masculinas, uno de los caballeros era más alto que el otro, sus yelmos cubrían los rostros...sin embargo el tocado azulado del más pequeño indicaba que era de mayor rango, él, era sin duda el rey.
Recordó los calificativos que le habían dado… “chiquillo incompetente, que no puede tener descendencia a pesar de tener 7 esposas, que es muy pequeño, tiene un aspecto extraño y que se ríe como un loco”, encima debía ser muy fanfarrón si sabía que le conocían por ser un completo inútil e iba a enfrentarse a la batalla y se ponía delante de su ejército como si en realidad fuera a guiarlo, sonrió para sí mismo y se adelantó, no iba a ser tan difícil después de todo, junto con el Caballero Jung, y los dos Caballeros Choi. Imitando su movimiento un grupo de hombres del bando contrario hicieron lo mismo.
El trotecito lento de los caballos se prolongó hasta que estuvieron a una distancia prudencial. Como para que se escucharan sus gritos. El retador fue el primero en tomar la palabra como la etiqueta lo indicaba.
- Soy Shim Changmin de Ilani, príncipe heredero del mundo conocido, dueño de esta tierra desde el puerto de Hani, hasta el vecino reino de Odaiba...Tienen dos opciones gente de Ameria, rendirse en este instante, hacer alianza y entregarme sus espadas o morir derrotados.
- ¿Me cuentas todo eso para ver si eres capaz de evitar un enfrentamiento que no serás capaz de ganar? –Junsu echó toda su rabia sin siquiera presentarse, tan solo escuchar su voz lo ponía rabioso y necesitado-.
- ¡Identifícate!, ¿no tienes modales?... –el príncipe se sintió muy ofendido, sin embargo aquella voz nunca antes oída se le hizo familiar y agradable-.
- Soy Kim Junsu, Rey de Ameria...y los modales se me acaban cuando gente como tú quiere destruir el lugar en el que vivo..., estás a tiro de arco, por si no lo notaste, eres muy audaz hablando así sin siquiera saber a qué te enfrentas, solo debo levantar mi brazo derecho, y tu pequeña guarnición de soldados, estará destruida...
- Kim Junsu...-¿Jun…su…? –“Jun… ko…” las sílabas de los nombres rondaron por su cabeza-… está bien, olvidaré tu falta de modales... Si lo que eliges es luchar, te propongo algo que será beneficioso para ambos y evitará mucho derramamiento de sangre...
- Tu propuesta no es propia del Príncipe de los Bárbaros, Shim...-el aludido abrió mucho los ojos, que grosero era este tipo, ¿qué, acaso no sabía quién era él?, por su tono lo sabía y aun así se atrevía a retarle, quería morir joven sin duda-.
- Debes entender que si por algún milagro divino logras acabar con esta porción de mi ejército, el resto de él sitiará la colina en la que vives y tu pueblo morirá lentamente de hambre, si haces lo que te digo hoy, todo será más sencillo para ti...de todos modos no hay forma de que me venzas...
- No me gustan las cosas sencillas. No te tengo miedo y no tengo porque hacer lo que dices...-su tono fue incluso más despectivo y grosero-.
- Estás de mal humor hoy...-de un momento a otro la altanera actitud le provocó gracia y ya no estaba enfadado- los nervios traicionan hasta a los más aguerridos...no te preocupes... entiendo que quieras bromear…
- No tengo tiempo para bromear...-el brazo de Junsu se levantó y toda la primera línea de arqueros lanzó sus flechas, una lluvia de muerte cayó sobre los soldados de Ilani-.
Eso realmente fue una sorpresa para Changmin, ninguno de los líderes anteriores se atrevieron a atacar primero, muy pocos se atrevían siquiera a atacar, pero aquí, esta gente no conocían el protocolo de la guerra, no le había dado tiempo ni siquiera de negociar, él tenía pensado enfrascarse en una pelea uno a uno con el rey y evitar el enfrentamiento, sin embargo ahora era pelear o pelear.
Un buen tanto de sus soldados fue asesinado, el resto no tuvo más que acomodarse al terreno y correr a encontrarse con el enemigo cubriéndose con sus enormes escudos. Los caballeros que le acompañaban hicieron una maniobra para cubrir a Changmin y pudieron retroceder mientras los soldados de a pie se adelantaban para iniciar la maniobra ofensiva.
