Título: My
Little Baby.
Pareja:
YooMin
Autor: Aemin
Extensión: OneShot
Género: Lemon
Nota: en celebración del cumpleaños de alguien muy especial~
Yoochun corría como loco desaforado. Acababa de terminar su
día de clases y hoy más que nunca le urgía llegar a casa.
Después de su última sesión del Taller de Poesía, había
salido a la plaza con unas compañeras de teatro y unos amigos de música. Fueron
a tomar una malteada a la cafetería mientras él se lucía leyéndoles unos poemas
inéditos a sus compañeras, y luego sus amigos los deleitaron tocando la
guitarra y cantando a-capella. Después de eso se pasearon por la plaza y
pasaron frente a la arcada. Nadie se detuvo a observar más de cerca ese lugar,
a nadie le interesaba. Más que a Yoochun. Algo había en una de las máquinas
traga-monedas que le llamaba la atención. Cuando los demás entraron a la tienda
de música que estaba unos metros después, decidió aprovechar que un nuevo
reproductor de música los hipnotizó para salir sigilosamente y acercarse a la
arcada.
Caminó como si nada, como quien no quiere la cosa,
observando todo y nada, y luego se acercó a l máquina traga-monedas que le
había llamado la atención. Era una de ésas máquinas para pescar muñecos de
peluche o esferas contenidas con dulces y juguetes con una gran pinza negra de
metal. Yoochun la examinó, los estampados eran muy coloridos, un fondo azul con
globos de colores, nubes, arcoíris y helados sonrientes. Se asomó al cristal y
vio que contenía, efectivamente, esferas de colores más o menos del tamaño de
pelotas de beisbol, quizás un poco más grandes. No se podía ver el contenido.
Al fondo se veían imágenes de pequeños muñecos chibbi, sonriendo, corriendo,
brincando o durmiendo sobre nubes. Se apartó para poder ver la máquina y leer
el título de la máquina.
-My Little Baby, - leyó. Algunos chicos que entraban a la
arcada lo observaron y se alejaron cuchicheando. Yoochun notó los susurros y
fingió demencia, mirando a otro lado y acomodándose el cabello. Miró la máquina
una vez más, dio media vuelta y se alejó. Luego volteó a verla de reojo.
Suspiró, miró hacia la tienda de música y volvió a la máquina.
Ya que se encontró de vuelta en casa, corrió hasta su
habitación y cerró con llave, a pesar de que vivía en un departamento, solo.
Tenía vecinos metiches y nunca cerraba su puerta principal con llave, por si a
su amigo Junsu, que vivía enfrente, se le ofrecía algo. Respiró profundo y
recordó a sus amigos. Los había plantado en la tienda de música. Rápidamente
tecleó una disculpa a sus amigos, dejó el teléfono en el escritorio y se
apresuró a sacar de su mochila la pelota color rojo frambuesa. Sin llegar a ser
una pelota de voleibol, sí era más grande que una de beisbol. Se sentó en su
cama y la abrió, para que el contenido cayera sobre el colchón en caso de que
fuera frágil. Como un clavadista olímpico, un muñequito rodó fuera de la esfera
y cayó de cabeza sobre el colchón, y luego sus pies cayeron hacia delante. Era
un muñequito pintado de tal manera que su piel era morenita, su pelo era
castaño claro y largo, hasta el cuello. Vestía de overall blanco con una camisa
azul y una cinta en la frente blanca también. Se veía muy real, como uno de
esos dollfie que costaban la millonada tan sólo los ojos. Iba a levantarlo
cuando el muñequito se sentó por sí solo y abrió los ojos. Casi se cae de la
cama del susto.
-¡Yah! ¿Por qué con tan poca delicadeza?, - el muñequito
habló. Tenía una voz ligeramente chillona. Yoochun lo observó con detenimiento,
y el muñequito lo miró a los ojos. Sus ojos eran cafés oscuro como el café bien
cargado.
-Tú….tú…,- Yoochun acercó un dedo hacia él y luego lo
apartó, - ¿tú hablas?
