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Encuentros Inesperados - Precuela II

El inicio. Parte II

*POV Junsu*

Dejar de pensar en él, es imposible, no lo puedo quitar de mi cabeza, añoro en hacerlo mío de nuevo, besarlo apasionadamente y hacerle el amor marcando su corazón como propiedad mía.

Me contacté por teléfono hace días, le hable para encontrarnos en ese mismo cuarto de hotel, en donde fue mi primera vez con Jaejoong, ya antes nos habíamos citado, como unas 7 veces más, uff fue inolvidable, yo sabia que en ese lugar también llevaba a sus clientes, mierda odio eso de él, que no me tomé en cuenta cuándo le dije que no lo hiciera, pero el muy caprichoso no me ha obedecido, maldito terco, me estoy volviendo loco, pienso que algún día haré algo de lo que me pueda arrepentir. Todo el día pienso en robármelo para que nadie lo pueda apartar de mi lado, solo los dos, “Junsu deja de ser tan posesivo”, me lo repito miles de veces en la cabeza.

Parece que todo va estar bien, imagino que como ya aceptó en irse a vivir conmigo, abandonará esa vida pasada, aunque ya me puso condiciones, el muy bandido, no soy tan tonto o dócil como él cree que me comporto, le dejaré hacer lo que le plazca, no lo quiero presionar más de lo que ya lo he hecho, porque tengo planes para los dos, mi principal prioridad es él, después mis estudios, si todo sale bien, presentaré a Jaejoong a mis padres, yo sé que mi madre y mi padre lo amarán, aunque suene irracional, ya que no creo que tomen bien que su hijo sea homosexual, mi padre es muy conservador en esos temas, solo se de sus idas a los prostíbulos y mi madre parece que lo ha intuido, porque con Harin se notó incrédula, ¿yo con una chica?, lo primero que me dijo, es que yo era más lindo que ella. Mamá está loca, siempre quiso una hija, pero si lo aceptan, yo sé que lo querrán como un hijo más, con el optimismo en el cielo, sonrío que así será.

Dejé todo vínculo con mis amigos, desconfiaba de todos, estaba tan irritado ese día, la razón es que no lo he vuelto a ver en dos días, me dijo que estaba ocupado, eso significa que está con otros hombres.

Estoy en el estadio de la universidad, correr me relaja, ahora me encuentro tirado en las barras de los asientos, descansando, los rayos de sol mojan mi rostro, es en eso que escucho unas voces lejanas, me levanto un poco y observo a un grupo de deportistas rivales míos. Changmin, el capitán de basquetbol y Yunho, el capitán de rugby, yo práctico infinidad de deportes, pero lo que más me apasiona es el fútbol, me pregunto de que estarán hablando, ya que parecen muy entretenidos, me voy acercando un poco y logró escuchar nítido

-¿Eh?, me sorprende, ¿cómo que te has follado a un hombre?, tenía entendido que te gustaban las mujeres o me estoy equivocando.

-Claro que me encantan las mujeres, pero si lo vieras, tiene una cara de nenaza, aparte su cuerpo es delicioso, tiene la cintura tan chiquita que cuando se la sostengo a la hora de que lo cojo, mis manos se ciñen amoldándose perfectamente.

-Jajajaja mierda, me estás haciendo alucinar, ¿de verdad es así de bueno?, que yo soy hetero Yunho, pero tú también lo eres, y creo que me estoy animando, ¿estaría bien si yo le doy una probada?, ¿cuánto cobra esa puta?

No pude resistir más escuchando a esos dos bastardos, me llené de una furia incontrolable y me fui encima de ellos derrumbando al malnacido que tocó a mí Jaejoong. Le golpeé el rostro, sacándole sangre al instante, me empujó al suelo y quiso patearme, pero yo fui más rápido y le di patadas en el estómago, el otro me jaló para tratar de ayudar a su amigo, con un fuerte golpe de puño, me rompió la cara, eran unos gigantes comparándose conmigo, nos enfrascamos en una pelea sin límites, yo les daba lucha, no me iban a ganar, me las pagarían aquí mismo. Descontrolado daba golpes a diestra y siniestra creo que hasta le cayó un puñetazo a un mirón de anteojos, que de metiche apoyaba a los que me estaban pateando, otros estudiantes tuvieron que llegar a separarnos, uno de esos, un bocón avisa al rector y nos llevaron para que nos impongan el castigo, me daba igual, ya sabía lo que se me avecinaba. ¡Expulsión! No me sorprendió, me mofé en la cara de los que estaban presentes y me fui, no sin antes levantar el dedo medio y escupir en el suelo.

Un profesor al que yo admiraba y respetaba, vino hacia mi pidiéndome explicación por mi manera de comportarme, no le dije mucho, oculté bastantes cosas, pero me hizo prometer que si me encontraba en problemas no dudara en pedir ayuda, que él estaría dispuesto a auxiliarme, con esa promesa me retiré, lo único que quería era ver a Jaejoong.

