Los dos miraron la puerta unos segundos para luego mirarse entre ellos.
- ¿Zombie qué…
El hombre frunció el ceño. – Changmin – Dijo en voz baja. - Necesito que te escondas.
- Pero… - Se quejó el chico.
- Shh, hazme caso. – Dijo el hombre levantándose del sillón. – Solo ve y escóndete en la habitación del segundo piso. Y por favor, no salgas pase lo que pase.
Changmin lo miró unos segundos y luego hizo un movimiento afirmativo. Se levantó del sillón y comenzó a subir las escaleras mientras el hombre lo observaba desde el sillón. Caminaba rápido pero siempre de manera cuidadosa para no hacer mucho ruido.
Una vez que Changmin había alcanzado el segundo piso, el hombre se levantó y se dirigió hacia la puerta. La idea era no levantar sospechas, por lo que tenía que apresurarse en abrir esa puerta. Aunque de seguro el hombre de afuera ya había comenzado a preguntarse cosas.
Llenó de aire sus pulmones, lo contuvo por unos minutos y luego lo expulsó todo. Se quitó la máscara y la colgó en la pared junto con todo el resto. Su rostro se sentía extraño. Libre. Desnudo. Abrió la puerta en cuanto sintió un golpe más del hombre de afuera.
En cuanto la abrió, su corazón se detuvo por unos segundos.
No era solo un hombre, sino que eran dos de ellos.
- ¿Sí? – Dijo mirando a los hombres.
- Soy el Detective Changmin. – Dijo uno de ellos. El más joven y el que llevaba el mando, al parecer. – Estoy aquí en busca de un asesino, no sé si ha escuchado hablar de él, se hace llamar Zombie, no es difícil explicar el porqué.
El hombre mordió su labio.
No lo habían notado.
Al parecer ninguno de los dos había notado su gran defecto. Su gran desgracia.
A pesar de que él se sentía inmensamente extraño y vulnerable sin su máscara, ninguno de ellos había sido capaz de notar su mayor secreto. Aquel que guardaba a toda costa.
- He escuchado de él. – Dijo – Pero no sé qué le hace pensar que pueda estar aquí en mi casa.
- Oh, no se preocupe. – Dijo Changmin. – Solo estamos interrogando a la gente de este sector. Al principio pensamos que no vivía nadie aquí, pero los vecinos dijeron ver las luces prendidas algunas noches.
- Oh – Respondió el hombre pensando cuánto más habían visto sus vecinos.
- ¿A qué se dedica? – Preguntó Changmin ignorando el comentario del hombre.
- Pues…
El hombre frunció el entrecejo.
Si hubiera sido una persona normal con una vida normal, podría fácilmente haber dicho que era un estudiante universitario o, muy probablemente, un hombre recién titulado. Pero las cosas no eran así de sencillas. No cuando había estado ausente de la vida un periodo de tiempo y luego había vuelto a ella sin siquiera pedirlo.
- Por el momento no hago nada en especial. Estoy desempleado y no me gusta trabajar. – Se le ocurrió responder.
- ¿Vive solo? – Preguntó Changmin.
- Sí.
- Por cierto, ¿su nombre es? – Preguntó Yoochun que hasta el momento había estado en silencio observando detenidamente al hombre.
- Yoochun. – Respondió el hombre.
El ladrón sintió cómo algo pesado caía en su estómago y su sangre se helaba. Había algo que lo había estado molestando desde que el hombre abrió la puerta.
Sus ojos, su boca, sus cejas, su nariz… Todo su rostro era igual al suyo.
Si no fuera porque su cabello era distinto, Yoochun hubiera estado seguro que tenía a su hermano gemelo justo en frente suyo.
Y ahora resultaba que no solo se parecían físicamente, sino que tenían absolutamente el mismo nombre.
No quiso preguntar su apellido, más por miedo que cualquier otra cosa. Prefería dejar las cosas así como estaban.
Yoochun estaba completamente seguro de que Changmin también se había dado cuenta del parecido entre ese hombre y él, ya que a pesar de que la expresión en su rostro era normal, su mirada era la misma que había tenido la primera vez que se habían visto.
Podría jurarlo.
- Dime, ¿podemos entrar a tu hogar? – Preguntó Changmin. Para Kuguar, era evidente que el Detective estaba evitando a toda costa el pronunciar el nombre del hombre.
El hombre mordió su labio.
“Entrar a mi hogar” Repitió en su mente. Solo una imagen invadía su mente en ese momento.