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- ¡Eres idiota hermano...! -dijo Juno con enojado tono, acercándose y poniendo la mano sobre su montura- ¡Van a matarnos...!-.
- ¡No! No vamos a morir, no, si logro cortarle la cabeza...-los ojos grises del rey brillaron imaginando su victoria, su alivio-.
- No eres capaz su alteza... yo lo haré… -Junsu hizo una mueca de desagrado que su hermano no vio porque su máscara le tapaba la cara-.
- Aquel es mío, no intervengas… -el general se sorprendió muchísimo cuando su hermano usó un tono de voz grave y resuelto obviamente refiriéndose al bárbaro, era la primera vez que lo veía hablar tan enserio, sonrió para sí mismo, su plan estaba urdido-.
Junsu estaba molesto, incómodo, adolorido, otra vez, “¡Maldita sea!”, Changmin vestido con su armadura se veía incluso más imponente de lo que lo recordaba, su fatídico encuentro le había llevado a una locura temporal y a perder su autocontrol, este maldito debería estar muerto, los sonidos de placer que su boca emitió esa noche no salían de su cabeza, tuvo que sacudirla muy fuerte para enfocarse en la batalla. Si aquel pensaba que porque eran de un reino pequeño y lejano, esta iba a ser una lucha fácil, estaba equivocado, iba a pelear hasta tener todos los huesos rotos. Si le mataba seguramente todo aquel maldito malestar desaparecería.
Picando a su alazán se lanzó hacia adelante, sacando su espada con empuñadura de diamante, instó a sus tropas a avanzar gritando poderosamente y fue por él. Shim Changmin, Príncipe de los Bárbaros, no merecería vivir un día más. Varios soldados enemigos que tuvieron la osadía de ponerse delante fueron decapitados sin compasión. Parecía que hoy su muñeca estaba en buenas condiciones.
La segunda línea de arqueros se preparó, esta vez debían ser absolutamente precisos para evitar matar a sus propios hermanos que con sus espadas habían iniciado la batalla cuerpo a cuerpo. Todos estos hombres al mando de Kim Juno eran muy hábiles, sus flechas daban en puntos vitales de los enemigos limpiamente sin equivocarse ni una sola vez.
Era cierto que todos pensaban mal del rey Junsu, por tener graciosa y distraída personalidad, sin embargo sus actitudes eran simplemente para guardar en secreto sus habilidades, “Debes hacer pensar al resto que eres un idiota, así cuando te ataquen y se confíen siempre será para ti más fácil acabar con ellos”, eso es lo que le había dicho su madre. Era lo que siempre había confirmado.
Hoy era el día preciso en el que debía mostrar que era tal y cómo un rey debería ser, quien defienda a su pueblo con el alma, con el cuerpo, con toda su fuerza de voluntad. Debía demostrar que no era un inepto y que merecía el respeto de sus súbditos, y eso haría sin duda.
El caballo del rey lo llevó a estar frente a su rival, la armadura negra y dorada de Changmin era ominosa y cautivante. Su espada con empuñadura negra era precisa decapitando gente. Eso era lo que había escuchado, se plantó frente a él con su espada en alto, esa era su manera de anunciarle que lo estaba retando.
Siempre disfrutaba luchar, midiendo su fuerza con su rival era algo que le llenaba de energía y satisfacción además la lucha tenía un objetivo noble, salvar a su pueblo.
Cuando los caballos estuvieron más cerca, el rey de Arai fue el primero en atacar, su increíble velocidad tomó desprevenido al caballero negro y dorado, estuvo muy cerca de romperle el yelmo con un golpe de la hoja de su espada. Por ello al caer en cuenta de la fortaleza física del rey el otro guerrero puso más empeño en utilizar una mejor táctica de pelea, al parecer no era tan “incompetente”.
Estocada a estocada, un cruce de espadas, dos, tres, un movimiento circular que dejaba al otro a punto de ser herido. Armaduras, brazos, piernas chocando, caballos de guerra, estruendosos sonidos. Incluso relámpagos que empezaron a anunciar una tormenta.
