La Concepción de Aquia
Changmin se sorprendió mucho, pues había salido para respirar aire fresco y estaba solo, al principio le pareció imposible verlo, eran más de un año desde la última vez que habló con él, cuando descubrieron que Junsu era la misteriosa mujer de los ojos grises. Lo había buscado hasta el cansancio y hoy como si nada el maldito había aparecido. No entendía, su corazón se llenó de rabia y porque no decirlo, de miedo.
- ¡¡¡LEE DONG HO!!!! ¡¡¡¿¿¿MALDITO VIEJO CÓMO ES QUE ESTÁS AQUÍ?!!! ¡¡¡ME HAS ESTADO USANDO TODO EL TIEMPO!!!. ¡¿ALGUNA VEZ ME HAS DICHO LA VERDAD?! -gritó el Rey mientras le tomaba del cuello y lo levantaba del piso-.
- No hay nada en lo que te haya mentido, su majestad. Te dije que hallarías a una persona excepcional y lo hiciste. Una que tenía ojos grises y cabello azul, que vivía en Ameria. Una persona con la forjarías un contrato, que te daría todo el poder y aquí estás, eres el único Rey de Ítalo y tienes por consorte a esa persona. –Habló con tanta naturalidad que eso enervó aún más la ira de rey-.
- SÍ... PERO NUNCA ME HAS DICHO TUS OBJETIVOS ULTERIORES... ME DICES LAS VERDADES A MEDIAS, ESO ES LO MISMO QUE MENTIR... ¡¡¡VOY A TORTURARTE ANTES DE DECAPITARTE...!!!
Un grupo de guardias reales, que habían escuchado los gritos se acercaron a los hombres que discutían, sin embargo con un gesto Changmin los hizo quedarse quietos.
- No vengo a eso...-no quiso decir "a morir" porque sabía que estar frente al rey era exponer mucho su vida-. He logrado calcular la fecha en la que podrán concebir un hijo. El lugar y el método también lo sé. –Los ojos del rey se abrieron mucho junto con su boca-. Si me matas jamás sabrás como hacerlo...y nunca tendrás lo que siempre has deseado. Un heredero sano...cómo debes haberte dado cuenta, no puedes tener hijos con ninguna mujer, sin gema o con ella...
- ¡¡MALDITO SEAS!! ¡¡¡¿¿ME ESTÁS AMENAZANDO??!!! –sacudió su cabeza, no quería que la ira le arrebatara su razonamiento, soltó la túnica del viejo como se suelta y la basura y siguió hablando en todo casi normal-. La reina Amelia dijo que sabias cómo usar los poderes de las piedras...eso no me lo enseñaste... ¿por qué nos ocultaste que eras maestro de gemas?...
- Junsu y tú han aprendido a usarlas sin necesidad de haberles enseñado... Su místico poder curativo ha sido revelado en el Lago "Milagroso" de Ilani... Donde ahora todos pescan y obtienen beneficios como hace siglos no lo hacían... ¿No es así?...
- ¡Maldito... Habla con respeto de él o te cortaré una pierna!...
A pesar de todo Changmin entendió que las palabras del viejo eran ciertas, odió saberse nuevamente a su merced. Por nada en este mundo quería hacer algo para ayudar al hombre, sin embargo sabía que ambos iban en la misma dirección, inevitablemente tendría que ceder.
- Vas a explicarme ahora y sin mentiras. Todo lo yo quiera. Si deseas seguir viviendo. -amenazó con su dedo-. ¿Qué es y dónde está el poblado de Peonte? -el viejo sonrió, le daría gusto al rey porque sus planes se iban cumpliendo paso a paso según su estratagema con precisión milimétrica, su señor de las tierras lejanas estaría muy complacido con él-.
- Peonte es el sitio donde vive gente venida de Mongolia...- sonrió de nuevo curvando la esquina de su boca, tan sólo viendo su expresión supo que había picado la curiosidad del rey-.
