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Insano - Cap. 22

La última humillación

Completamente aturdido, Yoochun comenzó a despertar, sintiéndose mareado. No tardó en darse cuenta de su suerte, mirando con horror a su alrededor, dentro de la boca sintió algo que le invadía, una pequeña pelota unida a dos correas que se amarraban tras su cabeza, las piernas volvían a estar atadas, pero no estiradas sobre la cama, sino flexionadas hacia arriba y atrás, llegándole casi a la altura de los hombros, como aquella vez en que él le había amarrado así, solo que Junsu a diferencia de él, compró los artefactos para hacerlo, Yoochun en aquella ocasión improvisó con las sábanas

Miró sus nuevas ataduras y dejó caer la cabeza sobre la almohada, probó a hablar pero no pudo debido a la pelota, intentó moverse pero en esta ocasión era más difícil, miró sobre la cama todos los juguetes y sintió escalofríos, había otros que no eran suyos

—Loco, está loco —pensó aturdido, con deseos de salir corriendo, gritar, hacer algo, pero se sentía perdido, asustado, debía admitirlo

Junsu regresó pasados unos minutos, sonriendo satisfecho de verlo despierto

—¿Te gusta? Recordé aquella vez y bueno, quise mejorar tu obra de arte —habló con alegría, emocionado— Te ves tan sexy mi amor, y lo mejor es que no puedes hablar —rio divertido, hilarante, ante la mirada de odio de Yoochun— ¿Y sabes que es lo mejor? Tenemos invitado —señaló a su lado en la cama, el mayor giró la cabeza hacia ahí, junto a él un bulto cubierto por una sábana al que no prestó atención antes, parecía del tamaño de una persona, abrió los ojos amplio, perturbado

Negó un poco mientras emitía algunos sonidos, Junsu se rio fuerte

—Tranquilo, ya lo verás —indicó, luego aplaudió, se acercó a la cama y se sentó junto a los juguetes, agarró uno que parecía un cepillo de dientes circular, con el astil largo, sonrió— Lo probé en mí, es fabuloso —se levantó de ahí y se acercó a Yoochun, colocándose en medio de sus piernas, hincado

Prendió el aparato y lo dirigió a su pezón derecho, al primer contacto Yoochun se sobresaltó y frunció el entrecejo, Junsu volvió a reír y continuó acariciándolo, pasándolo al otro pezón, haciéndolo jadear

—Te gusta ¿verdad? —sin respuesta de parte del otro, deslizó el juguete por el pecho y abdomen, hasta llegar al miembro, lo pasó lentamente hasta la punta y ahí se quedó jugándolo, lo bajó a los testículos y finalmente le acarició la entrada— Que sucia eres, te estás excitando —habló con burla, mirando como su miembro reaccionaba

De nuevo subió el aparato para acariciarle los pezones, lo apagó solo un momento, agarró uno de los consoladores y le puso lubricante, Yoochun respiró agitado, sintiendo el aparato invadirle, se había desacostumbrado y al principio le causó dolor

—Eres hermoso —dijo en el tono que alguna vez el otro le dijo cuándo también lo amarró, con la mano izquierda metía y sacaba el consolador, con la derecha le acariciaba el pezón izquierdo

Yoochun gemía y un pequeño rastro de su saliva salía por el borde de la pelota, tenía los ojos entrecerrados debido al éxtasis, si no podía evitar aquello, al menos trataría de que fuera lo menos tortuoso

—Pero mira que eres zorra, gimes como la puta que eres —humilló sin recelo, emocionado de poderse vengar finalmente. El mayor desvió la mirada, Junsu rio de nuevo, aquello era divertido

Dejó el cepillito sobre el pecho del otro y sin sacar el aparato agarró un nuevo juguete, un vibrador que no dudó en prender, tampoco lubricar, lo dirigió al pene de Yoochun y lo acarició, haciéndolo estremecer, moviendo ambos aparatos, uno dentro y otro fuera, Yoochun cerró los ojos, excitado, el dolor había desaparecido, pero apretó con fuerza los puños, no dejaba de ser humillante

—Aún hay más —sonrió perversamente, buscó entre los juguetes y encontró el que usó el mayor en él, una especie de aguja gruesa, Yoochun negó, si usaba todo al mismo tiempo moriría, estaba seguro

Al menor no le importó nada, dejó los demás aparatos y se dedicó a meterle el último por la punta del miembro, hasta estimular la uretra apropiadamente, dejando caer un chorro de lubricante, Yoochun se estremeció por completo

—Ya mero acabamos mi amor —indicó emocionado, agarró cinta que había entre los juguetes, introdujo el vibrador otra vez y colocó cinta sobre la parte de atrás, amarrándoselo a los glúteos para que no se saliera y él no tuviera que sostenerlo todo el tiempo, Yoochun comenzó a retorcerse— Tranquilo

Aguantándose las ganas de reír agarró otro vibrador, lo prendió junto con el que había sacado la segunda vez y sostuvo ambos con la mano izquierda, dirigiéndolos al pene de Yoochun, el otro rozó los testículos, retomó el que parecía cepillo y restregó en los pezones. Miró satisfecho su obra, los gemidos ahogados y desesperados de Yoochun le provocaron enorme placer, así lo quería ver, dominado, siendo su perra

—Estás excitándome —suspiró, comenzando a tocarse por encima de la ropa luego de soltar el juguete con que estimulaba los pezones. Soltó los otros y finalmente no se aguantó, se levantó de la cama y se desnudó, su miembro estaba erecto completamente

De pie junto a la cama comenzó a masturbar a Yoochun con su mano izquierda, mientras con la derecha se masturbaba él, pero no acabó, el mayor tampoco podía terminar debido al juguete dentro de él

—Te follaré —avisó con voz entrecortada debido al placer que sentía, tan solo de verlo así, tan frágil, a su merced. Quitó los vibradores que dejó sobre su bajo vientre, quitó la cinta de los glúteos y sacó el vibrador, para alivio de Yoochun, pero solo duró pocos segundos

Sustituyó el aparato con su miembro y lo penetró con fuerza, disfrutando cada estocada de la húmeda y demandante cavidad, dándole palmadas fuertes en los glúteos, luego sosteniéndose de las piernas para empujarse más fuerte

—Oh Yoochun —gimió alucinado, todo aquello se sentía jodidamente bien. Soltó una pierna aunque esta se mantuvo completamente en su lugar, le agarró el pene y comenzó a masturbarlo, sin dejar de empujarse

Yoochun se sentía desfallecer, aquel placer tan malsano era indescriptible, le estaba tomando el gusto, a pesar de la tortura, el pene de Junsu llegaba a esas zonas que lo enloquecían, el lugar donde juró no dejar llegar a nadie

—Córrete —ordenó, sacando bruscamente el juguete dentro de la uretra, continuó masturbando hasta que finalmente el pene de Yoochun colapsó, brotando largos y espesos chorros de semen que lo bañaron— Eres el mejor —gimió, sintiendo que el mayor lo aprisionaba, tanto que él también eyaculó, dentro de él, gimió placenteramente, sin duda su mejor orgasmo, luego salió

Aunque Yoochun creyó que todo acabó ahí, Junsu agarró otra vez el vibrador, el mayor negó varias veces, emitiendo sonidos, pero aun así continuó, introduciendo de nuevo aquel juguete, penetrándolo mientras él permanecía hincado en medio

—¿Te desmayarías de placer? ¿Cuánto aguantarías con un dildo dentro? —cuestionó con burla, soltándose a reír después— Recuerdo que tú me metiste dos al mismo tiempo, eso no lo he hecho

Emocionado agarró otro de los juguetes, dejando el primero dentro aunque poco a poco se salió solo, le colocó lubricante y llevó ambos a la entrada, sonrió perversamente, primero introdujo uno, dilatando la entrada y finalmente comenzó a meter el otro, hasta que ambos estuvieron dentro, encendidos, Yoochun tensó las manos y jaló los grilletes, cerrando fuerte los ojos, se retorció, Junsu comenzó a reír

—Pareces un gusano —observó divertido. Yoochun lo miró a los ojos, suplicándole con la mirada que se detuviera, Junsu nunca antes lo vio tan dócil y eso lo emocionó aún más, así que introdujo con mayor violencia los aparatos

—Ya no, por favor… —suplicó balbuceando, mientras su cerebro repetía las palabras, pero Junsu no entendía nada y tampoco quería entender

Dejó dentro los aparatos por más de cinco minutos, sin moverlos, Yoochun estaba sudando y sus ojos continuaban suplicando que se detuviera, hasta que finalmente el menor lo hizo, pero solo para colocar más lubricante, volviéndolo a meter, esta vez uno solo, mientras buscaba otro, el más grueso de la colección, pero este era de hule y no vibraba, lo sustituyó por el que tenía dentro tras lubricarlo

—Te daré tu sorpresa luego de este —afirmó con emoción, metió el grueso dildo ante las quejas de Yoochun y colocó las cintas como hizo antes, para evitar que saliera, se levantó de la cama y fue hacia el otro lado, donde estaba el bulto— Mira quien vino —expresó con emoción, agarró la punta de la sábana y descubrió ante los ojos horrorizados de Yoochun, el cadáver de Jaejoong

Al ver aquel cuerpo carente de vida, Yoochun comenzó a gimotear, retorciéndose como si quisiera deshacerse de los amarres, inútilmente, negaba con la cabeza y emitía sonidos de angustia. El olor desagradable proveniente del cuerpo lo comenzó a marear, pero no era aquello lo que más le impresionó, sino verlo a él, a Jaejoong, su Jaejoong, reducido a un cadáver gris, sin vida, sin recuerdos, sin alma

Algunas lágrimas se resbalaron por la comisura de sus ojos y un agudo dolor en la boca del estómago, sintió deseos de vomitar, pero ni siquiera eso podía hacer. Volteó a otro lado y cerró fuertemente los ojos

—No, no, no puede estar pasando… no, no está muerto —repitió una y mil veces en su cabeza, pero entre más lo decía, menos lo creía

—¿Qué te pasa? ¿No querías verlo? Lo traje para ti, nuestro hermoso Jaejoong —dijo con voz amorosa, agarrándole la mano

Yoochun no respondía, ensimismado, llorando de horror, de angustia, sin saber que seguía ¿lo mataría Junsu también? ¿Jaejoong sufrió lo mismo que él? ¿Le habría torturado como lo hizo con él?

Junsu se subió otra vez a la cama, enfrente del mayor, estiró la mano hacia la inerte zurda de Jaejoong y la colocó sobre el estómago de Yoochun, él abrió enseguida los ojos y emitió un grito de pavor al ver esa mano tocándole, fría como paleta, aunque el grito murió en su garganta

—¿Por qué reaccionas así? Jaejoong vino hacernos compañía ¿verdad?

—Así es bonito, quiero estar con ustedes para siempre —respondió, aunque solo Junsu podía oírle, sonrió emocionado, luego miró a Yoochun

—No tardo —sin más salió de la habitación, dejándolos solos. Yoochun sintió mareos, ya ni siquiera prestaba atención al dildo dentro de él, solo podía pensar en que Jaejoong estaba ahí, sin vida, junto a él, que Junsu lo asesinó y que él tenía la culpa, todo eso era el resultado del monstruo que crearon

Junsu estaba completamente loco, era un desquiciado debido a ellos, a las cosas que le hicieron, a las veces que lo humillaron, que lo hicieron sentir un juguete sexual, ahora las consecuencias estaban ahí, él también perdería la razón si tendría que vivir así el resto de su vida, a merced de un lunático y junto a un cadáver que no tardaría en descomponerse, lo que sea que Junsu usó para que no oliera tan mal y para que se conservara como si estuviera en la morgue le era desconocido, pero no le importaba, su mente giraba alrededor de aquella horrible imagen, Jaejoong estaba muerto, no volvería jamás a besar sus labios, a abrazarlo, hacerlo suyo, ahora es que se daba cuenta lo importante que era para él, demasiado tarde.



Finalmente Hyun Joong fue dado de alta debido a que fue paciente y convenció a todos de que ya se encontraba bien, pero apenas firmó los papeles salió corriendo del Hospital, tomó un taxi a su casa, buscó la llave que le dijo a Jaejoong que agarrara y al verla ahí sintió que la sangre le bajó a los pies, corrió a la casa, aun con esperanzas de que el otro se encontrara ahí

—¡Jaejoong! —llamó desesperado, buscó en cada rincón y no hubo rastro de él, entonces supo que jamás estuvo ahí, temió lo peor

Cambió rápidamente su ropa, sucia y manchada por el enfrentamiento con Yoochun, salió de casa y fue a donde su vecino, timbrando como loco durante varios minutos, tocando la puerta con el puño, pero no hubo respuesta

—¿Se lo habrá llevado? —cuestionó angustiado, sacó el celular y marcó a Jaejoong, pero el resultado fue el mismo de los últimos días, el teléfono estaba apagado o fuera de línea, es lo que decía la operadora— ¡Demonios!

Sabiendo que en el estado que se encontraba no era conveniente manejar, llamó un taxi, a este le pidió que lo llevara al edificio donde vivía su novio, aunque no sabía el número de departamento tocó el primero, abrió una señora que lo miró con desconfianza

—¿Qué se le ofrece? —preguntó con seriedad

—Busco a mi amigo pero no sé en qué departamento vive —explicó, y aunque quiso seguir hablando la señora lo miró de mala gana

—Seguro eres un ladrón, no te daré ninguna información —contestó molesta y antes que dijera más cerró la puerta en sus narices

Hyun Joong no tuvo tiempo de molestarse, fue enseguida al siguiente piso sin intentar en el departamento enfrente del otro, llamó a la puerta y nadie abrió, así que fue al del otro lado, en esta ocasión un joven aproximadamente de su edad atendió

—¿Sí?

—Busco a mi amigo pero no sé en qué departamento vive

—¿Cómo es él? —inquirió de buen modo

—Más o menos de mi estatura y edad, cabello negro, piel muy blanca, muy atractivo —describió lo más rápido que pudo— Vive con otro chico, se llama Kim Jaejoong

—Ah, creo saber de quién hablas, es el departamento nueve

—Muchas gracias —dijo antes de irse corriendo lo más que sus fuerzas le permitieron, comenzó a tocar con fuerza la puerta— ¡Jaejoong! —gritó mientras tocaba

Dentro de la habitación, Yoochun escuchó la voz de su vecino y se sorprendió, entonces estaba vivo, en esos momentos se sintió agradecido, aunque no podía gritar, comenzó a emitir sonidos de angustia, como si quisiera pedir auxilio. Junsu estaba en la cocina cuando llegó el otro y se alteró un poco, acercándose sigilosamente a la puerta

—¿Estás ahí Jaejoong? Ábreme —suplicó preocupado, pero Junsu no respondió— Por favor, ábranme —habló con desesperación, tocando y tocando la puerta, hasta que el vecino salió

—¿Qué es ese escándalo? Ya me tienen harto —expresó bastante molesto, encarando a Hyun Joong, él lo miró angustiado

—Necesito entrar —explicó casi entre lágrimas

—¿Qué pasa ahí dentro? —preguntó el señor, menos enojado, sintiendo curiosidad— Seguido se escuchan cosas extrañas, gritos y pleitos, los vecinos estamos cansados —expuso irritado

—Temo por la vida de alguien dentro —dijo luego de tragar saliva, el vecino se dio cuenta que realmente estaba angustiado

—¿Por qué no llamas a la policía? Hace días que no vemos a nadie salir de ahí —contestó el hombre, Hyun Joong asintió— Pero deja de gritar como loco —pidió y luego volvió a entrar a su morada

—Jaejoong… —musitó afligido— Vendré por ti, espérame —volviendo sobre sus pasos se fue de ahí, regresaría con la policía y rescataría a Jaejoong del cautiverio del que seguramente era víctima.