La imagen del chico oculto en el cuarto del segundo piso.
Ya era problemático el hecho de que supieran que él estaba con un niño en casa, solo los dos. Pero el verdadero problema en este momento era que el hombre les había dicho que vivía solo. Ya casi podía escuchar el grito que darían los hombres cuando subieran al segundo piso y vieran a un niño asustado encerrado en un cuarto.
Definitivamente eso no podía suceder.
Tenía que evitar a toda costa que los hombres llegaran al segundo piso.
- Seguro. – Respondió finalmente.
Dio un paso atrás y abrió la puerta lo suficiente para dejar entrar a los dos hombres.
Ambos entraron y en cuanto Changmin puso un pie dentro supo que el caso no duraría ni un segundo más.
Definitivamente, habían encontrado al asesino que buscaban.
“– Si usa una máscara de zombie, ¿cómo pretendes que lo encontremos, Changmin? – Preguntó Yoochun mientras iban en el auto.
- Es justamente lo que hace este caso interesante, Yoochun. – Dijo Changmin mientras conducía.
- No le veo lo interesante, Changmin. – Dijo Yoochun frunciendo el entrecejo. – Más bien es frustrante no conocer su rostro.
- Por supuesto que es interesante, Yoochun. Un hombre que asesina cubriendo su rostro con una máscara de zombie, por lo que no conocemos su rostro, solo sabemos que bordea los cuarenta y que ataca de noche. Intrigante, ¿no lo crees?
- No. –Dijo el ladrón aún con su entrecejo fruncido. – Se supone que íbamos a terminar este caso rápido para poder pasar tiempo juntos, mi idea no era venir a ayudarte a capturar a un maldito asesino ni mucho menos…
- Mi idea jamás fue traerte conmigo, Yoochun. Tú fuiste el que hizo el intercambio con Jaejoong sin mi permiso.
- Es obvio que dirías que no.
- Es obvio que vendría a trabajar, no a divertirme.
- Anoche parecías feliz. – Dijo Yoochun mirando esta vez fuera por la ventana.
Changmin mordió su labio ante la declaración del ladrón. - Por supuesto que lo estaba. Pero ese no es el punto de la conversación.
Los dos permanecieron callados un momento y luego Yoochun decidió romper el silencio.
- Aún no me respondes cómo se supone que sabremos quién es.
Changmin lo miró de reojo y sonrió. – Reduciendo el rango de búsqueda, por supuesto. Investigué un poco antes de venir y me di cuenta de que las tres personas que ha matado el hombre están dentro de un perímetro cercano al oeste de este pueblo, por lo que nuestro asesino debe vivir por este sector. Además, existen dos características importantes con este lugar que nos ayudará a encontrar al culpable. Primero, esta área se caracteriza por ser una de las áreas con menos habitantes dentro de Corea, y segundo – Dijo mirando a Yoochun sin dejar de sonreír. – Es donde la proporción de sexos es la más grande, es decir, hay una mayor cantidad de mujeres que de hombre, por lo que será sencillo encontrar a un hombre que viva en este sector y que solo salga de noche.
- Suena interesante y fácil de localizar. – Dijo Yoochun. – Pero algo no encaja. Imagina que interrogamos a todos los hombres de este sector y encontramos a uno que encaje con las características que señalas, ¿cómo harás para estar seguro que es él al hombre que buscamos?
- Piensa Yoochun, tiene que haber algo para saber que es él. Algún indicio que nos haga saber definitivamente que es aquel el hombre que buscamos.”
En cuanto había entrado y había visto todas aquellas máscaras de zombie colgadas en la pared, Changmin había estado seguro de que aquel era el hombre que buscaban.
Miró una vez más a su alrededor, para asegurarse de que todo aquello era real y no lo había imaginado. Luego se volteó hacia el hombre y sonrió.
– Máscaras de zombie. – Había dicho, seguro de que eran palabras suficientes para que el hombre entendiera a qué se refería.
“Mierda”
El hombre supo que había cometido un grave error al dejarlos pasar.
- Me gustan. – Fue su única respuesta.
Changmin no podía borrar la sonrisa de su rostro. - ¿Sabe usted que nuestro hombre asesina usando una máscara de zombie?
- Lo sé, pero yo no soy el hombre al que buscan.
- Entonces, ¿cómo explica la existencia de estas máscaras?
- Bueno… Dije que me gustaban.
- Más de cien máscaras de zombie en su propiedad, al parecer no tiene ningún trabajo ni razón para dejar su casa y además vive solo, ¿y aún dice que no es usted el hombre que buscamos?
