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Arualthings

Entre cuatro paredes

Título: “Entre cuatro paredes”
Autor: Ysa
Pareja: HoMin
Géneros: Angst, Drama, Au, Romance
Advertencias: Incesto, Lemon 
Resumen: 
“Encerrados en una habitación ChangMin y YunHo desarrollan un amor que va más allá de tener la misma sangre”.
Nota del autor: Me inspiré en la novela de “Flores en el ático” que años atrás leí, no me había animado a terminar el fic, pero aquí está, muchos años después. 
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Una sola habitación repletas de libros, una cama amplia, una mesa noche y un armario. La habitación tenía dos puertas: una al baño con lavabo y tina y otra que guiaba a la salida. En esas cuatro paredes la única salida posible era la ventana que dejaba entrar a la luz sol, fuerte y cruel en días soleados y débil e insuficiente en los días de invierno. En esa habitación es donde ChangMin había nacido un tiempo atrás, no conocía otro lugar más que ese; no sabía de los arboles solo los de papel plasmados en los textos. YunHo recordaba el día que llegó la mamá de ChangMin porque no había parado de llorar llamando a su progenitora que no regresaba a pesar de haber muchas horas en la mente del infante. La mujer a la ahora llamaría madre, lo abrazo contra su pecho y lo apretó con fuerza, Yunho tenía miedo, pero sentir que alguien estaba con él lo calmó.

¿Dónde esta mamá? —. Preguntó con la voz rota y cansada con el rostro hundido en el cuello de la mujer que no sabía que responder.

Yo seré tu nueva mamá, Yunho, eres Yunho ¿cierto? —. El menor asintió y ambos se quedaron abrazados, llorando. El niño por la pérdida de su madre y la mujer por su libertad robada.

Changmin nació varios meses después, su madre habría sufrido tanto cuando llegó al mundo, solo tenía a un niño de cuatro años como compañía, ambos padecieron por horas. YunHo no sabía que pasaba, su mamá se retorcía de dolor en la cama, él a su lado se pegó a su cuerpo hasta que ella le pidió unas tijeras del armario, el menor las trajo y ella después de un alarido se inclinó, contrajo el cuerpo y las sábanas se mancharon de sangre. La mujer cortó el cordón umbilical y abrazo a su bebé que gritaba, se suponía ese debía ser un momento feliz, pero tenía miedo, la madre de Yunho murió cuando tenía dos años, cansada del encierro y queriendo liberar a su pequeño hijo intento escapar en vano, fue como ella llegó a esa habitación, pero mirando el rostro de su bebé, sonrió por un momento.

Mira, Yunho a tu nuevo hermanito, ya tendrás con quién jugar —Masculló antes de apretar al recién nacido en sus brazos por el dolor que le causaban esas palabras además del físico.
¿Podemos llamarle ChagMi? Como la rosa —. Preguntó algo sorprendido por la sangre y aún asustado por todo lo que había visto.
ChangMi es un nombre de niña… Mejor ChangMin, es perfecto para él—. Susurró la mujer antes de suspirar cansada y caer rendida.

Fue un milagro que la madre y el niño sobrevivieran sin atención médica apropiada, la única ayuda que recibieron fue la del hombre que los tenía encerrados desde meses atrás y solo cuando Yunho entro al baño. Ese día comieron más de lo normal, había leche, arroz, carne, pan y sopa; recibieron ropa nueva y limpia además de varios productos de limpieza y medicina para los ahora tres residentes de la habitación; como una sorpresa para Yunho había una cesta con fresas, libros, colores y un muñeco de peluche en forma de oso, nunca había recibido algo como eso, pero su nueva madre sintió miedo de lo que pudiera pasarles en el futuro.

Mira ChangMin, hice esto para ti—. Yunho le entró un avión de papel, apenas ese día había conseguido por fin que le saliera, lo coloreó con sus ya casi extintos colores y lo entregó a su hermano.

¡Ooh, hyung! Es muy bonito—. Se levantó y corrió por la habitación moviendo la mano con Yunho tras de él, era un momento divertido.