Junsu dejó de oír voces y pasos, todo era silencio de nuevo, suspiró aliviado

—No es seguro aquí ¿Cómo podré llevármelos a los dos a casa de Yoochun?  —inquirió preocupado— No me los quitarán, ellos dos son míos, solo míos —habló determinante, luego regresó a la habitación, el mayor lo miró con los ojos ampliamente abiertos, negando

Junsu sonrió y se acercó a él, sentándose en la cama, con el dedo índice empujó el dildo hacia dentro, Yoochun jadeó, retorciéndose un poco

—Te ves tan adorable —dijo con emoción— ¿Sabes? Alguien vino, quiere separarnos y yo no quiero, tampoco Jaejoong lo quiere ¿verdad? —miró hacia el cuerpo inerte y rio divertido— Siempre dices esas cosas tan bobas mi bebé

—Ya no —suplicó para sus adentros, casi a punto de desmayarse, tener ahí a Jaejoong muerto junto a él era perturbador, sentir su mano fría era peor, y el que Junsu actuara como un enfermo mental era el cuadro perfecto para una película de terror

—Te sacaré esto —dijo por fin, después de haberle dejado aquel dildo dentro por casi media hora, quitó las cintas y espero que poco a poco saliera por sí mismo, Yoochun suspiró aliviado, pero el consuelo le duró poco, Junsu agarró otro y lo metió a su boca, sin lubricarlo mucho lo introdujo en el mayor, a diferencia del que acababa de sacar, este si se movía, así que lo prendió, el juguete hacia movimientos como si fuese un gusano

Yoochun tensó las esposas con fuerza, cerrando los ojos, gimiendo cansado, estaba agotado, pero Junsu se divertía, moviendo el juguete al frente, sacándolo a la mitad y volviendo a introducirlo. Comenzó a dejar chorros de saliva en la entrada

—Mira nomás como te lo comes, eres fabuloso —relamió sus labios y con la mano disponible le acarició los testículos— ¿Quieres que te la chupe? —preguntó con sonrisa inocente, Yoochun asintió— Mira que eres puta, pero te complaceré —dijo divertido

Sin sacar el aparato, se agachó y comenzó por lamerle los genitales, introduciéndolos a su boca y chupándolos fuerte, enloqueciendo a Yoochun. El mayor detestaba todo eso, pero si al menos dejaba de resistirse dolería menos, trató de ignorar el cuerpo de Jaejoong, pero era imposible, se esforzó en concentrarse mirando al frente, en sentir la boca de Junsu tomarlo, introduciéndoselo y succionando, cerró los ojos y gimió, perdiéndose, no pensando en lo terrible que era todo eso

Deseó encontrar en el nuevo Junsu rastros del anterior, pero él se dedicó a matarlo, a enterrarlo y trayendo a la vida este zombie carente de bondad, todo lo que Junsu fue alguna vez había desaparecido, incluso el amor que sintió hacia él, ahora lo odiaba, lo encadenó y le violaba, lo humillaba, y lo peor de todo es que asesinó a quien había amado tanto

Junsu lo hizo terminar en su boca y comió todo, irguiéndose después, sacó el vibrador y comenzó a tocarse, acomodándose en medio, Yoochun miró como le penetraba una vez más, solo se estremeció un poco y sintió las estocadas de Junsu, ya no se resistía en gemir, en aceptar que le provocaba placer, aunque no había usado lubricante en un buen rato y ardían las penetraciones, pero incluso para exclamar dolor se le estaban acabando las fuerzas

—Yoochun, me encantas —gimió alucinado, observándolo tan dócil, tan sumiso, tan carente de voluntad y sonrió satisfecho. Aceleró los movimientos y se corrió dentro, hasta que hubo sacado la última gota se salió

Se chupó los tres dedos medios de la mano derecha y los introdujo enseguida, usando el del medio para buscar la próstata, estimulándola, Yoochun volvió a sentir una sacudida, el placer se sentía diferente y volvió a estremecerse, Junsu encontró el punto exacto, sus gemidos agudos y constantes fueron excitantes para el menor

—Ya casi —dijo emocionado, siendo más brusco, metiendo toda la mano y usando el dedo largo para hacerlo tener un orgasmo. Yoochun tensó todo el cuerpo hacia el frente y exclamó un intenso gemido, sus ojos se pusieron en blanco y sintió que desfallecería por algunos segundos, el momento de éxtasis culminó y se relajó por completo, Junsu estaba fascinado, su mano siendo succionada hacia dentro— Maravilloso —exclamó feliz— Yoochun eres fantástico —sin delicadeza sacó rápido la mano y lo hizo jadear de dolor

Junsu miró su mano, además del semen que depositó dentro, ésta tenía manchas de sangre, sorprendiéndolo, luego sonrió y mostró su mano a Yoochun, este se alteró, volviendo a sentirse humillado, no había cosa que deseara más que ser libre, pero sus esperanzas se estaban agotando, moriría en manos de Junsu, en medio de violaciones, una tras otra, estaba cansado, incluso deseando morir

—Después de todo aguantas poco —dijo con decepción— Pensaba meterte uno más, pero te dejaré descansar —mostró una sonrisa amable, se agachó y le lamió la entrada un par de veces, acarició con el pulgar, relajándolo— Todo está bien

Junsu se dirigió hacia el otro lado de la cama, contrario a donde estaba el cuerpo inerte del mayor de los tres, con la derecha comenzó a acariciar el pecho de Yoochun

—Has sido una buena mascota, te has portado bien, bueno, no siempre —suspiró decepcionado— ¿Me quieres? —esta vez le acarició el rostro, Yoochun solo le observó, sin moverse ni un poco— Ahora que has sido mío ya no puedes volver atrás, ya no puedes ser ese arrogante malnacido que fuiste, eres mi zorra, mi puta personal, estás marcado por mí para siempre mi amor —le sonrió amorosamente, Yoochun parpadeó y un par de lágrimas cayeron

Junsu lo acarició de nuevo con la mano derecha, estimulándole el pezón izquierdo, estiró la mano zurda y sujetó la de Jaejoong, acariciando el pezón derecho con la punta de los dedos inertes. Yoochun sintió asco y horror, pero solo cerró fuerte los ojos

—Creo que te quitaré esto —se detuvo, alejando la mano muerta, Yoochun sintió alivio de que ya no le tocara, entonces Junsu le quitó la pelota de la boca, tras ella un chorro de saliva salió y el mayor finalmente pudo agarrar aire, desesperado— Te ves tan inocente, quien diría que eres un bastardo —le acarició el rostro, apartando mechones de la frente

—Por favor… ya basta —suplicó cansado— Si querías darme un escarmiento, es suficiente —pidió casi angustiado, miró a su lado y vio de nuevo el rostro sin vida, sintió deseos de vomitar— Mira lo que le hiciste —jadeó casi a punto de llorar, pero se aguantó las ganas

—¿Qué le hice? —preguntó confundido, mirando a Jaejoong sonreírle

—Junsu ¿Qué no ves?

—¿Ver qué? —cuestionó confundido, entre más miraba a Jaejoong, más le sonreía, con esa belleza que tanto deslumbraba

—Necesitas ayuda —sollozó, sintiendo un enorme dolor en la boca del estómago

Junsu frunció el entrecejo, recordó esa misma frase dicha por Jaejoong, la noche que pretendía huir con Hyun Joong. Sintió una punzada en la cabeza y cerró los ojos, confundido, al abrirlos miró a Jaejoong, ya no sonreía, estaba serio y lo miraba acusadoramente, el menor negó

—No estás bien Junsu —tragó saliva— Lo mataste, mataste a Jaejoong —sintió un nudo en la garganta, el menor miró de nuevo el cadáver y por primera vez desde que le quitó la vida, vio la realidad

—¡Noooo! Yo no —gritó asustado, levantándose de la cama, se apeó en la pared contraria a la puerta y miró atento, su compañero de piso, su amigo, su amante, estaba muerto, sin vida, sobre una cama, juzgándolo desde el infierno, el que ahora estaba viviendo dentro de esa habitación, se dio cuenta de todo lo que había hecho, Yoochun amarrado, delgado por la falta de comida, pálido por la falta de sol, maltratado por él, vejado, humillado, a merced de su locura

—Junsu desátame, buscaremos ayuda

—No, cállate —comenzó a llorar, agarrándose los cabellos con fuerza— Yo no fui, no lo maté yo, no —dijo varias veces, comenzando a deslizarse por la pared hasta sentarse, se jalaba con fuerza el cabello, arrancándose varias hebras, se convulsionaba como poseído, la realidad estaba aplastándolo y tal vez su mente terminaría por quebrarse del todo



Hyun Joong levantó el acta con la policía, al principio no querían creerle y tuvo que ir a casa de la mamá de Jaejoong, ningún familiar tenía noticias de él desde hace días, también usó el alta del Hospital y denunció los hechos de que su vida fue atentada por Yoochun y que quizás él estaría detrás de la desaparición de Jaejoong

Les tardó varias horas poder conseguir autorización de un juez para allanar la vivienda, a pesar de todo, el trámite burocrático fue el que les tomó más tiempo. Hyun Joong fue junto con la policía, aunque le pidieron esperar en la parte de abajo mientras ellos desplegaban el operativo



Miró atento a Junsu durante casi veinte minutos, tirado en el suelo sollozando, hasta que finalmente se levantó, su mirada perdida, viendo hacia el vacío, se acercó a la cama y junto a Yoochun le sonrió, se agachó hacia él y lo besó en los labios, el otro correspondió, sin poder lastimarlo como planeó, quería morderlo, pero ya no tenía caso, si hacía algo Junsu lo castigaría peor, así que lo besó también

El menor se subió en la cama, frente a Yoochun y le acarició las piernas, mirándolo a los ojos fijamente, casi sin expresión

—Ustedes dos me convirtieron en alguien que temí ser, creí que podía volverme loco —sonrió aturdido— Pero nunca me sentí tan cuerdo, ustedes no van a destruirme, ustedes no pueden lastimarme —miró hacia Jaejoong— Ya no puedes hacernos daño, él ya no llorará más por ti

—Perdóname —suplicó con voz ronca, sin ganas, se sentía tan débil, tan cansado de todo, pero no podía eludir su responsabilidad, su parte de culpa por la muerte de Jaejoong— Perdóname —repitió, Junsu recordó aquella noche, a Jaejoong suplicándole perdón, así que el menor comenzó a llorar

—Yo los escuché —sollozó fuerte— Armaron un plan para convertirme en su juguete ¿se divirtieron? ¿fue divertido sodomizarme? ¿obligarme a aceptar mis preferencias? ¿No había un método más fácil? ¡¿No había un método menos inhumano?! —cuestionó enojado, Yoochun cerró sus ojos agotado, al abrirlos Junsu sonreía con el rostro bañado en lágrimas

—Solo quería… —pausó brevemente— Deseaba que fueras mío, pero no quería que Jaejoong se apartara de mi lado —confesó abrumado— Los amaba a los dos, los quería para mí, a los dos

—Eres un hipócrita y un mentiroso —respondió limpiándose las lágrimas— Tú solo te amas a ti mismo —espetó furioso, Yoochun negó

—¿Recuerdas ese día? Cuando nos despedimos. Cuando te abracé, me di cuenta que no te quería soltar jamás… reencontrarte fue un alivio, pero ya estaba corrompido, no había forma de volver atrás, a cuando éramos adolescentes, yo no estaba dispuesto a que nadie me pisoteara nunca más —intentó no llorar, pero los recuerdos eran muchos, los recuerdos eran terribles

—Cállate mentiroso

—Pensar en ti en el pasado me ayudó a seguir

—No es cierto —negó aturdido

—Cuando te volví a ver, no supe cómo reaccionar, pero tú no parecías estar interesado en mí, supe que no fui el único en cambiar —continuó explicando, pero Junsu no quería creerle— Entonces me lo presentaste y su belleza me abrumó, su mirada triste que clamaba encontrar un alma tan perdida como la suya me atrapó

—¡Deja de mentir! —comenzó a llorar de nuevo

—Él me miraba como quería que me miraras tú, pero mi orgullo me cegó, me refugié en mi arrogancia y decidí que serías tú quien enloquecería por mí. Pero fui yo quien terminó enloquecido por los dos, queriendo más, cada vez más —continuó con su explicación, sacando por fin sus más profundos sentimientos, pero Junsu no quería creer, si creía en eso entonces la culpa por haber asesinado a Jaejoong sería demasiada, la suficiente para hacerlo quitarse la vida

—¿Por qué sigues mintiendo?

—Te amo

—¡No es cierto! Tú no sabes amar

—Los amo, siempre los amé

—¡Cállate! —enojado le dio una fuerte bofetada— ¡Deja de hablar estupideces! Te haré pagar por todo

Molesto escupió sobre su mano y se acomodó enfrente, se tocó hasta ponerse erecto y lo penetró una vez más, con más violencia que nunca, escuchando claro cada queja, cada gemido, en esa habitación que se inundó con los lamentos de los dos. Mientras lo embestía lo golpeó, descargando todo su coraje sobre él, pero Yoochun no le pidió que se detuviera, se dejó a su merced, si su castigo era aquel dejaría que lo fuera

Se inclinó al frente sin salirse y se besaron con rudeza, Yoochun miró esos ojos llenos de furia y locura, lo miró alejarse y ante sus ojos miró todo el dolor, la angustia del otro, la imagen de todos sus pecados juntos reflejados en aquella mirada fuera del mundo. Junsu le sostuvo el pene y lo masturbó, el mayor comenzó a perder las fuerzas, cada vez más débil, su oído a punto de perder el sentido

—Junsu —suspiró, corriéndose en su mano, le temblaron las rodillas y entrecerró los ojos cansado, aturdido, casi a punto de desmayarse, sintió el líquido invadirle, las veces que el menor terminó en él ya no importaban, habían sido muchas. Los sonidos se comenzaron a hacer distantes y él cayó en una especie de duermevela, todo parecía lejano, vio la imagen frente a él borrosa, le oyó suspirar y lo sintió salirse de él, el menor sonreía como nunca lo vio sonreír.

Exclamó un último suspiro cuando se salió de Yoochun, lo observó cómo iba cayendo en un suave sueño, sin dormirse, como si se alejara de esa realidad que ya resultaba completamente insoportable, entonces el menor se acostó, en medio de los dos. Junsu no podía creer que aún después de todo ese tiempo de humillaciones por parte de sus dos mejores amigos él no se hubiera vuelto completamente loco, desquiciado; en cambio se sentía renovado, en una nueva piel

El olor que había quedado en la habitación le llenó los sentidos y abrió los ojos tras reponerse, se incorporó en la cama y a su lado yacía uno de ellos, el mayor de los tres, Jaejoong, Junsu sonrió con tranquilidad, observándolo tras unos momentos, luego miró al otro lado, ahí estaba él, a quien alguna vez amó, Junsu lo miró indiferente y apartó la sonrisa de su rostro, se tiró de nuevo en la cama con fuerza, golpeándose la espalda pero sin importarle, miró la luz del foco en el techo y sonrió

—Está saldada —dijo convencido, la deuda con aquellos dos horribles seres estaba por fin saldada, cerró los ojos y un hilo de lágrimas salió de cada uno de ellos, comenzó a reír y reír, sin poder parar

Sí, era extraño que aún después de todo ese tiempo de humillaciones no se hubiera vuelto completamente loco.