- Por favor, de seguro no es prueba suficiente para decir que soy el asesino.
- Lamentablemente no – Dijo Changmin. – Pero es razón suficiente para detenerlo por unos días como presunto sospechoso.
- En verdad me niego a ir con ustedes. – El pánico comenzaba a apoderarse de su cuerpo.
Lo iban a llevar como sospechoso.
Lo iban a encerrar.
Lejos de su casa, su mundo. Su realidad.
Lejos de su poción y lejos de Changmin.
- Se los juro, yo jamás mataría a nadie.
- Creo que eso no nos corresponde juzgarlo nosotros, por favor sea…
- Lo sabemos. – Respondió Kuguar de pronto.
Changmin lo miró rápidamente y arrugó el entrecejo. Abrió la boca para hablar, pero enseguida el ladrón lo tomó de un brazo y comenzó a llevarlo hacia afuera mientras le hablaba al hombre.
- Por favor descuide, nosotros seguiremos con nuestra investigación y por el momento no sospecharemos de usted, a menos que haga algo que nos haga pensar lo contrario.
El hombre solo se limitó a observar.
- Por cierto, Yoochun. – Dijo el ladrón. – Bonito nombre. – Dijo sonriéndole y luego cerrando la puerta tras de él.
El hombre oyó cómo los detectives cerraban la puerta dejando nuevamente su casa en silencio.
Su corazón latía rápido.
“¿Cómo? ¿Por qué?”
“¿Quién les había dicho?”
“¿Qué pasaría ahora?”
Era objeto de sospecha. De eso no había duda.
Aquellos detectives habían venido y lo habían acusado de asesino, o presunto asesino.
Habían estado cerca de llevárselo y detenerlo como sospechoso.
Pero no había sucedido.
Se había salvado, había logrado escapar de un horrible destino. De seguro era lo peor que le hubiera podido suceder en su vida. Su segunda vida.
Pero no había ocurrido.
Aunque él sabía que una situación así no se iba a repetir dos veces.
Solo una cosa era absolutamente clara: Ya no estaba seguro en su hogar.
Y no solo él. Changmin también corría peligro si se quedaba ahí por más tiempo.
Pasó una de sus manos por sus cabellos e inhaló todo el aire que cabía en sus pulmones. Miró el segundo piso y tragó saliva. Tendría que decirle al chico. Tendría que advertirle que no se podrían ver por un tiempo. Que esta situación no se arreglaría a menos que atrapen al verdadero asesino.
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- ¡¿Qué rayos fue eso?!
Kuguar aun lo sostenía del brazo. No iba a soltarlo hasta que hubieran salido por lo menos de la calle en la que se encontraban.
- ¡Lo teníamos, Yoochun! – Volvió a gritar Changmin. - ¡Él era nuestro hombre! ¡Nuestro asesino!
- No, no lo era. – Dijo Yoochun tranquilamente.
- ¿Cómo puedes decir que no lo era? – Changmin se veía irritado. - ¿Tú lo viste, no? Tenía todas las cualidades que buscamos.
- Todas excepto una. – Dijo Yoochun deteniéndose al fin, parándose frente a Changmin.
- ¿Cómo dices?
- Más bien, tenía solo una cualidad con la que podemos estar seguros que él no es el asesino.
- ¿A qué te refieres?
Yoochun suspiró. - ¿Te diste cuenta, cierto?
- ¿De las máscaras? Por supuesto, Yoochun.
- No, no las máscaras. ¿Te diste cuenta de… - Yoochun se calló por un momento y mordió su labio.
- ¿De qué, Yoochun?
- Del parecido entre él y yo. – Dijo frunciendo el entrecejo luciendo preocupado.
Changmin lo miró durante unos segundos. – Por supuesto que lo noté. ¿Crees que no me di cuenta? Sus ojos – Dijo Changmin desviando la mirada de la de Yoochun. – Eran exactamente igual a los tuyos. El rostro, sus gestos, todo era tan igual.
- Él no es el asesino, Changmin.
Changmin movió la cabeza de un lado a otro de manera negativa. – No puedes estar seguro, Yoochun. El hombre es igual a ti, no lo dudo, pero no puedo no arrestarlo por eso cuando las pruebas me dicen a gritos que es él.
- Las pruebas no te lo dicen a gritos, Changmin. Solo sabes que tiene un montón de máscaras en su casa.
