Al Mejor Postor. cap 1

-miren a estas dos bellezas señores- anunciaba un hombre por el micrófono a un montón de señores que estaban sentados frente al estrado

-ambos son hermanos-los cogió del rostro- la verdad es que ¿Quién no quisiera llevárselos?-todo el público empezó a aplaudir ante los que el presentador había dicho

Ahí, arrodillados frente a un montón de asquerosos viejos se podía ver a dos jóvenes bastante delicados, se hallaban desnudos, con las manos atadas tras la espalda para que no pudieran huir de ese horrible lugar.
Si, ambos eran hermanos y también ambos sabían perfectamente lo que les iba a pasar. Iban a ser venidos a alguno de esos hombres que estaban sentados frente a ellos mirándolos como si fueran aves de rapiña listas para atacar a su presa.
Las lágrimas no dejaban de caer por sus rostros, se sentían sucios al estar ahí, siendo ofertados como si fueran mercadería…el que diera más por ellos se los llevarían.
El único consuelo que les quedaba es que, por lo menos, los dos iban a ser llevados juntos. No se iban a tener que separar ya que ahora ellos eran la única familia que les quedaba. Solo el mayor sabía realmente que es lo que había pasado y porqué estaban ahí, siendo vendidos. El menor no sabía que había pasado, no sabía la verdad de nada.
En sus rostros se podía ver el terror, el asco, la tristeza y muchas otras sensaciones que ningún humano en su vida debería tener que experimentar.

-y aquí comienza la subasta-el público estalló en aplausos- empecemos con 20 mil dólares por ambos ¿Quién da más?

-Yo-levantó la mando un hombre bastante canoso-doy 25 mil por ambos

-25 mil?-dijo el anunciador- quien da más a la 1, a las 2 y…

-yo doy 30 mil-anunció otro hombre que salió de entre el público presente

-30 mil? Dijo 30 mil? A ver quien supera eso…me pareció haber escuchado 35 mil por ahí-invento el hombre del micrófono ya que nadie había dicho nada

-yo doy 36 mil- gritó otro

-wow esto se pone interesante-dijo- parece que ya los quieren en sus casas ¿Quién será el afortunado de llevarse a estas dos bellezas-nuevamente los tomó del rostro mientras les abría las piernas
-a caso no son un encanto?- preguntó a las personas que estaban en el público-imaginen todo lo que podrían hacerles…podrían tenerlos a su disposición las 24 horas del día por el resto de sus vidas. Imaginen lo que podrían hacerle a estos cuerpos tan hermosos.

-¿a caso no les dan ganas de tomarlos a ambos y hacerlos suyos?- animó al público para que ofrecieran más dinero

-yo doy 40 mil-saltó uno de su asiento

-40 mil? Quien dijo 42 mil?-puso una mano en su oreja como si de verdad alguien hubiera dicho tal cosa

-doy 45 mil

Las ofertas iban aumentando con el pasar de los minutos y esos pobres se encontraban arrodillados siendo vendidos como ganado. Las ofertas ya iban casi por los 100 mil dólares.

-doy 88 mil

-yo doy 90 mil

De verdad que esa gente era repugnante. Ni por un poco de amor o compasión al prójimo dejaban de hacer eso. Nadie denunciaba a esos tipos que venían a quien sabe cuántas personas al día para que se convirtieran en esclavos sexuales de aquellos asquerosos que tenían todo el dinero que querían y que no tenían ni un poco que compasión.

-vendido por 90 mil a la 1, vendido por noventa mil a las 2 y vendido por 90 mil a las…-no pudo terminar su frase al verse interrumpido

Dos jóvenes muy guapos entraban por la puerta de ese local que más bien parecía un muladar. Uno de ellos cargaba un maletín en una de sus manos que, al parecer, era de cuero. Eran altos y con buenos cuerpos, tenían cabello color marrón, estaban vestidos con ternos color negro, unos traía camisa blanca y el otro una camisa color celeste muy claro. Se notaba a simple vista que eran personas sumamente adineradas, todo en ellos lo indicaba, su elegante aspecto, su porte y otras cosas más.

-nosotros ofrecemos 150 mil dólares por los dos-dijeron ambos jóvenes a la misma vez

-150 mil dólares?- su tono era burlón- jajaja-rió- dudo mucho que dos personas tan jóvenes como ustedes dos tengan esa cantidad de dinero

-lo tenemos todo aquí-palmeó el maletín el joven más alto- todo en efectivo-bajó un poco el tono de su voz para que se hiciera más grave

El presentador se quedó sin palabras. Era verdad, esos dos muchachos tenían esa cantidad de dinero y totalmente el efectivo.