Me dirijo al departamento, ya debe estar instalado, no tiene muchas pertenencias, ya le compraré lo que le hace falta, ahora sin estudiar y el dinero que recibo de mis padres, me va afectar cuando se enteren de mi expulsión, sólo deseo que no se lo cuenten.

Con esos pensamientos en mi cabeza, camino percatándome que la gente me ve con caras extrañas, haciendo muecas, seguro mi aspecto es deplorable, con la ropas rasgadas y sucias, manchadas de sangre.

Estoy en la puerta, me pregunto si estará dentro, ya han pasado más dos semanas en que Jaejoong aceptó irse a vivir conmigo. No ha cambiado mucho, le gusta tomar bastante alcohol, por eso le instale un mini bar para que no salga a la calle a comprar, no lo quiero ver de nuevo en esos callejones de mala muerte, pero no me deja de martirizar ese vicio que tiene a las drogas, es una de las cosas en las que no me puedo entrometer. Consume marihuana, eso creo, no se muy bien como es, pero cada vez que lo iba a visitar, ese olor a pasto quemado está impregnado en él, no le digo nada, odia los sermones, déjo de cavilar en mi cabeza y empujó la puerta.

Está en el suelo con sus cosas desparramadas, tratando de ordenar sus pocas pertenencias, tarareando una melodía, se ve hermoso, mis ojos no se pueden apartar de esa imagen tan dulce. Con una sonrisa bailando en mis labios, carraspeo para llamar su atención, voltea hacia mí, su rostro es de sorpresa y rápidamente se pone de pie corriendo en mi dirección, se acerca sorprendido y preocupado, para tocarme el rostro.

-¿Qué pasó?, ¿te han tratado de robar?, ¿por qué estás así?

-¡Ayy! –Me tocó el labio que tenía roto y me hizo saltar de dolor

Alejó sus manos de mi, con el ceño fruncido, en sus lindas facciones, eso me hizo darme cuenta que le importaba de alguna extraña manera, me dio la espalda, me puse al frente de él, con los brazos cruzados me voltea la cara, partiéndome de risa por el gozo de su indignación fingida, me mira por el rabillo del ojo, me ataca con palabras tan encantadoramente, que hace crecer mi orgullo al saber de su cariño, me abalanzaría a estrecharle entre mis brazos, pero con el carácter que lleva, me golpearía más fuerte que esos tipejos.

-Pendejo, ¿de qué te ríes ?, ¿es que acaso te doy risa?, ¿no vas a hablar?

-Perdón Jae, estoy feliz de que vivas conmigo, no te molestes soy un tonto, ¿está bien?

Me vira los ojos, se aleja y toma su espejo entregándomelo, lo tomo en mis manos, me miro, es entonces que veo que estoy con la cara amoratada, mis labios rotos, en mi ojo se ha formado una bola morada, parezco un boxeador callejero. Paso mis manos por las heridas, quejándome en el proceso.

Siento un jalón brusco en mis brazos, me caigo de un sentón, con el culo adolorido hago una mueca fea chillando como un nene, miró hacia arriba y Jae se sienta conmigo, llevaba un neceser sobre sus piernas cruzadas, que contenía curitas, algodones, pastillas, alcohol, era una especie de botiquín. Me alzó el rostro y empezó a limpiarme con uno de sus polos.

-No te muevas, esto arderá un poco. -Con el algodón lleno de alcohol, me lo pasa por las heridas, me ardía horrores, mis manos formaban puños aguantado el dolor. No me quejaba, mis ojos estaban cerrados fuertemente, es cuanto sentí un aire suave sobre mi cara, abrí lentamente los ojos y Jae estaba soplando, como si yo fuera un niño y no me doliera, concentrado en su trabajo, me curaba con sus suaves manos, poniéndome la curita tan delicadamente, hizo que alzará los brazos para quitarme el polo manchado, se veía tan sensual… no resistí y lo derrumbé sobre el piso alfombrado, sus cabellos desparramados eran la imagen de un ángel, mi mirada era hambrienta, no sólo de deseo, si no de puro amor.

Su barbilla se alzaba hacia mí, sus brazos extendidos sobre el suelo, todo su cuerpo estaba a disposición mía, mi corazón latía violentamente, en sus pupilas se reflejaba a un chico ensimismado ante su encanto, posó sus labios sobres los míos despacio y eso fue el indicador de que me daba su consentimiento de tomarlo ahora mismo.

Sobre la alfombra nos entregamos a la pasión, lentamente recorriendo con hábiles manos nuestros cuerpos desnudos, memorizado rincones jamás encontrados, mis besos delineaban su cuerpo, éramos cuidadosos, la humedad se hizo presente, lo frágil que resultaba su piel con cada caricia, la dulzura de besos apasionados derritiéndonos a cada paso que mis dedos tocaban sus zonas erógenas, me sumergí en él tantas veces, que sus gemidos resonaban en la habitación entremezclándose con los míos, sus melodías arrullaban la atmósfera apasionada de ensueño, desbordando de cadencia en el clímax más absorbente, nos acurrucamos juntos con respiraciones acompasadas y una manta sobre nuestros cuerpos desnudos.