- Máscaras de zombie, Yoochun. – Dijo Changmin al borde de perder la paciencia. – Un asesino que solo mata usando una máscara de zombie, ¿cómo puedes decir que no es él, por el amor de Dios?
- Simplemente no lo creo. – Yoochun comenzó a pasearse de un lado a otro.
- No me digas – Se burló Changmin. - ¿Intuición?
- Puede ser.
- Llámalo como quieras, pero yo iré a arrestar a ese hombre como sospechoso de asesinato y…
- No lo hagas. – Yoochun lo sostuvo de un brazo. – Por favor, no lo hagas.
- ¡Yoochun! Ese hombre es un asesino en serie, ¿y no quieres que lo arreste?
- Confía en mí, Changmin. Te lo suplico. Algo no está bien, algo me dice que él es el hombre equivocado.
Changmin suspiró. – Lo siento, es mi trabajo arrestar gente, Yoochun.
Kuguar lo sujetó más fuerte del brazo. – No. Tu trabajo es demostrar que los hombres son criminales, Changmin. No es andar arrestando gente por parecer sospechoso. Por favor, por esta vez confía en mí.
- ¡Se llama prevenir, Yoochun! – Gritó Changmin antes de soltarse del agarre del ladrón.
Changmin bajó su mirada hacia el suelo mientras mantenía su ceño fruncido. No podía negarlo. Confiaba en Yoochun más que cualquier persona en el mundo. Más incluso que en su propio tío. Sin embargo, también conocía sus capacidades de detective y estaba seguro de que aquel hombre era un asesino en serie. Su decisión podría costarle la vida a una persona más.
Tenía que admitir que aquel sujeto era idéntico a Yoochun. Tenía su mismo nombre incluso, pero no podía guiarse por eso para decir que un hombre era inocente. Sin embargo, era extraño que Yoochun se hubiera dejado llevar por esos simples detalles para decir que aquel sujeto no era el asesino. Eso definitivamente no era propio de él.
- Está bien – Cedió después de unos minutos. – No iré a arrestar a este hombre, Yoochun. Sin embargo, tendremos que tenerlo bajo vigilancia. Cualquier cosa fuera de lugar que haga, en serio, no dudaré en arrestarlo, ¿entiendes?
Yoochun sonrió. - ¿Sabías que eras el mejor?
- Está demás decir que si aparece una próxima víctima, tú serás el único culpable.
- Por supuesto, detective.
- Y no sonrías. – Dijo Changmin comenzando a caminar. – Son vidas las que están en juego por tu querida intuición.
Yoochun lo siguió detrás, obviamente, no podía borrar la sonrisa de su rostro.
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Tomó una de las máscaras de la pared y se la colocó. Subió al segundo piso esperando que el chico estuviera bien. Abrió la puerta de la habitación y vio al chico sentado apoyando su espalda contra la pared y sus brazos abrazando sus rodillas.
En cuanto lo vio sintió un alivio recorrer su cuerpo.
- Zombie. – Dijo Changmin para correr a sus brazos. - ¿Quién era? ¿Por qué tardaste tanto? Pensé que te habían llevado a alguna parte, estaba asustado.
El hombre lo abrazó. – Tranquilo, no me llevaron a ninguna parte. – Su voz aún denotando la preocupación que recorría su cuerpo.
Changmin se alejó un poco y lo observó. - ¿Estás bien?
El chico lo conocía, de eso no había duda. Sabía exactamente cuándo estaba bien y cuándo no.
- Oye, tenemos que hablar. – Dijo tomándolo de una mano y sacándolo de la habitación para llevarlo escaleras abajo.
Changmin lo siguió en silencio, pero preocupado. No eran muchas las instancias en que el hombre comenzaba una conversación, mucho menos con ese tono de voz y ese rostro de preocupación. Su corazón no podía estar tranquilo, no podía evitar pensar que algo malo estaba a punto de ocurrir.
En cuanto llegaron abajo, el hombre se sentó en uno de los sillones haciendo que el chico hiciera lo mismo.
- Escucha – Comenzó diciendo. – Hace un momento vinieron unos hombres, dos hombres. No sé si sean buenos o malos, solo sé que… Por el momento, no está bien lo que estamos haciendo.
Changmin permanecía sentado frente a él. Tranquilo. No dijo ninguna palabra mientras el hombre hablaba. No quería interrumpirlo. No quería lucir aturdido con lo que estaba pasando. Sin embargo, su semblante lo delataba. Estaba demasiado preocupado con todo lo que ocurría.