Se quedó estático, sin prestar atención a su alrededor, la puerta fue golpeada varias veces con fuerza, pero la ignoró, tan solo escuchó un estruendo más fuerte, el pedazo de madera cayó al suelo, Yoochun intentó despertar, pero seguía aturdido, cansado, hambriento y deshidratado

Unos policías entraron en la habitación de Jaejoong y otros en la de Junsu, eran dos y se detuvieron abruptamente al ver la escena, el cadáver del mayor junto al menor fue una imagen perturbadora, del otro lado Yoochun amarrado, un cuerpo demacrado que presentaba abusos sexuales y físicos, la cama estaba manchada con sangre, misma que continuaba manando de su ano debido a la hemorragia, en medio de ellos estaba el más pequeño, riendo sin parar, llorando si detenerse, mirando al techo mientras deliraba

—Por todos los cielos —exclamó turbado uno de los policías y solicitó una ambulancia de emergencia. Otro de los policías buscó como ayudar a Yoochun pero no se lo permitieron hasta que llegara el perito a tomar fotos de la escena, no podían mover nada aún, solo pudieron levantar a Junsu, él no se opuso

Uno de los policías sujetó a Junsu, lo volteó y le colocó las esposas, amarrándole las manos tras la espalda, otro de ellos agarró la primera prenda interior que vio y se la entregó para que se vistiera con ella. Los peritos llegaron antes que la ambulancia

—¿Qué está pasando? —preguntó Junsu despertándose de su alucinación, dándose cuenta que estaba esposado y comenzó a oponerse, pero el policía lo agarró más fuerte

—Eres el principal sospechoso de ese asesinato y el agravio a esa otra persona —indicó, luego le dijo algunos de sus derechos, pero Junsu miraba aturdido a Jaejoong, negando varias veces

—No, no fui yo, fue el otro —dijo desesperado

—¿Cuál otro?

—Está en el baño, acompáñenme —respondió como ido, los policías se voltearon a ver, mientras llegaban los paramédicos, hicieron caso y los tres se dirigieron hacia el baño, entrando— Es él —dijo al llegar al espejo, moviendo su cabeza para apuntar su reflejo — ¿Lo ven? No soy yo —aclaró convencido, asintiendo— No soy yo —volvió a decir, contento, en el espejo se vio a sí mismo como aquella noche, con la cara cubierta de sangre, antes que se desmayara y su realidad se torciera

—Está loco —expresó con desprecio uno de los policías

—¡No estoy loco! —gritó enojado, intentando agredir al policía que lo dijo, pero el otro lo agarró por la espalda y lo contuvo, entre los dos tuvieron que sacarlo del departamento, iban tras la camilla que transportaba a Yoochun

Hyun Joong vio a los paramédicos bajar con la camilla, ante la mirada curiosa de casi todos los vecinos del edificio, la gente murmuraba con asombro y desagrado, nunca se había suscitado algo así. Joong se acercó a la camilla pero incluso antes de llegar se dio cuenta que no era su novio, sino Yoochun, tuvieron que agarrarlo entre dos personas para que no le saltara encima a golpes, continuaba desangrándose y lo llevaron de emergencia al Hospital

—¿Dónde está Jaejoong? ¿Dónde está maldito desgraciado? —gritó a Yoochun antes que cerraran las puertas de la ambulancia, cuando esta se fue finalmente lo soltaron

Bajaron luego ambos policías que sujetaban a un furioso Junsu, que se resistía al arresto, continuaba diciendo que no fue él, que era inocente, que debían atrapar al hombre del espejo, el que fue novio de Jaejoong lo miró, supuso que se trataba del otro amante del que habló en una ocasión, sus miradas se cruzaron por unos instantes, Hyun Joong no sabía que se encontraba frente al asesino del único hombre que había amado en toda su vida

Vio cuando subieron a Junsu en el coche patrulla y le amarraban las esposas en las rejillas para que no pudiera escapar, luego el auto se fue, Junsu miró por atrás en el asiento trasero y su mirada con Hyun Joong volvió a cruzarse, este sintió un escalofrío, la mirada del menor era profunda como jamás antes miró

—¿Y Jaejoong? —reaccionó finalmente, avanzó corriendo a las escaleras pero a dos metros de llegar bajaba una segunda camilla, pero no era de ambulancia, sino de servicios forenses, un estremecimiento lo paralizó, sintiendo que toda la sangre le bajaba a los pies

Cuando bajaron todas las escaleras y avanzaron a la furgoneta, el cuerpo bajo las sábanas se movió y el brazo izquierdo salió por el costado, Hyun Joong lo vio y distinguió en su muñeca el reloj que tantas veces vio a Jaejoong portándolo. El día que iba a huir del departamento Jaejoong lo dejó porque no pensaba llevárselo, pero luego de su muerte Junsu se lo colocó, por eso el cadáver lo tenía puesto

—No —musitó, sintiéndose mareado— No es cierto —continuó, avanzando lentamente hacia la camilla, quienes la portaban se detuvieron y bajaron los soportes

Hyun Joong tragó saliva y negó lento, moviendo la cabeza sin hablar, llegó finalmente hasta donde estaba la camilla y destapó la sábana, distinguiendo el cuerpo debajo, sintió que todo a su alrededor dio vueltas y casi se desmaya, pero se aferró con fuerza al cadáver y comenzó a llorar amargamente

—Jaejoong no… —lloró angustiado, temblando— No es justo —sollozó con dolor— Íbamos a irnos, quería hacerte feliz —comenzó a sentir que se ahogaba y a su mente llegó el recuerdo de la resplandeciente sonrisa, de los ojos llenos de esperanza, de su voluntad por cambiar, por amarse a sí mismo, por dejarse amar de verdad

Ahora ya nada de eso existía, la promesa de un futuro mejor, los sueños, las ilusiones, todo acabó y a él solo le quedaba resignarse, vivir cada día sabiendo que no pudo cumplir sus anhelos, que el hombre que tanto amó ya no viviría más. Lloró amargamente hasta que se lo permitieron, pero él no quería soltar ese cuerpo, quería abrazarlo siempre, decirle que lo amaba, que todo estaría bien

—Lo siento —dijo fríamente uno de los peritos, alejándolo del cadáver para que se lo pudieran llevar, finalmente Hyun Joong se desmayó, no pudiendo aguantar el dolor de haber perdido a Jaejoong

Para los vecinos no era más que una historia turbia que contar, pero para cuatro personas fue un acontecimiento que les cambió las vidas, en el caso de Jaejoong que terminó con ella; para los oficiales y profesionales nada más allá que gajes del oficio, al día siguiente podrían continuar como si nada, bebiendo una taza más de café.



Dos hombres miraban tras el cristal de doble vista, Junsu se paseaba de un lugar a otro, continuaba esposado y se le había declarado como peligroso, uno de los hombres se cruzó de brazos y bufó enojado

—No hay duda, está loco y el fiscal lo usará en la corte —dijo molesto— Uno más que escapa del reclusorio para irse al hospital mental

—¿Es posible que mienta?

—No lo creo, debiste ver sus ojos en el interrogatorio, estaba convencido que no fue él, luego comenzó a decir que Kim Jaejoong no estaba muerto, que él era Kim Jaejoong, de todos modos falta el informe del Psiquiatra

—Ya veo —suspiró cansado— Bueno, hoy invito las cervezas yo —dijo con toda naturalidad y el otro por fin se relajó

—De acuerdo, aquí no hay más que podamos hacer

—¿Y el otro sujeto? —preguntó antes que se alejaran del espejo

—Le han inducido el coma, tenía un desgarre anal que por poco no la libra, además de los hematomas y qué decir del daño psicológico que sin duda sufrirá después —informó casi con indiferencia

—TEPT, ya si no —sonrió con ironía— Bien, vayamos por esas cervezas pronto, que si llego muy tarde mi esposa va a matarme —dijo como si nada y ambos rieron saliendo de ahí

—¡Sáquenme de aquí! —gritó enojado— Ya les dije que yo no hice nada malo —dijo inquieto, mirando hacia el espejo, vio su reflejo, pero no era él, era Jaejoong, sonrió— Esa gente está loca, dicen que estoy muerto —rio divertido— Yoochun mi amor, ven por mí, busquemos a Junsu —habló convencido, imitando los gestos e intentando hacer el tono de voz de Jaejoong, luego comenzó a llorar sin parar de reír— Estoy vivo, más vivo que nunca ¿me oyeron? ¡Más vivo que nunca! —gritó divertido, mirando el reflejo atentamente, seguía siendo Jaejoong, tan hermoso como siempre.



Algunos meses después.
Seúl seguía siendo la cálida ciudad de siempre, el sol resplandecía en el cielo. Sus ojos miraron hacia arriba mientras esperaba el verde del semáforo, era agradable, sonrió feliz, en su mano derecha portaba una bolsa con sus compras, acababa de adquirir ropa para su futuro bebé, desde que el médico le dijo que sería niño se dedicó a comprarle cosas y cada día se emocionaba con la idea de tenerle en sus brazos

Aunque no tuviera papá, aunque el hombre que ayudó a procrearlo se encontraba encerrado en una institución de salud mental. Fue horrible cuando se enteró en las noticias, tuvo un terrible sangrado y amenaza de aborto debido al estrés, pero desde entonces se decidió a ya no volver a sufrir por Junsu, se dedicaría al bebé que hicieron juntos y al que amaba profundamente, porque ella se entregó a él puramente, por amor, así que para ella ese bebé fue hecho con amor, no le importaba que su padre no quiso saber de él, que hasta le sugirió abortar, poco a poco se olvidaba de esos terribles recuerdos

Llegó al otro lado de la calle y afuera de un banco vio a alguien familiar, se trataba de Juno, el hermano de Junsu, quiso evitarlo, pero él se dio cuenta antes y la llamó, no tuvo más remedio que saludarlo, él se mostró impresionado al verla embarazada

—Vaya, felicidades —dijo con una gran sonrisa

—Gracias —contestó avergonzada, nunca se puso en contacto con nadie de la familia del papá de su bebé

—¿Quién es el feliz papá? —preguntó con interés, ya que nunca tuvo valor para llamarla luego de aquella charla con su hermano. Hani se quedó paralizada y apretó los labios, habría querido mentir, pero era mala mintiendo y sus gestos la delataron

—No me digas que…

—Debo irme —interrumpió, pasándole de lado, pero él la sostuvo sutilmente del brazo y le pidió que no se fuera, la invitó a comer y ella finalmente aceptó

—Así que mi hermano y tú procrearon ese bebé —repitió cuando Hani confirmó sus sospechas, la chica asintió apenada, sin mirarlo a los ojos— Junsu ya no es Junsu, solo le vi una vez tras el incidente, ha perdido la razón por completo —dijo con dolor, se sentía culpable por no haberlo podido ayudar, por no haberse dado cuenta antes

—Lo sé —suspiró tranquilamente, la comida finalmente llegó y comenzó a comer— Pero no te preocupes, no quiero nada de tu familia, no les pediré dinero

—Jamás pensaría eso de ti —dijo amablemente, sonriendo— ¿Sabes? Siempre me gustaste —confesó tímidamente, probando un bocado, ella levantó su mirada y lo observó a los ojos, sonrojándose— Te presenté a Junsu porque lo vi muy solo, creí que ustedes hacían una bonita pareja, lamento que te hiciera sufrir —habló sinceramente, haciendo reverencia con su cabeza, ella sonrió

—No hiciste nada malo y además fui feliz con Junsu —tocó su vientre— No me arrepiento, tendré a mi bebé y saldré adelante. Viví momentos felices a su lado y cuando hicimos el amor aquella única vez él fue bueno conmigo, mantendré los buenos recuerdos y seguiré sin mirar atrás, sin lamentaciones —dijo decidida, con su mirada firme y cristalina, a Juno le gustó mucho más

—¿Estás con alguien? —preguntó curioso, ella negó, sin dejar de sonreír

—No tengo tiempo para amoríos —confesó divertida— Apenas puedo con las náuseas, la vejiga llena y los pies hinchados —rio con alegría, Juno la miró atentamente

—¿Por qué no me das una oportunidad? —propuso seriamente, convencido

—¿Qué? —cuestionó asombrada, sonrojándose por completo

—Te lo dije, siempre me gustaste y ahora no quiero perder la oportunidad, quiero ser el papá de tu bebé

—¿De qué rayos hablas? —inquirió avergonzada, riendo nerviosa— No te sientas comprometido

—No es eso, hablo con el corazón en la mano —se llevó una mano al pecho— Él y yo somos mellizos, nadie dudará que es mi hijo y yo lo querré como tal —dijo emocionado, convencido cada vez más

—Juno, eso es muy dulce de tu parte pero sé que puedo sola y

—Sé que puedes —interrumpió sutilmente— Eres una mujer fuerte y firme, no dudo de tu capacidad de criarlo sola pero ¿No es mejor para un bebé crecer con su padre? Cuando crezca y te cuestione será difícil explicarle, ¿no es mejor ver una sonrisa en su rostro cuando tenga a quien decir papá? —preguntó intentando no ofenderla con sus palabras y fue todo lo contrario, Hani se conmovió tanto que comenzaron a enrojecerse sus ojos— Perdón, no quiero ofenderte —ella negó

—Eres tan distinto a él, pero veo tu rostro y —calló unos momentos, sollozando

—Tú has dicho que te quedas con los buenos recuerdos, cuando me veas, solo recuerda que fuiste feliz. Criaré a mi sobrino como si fuese mi propio hijo, tienes mi palabra de que lo amaré intensamente —finalizó su discurso, poniéndose de pie

—Juno

—Hani —se acercó de ese lado de la mesa y se hincó, agarrándole la mano, llamando la atención de algunos clientes— ¿Te quieres casar conmigo? —preguntó nervioso, no tenía un anillo, ninguna alianza, pero su sentimiento era sincero

—Sí, sí quiero —contestó finalmente, avergonzada y comenzó a llorar, pero no de tristeza, sino de emoción, tal vez no amaba a Juno, pero todo lo que dijo era verdad, además así el bebé estaría cerca de su familia, de sus abuelos, aunque el temor de que Junsu algún día saliera del Psiquiátrico la atemorizó, no quería pensar de momento en eso

—Gracias —contestó Juno levantándose, ella también se puso de pie y se abrazaron con cuidado, el cuerpo de ella temblaba y él estaba contento, quizás era lo más loco y extraño que había hecho en su vida, pero no solo estaría con la mujer que tanto le gustaba y a quien seguramente llegaría a amar, sino que podría criar al hijo de su hermano, después de todo su amor por Junsu seguía siendo grande. Los clientes que vieron la escena les aplaudieron.

