Título: Weretiger [Dýr Zone]
Autor: Himenie
Pareja: YunJae
Género: AU / Lemon / Horror
Advertencia: Drogas / Hibrido
Extensión: Oneshot
Resumen:
Desde la ilegal calle en vigilia de una ciudad de Corea,
hasta llegar al más portentoso y secreto laboratorio.
Del vestuario más estrambótico y oscuro
al inesperado e indeseado uso de una bata blanca.
Todo se convirtió en un cambio radical para Jaejoong, quien sin esperarlo, ve convertido los sueños y aspiraciones de otros en una destrucción absoluta denominada DÝR, una creación de la que él fue participe.
Contrariamente a intentar alejarse o evadir al hibrido que se ha creado en uno de los llamados 'sujetos', la apasionante y cruel historia de Yunho le atara a él completamente...
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[INICIACIÓN]
Era una acción bastante conocida: manos a la espalda, esposas rodeando ambas muñecas, y algún que otro comentario autoritario por parte de los uniformados hombres de pistolas resguardadas en sus caderas.
Le habían detenido, y no era algo que él no esperase
(aunque quizás no imaginaba que este hecho sucediese tan pronto...)
“Jugar con algunos fuegos, puede quemar tus dedos”, y algo así le había sucedido a Jaejoong, quien ahora sentía el deber de entrar en el vehículo policial al sentir ‘la mano de la ley’ sobre su cabeza obligándole a introducirse rápidamente en el interior del sofocante automóvil blindado, sin dejarle pronunciar unas palabras de justificación.
Era de noche, pero las parpadeantes luces parecían inundar todo aquel callejón. Y la música del cercano club nocturno lograba hacer temblar los cristales y asientos traseros del vehículo en el que ahora estaba sentado un refunfuñón Jaejoong.
Ambos policías (los que habían hecho su detención) se sentaron en los asientos del piloto y copiloto. Ambos parecían estar satisfechos con la exploración que habían realizado en el club nocturno, y bastante orgullosos de haber esposado al hombre rubio de ojos grandes que ahora estaba mirándoles con cara malhumorada y rechinantes dientes.
— Con lo que te hemos requisado, será más que suficiente para que te mantengan encerrado durante una larga temporada. Así que… de nada servirá que pongas esa cara de ‘perro gruñón’ por más tiempo... — comentó uno de los agentes mientras miraba al detenido desde el espejo retrovisor.
— No creo que detenerle sea algo que ellos quieran. — añadió rápidamente su acompañante con las manos sobre el volante — Yo diría que la sustancia que poseía él, es lo que tanto nos habían encomendado en buscar e investigar. — explicó — No deberíamos perder más tiempo, debemos ponernos en marcha…— comenzó a arrancar el vehículo.
El copiloto entendió sus palabras y agarró rápidamente el emisor (radiotransmisor), un pequeño aparato negro que servía de radio y vía de comunicación en los vehículos policiales.
— Durante nuestra patrulla hemos encontrado lo que se nos encomendaba. — comenzó a hablar por aquel aparato — No fue tan complicado dar con él. Llevamos al detenido y la droga al lugar previsto —
De pronto se escuchó un sonido firme seguido de unas transferencias:
# — Recibido — decía el radiorreceptor.
El automóvil policial comenzó a realizar unos movimientos rápidos y serpenteantes por las oscurecidas calles.
— Yo no tengo nada que ver con esa ‘sustancia’ —
exclamó Jaejoong desde su posición, intentando defenderse.
— Es lo que hemos encontrado entre tus pantalones, por lo cuál, yo dictaminaría que si que tiene que ver contigo — contestó el piloto con seguridad, para después quedar callado durante todo el largo trayecto.
Pasaron la comisaria más cercana sin detenerse.
Jaejoong observó por una de las ventanas cerradas de la parte trasera, como se alejaban más y más del lugar en el que creía que iba a acabar la noche.
— ¡Qué diablos! ¿Dónde me llevan? —preguntó alterado,
removiéndose en el asiento con sus manos aún esposadas.
— No esperes la comisaria, ni tan siquiera una tenebrosa celda…, porque hoy es tu día de suerte, y quizás tu inteligencia tenga recompensa —
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Jaejoong no entendía absolutamente nada, pero en su interior regocijaba al ver que aquel lugar al que le habían llevado los policías nada tenía que ver con una comisaria, un sitio jurídico o legal.
Se trataba de un edificio bastante usual en las ciudades, pero su interior resguardaba una especie de clínica u hospital. Tan impoluto, destellante y desinfectado que cualquier olor era neutralizado en su interior.
Jaejoong fue llevado (con aquellos policías a ambos lados) entre aquellos pasillos de luces blancas y cegadoras. No parecía el pasillo de un patíbulo, sino el pasillo de algún camino celestial.
Al introducirse más en aquel lugar, Jaejoong pudo observar con sus grandes orbitas lo muy semejante que era aquel sitio a una especie de laboratorio clínico, todo bastante meticuloso.
¡Aquello si que le dejó confuso!
Quería preguntar una vez más “¿Dónde estamos?”, pero un hombre canoso y enjuto emergió de una de las puertas metalizadas y oscilantes.
El hombre estaba repleto de arrugas que surcaban sus pequeños ojos cubiertos por los cristales de sus lentes. Su pelo cano estaba perfectamente peinado hacia atrás, y cuando escrutó a Jaejoong pareció exclamar sin voz, quizás impresionado por el aspecto del rubio (de pelo falso como sus ojos y su pálida piel casi de porcelana). <<. ‘Demasiada buena imagen’ como para llevar entre sus manos un tema tan turbio como la drogas .>>, pensaría el hombre.
— Él es el sospechoso del que todos hacían mención. Llevaba en su posesión una pequeña pero importante cantidad de esta ilícita y desconocida sustancia liquida que traficaba en clubes, señor. — explicó rápidamente uno de los policías sacando de su bolsillo aquel pequeño recipiente cristalino con un liquido transparente — Creo que es la que tanto estaba buscando, pues se trata de un narcótico, algún tipo de opioides… No hemos podido hacer pruebas, por ello hemos venido con la mayor brevedad posible. —
El hombre no apartó sus diminutos ojos de Jaejoong, un joven demasiado extravagante para su gusto... No parecía fácil de embaucar o engañar.
— Muy bien — dijo con voz seca, hizo una señal con su mano, y uno de los policías retiró las apretadas esposas, dejando a Jaejoong (para su sorpresa) “libre” — Pareces un chico listo, así que compórtate como tal, pues sería eso lo más lógico ¿cierto? — el hombre canoso se acercó arrastrando los pies — Debes cooperar en esto, o …simplemente seguir tu camino hacia prisión —
Jaejoong miró a su alrededor, aquel sitio no era una broma. — ¿En qué debo cooperar? — preguntó, pero sin demasiada iniciativa a hacerlo.
— Por favor, entra por aquí, no me gustaría que usted se me escapase de las manos. De todos modos, es un sitio vigilado. — los agentes se retiraron tras darle el narcótico, y él hombre se aseguró de que el delgado chico rubio enfundado en negro y blanco le siguiese — Por otro lado, esto es ciertamente escabroso y de ámbito privado, por lo que te damos una limitada ‘libertad’ a cambio de tu ayuda — le sugirió quedando enfrente de una puerta sacada de alguna película de ‘guerra bacteriológica’.
— ¿Por qué habla tanto y al mismo tiempo no dices nada? —
Él hombre le miró recriminándole: — ¿Cómo te llamas insolente? —
— Jaejoong … Kim Jaejoong — contestó sin más.
— Bien, Jaejoong. No esperaba tener que conseguir un ‘compañero’ como tú, pero tienes unos conocimientos que incluso tú mismo desconoces. — abrió la puerta sin muchos esfuerzos — Uno de esos conocimientos es esto que tengo en mis manos — mostró el envase de cristal entre sus arrugadas manos — ¿Sabes lo qué es? — le preguntó, pero Jaejoong se negó a contestar — La policía detectó cierto índice de nuevos narcóticos en zonas nocturnas de la ciudad, en algunos clubes. — entró a aquella nueva sala y Jaejoong le siguió sumergido por su explicación, desviándose sólo para echar un ligero vistazo a aquel lugar tan similar a una especie de laboratorio de medicina con fines científicos, de colores blancos y metalizados, y clima gélido.