- ¿Mongolia?
- El continente que está del otro lado del mar de Berim. El origen de la gente como tú y Junsu...
- Gente con "Gemas Elementales".
- Sí... Nunca te has preguntado por qué la tienes, si nadie en tu familia las tenía...
- ¿Qué insinúas...? -Changmin captó el ánimo ofensivo del viejo- Si es por mi madre ella formaba parte de otra familia cercana. Ella era el pariente más lejano de mi padre.
- ¿Estás seguro que era de su familia?... -respondió el anciano sin perder su asquerosa expresión, entonces el rey entendió-.
- ¿Sabes algo que yo no sé, cierto? -no esperó respuesta, ya sabía la verdad-. Si vivías en Peonte, y todas las personas con gemas vienen de allá, entonces sin duda debes conocer a mi madre, o a alguno de sus otros parientes...
- Es por eso es que eres el rey de esta tierra, mi señor. Captas rápido las ideas. Tu madre, que no era de Ilani, era hija de una de la miles de familias de las ramas del árbol de la vida, o en todo caso de la nación a la que los dioses bendijeron con las gemas. Nunca supe en realidad como terminó en medio de los nobles de Ilani -mintió-. Sin embargo cada cierto tiempo nacen seres excepcionales entre los excepcionales, que serán destinados a ser más poderosos incluso que el resto de sus congéneres. Nadie sabe por qué sucede esto, simplemente se da así.
Changmin se sorprendió al enterarse que su madre no era de la nobleza de Ilani. Había tantas cosas que se le habían ocultado. ¿Siquiera su padre lo habría sabido? Aunque ahora poco importaba ya.
- Como la reina Amelia debió explicarte los dones de las gemas se refieren a mejorar las calidades humanas volviéndolas poderes de sanación, unidad, liderazgo, etcétera. Estas personas con gemas más poderosas forman parte de un árbol diferente, estoy seguro que lo has visto, es más debes verlo cada noche...-el anciano lo miró curioso y risueño-.
Changmin abrió los ojos y recordó el tatuaje de la espalda de Junsu y sus seis ramas.
- Junsu es parte de la historia de ese árbol especial...-dijo pensando en voz alta-.
- Obviamente tú también lo eres... después de investigar por años, lo tuyo fue una especie de error, tu padre no tenía gema alguna, pero era un hombre excepcional... el coraje de su alma lo volvió digno de formar parte del ciclo. No sé cómo obtuviste una gema tan poderosa como el zafiro negro. Es algo que jamás comprenderé. Tal vez los dioses no solo viven en Mongolia.
- Y es por eso que planeaste encontrarte conmigo en Odaiba y mostrarme los escritos para engatusarme y llevarme a Ameria...
- Sí, es mi deber vigilar que se completen todas y cada una de las ramas del árbol sagrado del Tesoro brillante-.
- ¿Es tu deber? ¿Por orden de quién?
- De los dioses, mi señor, yo soy solo un portavoz...
- Aun hay muchísimas cosas que me ocultas...-dijo Changmin sabiendo que el viejo seguía mintiendo-.
- Te he dicho todo lo que sé...
- No me provoques si deseas mantener la cabeza sobre el cuello...
- Recuerdo tu falta de prudencia su majestad...
- Acaba ya con los rodeos...¡Inmediatamente...! Dime la forma de concebir a mi heredero...
- Pues verás...
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Unos días después, en los primeros días de la primavera siguiente...
- ¡¡¿¿CHANGMIN??!! ¡¡¡¿¿¿EN REALIDAD ESTE SEGURO DE QUÉ ESTÁ ES LA MANERA ADECUADA??!!! - gritó Junsu molesto, para que su voz se escuche en medio de la tormenta, ya de por si la peluca era una tortura. Ya no la usaba con tanta frecuencia. Estar mojado y vestido de mujer en un bote a media noche, bajo una lluvia torrencial, no era su idea de momento ideal para la "concepción" de su hijo.