Juno también se reconcilió hace tiempo con sus padres, luego que se enteraran de lo que pasó, ambos señores se arrepintieron de haberle dado la espalda a su hijo, de que se hubiera convertido en lo que era ahora, se sentían responsables

Ese mismo día fueron a casa de los padres de Juno, aunque al principio la conmoción los dejó mudos, el saber que Hani esperaba un hijo de Junsu y que su otro hijo se haría responsable de él casándose con ella los maravilló, el saber que serían abuelos fue una gran alegría dentro del dolor de haber visto a su hijo caer en la locura. Hani se sintió agradecida por haberse encontrado con Juno, aunque tenía miedo del futuro, decidió que era momento de superar el pasado y ver por un mañana mejor para ella y su bebé



El día en que lo sacaron del coma inducido llegó, los doctores confirmaron que estaba fuera de peligro, la reconstrucción de la zona más afectada fue un éxito y ya no sufría dolor alguno. En cuanto abrió los ojos y miró alrededor se sintió ajeno, distante, pero pronto acudieron a su mente los últimos sucesos, miró aturdido alrededor y se quiso mover rápido, pero se mareó

—Tranquilo —dijo uno de los doctores con voz serena, se acercó y le revisó las pupilas, parecía estar bien— Creo que pueden hablar con él —dijo mirando a dos hombres de traje, Yoochun los miró, sintiéndose confundido

—Hola, soy el fiscal asignado a tu caso —se presentó tranquilamente, sacando una tarjeta se la entregó, pero Yoochun le ignoró, mirando al techo, no le importaba nada— El señor Kim Hyun Joong presentó originalmente una denuncia en tu contra por daños en su persona, sin embargo retiró todos los cargos, una vez que dijo ya no importaba el suceso, debido al asesinato de Kim Jaejoong a manos de Kim Junsu —explicó fríamente, pero para Yoochun escuchar esos nombres luego de todo ese tiempo le causó un gran impacto

—Déjenme solo —musitó dolorido, con la garganta quemándole, ahogando un grito desesperado, ya no le importaba nada, estaba roto

—Entiendo que se sienta aún aturdido, pero es mi deber hacerle ver su situación legal, he de informarle que queda libre de cualquier cargo, toda la culpa ha sido imputada a Kim Junsu —informó sencillamente, sin entrar en más detalles

—Toda la culpa —murmuró irónicamente y cerró los ojos— ¿Dónde está él? ¿En la cárcel? —preguntó sin mucho interés, en esos momentos su desprecio hacia Junsu era demasiado, el asesino de Jaejoong, ese maldito lunático

—No, fue ingresado a la institución mental del distrito, ningún familiar a cargo presentó un requerimiento de traslado a uno privado —contestó sin tomarle importancia, Yoochun sonrió más amplio

—Ahí es donde debes estar —pensó tranquilo, quedándose completamente quieto

—Necesito que firme unos papeles —indicó el fiscal

—Hoy mismo le damos también el alta —secundó el doctor

Yoochun suspiró sutilmente y los ignoró por completo, cerrando los ojos, miles de imágenes se arremolinaron en su mente, la cabeza le dio vueltas y volvió a sentirse mal, pero lo guardó para él mismo, lo único que deseaba era desaparecer



Del Hospital le pidieron un taxi y llegó finalmente a su casa, se detuvo a la entrada y miró la puerta, el pasto alrededor estaba un poco crecido y seco, signo de que su jardinero no fue en todo ese tiempo. Se quedó ahí pensando, recordando, cerró los ojos y se agarró la sien, apretando fuerte, esa casa estaba llena de recuerdos que no quería tener, odiaba ese lugar, ahí fue donde todo comenzó, cuando Junsu empezó a quebrarse, a cambiar, a ser otro, el ser monstruoso que asesinó a Jaejoong

—Suficiente —vociferó temblando. El doctor antes que se marchara le habló de las posibles secuelas de su mente, le dieron medicamento para controlar el estrés postraumático, aunque él pensaba que se trataba de una tontería, pero ahora estaba ahí, temblando de angustia

Respiró hondo y se atrevió a entrar, la casa estaba helada, al cerrar la puerta el sonido sordo del silencio lo estremeció, miró a su lado izquierdo, en la cocina, la imagen de los tres teniendo sexo estuvo frente a él y frunció el entrecejo, agitó la cabeza y miró al frente hacia la derecha, ahí en el sillón los miró de nuevo, teniendo sexo, entregándose a lo que creyó era el paraíso, que no fue más que el infierno sin que ellos se dieran cuenta

—Por favor basta —tapó sus oídos, callando el sonido de los gemidos de ellos tres hasta que finalmente desapareció— Necesito un baño —habló agitado, la ropa que traía puesta se la dieron en el hospital y olía a químicos, era insoportable

Subió a su habitación para coger algo de ropa, miró la cama y su mente trajo a él los recuerdos, Jaejoong y Junsu, haciéndolo frente a él, deleitándolo con un espectáculo exclusivo para su disfrute, sintió un ardor en la garganta y sus pupilas temblaron, estaba quebrándose de nuevo y no lo podía controlar

—Maldita sea —rechinó los dientes y abrió la bolsa que traía del Hospital, donde pusieron las medicinas, su celular y la cartera que encontraron en el departamento. Extrajo la caja y agarró la pastilla, corriendo al baño, la metió en su boca y bebió agua del lavabo hasta tragar el medicamento

Miró la tina atrás de él, a través del espejo, los recordó a los tres, dentro, disfrutando de un baño y del sexo, negó varias veces, cerró los ojos fuertemente y trató de no pensar, de borrar aquellas imágenes. Cuando se calmó quitó la ropa y entró en la bañera, llenó a la mitad e intentó relajarse, cerró los ojos unos instantes

—Mi amor —escuchó la voz de Jaejoong susurrarle al oído, apenas reaccionó sintió que unos brazos le rodeaban el cuello por atrás, miró de reojo y lo vio, pero no era quien fue, sino aquel cadáver que vio junto a él mientras Junsu lo violaba

Gritó con fuerza ante la risa macabra de Jaejoong, que lo abrazaba cada vez más fuerte hasta tronarle los huesos, se retorció y pataleó, intentando librarse del agarre, sin éxito, una enorme desesperación lo invadió y comenzó a llorar. Entonces abrió abruptamente los ojos, removiéndose en la tina y se dio cuenta que fue un sueño, al cerrar los ojos se quedó dormido; pero aun sabiendo que no fue real se estremeció y comenzó a sacudirse los hombros, como queriéndoselo quitar de encima

—Demonios —gruñó, agarrando agua con ambas manos se enjuagó la cara, el único sonido que escuchó fue el del líquido. Se sintió solo, más solo que nunca, un nudo se le hizo en la garganta pero se aguantó, terminando de bañarse

Pensaba salir pero en realidad se durmió más de lo que creyó, afuera estaba oscureciendo y cuando salió del hospital aún era media tarde. Se vistió y encendió la televisión unos momentos, pero no había nada interesante y la apagó, su estómago clamó por comida y decidió bajar, el medicamento había hecho efecto y se sintió menos ansioso, pudo al menos comer en paz, aunque tuvo que ingerir solo enlatados, su refrigerador olía horrible, la comida estaba echada a perder

—Creo que venderé esta casa —decidió, parado en medio de la sala, cada rincón de ese lugar era un mal recuerdo, ya sea con quienes fueron sus amantes o con la loca de su madre, pero no quería estar ahí, necesitaba huir de los demonios de su consciencia que no se cansaban de acosarlo

Caminó hacia las escaleras y pasó por el mueble del teléfono, la contestadora parpadeaba, signo de que había un mensaje sin escuchar, Yoochun frunció el entrecejo, pensando en quien pudo ser, por instantes creyó que su hermano, entonces luego recordó que un día, antes que la tragedia sucediera, el teléfono sonó cuando él acababa de cerrar la puerta principal con llave pero no quiso regresar, es la única vez que recordaba haber oído ese aparato

—¿Qué diablos? —pensó molesto, no tenía ganas de nada, pero decidió escuchar el maldito mensaje, si era algún cobrador estaba seguro que rompería el aparato contra el suelo, sin embargo cuando accionó el botón el aire se le acabó de repente, era la voz de Jaejoong, el chico le dejó un mensaje, aquel día en que Hyun Joong finalmente lo contactó y le pidió refugiarse en su casa

—No sé por dónde comenzar —inició el mensaje— He tomado una última decisión, siento que debo dejarte— se escuchó un resoplido— A pesar de todo no es nada fácil, porque te amo ¿sabes? Aunque yo solo sea para ti uno más…

Yoochun se acercó lentamente al aparato sin dejar de escuchar atento

—Conocí a alguien especial, él se ha convertido en poco tiempo en una luz, me ha guiado por un camino que creí imposible, negado a mí que no valgo nada —su voz se quebró— Por él me doy cuenta que es posible cambiar… Ahora tengo esperanza en que puedo ser alguien mejor…

Yoochun miró atento el teléfono, sus manos temblaban

—Por primera vez en mi vida creo que merezco ser feliz y quiero intentarlo —se escuchó un resoplido, Jaejoong estaba llorando, pero no de tristeza, su voz sonaba alegre, pero alegría sincera, no aquella falsa felicidad que solía mostrar— Estoy agradecido de haberte conocido, porque me di cuenta que no era el único que sufría en silencio, pero esto que tenemos no es amor, ni siquiera pasión, es tan tóxico, podrido, no vale la pena el dolor de tu desprecio, porque a tu lado solo he sido desdichado…

Los ojos de Yoochun comenzaron a enrojecerse, no dejaba de sacudirse, sintiendo un agudo dolor en la boca del estómago ¿Por qué fue tan egoísta todo ese tiempo? Jaejoong seguiría con vida si no se hubiera aferrado a su orgullo

—Ya no quiero aburrirte, solo deseaba despedirme, decirte que comenzaré una nueva vida al lado de un hombre que ve lo mejor de mí, que me ama a pesar de mi pasado, que me acepta, me cuida y me comprende, todo lo que nunca tuve de ti… mi amado Yoochun, sé feliz, cuida de Junsu que te necesita, le hemos hecho un daño irreversible, pero creo que aún puedes controlarlo, está asustado y se siente perdido, somos responsables de él, no lo abandones por favor

El mensaje estaba por finalizar, pero Yoochun quería seguir escuchando su melodiosa voz, aunque las palabras lo hundían en la desgracia, todo lo que pudo ser, el hombre en quien pudo convertirse jamás fue, él junto con Junsu le quitaron la oportunidad

—Adiós mi amor —finalizó el mensaje, dejando alrededor una terrible sensación de soledad, el teléfono comenzó a mojarse con las lágrimas de Yoochun, que apretaba con fuerza la mesita, se agitaban sus hombros con violencia, llorando como no hizo durante años

—Perdóname —sollozó aterrado— No medí las consecuencias… pero no quiero vivir sin ti —exclamó temblando de angustia, dejándose caer de rodillas, abrazándose a la mesita, apretando los puños, aceptando que por más lamentos que expresara, Jaejoong no iba a volver, estaba muerto y él ayudó a matarlo, tenía que vivir con ello el resto de su vida.

Finalmente se tiró al suelo, agarrando el teléfono lo abrazó, con la mirada perdida, había llorado demasiado, la cabeza le dolía pero no le importaba, era su corazón el que estaba lastimado, el que dejó de latir. Por inercia accionó de nuevo el aparato, escuchando por segunda vez el mensaje, sin moverse, solo deleitándose con aquella hermosa voz

Escuchó una y otra vez aquel mensaje, hasta que se quedó dormido, agotado por las emociones que ya no podían controlarse, abrió la caja de pandora y no sabía cuándo podría cerrarla de nuevo, viviría encerrado en sus recuerdos, atormentado por los fantasmas del pasado, ese sería su castigo por tantos pecados cometidos.



Días después, Yoochun encontró las fuerzas para levantarse, no había comido ni se había bañado de nuevo, el mensaje de la contestadora lo grabó en su celular y luego extrajo el audio también a su computadora, si se dañaba y no volvía a oír aquella voz se volvería loco. Reproducía aquellas palabras una y otra vez para no sentirse solo, pero a su alrededor solo había silencio, se atormentaba, el autocastigo le causaba satisfacción, oiría hasta la muerte a Jaejoong, el tiempo que le tocara seguir respirando, en aquel mundo donde ya nada tenía sentido

Comió poco y sin asearse salió de casa, el sol lo mareó pero se puso lentes de sol, caminó por las calles sin rumbo, llegó inconscientemente a la que fue casa de Hyun Joong y sintió escalofríos, miró la fachada fijamente, hasta que alguien se asomó por la ventana, era una mujer y su pequeño hijo, lo miraron con desconfianza y decidió irse antes que intentaran llamar a la policía, Yoochun entendió que el chico ya no vivía ahí

—¿Dónde estará enterrado? —se preguntó mientras continuó caminando, existía un cementerio no muy lejos de la casa de los padres de Jaejoong, pensó que tal vez ahí estaba y siguió caminando

Los pies le punzaban, caminó por horas, sentía ampollas, seguramente reventadas porque ardían, pero siguió caminando hasta llegar al panteón, aún había luz de día y no se encontraba cerrado, avanzó despacio por las tumbas, mirando los nombres, gente que no le importaba en lo más mínimo

Agotado cayó al suelo, no podía más, sentía que en cualquier momento desfallecería, pero continuó, así tuviera que arrastrarse, lo hizo por varios metros, ensuciándose por completo, no le importó dañar esa ropa de marca, las cosas que antes importaban tanto ahora resultaban irrelevantes. Finalmente la encontró, la tumba de Kim Jaejoong, las fechas coincidían, era él, sintió un fuerte temblor que lo agitó, se levantó como pudo y volvió a tumbarse sobre la loza, abrazándose con fuerza a la cruz, comenzando a llorar

—Debería estar dentro, contigo —sollozó. Si el Yoochun de hace algunos meses, tan altivo y egocéntrico, lo hubiese visto así, sin duda se habría burlado de él, lo habría humillado

“¿A dónde fue todo ese orgullo?” escuchó una voz distante, dentro de su cabeza, pero él no volteó, continuó aferrado a la cruz

—Te amo Jaejoong —gimoteó, besando sobre las letras, sin importarle el polvo. Escuchó risas y las ignoró, eran suyas, del hombre que fue, el que se burlaba dentro de su cabeza

—¿De qué sirve ahora? Eres tan patético… Debiste decirle cuanto lo amabas cuando él podía oírte —dijo con desprecio, Yoochun negó en silencio, luego limpió sus lágrimas, ignorando su voz

—No te preocupes, me quedaré a tu lado bebé, no te abandonaré de nuevo, lo prometo —sonrió emocionado, metió su mano a la bolsa del pantalón y extrajo su navaja multiusos

Sonrió con entusiasmo, ya no quería vivir, era el momento de despedirse del mundo y acompañar a Jaejoong en su viaje, la vida ya no tenía sentido. El primer corte lo hizo en su muñeca izquierda, agarró sangre son el índice derecho y bajo el nombre de Jaejoong escribió Park Yoochun, volvió a sonreír, hace tiempo que no sentía aquella felicidad, usando más sangre escribió su fecha de nacimiento y la misma fecha de defunción de Jaejoong, sintió satisfacción

Comenzó a sentirse débil pero logró hacer otro corte en su muñeca derecha, mucho menos profundo que el de la otra, se recostó sobre la tumba, manchándola con su sangre, miró hacia la cruz, donde estaban los nombres de ambos, miró atento hasta que los párpados le pesaron. Escuchó voces lejanas, pero ya nada le importó, estaba desangrándose y pronto moriría, el final perfecto, lo esperaba, lo anhelaba, reencontrarse con Jaejoong, era todo lo que importaba.



