—¿Y estás seguro de que vas a estar bien cuidando de nuestra pequeña invitada?— Yoochun no parecía muy convencido.
—Voy a estar absolutamente bien —dijo Jaejoong con firmeza—. No es como si hiciera o dijera algo. Ella sólo se sienta ahí. —Cruzó los brazos sobre el pecho y miró al frente a la pequeña chica sentada sobre una cama temporal que jugaba con un hilo entre sus dedos. No sabía absolutamente nada sobre niños, aparte de que gritaban, lloraban, confundían y no podía entenderlos, pero al menos ella era tranquila. No había dicho una sola palabra desde el rescate de los muelles, sin embargo no podía omitir el hecho de que había sido una de las niñas que estaban enjauladas. Podía entender que Maeri estuviera en una jaula, la pequeña vampiro era una fiera y constantemente peleaba y por todas las cuentas hizo la vida más difícil para sus captores ¿Por qué un hombre pensaría que era una amenaza suficiente para su vida?
—No sabemos cuál es su especie—. Yoochun le recordó—. Podría quedarme aquí y ayudarte—. No había rastro de sarcasmo en la voz de su amigo, pero lo había dicho con cierto tono que hizo a Changmin levantarse al instante.
—No te vas a quedar aquí —reclamó—. Tenemos dos escuelas que visitar con Maeri y ella necesita a sus dos tutores con ella —enfatizó el dos con fuerza.
Yoochun murmuró algo entre colmillos, pero no discutió.
Jaejoong no pudo evitar soltar una risita. Su amigo, el “Señor Vampiro Malo” estaba siendo manejado por una hija sustituta con la misma facilidad con la que Jaejoong estaba manejando tener niños alrededor de él, ninguna en absoluto.
—No tengo que ir a ningún lugar. No me importaría sentarme y vigilar.
—Tal vez si puedes lograr hacerla hablar —sugirió Changmin—. Nosotros no la podemos devolver a su pueblo, si ni siquiera sabemos lo que es.
Maeri entró a la habitación a toda velocidad y se deslizó hasta detenerse junto a Changmin. Se agarró de la chaqueta del detective para detener su caída hacia el suelo de madera.
—Changmin, Yoochun —dijo rápidamente—. Es hora de irnos.
Jaejoong lOs despidió con un gesto y cerró la puerta después de salir. Vagaba por la casa y pasó un rato en la sala de los archivos, pero Kyuhyun estaba al acecho y las miradas de desaprobación del fantasma le hicieron salir para ir a ver a la chica. Por un tiempo se mantuvo parado en la puerta. Changmin había intentado hablar con ella, Yoochun había intentado engatusarla, Xia también había pasado una buena cantidad de tiempo en su regazo, y aún así no todavía no habían conseguido nada.
Tal vez debería darle una oportunidad. Tenía una ventaja sobre Yoochun ya que su amigo era un vampiro puro, y sobre Changmin, que era un ser humano (o eso opinaba el detective). Tal vez iba a reaccionar de manera diferente si el contaba más sobre sí mismo, ya que no era un vampiro puro. Tal vez la chica era mestiza y había aprendido a no compartir este hecho con otros. Una gran cantidad de seres paranormales rechazaban a los mestizos porque no eran todo de uno o del otro.
Valía la pena intentarlo, al menos ¿Qué tenía que perder?
Arrastró una silla al lado de la habitación, luego se sentó a horcajadas hacia atrás antes de descansar su barbilla en sus manos.
¿Por dónde empiezo?
—Soy Jaejoong —comenzó. Ella lo miró directamente e incluso dejó de girar su pelo para escucharlo—. Descubrí que no era quien yo pensaba que era. Fue difícil llegar a un acuerdo al descubrir que toda mi vida había sido una parcialmente una mentira. La gente no me aceptaba, incluso los amigos que había conocido durante mucho tiempo se convirtieron en enemigos—. Genial. En todo caso, la expresión confusa en la niña mostraba exactamente que lo poco que decía no tenía sentido—. Permíteme comenzar de nuevo.
Ella se movió un poco en la cama, pero seguía sin decir nada.