- Pues eso es lo que me dijo ese maldito viejo...
En medio de un torrencial aguacero Changmin y Junsu habían remado en una pequeña embarcación durante un par de horas hasta alcanzar el centro mismo del lago, convencidos de que al llegar el clima mejoraría, habían esperado alrededor de una hora pero todo estaba peor, el viento los mecía con bastante fuerza.
"El agua me llama de nuevo" pensó girando a mirar el agua agitada por la lluvia.
- ¿No piensas que sea mejor si lo hacemos en el agua? Sobre la barca será imposible en estas condiciones.
- Tendrías que deshacerte del disfraz...
- No has tenido mejor idea...
Sin pensarlo dos veces Junsu se quitó la capa roja con capucha, enseguida se deshizo de la bata, luego las joyas y la fastidiosa peluca. Todo lo dejó hecho un desastre en el piso de la pequeña embarcación. Y se lanzó al agua que ahora incluso durante la noche se veía clara.
Changmin se sorprendió de la súbita actitud, alarmado miró a su alrededor y aun sabiendo que nadie podía pasar el cerco de sus soldados en las orillas del lago, o que nadie pescaría en una noche como esa, tuvo recelo en desnudarse. Suspiró y con resignación, se quitó todo y se lanzó también.
En el instante en el que se sumergió todo el paisaje cambió ante sus ojos. El agua no estaba oscura cómo se supone en la noche. Era de color verde o gris muy ligero y tenía la sensación de estar iluminada desde algún lado, completamente clara, podía ver todo el espacio incluso el fondo del una vez lago muerto hoy lleno de vida con plantas acuáticas hermosas y miles de peces nadando a su alrededor. Recordó de pronto que tuvo esa misma sensación la primera noche que entró a la bañera con Junsu, en la casa de campo en Ameria. "Sumergido en él"…
Entonces pudo sentir la presencia de su amado en todas partes. "Se siente tan cálido"...
En el mismo momento en el que se sumergió, todas las nubes cesaron la lluvia, se despejaron y una luna llena enorme y brillante, dominó el cielo. A las orillas todos se maravillaban del extraño fenómeno ambiental. Los caballeros amigos y familiares esperaban completamente consternados.
- "Changmin, mi amor, ¿has visto?, todo es hermoso aquí adentro, cómo un jardín"...
Oyó su voz risueña cómo si estuvieran fuera... nítida, sin embargo cayó en cuenta de que estaba dentro de su mente. Sus pensamientos se habían vuelto palabras.
- "Un buen sitio para concebir un niño, ¿no es así?"
Su boca no se abrió pero entendió que el otro lo había escuchado cuando lo vio ampliar su infantil sonrisa.
Hechizados mutuamente por la mirada del otro, ninguno se percató de que no necesitaban respirar.
Se acercó sin ningún esfuerzo a él, sin saber cómo. Changmin parecía brillar en ese espacio. Junsu solo podía admirarlo y sorprenderse de su infinita belleza. Sus maravillosos ojos de color turquesa. Su piel morena que era de fuego, joven, tersa, perfecta, sus ojos eran tan expresivos, tan inquietantes. Cada minúscula parte de su cuerpo. No recordaba haberlo amado tanto cómo lo hacía en éste momento. Siempre le había deseado con vehemencia, se había declarado hace tiempo esclavo de su cuerpo. Sabía que lo amaba muchísimo. Sin embargo hoy, tenía una enorme necesidad de entregarle también su alma más allá de cualquier deseo. Aunque pensó que era ridículo, agradeció por haber nacido para ser su pareja.
"Destinados, el uno para el otro".
Changmin le tomó con la mano derecha de la nuca y con la izquierda de la cintura y lo acercó a su pecho al mismo tiempo que giraban y descendían. Éste mínimo contacto le incendió la piel violenta y dolorosamente, más que nunca y tuvo que gemir obscenamente.