Desde la terrible tragedia que conmocionó a toda la ciudad, el departamento donde vivieron Jaejoong y Junsu no se pudo volver a rentar, comenzaron a crecer los rumores de que el alma en pena del fallecido ahí dentro rondaba las habitaciones, nada más que chismes de señoras y adolescentes sin oficio, pero las historias en torno a ello convencían a más de alguno, el dueño del departamento ya ni se molestaba en cerrar con llave, nadie quería vivir ahí

Algunas veces cuando la nostalgia lo invadía, Eunhyuk iba a ese departamento y miraba la puerta, se quedaba un par de horas ahí, pensando en Junsu, a quien no pudo salvar, el hombre que amó y vio cambiar hasta ser otro completamente distinto. No podía negar que se sentía culpable, por no haberse dado cuenta a tiempo, por no haber insistido en acercarse a él, lo abandonó y eso jamás se lo iba a perdonar

—Junsu —musitó con tristeza— Si pudiera volver el tiempo atrás, intentaría tenderte la mano que te negué, cegado por la decepción. Perdón —susurró agobiado, él incluso intentó en varias ocasiones visitarlo en el Psiquiátrico, pero cada vez su visita fue negada, Junsu no quería verlo

A pesar que iba seguido, nunca intentó entrar, esta vez dio un paso al frente y giró la perilla, la puerta estaba abierta, lo pensó unos instantes y luego agarró aire, entrando por fin, dentro olía mal, a humedad, había salitre por los rincones, telarañas y uno que otro animal rastrero paseándose, no había casi muebles, solo quedaba la mesa del comedor y una sola silla, el viejo refrigerador y el sillón de la sala, las habitaciones estaban vacías

Eunhyuk miró atento el sillón y sonrió, aunque fue una breve ilusión, el que su amigo lo hubiese besado fue uno de sus momentos más felices, por segundos creyó que tal vez le correspondía, hasta que simplemente lo humilló, destrozándole el corazón. No podía negar que se quedó con las ganas de acostarse con él, algunas noches soñaba que hacían el amor, Junsu le declaraba su amor y eran felices, hasta que despertaba bañado en lágrimas y el insomnio lo devolvía a su triste realidad

Aunque los sueños cada vez eran menos frecuentes, seguía enamorado de él, pero no del Junsu que lo humilló frente a Yoochun, sino del Junsu que conoció el primer día en la Universidad, con el que iba a jugar videojuegos, con quien charlaba por horas bajo los árboles del campus, el confidente que lo llamaba hermano, el de la sonrisa pura, el Junsu amable que siempre veía por el bienestar de los demás antes que del propio, extrañaba a su cómplice, su otra mitad

—Tal vez es tiempo de dejarte ir —suspiró, mirando todo a su alrededor, dio una vuelta en su propio eje y cuando se detuvo frente a la puerta se sorprendió, un chico estaba ahí y lo miraba sorprendido. Eunhyuk se sonrojó por completo y sonrió nervioso— Perdón —se disculpó sin razón y miró a otro lado

—Lo siento, soy yo quien se paró aquí —respondió avergonzado. Se miraron en silencio, uno muy incómodo— Disculpa la indiscreción pero ¿conocías a los que vivían aquí? —preguntó poniéndose serio, el otro asintió

—Junsu era mi mejor amigo —aclaró, bajando la mirada al suelo, el otro chico frunció el entrecejo y apretó con fuerza los puños. Eunhyuk levantó un poco la mirada y observó la reacción— Supongo conocías a Jaejoong —comentó nervioso— Lo que Junsu hizo fue horrible

—Creí que el peligroso era Yoochun, pero el tal Junsu

—¡Yoochun los corrompió! —interrumpió Eunhyuk, mirándolo fijamente a los ojos— Junsu era bueno, amable, fue un buen hombre hasta que ese volvió a su vida y la destruyó, enloqueciéndolo. Jaejoong era vago, un barco a la deriva, Yoochun se aprovechó de los dos, ese maldito tuvo la culpa de todo —explicó mirándolo a los ojos, con la mirada firme e irascible

—Tal vez —contestó el otro fríamente— Pero para mí Kim Junsu siempre será el asesino de Jaejoong, no hay más verdad que esa —dijo con tristeza, Eunhyuk lo miró atento y estudió sus facciones

El chico era muy guapo, cabello castaño oscuro, alto y de porte educado, pero sus ojos estaban apagados, su rostro era rígido, signo de que ocultaba una gran pena, Eunhyuk entendió todo, ese extraño era parecido a él, los dos guardaban un gran dolor.

Sin decir más el chico se paseó por el departamento, mirando cada rincón, era su primera vez ahí, el corazón se le aceleró, aún no era capaz de olvidarlo, su amor por Jaejoong estaba ahí, clavado en lo más profundo y su muerte aún dolía como aquel día cuando se aferró a su cadáver, la última vez que lo tendría entre sus brazos

Eunhyuk lo miró en silencio, podía irse sin que el otro se diera cuenta, pero se sentía intrigado por él, tenía dudas y quería aclararlas

—¿Qué eras de él? —preguntó cuándo el otro salió de una de las habitaciones, el chico lo miró y respondió amablemente

—Era mi novio —respondió con sonrisa nostálgica— Iba a irse conmigo a Alemania, teníamos todo listo, comenzaríamos una nueva vida juntos —calló unos instantes y sus ojos se humedecieron, Eunhyuk sintió una punzada en el estómago— No es justo, merecía ser feliz ¿Por qué lo mató? —comenzó a llorar, olvidándose de la vergüenza, Eunhyuk que jamás imaginó aquello sintió tristeza por él

—Lo lamento —dijo sinceramente, no supo por qué lo hizo, simplemente se acercó a él y lo abrazó, Hyun Joong agachó la cabeza y la apoyó en su pecho, sintiendo los brazos en la espalda, pero no correspondió

Los sollozos de Hyun Joong fueron agotándose hasta que finalmente se contuvo y dejó de llorar, apenado se alejó poco a poco de Eunhyuk, sonrió nervioso

—Perdón —el otro negó en silencio— Él me cambió la vida y quiero creer que cambié la suya, tal vez por eso me aferro al amor que aún le tengo

—Es normal —justificó Eunhyuk, no sabía que más decir

—Es curioso, antes de conocerlo ni siquiera creía en el paraíso o en otra vida, pero ahora a veces pienso que algún día nos volveremos a encontrar, me hace sentir feliz

Eunhyuk lo observó en silencio, ese chico resultaba ser peculiar, no imaginaba como dos personas tan diferentes como él y Jaejoong terminaron planeando una vida juntos, sonrió asombrado, le habría gustado que Junsu conociera a alguien como él que lo hubiese salvado, aunque nunca le correspondiera a él, pero con verlo feliz le habría bastado

—Lo siento, estoy aburriéndote

—No, claro que no —sonrió con afecto— Me gustaría saber más —dijo sin pensar, sonrojándose después, no sabían ni sus nombres y él se atrevía a hacer eso, Hyun Joong sonrió apenado

—¿Tienes tiempo de un café? —enseguida Eunhyuk asintió— Mañana regreso a Alemania, pero me gustaría charlar contigo, aunque sea hoy —explicó tranquilamente, pero ambos sonrieron nerviosos, aquello era extraño pero no incómodo

—Conozco uno cerca de aquí

—Bien —comenzaron a avanzar hacia la salida y cerraron la puerta al salir, dejando que los fantasmas se quedaran ahí

—¿Qué viniste hacer a Seúl? —preguntó mientras bajaban las escaleras

—Vine a visitar algunas personas —respondió con una sonrisa, sin dar mayores explicaciones. Hyun Joong fue a casa de los padres de Jaejoong, con quienes mantenía el contacto, hablaba seguido por teléfono con ellos, para la familia de él, Hyun Joong representaba una parte del hijo que perdieron, siempre le estarían agradecidos por todo.



Abrió poco a poco los ojos y miró a su alrededor, aquello no parecía el infierno, donde esperaba encontrarse, aquello era un Hospital, de nuevo despertaba en uno, miró a los costados y sus brazos estaban encadenados a los bordes de la cama, observó vendas alrededor de ambas muñecas y comenzó a patalear

—¡No! Quiero morir ¿Qué no entienden? Suéltenme —gritó enojado, llamando la atención  de la enfermera que se acercó a él, con aires de mamá gruñona

—Cálmese —ordenó más que pedir con amabilidad— Lo amarramos para que no haga más tonterías, además relájese que acaba de recibir otra transfusión

—¿Cuánto llevo aquí?

—Dos días —contestó de mala gana— De gracias a Dios que lo encontraron antes que se terminara de desangrar —informó con mejor humor— Por cierto, le dejaron una nota

—¿Quién? —preguntó intrigado

—La persona que lo reportó, le debe la vida —sonrió irónicamente, se acercó al cajón donde tenían las pertenencias de Yoochun, extrajo la nota, que obviamente todo mundo leyó y se la entregó— Sonría —dijo con burla y se alejó, dejándolo molesto porque no podía mover los brazos, tuvo que leerla desde lejos

“Cobarde, afronta tu culpa y sigue adelante, se lo debes” leyó por lo bajo, al terminar aquella frase vio las iniciales KHJ, no tardó en darse cuenta de quién fue su “salvador”, si la vida era satírica, en esos momentos lo terminaba de comprobar, la persona que le salvó la vida fue quien alguna vez casi la pierde por su culpa

—Maldito —expresó enojado, arrugando con fuerza aquel papel, estrujándolo entre su puño, aquello era un castigo, no había duda en ello, Hyun Joong le exigía sufrir viviendo, pagar por todo lo que provocó

Afuera de la habitación las enfermeras cuchicheaban, al menos en ese Hospital todos sabían lo que sucedió, la tragedia que estuvo en televisión durante semanas, nadie sintió compasión por Yoochun, tampoco empatía, lo único que podía provocar era lástima, aquello que siempre detestó y lo llenó de orgullo



Regresó a casa una vez más, en la entrada vio un sobre blanco, lo cogió y entró en la vivienda, lo abrió, era su saldo del banco, quedaba menos de medio millón de wons, aquello lo sorprendió, miró la lista de gastos, las cuentas del Hospital eran enormes, donde estuvo internado por meses, cuando le indujeron el coma eran las más grandes y aún no llegaban las de esta última vez

—Maldita sea —expresó enojado, casi todo el dinero de la herencia de su abuela se había agotado y él aún tenía que firmar los cheques de su hermano. Comenzó a sentir dolor de cabeza, vivir en completa soledad ya era desastroso, ahora vivir sin la gran fortuna de la que tanto se jactó era terrible.

Pasaron los meses, lo primero que hizo fue vender los muebles que no utilizaba, eran lujosos pero no pudo pedir mucho dinero por ellos, luego eligió el auto que gastaba menos gasolina y vendió los otros, pero finalmente vendió ese también y se compró uno austero de mediana categoría, eso al menos llenó de nuevo la cuenta bancaria y comenzó a reducir gastos, gastando poca luz, cortando su servicio de teléfono, vendió el celular y su computadora, reemplazándolos por aparatos menos costosos

Poco a poco se quedó sin las joyas de su mamá, también las pocas que dejó la abuela ya que quiso ser enterrada con muchas de ellas, se quedó sin televisores, vendió los seis que había en toda la casa, también las mesas de juegos, dejando esa habitación vacía

La casa cada vez se fue quedando más y más sola, aunque finalmente decidió no venderla, ese sería su último recurso, la cuenta del banco no estaba tan vacía, al menos podía seguir firmando los cheques de su hermano y para su suerte ya solo quedaban menos de treinta según estipulaba el testamento, en menos de tres años ya no tendría que darle ni un peso más.

Una tarde se tiró en el único sillón que quedó en la sala, uno individual. Todos los muebles donde alguna vez folló con Jaejoong o Junsu los vendió, no quería seguir atormentándose, aún necesitaba de pastillas para controlar los síntomas del TEPT, pero al menos eran menos terribles que al principio. Agarró su celular y reprodujo la copia del audio con la llamada grabada de Jaejoong

Puso atención a cada palabra y lo imaginó junto a él, hablándole al oído, eso lo calmaba algunas veces, otras todo lo contrario, se alteraba, pero ahora estaba tranquilo, relajado en ese sillón, casi al final del mensaje algunas de las palabras quedaron atoradas en su mente, rebobinándose una y otra vez

“Cuida de Junsu que te necesita... somos responsables de él, no lo abandones por favor”

—Junsu —murmuró, abriendo los ojos. Recordó las últimas palabras que cruzó con él, la confesión de su amor, cuando se abrió por fin y le mostró lo que había realmente dentro de su alma

Su corazón palpitó con fuerza, Jaejoong murió, pero Junsu no, entonces él no estaba realmente tan solo como pensaba, y es que acaso ¿No lo amó a él también? Fue por él que en los días más oscuros de su pasado pudo seguir adelante, cuando tenía que enfrentar al mundo a pesar de su inútil familia ¿Por qué lo había olvidado?... Sí, era el rencor que sentía hacia él por haber asesinado a Jaejoong, pero de eso ya nada podía hacerse ¿Por qué castigarse así?

Sonrió ampliamente, llegando a él una asombrosa idea, debía llevarla a cabo ahora que aún tenía dinero, sabía que todo mundo tiene un precio, de eso la vida le enseñó muy bien, no podía fallar, al día siguiente sin dudar iría hacia allá, una visita muy particular.



Se vistió con su mejor ropa, aunque vendió toda la ropa y zapatos de marcas costosas que tenía, conservaba algo de vestimenta decente. Echó la chequera en su cartera y partió en su humilde carro, no podía negar que extrañaba esos deportivos último modelo, pero al menos podía transportarse

Bajó del coche y miró el imponente y sombrío Psiquiátrico, un escalofrío lo invadió pero decidió continuar, pidió hablar directamente con el Director de la institución mental y este lo recibió

—Hace mucho que nadie venía por este paciente —informó el hombre, indicándole a Yoochun que podía sentarse

—Sabe usted quien soy —comentó con tranquilidad, el otro asintió, mostrando una sonrisa tenue que Yoochun no supo descifrar pero le restó importancia— ¿Su familia no lo visita?

—Una vez vinieron sus padres, pero nunca más volvieron, ni siquiera pidieron trasladarlo a uno privado, el hermano sí suele venir y sí pidió el traslado, pero ya que no es su custodio legal no pudo obtener la transferencia —informó tranquilo

—Ya veo —sonrió mecánicamente

Mientras caminaba por los pasillos del lugar notó lo deteriorado que estaba, lo deprimente que era, lo descuidado, parecía a nadie importarle los pacientes que estaban internados ahí

—Debe ser terrible que las familias abandonen aquí a sus “seres queridos” —recalcó a propósito— Otros imagino que no tienen dinero para trasladarlos a privados —el Director asintió, mirando con extraño interés a Yoochun— Y como siempre, el Gobierno se desentiende y la ayuda es poca ¿o me equivoco?

—¿A qué quiere llegar señor Park? —preguntó con suspicacia, el menor sonrió confianzudamente y se inclinó un poco hacia delante sobre el escritorio, mirándolo a los ojos fijo

—Quiero llevarme a Kim Junsu de este lugar y que usted me ayude —respondió enseguida, un poco nervioso de que su plan no funcionara, el hombre frunció el entrecejo un poco molesto

—¿De qué habla? Por orden judicial no puede salir de aquí, a menos que sea a otro Instituto de salud mental, Kim Junsu es un criminal peligroso —detalló como si se tratara de una máquina, Yoochun sonrió

—Es ahí donde quiero que me ayude —aguzó la mirada ante el silencio del otro— Supongamos que hay un incendio, sin el personal suficiente es imposible ayudar a todos y desgraciadamente hay lamentables bajas entre los pacientes, hacemos pasar a Junsu por uno de ellos y me lo llevo yo

—¿Cómo se atreve a pensar que me prestaré a eso? —espetó enojado, levantándose del asiento, mirándolo ofendido

—El Gobierno se verá obligado a dar más subsidios, la ciudadanía reclamará el que este Instituto que pertenece al distrito y es público no contaba con suficientes recursos para hacer frente a un siniestro así, usted será un héroe

—¿Por qué lo sería? —inquirió enojado

—Porque lo prepararemos bien, yo necesito tiempo para adaptar mi casa para que Junsu no se escape —sonrió emocionado por su plan, lo había pensado muy bien— Durante ese tiempo usted solicitará varias veces ayuda del Gobierno, como ya sabe lo harán a un lado, así cuando ocurra este incidente saldrá a la luz toda la ayuda que estuvo solicitando y le fue negada, ellos serán los malos, los indiferentes y usted un hombre preocupado por estos pobres enfermos mentales

—Está usted trastornado —dijo tras oír todo eso, aunque algo dentro de él le daba curiosidad, debía admitir que era un buen plan, el menor sonrió

—Yo daré algunos cheques a este Instituto luego de la “tragedia” como signo de mi buena voluntad tras la muerte de Junsu pues me siento responsable de lo que pasó —habló con burla— La gente chismosa no sospechará, ya se habla mucho de eso en el país —encogió los hombros con indiferencia— Y claro —sacó la cartera y extrajo su chequera, abriéndola en el último que firmó

El Director miró fijamente, aterrado pues la tentación era mucha, Yoochun lo miró de reojo y sonrió, sin duda, todos tienen un precio, ese hombre no era la excepción por mucho que quisiera hacerse el digno. Firmó un cheque en blanco y lo cortó del talonario

—Considere a la gente que estará involucrada en ayudarnos. No escatime —miró hacia el otro lado del escritorio, había una foto donde estaba ese señor con una mujer, demasiado joven para ser su pareja, pero que sin duda lo era— ¿Hace cuánto no la lleva a un bonito lugar? —preguntó cuándo vio la duda sembrada en sus ojos

El Director miró discretamente la foto, era verdad, su trabajo resultaba muy demandante, pero además su sueldo no era muy grande. Aquella mujer era su esposa, la segunda, por la que dejó a la primera, si la descuidaba, seguro que se quedaba sin ella más pronto que tarde, tragó saliva

—Es horrible, esos enfermos mentales

—La mayoría ha sido abandonado aquí —dijo fríamente, estirando más hacia él aquel pedazo de ambición— Elija los que no tienen esperanza, que nadie los visita, será un alivio, terminará con sus tormentos, si lo piensa, será como un servicio social

—Es usted despiadado —expresó aun indignado, Yoochun comenzó a sentirse nervioso, si ese hombre no aceptaba, además de todo terminaría denunciándolo y seguro lo metían a la cárcel por intento de homicidio y soborno

—No morirán quemados —reafirmó para que aligerara su culpa— Una inyección, algo que acabe con sus vidas antes de calcinar sus cuerpos. Véalo como una contramedida forense, si hace bien las cosas y nadie sospecha que el incendio fue provocado, no se harán pruebas a los cadáveres, no se sabrá que eso no los mató —detalló tan fría e indiferentemente que el Director sintió escalofríos, sin embargo eso sonaba menos horrible que asesinar pacientes quemándolos

—No sé —comentó finalmente, nervioso, estrujándose las manos y mirando el cheque en blanco, firmado por Yoochun

—Ni siquiera tienen que ser muchos, tres o cuatro

—¿Y si sale mal?