La madre de ChangMin y también de YunHo no estaba con ellos, se encontraba con aquel hombre, ellos no lo sabían, no se habían fijado que siempre a la misma hora la puerta se abría, la mujer salía con pasos lentos y pesados sin querer salir de aquel precioso lugar que después de cinco años se había vuelto su hogar gracias a los dos niños. Ambos tenían hambre, pero todavía no era la hora de tomar alimentos, tenían un estricto régimen para comer ya que no era suficiente para tres. Yunho siempre trataba de entretenerlos para las horas pasaran con rapidez, Changmin a su corta edad de tres años ya sabía leer y escribir. Tomaban siestas largas y después de despertar miraban la ventana por donde entraba el sol, imaginando las cosas que deberían haber afuera, muchas cosas como en sus libros.

Traje comida…—La mujer estaba pálida y con algunos moretones en su cuerpo, pero había comida en sus manos, los niños corrieron y la abrazaron con fuerza.
¿Hay galletas mamá? Hoy es nuestro cumpleaños —. Aquel hombre siempre procuraba decir las fechas para que la mujer supiera cuanto tiempo llevaba ahí sin poder escapar con sus niños.
Sí… Hay pastel para los dos—. Susurró antes de mirarlos y sonreír, porque ese día había sido horrible, pero pudo llevarles un pequeño pastel, galletas, jugo de fresa y naranja, además de dos paquetes nuevos de colores junto con libros.

En la pared había un calendario de dos años atrás, YunHo tenía los ojos fijos en las cruces marcadas sobre las fechas, era alto y delgado, por primera vez en toda su vida se sentía cansado de las cuatro paredes, siempre tenía hambre y sabía que ChangMin también, últimamente la comida era poca y el mayor de los dos comía menos para poder ofrecerle más. Su madre cada día estaba más débil y enferma, lo que sea que hiciera cuando salía por la puerta la estaba acabando. Sus ojos siempre estaban tristes y a pesar de que los dos la abrazaban por la noche ella lloraba. Para Yunho esa dulce mujer era su madre, no tenía recuerdos de la que lo trajo al mundo y se sacrificó por él porque demasiado pequeño para guardarla en su memoria.

Hyung ¿Crees que mamá está enferma? — ChangMin tenía unos ojos grandes y marrones, a YunHo le gustaba llamarlos ojos de bambi, igual que un cuento que leía cuando era niño.
Debemos cuidarla mucho… También pienso que tiene algo, hace días que solo prueba bocado—. Suspiró estando en la cama junto a su hermano.
¿Crees que algún día podamos salir? —Preguntó Changmin que ahora tenía 12 años. Yunho llevaba viviendo 16 años encerrado en aquel sitio y en su mente solo estaba fantasías de lo que había afuera.

Changmin siempre recargaba la cabeza en el pecho de Yunho para que le acariciaran los cabellos y lo abrazaran con fuerza, a pesar de usar el mismo jabón su hermano tenía un aroma más dulce y le gustaba sentir que solo ese olor estaba a su alrededor. Yunho no decía nada, también disfrutaba de acariciar el cuerpo del menor, tocar sus orejas un poco más grandes que las suyas, labios gruesos, pero no tanto como los que él poseía. Durante los días de tormenta que su madre se ausentaba, se acurrucaban en la cama bajo las sabanas, entrelazaban sus piernas y ChangMin hundía el rostro en el pecho de Yunho, y esté hacia lo mismo, pero en los cabellos del meno hasta la lluvia, viento y truenos cesaran.

Estuve leyendo el libro que antes no quisiste que viera— ChanMin estaba sentado en el suelo mirando al mayor con las mejillas rojas.

Te dije que no lo hicieras, yo no pude ni acabar el primer capítulo —Se acercó al menor y le quitó el libro que se leía en la portada “Sueños de una noche de verano”.

La única mujer que conocemos es nuestra madre, pero no siento curiosidad por conocer a otras chicas—. Comentó al levantarse para tomar otro libro, todos los había leído ya, unos más veces que otros.

Yo quiero conocer… Quiero conocer a otras personas— Admitió Yunho colocando el libro en la repisa antes de encontrarse con el gesto de sorpresa del menor.

¿Te he aburrido? — ChangMin se levantó y caminó hasta estar frente a su hermano, rodeó su cintura y lo abrazó con fuerza. YunHo negó con avidez a la pregunta.

Nunca, eres lo más importante en mi vida junto a mamá, son todo lo que tengo—. Susurró correspondiendo el abrazo al delgado cuerpo, besó sus cabellos y meció sus cuerpos de lado a lado.
Debes prometer que estarás siempre conmigo— ChangMin levantó la mirada y tomó el rostro del mayor entre sus largos dedos, sonrió y besó el mentón de su hermano.