- ¡¡¡Ahhhh!!!
- Me encanta escuchar tu voz así de...
La frase no fue terminada porque Junsu se colgó del cuerpo moreno. Se pegó a los labios ajenos sin moderación besándolo sin escrúpulos. Mordiéndolos. Acaparando con su boca ansiosa todo lo que podía. Su lengua sintió el sabor de ambrosía de la saliva del rey y se sintió extasiado. Solo esa boca calmaba su sed. Era besado con la misma locura y desenfreno. Apretaba su cuerpo con toda su fuerza y como nunca antes parecía que hoy en realidad podía fundirse con la otra carne. En respuesta las manos del rey lo apretaban igual de fuerte, dejando marcas sobre toda su piel. La sensación lo dejó mareado. No supo cuándo pero ya estaba recostado sobre una superficie dura. "El fondo..." Pensó irreflexivamente.
Un momento abrieron sus ojos... Solo para asegurarse de lo magníficos que eran juntos. Changmin quitó un mechón de cabellos azules que le opacaban la vista de aquel hermoso rostro, se sonrieron una vez más.
- "¡TE AMO!" -dijeron al mismo tiempo en sus mentes. Sin preámbulo alguno Changmin estuvo dentro del cuerpo de su amado. El dolor y el placer inundaron cada minúscula célula del cuerpo de ambos. Se sentía como si estuvieran dentro de su sangre, corriendo por sus venas.
Sus lenguas bailaban al mismo ritmo de las embestidas. Junsu veía puntos de colores en cada envite. Perfecto, intenso, infinito. Era la primera vez que se sentía tan íntimo, tan duradero. Era la primera vez que se sentía tan significativo. Todas las noches previas – y que habían sido muchas- habían sido celestiales, sin embargo ninguna como esta. Changmin iba dejarlo ciego de tanto placer y tantas luces. Tuvo que gritar para poder soportar tanto delirio. Su cuerpo estaba sobresaturado. El placer era tan brutal e intenso que se sentían como si estuvieran a punto de morir.
A pesar de sus gritos, el bárbaro Rey no se detuvo y continuó su faena también entre gritos y gruñidos. Su cuerpo potente entregado hasta el fin. El vaivén de los cuerpos parecía querer robarle la respiración. Con los ojos vidriosos con la mínima consciencia le veía cernirse sobre él mientras lo poseía. Era un dios. Changmin era un dios de fuego y hierro. Amor y lujuria, coraje y sabiduría. La canción del contrato se repetía con voces ultraterrenas una y otra y otra vez, en sus oídos.
Tantas veces fue golpeado su punto de placer que en el momento propicio alcanzó el clímax como ninguno antes. Su semilla se esparció en el agua libremente. Al mismo tiempo, alcanzando también el placer absoluto, Changmin le inundó las entrañas con su semilla. Y entonces todo cambió...
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Después de alcanzar el cielo del orgasmo, fueron catapultados a una dimensión diferente, totalmente oscura, en la que no existía su cuerpo material. Allí eran solo seres de luz y energía casi cómo ángeles. Pura esencia. La intensa luz que emanaba del cuerpo de Junsu recorrió toda su piel y luego se concentró en el centro de su pecho salió de su cuerpo y él tuvo que sostenerla con sus manos pues no quería perderla, era tan grande como un balón. Sin embargo esta energía era imposible de contener.
-"¡¡¡Ayúdame!!! No te quedes mirando" -le dijo a Changmin que no lograba salir de su asombro. Esto era algo fuera del mundo real-.
Así que medio desorientado y con los ojos muy abiertos puso sus manos sobre las de Junsu para ayudarlo a sostener la rebelde esfera. Entonces al sentir las cálidas manos de él, ésta se calmó. Dejó de querer dispersarse y empezó a girar en su propio eje. Todo el ambiente que ahora era oscuro se sintió cálido. Junsu y Changmin sólo pudieron sentir paz y felicidad.