*Fin POV*

Ya se acostumbró a su presencia, tiene toda las libertades para hacer y deshacer en su nuevo hogar, pero se siente abandonado cuando él se va a estudiar y llega muy tarde, no lo ama, él está seguro de eso, ya su venganza quedó en el pasado, para él, Junsu es un tipo raro, siempre cuando está a su lado sonríe de la nada, con el rostro risueño, hasta cuándo le dice una grosería y el tonto lo recibe con gusto, no se parece en nada al Sr Kim, su inocencia es memorable, su trato no se lo merece, si él supiera de su pasado con su padre, ni siquiera le dirigiría la palabra, pero vamos a él no le importa, solo dejará que pase el tiempo para ver cómo se desarrolla está extraña relación.

No sabe que hacer, ya limpió y arregló todo el departamento, exhausto se recuesta en uno de los sillones, aburrido, mirando el techo, decide que este día saldrá a pasear por ahí, así que poniéndose de pie busca en el ropero unas prendas adecuadas para el clima frío de la estación. Coge la ropa de Junsu, ya que él mayormente usa atuendos rasgados y de verano, se alista apropiadamente con un gorrito de lana sobre su cabeza y unos lentes de sol para pasar desapercibido, se acerca hacia el espejo para verse de cuerpo entero, lo que ve le gusta, se da la vuelta y nota que la parte de los pantalones se hace una pequeña bolsa específicamente en el trasero, él no es tan plano, solo que el dueño de esos vaqueros los tiene más inflados y voluminosos, como si se tratara de una mujer, cierra la puerta y se dirige a su destino.

Pasa por el mercado, donde a veces se reunía con los que llamaba “amigos “, compra algunas chucherías como unos aretes, unas cremas faciales de belleza, algunos perfumes y ungüento para las cicatrices de ese tonto, recorre más o menos la ciudad, mirando a los alrededores, pasa por una universidad muy bonita y grande, está casi seguro que es la misma donde estudia Junsu. Curioso se va acercando con las manos en los bolsillos de su pantalón, mira cómo salen los chicos. Se queda observando diez minutos aproximadamente y gira sobre sus pies caminando de vuelta hacia el departamento, no sabe cuándo o cómo es acorralado por dos cuerpos más grandes que él.

Vaya a quién tenemos aquí, nadie más y nadie menos que la persona que estaba buscando.

-¿Qué tal Jaejoong, me recuerdas?

Ni si quiera le importa y lo aparta de su cuerpo de un empujón.

-¿Sabes?, no te queda ese aire de indiferencia que estás mostrando, tengo mucho dinero en mis bolsillos y he traído a un amigo para que pueda jugar contigo.

-Changmin, este es Jaejoong, Jaejoong este es Changmin. -Con una risa burlona, el sujeto llamado Yunho saca unos fajos de dinero y los agita cerca del rostro de Jaejoong, irritado, pero sin perder la paciencia sonríe de medio lado y con una mano coge el sobre lleno de billetes, tirándolos sobre un charco de agua.

Los dos amigos se sorprenden por tal acción e indignado, el tal Yunho le dice unas palabras que lo descoloca.

-¿Así que era cierto que ya tenías novio, eh?, ¿cómo atrapaste a ese imbécil?, ¿sabe que te vendes por dinero?

-¿Que has dicho?

-¿Te has vuelto sordo?, si ese imbécil de tu noviecito nos dejó con estas cicatrices que ves en nuestros rostros, así que también por eso es que te hemos venido a buscar, tendrás que darnos un servicio de cortesía como mínimo.

No pensó que Junsu hiciera esas cosas y ¿cómo supieron que estaba saliendo con él?, pero no se los iba a preguntar

Con las dudas plasmadas en su cara, se queda parado y con la cabeza gacha.

Los dos carraspean y el más alto empieza a hablar

-Ah, recuerdo cuando dijo que no nos metiéramos contigo por qué tú le pertenecías, que él te iba defender de todos los que te han hecho daño, eso sonó tan cómico, ya sabes, que el chico modelo de toda la universidad está perdidamente enamorado de una puta, Jajajaj -Se estaban carcajeando a hueso suelto.

-Y también el muy idiota se hace expulsar, faltándole el respeto al rector, sí que lo traes embrujado, será cierto de qué eres bueno en la cama, a ver, déjame comprobarlo.

El grandulón le coge de la cintura y le acerca a su cuerpo tratando de besarlo a la fuerza, Jaejoong lo empuja cayendo al suelo donde se encontraba la plata y el charco, embarrando sus ropas.

El otro se acerca con intenciones de golpearlo, pero el es muy hábil y retrocede agachándose a tomar una piedra y amenazándoles con romperles la cabeza, sale corriendo, no sin antes mandarlos a la mierda.