— Esta droga es…, para mi sorpresa, fascinante y a su vez necesaria para mis fines. — continuó el doctor — Entenderás entonces que, siendo tú el portador de dicho narcótico, necesite tu ayuda. Quizás desconozcas a qué tipo de personas vendes este liquido, quizás creías inocentemente que son algún tipo de drogadictos reincidentes, puede que incluso desconozcas que produce esto, pues no parece que tú hagas uso de él… — Jaejoong se apresuró a afirmar que, astutamente, no utilizó dicha droga en él mismo — Este narcótico es, según la investigación, usado para multitud de violaciones. —
Jaejoong comenzó a agitar sus manos:
— No tengo absolutamente nada con eso — defendió con seguridad— Yo simplemente descubrí esto, y me lucre de ello — confesó con su convincente voz — No pueden condenarme por lo qué los demás hagan con eso. Yo no tengo nada en común… —
— Pero si tienes algo en común con esto… — increpó el anciano, dejando el cristalizado recipiente encima de una de las mesas metalizadas — … y esto es lo que necesito. Tiene unos índices sedantes más levados, con los que se logra disminuir la resistencia de cualquier ser. Necesito más de este estupefaciente. Es incoloro, inodoro, de corta vida, indetectable para que yo mismo pueda fabricar uno semejante a este. Pero tú, Jaejoong… — le señaló — estoy convencido de que tú puedes hacer más como estos, sobretodo si está en juego tu libertad —
Jaejoong volvió a repasar con su mirada aquel lugar.
¿Qué clase de trato clandestino era ese?
Por un instante, pensó que quizás todo eso se traba de un etílico sueño.
Pero después afirmó que era demasiado real….
— No sé el por qué un investigador, científico policial o lo que demonios sea, quiere mi ayuda en esto… — volvió a oponerse. Esperaba una buena explicación sobre para qué debía cooperar.
— Es algo más grande de lo que puedas imaginar, nadie sabe lo que esto podría suponer. Así que presta mucha atención, porque tendrás el privilegio de saberlo antes que cualquier medio informativo o clan científico. Que cualquier otra persona. — el hombre comenzó a hablar con tanta efusión, que la curiosidad incremento en Jaejoong — Lo que se realiza aquí, es lo más inmenso y descomunal que has podido presenciar. Una investigación, una evolución, una perfección sin igual. — movió locamente sus manos — Creada para mejorar al hombre. Para mejorar a nuestro soldados, para mejorar a los ejércitos. Este lugar, esta habitación, es la creación de DÝR. — enfatizó el nombre, pero Jaejoong no pudo hacer más que cruzar sus brazos y mirarle interrogativo — Sé que ni siquiera te importara todo esto, pero no pareces ser un joven ignorante, — le halagó — así que presta atención de por qué eres de utilidad en esto, en el DÝR que se inicio hace tiempo. — volvió a hablar de forma apasionada, y al observar que tenía la atención de Jaejoong, comenzó su explicación:
— Pensé, junto con la aprobación del propio gobierno, en una idea espectacular, un avance no solo científico, sino genético. No pienses que esto es una broma, pues tú estas aquí en este momento, viendo esto… — señalo la sala en la que estaban — Escucha Kim, porque fue así como se lo explique a las personas importantes que dieron credibilidad a mis cavilaciones. —
Se movió con pasos lentos y forzosos por el ‘laboratorio’ mientras hablaba.
— Pensaba seriamente en los Humancés como una especie de investigación necesaria en nuestro tiempo. Los Humancés es la especie hibrida del hombre y el chimpancé, siendo ésta siempre hipotética. Creyendo firmemente en los casos archivados referentes a esta mezcla, idee e investigue el modo de poder crear una combinación mucho más excelente, avanzada y más importante, pues el primate no deja de ser una secuencia del humano, poco o nada especial... Mi pasión por estos casos logró que realizase varios experimentos humanos archivados como “DÝR”. Las leyendas Tailandesas relacionadas con el weretiger me hicieron cavilar en más y mejores combinaciones de las ya probadas previamente por mí. — aclaró su garganta, y miró los ojos atentos de Jaejoong (más parecidos a los de un niño escuchando una lección) — No me preguntes que es weretiger, solo escúchame bien, joven. — añadió al ver las intenciones de interrumpirle — En Tailandia dicen que el tigre que come muchos humanos puede llegar a ser un hombre-tigre. Y los Khonds tienen la más enriquecedora ‘historia’ de que un hombre toma la forma de un tigre para una justa venganza. Eso apasionó mi investigación. La idea de crear una nueva y mejorada genética tenia como único fin mejorar a los hombres que nos defienden. Los hombres que defienden nuestro país. Los hombres que dan una ‘justa venganza’. — enfatizó en todas y cada una de estas últimas palabras, y señalo un expediente, escrito en coreano e ingles, que tenía cerca (uno en el que se veía la imagen y datos de un tigre) — ¿Por qué entras tú en toda esta maravilla? — hizo una pregunta en alto y contestó: — La droga que has creado permitirá que pueda avanzar con la perfección de mi plan. Pues necesito algo más fuerte y elaborado que cualquier otro sedante para poder adormecer o tranquilizar a mi ‘sujeto’. Y extrañamente el tuyo funcionara — dijo convencido.
Jaejoong escuchó atentamente todo aquel apasionado discurso del hombre de avanzada edad que había dado gran parte de su vida en esta estrambótica exploración por una perfección que no tendría credibilidad para la mayoría, pero que extrañamente Jaejoong comenzaba a creer. Incluso la idea de algo tan ‘inhumano’ llamó completamente su atención. Y si era verdad todo aquello que había dicho el anciano, su ‘experimento’ no debía estar tan lejos...
— ¿T-Tienes algo de ‘esas cosas’ aquí? — preguntó.
Asintió con la cabeza canosa y confirmó: — No sé el por qué él está tan silencioso ahora… Pero sí, está en esta misma sala... —
Al escuchar aquella declaración, Jaejoong miró cada rincón de la habitación. Observó con detenimiento lo único que no estaba visible, estaba oculto.
Una abultada ‘cosa’ oculta por una sencilla, o preparada, sabana blanca.
— No te preocupes — le tranquilizo el hombre mientras se acercaba hacia aquel gran objeto cubierto — Es obvio que nada tienes que temer si tienes en tus manos lo que tú mismo has creado por tu afán de ganar wones — cogió entre sus manos aquella transparente substancia que traspasó directamente a una quirúrgica jeringuilla de aguja fina y alargada — Por favor, debo pedirte, que si ahora serás mi compañero, debes ponerte esa bata de allá — hizo nuevamente una señal con su dedo para indicarle donde estaba la indumentaria — Es necesario que te muestres tal y como debes en un sitio como este y todavía más si vas a tener contacto con una de mis creaciones — le exigió.
Jaejoong no tenía ni la mínima ilusión por ponerse aquel ancho ropaje. Pero si eso era algo necesario para ver tal extraño ‘privilegio’, lo haría…aunque fuese por una extraña sensación de curiosidad.
— No sé si quiero ver algo así. — Jaejoong comenzó a durar, pero no se detuvo en ponerse la bata — Aún parece un cuento de los más morboso — añadió, con aquella atípica imagen de chico inconformista con una prenda discreta y formal que se abotonó.
— Eso es por qué eres un ‘hombre de la calle’, — el doctor le hizo señas para que se acercase — y poco más debe importarte que tener una gran dosis de diversión. Pero esto, es más excitante que cualquier bebida que te puedas llevar a la boca. — le tentó.
— ¿Por qué me lo enseñas a mi? — se posicionó delante de ‘aquello’ que se presentaba cubierto encima de la mesa de practicas (más parecida a una mesa de exploración medica de algún centro veterinario o un centro forense).
— Tienes algo especial ¿Nunca te lo han dicho? Y no me refiero simplemente a tu físico… — estaba convencido que aquel tipo de ‘eres especial’ sí lo habría escuchado — No sólo te doy la libertad a cambio de tu ayuda, Jaejoong, sino que te doy el conocimiento que nadie más conoce. Te presento a mi ‘amigo’… — añadió, y sin más dilación estiró esa blanca sabana para descubrir lo que había debajo de ella.