Siempre estaré contigo—. Susurró YunHo inclinando el rostro y besando suavemente los labios del menor como su madre siempre les besaba, lo abrazo y se mantuvieron así por unos segundos, en silencio.

Ese día su madre no regreso a la habitación, pero si recibieron comida y fue una experiencia de mucho miedo para los dos jóvenes. Aquel hombre que los había mantenido encerrados por tanto tiempo por primera vez en más de una década entró a las cuatro paredes que era su hogar, lo ensombreció y ensucio con su presencia, porque aunque su madre nunca dijera una palabra ellos sabían que era lo que hacía cuando ella se iba con él, muchas noches la curaron y consolaron. El monstruo vestía un traje negro perfectamente planchado, cabellos negros y solo unos cuantos grises que brillaban con las luces.

Su madre no volverá por unos días. Está enferma, la comida llegará tres veces. Escucharan unos toques en la puerta y la abrirán, cuando la comida este dentro cerraran la puerta. No tienen permitido asomar la cabeza—. Cada palabra que salía de su boca era fría y cortante, se turnaba para mirarlos.

¿Qué pasara si se rompe la regla? —YunHo no perdió oportunidad para intercambiar palabras con ese hombre, era la primera vez que veía a otro ser humano que no fueran ChangMin y su madre.

Recibirán un castigo por supuesto, YunHo, estoy seguro que eres tú—. Su carcelero lo miró fijamente y notó la forma en la ChangMin se escondía detrás de él —Quizá el que quebrante las reglas no sea quien reciba el castigo—. De sus bolsillos sacó unos caramelos y tiró en la cama antes de salir.

Ambos chicos se quedaron en silencio aún después de que pasaron minutos de que aquel hombre-monstruo los dejara. YunHo fue el primero en reaccionar y aferro a ChangMin entre sus brazos, besó su frente y mejillas, su madre siempre los consolaba de ese modo, ella siempre era muy dulce y cariñosa con ellos. Guío al menor hacia la cama y lo sentó tomó los dulces para comerlos después de cenaran, ese día apenas desayunaron. YunHo llevó la bandeja y separó las porciones y sonrió dejando un beso en los labios de ChangMin.

Vamos a comer, debes estar igual de hambriento que yo —.  Dejaría de lado todos sus pensamientos porque su prioridad era hacer comer a su hermano de ya trece años, lo sabía porque habían comido ya un pequeño pastel días atrás.

Era él… Era nuestro padre ¿Verdad? El que nos tiene encerrados…— ChangMin apretó los puños sobre sus muslos cuando miró el rostro de su hermano que asintió.
Debe serlo… Sabe mi nombre y supongo que también el tuyo —. Cerró los ojos para contener el enojo que estaba sintiendo porque sabía que estaba llegando a su límite, en cualquier momento intentaría escapar —Olvidémonos de él por ahora… Mamá pronto estará con nosotros.

Pero la mujer llevaba más de una semana sin aparecer en la habitación. Como se les dijo la comida llegaba a la misma hora tres veces al día, era la misma cantidad que recibían desde hace unos años, pero ahora solo eran dos, aunque nunca era suficiente, pero tener ya tres los dejaba con el estómago más saciado. Incluso había ocasiones que dejaban cestos con frutas, fresas, naranjas dulces y algunas golosinas que comían con mucho juicio ya que no pensaban podría llegar un día sin recibir comida.
Ya no me queda rompa limpia…—ChangMin miro al mayor cuando salía del baño con una camisa ancha y nada más.
Mamá siempre lavaba la ropa…—YunHo frunció el ceño y se sentó en la cama que se hundió. El menor no tardó en imitarlo, pero extendió las piernas ligeramente pobladas de vello, era un cuerpo que dejaba la niñez, pero sin dejarla por completo.
Mañana debemos hacernos cargo o se pondrá triste cuando vuelva—. La idea de que ella no volvería cada día se hacía más presente en sus pensamientos, pero no perdía la esperanza.
Te ayudaré, pero hoy dormiré así, además hace calor— ChangMin sonrió al recostarse en la cama abriendo ligeramente las piernas dejando a la vista su entrada y su apenas duro pene. A los ojos de una sociedad podría resultar algo malo la forma en las que ambos interactuaban, pero no había otros ojos que no fueran los suyos para juzgarlos.

