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The Secret Code. Detective Agency: "Angel/Sinner" - Cap. 3

Heechul se sentó en el bar, sin dejar de beber un poco. El whisky había desaparecido tan rápido como el chico atractivo había desaparecido, así que Heechul había pasado a un tragó más fuerte.

Bebió todo el contenido de un solo trago. Aun no podía creer que Hangeng lo había dejado así, solo. Bueno, en realidad había desaparecido. Se fue justo a la par con el resto de su vida en este momento. No había desarrollado su magia, porque no tenía tanta magia. No tenía un trabajo fijo, su trabajo era hacer de todo hasta encontrar algo en lo que fuera lo suficientemente bueno. El primer hombre atractivo que había visto en mucho tiempo desapareció sin dejar rastro. Sí, todo lo que estaba en su camino simplemente desaparecía.

Deprimido, encorvado sobre su taburete de la barra y le indicó al camarero: —Otra.

—Yo no creo que puedas manejar más chocolate con menta, cariño—, dijo el sátiro. —Sabías que el azúcar puede matarte.

—Confía en mí. Mi familia tiene inmunidad al azúcar. —Por lo menos eso era un rasgo que compartía con los demás.

—Si estás seguro, pero si vomitas en mi piso, tendrás que limpiarlo.

Heechul no contestó, él sólo hizo un gesto para otra bebida. Cuanto más tiempo se sentó allí, más una sensación molesta punzaba su cerebro, casi como si se hubiera olvidado de hacer algo.

Cerrando los ojos, Heechul se centró en el sentimiento.

Densa, gruesa y empalagosa desesperación. Saco su mapa y dio una palmada en la barra. Escaneó los barrios, le tomó un momento para localizar la fuente.

—No—. Él clavó un dedo en la escuela que había planeado para visitar mañana. Las emociones se cerraron de golpe y le dijeron que sería demasiado tarde si esperaba, así que lo mejor era investigar esa misma noche.

—Aquí tienes—. El sátiro había puesto otra taza de chocolate de menta en la barra frente a él.

Heechul bebió la bebida caliente y luego dejó algo de dinero en la barra, más que suficiente para cubrir sus costos.

—¿Necesitas algo más?

Heechul se limpió la boca con la manga: —Necesito un montón de cosas, pero a menos que tengas un bolsillo lleno de deseos, creo que has hecho todo lo posible—. Añadió un par de billetes extra como propina y luego se dirigió hacia la puerta.

Desafortunadamente, sin trineo de su tío que tendría que viajar a la antigua usanza, en taxi. Veinte minutos más tarde, el taxi se estacionó frente a las puertas de la escuela y Heechul se bajó. Él alcanzó a ver el edificio a través de los árboles y se estremeció por el ambiente tan sombrío. Imaginó que el lugar probablemente no tenía un aura tan deprimente, pero la horrible desesperación derramada desde alguna parte estaba alejando la felicidad de la escuela.

Dio una respiración profunda, Heechul abrió la puerta y se dirigió por el camino. El conductor no quiso ir más cerca y para ser justos, no podía culpar al chico.

Al acercarse al edificio gótico, Heechul admiraba las jardineras rebosantes de flores de colores brillantes y el camino cuidadosamente tendido. Se imaginó que estaban allí para suavizar la estructura tétrica del lugar. Las gárgolas sentadas en cada esquina voltearon a verlo mientras se acercaba. Entonces se dio cuenta de algo más: silencio era absoluto. No había pájaros o las abejas o cualquier signo de vida, y unos escalofríos corrieron por su espalda. Algo poco natural se escondía dentro de la escuela y era su trabajo averiguar cómo solucionarlo antes de Navidad. Si él no tomaba el cuidado del problema antes de que su tío Claus recorriera la ciudad en sobre el trineo, estaría en problemas aún más grandes de los habituales.

Dio un paso más cerca y sus sensores miseria reaccionaron. Algo no estaba bien por aquí. Podía sentir la desesperación, pero fue amortiguada por otro tipo de ella. Juraría que podía oír gritos, pero podía identificar la fuente. Tenía que haber algo de magia oscura trabajando, lo que le impedía ver lo que debería estar justo en frente de sus ojos y aún así ver la escuela. Se detuvo y escuchó.

¿Dónde está Maeri?

¿Alguien ha visto a Maeri?

¿Por qué dejaste ir ahí abajo?

Tentativamente se adelantó y agudizo sus oídos mientras empujaba a través de una barrera invisible para llegar a la escena del caos. Un alto vampiro estaba frenando un humano. La desesperación que emana de ambos era dolorosa. Heechul apretó sus manos sobre las orejas para guiarse por los gritos y en lugar de tratar de ver. Encontró dos personas peleando por alguien llamado Maeri y una mujer mayor, aparentemente vestida con un conjunto de tweed y perlas, agitada y aterrorizada. Alrededor de veinte niños estaban mirando a través de las ventanas por encima de la galería.