No se lo podía creer, como un chico correcto como era Junsu lo defendía de esos imbéciles y se rebajaba a proclamar que estaba con un sujeto como él, está bien dicho el término de puta, le va cae como anillo al dedo, lo odia por ser como es, viendo o buscando lo bueno de las personas, incluso lo trata como si fuera la cosa más preciada de todo el mundo, contándole sus deseos a futuro, mostrándose risueño, sonriendo por nada, hablando de todo lo que se le ocurre en su cabeza, con estar a su lado arruinaría su reputación.

Tenía que hacer que se olvidará de él, lo antes posible, si algún rastro de humanidad le quedaba, tendría que usarla para que no lo lleve a la perdición, es difícil descifrar lo que se siente al estar enamorado, no cree estar enamorado, pero algo era seguro y es que su corazón lo traicionaba latiendo desaforadamente por las acciones que se tomaba Junsu, en tratarlo como una persona decente, a pesar de estar podrido.

Ya se había decidido y no iba dar marcha atrás. Es cierto, lo quería para su venganza, pero eso ya lo dejó en el olvido, él no era su maldito padre, él no era ni lo más mínimo de despreciable que fue ese tipo, no, ya lo comprobó, el adiós era inevitable.

Ya cerca de las ocho de la noche, Junsu abre la puerta y está a oscuras, cuando iba a prender el interruptor, una voz le dice que no lo haga, entonces ve la silueta de Jaejoong que está en el balcón sentado mirando la calle, obedientemente le hace caso y se va acercando, cuando de nuevo empieza hablar.

-No te acerques, quédate en ese mismo lugar, primero quiero que me resuelvas algunas dudas que me han estado comiendo la cabeza. Dime Junsu, ¿qué es lo que sientes por mí?, sólo la verdad, lo malo y lo bueno que has visto en mí.

El muchacho no lo pensó ni dos veces con palabras algo trabadas y torpes, expuso su diálogo

-Yo en realidad, no sé cómo pasó, en qué momento empecé a sentirme enamorado de ti, en este momento no encuentro palabras adecuadas a tus interrogantes, cuando estás a mi lado, el que más sabe es mi corazón que late como loco solo con tu presencia, no soy bueno como tú lo piensas, no soy mejor que tu, yo te amo y es lo único que te puedo responder, sin ti a mi vida no le puedo encontrar un sentido, en este momento me siento pleno, aunque haya problemas siempre habrá soluciones, eso es lo que pienso, y no veo nada malo en ti, eres de un comportamiento difícil ya que has vivido una dura vida, si me pides que te deje, no creo poder cumplir tu deseo Jae. -Esa pregunta ya la intuía, seguro lo quería dejar, por eso su respuesta, no lo Iba a dejar ir tan fácil.

Camina para estar más cerca de Jaejoong, es entonces que se da cuenta del aroma que desprendía, era una mezcla de sexo y alcohol o una sustancia alucinógena, casi estaba seguro, corre de inmediato a prender la luz y lo que ve lo deja mudo, el joven delante de él se encontraba con la mirada enrojecida y sus ropas desacomodadas, con el rostro volteado rehuyendo su mirada.

-¿Que pasó, porque estás con ese aspecto? -No le recriminaba, pero casi sonó como si lo hiciera.

-¿Eh?, es que nunca te ha dado cuenta que así soy en realidad. -Con una sonrisa de lo más extraña y sin mirarlo a la cara sigue hablando.

-¡Sí!, lo que ves, es y será lo que siempre voy a ser, una puta barata como todos dicen, es verdad, ¿sabes?, he conseguido un dinero, en la tarde volví a lo de antes en ese callejón oscuro, si, ese donde me buscaste para tener sexo conmigo, ¿lo recuerdas verdad?, hay tipos que también tienen ese gusto parecido al tuyo, era un asqueroso sujeto casado, con el anillo en el dedo, me buscó y bueno, no pude evitarlo, pero que puedo hacer, no voy a rechazar el trabajo, no conseguí mucho pero me alcanza, me puedo mantener, después de todo es en lo único que sirvo, en abrirme de piernas, ha ha ha -Su risa sonó tan rota

-Me estás mintiendo, debe haber otra explicación.

-No, no la hay, abre los ojos Junsu, no me puedes cambiar, yo estoy podrido, tú ni nadie lo puede hacer, yo te odio, odio que me digas que me amas cuándo no es verdad, sólo sientes lastima por mí, la caridad es lo que te define y eso no lo quiero, primero prefiero tú desprecio a tu lástima, te odio Junsu, te odio. -Su voz se quebró, pequeñas lágrimas se asomaban por sus ojos y las quitó con furia, no se mostraría débil otra vez,

-Me largo, esto se acabó. -Cogió la maleta que se encontraba cerca de la entrada e hizo un intento de marchase, pero unos brazos lo detuvieron.

-No lo hagas por favor, no te obligaré a amarme, sólo no me dejes, no te pondré trabas, puedes hacer lo que quieras conmigo, yo no te odiaré… no lo haré…

Se dejó hacer cayendo al piso, con los rostros casi juntos, con un Junsu con la mirada arrepentida y dolorosa. No hablaron mas, Jaejoong se expuso al otro como nunca lo había hecho, pero ya tomó una decisión, no dejaría que Junsu se destruyera a causa suya, sólo deseaba que le odiara con todas sus fuerzas, el plan todavía no comenzaba.