¡Aquello era insólito!
Una jaula de barras de hierro (al estilo zoológico), de aproximadamente 90cm de alto y no más de 1m de ancho, estaba encima de aquella mesa con alguien en su interior...
Jaejoong hizo un enorme esfuerzo por no mostrar una exagerada sorpresa en su rostro, pero eso que estaba frente a sus ojos era para sorprenderse…
Un hombre estaba dentro de la jaula. Era alto, debía encorvarse y agazaparse como un animal debido al reducido espacio en el que estaba. Su piel era atezada, pero no estaba sucio. Tenía sus manos perfectamente unidas, rodeando sus piernas largas y desnudas, como todo su cuerpo. Quizás eso fue lo que más sorprendió a Jaejoong… Ese hombre de cabellos negros estaba completamente desnudo, lograba que la escena fuese más reveladora.
— Es… es un… ¿voluntario? — tartamudeó sin querer hacerlo.
— Él se alisto al servicio militar, pero digamos que… fue transferido a una base más productiva y especial... — explicó — En cooperación con el gobierno y otras fuerzas, pude “adoptar” a un hombre que se alistase en el servicio militar. Él fue, quien con su expediente y forma física, me pareció idóneo para mis ideas. Lleva dos meses aquí, y cada vez está más… digamos que incontrolable. Necesito tu droga por sí la situación se agravase de algún modo. Los sedantes que le he administro no le son ya útiles, incluso utilice sedantes específicos para los félidos. — el anciano parecía preocupado — Inyecte y suministre en su ADN una genética muy especial, de un animal tan prefecto y fuerte como él… No puedo dejar que esto se ‘eche a perder’. Debe llegar el experimento hasta el final. — al observar el rostro alarmante de Jaejoong añadió: — Él resiste bien las transfusiones, es un buen cuerpo… No morirá — miró con ambición al chico que se encontraba en la jaula — Pero necesito que me ayudes a crear el modo de controlar ‘esto’ hasta finalizarlo… —
En todo aquel lapsus Jaejoong no apartó su mirada del ‘experimento’.
Era bastante “normal”. Quizás lo más anormal en él era su extraña mirada (pues no parecía estar lucido en ese momento), y sus hematomas en los anchos brazos y abdomen (seguramente por múltiples inyecciones o trasfusiones intravenosas).
— No veo nada anormal en él… creí que, bueno, su cuerpo sería… una mezcla terrorífica. Incluso creía que tendría características felinas. Creí que vería toda una escena de película sin estar sentado en un cine —Jaejoong posó las manos sobre la mesa del laboratorio y observó más de cerca al hombre enjaulado. No podía negar que era increíblemente atractivo, apesar de su mirada perdida. Incluso había algo salvaje en él, en su cara triangular y su cuello ancho. Era francamente atrayente.
— Aparenta normalidad, pero eso sólo es lo que ves ahora… —
La respuesta hizo temblar al rubio mientras se apartaba un poco de la jaula al escuchar esa respuesta tan amenazante.
La jaula tenía un pequeño letrero apegado en una de sus esquinas.
En él se podía leer unos caracteres chinos: 伥 - DÝR
— Puedo leer "Chang", pero dudo que se llame así. — apostilló Jaejoong.
— Ahora se denomina así... Cada uno de mis experimentos con animales tiene un nombre bajo la investigación DÝR — dijo el hombre con convicción, dispuesto a cambiar su nombre si hacia falta — “Chang” es la dominación de los fantasmas de aquellos seres humanos que fueron asesinados por tigres y que se encargan de convertir a los humanos en hombres-tigres. Así es la leyenda china —
Aquel anciano de pelo nevado y ojos rasgados parecía estar muy convencido en todas sus teorías y leyendas asiáticas sobre animales y hombres.
— ¿Cómo se llama realmente? — preguntó Jaejoong, ya que poco o nada le importaba su ‘apodo’. Ese chico que estaba silencioso en la jaula, y que ahora le miraba con sus ojos oscuros, tenía un nombre real, y quería saberlo.
— ¿Comienzas a tener curiosidad por esta investigación? Es sin duda fascinante ¿verdad? — el doctor observó como los ojos de Jaejoong estaban iluminados por la peculiaridad del enjaulado — Se llama Jung Yunho — contestó — Pero debo prohibirte que tengas una conversación con él. No se encuentra en el estado pertinente, y no dejo que el ‘sujeto’ tenga cualquier conversación fuera de la investigación. — le avisó.
Jaejoong no le prestó mucha atención, estaba absorto mirándole los ojos cansados, los parpados bajos y las ojeras bajo los ojos.
— Yunho … está cansado — resaltó, incluso con preocupación.
— Necesita dormir — confirmó el hombre — No lo hace, y eso me preocupa. — hizo un mohín — Quizás podamos dar un uso más productivo a esto que te han confiscado — volvió a ‘sacarse de la manga’ aquella jeringuilla.
— Necesito tu ayuda — continuó y se aproximó a Jaejoong — No es algo que una persona pueda hacer sola. No ahora que las cosas se han escapado un poco de mis manos. Me gustaría que hicieses el intento de inyectarlo en su antebrazo. No hace falta que seas especialmente preciso ni exacto, simplemente cláveselo. De ese modo, seguramente, le surgirá efecto. — dejó en sus manos aquella jeringuilla con aquel transparente narcótico.
— No puedo hacer algo como eso — negó moviendo también su cabeza soltando aquel ‘instrumento envenenado’. También quería quitarse aquella bata blanca, pero la voz del anciano le detuvo.
— Te has puesto la bata blanca, solo falta que bordee “Dr. Kim” en ella como firma de libertad para ti. No dirás que eso no es tentador… —
Jaejoong pareció murmurar un sinfín de insultos mostrando en su cara pálida y angelical una nueva imagen de ‘chico tosco’. — Maldita sea. ¡Deme eso! — mordió sus gruesos labios y volvió a coger aquella jeringuilla al mismo tiempo en el que se acercaba al enjaulado — Lo siento mucho, Yunho — le dijo.
Jaejoong intentó introducir la mano entre los barrotes para hacer la inyección, creyendo (inocentemente) que aquel tipo, Yunho, estaba completamente ‘atontado’, pero cuando solo faltaban unos milímetros para que la aguja tocara la piel, Yunho comenzó a moverse.
Todo sucedió extremadamente deprisa (como cualquier otro ataque de un animal), era como si Yunho tuviese unos reflejos increíbles y rápidos, intentando atacar de algún modo la mano intrusa.
— ¡Wah! — exclamó Jaejoong apartándose con el corazón exaltado.
Incrédulo observó como el rostro de Yunho había adquirido unas llamativas rayas negras, muy similares a las que tienen los tigres en su pelaje.
Por suerte, el anciano había intuido todo aquello, y rodeó, con sorprendente agilidad, el cuello de Yunho con un artilugio bastante común en los captores de animales, llamado percha o lazo (una larga vara tubular de aluminio con un lazo en su extremo con el que se captura al animal por el cuello, para retenerle).
La imagen de un animal siendo capturado puede ser algo ruda, pero en un hombre era horrible. Aquel lazo rodeo el cuello de Yunho, apartándole y obligándole a rendirse en el interior de la pequeña prisión.
— Te dije que ahora era incapaz de hacerlo solo. — le recordó el anciano, haciendo un gran esfuerzo con sus envejecidas manos — ¡Hazlo! — ordenó.
Jaejoong se acercó, todavía asustado, e inyectó la droga en el antebrazo de Yunho con la mayor rapidez posible, ahora que estaba sometido y apartado en uno de los extremos de la jaula.
Al instante el narcótico hizo su peculiar efecto.
El moreno lanzó un profundo suspiro, y aquellas rayas en su cara desaparecieron con un efecto difuminado.
— ¿Ahora me crees? … — preguntó el doctor ahogado.
— Su… su cara, él tenía… — Jaejoong balbuceó señalando su rostro.