Entonces la esfera se fue concentrando y se hizo muy pequeña y mucho más hasta quedar del tamaño del diamante. No pudieron sostenerla más y aquella atravesando el diamante ingresó al cuerpo de Junsu.
Se miraron esperanzados. Sin que nadie les hubiera explicado entendían que eran parte de una historia muy antigua. Eran parte de un milagro. El fruto de su mágico contrato estaba por fin en el interior del cuerpo de Junsu y empezaría a crecer.
Junsu sufrió un dolor indescriptible. Se retorció violentamente y se desmayó.
- "¿JUNSU? ¡¡JUNSU!! ¡¡¡¿JUNSU?!!!; ¿¿¿MI AMOR QUÉ TE SUCEDE??? ¡¡¡¡¿JUNSU?!!!!"
Changmin sacudió desesperado al otro hombre que no le respondía, entonces todo cambió. Estaban nuevamente dentro del agua normal en donde no se puede respirar y hace frío. Sintió la necesidad de aire de sus pulmones. Tenía entre sus brazos el cuerpo flácido de Junsu que se había desvanecido. Por instinto nadó hacia arriba. Con toda su fuerza con toda su desesperación.
"¡¡¡No, no, no, no, no vayan a morirse. No ahora que por fin estamos juntos. Por favor... Por favor... Ozus... Si existes ayúdame!!!"
Con el último aliento que le quedaba logró emerger a la superficie. Gracias al cielo salió cerca de la embarcación, nadó solo un poco hasta ella. Se agarró de los adornos laterales de madera que esta tenía. Así pudo impulsar el cuerpo frío de Junsu. Luego subió también.
- ¡¡JUNSU!!! ¡¡¡DEMONIOS!!! ¡¡¡DESPIERTA!!! ¡¡¡RESPIRA!!!
No sabía qué hacer. Tantas veces Junsu lo había salvado y ahora él mismo no podía hacer nada. Luego de aplastar su abdomen para que el agua que había tragado salga, se colocó sobre su cuerpo e hizo las gemas coincidir. Sintió cómo siempre la maravillosa sensación de energía y alivio. Lo besó rogando que la misma energía pasara a su cuerpo que ahora parecía tan frágil y le regresara la consciencia.
Tras unos minutos que le parecieron eternos sintió como Junsu le devolvía el beso. Suavemente. Su alma volvió a su cuerpo.
- ¿Junsu? ¿Estás bien?
- Sí, Gracias a ti estoy mejor, en todo caso estoy vivo.
- Casi morí al verte así...-el tono de su voz era de total preocupación-.
- Ya pasó...-respondió acariciando su mejilla-.
- ¿Sientes dolor?
- No, ya no...
- ¿Tienes frío...?
- No, tu cuerpo es ardiente como el sol...
No quiso creerle, pues Junsu temblaba y su cuerpo mojado tenía la piel casi azul, de no haber respirado un buen tiempo. La noche continuó callada. Con la luna llena brillando magníficamente. Changmin tan solo se colocó su pantalón y enseguida ayudó a su esposo a vestirse, la verdad es que tan solo envolvió en su capa roja que seguía húmeda y lo colocó en su regazo, cubrió su cabeza con la capucha, no sería bueno que los soldados sepan quién era. Hizo varios malabares para poder remar en esa posición. Y lo hizo lo más rápido posible. Era necesario abrigarlos. Estaba muy consciente de que su hijo ya estaba dentro de Junsu.
Dos horas antes del amanecer, aun con la noche reinante, llegó a la orilla. Jaejoong y Yunho los esperaban con sus rostros llenos de preocupación. Changmin estaba sudado y totalmente empapado por el enorme esfuerzo. Todos corrieron por la orilla a recibirlos incluso antes de llegar, haciendo saltar el agua por la rápido de la carrera. El rey quiso bajar con Junsu en sus brazos sin embargo al poner sus pies en la tierra casi cae al piso, por la falta de fuerza. Los amigos los sostuvieron y los cargaron a ambos hasta el carruaje que los esperaba. Sun Ah se encargó de recoger, todo lo que la "reina" había dejado olvidado en la barca.