—Se hará bien —dijo para tranquilizarlo— Piénselo si quiere, le dejo mi número de teléfono —agarró un papel cualquiera sobre el escritorio, tomó un bolígrafo y anotó su número de celular, luego se levantó del asiento, dejando el cheque— Espero su llamada, así como espero no me denuncie, por favor —hizo una reverencia hacia él y luego avanzó a la puerta— Que tenga buena tarde —salió de ahí sin que sus miradas se cruzaran una última vez, suspiró profundamente y sonrió.



Pasó un día entero antes que su celular sonara, contestó enseguida y su humor cambió por completo cuando el Director del Instituto de salud mental le confirmó que aceptaba su dinero, que llevarían a cabo el plan, Yoochun colgó y comenzó a reír

—Dinero, siempre es sobre dinero —canturreó, mientras lo tuviera tenía poder, aunque estaba seguro que ese señor no iba a ser nada barato, ya estaba preparándose, encontraría un trabajo que le permitiera seguir viviendo modestamente y el dinero de la cuenta bancaria sería solo para firmar los cheques de su hermano y costear su idea

Rápido comenzó los preparativos, el salón de juegos que era amplio lo usaría para la habitación especial, ahí tendría a Junsu, sería como esos cuartos de los manicomios cubiertos con colchón y cristal pequeño en la puerta, pero no sería lo único que adaptaría, tenía otras ideas más y ya las estaba diseñando

Los trabajadores que contrató tuvieron que firmarle un contrato de confidencialidad y no podían hablar de lo que se estaba llevando a cabo dentro. Sonrió cuando comenzaron a reconstruir y adaptar su casa por dentro, mientras él se deshacía de algunas cosas, entre ellas todo lo punzocortante, en su vivienda no quedó ningún cuchillo o tijeras, tampoco cortaúñas, absolutamente nada que el menor pudiera usar en su contra, además prácticamente no tenía muebles ni cosas peligrosas.

Tiempo después…

La noticia del incendio en el Instituto de Salud Mental Público de aquel distrito se corrió como plaga, pronto las marchas exigiendo justicia no se hicieron esperar, aunque prácticamente solo la familia de Junsu reclamó el cuerpo del difunto, ninguno de los otros fue reclamado, pero aquel incidente tocó la fibra de la sociedad

Nadie pudo culpar al Director de negligencia, ya que se mostraron pruebas de que sus solicitudes fueron postergadas indefinidamente y que el Gobierno no dio los subsidios apropiados para mantener en buenas condiciones aquel Psiquiátrico. En sí el plan fue perfecto, a Junsu lo sacaron sedado por la salida donde recogían lo que era para lavandería, Yoochun echó al menor en el asiento trasero de su auto, envuelto completamente en sábanas blancas, solo con un pequeño agujero a la altura de la nariz

—Ten mucho cuidado cuando salgas —dijo el Director, aún nervioso

—No se preocupe, el incendio fue hace semanas, ya no hay patrullas merodeando —respondió tranquilamente— Le agradezco mucho su colaboración —sonrió contento, realmente lo estaba, tenía de nuevo a Junsu a su lado

—Toma, no puedo darte muchas —informó el hombre, entregándole frascos con dosis de calmantes para cuando se requirieran y algunas agujas— Prométeme que él no se escapará

—Lo prometo, seré incapaz de dejarlo ir de nuevo —contestó mirando la parte trasera del auto, viendo a Junsu respirar, sonrió, luego miró otra vez al Director— Adiós

—Adiós y suerte —habló el otro y finalmente Yoochun se marchó, por el retrovisor vio al Director, parecía diez años más viejo que la primera vez que lo vio, él en cambio no sentía culpa alguna, Jaejoong murió aunque tenía toda una vida por delante ¿Por qué había que lamentar la muerte de unos locos a quienes nadie siquiera reclamó?

Miró el asiento trasero, no podía creer que ahí estaba Junsu, su corazón latía de emoción, aunque aún dentro de él lo odiaba, solo por la muerte de Jaejoong, lo que hizo con él ya no le importaba, si lo hizo suyo o no le era indiferente, si lo violó ya lo había olvidado, era momento de comenzar una nueva vida

Lo desenvolvió con cuidado, parecía tan inocente así, dormido, el cabello lo tenía muy crecido respecto a la última vez que lo vio, lamentó ya no tener tijeras y cortárselo, pero no podía negar que se veía hermoso. Aun vestía las ropas blancas del Hospital, así que las reemplazó por ropa suya, le cogió el cabello en una pequeña coleta y lo acostó cómodamente, el piso era de colchón

—Duerme bien —sonrió otra vez, acariciándole el cabello, luego la mejilla, besó su frente y finalmente se levantó, salió de ahí y cerró por fuera, observando por el cristal, lo único que había en esa habitación además de paredes y piso de colchón, era Junsu, en el techo la ventilación, regulada para que fuera siempre cómoda

Se sintió satisfecho, hace mucho que no se sentía así, deslizándose por la puerta se sentó afuera de esa habitación, en el suelo, esperaría a que despertara para poderlo visitar. De su pantalón sacó el celular y reprodujo con agrado el audio de Jaejoong, sintiéndose orgulloso de haber hecho lo que le pidió, cuidaría de Junsu el resto de sus vidas.



Abrió lentamente los ojos, bajo su cuerpo la textura era agradable, mucho más que la última vez que despertó, se sentó y estiró los músculos, miró a su alrededor, continuaba encerrado, con indiferencia se puso de pie y exploró, ese cuarto era mucho más amplio y cómodo, diferente. Avanzó hacia la puerta y vio por el cristal, la parte de afuera también era distinta, pero no ajena, había estado ahí antes, sintió una punzada en la cabeza y se golpeó con la base de la mano

—No me gusta aquí —susurró, aunque era más cómodo, se sentía extraño— ¡No me gusta estar aquí! —avanzó a la puerta y la comenzó a golpear con todas sus fuerzas, haciéndose daño en las manos— ¡Quiero salir! —gritó desesperado, jalándose el cabello

Yoochun despertó de pronto y escuchó la voz de Junsu, lejana, ya que la habitación era especial y aislaba el sonido, entonces se levantó y miró por la puerta, el menor estaba despierto y se jalaba con fuerza el cabello, temió que se hiciera daño y se apresuró a abrir, pero Junsu estaba ensimismado

—Tranquilo —dijo acercándose a él, abrazándolo para intentar calmarlo, pero el otro continuaba perdido, agitándose y jalándose el cabello, hasta que sintió la mano de Yoochun, acariciándole la cabeza— Todo está bien, aquí estoy —poco a poco dejó de gritar y se soltó, logró arrancarse un poco de cabello

Miró hacia la nada y sus brazos cayeron a los costados de su cuerpo. Yoochun siguió acariciándolo hasta que finalmente solo lo abrazó con fuerza

—¿Dónde estoy? —preguntó con voz dulce, observando la puerta abierta, mirando hacia afuera, le era familiar, pero no quería recordar, cuando recordaba dolía y él ya no quería ser lastimado

—En un lugar especial —respondió, alejándolo poco a poco, mirándolo a los ojos, pero Junsu estaba perdido, mirando el mismo punto, Yoochun sintió tristeza, ese sentimiento que aprendió volver a sentir tras la muerte de Jaejoong

—Yoochun, mi amor… ¿Dónde está Junsu? —preguntó con voz pausada, ausente, al oírlo el otro sintió un escalofrío, sujetó su rostro con ambas manos y le giró un poco la cabeza, finalmente el menor lo miró, sonrió fríamente— Dile que venga, lo extraño

—Pero tú eres Junsu —respondió con tacto, el aludido frunció el entrecejo un poco y negó, confundido, luego sonrió nervioso

—¿Qué estás diciendo mi amor? —inquirió asustado, comenzando a temblar, Yoochun se apresuró a acercarse otra vez, queriéndolo abrazar, pero Junsu lo empujó con fuerza, casi tumbándolo— ¡No soy Junsu! —gritó enojado— Soy Jaejoong ¿Qué no ves mi amor? Soy yo, tu bebé —encaró, acercándose para empujarlo del pecho

—Cálmate —pidió nervioso, tratando de ser amable, pero Junsu se acercó de nuevo y lo empujó, está vez más fuerte— Junsu tranquilízate

—¡No me llames así! —molesto intentó volverlo a empujar, pero Yoochun se le adelantó y le dio un puñetazo en la cara, haciéndolo caer al suelo. El mayor miró asombrado, no quería reaccionar así, pero temía que Junsu lo atacara— ¿Por qué me pegas? —preguntó con voz llorosa, agarrándose la cara, mirándolo como cachorro asustado

—No quise, perdóname —suplicó, tirándose de rodillas luego se puso en cuatro y gateó hacia él, hasta llegar, lo abrazó amorosamente— Pórtate bien, yo cuidaré de ti —sonriendo le acarició la cabeza, como si fuera un animalito

Su antiguo yo le habría dicho que era patético, que se avergonzaba de su forma de actuar, tan ridícula, tan desesperada. Junsu se abrazó a su cintura y cerró los ojos

—¿Por qué estás siendo bueno conmigo? —preguntó desconcertado

—Porque te amo —respondió, acariciándole el cabello, la mejilla, observándolo fijamente, como tenía los ojos cerrados y refugiaba su locura en ese abrazo, Junsu sonrió unos instantes, antes de abrir los ojos rápidamente y apartándose desesperado, mirándolo confundido y asustado

—Tú no eres Yoochun —dijo agitado, su corazón latiendo con fuerza, como si quisiera salirse de su pecho— Él jamás diría eso ¿Quién eres tú? —indagó alejándose de él, pero el otro avanzó hacia Junsu

—Claro que soy Yoochun, mírame —sonrió amablemente— He cambiado, ahora cuidaré de ti ¿de acuerdo? Seré bueno contigo, lo prometo

—¡NO! —reclamó asustado, apeándose en la pared— Aléjate de mí, eres un impostor que robó su cuerpo— explicó convencido— Sí, eso eres, como el del espejo

—¿Cuál espejo? —preguntó desconcertado

—El que usurpó a Junsu —respondió mirando hacia la nada, asintiendo, sus lágrimas comenzaron a salir— Quiso matarme pero no pudo, estoy vivo ¿me ves? —señaló su cuerpo, mirando hacia Yoochun

—Junsu —musitó afligido, sabía que había perdido la razón, pero ahora estaba más perdido que antes, pensaba que él era Jaejoong, tal vez debido a la culpa por haberle quitado la vida, se encerraba en esa creencia para no sentir dolor— Escucha —habló acercándose poco a poco— Tienes que recordarlo, Jaejoong no eres tú, él está muerto, tú eres Junsu, Kim Junsu

El aludido lo miró fijamente, sin moverse ni un poco, parecía que no escuchaba, que estaba perdido en algún otro lado, Yoochun se confió y siguió avanzando

—Tienes que volver a la realidad, Jaejoong murió, tú lo mataste —dijo aunque sintió un nudo en la garganta, pero no tardó en darse cuenta que fue un error decir eso

—¡Deja de decir mentiras! —exclamó mientras avanzaba hacia él, Yoochun no tuvo tiempo de reaccionar, Junsu lo tumbó al suelo y antes que pudiera incorporarse subió en él, sentándose sobre su estómago, comenzando a darle de bofetadas y arañazos

—Detente —ordenó, pero Junsu era demasiado fuerte debido a la adrenalina y él había perdido condición completamente— Para —pidió, sintiendo la cara húmeda, los rasguños le abrían la piel y sangraba, no mucho pero ardía. Intentaba sujetarle los brazos, pero el menor era demasiado violento

—Eres un impostor, un mentiroso, tú no eres Yoochun —gritaba mientras lo agredía, hasta que se detuvo, mirando su rostro rasgado y lastimado, recordó su propia cara en el espejo, llena de sangre— Te mataré, así ya no podrás hacernos daño

—Junsu no —susurró, sintiéndose débil, el menor sonrió y sus ojos alucinados lo miraron atentamente

—Muere —murmuró, sintiendo placer por todo el cuerpo llevó las manos al cuello de Yoochun y comenzó a apretar, por instinto él le sujetó los brazos y los estrujó, para que le soltara, pero no se comparaba con la fuerza del otro

—Ggghh —exclamó mientras intentaba oponerse, pero Junsu le apretó cada vez más fuerte, así que comenzó a sentir que se le iba el aire, soltó sus brazos, ya no intentó poner resistencia, por el contrario cerró los ojos— Jaejoong, espera por mí —pensó, dejando que los brazos de la dulce muerte se acercaran a él

La falta de aire produjo en él un sueño lúcido, en un estado entre la consciencia y la inconsciencia, su cerebro se negaba a morir y le mostró el rostro del mayor, él estaba muy lejos, donde no podía alcanzarlo, aunque muriera, su destino era el infierno, Jaejoong no estaría ahí, sus pecados estaban perdonados, en cambio los suyos iban en aumento, siempre sacrificando para sus propios fines, su alma estaba condenada, vivo o muerto, solo le esperaba el abismo de la desesperación

Reaccionó antes que Junsu pudiera lograr su cometido y volvió a sujetarle los brazos, apretando con tanta fuerza que sus uñas se enterraron en la carne y el menor lo soltó de repente, exclamando un grito de dolor

—¡Te mataré! —repitió, intentando volver a sujetarlo del cuello, pero Yoochun que aún tosía logró levantar un poco su cuerpo y lo empujó, agarrándolo del cabello jaló hacia abajo y al soltarlo se dio media vuelta, quedando hacia abajo se comenzó a arrastrar hacia la puerta, pero Junsu lo alcanzó y jaló de los pies— Quédate quieto para que pueda matarte —exclamó con burla y comenzó a reír

—Suéltame —dio una patada para que le soltara los pies, pero no fue muy fuerte debido a que no traía zapatos— Basta —pidió con poca amabilidad y Junsu lo soltó, pero no porque se lo haya pedido, miró la puerta abierta y sonrió, corriendo hacia ella abandonó la habitación, Yoochun miró asombrado por el cambio de planes pero no le preocupó que escapara, la casa era una prisión ahora

—Pediré ayuda, que se lleven a ese loco que se hace pasar por Yoochun —murmuró para él, sonriendo emocionado, pero al llegar a la puerta agarró el picaporte y sintió una pequeña descarga eléctrica que lo obligó a alejar la mano, intentó una segunda vez y de nuevo, así que se alejó, negó con la cabeza y miró donde antes estaba la ventana cerca de la cocina, corrió la cortina y estaba sellada, ya no se podía abrir, ni era de vidrio, sino de plástico duro, no se podía ver hacia afuera