El hombre de cabellera azul, fue más preciso en un momento, con un flexible movimiento logró penetrar la armadura por debajo del peto del pecho del moreno y provocar una herida que aunque no fue muy profunda por falta de fuerza, empezó a sangrar de inmediato en su costado izquierdo. Sin poder esquivar Changmin le golpeó de vuelta el hombro derecho con la empuñadura de su espada para hacerlo retroceder y darse un poco de espacio para reponerse de la herida, sin embargo el golpe que asestó fue incluso más poderoso que los hechos con la hoja de la espada y pareció dislocar el hombro contrario, pero le produjo a él mismo un profundo dolor que le hizo retroceder más con su caballo, aún estaba en desventaja. El rey en su euforia no le daba ni un segundo de tregua, a pesar del golpe infringido picó nuevamente al alazán que exhalaba un vaho espeso por el frío que empezaba a intensificarse y esfuerzo de la batalla, mientras avanzaba.
Khan el alazán y Zafiro el corcel negro, continuaban girando uno alrededor del otro en minutos eternos llevando a sus dueños en esa espiral de batalla que acaba en el centro de la muerte de alguien, varias heridas habían sido propinadas de parte y parte.
“¿Qué si sé qué demonios pasa en el resto del mundo?, bah, para nada, el mundo es aquí y ahora intentando vencer a este enemigo que no me reconoce, intentado acabar con la asquerosa sensación de necesidad que me obliga a sentir”.
En una nueva maniobra Junsu giró con su caballo y se lanzó al ataque, se sintió levemente incómodo con su montura pero no prestó atención, pues Changmin llegaba con su espada en un ataque frontal que debía esquivar, debía vencerlo pronto, ya tenía muchas heridas como para darse el lujo de seguir peleando, usaría esa técnica, no había tiempo para dudar.
En 20 décimas de segundo, estuvo de pie sobre los estribos, levantó su espada con ambas manos esquivando la estocada de la espada contraria, apoyó firmemente los pies para cortar la cabeza ajena era imposible fallar, ¡sí!, le mataría sin duda y entonces...
Estaba rodando en el suelo, tragando tierra y hierba…
- ¡¡¡¿Pero qué demonios...?!!! –dijo después de escupir-.
El yelmo que cubría su cabeza, había rodado al caer un par de metros y ahora su extraño color de cabello estaba a la vista...
Trató de recuperarse enseguida pero para ese entonces Changmin ya había bajado de su caballo, se había quitado su enorme yelmo y estaba frente a él
- ¿Quién eres tu...?- su boca no dijo “¿Por qué te pareces Junko?, ¿es tu hermana...?”-.
- Kim Junsu, rey de Ameria, ¿acaso luchabas conmigo sin reconocerme?
La pregunta de Changmin no había sido formulada con ese objetivo, era obvio que se enfrentaba al líder de Ameria, su pregunta había nacido del desconcierto de reconocer aquellos ojos de la mujer que lo había hechizado, en un hombre, en su enemigo. Jamás olvidaría esos hermosos ojos grises..., esta persona que tenía enfrente era sin duda la que había estado buscando...
“Su cabello es azul...” esta persona lo tenía de un color muy llamativo demasiado fosforescente...antinatural...
“Ojitos grises”...aquellos ojos estaban enrojecidos por el polvo del suelo, pero aun brillaban como esa noche...
Solo falta ver el diamante de su cuerpo...
En ese preciso momento un relámpago rompió las nubes en el cielo, una lluvia torrencial empezó a caer sobre ellos y los empapó en cuestión de segundos.
Su zafiro negro del pecho quemaba incluso con más fuerza de la que lo había hecho al iniciar la batalla.
Grandiosa historia me a fascinado . si min es un hombre pero igual te lo vas a disfrutar . muuuchaaaasss gracias por la historia esperó el prox capi no tardes.
ResponderEliminarGrandiosa historia me a fascinado . si min es un hombre pero igual te lo vas a disfrutar . muuuchaaaasss gracias por la historia esperó el prox capi no tardes.
ResponderEliminarQue mal carácter tiene este Junsu. La escena de la pelea me encantó, sería genial verla e vivo..ohhhhh
ResponderEliminarFascinante encuentro de lucha por defender y poder de un pueblo. Pero ahora Changmin descubrio que Junku en realidad es Junsu, haber como reacciona porel engaño.
ResponderEliminarGracias!!!