El hombre se acomodó en su asiento. – Changmin, creo que tendremos que establecer una cierta distancia entre nosotros.
- ¿Distancia? – Repitió el chico. – Te refieres a que…
- Me temo que sí, Changmin.
- ¿Tendré que abrazarte menos veces al día? – Dijo Changmin sin dejar de mirarlo. - ¿No podremos abrazarnos como lo hacíamos antes? ¿Eso quieres decir, no?
El hombre de máscara suspiró. – Changmin, creo que tendrás que dejar de venir aquí durante un tiempo.
El chico tardó unos minutos en responder.
¿Dejar de ir ahí? ¿Cómo podía hacerlo? Es decir, esa casa y aquel hombre eran prácticamente su vida.
- Zombie – Dijo apenas en un hilo de voz – No puedo dejar de venir aquí.
El hombre vio lágrimas que comenzaban a asomarse en los ojos del chico. Ese momento definitivamente no era fácil ni grato para ninguno de los dos.
- Sí puedes, Changmin. – Dijo el hombre. – Yo…
- No puedo dejar de venir a verte, Zombie.
- Yo necesito – Enfatizó el hombre- Necesito que dejes de venir a verme.
Changmin lo miró sin poder creer del todo las palabras que acababa de escuchar. Trató de asimilarlas y procesarlas lentamente.
Dejar de venir a ver a Zombie.
Dejar de venir todos los días y estar con la persona que más quería.
No poder abrazarlo, no poder conversar con él, reír con él y lo que era peor aún, no podía venir y estar con él en los momentos en que el hombre se encerrara en el cuarto del segundo piso a gritar de dolor.
¿Cómo podía siquiera pensar en lograr hacer eso?
- Sé que es difícil, Changmin. Pero por favor, tienes que entender que lo hago por nuestro propio bien. Ni siquiera yo…
- ¿Quiénes eran? – Preguntó Changmin interrumpiendo al hombre. - ¿Quiénes eran los hombres que acaban de venir?
El hombre lo miró a los ojos. El chico a pesar de que tenía sus ojos llenos de lágrimas, mantenía su rostro serio y su entrecejo fruncido. No podía mentirle. Simplemente no podía no decirle la verdad. Si quería que Changmin entendiera la situación iba a tener que ser franco con él.
El hombre suspiró. – La policía.
Changmin poco a poco fue cambiando su expresión. De un rostro serio cambió a uno totalmente asustado. - ¿Qué querían? – Dijo con rastros de preocupación en su voz. - ¿Me buscaban a mí? ¿Mis padres los mandaron? Zombie, te juro que yo no le he contado a nadie sobre ti, jamás podría hacerlo.
- Lo sé, Changmin. – Dijo calmándolo. – No te buscaban a ti, nadie sabe que estás aquí. Ellos… - Mordió su labio antes de continuar. – Ellos andan tras un asesino.
Changmin lo miró asustado. – No lo entiendo. ¿Qué hacían aquí?
- Interrogaban a la gente del sector. Golpearon mi puerta para interrogarme, solo era parte de su rutina. Querían saber cómo andaban las cosas por este sector y, bueno ellos…
- Supieron que aquí no hay ningún asesino, ¿cierto? – Dijo Changmin mirando fijamente al hombre. – Les dijiste que aquí no tenían nada que buscar, ¿no? Que en este lugar no ocurre nada malo, que tú solo eres un hombre común y corriente que…
- No soy un hombre común y corriente, Changmin. – Se le escapó al hombre mirando el suelo.
- ¿Qué quieres decir, Zombie? – Preguntó.
El hombre lo miró.
Qué irónico.
La única persona a la que había amado en toda su vida, la única a la cual le tenía un cariño enorme, a la cual no quería mentirle por nada del mundo y, tristemente, no tenía idea de su verdadera situación.
Yoochun solo quería ser un hombre común y corriente. Daría lo que fuera para serlo, de eso no había duda alguna.
Sin embargo, a los ojos de Changmin, era completamente normal.
A sus ojos, él era todo lo común y corriente que un hombre podía ser.
- Tú no eres un asesino. – Dijo el chico haciendo que el hombre lo mirara nuevamente. - ¿Por qué corremos peligro, Zombie?
Changmin se acercó a Yoochun, se sentó en el suelo y apoyó sus brazos en las rodillas del hombre.
El hombre suspiró antes de hablar. - El asesino al que buscan utiliza máscaras de zombie, Changmin. – Dijo mientras jugaba con el cabello del chico.