—Tenía tu edad... bueno, tenía unos diez... ¡Diablos! No sé incluso si tienes diez. Es decir, cuando me enteré de que mi padre no era mi padre… Resulta que yo no era una sirena pura sangre, o príncipe, que era lo que se esperaba que fuera. De hecho, soy medio vampiro. Antes de tener diez años, no podría haber dicho que era diferente de los otros niños de mi edad—. Jaejoong sacudió la cabeza. Recordó las burlas y las intimidaciones, cuando no podía dominar la respiración bajo el agua durante largos períodos de tiempo sin usar la magia, y cómo había aprendido a fingir que todo estaba bien. Como el segundo hijo del Rey sirena, a Jaejoong no le habían permitido el fracaso ¿Esta niña tendrá los mismos problemas?
Jaejoong suspiró: —Cuando crecí, mi naturaleza vampiro se convirtió en dominante y mi lado sirena se volvió más tranquilo. Sé lo que es ser diferente y tener que guardar secretos.
¿Podrá entender lo que quiero decirle? ¿Entendería si era una mestiza o una especie inusual?
Ella se movió y se sentó: —Eunmi —dijo en voz baja—. Mi nombre es Eunmi.
—Eunmi es un bonito nombre— mantuvo la voz baja y agradable — ¿Puedes decirme cómo encontrar a alguien a quien le podrías hacer falta? ¿Padres? ¿Familia?
Se quedó en silencio otra vez, ella negó con la cabeza, y luego bajó de la cama. Pasó por delante de Jaejoong y caminó por el pasillo antes de entrar en el cuarto de baño. Bueno, al menos había conseguido saber su nombre. Eso era un comienzo. Cerró la puerta tras ella y Jaejoong contempló lo siguiente que iba a preguntarle. Tal vez una casa, un apellido, o cualquier cosa que significara que podía irse a casa.
La puerta se abrió de nuevo y, sorprendido, Jaejoong se volvió a mirar. Lo que vio lo tuvo en sus pies en un instante con los colmillos expuestos y un cuchillo en cada mano.
Una sirena, una sirena sucia, chorreando agua por todas partes. Tenía una caja de cristal en una mano y sostenía a Eunmi con la otra. Eunmi se retorcía para liberarse, pero la sirena parecía fuerte y determinada. Jaejoong evaluó la situación en un segundo, desde la sorpresa en el rostro de la sirena, que cambió rápidamente en una mueca de desprecio, y el temor de Eunmi. Saltó hacia la sirena con los cuchillos extendidos. Las hojas de plata y hierro atravesaron el antebrazo y el pecho de la sirena. La sirena gritó de dolor y se tambaleó de nuevo al cuarto de baño, se deslizó sobre los charcos de agua y sólo se detuvo cuando chocó con otra sirena. Jaejoong se enderezó de un salto y rápidamente saltó dentro del cuarto de baño. El agua salía por todas partes.
Jaejoong no se detuvo a preguntarse cómo demonios dos sirenas habían conseguido entrar en casa de Changmin. En su lugar, se empujó firmemente con los dos cuchillos hacia la sirena que retenía a Eunmi. En un segundo, había cortado al visitante no deseado y Eunmi cayó y se encogió en estado de shock.
—¡Corre! ¡Eunmi, corre!
La pequeña intentó alejarse de la sirena caída, se sobrepuso a su miedo pero la sirena consiguió tomarla del tobillo. Ella gritó. A continuación, el ruido cambió. En lugar de seguir siendo un grito de miedo, aumentó hasta que Jaejoong y las dos sirenas tuvieron que poner sus manos sobre sus oídos. El ruido era sobrenatural, una canción con un eco chirriante, luego volvió a cambiar, Jaejoong casi podía distinguir las palabras.
Tan pronto como terminó el chirrido, Jaejoong reaccionó al instante. Giró sobre sus pies y hundió los dos cuchillos hasta la empuñadura en la sirena herida, una vez en el cuello y otra en el corazón, ahora no podía volver a levantarse y atacar a Eunmi de nuevo.
La otra sirena se interponía entre Eunmi y la puerta, evidentemente se había movido a la espera de su ejecución, y su expresión era de éxito. Jaejoong luchaba por sacar sus cuchillos del cuerpo del atacante caído y finalmente los liberó de la carne y el músculo que se habían rasgado.