— Son las rayas que mutan en su piel. El tigre no solo tiene las rayas en su pelaje, también las tiene sutilmente en la piel. Cuando mi ‘sujeto’ empieza a transformarse, comienza a tomar estos rasgos y alteraciones, pero nunca dejo que lo haga completamente, aunque creo que todavía es incapaz —
— ¿Puede… metamorfosearse? —
— He visto como en alguna ocasión nacía de su cóccix, como una prolongación del hueso, una gruesa cola que después escondió ¡Despareció!. Por lo qué te puedo asegurar que mi investigación a llegado a dicha fase… puedo incluso decirte que estás enfrente de un hecho histórico… —
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Jaejoong debía estar completamente loco, o eso mismo pensó él, pero lo que le fue revelado aquella inverosímil noche le llevó a presenciar otras muchas tantas, pues efectivamente aceptó la condición de cooperar en dicha investigación junto al galardonado investigador, para así ganar su libertad.
Aunque Jaejoong debía admitir que no sólo su limitada libertad era lo que le unía a esa estrambótica misión llamada DÝR, sino que aquel hombre enjaulado había capturado considerablemente su atención.
En los consecuentes días, durante sus trabajos en el laboratorio, entre instrumentos quirúrgicos y científicos, probetas y estereoscopios, Jaejoong conoció varias cosas sobre Jung Yunho al tiempo que era obligado a realizar más dosis de la droga que le mantenía sumiso y en ocasiones inconsciente.
Jaejoong descubrió asombrado, que nunca le vestían, y todos los días se alimentaba exclusivamente de carne roja y cruda acompañada de un cuenco de agua (comida que Yunho comía con sus manos y su voluptuosa boca).
Todo esto tenía lugar en el interior de su reducida jaula, encima de la mesa, también cuando el doctor le aseaba con unos chorros de agua, tal y como es limpiada una bestia del circo...
Sólo era sacado de la jaula cuando se encontraba sedado por la ‘medicación’.
Cuando esto sucedía, el anciano precisaba de la ayuda de Jaejoong para sacar a Yunho de dicha jaula. Después lo extendía sobre la esterilizada mesa de pruebas, y allá le hacia un riguroso análisis e inspección con algunos aparatos de uso infrecuente en personas, así como un oftalmoscopio con el que inspeccionaba sus ojos oscuros, unos electrodos sobre su blando tórax y en su boca un espéculo dental que la mantenía abierta, dando una imagen completamente terrible que paralizó el corazón del rubio cuando lo vio.
El doctor también le daba un tratamiento tópico y oral de no sé qué, y después le realizaba trasfusiones y extracciones antes de volverlo a meter en la jaula, de nuevo con la ayuda de su “ayudante especial”.
Entre los documentos y archivos del demencial investigador, Jaejoong logró encontrar (mientras husmeaba a escondidas) unos cuantos datos referentes a un tigre, concretamente a un Amur (uno conocido en Corea pese a su eminente extinción) Era una de las subespecies de tigre más grande, y por lo que fue capaz de leer Jaejoong en ese informe, era de un ejemplar de esta especie de la que el ‘doctor’ se adueño de células, genes, y otros organismos que ahora suministraba y añadía en el hombre, más concretamente en Jung Yunho.
Era inevitable sentir empatía por la situación de Yunho, incluso para Jaejoong (que había sido ‘amenazado’ a no conversar con el ‘experimento’ y obligado a ayudar en todo aquello) podía sentir (aún sin hablar con él) que Yunho estaba completamente herido en el interior de su derrotada mente.
Lo más increíble en aquellas semanas sucedió un día en particular en el que Jaejoong mantuvo una primera conversación con Yunho, sorprendiéndose (pues dedujo que Yunho ya era incapaz de hablar como ‘una persona’).
Esto sucedido mientras Jaejoong se encontraba solo en la sala.
Aprovechando la salida repentina del anciano, Jaejoong sacó del interior de su bata un cigarrillo que tenía escondido. Extrajo el larguirucho tabaco e hizo lo más insensato que se podía hacer en un lugar como aquel: fumar.
Prendió el cigarrillo y se lo llevó a la boca dejando escapar todo aquel toxico humo por la impoluta sala de investigación, sin importarle lo más mínimo.
Era uno de esos pocos momentos en los que estaba solo con el ‘experimento’, al que él prefería llamar Yunho. Dirigió la mirada a éste y comentó en voz alta:
— Debes ser un hombre muy fuerte para aguantar y resistir todo esto… —
Pensó que no iba a recibir respuesta del que estaba agazapado desnudo en el interior de la jaula, pero inusitadamente, Yunho le devolvió la mirada y respondió con total entendimiento:
— Otros muchos no tuvieron la misma suerte… — en un susurro.
Debido a la impresión, de labios de Jaejoong cayó el cigarrillo que inhalaba.
— ¿Qué quieres decir con eso? —
Le prohibieron aquella conversación, pero era la primera vez que Yunho hablaba con tanta fluidez, para ser sinceros, era la primera vez que le hablaba.
— No soy el único. — alzó su rostro. Era un hombre peculiarmente atractivo. No parecía tener nada anormal, y su cejas enmarcaban una cara adulta e intensa — Ese hombre esta completamente desquiciado, deseoso de volver a las personas más imprescindibles, fuertes… Y con muchas otras personas lo ha probado, y con muchos otros tipos de animales. Todas las leyendas le fascinan. — explicó completamente lucido.
— No eres el único… — murmuró Jaejoong impresionado por el breve testimonio, al mismo tiempo en el que se acercaba al individuo capturado, que le miraba con sus finos ojos salvajes.
— No, no lo soy. — le confirmó Yunho — Los ‘desechados’ de este lugar no han tenido tanta suerte, malformaciones, quizás… —
Yunho era el hombre más interesante con el que Jaejoong había conversado jamás, quizás porque tenía esa parte peligrosa y selvática en todo su cuerpo, pero pareciendo imposible que pudiese metamorfosearse.
— He visto lo que te hacen, y es suficiente como para dejar a cualquier hombre sin aliento ¿Por qué no te opones?... — le preguntó rozando sin miedo sus dedos blancos en los metalizados barrotes.
Yunho miró sus dedos con unos ojos fijos y atentos:
— Me opuse durante mucho tiempo, pero uno mismo sabe cuando es mejor rendirse… y tu asquerosa droga no me es de ayuda… — arrugó su nariz.
— ¡No quería hacerlo! — defendió — ¿Crees que pertenezco a “este loco mundo”? Incluso me han prohibido conversar contigo, y mírame ahora… —
— Porque él quiere deshumanizarme… — sus hombros grandes se alzaron — Y tengo una familia que pensara que yo estoy ejerciendo el servicio militar, y no saben que estoy aquí, literalmente encerrado — sonó francamente dolido, humano — Sácame de aquí — Yunho hizo iluminar sus ojos como un cachorro — Jaejoong-ah… — el nombrado se sorprendió. <<.Incluso recuerda mi nombre .>> pensó — No sabes cuánto tiempo llevo mirándote desde aquí… — su voz se hizo grave, seductora — Desde aquí te ves angelical… en el fondo no eres tan malvado, ¿verdad? —
Jaejoong sonrió por aquellas palabras: — Me voy a meter en un problema si dejo que salgas de esta prisión en la que estás… ¿lo sabes, Yunho?— preguntó siguiendo el juego de su tono seductor — Pero… no temo a los problemas… — añadió robando la cercana llave que abría aquella fortaleza, para liberarle.
Si Yunho era completamente consciente de todas las aberraciones a las que era sometido, Jaejoong pensó que tenía la obligación moral de dejarle libre.
La puerta se abrió con un inarmónico sonido, y automáticamente Yunho dejó salir sus desnudas piernas, saboreando la libertad de estirarlas y tocar el suelo con sus pies.
Jaejoong contuvo el aliento, ver a Jung Yunho completamente lucido, erguido y desnudo frente a él era algo digno de admirar, incluso sintió como su cara ardía si fijaba su vista en los hematomas que tenía en sus ingles, allá donde se perdía toda visión...
En el interior se alegraba de que Yunho, en apariencia normal, pudiese liberarse de su tortura... Ahora él (liberado) se acercaba con sus pies desnudos y silenciosos, y la corta distancia en aquella sala hizo que el corazón de Jaejoong comenzase a removerse.
— Me dejas tu bata, doctor… —con ironía Yunho le pidió esa prenda.
Con sus manos descendió aquella prenda blanca que Jaejoong portaba puesta y al mismo tiempo olisqueo sus cabellos dorados, como si hubiese deseado siempre hacerlo (continuaban oliendo al humo del tabaco mezclado con aquella droga que despreciaba).