-Eso parece… - respondió el muñequito, sujetándose los pies
con las manos. Era alargado y aún así podía sujetárselos. Yoochun sonrió,
sorprendido y conmovido a la vez. Se recostó frente a él, observándolo con su
rostro muy cerca de su cuerpecito. Era un poco más pequeño que la palma de su
mano, todo él.
-¿Qué puedes hacer?
-¿Eh?
-Digo…¿a qué podemos jugar? Dios, esto es un poco extraño
para un hombre de mi edad…
-¿Tan viejo es mi amo?
Las mejillas de Yoochun se tiñeron de rojo.
-Y es tan blanco como la crema.
-Me llamo Yoochun.
-¿Iuchon?
-Yoochun.
-Yuchion.
-Yoo-chun…
-Sí, sí, lo que tú digas… -el muñequito se levantó y le dio
la espalda, caminando por el colchón. Llevaba zapatitos tenis.
-¿A dónde vas?, - Yoochun se sentó, observándole.
-A conocer mi nueva casa. Yoo-chuuunnn…
El muñequito siguió caminando por el colchón, llegó al
barandal de la cama y se deslizó por él para bajar. Yoochun se levantó y vigiló
cada movimiento del pequeño ente. ¿Sería un duende acaso? ¿O uno de esos
robots? De serlo, le había costado barato. El muñequito se detuvo frente a la
puerta, se sentó y miró hacia arriba.
-Tengo hambre.
-¿Hambre?
-Sí, y no alcanzo la perilla. ¿Dónde está la cocina?
Yoochun caminó hasta él, lo levantó con cuidado y lo miró.
La textura de la ropa era también muy real. El muñequito estaba de pie sobre su
palma abierta.
-Tú…¿comes?
De pronto la pequeña pancita del muñequito gruñó. Yoochun se
sonrojó de ternura.
-¡Kyaaaaaaaa!
-Claro que como, cuando tengo hambre, como. ¡Qué dueño más
raro eres!
-Eres una ternurita~ - Yoochun acercó su dedo de la otra
mano y le tocó la mejilla. El muñequito infló las mejillas.
-Aliméntame~
Yoochun sintió que la calefacción de su cuerpo se encendía,
por alguna extraña razón. Sonriendo llevó a su nuevo juguete a la cocina y se
dispuso a prepararle algo para comer, lo único que sabía hacer: ramyon. El
muñequito le observaba, sentado en la mesa del comedor. Cuando la sopa estuvo
lista, la llevó en un plato al lado del muñequito y le puso una cuchara. En eso
su celular sonó y Yoochun corrió a contestar.
-¿Hola? Sí, hyung…sí, perdona…
El muñequito, hambriento, se levantó y se acercó al plato,
sujetó la cuchara e intentó trepar por ella para alcanzar el contenido.
-Sí…es que me surgió algo y… - Yoochun regresó al comedor
mientras hablaba por teléfono y se sentó a la mesa, entreteniéndose con mover la
cuchara en círculos por el plato, moviendo la sopa, - sí…sí, sí, mañana nos
vemos. Bye bye.
Colgó y miró la sopa. Sujetándose como si su vida dependiera
de ello, el muñequito estaba aferrado a la cuchara. Casi se olvida de él.
-¡Yah!
-¿Pero, qué haces ahí?
-Tenía hambre…¡y tú casi me ahogas con la cuchara, Yuchon!
-Lo siento, lo siento… - Yoochun sacó la cuchara y puso su
mano bajo el muñequito para que se sentara en su palma. Estaba empapado en
caldo y su ropita blanca ahora era amarillenta, - necesitas un baño.
-Quiero acabar de comer primero, por favor, - el muñequito
lo miró con ojos saltones y llorones, y un leve sonrojo. Yoochun no podía
negarse a ese rostro infantil.
-Pero yo te doy de comer.