“¿Por qué, Junsu?, porque me miras como si tú fueras el culpable de todo, yo soy el malo y tú pagas las consecuencias del hombre que me condujo a la perdición, si, ese que te trajo a la vida, del que fluye la misma sangre en tus venas, al que más odio en el mundo”

*POV Junsu*

Han pasado no se cuantos días de mi martirio, proyecté planes para los dos, no me percaté que él no seguía ese ideal, que lo arruinaría todo, no se cuantas lágrimas solitarias ya he derramado por su culpa. En diferentes ocasiones he encontrado a hombres en mi departamento, mientras Jaejoong estaba en condiciones deplorables, con la ropa desaliñada y síntomas de haber ingerido drogas, yo sé que se sigue prostituyendo, cuando se lo he reclamado, me amenaza que se irá de mi lado, si sigo con la misma mierda de siempre, no sé cuanto pueda aguantar, me pondré duro con él o eso espero, ya no se como tratarle, el único culpable soy yo por dejar que hiciera de mi su más ferviente seguidor, si él me lo pidiera sería su esclavo, hasta dejaría que me quitara la vida con sus propias manos si eso es lo que desea, mi obsesión por él es más fuerte que mi razón. Suspirando y con el corazón compungido me encaminó hacia el departamento, estoy agotado, me hará bien un baño caliente, sólo espero que Jae se encuentre de mejor semblante.

*Fin POV*

En la puerta introduce la llave, pero esta no se abre, lo intenta varias veces, tocando insistentemente el timbre, se da por vencido. Por su cabeza pasa una idea descabellada, no lo puede creer, llama varias veces al celular de Jaejoong, pero no le contesta, después de unos minutos directamente le manda al buzón de voz. Desesperado al darse cuenta que ha apagado su celular, golpea la puerta, pero nadie le contesta, no es posible se dice mil veces, corre hacia abajo a hablar con el encargado del lugar, para preguntarle qué es lo que pasó y el hombre le responde lo que se negaba a creer.

-Ah, sí, en la tarde vino un cerrajero y cambio la chapa de su puerta, porque según me contó el jovencito que vive con usted, no quería que entraran personas indeseables, ya que ya han robado por estos lares, ¿perdone, pero no lo sabía?

Se retira con la mirada perdida, directamente al piso donde vive, se recuesta sobre la puerta, le dolía la cabeza. Se está cansando de las idas y venidas de esta relación, pero no se lo iba dejar tan fácil, no él no, era el mismo Jaejoong que se había encargado de eso.

Dio un cabezazo de sueño en la puerta, que lo despertó al instante, con el sentido del oído agudizado empezó a escuchar risas y gemidos adentro de su departamento, de inmediato buscó dentro de su bolso unos ganchitos de metal que usaba Jaejoong, solía llevarlo para tener cerca algo que fuera de su pareja. Una vez unos compañeros forzaron la puerta de la oficina del director de su colegio abriéndola para revisar los archivos de un examen importante, recordando esto, los metió y empezó a moverlos como lo recordaba y con éxito logró abrir la puerta, entrando con el corazón en la boca, caminando a oscuras, escuchando más nítidamente los sonidos que directamente lo llevaban en dirección al cuarto.

-Aah ah aah nhg ngh… -La cama rechinaba, gemidos retumbando sus oídos, ahí sobre su cama se montaba una orgía en el que Jaejoong era participe, con hombres desconocidos. No se percataron de su presencia siguiendo con lo suyo.

Se quedo mudo en estado de shock, su cuerpo tambaleando, se tuvo que asir de la cómoda para no caer, agarró fuertemente el despertador y lo tiró con fuerza demencial en el piso, convirtiéndolo en añicos llamando la atención de los desconocidos, más no del mayor, que se movía sobre el cuerpo del sujeto que extasiado sujetaba sus caderas gruñendo de placer.

Eso fue el detonante de su dolor agonizante, abalanzándose lo jaló fuertemente, sosteniéndolo de la cintura y separandolo del otro cuerpo al que se mantenía unido. Cayeron al suelo con el peso de su pareja sobre él, sosteniéndolo con mucha fuerza, para que no pueda escapar, el grito que dio fue desgarrador, casi lastimándose las cuerdas vocales.

-Lárguense de aquí hijos de puta o los mataré a todos, largo, maldita sea, ¡váyanse!

Salieron volando, asustados por la determinación en sus palabras, pensando lo loco que se puso, seguro era el novio de ese muchacho promiscuo.

-Jaejoong, ¿por qué?, ¿por qué me haces tanto daño?, me humillas de la manera más cruel, ¿es que mi amor te es odioso?, yo no aguanto más, no lo aguanto. -Sus lágrimas mojaban el otro cuerpo, su llanto audible y desgarrador no lo dejaba respirar, abrazado al cuerpo manchado de la persona que más ama.