Yunho le quitó la bata y observó la ropa tan diferente que Jaejoong tenia debajo de un uniforme tan formal. No era como aquel científico, era lo opuesto.
— ¿Por qué no me has ayudado mucho antes? — preguntó.
Jaejoong apenas podía contestar, estaba excitado desde el primer momento en el que Yunho había movido sus cabellos con el aire de su afilada nariz.
— He visto como me mirabas, Jaejoong. Y parecías interesado en seguir aquí para verme ser tratado así… ¿no? — masculló Yunho apretando sus dientes por un repentino dolor al recordar los momentos en los que ese tal Jaejoong había sido participe de su cautiverio — Veamos qué tal te sentaría a ti — le amenazó con la boca cerca de su oído.
Jaejoong fue incapaz de reaccionar cuando las manos de Yunho, como dos grandes zarpas, arrancaron súbitamente su oscura ropa holgada, dejando al “semi-descubierto” la piel pálida y tatuada de un ‘estrafalario’ y ‘falso’ ayudante de científico.
La fuerza de Yunho era sobrehumana ahora, tanto o más como para quebrar con esas morenas manos todo su vestuario.
— Espera… — tartamudeo Jaejoong mientras intentaba que los jirones de su ropa no terminasen cayendo completamente — E-es cierto que cuando decidí ayudar en esto lo hice por mi libertad, pero ahora también pienso en la tuya…— intentó defenderse, pero el amenazante cuerpo de Yunho se precipitaba hacia él con una pose acechante.
Las rayas horizontales y negras habían comenzado a aparecer en la cara atezada, y después aparecieron por otras partes del cuerpo de Yunho, viéndose feroz, naciendo de entre sus cabellos oscuros unas orejas negras y pequeñas en comparación con la cola que acababa de crecerle por detrás y que parecía mover con cierta lentitud.
— ¡Oh! Mierda… — gimió Jaejoong asustado, volteándose para intentar llegar a la salida de la ‘sala de experimentación’. Cosa que le fue imposible....
Yunho le rodeó por detrás con sus brazos moteados por unas pocas rayas, y el delgado cuerpo de Jaejoong parecía ser engullido por aquel cuerpo ancho y tan eróticamente opuesto al suyo.
La ropa (que solo eran harapos rotos), gracias a las fortalecidas manos de Yunho, desaparecieron por completo de su cuerpo. Y sintió como la babeante boca del moreno comenzaba a rozar su sobresaliente omoplato.
— Estás muy delgado y fuerte — Yunho dejó escapar un hilo de saliva de su boca, que cayó y se escurrió directamente sobre la piel de Jaejoong.
— No debí sacarte de tu maldita jaula— le increpó intentando inútilmente liberarse de aquella candente piel que rodeaba la suya. — Estabas acechándome desde hace un tiempo ¿verdad?… —
Le apretó entre sus brazos como respuesta, y sus músculos se ciñeron en el plano pecho de la presa. (El comportamiento repentino era tan salvaje e inestable, sólo comparable con el de un animal).
El rubio escuchó tras su espalda esa fuerte y cada vez más sofocada respiración, y una lengua comenzó a lamerle la espalda con excesiva ansia.
Su piel se erizo e incluso estremeció cuando la mano de de Yunho apretó su mandíbula obligándole a levantar su mentón y alzar su ruborizado rostro.
— ¿Estás excitado? — le preguntó desde atrás — Por eso has estado todo este tiempo en este asqueroso lugar, mirándome con tus enormes ojos. —
Era una transformación gradual, lenta, pero la mano de Yunho era ahora tan fuerte como una de esas garras mortíferas del animal que por dentro tenía.
También parecía agilizarse la metamorfosis a medida que acrecentaba la excitación, y su erección se hinchaba de modo casi amenazante.
Yunho subió a su peculiar ‘presa’, con un grácil movimiento, en una de las mesas esterilizadas y metálicas donde el doctor muchas veces le había realizado unas exhaustas e insoportables pruebas (cayendo ahora algunos aparatos e instrumentos de ella).
Ahora extendido, desnudo y con su cara sobre la fría mesa, Jaejoong era incapaz de no sentir miedo por su futuro. Pues si ese hombre era capaz de convertirse en una bestia ¿Cuántas posibilidades tenía él de no ser devorado?
Inesperadamente él vio como, de un portentoso salto, Yunho se subía sobre la misma mesa del laboratorio; y se posicionó encima de él con su excitado cuerpo al descubierto y su larga cola de fondo.
— Termina rápido — rogó Jaejoong con los rosados labios sobre la mesa — He visto numerosas imágenes de la dentición de un tigre en los informes del doctor, y sé que te saldrán esos horribles dientes y enormes colmillos con los que seguramente rasgaras y destrozaras mi carne —
¡Joder! Si tenía que ser masticado por Yunho, deseaba que fuese lo más rápido posible. Pero para su asombro, no sintió diente alguno, sino unas manos rodeando su casi inexistente cintura, la cual fue alzada, y sus rodillas dobladas sobre la mesa….
— Tú… No voy a matarte… — la voz de Yunho detrás de él seguía sonando tan humana como al comienzo, incluso dulce y masculina.
No advirtió los temerosos incisivos, sino que Jaejoong sintió el amenazante sexo cerca de su ya posicionado trasero.
— ¿En que diablos piensas puto felino encelado? — gritó atemorizado.
Su corazón comenzó a retumbar como un timbal, ensordeciéndole los oídos, y logrando que su sangre comenzase a congelarse ante la idea, sólo la idea, de que aquello se sumergiese entre sus nalgas (sabiendo que la fuerza había incrementado y variado en el cuerpo de Yunho...)
— ¡Ah! Detente…. — pidió Jaejoong en vano.
Un trozo de carne de forma cilíndrica y redondeada punta, atravesó en un certero instante aquel umbral, seguido de un gruñido, más acertado decir un rugido, con esas características ondas infrasonoras que paralizan a cualquiera, inclusive todo el cuerpo de Jaejoong, que comenzó a convulsionar por la intromisión.
— N-no no puedo… — musitó aún con los labios apretados en la mesa de pruebas y sus escurridizas rodillas huesudas resbalándose sobre esta — No puedo soportarlo. — lloró con su rostro corrompido por el dolor.
Percibió como el cuerpo de Yunho comenzaba a cubrir su espalda, muy común en la cópula animal, pensó. Incluso ese extremo y acérrimo vaivén no era común, salvo en una inhumana filmación porno, quizás...
— Ah, ah … — gimoteó Jaejoong sintiendo como el placer sucumbía junto con el dolor de una manera excesivamente extraña, como los sonidos que escapaban de los labios de Yunho, los cuales estaban hundidos en su nuca y sus cabellos rubios, donde sentía todo su cálido aliento feroz — Hmm — Jaejoong se mordió la lengua para detener aquellos gemidos que salían involuntariamente de su boca con aquellas demenciales penetraciones.
Yunho mordisqueo sus cabellos y los estiró con sus dientes provocando un alarido ‘de la presa’ que comenzó a encenderse bajo su ancho cuerpo hasta expulsar finalmente la excitación en forma de fluido blanco.
El ‘falso rubio’ no recordaba haber tenido sexo semejante con otra persona (fuese hombre o mujer) como la experiencia reciente con Yunho, quizás era porque la frase de “hacerlo como un animal” cobraba cierto sentido real en ese momento. Pero fue humillantemente sencillo lanzar sus gotas finales.
Seguidamente Yunho hizo lo propio, y vertió en el interior una inusual cantidad del liquido blanco entre las nalgas incapaces de contenerlo en el interior, y escurriéndose de modo dramático.
Extrajo su miembro, como se saca la espada de la piedra, y Jaejoong se dejó caer sobre la mesa, con una sofocada aflicción, como si aquel falo hubiese sido una especie de avanzada succionadora de energía.
Quizás era la confirmación de que Yunho no era humano.
Estaba más allá de eso… no cabía duda.
Hizo un gran esfuerzo para mover su cuerpo y posicionarse boca arriba sobre la mesa metalizada, y observó con impresión al moreno.
— Yunho… — murmuró con cara sudorosa, hiperventilando.