Heechul rodó la cabeza y estiró el cuello. La tensión era tan espesa que él podía cortarla con su espada. Nadie lo había notado todavía. Rodeó de ida y vuelta  la capilla donde estaban los niños. El terror en sus rostros era casi imposible de soportar, pero la desesperación que emanaba de la escuela no todavía no los había tocado.

Los niños estaban a salvo por ahora, Heechul giró sobre sus talones y luego sacó el cuchillo de su chaqueta y se dirigió hacia los hombres que discutían. A medida que se acercaba, el aroma y el sabor de la desolación era abrumadora. No fue tanto del vampiro y el humano, sino de otra cosa. Algo mal. Tomó su espada por el mango y se detuvo junto al vampiro.

—¿Qué pasa?— fue todo lo que dijo. Él podría ser un inadaptado en la familia, pero estaba bien entrenado con los instintos de muchas generaciones arraigadas en él, que conocía su trabajo y él lo sabía bien. El vampiro lo miró y el humano tuvo la oportunidad de deshacerse del agarre, lanzarse y desaparecer a través de una puerta de roble. El vampiro empujó a Heechul fuera de su camino y siguió al humano. Heechul fue detrás de ellos, pero la pared del mal le cerró el paso estaba cerca impenetrable. Le susurró usando la única magia de la que tenía control, entonces, determinado por completo, él se abrió paso.

La puerta daba a un pasillo oscuro y al final de el mismo estaba una escalera de caracol que lo llevo más allá del nivel del sótano, debajo de la escuela, a una gran caverna rodeada de un balcón de visualización de las clases. La oscuridad lo consumía todo, pero le pareció ver un atisbo de una camisa blanca y siguió a la imagen. La magia que había sacado de su interior estaba disminuyendo, él era como un teléfono a punto de perder la señal, tropezó contra los barandales de metal que le impidieron caer en la nada.

Los gemidos y gritos en el otro lado de la escalera eran terribles, una cacofonía de sonidos  entretejidos lo hacían incapaz de pensar correctamente. Se tambaleó de nuevo, pero esta vez había una razón para ello. El vampiro estaba de rodillas sobre una la vulnerable figura humana.

—¿Estás bien?— Gritó por encima del ruido de los lamentos y gemidos.

—¡Changmin no está bien!— Gritó el vampiro. —Tengo que sacarlo. No puedo encontrar Maeri.

Heechul se agachó y ayudó al vampiro en recoger al humano llamado Changmin. Una chispa de luz iluminó el sótano mientras le estrechó la mano a Changmin, sintió una corriente eléctrica en el toque. El vampiro se apoyó y lanzó Changmin en sus brazos.

—Vuelvo— dijo firmemente.

Apenas el vampiro terminó la oración, Heechul estuvo en desacuerdo: —No se puedes estar aquí— dijo en voz alta. —Alguien tiene que quedarse fuera. Déjame manejar esto.

El vampiro negó con la cabeza: —Tengo que encontrar Maeri.

—¿Quién es Maeri?

—Nuestra hija.

—Tú lo llevas afuera. Encontraré Maeri.

El vampiro parecía frustrado.

—Este es mi trabajo. Haz lo que te digo.

—Pero Maeri está ahí.

—Voy a encontrar a Maeri. Lleve a tu hombre al exterior antes de que empeore.

Yoochun se volvió para irse, luego se giró bruscamente: —Maeri es una niña vampiro.

Heechul hizo un gesto con la mano para indicar que lo había oído. Tomando los pocos segundos que necesitaba, fortaleció su escudo mágico para protegerse. No sabía cuánto tiempo iba a aguantar, nunca antes se había encontrado en un lugar tan oscuro.

Un destello blanco le sobresaltó y se puso contra la pared. Una explosión estalló justo por encima de la cabeza, lo que hizo que se desplomara sobre piso de roca ¡Mierda! ¿Por qué toda la escuela tenía que estar construida de roca?

Con cautela se levantó y siguió andando, lo hizo con toda la velocidad que pudo, no debía perder la cautela ni dejar que cualquier amenaza viera su rostro y encontró otra escalera. Mirando hacia el negro se imaginó que estaba cara a cara con un mar de cuerpos, ellos se movían, balanceándose y hasta él.

—¡Mierda! Zombies.

Había leído sólo alguna vez acerca de ellos en los libros de historia de su tío le hizo leer. La gran infestación zombi de veintitrés años atrás fue la última vez que un miembro de su familia había muerto peleando en contra de ellos. Armándose de valor, aumentó la presión sobre su espada. En un movimiento suave, pasó la hoja directamente en el corazón de un zombie demacrado, alto con dientes amarillos y sin pelo. La vista era repugnante. Ninguna persona o paranormal vivo debería poner los ojos en los muertos.