Estaba quebrado de dolor, de la traición, golpeaba fuerte su pecho, no lo podía odiar… esa era la solución más fácil, arrancarlo de su corazón, pero sabía que eso era imposible, aunque Jaejoong lo matara con sus propias manos, lo amaría después de la muerte, se sabía sentenciado a la perpetua penitencia, amar a Jaejoong no era, ni sería fácil.

El otro muchacho recién pudo darse cuenta de la magnitud de sus actos, lo destrozado que Junsu estaba y en un intento desesperado, suplicó y suplicó.

-Suéltame, suéltame Junsu, déjame ir, no merezco que llores por mí, no lo hagas, no, ódiame por favor o mátame.

Con la voz entrecortada decía la súplica dolorosa, luchando para liberarse, mientras el otro lo pagaba más a su cuerpo. Jaejoong en verdad se sentía miserable, por qué no pensó que a Junsu le doliera tanto. Le dio un gran golpe, era imperdonable lo que le hizo, se sentía morir, no quería voltear a verlo, pero lo hizo y mirar su rostro le rompió el corazón. Estaba desfigurado por el llanto, tomó su rostro y le acarició su mejilla, no se lo perdonaría nunca, lo lastimó en verdad, lo lastimó tanto, que en ese instante se sintió morir, ambos lloraron por mucho tiempo con manos temblorosos, aferrándose al cuerpo del otro.

Jaejoong estaba que le castañeaban los dientes por su desnudez y Junsu con la voz ronca le habló.

-Jae, vamos a ponernos de pie. -Sosteniéndolo del abrazo, se levantaron. El olor a sexo seguía presente, entonces carraspeó y le propuso algo que al mayor lo avergonzó.

Nervioso apoya su barbilla en el hombro del mayor y susurra en su oído.

-No quiero que otras manos que no sean las mías te vuelvan a tocar, yo sé que en este momento no debería mostrar mis celos, pero el sudor de otros se a impregnado en ti y te lavaré todo el cuerpo, desde la punta de los pies hasta la cabeza.

El otro volteó a verlo, con los ojos cristalinos y rojos, con la vergüenza plasmada en su rostro y con un nudo en el estómago.

-No, yo lo haré, sólo espérame en el cuarto, ¿si?, por favor, no te quiero ver con esa mirada tan triste, yo volveré en quince minutos.

Se alejó hacia el baño a asearse. Las gotas de sus lágrimas corrían por su piel como lo hacían las gotas de agua, se restregaba fuertemente con una esponja llena de espuma del shampoo de Junsu con la idea de que ya no olería a sexo o a sudor ajeno, sólo sería el propio Junsu el que se encargaría de llenarle con su esencia, sólo olería a Junsu, aunque no lo mereciera, con su impureza mancharía lo más puro que alguna vez tuvo sobre sus manos.

*Junsu POV*

Me encontraba recostado sobre la cama con sábanas nuevas que había cambiado, mirando hacia el techo, con la cabeza a punto de explotar, el martilleo era constante, necesitaba un analgésico ya pronto o la presencia de Jae calmaría este dolor espantoso.

Me levanté rápido a recibir a Jae que ya se encontraba de pie fuera del baño, con los ojos pegados al piso, sin ser capaz de mirarme, me le acerqué y le ayudé a sentarse sobre la cama, me dediqué a secarle su cabello primero, después todo su cuerpo, se dejó arropar, nos acurrucamos bajo las mantas y así dormimos abrazados.

Me desperté con la luz del sol que filtraba por la ventana, observando el rostro apacible de mi Jae con las ojeras enmarcadas en su bello rostro, le picotee con mis labios sus pómulos, sus labios, mientras se removía por las cosquillas, le susurraba palabras de amor en su oído, jugueteando con un Jae que ni se inmutaba, me quedé dormido de nuevo.

Al poco rato sentí un vacío a mi lado, ¿dónde estará?, la paranoia se apoderó de mí, me levanté y lo busqué por todos lados, hasta que llegué a la cocina, se encontraba de espaldas a mí con la estufa prendida, preparando la comida. Me asomé por sobre su hombro, para ver lo que cocinaba, se asustó por mi intromisión y volteó a mirarme con sus ojos grandes, de nuevo rehuyó mi mirada, le levanté el mentón para que nuestros ojos se encontrarán y con un pequeña sonrisa, me le acerqué a sus labios a besarlo lentamente, correspondió suavemente, nuestros besos se convirtieron en un pacto de silencio y olvido, nos volvimos a reencontrar sin promesas futuras, era el presente lo que importaba. Nos la pasamos el día como dos recién casados, no sin antes pedir permiso en mis dos trabajos.