Changmin abrió los ojos del asombro. – O sea que…
Tardó solo un minuto antes de darse cuenta. Se incorporó rápidamente y miró a su alrededor. Cerca de cien máscaras de zombie le devolvían la mirada colgadas de la pared. Ahora entendía lo que Zombie le había querido decir. Ahora entendía por qué corrían peligro.
- Zombie, tienes que decirles que tú no eres el asesino. Es imposible. – Changmin sentía su corazón acelerarse. – Tiene que haber una forma de demostrarlo, alguna forma de mostrarles que tú nunca sales de este lugar. Tenemos que…
El hombre sonrió. – Tenemos que dejar de vernos por un tiempo, ¿sí? – Dijo tomándolo de la mano y atrayéndolo hacia el sillón. – Ya me advirtieron que era un sospechoso, Changmin, aunque les explique que yo nunca salgo de aquí no tengo cómo demostrarlo. Por el momento lo único que me importa es que ellos no sepan de ti, que no sepan que vienes a este lugar. – El hombre comenzó a acariciar el rostro del menor. – Probablemente me tendrán bajo vigilancia durante algún tiempo, hasta que encuentren al verdadero asesino, así que lo mejor es que ellos no te vean entrar a este lugar.
Changmin miraba al hombre directamente a los ojos. Aquellos ojos negros que captaban toda su atención a pesar de tener una máscara puesta. Sabía que todo lo que decía era cierto. Lo peor de todo, es que lo entendía y estaba de acuerdo con él. No había manera de demostrar que el hombre vivía solo y que nunca salía de aquella casa. Mucho menos podían hablar de que el hombre tenía una especie de enfermedad que le impedía completamente convertirse en un asesino, porque ni siquiera él sabía si era una enfermedad o no.
Tendrían que mantener una distancia entre ellos hasta que todo pasara.
Pero Changmin seguía sintiendo un dolor dentro de sí. ¿Por qué tenía que sucederle eso a ellos? ¿Por qué no podían tener ni siquiera la posibilidad de demostrar su inocencia? ¿Por qué tenía que alejarse de aquel hombre que significaba toda su vida?
- ¿Qué dices? – Preguntó el hombre sin dejar de mirar a Changmin.
Changmin no pudo aguantar por más tiempo las lágrimas. – Es tan injusto. ¿Por qué tenían que venir justo a esta casa, Zombie? ¿Por qué a nosotros?
El hombre sonrió nuevamente para luego abrazar al chico y secar sus lágrimas.
Yoochun miró a Changmin directamente a los ojos.
No podía evitar estar triste.
Sabía que el chico lo veía tranquilo y seguro, pero por dentro el hombre no hacía más que quebrarse lentamente.
Que le quitaran a Changmin de su vida era como si le arrancaran el corazón lentamente. Como si lo privaran de la capacidad de vivir. Sus sentimientos y emociones muertas, pero su organismo funcionando a la perfección.
Eso era Changmin para él, era toda su vida, todas sus emociones y todos sus sentimientos.
La parte “vital” en un ser humano.
Y ahora sin avisos se la arrancaban por un tiempo. Y lo peor de todo, es que él había propuesto la idea.
Sus manos acariciaban delicadamente el rostro de Changmin. Secaba sus lágrimas mientras ninguno de los dos dejaba de mirarse.
Con una mano, el hombre comenzó a subir su máscara lentamente. No dejaba de mirar al chico frente suyo.
Pasó su lengua sobre sus labios mientras no despegaba sus ojos de la mirada del chico. Quería que viera confianza en sus ojos. Tranquilidad. Aunque fuera solo por un momento.
Se acercó lentamente y besó los labios de Changmin de forma suave.
Lo besaba tranquilamente, aun sabiendo que probablemente no lo vería en un tiempo.
Un largo tiempo.
Varios días sin ver a ese chico que lo alegraba cada vez que se veían, que le robaba una sonrisa cada vez que se besaban, que aun sin saber sobre su problema siempre lo esperaba fuera de la habitación del segundo piso para preguntarle cómo se sentía. Aquel chico que simplemente le daba las fuerzas para vivir día a día.
- Zombie. – Dijo Changmin hablando muy bajito. – No seas el asesino, por favor. – Sus lágrimas cayendo por sus mejillas, su mirada triste.
El hombre sintió un peso extra en su corazón en el momento en que el muchacho pronunció esas palabras.
“No seas el asesino, por favor” Resonaron en su cabeza como un eco.