Yunho estaba más cubierto por aquellas rayas negras, rodeando sus ojos rasgados. Incluso su boca gruesa y todavía pequeña enmarcada por esas mismas rayas. Tenía todavía atrás esa cola felina ya cubierta de pelo anaranjado, atributo que en Yunho no se veía ‘lindo’ sino increíblemente ‘salvaje’.
— No estás bien…— le advirtió al ver el gran cambio.
Yunho hizo una expresión rota en su rostro masculino al escúchale (por un instante parecía incapaz de hacer todo lo anteriormente hecho). Después se acercó con rapidez a una esquina del laboratorio.
Conocía muy bien donde se encontraban todos los artilugios que utilizaban para él, por lo que sabía lo cerca que se encontraba aquel lazo/pecha de captura. Se adueño de él y rodeó el cuello de Jaejoong con el artilugio (que se usa comúnmente para capturar animales).
— Suéltame… — exclamó ahogado.
Su cuerpo se estiró y Yunho pudo ver las remarcadas costillas en el tórax blanco y apetecible, que le hizo relamerse los labios.
Yunho le arrastró hacia la jaula abierta y lo introdujo de un golpe. Encerrando a Jaejoong en el interior, del mismo modo en el que originalmente estaba él. Acurrucado, abatido y desnudo.
— Supongamos que eres tan feroz como un león, Jaejoong. Oh, incluso tienes esa fuerte mirada arrogante en tus ojos, igual que ese animal que se cree el ‘Rey’ — sonrió Yunho infantilmente con sus dientes blancos — Creo, que en este caso, el tigre tendría una ventaja ¿no lo crees? — señaló la llave que había afanado en robar, y cerró la puerta de la jaula, logrando que Jaejoong abriese más sus hermosos ojos coloristas.
— Eh Tú... — le señaló desde el interior — Solo eres un experimento, ya ni tan siquiera eres una persona normal, nunca fuiste normal, Yunho, y nunca lo serás. Maldito seas. — le maldijo mientras golpeaba los barrotes sin éxito.
— Shhh… — Yunho se llevó un dedo a los labios — Gracias por liberarme, Jaejoong. En realidad siento mucho dejarte aquí, pero no me gustaría que me capturases… — añadió, mientras su cuerpo realizaba unos últimos y excepcionales cambios creados por esa manipulación genética, teniendo ante a él un tigre que se esfumo del ‘laboratorio’ con sus cuatro patas.
Pasaron unos largos minutos más hasta que el anciano doctor volvió a parecer por su ‘sala de experimentos’, y fue tan colosal el susto que se llevo al entrar por la puerta abierta, que casi pierde sus lentes por el sobresalto al encontrar todo aquel desastre creado en su ‘santuario’.
El olor a animal, tabaco, sexo… había impregnado su aséptica zona de trabajo. Podía verse en sus diminutos ojos un grave estado de alteración mientras se acercaba a Jaejoong, quien continuaba en el interior de la jaula masticando insultos en la boca.
— ¿Qué a pasado? — le preguntó el doctor mientras con sus temblorosas manos buscaba la copia de la llave que tenia en su bata — ¡Has dejado que se escapara! — gritó, sin dejar que Jaejoong despegara sus labios — ¿Eres acaso un hombre estúpido?. He invertido todo mi tiempo en él, y tú dejas que se marche…— le liberó mientras le regañaba duramente.
Jaejoong se puso en pie con un insoportable dolor en su cuerpo.
— No fue así, ese maldito animal perdió los estribos — le explicó.
El anciano miró de hito en hito su cuerpo desnudo y lastimado.
— Él… ¿se apareó contigo?… — le preguntó con la mezcla especial de asombro y conocimiento de que eso era lo que había pasado.
— No lo llames así… No lo digas de esa manera…— Jaejoong se cubrió los oídos para no escuchar la palabra “aparearse”, tan usada entre animales.
Quería vestirse de nuevo, pero toda su ropa había sido destruida por las manos de Yunho, así que utilizó la bata para cubrirse mientras era sermoneado.
Él anciano dio vueltas en círculos apunto de estallar: — ¿Perdiste todas tus facultades? ¿Cómo se te ocurre liberarle? ¿Hablaste con él? No has hecho ningún caso a mis advertencias… — dijo todas las preguntas seguidas y ahogadas — ¿Y si hubiese comenzado a mutarse? ¡Es un depredador! No un inofensivo gato de cola y orejas. Si hubiese comenzado una metamorfosis, podría morderte la parte posterior del cuello, incluso perforarte la tráquea de un solo mordisco — hizo hincapié en lo sanguinario de aquello.
Jaejoong recordó el aliento de Yunho en su cuello.
“Si hubiese comenzado una metamorfosis…”
— Él… Jung… se marcho completamente… mutado… — le rebeló al doctor.
— ¿Enserio? — el hombre detuvo su nervioso caminar y sus pequeños ojos se iluminaron — Eso, eso quiere decir que… todos mis experimentos casi biotecnológicos tienen un resultado completo, un resultado optimo. Él no ha sufrido ningún hándicap, continúa vivo… quizás, yo pueda realizar esto de nuevo, más veces, con mejores resultados. — se llevó la mano al mentón, pensante, y después se dirigió a sus archivos, mientras decía con voz agria: — Pero no quiero que continúes aquí. No solo está en peligro tu vida por tus expulsadas feromonas, está en peligro mis avances. Y no eres de ayuda ahora… si dejas que mis ‘sujetos’ escapen… — con despreció dio la espalda a Jaejoong — Continuare esto solo —
Le dijo como completo final de la aventura para Jaejoong...
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[DOMINACIÓN]
Después de un año y algunos nimios meses, lo denominado “DÝR” ocupaba un sinfín de noticieros y paginas completas de multitud de periódicos como “el suceso surcoreano de índole más estrafalaria y caótica” realizado por un burdo intento de mejoría humana, del que se detectó a un sucesivo número de personas sometidas a infinidad de pruebas, otorgándoles progresivamente uno y otro aspecto animal, más comentado en los informativos como ‘casos licántropo’ de riesgo (para que los ciudadanos pudiesen hacerse una idea de que se trataba). Esto causo una hecatombe no solo mediática sino social, en la que nadie estaba seguro de las personas de su alrededor. Animales de gran peligro camuflados en la apariencia (en un principio) humana y normal, pero con capacidades de trasformación, a lo que algunos expertos denominaron ‘sobrenatural’, en consecuencia de algo tan real como la ciencia.
“Se trata de DÝR, nombrado así en varios informes y archivos sustraídos del científico, licenciado en la facultad de medicina, y creador de esta amenaza. Entre ellos, se ven los informes referentes a ‘weretiger’, una reacción hibrida entre el hombre y el tigre, en la que el científico tenia su más obsesa pasión de creación…”
Jaejoong se apresuró a apagar el televisor que emitía aquella noticia, mientras continuaba tumbado sobre su cama. Deseaba hacer callar aquella maldita información, pues nadie mejor que él sabia de que se trataba.
La impotencia llegaba a él cuando pensaba que quizás podría haber hecho alguna cosa para evitar todo aquel desenlace, deteniendo de algún modo aquella investigación tan inaudita e imposible, por ejemplo. Pero tras haber sido “expulsado” de aquel laboratorio tiempo atrás, poco o nada podía hacer para detener lo que ahora era tema de preocupación social.
Justamente terminaba de tomar un trago de su cerveza, cuando un crujido le alerto. Jaejoong estaba solo en su casa, así que pronto cundió el pánico en sus pensamientos. Se levantó de un salto.
Quizás solo estaba paranoico por todos esos casos que recién escuchó sobre asaltos de estos dominantes híbridos a transeúntes, y las causadas victimas por la avanzada dominación de estos.
De todos modos, fuese algo sicótico o no, Jaejoong se sentía más seguro con algo defensivo en sus manos, y por ello agarró una de esas figuras lustrosas que decoraban su pequeña mesa junto a la cama.
<<. Algo comúnmente visto en las películas: defenderse con esto en las manos.>> pensó Jaejoong con algo de humor en ello, pero pronto se disipo cualquier ironía al ver como efectivamente alguien se había infiltrado en su hogar.
— ¿Jung… Yunho? — sin desearlo soltó la figura de sus manos impresionado al ver nuevamente al moreno surgir de entre las sombras.