YunHo no tardó mucho tiempo para que se levantara de la cama y apagara las luces de la única lámpara de la habitación, volvió a la cama. No pensó dos veces en recostarse sobre el cuerpo delgado de su medio hermano y acomodarse entre sus piernas. ChangMin no recordaba cuándo fue la primera vez que los tiernos besos que su madre les enseñó se tornaron más largos y húmedos. Cuando ella no estaba durante el día pasaban horas tocándose y besándose replicando las experiencias que muchos libros contaban, no le molestaba interpretar el rol de la chica porque siempre Yunho lo acariciaba de una forma muy tierna al repetir diálogos o las escenas, era perfecto a pesar de no conocer más que cuatro paredes y una puerta.

Esa noche los roces de sus cuerpos fueron más constantes, los dedos de YunHo palpaban cada rincón de la blanca piel de ChangMin, presionaba con suavidad para no dejar marcas, empujaba las caderas y suspiraba hundiendo el rostro en el cuello del menor que estaba aferrado a la espalda de su hermano, removía su cuerpo para frotarse contra el ajeno. Ambos se desprendieron de sus prendas y ChangMin ahora tenía el miembro de YunHo en su interior que se movía con fuerza y rapidez, pero sabía que estaban haciendo el amor, porque ChangMin solo podía confiar en YunHo, solo le tenía a él en esa habitación y era al único que necesitaba para seguir adelante, solo YunHo.
ChangMin recibía cada estocada sin queja alguna e incluso empujaba las caderas para que el otro no tuviera que esforzarse mucho y disfrutara más. En la mente del mayor estaba recitando un juramento, nunca dejaría solo a su pequeño hermano. Porque ChangMin era suyo, nadie tenía derechos sobre él, era suyo y de nadie más. Incluso si aquel hombre se intentaba acercar al menor, estaba dispuesto a matarlo con sus propias manos. La experiencia de hacerle el amor a su hermano no se prolongó por mucho tiempo, él estalló en un orgasmo en el interior de ChangMin y el último mancho su pecho después de que YunHo lo estimulara después que salió de él. Ambos durmieron abrazados y pegados el uno al otro, cansados y sin pensar en el futuro o consecuencias, no habría consecuencias si eran ellos dos en aquella habitación.

¿Crees que mamá volverá algún día? — ChangMin miraba al techo fijamente ya que el sol iluminaba las paredes, suspiraba y frotaba sus ojos con las manos.
Ya han pasado 300 días desde la última vez que la vimos, pronto cumplirás 14 y yo 18—. Susurró YunHo con los ojos fijos en el rostro del menor, en sus perfectos ojos de bambi.
Ya ha pasado mucho tiempo y el monstruo tampoco ha regresado—. ChangMin giró su cuerpo y se acurrucó en el costado del mayor que no tardó en abrazarlo. Ambos guardaron silencio ya que el sueño les ganaba, toda la mañana se habían entregado mutuamente y solo se detuvieron para recibir la comida, ahora estaban agotados.
ChangMin deberíamos escapar—.Susurró al pegar más el cuerpo de su pequeño hermano, ya no quería el encierro para él, lo quería liberar de aquellas cuatro paredes que los tenían prisioneros.

Ambos temían las consecuencias del plan que habían trazado para huir, porque solo consistía en escapar a la hora del almuerzo. No conocían el lugar en donde estaban o como salir de él, pero en ese momento era la mejor idea que tenían en mente. Tomaron el desayuno y guardaron un poco junto con la cena de la noche anterior en un bolso que estaba en el armario, que pertenecía a la madre de YunHo. Se colocaron ropa extra abrigada y varios calcetines por si tenían que usarlos como guantes, por lo poco que estaba calentando el sol en esos días seguramente era invierno. Se besaron largamente los minutos previos a que los golpes de la puerta se escucharan. YunHo tenía libros envueltos en una camisa para usarlos de arma.

Todo pasó en cámara lenta, empujaron la puerta con fuerza, YunHo golpeó con los libros a un hombre al que no le pudo calcular la edad porque se sentía culpable de hacerlo y que cayó inconsciente tanto por el susto como por el golpe. ChangMin tomó algo de la comida para guardarla mientras que el mayor tomaba las llaves del caído, podrían servir en el futuro. La parte fácil estaba hecha, ahora tenían que encontrar la salida, no sabían por dónde ir, el pasillo era largo y luminoso, tanto que les lastimó los ojos por unos segundos.