Sonrió antes de volver a besar a Changmin.
Definitivamente haría lo que fuera para volver a estar con Changmin. Demostraría su inocencia, aunque tuviera que contar su secreto a todo el mundo.
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- Entonces – Dijo Yoochun - ¿Vas a seguir enojado conmigo el resto del día?
Eran aproximadamente las seis de la tarde y ya habían terminado de interrogar a todas las personas de la zona y, para mala suerte de Yoochun, ninguna había calzado con el perfil del asesino que buscaban.
Ninguna, a excepción de aquel joven hombre que Changmin había querido arrestar, claro.
Changmin se lo había advertido.
“Ese era nuestro hombre, Yoochun” Le había dicho cada vez que habían terminado de interrogar a una persona nueva en el barrio. “Era nuestro hombre y tú lo dejaste ir”.
- Tú sabes perfectamente por qué estoy molesto, Yoochun. – Respondió Changmin estacionando el auto fuera del lugar donde se hospedaban.
- Te pregunté si ibas a seguir enojado conmigo, no la razón, querido. – Dijo Yoochun sonriendo y bajándose del auto.
Changmin lo miró abrir la puerta de la casa mientras él seguía sentado en el auto.
Detestaba cuando Yoochun sonreía.
No importaba si estaba enojado con él o no, cada vez que el ladrón sonreía, Changmin sentía que su corazón se derretía lentamente en su pecho.
Se bajó del auto y entró a la casa después de Yoochun.
El ladrón estaba en la cocina sirviéndose un vaso de agua mientras Changmin colgaba su abrigo en el pasillo.
- Jaejoong dijo que lo llamaras en cuanto te desocuparas en el día. – Dijo Yoochun caminando al pasillo donde estaba Changmin.
- ¿Cuándo hablaste con Jaejoong? – Preguntó Changmin.
- Me mandó un mensaje mientras interrogabas a la última persona. Dijo que era importante y que lo hicieras en cuanto te desocuparas. – Dijo Yoochun tomando otro sorbo de agua.
- ¿Por qué simplemente no me llamó a mí?
- Lo hizo. – Dijo Yoochun volviendo a la cocina. – Pero como no alcancé a responder le pedí que te mandara un mensaje.
Changmin revisó los bolsillos de su abrigo y suspiró.
- ¿En qué momento sacaste mi celular? – Le preguntó entrando en la cocina.
- En el momento en que te descuidaste de él, detective. – Sonrió Yoochun mientras le mostraba el celular en su mano.
- No me descuidé de él en ningún momento, Yoochun. – Dijo cruzándose de brazos y apoyándose del marco de la puerta.
- Por supuesto que no lo hiciste. – Sonrió nuevamente Yoochun. – Nadie se descuida de las cosas jamás, pero yo siempre se las robo. Es el truco después de todo.
Yoochun se acercó a Changmin y estiró la mano para devolverle el celular.
Changmin mordió su labio enfadado y miró hacia el suelo. – Sí. – Dijo sin mirar a Yoochun.
- ¿Sí qué?
- La respuesta a tu pregunta, acabo de tenerla clara. – Dijo recibiéndole el celular de sus manos. – Sí seguiré enojado contigo el resto del día.
Yoochun sonrió. – Oh vamos. – Dijo acercándose al cuerpo del menor. – No seas infantil, Changmin.
Changmin lo miraba aún cruzado de brazos y apoyado en el marco de la puerta.
Esa sonrisa de nuevo.
La sonrisa de Yoochun lo volvía débil. Podía combatir con un Yoochun molesto, con un Yoochun borracho o incluso un Yoochun triste y agotado. Sin embargo, la sonrisa de aquel ladrón tenía un poder superior sobre él.
Cada vez que Yoochun sonreía Changmin sentía que podía terminar haciendo cualquier cosa que el ladrón le pidiera.
Y eso era absolutamente peligroso.
- Llamaré a Jaejoong. – Dijo el detective recibiendo el celular y desviando la mirada de la cara sonriente de Yoochun.
Yoochun lo tomó de un brazo antes de que pudiera dar un paso hacia el pasillo. – No te enfades conmigo, Changmin.
El joven detective cerró los ojos y respiró profundo antes de darse media vuelta. No dejaría que Yoochun ganara esta vez. Tenía que hacerse respetar de vez en cuando. Después de todo él era la persona a cargo del caso. Tenía que mantener una cierta autoridad sobre el ladrón.