Sentado en la mesa al lado del plato, el muñequito sorbía de
la cuchara la porción de sopa que Yoochun le ofrecía. Los fideos fueron un poco
complicados de ingerir, pero lo hizo sin muchas complicaciones. Fascinado,
Yoochun se dio cuenta de que, a pesar de su pequeño tamaño, casi se había
terminado el plato entero de sopa. Era un comilón.
-Te llamaré Glotón, - dijo con una sonrisa boba. El
muñequito, luego de limpiarse la pequeña boca con la manguita de su ropa, lo
miró con cara de desprecio, - ¿o no?
El muñequito negó.
-Prefiero no tener nombre.
Para que se bañara, Yoochun sirvió agua caliente en una taza
de cereal y luego le añadió un poco de agua
fría. Puso la taza en el lavabo, tapando la salida de agua con un tapón
de hule, y puso el jabón a un lado de la taza. Luego bajó hasta ahí al
muñequito.
-Puedes enjabonarte con el jabón…y luego enjuagarte aquí
dentro, en la taza esta, ¿te parece?
-Bien, - el muñequito empezó a quitarse la ropa
amarillentada y se sentó, desnudo, sobre el jabón. Yoochun lo observó y se
sonrojó al notar que su anatomía estaba completa. Completita. Le dio la
espalda.
-Si necesitas mi ayuda o algo…
-Nah. Yo puedo solo.
Yoochun respiró profundo y se llevó su ropita para lavarla.
Pero no se iba a secar antes de que saliera el pequeño ente de bañarse. ¿Qué
hacer? Ni modo que anduviera desnudito por la vida… ya sabía qué hacer. Fue a
su cuarto por un calcetín y con unas tijeras le recortó el tobillo y le hizo
tres agujeritos para sus brazos y cabeza. Y con una agujeta podía amarrárselo a
la cintura. Era provisional, claro, pero de eso a nada…
**
Ya era hora de dormir. Yoochun estaba acostado viendo al
techo. A su lado, el muñequito dormitaba sobre una pantufla que le improvisó de
cama. Se había resistido a ponerse el trozo de calcetín, pero al final había
accedido al sentir el frío. Tendría que conseguirle ropa nueva. Y esa la
conseguiría seguramente en una tienda de juguetes…iría a escondidas.
**
Olvidándose de todos sus demás planes, saliendo de clases,
Yoochun fue hasta la tienda de juguetes con una peluca, una gorra y unos lentes
de sol. Entró como si estuviera entrando
a una tienda prohibida o de droga y fue directo al departamento de muñecos. Ahí
eligió varios conjuntos de ropa más o menos del tamaño del muñequito, según la
medida que le calculaba a la vista. Pagó sin siquiera preguntar y salió
corriendo como si llevase droga o joyas robadas.
Llegando a casa dejó la mochila sobre la mesa y entró a la
habitación buscando al pequeño ente. Ahí lo había dejado luego de darle de
desayunar pan con mermelada. Se había quedado viendo la televisión muy
tranquilo sentado sobre su almohada. La televisión seguía encendida pero el
muñequito ya no estaba ahí. ¿Se lo habrían robado?
-¿Muñeco? ¿Glotón? – lo llamó, buscándolo. Salió al comedor
y notó que algo escurría del refrigerador. Fue hasta él y notó que la puerta
estaba entreabierta, atorada con la escoba. Abrió la puerta y descubrió al
pequeño ente devorando un trozo de queso, y en general un desorden en todo el
refrigerador. Llevaba puesta su ropa ya seca y encima el calcetín cortado, por
el frío. Al ver el gigantesco rostro de su amo asomando a verlo, le sonrió.
-Bienvenido, amo.
Yoochun le tendió la mano para que subiera a ella y sacarlo
de ahí. El muñequito subió en su mano, sin olvidarse de traer el pedazo de
queso consigo.
-¿Por qué te metiste al refrigerador?
-Pues porque tenía hambre…
-Sí, pero podrías haberte lastimado, o te podrías haber
quedado atrapado en el refrigerador y congelarte. ¡No vuelvas a hacer eso!