Asustado avanzó hacia varias partes de la casa, pero todo estaba cambiado, casi no había muebles, no se veía muy limpia sino sombría, las ventanas habían sido reemplazadas, las únicas que seguían siendo de cristal y que podían abrirse, estaba muy altas y eran nuevas, antes no estaban ahí

Subió corriendo las escaleras, no había aparatos electrónicos, ni siquiera un teléfono fijo, la única habitación con muebles era la de Yoochun y ni siquiera eran muchos, solo una cama y el ropero ya no era el de madera fina de antes, ahora era uno simple de plástico, de esos que puedes comprar en cualquier tienda departamental; tampoco había ventanas, salvo la del baño, pero igual que las otras, estaba demasiado alta

—¿Qué es este lugar? —preguntó asustado, mirando en todas direcciones, luego escuchó unos pasos y se giró hacia la puerta de aquella habitación de huéspedes, completamente vacía. Miró a Yoochun observarle fijamente, lo miraba con compasión— ¿Qué hiciste con la casa de Yoochun? —cuestionó enojado

—Ahora es tu casa, nuestra —sonrió feliz— Hice todo esto por ti, por nosotros —explicó calmadamente, Junsu negó aturdido, seguía sin entender absolutamente nada

—Eres un ladrón —espetó molesto— Yoochun ama los lujos, se enojará por lo que le hiciste a su casa, maldito impostor

—Junsu —llamó sutilmente, acercándose poco a poco, el menor bajó la mirada y observó en la mano izquierda de Yoochun una jeringa, así que retrocedió un paso— Solo quiero ayudarte

—No te acerques —pidió asustado, pero antes que reaccionara con violencia, Yoochun se apresuró a acercarse y logró inyectarlo en una vena del cuello, como el doctor le había indicado que lo hiciera, Junsu lo empujó pero ya el líquido había entrado, se agarró con fuerza el cuello y comenzó a llorar— Eres muy malo —dijo asustado, comenzando a sentirse mareado

Yoochun soltó la jeringa y lo abrazó, sintiendo cada vez más el cuerpo pesado, le acarició la mejilla mientras el otro lo observaba con odio

—Duerme —susurró con voz cadenciosa y poco a poco el menor se quedó dormido, el mayor lo sostuvo con ambos brazos y lo sacó de ahí a otra de las habitaciones especiales que preparó para él— Me obligarás a llevarte ahí —pensó con molestia, no había querido usar esa habitación tan pronto, pero debía hacerlo.

Antes que se llevara a Junsu del Psiquiátrico, el Director le advirtió que Junsu no se recuperaría nunca, su condición era muy grave, aunque también era posible que no se deteriorara más y se quedara así para siempre, es algo a lo que debería estar atenido. También le explicó que en ocasiones podría lucir normal, pero solo se trataría de pequeños episodios, en ocasiones sería Junsu, pero también era probable que pensara que era Jaejoong, como bien habían observado en sus terapias, incluso le dijo que era posible que llegara a creerse él o incluso alguien completamente distinto a ellos tres, que se inventara ser alguien más, todo eso era parte de su proceso de negación, las lagunas mentales también eran posibles, así como delirar eventos que jamás sucedieron

Yoochun a pesar de todas las advertencias decidió continuar, obsesionado por aquella promesa hecha a Jaejoong, además las palabras de Hyun Joong también le calaron hondo, debía vivir y afrontar el peso de todos sus errores, no sería nunca más un cobarde. Junsu era su responsabilidad y lo sería para siempre.



Debajo de la casa, donde antes hubo un sótano con cachivaches que ya no usaban, ahora era una habitación especial, una especie de celda de castigo, también la había pensado para meter ahí a Junsu cuando debiera esconderlo, ya sea que alguien por algún motivo tuviera que entrar en la vivienda o algo similar

Junsu despertó, estaba apeado a una de las paredes y del otro extremo frente a él estaba Yoochun sentado, él le sonreía amablemente, hasta que despertó completamente, el menor miró su pie derecho, amarrado por un grillete que pendía de esa misma pared

—Suéltame —pidió de mala gana, el mayor negó

—Cuando te portes mal te traeré aquí —informó con seriedad, había dejado de sonreír y lo miraba atento— La cadena no es muy larga pero te permitirá moverte, más no llegar a la puerta —señaló la misma, cerca de donde él estaba— No hay ventana pero sí extractor de aire, lo siento si no puse un baño cuando se requiera dejarte por días, pero está esa letrina que adapté, tiene salida al desagüe —señaló la esquina de esa misma pared donde estaba el menor, un agujero en el suelo que podía cubrirse con un tapón

—No me puedes hacer esto —dijo con voz llorosa, suplicándole compasión con la mirada, pero Yoochun se mantuvo fuerte, observándolo fijo

—Yo te bañaré, ahí hay una toma de agua —señaló la otra esquina, lejos de Junsu, a su alcance no dejó nada que luego pudiera usar en su contra, salvo la misma cadena que tal vez pudiera usarla de arma, pero era lo único— En tu pared puedes ver que hay para adaptar más cadenas, cuando se requiera, te imposibilitaré las manos y los pies, así que por favor pórtate bien —terminó de explicar lo que podía haber ahí— Solo es cuestión que no te portes mal, tampoco intentes gritar que el sonido está aislado, y de la comida no te preocupes, te alimentaré bien

—¡Suéltame maldito loco! —gritó, se puso de pie y avanzó violentamente hacia él, pero Yoochun no se movió ni un poco, Junsu cayó al suelo de rodillas cuando no pudo seguir avanzando, quedándose en medio de la habitación

—He tenido que tomar precauciones, ya me demostraste que puedes ser peligroso —informó con toda tranquilidad— El Director me sugirió el acondicionamiento con electroshock pero no tenemos que llegar a eso ¿O sí? —preguntó moviendo la mano derecha a un lado, Junsu se percató que había ahí una barrita negra, Yoochun la levantó y mostró lo que era, precisamente el aparato para los choques eléctricos

—No, por favor —comenzó a llorar el menor, volviendo a gatas a la pared, apeándose en ella, Yoochun bajó la barrita y le sonrió

—Solo si me obligas a hacerlo, pero ni tú ni yo queremos ¿cierto? —el menor negó asustado, comenzando a temblar— ¿Cuál es tu nombre? —curioseó, quería saber con quién hablaba en esos momentos, el menor lo miró con el ceño fruncido

—¿Estás loco? ¿Por qué me preguntas eso?

—Dímelo —ordenó alzando la voz

—Soy Junsu idiota —respondió enojado— Y has llegado demasiado lejos, eres un enfermo mental —acusó sin pensar en nada más, Yoochun sonrió por la ironía— ¿Solo a mí me estás haciendo esto? ¿Dónde está Jaejoong? —el mayor borró la sonrisa. No importa donde estuviera la mente de Junsu, el mayor de los tres nunca estaba muerto en su realidad, él tendría que lidiar para siempre con la idea de que Jaejoong vivía, en algún lugar del mundo, donde él no podría volver a tocarlo

—Debo salir, te dejaré aquí ¿tienes hambre?

—Vete al diablo —respondió enojado

—Bueno, te he preguntado, al rato no llores porque no has comido —se levantó del suelo y avanzó hacia la puerta, abriéndola

—Si tengo hambre —dijo de pronto, Yoochun sonrió, parecía haberse calmado por completo y eso lo alivió

—¿Quieres algo en especial?

—Estás siendo muy amable ¿a qué estás jugando? —miró incrédulo

—¿Qué quieres de comer? Lo traeré para ti, deja de hacer preguntas inútiles —dijo de mala gana, a propósito, tal vez no era muy conveniente ser demasiado amable, para su sorpresa Junsu sonrió, como si ahora realmente tuviera al Yoochun de siempre

—Pasta ¿harás para mí? —el mayor asintió— Con mucho pollo y brócoli —sonrió como si fuese un niño pequeño

—Eso tendrás —dijo sin hablar más y salió, cerrando la puerta

Junsu se tiró en el suelo y comenzó a canturrear, miró de nuevo a su alrededor, dejó de emitir sonidos y se encogió de piernas, sintiéndose solo, se agachó entonces, escondiendo la cara en sus rodillas, hasta que sintió que le acariciaban el cabello, se irguió y vio a Jaejoong a su lado, sonriéndole

—Hola bonito —saludó con suavidad, Junsu emocionado se abrazó a él, pero no era más que la fría pared a la que se aferró

—¿Por qué Yoochun nos hace esto? —preguntó con tristeza, abrió los ojos y miró en la pierna del mayor, un grillete igual al suyo— Es un demente

—Yoochun cuidará de nosotros —afirmó contento, Junsu lo miró a los ojos, no entendía lo que estaba tratando de decirle, pero sintió la caricia en su mejilla— Está cumpliendo la promesa de que estaremos juntos los tres, para siempre

—Pero tú querías venganza —dijo confundido, agarrando aquella mano que le acariciaba, que en realidad era la suya, y le dio un beso— ¿No es eso lo que querías?

—Olvida eso, ahora seremos felices ¿sí? —habló con dulzura y Junsu sonrió emocionado, cerrando los ojos, abrazándose a él que lo amaba tanto

—Sí mi Jaejoong, seremos felices —dijo convencido y muy emocionado, quizás nunca volvería aceptar que el ya no estaba, mucho menos que él lo mató, pero en esos pequeños momentos de alucinación, era realmente feliz.



Después de haber dejado comida para Junsu, misma que él preparó, salió de la casa tras bañarse y ponerse presentable, poniendo el circuito de alarma, aunque dudaba que pudiera escapar, no escatimaba en precauciones

—Malditos —pensó al ver el par de huevos estrellados y las marcas con lodo donde escribían en su puerta la expresión “Marica Asesino”. No había persona en el vecindario que no tuviera el peor concepto de él, ya que las noticias volaron, no solo por lo que pasó en el departamento del horror, como le llamaban algunos, sino porque se enteraron de lo que pasó con Hyun Joong y en el vecindario lo estimaban mucho; los noticieros eran bastante sagaces para meterse, logrando desentrañar todo lo ocurrido en torno al caso y sus involucrados

Yoochun no pudo conseguir un trabajo no solo por lo que pasó, sino porque su currículo realmente era muy vago y no tenía experiencia en prácticamente nada. Así que después de meditarlo mucho concluyó en tomar una decisión drástica, subió a su auto decidido y condujo por un par de horas hasta llegar al lugar que se proponía

Bajó del auto y miró la fachada, un club de mala muerte, sintió escalofríos al recordar pasajes poco agradables de su vida, pero no tenía más opción, así que pidió hablar con su antiguo jefe y el hombre no dudó en recibirlo. Yoochun entró en la oficina, quedándose solo con ese hombre, este le sonrió ampliamente e indicó que podía sentarse y así lo hizo, tomando la silla frente al escritorio

—Pero mira nada más, Park Yoochun ¿cuánto tiempo? —expresó con bombo y platillo, el otro solo sonrió ligeramente sin responder— ¡Caramba! ¿compraste gato? —preguntó al ver sus marcas, aunque lavó bien las heridas y se colocó algo de crema para bajar la hinchazón, podía verse el daño que Junsu le hizo horas atrás

—Tuve un percance —respondió tranquilo— Pero no es a lo que vine

—Supongo —sonrió ampliamente, luego lo miró fijo— No has hecho mucho provecho de tu vida, intuyo, aunque recuerdo que la última vez que te vi, cuando renunciaste, dijiste que no tendrías que volver a pisar nunca más este sitio, lucías tan arrogante —rio un poco, burlonamente, Yoochun apretó el puño derecho con fuerza

—Fui un estúpido

—O aprendiste que el dinero fácil no dura mucho si lo despilfarras —aclaró el sujeto, sonriendo amplio al ver la reacción del otro, supo que atinó— La abuela no era muy millonaria entonces —rio con fuerza

—Tuve gastos muy intensos —contradijo, el otro hombre, que no veía en realidad muchas noticias ni estaba al pendiente de nada, en realidad no sabía nada de lo sucedido

—Entonces aclárame algo, ¿acaso vienes a recuperar tu antiguo empleo? —Yoochun asintió varias veces, sin hablar— ¿Cuál de los dos? —sonrió morbosamente, el menor tragó saliva, dudando en responder

—Cualquiera de los dos, el que me dé la oportunidad —contestó casi desesperado, detestaba ser así, parecer un desesperado, pero igual que en el pasado, no sabía qué hacer, el hombre sonrió ampliamente

—Te seré sincero —dijo poniéndose de pie— Lo que les gusta a la mayoría de mis clientes ya no puedes dárselos —aclaró sin pesar, Yoochun frunció un poco el ceño— Juventud

—Estoy por cumplir 24 —respondió enseguida, casi desesperado, el hombre ensanchó su sonrisa y negó con un poco de burla

—Son pervertidos, les gustan de 15, muchas veces de menos —explicó aunque Yoochun lo sabía mejor que nadie, él tenía 17 la primera vez que tuvo que trabajar en eso. El hombre llegó hasta él y le puso la mano sobre el hombro— Y en el otro empleo la paga es muy baja, dudo que puedas volver a trabajar aquí

—Por favor —pidió, poniéndose de pie— Ayúdeme, no tengo a quien más recurrir. Limpiaré los putos baños de ser necesario

—Vaya —expresó, mirándolo fijo— Que niño más entusiasta, me gusta —se alejó un par de pasos y lo miró de abajo hacia arriba, analizándolo— Sigues siendo bonito —volvió a su rostro y observó, la piel de Yoochun era suave y blanca, salvo las heridas recientes que pronto sanarían

La mirada del hombre sobre él le causó repulsión, como hace mucho tiempo no sentía, pero estaba decidido a hacer lo que fuera, lo haría por Junsu, para poderlo mantener ahí en esa casa, para darle una vida decente. Era irónico, ya que es lo que pensaba antes con su familia, cuando les procuraba comida y un techo, ellos que nunca pudieron valerse por sí mismos, no cabía duda que la vida daba muchas vueltas y él estaba ahí de nuevo, atrapado en un círculo vicioso, infinito

—Quítate la ropa —ordenó en tono amable, pero seco, como quien quiere checar la mercancía antes de comprarla, Yoochun asintió y se quitó todo, lo más rápido posible, se mantuvo firme, sin mostrar debilidad alguna— Nada mal —miró su entrepierna, más grande que la última vez que la vio, recorrió todo el cuerpo con la mirada y se acercó

—¿De verdad cree que estoy viejo? —preguntó desconcertado, abriendo plática para sentirse menos incómodo, el hombre negó, estiró su mano y le tocó el abdomen

—Yo creo que estás más que bien —sonrió, acercándose a él olfateó su cuello, bajando la mano hasta sujetarle el miembro, desde la base hasta la punta, comprobando el largo, luego le acarició los testículos, como si midiera su tamaño, Yoochun miró a otro lado, pensó en Junsu, en que aquello lo hacía por él, así se sintió menos asqueado

El hombre se alejó de él y lo agarró del brazo, volteándolo miró por atrás, le agarró ambas nalgas con las manos y apretó, Yoochun jadeó levemente y frunció el entrecejo, molesto, pero se aguantó

—Tal vez podrías hacer un poco de ejercicio —sonrió, dándole una nalgada después

—Lo que usted diga

—Tu piel es muy bonita, debo decirlo, se ve muy joven, eso les gustará, tendrás que cuidarte mucho —explicó, mientras le acariciaba la espalda, luego los hombros— Creo que después de todo si te contrataré —dijo poniéndose enfrente, Yoochun asintió

—Muchas gracias —sonrió para sus adentros, seguía mostrándose serio ante él

—Y claro, debo saber venderte ¿no crees? —preguntó con mirada morbosa, Yoochun tragó saliva, por momentos pensó que no iba a ser necesario recurrir a eso, pero ahora se lamentaba, ya no podía echar marcha atrás, así que asintió— Acércate acá —señaló el escritorio— Inclínate —sin objetar Yoochun obedeció, inclinándose hacia ese mueble, agarró los bordes con ambas manos —Abre las piernas