—¡Jaejoong! —Gritó Eunmi. Ella estaba en la esquina debajo del fregadero adornado y se acurrucó en la forma más pequeña que podía. La sirena se apoderó de su brazo, tratando de sacarla mientras ella pateaba y forcejeaba.
Jaejoong atacó a la sirena con el cuchillo y se movió cuando la sirena se agachó. Se hizo hacia atrás para buscar otra oportunidad, pero su pie se resbaló sobre el agua y la sirena tuvo la agarraró su muñeca. Estaban en un cara a cara. Su fuerza superior de vampiro no ayudaba cuando el agua le impidió conseguir ponerse firme en el suelo. Él estaba siendo empujado hacia atrás.
—¡Corre! —ordenó Eunmi.
Un fuerte estruendo agitó el aire a su alrededor y un intenso calor quemó la habitación. El agua comenzó a evaporarse, haciendo burbujas. La bañera se fundió sobre sí misma con un chirrido horrible y el edificio se estremeció. Tanto Jaejoong como la sirena se arrojaron al suelo en una maraña de extremidades. La cabeza de Jaejoong chocó contra el suelo de mármol con un ruido sordo. Atrapado y aturdido, el vampiro observó como la sirena se volvió a poner en pie y con un grito de victoria retorció la muñeca de Jaejoong hasta que el cuchillo se apretó contra la garganta expuesta de Jaejoong, él intentó echarse hacia atrás y logró empujar a la sirena lo suficiente para huir. El bastardo gritó de dolor.
Y no dejó de gritar, incluso cuando Jaejoong finalmente se alejó del intruso. De hecho, el sonido se volvió peor y Jaejoong miró con horror como la piel de la sirena burbujeaba y se volvió negra hasta que la sirena se quemó totalmente frente a él. En cuestión de segundos, todo lo que quedaba del atacante era un desastre carbonizado en el suelo. La bilis subió por la garganta de Jaejoong. Se deslizó hacia atrás alejándose, moviéndose rápidamente.
¿Qué carajos?
Una pequeña figura saltó sobre él y se dio cuenta de que Eunmi estaba sentada con sus manos en alto y saludando a algo. A la sombra ¿Alada? Jaejoong parpadeó ante la imagen de alas que se extendían por todo el cuarto de baño y parpadeaba como la plata, entonces no vio nada más que la figura de un hombre desnudo frente a él, alto y corpulento con el pelo oscuro y penetrantes ojos fulgurantes.
—¡Yunho! ¡No! —Gritó Eunmi y corrió para abrazar al vampiro.
—Apártese, Alteza—. Habló con autoridad el hombre.
¿Alteza?
—Él me salvó.
Esto no se veía bien. Jaejoong no necesitaba que la niña estuviera entre él y quienquiera que fuera ese hombre con el cuerpo musculoso. Él no iba a usar una niña como su escudo. Empujándola fuera de su regazo, él mismo se puso de pie y se estremeció cuando tocó partes de la sirena carbonizada que yacían sobre sus pies. Sacó el cuchillo de los restos con una mano. Nunca había visto algo tan horrible, y parte de él lamentó que eso sería la última cosa que viera. De pie, levantó el cuchillo frente a él y relajó su postura.
Eunmi se movió rápidamente para interponerse entre ellos. Jaejoong trató de empujarla de nuevo, pero la mocosa no se movía.
—No —dijo ella.
Jaejoong no estaba del todo seguro de si estaba hablando con él o con el otro... el hombre desnudo.
Hablando del Señor Desnudo, el hombre dio un paso adelante
— Princesa, no puede haber ningún cabo suelto.
—No. No lo vas a matar. Es un buen vampiro. Él me salvó.
El hombre desnudo se quedó inmóvil por un momento y luego, como si hubiera llegado a una decisión, inclinó la cabeza. Con un movimiento de sus dedos, estaba vestido con pantalones de cuero negro y una camisa de seda de zafiro que fluía y cubría las hectáreas de la piel y los músculos de oro expuestos. Jaejoong aplastó su protesta instintiva.