-Aish…pareces mi appa…
-Pues sí, soy tu dueño y tengo que cuidarte.
Cuidando que no se le cayera, Yoochun se agachó a recoger la
escoba y guardarla, luego metió al muñequito en el bolsillo de su chamarra
mientras limpiaba el resto; el muñequito observaba lo que hacía asomado en su
bolsillo.
-Bien, ya limpie tu desastre, Glotón, - le dijo, sacándolo
del bolsillo.
-Aish…ya te dije, Yuchon, ese nombre no me gusta.
-¿Por qué no? Te gusta mucho comer…
-Sí, pero no responderé a él...- se cruzó de brazos e hizo
un puchero, inflando sus mejillas que de inmediato se pusieron carmesí.
-Kyaa…eres tan encantador…- Yoochun volvió a picarle las
mejillitas con su dedo, - ese podría ser tu nombre. Encantador.
-¿Cómo el príncipe?
-Tienes razón, - Yoochun jaló una silla, se sentó y puso al
muñequito frente a sí y se recargó en el respaldo, - y Charming en inglés
también alude al príncipe…o a papel de baño, detergente...aunque…hay un nombre
en coreano…¿qué te parece Changmin?
-¿Changmin?
-Sí…mi Changminnie…
-Está bien. Changmin.
-Dime, mi Changminnie, ¿aún tienes hambre?
-No, en este momento, no.
-Perfecto, entonces vamos a probarte la ropita nueva que te
compré.
-Aish…
**
La vida tenía otro color al lado del pequeño Changmin. Más
alegre, a pesar de que el carácter del pequeño ser era fuerte, testarudo, y un
poco egoísta. Pero Yoochun tenía alguien que le esperaba ansiosamente en casa,
si no por su linda cara, por la comida. Y sabía que podía conversar con él, y a
sí mismo Changmin le ayudaba con sus deberes y otras tareas, a veces de mala
gana. Era encantador aún cuando hacía pucheros y muecas pero al final accedía a
servir a su dueño. Yoochun ya se había adaptado a traerlo casi a todos lados
consigo, en el bolsillo de la chamarra, en el hombro, o en una bolsita para
celular colgando de su cuello. Su vocecita a veces funcionaba incluso como su
conciencia.
Una vez lo llevó de paseo al parque. Fue en la noche, a una
hora que casi nadie estaba ahí, para evitar sorpresas y malos entendidos. Lo
colocó cuidadosamente en una resbaladilla para niños y esperó a que se
deslizara. Changmin lo hizo y casi sale volando, aterrizando en un montón de
arena. Se sacudió su ropita de campo que Yoochun le había puesto y bajó
tranquilamente del montón de arena, trepó por el poste del juego y subió de nuevo
para volver a deslizarse. Yoochun se entretenía observando su autosuficiencia
momentánea, y le tomaba muchas fotografías. Luego lo subió al columpio y se
puso a mecerlo suavemente. Changmin se sujetaba apenas del asiento y sonreía,
incluso rió un poco. De pronto, Yoochun usó demasiada fuerza para mecerlo y
Changmin salió volando por los aires. Yoochun corrió y se lanzó pecho tierra,
barriéndose como un jugador de beisbol para atraparlo. No lo logró. El
muñequito aterrizó en un montón de hojas, a un lado del arenero. No le dirigió
la palabra en todo el camino de vuelta a casa, con moretones y raspones en todo
su pequeño cuerpo.
-Changminnie…no fue intencional, dime, ¿por qué yo querría
lastimarte? Anda, déjame curar tus heridas…
El muñequito seguía cruzado de brazos, con las mejillas
infladas, y sus ojos sacaban chispitas de enojo.
-Tengo que tratar tus rasponcitos y golpes, Minnie~
-¿Minnie?
-Changmin en diminutivo…
-No quiero, Yuchon.
-Por favor…- ahora era el turno de Yoochun de hacer pucheros
hasta convencerle. Changmin desvió la mirada, intentando ignorarlo, mirándolo y
desviando varias veces hasta que descruzó los bracitos.