El hombre sonrió, mirándolo, jamás en su vida imaginó que vería a Yoochun tan dócil, la primera vez que lo probó la mirada del chico era de completo desagrado, pero eso tan solo le excitó más en aquel entonces

—Relájate, estás muy tenso —pidió con un poco de burla, hincándose atrás de él, le acarició las piernas, comenzando a besarle los glúteos— Tal vez tengas que depilarte, cuando eras joven estabas completamente lampiño, aunque igual no es mucho el vello en tus piernas

—Sí —dijo por inercia. Dentro de su cabeza, su otro yo comenzó a reír, burlándose de él, viendo hasta donde había llegado, todo su orgullo, toda su arrogancia ¿de qué le sirvieron? Tantas veces los humilló, a “sus perras”, ahora él hacía aquello, de nuevo, por dinero, siempre el maldito dinero

—Me agrada —halagó el hombre, acariciándole con el índice la entrada— Parece que estás apretado, eso les gusta —sonrió maliciosamente y comenzó a lamerlo, Yoochun se aferró con fuerza al escritorio, el asco que sintió fue indescriptible, pero se aguantó, de nuevo pensando en Junsu

Recordó cuando el menor lo amarró, lo tuvo a su merced y lo hizo suyo, numerosas veces, ahora lo pensaba y resultaba agradable en comparación a esa boca asquerosa, la lengua húmeda y caliente de ese hombre, era espantoso

—Maravilloso —dijo emocionado, dejando por segundos de lamerlo, pero continuó después, agarrándose con más fuerza de su trasero, hundió la lengua y luego escupió un par de veces— Les hablaré muy bien de ti —habló convencido

—Gracias —expresó con la voz temblando, quería que acabara todo ya, pero conocía a ese hombre, siempre probaba bien la mercancía

—¿Puedo continuar? —preguntó el hombre como si le importara, pero su política siempre era no obligar, así se evitaría problemas y represalias en el futuro

—Por favor —respondió, mirando hacia el techo, rogando porque se diera prisa y terminara de una maldita vez. El hombre sonrió, chupó su dedo medio y lo introdujo, comenzando a explorarlo

—Estrecho —analizó con seriedad— Parece que hace mucho no te introducen nada —exploró con cuidado, sintiendo unas marcas— ¿Cicatrices? —preguntó confundido, Yoochun recordó que en el Hospital le hablaron del desgarre, las operaciones que sufrió

—Un accidente —contestó con desgano, imaginando que tal vez eso le haría no pasar “la prueba” de su antiguo jefe, pero él soltó una risa tranquila

—Accidente, claro —ironizó, sacando el dedo— Mientras siga estrecho está bien, no importa si te han hecho alguna que otra sutura, es normal, aquí se nos han desangrado varios —negó molesto— Pero no te preocupes, cuando eso pasa vetamos a esos clientes, si no cuidan a nuestros muchachos no son bienvenidos. Nunca te pasó a ti ¿verdad?

—No —respondió sinceramente, en realidad podía decir que nunca le tocó un cliente que se hubiese excedido tanto, pero si llegó a oír varias historias no muy agradables

—Me gustó, te felicito, pero aún debo probarlo bien —sonrió con emoción y se puso de pie, Yoochun lo vio acercarse al otro lado del escritorio, abrió un cajón y sacó un condón de ahí— Recuérdalo siempre, no dejes que nadie te coja sin condón

—Sí —respondió tranquilamente, el hombre comenzó a abrir el pequeño sobrecito y volvió atrás, Yoochun escuchó como se desabrochaba y bajaba los pantalones. Agarrándose con fuerza cuando sintió la intromisión, cerró los ojos y se agachó un poco más, su ex jefe lo acarició y esperó un poco antes de moverse

—No se sienten las heridas —sonrió satisfecho— Me gusta, mueve tu cadera, recuerda siempre hacerle más placentero el momento al cliente —sujetó con fuerza sus glúteos, empujándose, Yoochun obedeció, moviéndose un poco, buscando más contacto, pensando cada vez más en Junsu, imaginando que era él, no ese hombre de casi cincuenta años quien lo penetraba

Su miembro no reaccionó, estaba agradecido, pero el placer anal fue inevitable, estaba avergonzado, pero no tenía de otra, de nuevo haría aquello por decisión propia, al menos podía jactarse de eso, nadie le obligaba. El sujeto se detuvo y salió sin problema, sin haber pedido la razón, aunque la estrechez de Yoochun fue agradable, excitante, pero él era un hombre con experiencia, el menor suspiró, aliviado

—Ya estamos por terminar tu prueba —dijo satisfecho, quitándose el condón, lo tiró en el bote de basura, Yoochun se apartó del escritorio y volteó hacia él— Muéstrame que sabes hacer ahora —levantó su mano y le acarició los labios con el pulgar— Híncate —apoyó las manos sobre sus hombros y lo empujó hacia abajo levemente

Yoochun lo miró a los ojos mientras se ponía de rodillas, agarró el miembro erecto y lo lamió, fue asqueroso ver la sonrisa de satisfacción del señor, pero continuó jugueteando con la lengua, pasándola por todo el glande, el tronco, dejando de mirarlo vio al frente y comenzó a succionar tras meterlo en su boca, acariciándole los genitales

—Mejoraste mucho —exclamó excitado, bajando la mano le agarró el cabello y comenzó a moverle la cabeza hacia él, empujando la cadera para llegar al fondo, aunque no lo lastimaba era horrible sentir los golpes en su garganta, así que cerró con fuerza los ojos e imaginó que no era él, pensó en Jaejoong, en lo mucho que disfrutaba de hacerle sexo oral, también en Junsu, su sabor, nada comparado a ese hombre

Miró hacia abajo la figura completamente sumisa de Yoochun y sonrió ampliamente, se veía tan inocente, mucho más que hace años cuando trabajaba para él

—Cambia tu expresión —pidió casi riendo— Que no parezca una tortura —rio fuerte, mientras gemía, Yoochun tenía los ojos apretados con fuerza y se notaba el desagrado en su gesto, a pesar de sus pensamientos sobre los otros dos. Al oír a su ex jefe alisó el entrecejo, intentando cambiar la cara, pero fue casi imposible, más cuando cada vez sentía la punta tocarle la garganta con fuerza— Oh así, eres bueno —gimió, cerró los ojos e inclinó la cabeza hacia atrás, comenzando a correrse, dentro de la boca del otro, sin que pudiera evitar tragárselo

Cuando sacó el miembro, Yoochun se agachó y aun con la boca abierta escupió lo que pudo del semen, lo demás ya lo había tragado, luego se limpió la boca y miró hacia arriba, el hombre sonreía satisfecho, comenzando a ponerse los pantalones

—Ahora ya sé cómo anunciarte —dijo convencido, mientras el otro se ponía de pie, sin dejar de mirarlo— Pero debes practicar más ¿de acuerdo? No escupas el semen, has gesto de agrado cuando te follen la boca, anótalo

—Sí señor, lo siento —contestó con fastidio pero fingiendo, miró hacia el escritorio y vio toallitas de papel, tomó una y limpió el piso— Le agradezco la oportunidad

—Espera, te daré un adelanto —caminó hacia el escritorio, abrió con llave un cajón y extrajo una paca de billetes, Yoochun miró asombrado, si pensaba darle todo eso entonces valió la pena el esfuerzo, el asco, pero el hombre solo extrajo la mitad, extendiéndolo hacia él— Te quiero aquí los viernes y sábados —Yoochun asintió, agarrando el dinero

—Aquí estaré —respondió con media sonrisa, dirigiéndose luego a su ropa, comenzó a vestirse, rápidamente. El hombre lo miraba fijo a los ojos— ¿Qué sucede?

—No sé qué te pasó —dijo de pronto, inclinando un poco la cabeza— Pareces otro

—Soy el mismo —respondió negando con la cabeza— Debo irme, alguien me espera —sonrió más amplio y salió de la oficina rápidamente, el hombre estaba asombrado, aunque él dijera ser el mismo, se notaba claramente que no lo era, pero si entendió bien, ese chico ahora estaba enamorado, lo cual fue más extraño ¿Cómo pedía ser de nuevo prostituto si tenía alguien que le esperaba? De cualquier modo no sería su problema, él solo tenía que volver a contactar clientes que se interesaran en su más reciente adquisición.

Yoochun llegó hasta su auto y sintió náuseas, así que vomitó junto a él, lo más que pudo, había vuelto a lo de antes, pero si en el pasado fue una decisión propia y ahora también, la diferencia es que en esta ocasión lo hacía para pagar una deuda con la vida, para cumplir la promesa a Jaejoong de cuidar de Junsu, para que el chico estuviera siempre a su lado, para no dejarlo ir nunca más



Si la vida tuviera que ser descrita en alguna palabra esta sería “Cruel” aunque aplicado a lo que él atravesaba para otros quizás sería “Justicia”. En el pasado por amor a su familia se olvidó de su dignidad, después el odio lo invadió y por ambición se refugió en su orgullo, cegado por él cambió la existencia y el destino de dos personas inocentes, arrastrándolos a su vida malsana, ahora en este presente, volvía a perder su dignidad, sin pensar en un futuro, tal vez volvería a sentir odio, quizá al igual que con su familia, terminaría odiando a Junsu

Condujo de regreso a casa con una sonrisa y al volver vio a Junsu acostado sobre el suelo, en posición fetal, dormía tranquilamente y él se acercó, sentándose junto a él sujetó suavemente su cabeza y se la acostó en el regazo, acariciándole los cabellos, mirándolo con amor

—Ya estoy en casa —susurró, agachando la cabeza le dio un beso en la frente, poco después el menor despertó, abriendo los ojos le observó, sonrió, abrazándose a sus piernas, suspiró relajado

—¿Dónde estabas? No vuelvas a dejarme —musitó tranquilo, removiéndose como un inocente gato

—No, nunca te dejaré —respondió, mirando con amor a Junsu, luego besó su mejilla, sin dejar de acariciarlo

—Te amo mi amor, si me dejas me mato —declaró convencido, Yoochun dejó de acariciarlo, observándolo fijamente, esa forma de hablar, su tranquilidad, entonces supo que no estaba con Junsu, era Jaejoong, sintió dolor en la boca del estómago, pero esta vez le siguió el juego, continuando con la caricia, tragó saliva y sus ojos se humedecieron

—No te preocupes bebé, siempre estaré contigo —sonrió como perdido— Seremos felices los tres, siempre los tres —sus lágrimas comenzaron a deslizarse y Junsu se abrazó con más fuerza a él, amorosamente, feliz. No existiría nunca más nada que los separara, al menos hasta que tuviera otro episodio, donde él ya no sería él, una vez más

Ahí, en medio de esa gris y triste habitación estaban los dos, abrazados como si nada más del universo existiera, Junsu perdido en su mundo, Yoochun con el peso de la culpa de todo, de todos. Llorando sin poderse desahogar realmente, pero estaba con Junsu y a la vez con Jaejoong, ya no se sentía solo, en medio de todo ese caos encontraría la felicidad, la que solo ese amor trágico e insano podía traerle, así tenía que ser.


FIN (?)


NOTA DE AUTOR:
¡Hola a todas mis lectoras! Este fanfic ha llegado a su "fin" lo que sigue será un Epílogo, pueden o no leerlo, o quedarse con este final jeje, no será un final alternativo, solo un tipo Lo que sucedió después y nada más, pero se podría decir que la historia está contada hasta aquí :)

Ahora entramos a la parte de confesiones xD esta historia comenzó como una especie de broma, un largo cliché de las historias que rondan en el mundo del yaoi, donde si el abuso está infligido por alguien que te "ama" entonces está bien, el tipo de historia donde el Sr. X puede hacer lo que le venga en gana y humillar a quien quiera solo porque puede o tiene el poder y dinero para hacerlo, a veces incluso solo por tener la apariencia galante, claro, tampoco es que usé este fic como una especie de clase de moral para niñas fujoshis jejeje, creo que a cualquiera le puede gustar este tipo de fics porque vamos, no son una realidad y el que nos guste tampoco significa que lo llevemos a la práctica, así que podría decirse esta historia es una especie de parodia a todas aquellas que circulan en nuestro vasto mundo del yaoi, pero...

Resulta que conforme lo escribí le agarré un verdadero gusto al momento de "justificar" el comportamiento de los personajes a través de sus desperfectos mentales y terminé poniendo realmente empeño en que se supiera el por qué actuó cada quien como tal, sin hacer por ello una especie de apología, las violaciones son lo que son, no es amor, es un abuso y como tal debe condenarse, no justificarse porque quien lo lleva a cabo "nos ama" y solo es una forma de demostrarlo. Sin embargo al final decidí que Yoochun tuviera una especie de redención (compensación) y a la vez un castigo, tener a un Junsu fuera de sí, atrapado entre las dos personas que amó y a quienes ya no puede alcanzar. Amor y Odio hacia Junsu en su más pura expresión y ahora es él quien está tras un poco de cariño, porque ya no le queda nada, ni siquiera el motivo de su arrogancia, su dinero, su imposición, todo eso reducido a nada, quería dar una especie de "final sombrío" y no sé, dentro de todo quedé satisfecha, perdónenme si en el transcurso de toda la historia les hice sentir desesperación o frustración de algún tipo (tal como me pasó a mí al escribir), sé que la escena penúltima fue desagradable, pero es una especie de antesala para el fanfic anexo a este y que tratará sobre la vida de Yoochun, que dicho sea de paso, también tendrá algo de YooSu y de ChunJae, pero poco

Y ya que me confesé puedo hacer un par de aclaraciones: La escena entre Hyun Joong y Eunhyuk no era un dar a entender que comenzarían una relación amorosa, por el contrario aunque no lo plasmé, en mi cabeza quedó la idea en que se hicieron amigos y mantuvieron el contacto incluso cuando KHJ regresó a Alemania, así mismo quise dar a entender que él seguiría en contacto con la familia de Jaejoong, ligado al gran amor que le tuvo y al afecto que recibió de ésta en correspondencia cuando intentó salvarlo, pero también dentro de mi cabeza lo imaginé conociendo a alguien en Alemania y enamorándose por segunda vez :) solo quise aclararlo, no sé por qué

Sé que pudieron quedar algunas dudas, así que pueden escribirme a getaway360@gmail.com o bien, seguirme en Facebook, en mi perfil está el enlace a mi página, donde podrán ver actualizaciones, nuevos proyectos y más. Gracias infinitas por haber llegado hasta aquí, dejar sus comentarios y demás, mantengámonos en contacto y pueden también opinar sobre qué parejas les gustaría leer :D ¡Hasta pronto!

4 Comentarios:

  1. Es la primera vez que leo un fanfic como el tuyo, me asusta pero me gusta XD de verdad te volaste la barda en muchas situaciones y el final me encantó, aunque se podría decir que al final Yoochun se salió con la suya :/

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    1. Gracias por leer.. jajaja creo que no fuiste la única que reaccionó así, igual gracias por seguirlo hasta el final, donde sí, Yoochun se salió con la suya xD

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  2. No, alcontrario tu manejo de las situaciones, y la emocionalidad de los perdonajes tan bien logrados hicieron de este fic algo realmente increible, el despertar emociones con su narración es el propósito de los escritores. En cuanto a mi, creeme sufrí, llore, sentí una desason tremenda y de todo con tu fic. Gracias por comoartir tu talento con nosotras. Espero el epílogo saludos y suerte en todo.

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    1. Gracias :D que bonitas palabras. Sé que fue un fic de muchas emociones, te agradezco que hayas llegado hasta el final y que siempre me dejaste muchos comentarios, sigo trabajando en el epílogo :) nos estaremos leyendo pronto

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