– Yoochun, entiende que…
- Por favor. – Lo interrumpió Yoochun antes de que pudiera terminar.
Changmin sintió su corazón detenerse por un segundo. El ladrón estaba demasiado cerca de su cara. Sus labios casi tocándose. Aquellos ojos negros directamente sobre los suyos.
- No lo hagas. – Dijo Yoochun sobre los labios de Changmin antes de besarlo.
Tan suavemente.
Tan delicadamente.
Como si fuera su primer beso.
Como si necesitaran capturar ese momento para el resto de sus vidas.
Changmin sentía la sonrisa del ladrón sobre sus labios.
Yoochun aún no soltaba su brazo. Como si temiera que Changmin se arrancara antes de terminar aquel beso.
Claro, como si eso fuera posible para el detective.
- Te odio. – Dijo Changmin una vez que se separaron.
- Yo también te odio. – Dijo Yoochun sonriendo y juntando sus frentes.
- Juegas sucio, Yoochun.
- ¿Cuál juego? – Sonrió.
- Llamaré a Jaejoong. – Dijo Changmin dándose vuelta para marcar el número del Oficial Jaejoong y llamarlo. – Después de todo dijo que era importante.
Yoochun no podía borrar la sonrisa de su rostro.
Changmin podía ser tan genial la mayoría de las veces, resolviendo acertijos, dirigiendo casos y atrapando asesinos, pero nadie más que él conocía su lado infantil. Era tan predecible.
Ni siquiera tenía que enojarse o gritarle para conseguir lo que quería.
Changmin era tan vulnerable a sus besos como él lo era a Changmin completo.
Y no es que se aprovechara de su relación, por supuesto que no. Después de todo amaba a Changmin más que a cualquier otro, pero el detective era tan fácil de manejar con pequeñas caricias.
Y Yoochun aún no entendía cómo Changmin no utilizaba lo mismo contra él.
Era verdad, Yoochun siempre que algo salía mal, se aprovechaba de la situación y convencía a Changmin de lo que fuera con tan solo un beso y una caricia. Sin embargo, lo que el detective aún no entendía, era que Yoochun era mucho más vulnerable a cualquier cosa que Changmin quisiera hacer. Si Changmin tan solo quisiera aprovecharse de él bastaría una mirada, un suspiro o un único movimiento para tener haciendo a Yoochun lo que él quisiera.
No sabía qué era lo que hacía el joven detective para tenerlo así. Solo sabía que estaba completamente loco por Changmin.
- ¿Jaejoong? Habla Changmin. – Había dicho haciendo que Yoochun lo mirara nuevamente. – Sí, lo sé… Pero… Sabes perfectamente que no fue culpa mía, así que…
De pronto Changmin se quedó helado. - ¿Estás seguro? – Le preguntó.
“Mierda” Pensó Changmin luego que Jaejoong le afirmara lo que le acababa de decir. Esto era malo, realmente malo.
Se suponía que esto no debía suceder.
- Lo entiendo, Jae. – Dijo pasando una mano por su cabello. – Hablaré con él ahora mismo. Nos vemos.
Changmin terminó la llamada quedando con un sabor amargo en su boca. – Escucha, Yoochun, tenemos que hablar. Jaejoong dice…
Se dio vuelta para encontrarse con el pasillo completamente vacío.
“¿En qué momento se había ido de su lado?”
- ¿Yoochun? – Preguntó haciendo que sus palabras resonaran por la casa vacía.
Caminó por el pasillo hacia la sala de estar esperando encontrar a Yoochun sentado, pero no había absolutamente nadie.
Revisó uno de los baños que quedaba a un costado del pasillo, pero tampoco estaba ahí.
De pronto se percató de algo.
Su abrigo.
No estaba colgado donde él lo había dejado.
En su lugar, había un pequeño trozo de papel sobre la mesita que se encontraba al lado de la puerta.
“Él no es el asesino y lo voy a demostrar.
No me esperes esta noche, cariño.
Por cierto, tomé prestadas las llaves de tu coche
Cortesía de tu ladrón favorito.”
Changmin suspiró y pasó la mano por su cuello.
Tan propio de Yoochun. Desaparecía en el momento más inoportuno.
Guardó el trozo de papel en el bolsillo de su pantalón y comenzó a caminar hacia su habitación.
Jaejoong lo iba a matar, eso era completamente seguro.
Me gusta bastante¡! Hay varias cosas que no entiendo, ojalá lo termines, aunque veo que ha pasado bastante tiempo, gracias!!
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