Yoochun lo curó con pomada para que no le ardiera.
Otro día lo llevó a
pasear en bicicleta. Lo había tentado rentar una tándem, de esas que usaban las
parejas y tenían doble asiento y par de pedales para viajar juntos, pero
descartó la idea por un par de importantes razones:
1.
Changmin no alcanzaba los pedales. A duras penas
podría sentarse en el asiento.
2.
Se vería ridículo pedaleando él “sólo” con un
muñequito sentado en el otro asiento.
3.
Changmin se podría caer y lastimarse
severamente.
Así que sacó su propia bicicleta y se llevó a Changmin, con
un casco para muñecas, en la bolsita de celular, y pedaleaba mientras el
pequeño devoraba un dulce de licoris. Prácticamente, su pequeño
juguete-amigo-mascota comía una sola vez al día: todo el día, sin parar.
Lo pasaron muy bien recorriendo el parque, y luego se
detuvieron a descansar y Yoochun compró un algodón de azúcar, que juntos
comieron con agrado, Yoochun por arriba y Changmin por abajo, desde su
protectora bolsita. Después fueron a comer-cenar a un puesto de brochetas de
pollo con salsa agridulce. El rostro del pequeño Min terminó cubierto casi en
su totalidad por salsa agridulce, por más que él intentaba lamerse lo más
posible. Yoochun sonrió y le limpió un poco con su dedo, lamiéndolo después.
Luego se sonrojó y mejor le tomó una fotografía más con su celular. Luego tuvo
la sensación de que la relación se estaba volviendo de alguna manera
extrañamente pedófila….nah, Changmin era un muñeco, no un niño al que no
pudiera amar…¿existía algún sentido en alguna parte de esa aceptación? Mejor
terminaron pronto de comer y regresaron a casa a jugar videojuegos y cenar
bien.
Eso también les entretenía, jugar videojuegos. Para eso,
Changmin saltaba de un lado al otro del control, haciendo maromas y piruetas
cuando era necesario. Yoochun no sabía si era más interesante ponerle
concentración al juego o atención a las gracias de su pequeño Min.
-¿Cómo logras hacer todo eso? Eres muy flexible.
-¿Sí? No lo he notado…
-De verdad, me sorprendes. Haces que parezca más fácil de lo
que es.
-Y, Yuchon, es por eso que yo voy a ganarte.
Otra actividad que disfrutaba hacer con él era bañarse
juntos en la bañera. Le había comprado un barquito de plástico y Changmin
navegaba en él mientras Yoochun se enjabonaba y luego él se aseaba. Después le
ayudaba con las tareas de la escuela o veían una película y se iban a dormir.
Una noche, Changmin se quedó dormido abrazando el meñique de Yoochun. Yoochun
se acercó y besó su mejillita, casi arrancándosela por la succión del beso.
Changmin despertó, empujándolo con sus manitas e insultándolo de una manera que
Yoochun ignoraba que conociera.
Un día, Yoochun se había caído de la bicicleta. Se había
raspado el brazo y la mano. Mientras se ponía alcohol y luego una pomada,
Changmin lo observaba, curioso, sentado en un salero. Yoochun le sonrió.
-No pasa nada, estoy bien, Minnie….
Sin decirle nada, Changmin se levantó, se acercó a él y besó
la parte herida de su brazo. Yoochun se quedó sin aliento. A pesar de todo, su
pequeño muñeco sentíaa cierto afecto por él también…si eso era posible entre
un humano dueño y estúpido y un juguete
fabricado perfecto. Yoochun tuvo que darse un baño con agua helada después de
eso. No estaba seguro, además, de qué tan correcto era esa nueva sensación entre
él y Changmin. Qué tan sano serpia para sí mismo…preferir su compañía que la de
los demás, ¿hacía cuánto que no salía con sus amigos y compañeras?
**
Todo siguió estando cada vez mejor y mejor, hasta que una
tarde, cuando Yoochun volvió de la universidad, no pudo encontrar a su pequeño
Changmin.