Me cambiaba la ropa que el día anterior Jae escogió para que fuera a trabajar, mientras el servía el desayuno, esperándome en la mesa me hizo sentar, alcanzándome la comida a la boca, sus acciones hablaban por él. Sus cariñosos dedos limpiaron los rastros de comida, que caía en la comisura de mis labios, me limité a sonreír, ya todo listo, me acompañó a la puerta, despidiéndose con un pequeño beso en los labios que me sorprendió gratamente, pero fui más atrevido y le cogí la cintura a robarle uno más profundo, me separé y le miré al rostro sonrojado y avergonzado por mi desfachatez, me reí y corriendo me despedí alzando la mano, volteé de espaldas, dándole la última mirada a un Jae feliz y sonriente.

*Fin POV*

Si creían que la felicidad sería perpetua nos estaríamos engañando, la verdadera felicidad sólo se tiene si se ha vivido con el sufrimiento de por medio o la tragedia que manche esa sonrisa genuina, ¡sí! para estas dos vidas, nada absolutamente nada sería fácil y eso quedará demostrado en lo que se vendrá a continuación

Un hombre de alrededor de 44 años mira esa escena con los ojos abiertos como plato, su hijo con el pequeño Jae en una situación no tan familiar conviviendo como una pareja. De pronto se forma una sonrisa burlona en su rostro, por fin pudo encontrar lo que pensó había perdido.

“Así que eso era lo que querías, acaso no eres predecible mi precioso e ingenuo Jae, querer vengarte de mí metiéndote con mi propio hijo, no sabes que tarde o temprano te encontraría, yo que pensé que te habías muerto en el incendio y mírate nada más, lo bello que te haz vuelto, ahora me tendrás que temer, pronto, muy pronto te volveré a tener en mis manos y nada me lo impedirá, ni el mocoso de mi hijo me lo va impedir, deseo tanto poner mis manos sobre ti, eso ya lo verás mi precioso Jae”.

*Fin POV*

Su padre le había mandado un mensaje para que fuera a su casa a visitarlos, extrañaba a su madre, su comida, no se quejaba de su novio, claro, cocina excelente, pero extrañaba la comida de su madre de todas formas. Con alegría se dirige a su destino, sólo se quedaría unas cuantas horas, aprovecharía esa visita para contarles sobre Jae y ya estaba ansioso por saber cómo se lo tomarían.

-Oh, qué sorpresa, miren nomás, mi bebé ya extrañaba a su madre, al fin te has acordado de mí. -Fue a recibirlo con un gran abrazo y le besuqueo todo el rostro. -Estás más guapo mi niño. -Lo contemplaba casi con idolatría.

-Ven, vamos a la cocina, he preparado la comida que tanto le gusta a ti y a tu papá, siéntate, ya te sirvo, estas más delgado, ¿sigues con esa dieta?, espero que no, ya te dije que eres perfecto.

-No mamá. -Avergonzado se empezó a reír. -Sólo que estoy trabajando bastante.

-¿Qué?, ¿y tus estudios?

-Bueno, trabajo y estudio

Orgullosa le cogió sus cachetes y se los exprimió con cariño, se estaban riendo cuando sienten el sonido de la puerta abrirse, revelando al dueño del hogar que llevaba un semblante de dureza y frialdad en su cara.

-Que bien que estés acá, ¿de qué se ríen, algún chiste?

-No cariño, es que tu hijo es encantador, mira lo buen mozo que se ha vuelto

-Sí, ya veo. -Con voz airada empezó a dirigirse a los dos.

-Querida, ¿ya te contó este niño que lo expulsaron de la universidad por mala conducta, faltándole el respecto al rector?, no sólo es eso, se mata trabajando para mantener a un hombre, sí, tu lindo hijo es homosexual o ¿ya te lo dijo, por eso sus risas?

Su madre se quedó muda, lo miraba con decepción.

Se le acercó a ella y le agarro sus manos, se encontraban frías, desesperado le empezó a hablar.

-Sí, es verdad, pero si lo conocieras te darías cuenta que el es bueno, alguien especial, yo lo amo ¿comprendes?, no contemplaría la vida sin Jaejoong, ese es su nombre, te lo presentaré en el momento preciso, lo vas a amar, de eso estoy seguro. -Su risa era nerviosa.

-Ah y no sólo es un hombre quien vive con él, sino que es un prostituto, que vende su cuerpo en los callejones, si lo has criado con principios, que ha desechado todo para juntarse con esa clase de gente, de baja calaña.

-No, es mentira, él ya dejó eso en el pasado, ahora vivimos los dos, con nadie que nos moleste, por favor madre créeme.

Ella no le dijo nada, sólo volteo el rostro con signos de romper a llorar y él se retiró decepcionado, por qué las personas que deberían apoyarlo le dieron la espalda.

Trató de olvidar lo que pasó en la casa de sus padres y con su pareja comenzaron a planear actividades a futuro, las ideas volaban, era felices en su nido de amor, pero no pudo prever lo que se le avecinaba, su padre se lo haría saber, ya que se contactó con su antiguo socio del prostíbulo que dirigía y le pidió que contrate a unos maleantes para que le den un escarmiento, no le importaba si lo dejaban mal herido o incluso muerto, su obsesión rebasaba el cariño que le tuvo a su hijo, ya no lo percibía como tal, a sus ojos era su rival y no lo dejaría ganar.