Había pasado un año que no veía al ‘sujeto’ (desde que éste se marcho del laboratorio con su estado animal después de haberse desfogado como un poseso). Pero la verdad era que Jaejoong nunca fue capaz de olvidar aquel último momento tan atemorizante como excitante...
Ahora estaba allí en pie, cubierto con aquella informal ropa, y con aquella inigualable silueta ancha y oscura que en solo unos segundos hizo rememorar muchas cosas a Jaejoong.
— ¿Cómo has llegado aquí? ¿Cómo demonios has entrado? … — preguntó asustado con sus cabellos rubios desordenados mientras caminaba con pasos acelerados hacia la entrada, donde la puerta se veía severamente forzada.
— Los expedientes del doctor. — explicó Yunho — Él tenía todos los datos de “su ayudante”: Kim Jaejoong, archivados, e incluía esta dirección, y yo vine a buscarte — su seguridad lograba que su voz fuese severa.
— ¿Buscarme? ¿Para qué? —
— Las cosas se están poniendo mal allá fuera. Yo… — hizo una pequeña pausa —…necesito que me ayudes, Jaejoong —
Oh, esos ojos, esa mirada enmarcada por sus cejas oscuras.
“Ayúdame”, sonaba igual que aquel pasado “Ayúdame” dentro de la jaula.
— Ya vi cómo me ‘pagaste’ la ayuda que te di la primera vez que te preste una mano. No pienso prestarte la otra para que me la arranques con tu boca. O piensas que no sé en que te conviertes… — el moreno se veía completamente normal, pero Jaejoong sabia lo que podía llegar a ser y hacer — Busca ayuda en la persona que te hizo eso, Yunho — le aconsejó, desentendiéndose.
— No lo entiendes… — Yunho negó con la cabeza — No forcé y entre en tu casa como un vulgar ladrón sin una razón. Esa persona, la que me hizo esto, ya no está, Jaejoong. Ven conmigo… — le tomó de la muñeca y le obligó a ir con él, salir de su casa, todavía con aquellas prendas sencillas.
— ¿Dónde? —
Pero no recibió respuesta en todo el camino.
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Yunho le llevó hasta el edificio que todavía Jaejoong recordaba, y que escondía en el interior una especie de laboratorio medico en el que ambos se habían conocido de una manera un tanto peculiar...
— ¿Qué…? — Jaejoong quería preguntar ahora que estaban en el interior del edificio, pero cada vez sentía más sudorosa la mano de Yunho sobre su brazo (pues no le soltó durante todo el trayecto por miedo a que se escabullera).
— Llegue expresamente aquí para encontrar una solución. — Yunho se detuvo en el pasillo blanquecino, y miró intensamente a Jaejoong mientras le ‘liberaba del amarre’— Ni huyendo, como lo hice en el pasado, he podido deshacerme de esto que me hicieron. Es como una herida que se desangra, solo puede ir a peor. ¿Cómo puedo continuar así? — preguntó impotente — Sentí placer cuando te hice daño, y siento excitación cuando esa parte feroz crece dentro. Es entonces cuando tus últimas frases aparecen aquí — señaló su frente, concretamente su mente — Como un constante eco: “soy un experimento, “nunca seré normal”. — repitió — Cuando vi a otras personas con esta misma mutación, vi en ellos ese parte depravada y agresiva en sus miradas, como cuando miras a un asesino directamente a los ojos. Las cosas no están bien. —
Delante de ambos se encontraba la puerta que Jaejoong ya conocía…
— Ese maniático anciano creó a un centenar con genes de animales comúnmente peligrosos — continuó relatando Yunho — Animales que con el razonamiento humano, como yo, y que han sufrido aquellas pruebas y privación de libertad, como yo, no dudaran en dominar si es preciso con esas mismas técnicas, incluso pueden agruparse y generar cosas como estas… —
Yunho abrió la puerta dejando a la vista el interior de aquel lugar en el que tanto tiempo había sido producto de ‘experimentaciones’.
Jaejoong se cubrió los ojos al echar un rápido vistazo al interior del laboratorio, ahora devastado y arrasado en tonos rojos y negros. Era ese horror de la sangre salpicada y encharcada que se hizo acopio de toda la habitación.
— Oh … No puede ser … — cuando entró, Jaejoong estaba apunto de vomitar por la escena y el olor de esta. Era grotesco. Ese cuerpo dividido debía de ser el del científico, aunque ahora su cabello cano estaba rojo por la sangre.
“-Esa persona, la que me hizo esto, ya no está-”
—¿Cómo…? — quería preguntar sin indisponerse de nuevo.
Al entrar, Yunho respiró profundamente, y sintió una fuerte atracción por la fétida fragancia de la carne diseminada en el piso (era parte del instinto que le habían obligado a albergar en su interior), e intentó olvidar el nuevo deseo que tenía de arrancar con sus labios la pálida piel de Jaejoong.
— Él creía que podía jugar con esto, pero su propia creación acabo con él. Lo que es más que irónico, era algo de prever... Yo mismo tenía ganas de acabar con él — comentó Yunho seriamente — En este mismo sitio, como unos enfurecidos salvajes en busca de sus propias venganzas, acabaron con él. Desmembrar a una persona… no es algo que otro ser humano sea capaz de hacer solo con sus dientes. Le descuartizaron con sus fauces, seguramente mordieran su médula espinal en un principio, antes de comenzar a arrancarle los brazos y los demás miembros. —
No era preciso que lo explicase, era algo patente en el lugar.
— ¿Cómo una manada? Oh y los tigres actúan por su propia cuenta ¿no es así? ¿Debería descartarte, Yunho? — desconfiado intentó no volver a dirigir su mirada al sangriento suelo. Intentando borrar aquello de su mente.
— No realice nada de todo esto. — parecía decirlo con total sinceridad — Yo llegue aquí, en busca de una solución, y sólo encontré lo que ahora tú ves… No quiero imaginar cómo él agonizaba moribundo… — su tristeza se traspasó a su voz, y Jaejoong quedó impresionado de que dentro de él siguiese ese lado humano tan marcado que le impedía hacer lo que ahora tenían bajo sus pies.
— ¿Y por qué me has buscado a mi? — le preguntó al ver que efectivamente Yunho había encontrado sus datos en el desordenado ‘laboratorio’.
Yunho le miró, igual de intensamente que las veces anteriores.
Parecía capaz de comerse a alguien con esos ojos oscuros y rasgados.
— Jaejoong, tú eres el único que a estado con ese demencial hombre. Él que ha visto con sus propios ojos sus pruebas y procedimientos. Tú creaste la droga que tanto control le dio a él con sus ‘victimas’, y la que ahora mismo me mantiene ciegamente calmado, pues yo también tengo ese instinto depredador — le confesó. (Yunho había encontrado el narcótico en aquel lugar y se había suministrado dosis durante aquel tiempo, buscando una solución pasajera) — Así que por favor, ayúdame a encontrar la solución — pidió.
— ¿Te refieres a una especie de antídoto? —
— Si debo encerrarte entre estas cuatro paredes para que lo consigas, no dudes de que lo hare, Jaejoong. — se acercó al rubio de forma inquietante y desafiante y le tomó por los hombros — Creo que tiene que haber algún modo de invertir el proceso, un modo de disolver y aniquilar toda genética animal en el sistema biológico de las personas. O algo así… Piensa — le obligó tocándole y aplastándole los cabellos rubios (como si se tratase de un niño).
— Yunho, creé una droga en base a otras, y lo hice por un caso completamente diferente a esto. Yo no sé sobre esto y… — se detuvo al ver la intromisión de una nueva persona tras Yunho — ¡ ! — una exclamación silenciosa se adueño de su cara.
Yunho se giró y observó a una especie de inmenso yacaré o caimán con su rastrero cuerpo aproximándose de forma rápida a ambos. No había ninguna duda, ese ser había salido de aquel laboratorio (su tamaño era anormalmente grande), podía ser que incluso llevase a su inmensa boca (que ahora abría amenazante) partes del cuerpo que estaba allá extendido.
Ante la amenaza, el cuerpo de Yunho comenzó a cambiar, de un modo bastante rápido, como si el tigre fuese una extensión de él mismo.