-eso sí que me ha sorprendido- dijo- a ver alguien da más?- preguntó, aunque bien sabía que nadie iba a poder superar semejante suma de dinero.

-150 mil a la 1, 150 mil a las 2 y 150 mil a las tres- anunció con gran alegría debido a todo el dinero que iba a recibir ese día

-los dos jóvenes son de ustedes, solo dejen el dinero al hombre que está a mi costado para que pueda verificar la suma y una vez que haya contado el dinero, estas dos bellezas son de ustedes.

Un hombre que estaba detrás del presentador se acercó a los dos jóvenes para recibir el maletín. En las caras de los hombres del público se podía ver la decepción por no haber podido llevarse a aquellos hermanitos tan bellos y, seguramente, muy sumisos.

-la suma es correcta señor-habló muy bajito el hombre que contaba el dinero al odio del presentador

-ahora si se los pueden llevar- hizo que los pobres hermanos se levantaran del piso de un solo tirón- espero que los disfruten. Podrán hacer con ellos lo que ustedes quieran

Les desató las manos para que se pudieran ir con sus, ahora, nuevos dueños. Quien sabe a que serían sometidos, a que asquerosidades los obligaría. Pero ahora ya no se podían quejar…no ahora que habían sido vendidos. Por su bien no reclamarían y gritarían como lo hicieron en un principio cuando fueron entregados a esas personas para ser vendidos al mejor postor. De nada iban a servir sus lágrimas o gritos…nadie los iba a escuchar y menos a atener sus necesidades.

Antes de ser entregados les hicieron ponerse unas mantas y firmar unos papales de que se habían casado con sus compradores. Ese era el truco para que ese negocio no fuera cerrado. Vendían a las personas por grandes sumas de dinero, y luego hacían como si se hubieran casado. Todos los clientes sabían en qué consistía todo este mundo, es por eso que todos los que se sentaban cada noche en esos sitos, para ofrecer dinero por las personas, eran viudos, divorciados y solteros. Todos firmaban esos papeles al final de su “gran compra” para luego no tener problemas con la justicia.

-ya sabes en qué quedamos ¿verdad?- dijo el más alto al otro hombre a su costado- tú con él- señaló al de pelo rubio- y yo con él- señaló al que tenía un lindo trasero

-si- se limitó a responder solamente eso

-pasen a firmar por favor caballeros-dijo el presentador, el cual ahora se había acercado a los jóvenes adinerados.

El que al principio cargaba el maletín fue el primero en pasar a firmar todos esos documentos que se encontraban sobre una mesa.

-usted a quien va a elegir?- preguntó

-al de cabello rubio

-de acuerdo- se dirigió al que había sido elegido y de un solo tirón bastante tosco en ese delgado brazo lo acercó a la mesa- firma- le ordenó

El joven de cabellos claros solo se limitó a hacer lo que le habían ordenado. Ahora estaba casado, contra su voluntad, con un hombre al que nunca había visto en su vida y del cual ni siquiera sabía su nombre. Sabía que su hermano tendría que pasar por lo mismo, pero lo que le daba pánico era que, al ser dos hombres los que los habían comprado, los pudieran separar. No quería eso, su hermano era lo único bueno que le quedaba en la vida y viceversa. Al terminar los cuatro de firmar fueron entregados a sus nuevos dueños o más bien a sus nuevos esposos.

Caminaron hacia la puerta en donde se encontraban cuatro hombres vestidos totalmente de negros, su ropa, su calzado y hasta sus lentes eran de ese color...usaban lentes de sol a pesar de ser de noche. Al parecer eran los hombres de seguridad.

-llévenlos al auto y que no escapen-ordenó uno de los jóvenes

-lo siento Junsu- le dijo su hermano- no pude protegerte como te prometí- bajó la cabeza

-no es tu culpa Jaejoong -dijo con una voz bastante infantil- ninguno de los dos pudo evitar esta situación

Llegaron a un auto negro con las lunas polarizadas ( aumadas). Desde afuera no se podía ver nada de lo que había en el interior. Les abrieron las puertas haciendo que entraran para luego llevarlos a algún lugar totalmente desconocidos para los dos hermanos. Junsu apoyó su cabeza en el hombro su hermano Jaejoong. No sabían cuál iba a ser su nueva vida a partir de ese día pero seguro no iba a ser nada bonita.

-lo siento Junsu, perdón por haber sido tan mal hermano, perdón por no haberte cuidado como era debido- pensó Jaejoong para sus adentros- lo siento- dijo casi en un suspiro a la vez que una lágrima se derramaba por una de sus mejillas.

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