Junsu caminaba por unos callejones después de trabajar y ya era de noche, cuando siente que es vigilado, es entonces que voltea para enfrentar a los que lo seguían.

-¿Por qué me persiguen, que es lo que quieren?

-¿Tu eres Kim Junsu?, pues hemos traído un recado de tu querido padre, esperamos que lo puedas recibir, nos dijo que tú conocías a un sujeto llamado Jaejoong, que se vende por unas cuantas monedas, dice que hace el sexo oral de maravillas, aquí mis amigos y yo lo queremos para que nos la chupe. -Se empezaron a carcajear.

-Pues no sé de qué hablan y si se trata del Jaejoong que conozco, él no se lo haría a tipos tan feos y horribles como ustedes. -Les dedicó una sonrisa, dándose vuelta empezó a caminar en la misma dirección.

No tuvo los reflejos precisos cuando sintió que lo tiraron al suelo y le empezaron a golpear, las patadas iban y venían, escupitajos a su rostro y las palabras burlescas bailaban en la sucia boca de esos tipos.

-Este niño se cree valiente, tus padres están decepcionados de ti y no les importa si te matamos… después de terminar contigo iré por tu novio, si, disfrutaremos cogiéndolo a golpes, esos asquerosos homosexuales son masoquistas, les gustan los golpes y haremos turno ensuciando su linda carita. -No lo resistió y sacó fuerzas de las que carecía, se levantó mal herido y los golpeó como loco, recibiendo más golpes, que de nuevo lo tiraron en el piso, rompiéndolo más de lo que parecía.

Tocan su puerta insistentemente llamando su nombre, se levanta del sillón para abrir.

-Joven, al muchacho que vive con usted lo están golpeando en la esquina, donde venden abarrotes… -Asustado baja corriendo las escaleras, ¿cómo los espantaría?, agarra un palo que encuentra en el suelo.

-Sr. Jang, usted tiene algún arma, con esto no lo podré defender, por favor, facilíteme algo.

El mayor sacó una escopeta por debajo de su mesa y se la entregó al joven, estaba cargada, ya que se encontraban en un barrio peligroso.

Corriendo con el corazón acelerado, se dirigió a defender a su chico.

Lo tenían casi desmayado golpeándolo, lo levantaron como un espantapájaros y empezaron a tirarlo como trapo y lo peloteaban, llegó a tiempo y apunto con el arma a los malhechores.

-Déjenlo malnacidos de mierda, acaban de molestar al tipo equivocado, no le vuelvan a poner las manos encima otra vez o si no les haré un agujero en la cabeza.

-Miren, ya vino la puta de este a defenderlo, ¿que nos vas hacer cariño?, ¿acaso nos arañaras?, se le acercaron para amenazarlo, pero no contaron que el cumpliría lo dicho por su boca.

Les disparó en la pierna a dos de ellos, que cayeron en seguida, los otros se abalanzaron a él, pero su habilidad los hizo caer de bruces en el suelo y escaparon cual ratas, cuando vieron que detrás del chico venían algunos vecinos portando armas.

-Sr Jang, muchas gracias por venir a ayudarnos. -Lo levantaron del suelo antes de que la policía llegara, no querían problemas. El muchacho pidió que lo llevarán al departamento, el le curaría las heridas.

Le pasó alcohol por debajo de sus fosas nasales, despertándole del desmayo, le empezó hablar y su voz se entrecortó, las lágrimas salían a flote, bañando el rostro del herido.

-Jae no llores, no he muerto o tal vez si, por qué ahora estoy viendo a un hermoso ángel. -Intentó reír, pero le dolía mucho y solo gemía

-Tonto, voy a traer el botiquín…

-Espérame, no te vayas, sólo dame besos, esos me curarán. -Le dio un beso en sus labios y eso le hizo chillar de dolor.

Se puso de pie y le hizo tomar pastillas para el dolor y que lo anestesie, para así poder curarlo.

Hizo el papel de su enfermero, recibiendo el acoso de su caprichoso paciente, cuando le bañaba en la tina, le pasaba la esponja por todo su cuerpo, no se movía mucho, pero reaccionaba a su toque, poniéndose duro por la excitación. No sólo lo bañaba, sino que también le daba servicios extras. La comida se la servían en la cama, en la boca le pasaba los alimentos, le robaba muchos besos, se sentía niño de nuevo, su Jae era lindo.

Por más que lo pensaba, no creía que su madre estuviera metida en mandarle a malhechores para que ellos lo golpearan, a él y a su novio, lo creía de su padre, si, ya que descubrió la careta que llevaba cuando lo llevó a ese lugar, en donde conoció a Jae, no lo puede culpar, más le agradece, por qué si no fuera por eso, nunca se hubiera enamorado de esa manera.

Volvió al trabajo después de que se hubo recuperado. Ese mismo día, el pasado de sus padres, marcaría de tragedia, el futuro de Jaejoong y Junsu.

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