Fue tan sencillo como pestañear y tener enfrente a un tigre de dimensiones considerables. Especialmente fascinante e impresionante.
Jaejoong hizo lo más sensato en un momento como ese: esconderse.
Una de las encimeras del laboratorio disponía debajo un buen resguardo mientras las inusuales ‘bestias’ se enfrentaban en un combate del que el felino tenía una gran ventaja sobre el reptil.
Yunho no tardó en deshacerse de él de forma heroica con unos precisos y toscos movimientos y mordeduras. Después, Jaejoong, desde su posición, presenció por primera vez como aquel monstruoso tigre se transformaba de nuevo en un desvestido Yunho. También lo hizo el inmenso yacaré sin vida, que ahora solo era un hombre muerto bajo el cuerpo de Yunho.
En ese momento no parecía haber diferencia entre la alimaña (tigre) de antes y el humano de ahora, eran igual de cautivadores e hipnóticos.
Cuando iba a salir del escondite (después del peligro), Jaejoong removió un papeleo allá oculto que rápidamente llamó su atención. Se podía leer en ellos (con letras y numeraciones escritas a mano) un gran número de cálculos reflexivos, doctos, científicos con conclusiones a las que el anciano fallecido le había titulado “Expiración DÝR”.
Exaltado al leer aquel titulo, Jaejoong salió disparado con el documento entre sus manos: — ¡Mira lo que encontré mientras estaba escondido! —
— De algo debía servir ser tan cobarde… — se incorporó con su rostro aún arrasado por unas imperfectas rayas negras y su cabello oscuro removido.
Jaejoong le dirigió una mirada casi asesina por ese comentario pero continuó:
— Seguramente él deseaba detener todo esto, antes de… — sus ojos se desviaron, mirando intuitivamente las piernas, y el final dónde se encontraban ambas — ¡Vístete! — le ordenó con el rostro rojo.
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No fue algo sencillo analizar y deducir aquellos cálculos y datos que embozó el doctor días antes de morir. Pero Jaejoong y Yunho hicieron un esfuerzo sobrehumano para llevar acabo las indicaciones descritas en el papel: Una sustancia que al ser transferida a la persona ‘infectada’ conseguía un efecto destructor de aquellos genes animales y demás en su sistema.
Era algo necesario, y más al estar en un laboratorio apocalíptico en el que se reflejaba el desastre que podría suceder si avanzaba de aquella forma.
Yunho se había ofrecido a soportar las pruebas. Cosa que sorprendió a Jaejoong. Una vez más ese hombre debía soportar la difícil tarea de ser sujeto de nuevas dosis de cosas que no sabían si estarían realmente bien.
Jaejoong preparó todo lo necesario, y la bolsa de transfusión ya tenía toda esa sustancia química que había creado con lo que disponía el laboratorio y las complejas notas del doctor. Insertó la aguja en la vena de Yunho, quien estaba extendido sobre la metalizada mesa de examen, preparado para la trasfusión intravenosa que recibió sin ninguna oposición.
— Debes ser completamente diferente a los demás — comentó Jaejoong comenzando a dar vueltas en la sala (la espera era insoportable) — En este tiempo no has sucumbido a esa parte animal que hay en ti como los demás…, incluso haces un gran esfuerzo por mantenerte sosegado. También dejas que te introduzca todas estas pruebas en el cuerpo. Sin duda eres aún más fuerte de lo que pensé la primera vez que te vi. —
— No me alabes por esto, Jaejoong, sólo hice un gran esfuerzo por no dominarte completamente, aun deseándolo tanto, como la última vez. Sinceramente tenía ganas de morderte esos malditos labios rosas — declaró Yunho cerrando los ojos y mordiendo el aire como amenaza, y el corazón de Jaejoong dio una forzada sístole, palpitándole con fuerza — Pero gracias por ayudarme — El líquido comenzó a recorrer las venas de Yunho.
— Ayudar a una bestia, no es algo sensato… — Jaejoong se acercó al yacido.
Yunho se veía ahora increíblemente débil allá tumbado. Jaejoong rozó con la mano su pecho cubierto y la deslizó, bajándola allí donde con miedo se perdió repentinamente bajo los pantalones...
— ¿Qué estás haciendo? — preguntó Yunho sin mover los labios y frunciendo el ceño al sentir la intrusa mano acariciando su pausado miembro.
— ¿Qué crees que estoy haciendo? — Jaejoong removió la mano con fuerza — Excitándote, por supuesto. — contestó con una mirada seductoramente segura —Cuando te agitas estimulado, supongo que es cuando comienzas a ‘transformarte’, renombrándote como ‘catman’. — rió nervioso — Eso fue lo que sucedió la vez en la que te me abalanzaste. Y entre excitarte o hacerte enfurecer, prefiero experimentar con lo primero —
Yunho no parecía sufrir cambió alguno, salvo entre sus piernas — Ya lo lograste… — musitó sintiéndose duro como el acero por su culpa — Detente… — advirtió por último, retirándole la mano e intentándose reincorporar.
— Eso significa que…. estás bien… — el rubio intentó reguardar su entusiasmo — ¿Crees que esta cosa es la solución? — señalo la bolsa con aquel liquido que poco a poco se introducía finalmente en el brazo de Yunho.
— No lo sé… — Yunho suspiró — No hay nada que ahora desee más que eso... — dirigió la mirada a la presencia ya habitual de Jaejoong, radiante entre los focos blancos del ‘laboratorio’ — …o quizás si hay algo que desee más — terminó su frase, preguntándose el por qué, aun si ya no era alguna especie de weretiger, deseaba abalanzarse sobre Jaejoong...
“No sólo encontré en Yunho una historia apasionante en la que verme inmerso, sino que Yunho fue la única persona realmente fuerte y capaz que haya conocido. No todos somos capaces de dejar de lado algo que nos han impuesto. Y Yunho había logrado impresionarme por ser capaz de eso. No hay mayor fuerza que tragarse la propia, creo. Un hombre capaz de dejar sus instintos, incluso de intentar solucionar lo que a los demás le estaba destruyendo, atemorizando, dominando. Oh, yo no sé si sería capaz. Quizás sin él, el proyecto DÝR sería ahora algo perpetuo y descontrolado. Pero ahora no me importa que ese lado animal de Yunho ‘desapareciera’ (o eso creo), a mi me sigue pareciendo un hombre increíblemente salvaje e inhumano, del que sin duda, me he encaprichado todavía más (a pesar del peligro)...
- Jaejoong”
FIN
Ese Yunho fue jodidamente interesante e_e y me gustó que violara a JJ(?)
ResponderEliminarMe gustó el personaje de Jaejoong tan aislado del experimento como también tan cerca. Y el viejo loco :v me dio pena su final... y me sorprendió que no quisiera matar a Jaejoong por lo que hizo, o experimentar con él -oh sí-
También me gustó la parte lemon ._. porque no fue kawaii ni llena de sentimientos, solo deseo, salvaje.
Kyaaaa ame este fic! Pobresito yunho, y jae ni idea de lo que creo jaaja me encanto la historia y sobre todo cuando jae lo liberó!
ResponderEliminarde todos los de el concurso el tuyo me gusto masssss , interesante y muy novedoso waaaa me encanto todo gracias por compartir n,n
ResponderEliminarUna historia muy diferente con el YunJae, me gusto el concepto
ResponderEliminarDefinitivamente y sin intencion de quitarle meritos a las demas participantes que hicieron un excelente trabajo para el concurso.... Debo decir que de todos los shots el tuyo fue el que mas me gusto, a mi punto de vista y opinion es el mejor, tiene toda una trama e historia bien hecha, los personajes, bueno la personalidad de los personajes y el papel que desempeñan cada uno de ellos fue genial.
ResponderEliminarAl leer esta historia senti que podia ver una pelicula reproduciendose en mi mente.... Simplemente perfecto.
Muchas gracias por compartirlo, de verdad me gusto mucho, espero poder leerme mas de tus historias por que escribes genial.
Que gran historia! Tan diferente, pero tan única y buena, me ha gustado mucho......
ResponderEliminarDisfrute mucho leyéndola, de verdad no sólo tiene al grandísimo Yunjae sino que la temática.....wow! Y el lado salvaje de Yunnie que resaltarás eso....me encanto! Gracias.