Ese día había tenido una exposición sobre un libro de poesía
antigua de la era de Joseon, y no había podido llevar a Changmin consigo porque
necesitaría toda la atención en el proyecto. Lo había dejado en casa, con la
televisión encendida, el control de la televisión y la consola a la mano, un
plato de dulces y uno de frituras muy cerca, y un vaso de agua con popote a la
mano.
Mientras lo buscaba desesperado por el departamento, recordó
las palabras exactas que le había dicho antes de irse:
-Volveré en la tarde, Changmin. ¿Podrás estar sin mí unas
cuantas horas, cierto?
-Sí, mientras tengas comida suficiente en el refrigerador y
la despensa, estaré bien.
La despensa. Corrió hasta ella y buscó entre las cajas,
dentro de las bolsas, en todos lados. Lo llamó y luego fue a buscarlo al
refrigerador. Al verlo cerrado temió lo peor y lo abrió rápidamente. Nada, no
estaba am0poco dentro del envase de leche donde lo había encontrado hacía dos
días, flotando como pachá en agua termal. Cerró la puerta y abrió la del
congelador. Nada tampoco, afortunadamente…o desafortunadamente. La tristeza
empezó a invadir a Yoochun. Fue al baño a buscarlo y tampoco ahí lo encontró.
Alicaído, fue a la habitación a llorar sus penas. Encontró la ropita de
Changmin tirada en el suelo y la levantó. Se recargó en la puerta, recordando
su vocecita pendenciera, cómo lo llamaba “Yuchon”, seguro porque sabía que le
molestaba, no porque no pudiera decir bien su nombre, la manera que tenía de
devorar la comida de distintas maneras, dependiendo lo que fuera y lo mucho o
poco que superase su tamaño…
Se cubrió la boca, dejando salir las lágrimas. Vio entonces
la ventana abierta y se asomó por ella. Gritó su nombre con fuerza: “¡Changmin
aaaaaaaaaaaah!”. Afuera no había nada aparte de la luna llena.
-¿Eh…?
Alguien habló detrás de él. Volteó y miró en la cama. Un
chico yacía recostado a todo lo largo, con las piernas dobladas ligeramente, un
brazo bajo la cabeza. Su piel era morena, su cabello castaño claro llegaba a su
hombro. Estaba desnudo y parecía dormir medio cubierto por la sábana. Se acercó
lentamente a él, observándolo detenidamente. Empezaba a parecerle…familiar…
Sus pies se movieron. Sus piernas eran realmente largas.
Luego abrió los ojos, unos ojos cafés oscuros, y volteó a verlo.
-¿Ya regresaste por fin, Yuchon?
El reclamo directo en lugar de la bienvenida, el tono de
voz…
-¿Chang…Changmin?
-¿Huh?
-¡Changmin!
Le abrazó con fuerza, atrayéndolo contra sí y estrujándolo.
-Dueño Yuchon…¿está llorando?
-Cómo no iba a llorar… - lo miró a los ojos, tomándolo por
los hombros, - creí que te había perdido para siempre…
-Pues no… - Changmin sonrió, esa sonrisa infantil que solía
tener, y luego de secarle las lágrimas con una mano, un poco brusco, le besó la
mejilla. Fue voluntario, pero también inesperado y extraño de él. Yoochun lo
apartó suavemente, viéndolo a los ojos.
-¿De verdad…eres mi Changminnie?
-Sí, Yuchon…
Yoochun lo miró, mordiéndose los labios, sonrojándose al
extremo.
Lo necesitaba. Lo necesitaba y ya. Le besó el cuello,
abrazándolo contra sí. Changmin ahogó una exclamación de sorpresa. Yoochun bajó
una mano y acarició la entrepierna ajena, despacio. Changmin dio un sobresalto.
De su cuello pasó a sus labios y lo besó con pericia mientras lo recostaba
sobre la cama. Aún recostado, Yoochun continuó acariciando su entrepierna.