Jaejoong se regañó a sí mismo por no poder dejar de admirarlo, pero sencillamente no era un hombre que pudiera ignorarse así sin más.
—Tenemos que irnos—. Dijo con firmeza el intruso ya vestido.
—Yo no me voy —replicó Eunmi—. Le debemos a esta casa un pago, Yunho.
Jaejoong miró a Eunmi y al hombre anteriormente desnudo, sacudió la cabeza para despejarse.
¿Un pago? ¿Quién es Eunmi? ¿Quién es este hombre?¿Dónde demonios había visto alas?
Tal vez no lo había hecho. Era evidente que no iba a hacer nada más ni tenía que considerar más combates de este ¿Yunho? Ahora que estaba paseando por la corta distancia entre la sirena carbonizada y el lavabo fundido.
—¿Dónde has estado? —Yunho preguntó a Eunmi mientras caminaba. Jaejoong se acercó a la puerta del baño para dar al gran hombre un poco más de espacio y estar listo para escapar.
—Me secuestraron. Cuando me desperté, no podía llamar a nadie. Tenía que esperar a que no hubiera nadie en la casa, pero Jaejoong no se fue, las sirenas vinieron y lo vi necesario.
Jaejoong se erizó. Él había estado haciéndolo bien sin que Yunho viniera al rescate.
—¿Cómo has llegado tan lejos? —Preguntó Yunho, deteniendo su viaje frenético por la habitación para atravesarlo con la mirada fulgurante.
¡Con un carajo! De los dos el menos peligroso soy yo, no puedes dejar de verme como si quisieras hacer de mí un vampiro al carbón.
—Fui rescatada por un demonio, un lobo, un vampiro y un humano. Me trajeron aquí con los otros niños.
—¿Otros? —Yunho parecía confundido.
Eunmi asintió con vehemencia.
—Ellos no me tenían sólo a mí.
—¿Lo sabían?
—No.
¿Tenían que saber qué los secuestradores? Ese sujeto preguntaba si la gente que la había arrebatado sabía lo que Eunmi era, Yunho la había llamado Princesa, pero ¿Princesa de qué? Como yo que era un príncipe sirena. Perdón. Había sido un príncipe sirena, se corrigió.
Algo le llamó la atención en la piscina de agua en el pasillo. Jaejoong se acercó para descubrir la caja de cristal pequeña que la primera sirena había estado conteniendo. Lo cogió en sus manos cuidadosamente. Un cubo simple, claro y en forma de un sólido trozo de vidrio o algo similar, estaba duro y frío en la palma de su mano. De repente, Yunho apareció junto a Jaejoong, su mano cerrándose alrededor de Jaejoong.
—¿De dónde viene esto? —Preguntó Yunho. Su mirada recorrió con los ojos entornados a Jaejoong como si su rostro revelara las respuestas.
—Una de las sirenas lo tenía —respondió Jaejoong. No tenía nada que ocultar, a diferencia de sus huéspedes.
Una chispa de algo pasó entre ellos y por un segundo Yunho lo miró profundamente a los ojos. Algo electrizante, Jaejoong podía ver los hilos de luz y el calor en ellos. El vampiro frunció el ceño mientras concentraba la mirada baja en el pulso en la garganta del otro. De repente sintió el inexplicablemente deseo de hundir sus dientes incisivos en la vena de Yunho y beber hasta saciarse. Sorprendido, se volvió a mirar al Señor Vestido y permitió que el hombre valorara con cuidado el cubo de sus dedos. Yunho se lo entregó en su palma abierta y ambos miraron hacia el cubo.
Eunmi se puso de puntillas para ver mejor y se quedó sin aliento: —Es un Draigbron— parecía sorprendida—. En realidad nunca he visto uno antes. Esto explica cómo pudieron rastrearme.
—¿De dónde obtuvieron un Draigbron las sirenas? —Yunho preguntó con urgencia— ¿Y cómo es que ellos supieran usar esto?
—¿Qué es un Draigbron? —Jaejoong preguntó con curiosidad.
Yunho lo miró y luego a Eunmi. Cuando Eunmi asintió con la cabeza, con un acuerdo tácito entre ellos, suspiró.
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