Vamos ChangMin, de prisa—. YunHo tomó la mano del menor y corrió por las escaleras sin detenerse a mirar el ostentoso lujo que aquellos pasillos poseían. No miró atrás, tan solo para vigilar a su ChangMin por momento, estaban cansados porque no acostumbraban a correr, pero después de bajar varias escalinatas por fin encontraron una enorme sala de estar. Había mueles y cuadros, candelabros y vinos. Ninguno sabía que pensar porque por muchos años sufrieron hambre y tras la puerta siempre hubo abundancia. YunHo apretó la mandíbula por el coraje e impotencia que sentía que se disipo cuando por fin sus ojos encontraron la puerta principal que les daría su libertad.
YunHo…—. ChangMin llamó a su hermano, estaba asustado porque el monstruo que los mantuvo encerrados estaba detrás de ellos con la mirada encolerizada y un cinturón en las manos que amenazaba con ser usado contra ellos. El miedo se apoderaba de él y cuando por fin el mayor de los dos notó al hombre no dudo en tirar la bolsa de libros en su contra, soltó la mano del menor y lo empujó hacia la puerta — ¡Corre ChangMin! —Le gritó y el interpelado no dudo en obedecer, corrió con todas sus fuerzas y no miró atrás a pesar de que se moría por quedarse junto a YunHo para defenderse de aquel hombre. El ruido de objetos que caían al piso no se hizo esperar, la voz de Yunho en un quejido al mismo tiempo que la puerta se abría y dejaba en el piso a ChangMin por la sorpresa.

Varios hombres entraron a la mansión, uniformados y con armas que apuntaban a los tres individuos en la sala: YunHo, ChangMin y el padre de ambos. El menor de los hermanos se levantó y corrió asustado a los brazos del mayor sin importar los gritos que le ordenaban que se detuviera. Sintió la sangre que se desprendía del cuerpo del mayor y cuando más miedo sintió la voz de su YunHo lo calmó.

Estoy contigo, pase lo que pase estaremos juntos siempre—. Susurró abrazándolo en el piso. Más pasos se hicieron presentes en el lugar, el grito de una mujer fue lo que más sobresalió. Su madre por fin, ella nunca los había dejado, corrió hacia ellos y el abrazo con fuerza, los protegió con su cuerpo e imploró que no les dañaran. Pero el monstruo que tanto daño les hizo ya era custodiado por oficiales, por fin después de veinte años aquel hombre, Lee Son hombre rico e influyente, era atrapado por los delitos de tortura y secuestro.

Habían pasado cuatro años desde que por fin YunHo y ChangMin fueron liberados de su encierro, por fin conocían a otras personas, el pasto, la lluvia, nieve y todo lo que el exterior les ofrecía, sin embargo algo no había cambiado, seguían compartiendo la misma habitación, siempre se entregaban en cuerpo y alma aún ya sabiendo que era un tabú y no les importaba, porque a pesar de todo seguían siendo solo ellos dos entre cuatro paredes.

Fin.


6 Comentarios:

  1. ;-; Mi alma se fue al carajo.
    Creí que la mamá había muerto ;-;
    ¡Dios! Esto es hermoso. Que horror haber soportado tanto tiempo estando encerrados. Fue algo triste pero creo que al final valió la pena. El hombre que los tenía encerrado debería de pudrirse en la cárcel y luego en el infierno.
    Éste escrito es de lo mejor :')

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  2. Temía tanto que, como en la mayoría de las historias, terminaría con uno de los dos, muertos. Me alegra tanto que no fuera así.
    Me gustó mucho la descripción de la escena sexual, fue muy dulce.
    Gracias por compartirlo :D

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  3. Anónimo2/16/2016

    que hermosa historia, con un hermoso final, gracias!

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  4. Hermosa y triste historia. Dos pequeños inocentes encerrados tantos años, que tortura, afortunadamente su madre regreso y los salvo de ese desgraciado sin corazón, porque a final de cuentas eran sus hijos y tratarlos como los trato no tiene perdón y el que ellos se relacionaran fue inocentemente debido a su encierro que se convirtió en amor de pareja.

    Gracias!!!

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  5. Cassie2/17/2016

    Hermoso....encerio penc k Yunho moria...m alegre al saber k los dos kedaron juntos al final y sin importarles k ya estaban en la sivilizacion siguieron amandose. ...Me encanto....simplemnt hermoso!!

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  6. La historia me gustó y que bueno que el final fue feliz, pero te recomiendo releer tus historias antes que se publiquen porque hay fallas de ortografía y de puntuación, pero tu idea fue buena ;)

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