Changmin se estremecía y agitaba sus pies y piernas, inquieto, pero no gemía.
-Changminnie…¿no sientes nada? Como…cosquillas…en tu cuerpo.
-Uh…algo así…
-¿Y…no te provoca hacer sonidos?
-¿S-sonidos?
Yoochun asintió y bajo por su cuello con sus besos, lamiendo
luego uno de sus pezoncitos.
-H…hn….hn….- Changmin se mordía los labios, reprimiendo
cualquier sonido que podría salir de su boca.
-Qué testarudo eres, mi Changminnie… ¿no comprendes lo que
deseo en este momento? Quiero hacerte
mío, poseerte y quiero escucharte disfrutar de lo que te hago… ¿no sientes
placer al sentir mis manos aquí?, - Yoochun apretó un poco su entrepierna.
Changmin agitó su cabeza, sonrojándose cada vez más. Bajó más y lamió
suavemente su ombligo.
-Ha….mnn…- Changmin se cubrió la boca con su mano, incapaz
de comprender qué era todo esto que ahora sentía.
Yoochun se apartó y lo miró desde arriba. Su expresión
confusa pero evidentemente excitada, su frente y cuello empezando a perlarse de
sudor, sus ojos apretados, casi lagrimeantes, su mano presionando sus labios
para contenerse.
-Verte así…sólo me hace sentir más ganas de hacértelo,
Changmin…de hacerte mío, de que grites de placer a cualquier precio…
Yoochun se desnudó y se mordió los labios. Changmin no se
había movido de su posición, completamente dócil. Le tendió su mano.
-Ven aquí…
Changmin tomó su mano, obediente, y se levantó. Yoochun lo
abrazó y beso sus labios, lamiendo con la punta la comisura entre ellos. Changmin
separó los labios, suavemente, y Yoochun aprovechó para colar su lengua,
empujando también sus dientes y tocando con la punta la lengua ajena. Acarició su espalda suavemente, apretando sus
músculos, notando lo perfectos que eran. Changmin se estremecía en sus brazos. Poco
a poco Yoochun fue retrocediendo, sentándose en la cama y jalando al ya no tan
pequeño muñequito consigo, sentándolo sobre sus muslos. Changmin rompió el
beso, miró su posición y luego lo miró a los ojos. Yoochun le apartó un mechón
de pelo hacia un lado.
-Tranquilo…sólo sentirás un poco de presión…
Con cuidado lo levantó, sujetando sus caderas, luego bajó
una mano, detuvo su erección en la posición adecuada y presionó, entrando. Changmin
se arqueó hacia atrás al sentirlo e intentó apartarse de él, empujándolo con
sus manos. Yoochun lo retuvo, abrazándolo contra su cuerpo pero deteniendo su
intromisión. El muñeco no pronunciaba palabra pero gemía y sollozaba de dolor,
aún intentando zafarse. Yoochun atrapó sus labios y lo besó con pasión,
intentando acallar su llanto y distraer su cuerpo del dolor. Poco a poco
Changmin correspondió, temblando, y Yoochun empujó para entrar cada vez más. Con
cada tramo que estaba más adentro, el otro se quejaba dentro de sus labios. Cuando
estuvo por completo en su interior, Changmin cortó el beso y gimió,
recargándose en su hombro.
-Mi Changminnie…- le susurró al oído, candente, - me tienes
atrapado…dentro de ti…
-Uhnnn…
Changmin volteó la cara a otro lado, no queriendo verlo a
los ojos siquiera. Yoochun se sentía demasiado caliente como para ocuparse por
acontentarlo, aunque sabía que le estaba lastimando. Se deslizó suavemente para
salirse, pensando en al menos lubricarse con algo para volver a intentarlo,
pero Changmin se le aferró.
-No…duele…no…no lo muevas…
Yoochun lo miró, perplejo. Suspiró y le abrazó, acariciando
su cabello y su espalda. Después de un rato que para el mayor pareció eterno,
los sollozos cesaron.