Al llegar todos empezaron a cambiar sus ropas mojadas. Changmin ya más repuesto se quitó la camisa empapada que traía.
- ¡Su majestad!...-gritaron al unísono Jaejoong que ayudaba a Junsu y Yunho que miraba a Changmin-.
- ¿Qué pasa por que gritan así?
- La espalda...
- ¿Hay algo en la espada de Junsu...?
- No sólo en la de Junsu...-mencionó Heechul-.
- Tienes el mismo dibujo que Junsu tiene en su espalda... Pero el tuyo es como si fuera su reflejo...-acotó Yunho-.
- Un espejo... ¡ahora! En realidad necesito dos espejos...
Con los espejos enfrentados, Changmin miraba fascinado la imagen del tatuaje en su espalda. En efecto. La imagen del árbol ancestral estaba allí en ambas espaldas, claro y permanente. Sin embargo había algo diferente se miraban 7 ramas y no 6 como habían observado antes. La última, la más alta era más grande y terminaba al lado izquierdo y derecho respectivamente, parecía estar incompleta...
- Changmin... Déjame probar algo.
Junsu con algo de esfuerzo se levantó, con ayuda se puso de pie junto a su esposo y se quitó nuevamente la ropa que cubría el torso. Y ¡oh! sorpresa al poner las espaldas una junto a la otra, el dibujo se completaba pues era uno solo. La séptima rama dibujada tenía su mitad en cada espalda. Al ver la imagen todos quedaron completamente sorprendidos.
- ¡¡¡El séptimo tesoro brillante!!!
- ¿Qué?
Todos giraron sus cabezas y miraron al extraño que había hablado.
- ¡¡¡Viejo facineroso!!! -"¿Cómo es que ha salido de la cárcel?" "¡Demonios!"
- Felicitaciones sus majestades. Han concebido al heredero más maravilloso que puedan imaginar.
- ¿Qué quieres decir? -dijo Junsu que no estaba al tanto de la conversación que el rey y el anciano habían mantenido antes-.
- Su majestad, su hijo es la generación más poderosa que pueda nacer con una gema en el cuerpo. Puede llamarlo una especie de dios.
Al escuchar semejantes palabras, Junsu se sintió muy conmovido por la noticia y se cubrió el vientre, un par de lágrimas se deslizaron de sus ojos. Pues un cúmulo de sentimientos, entre ellos el miedo, le atenazaron el pecho.
- Primo, ¿estás llorando?
- Es que estoy... -no pudo seguir, Changmin lo apretó a su pecho, envolviéndolo en sus brazos-.
Todos se sorprendieron al ver llorar a Junsu siempre alegre y optimista. Solo Sun Ah se percató del brillo maligno que apareció en los ojos del hombre mayor. Y sintió escalofríos.
Changmin mandó a arrestar nuevamente al viejo Lee, y lo mantuvo vigilado, día y noche.
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Los días siguientes todo era felicidad. Junsu se había transformado en un niño caprichoso al que todo el mundo lo mimaba. Nuevamente había adoptado su personalidad de "la reina Junko". La noticia de la concepción del hijo de los monarcas, había sido motivo para un festival en las ciudades capitales de todas las provincias.
Changmin había tenido que decir que el Caballero Kim Junsu había vuelto a Ameria. Y que permanecería allí durante alrededor de un año. Era muy obvio que el cuerpo del peliazul empezaría a cambiar. Así que nuevamente habían urdido el plan. Junsu como caballero había abandonado Miltia, una noche en su caballo, solo. Luego sin armadura había retornado por el mismo camino bajo el castillo.
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Continuará...
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