-Changmin…necesito moverme ya…,- le avisó antes de empezar a
bombear debajo de él. Changmin volvió a gritar de sorpresa, pero ya no había
dolor. Apoyando las manos en sus hombros, le ayudó a penetrarle, moviéndose
sobre él.
-Ah…bien…ahora…sujétate bien a mí, Changminniee….
Abrazándolo contra sí, a la vez que su muñeco se aferraba a
su cuerpo, haciendo un gran esfuerzo, Yoochun se levantó de la cama. Al hacerlo,
la gravedad hizo inercia y Changmin chocó contra su cadera, llevando a su dueño
al punto esacto. Sujetándolo por su traserito, Yoochun siguió embistiendo como
podía, la sensación de llegar tan adentro era excesivamente placentera. Finalmente
Changmin llegó al éxtasis, temblando todo, y Yoochun llegó poco después.
Más tarde, recostados juntos en la cama, Yoochun lo
contemplaba.
-Ha sido…como descubrir una maravilla dentro de ti, mi
Changminnie…
Changmin abrió los ojos, sonrió y se acurrucó a su lado.
A la mañana siguiente, no había rastro del hermoso joven con
el que había hecho Yoochun el amor. En su lugar, estaba el pequeño y gruñón
muñequito.
Y así fue el resto de los días, hasta que cada luna llena
transformaba al muñequito en un amante perfecto.
FIN
Oh por Dios!!!!!!!!!
ResponderEliminaryo quiero un muñequito asi!!!!!!!
que linda historia <3<3
me encanto!!!!!!
me pedire uno por navidad
ResponderEliminarestuvo buenisimo
Dios conti plis me dejaste o.o jajaj muy bueno n.n
ResponderEliminarOh! que malvado plan!!!! por que no hay conti!
ResponderEliminarPor que tenia que ser one-shot!!! ah!!!! que vil plan mi quiera seguir leyendo mas ah!!!!! cielos! bueno por ahorita me encanto este fico es genial cielos! poner a minnie de muñequito hasta yo quiero uno asi ash! amiga me hicistes querer conseguir una maquina igual kekekeke ^ o ^
Waaaaaaaaa!!!!!!!!!!1...Me encanto este va a ser Mi Tercer Fic Yoomin favorito....*w*!!!!!!....Awwww!!!.....Me encanto el pequeño muñequito minnie!!!!.....*w*!!! me fasino sigue escribiendo mas Yoomin's
ResponderEliminardonde esta mi muñeco que quiero mi amante personalizado tambien
ResponderEliminarhermoso simplemente hermoso, aemin enserio amo tus fic espero que habras tu blog enserio una ves mas hermoso simplemente hermoso
ese Changmin esta muy inocente y tierno!!! yo amo al Changmin sarcastico, burlon y pervertido!!xD el fan fic estuvo bonito! gracias!
ResponderEliminarooow~~ me hizo reír mucho el Changminnie muñequito, jajajaja cómo salía volando del columpio y de la resbaladilla xDDD que hermoso mi Minnie >///<
ResponderEliminarGustó mucho!!!
WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA HAHHAHA♥ QUE GENIAL!! me encantó lo amé! *Q* hahah primero me dio risa porque Chun parecía un pedofilo con Changmin ahahha xD PERO LUEGO.....KYAAAAAAA♥ lo amé lo amé lo amé!
ResponderEliminarESCRIBES GENIAL!
que lindo Changmin de muñequito todo inocente,bonito y tierno, me encanto este yoomin sinceramente ame la historia
ResponderEliminarEs increíble este fanfic,sinceramente es el mas bueno que he leído y me ha encanto, belleza de letras e historia, es maravilloso, gracias por escribirlo, es perfectamente hermoso, muchas gracias por compartir este fic, espero que escribas mas
ResponderEliminarwaaaa me encanto un Minie todo gruñon pero al mismo tiempo super tierno :3 muy linda historia gracias por compartir ^^
ResponderEliminaraaaaaw tan bonita historia ^w^
ResponderEliminar¡me gustó!