Tal como esperaba, tan pronto como la hoja pasa a través del corazón del zombi, el zombie desapareció en una nube de niebla. Por un segundo Heechul no podía ver nada más allá de eso, niebla. Ni siquiera podía ver al siguiente zombi, mucho menos centrarse en su corazón. Él ciegamente apuñaló a cualquier zombie que estuviera a su vista, la hoja élfica pasó fácilmente a través de ellos. La niebla se hizo más profunda. Si la situación continuaba, le sería imposible ver a la niña vampiro, incluso podría lastimarla. Él sabía lo que estaba cruzando era el residuo de la magia oscura que había llamado a los muertos a la vida. Contuvo el aliento mientras trataba de esperar a que la niebla se borrara, pero se demoró y giró a su alrededor, y  por primera vez quería que uno de sus primos estuviera luchando junto a él.

Unas manos lo agarraron. Él cortó y cortó para liberarse, ignorando los gritos y gemidos de dolor. Un mar de manos lo alcanzaron en oleadas interminables. Podía sentir como su protección mágica comenzaba a fallar en contra de la ferocidad de la angustia y la oscuridad. Otro destello blanco provoco una gran grieta en el suelo, siguió su camino entre pedazos de piedra y cuarzo. Heechul se agachó y trató de ver dónde venían los destellos. La oscuridad estaba consumiéndolo todo y no podía ver ni la mierda.

Las oleadas de zombies disminuyeron y se tomaron el tiempo para considerar qué hacer a continuación. La niebla se había disipado un poco y mientras sus ojos se acostumbraban, pudo ver un poco más allá del grupo con el que había luchado en la parte inferior de la escalera. Había otro paranormal por allí, un tipo que estaba rodeado de zombies, pero en vez de que ellos lo atacaran o que él los estuviera atacando, estaba tratando de enviar a los muertos a dormir.  Si el otro hombre lo había sentido por allí,  no dijo nada mientras cortaba y se abría paso.

Heechul escuchó una llamada de auxilio.

—¡Ve por ella!— Gritó. Tropezó en la oscuridad hasta que pudo ver que una niña pequeña estaba colgando de una raíz cerca de dos metros en el aire y un grupo de zombies estaban arañando y escalando para llegar a ella.

—¡No dejes que se vaya!— Gritó un zombie. Dio unos pasos más y los zombies que habían rodeado a la pequeña se convirtieron  en nada más que polvo.

Él levantó las manos: —¡Salta!—, Ordenó. Ella no lloró ni discutió, simplemente se dejó caer en sus brazos. Él la estrecho y sin mirar atrás hizo su camino a través de la oscuridad, de la mejor manera que podía recordar, hasta las escaleras. Miró a la alta figura de un hombre de espaldas a él y rodeado por un brillo blanco.

—¡Ya la tengo! Vamonos.

El hombre hizo un gesto de negación con la cuchilla y se metió en la oscuridad.

—Tengo que terminar esto...

Las palabras resonaron en su cabeza como se les había hablado a todos los presentes, pero Heechul podía jurar que estaban en su cabeza y dirigidos personalmente en él.

—¿Eres Maeri?— Preguntó la niña en sus brazos.

Ella asintió con la cabeza y hundió la cara en su cuello. De pronto, se mordió. Su deber era con los niños. Toda su razón de ser era proteger a los niños ¿Puedo dejar al tipo que estaba luchando allá abajo y desaparecer de aquí?

Un zombi perdido los pasó y Maeri gritó. Un rápido movimiento de su espada y Heechul envió el zombi al aire, pero al hacerlo, sintió dolor. Parecía que el último de su magia estaba lo estaba abandonando. Un poco más y sería otro hombre sin sus defensas.

Sostuvo Maeri cerca y corrió tan rápido como pudo subir las escaleras, alrededor de la zona de la terraza y hasta por los pasillos hasta que finalmente el aire fresco golpeó su cara.

Dejó caer Maeri  con cuidado, entonces escuchó una oración silenciosa, giró de vuelta a donde el sótano y la puerta se cerró antes de que él pudiera hacer otro movimiento, impidiéndole entrar. Empujó y empujó, pero no fue pudo abrirla. Impotente, le dio la cara al vampiro y al humano, y poco a Maeri.

—¿Por qué fuiste allí?— Preguntó el hombre desesperadamente a la pequeña.

—Quería ver…— Maeri hipó entre sollozos.

—No vuelvas a hacer eso otra vez— añadió el vampiro. —Te queremos y si algo te hubiera pasado…

Heechul interrumpió la escena conmovedora: —Tengo que volver a bajar— dijo. —Por favor, ayúdame.

El vampiro dio Maeri un último abrazo y se reunió con él en la puerta. Juntos empujaron, pero no se movió. Dejaron la puerta y Heechul negó con la cabeza.

—Él todavía está allí abajo. No sé quién es, pero tengo que ayudarlo.

El humano se acercó en ese momento con el Maeri en sus brazos.

—Él es un ángel — Changmin ofreció gentilmente. —Mi familiar lo llamó. Él es el único que puede eliminar a los zombies.

No es el único. Heechul pensó, aunque no dijo nada. Él también podía eliminarlos, simplemente no podía hablar con sus almas como un ángel podía hacerlo. El ángel había cerrado la puerta un segundo después de que ambos salieran de ella... ¿Para qué? ¿Para cuidarlos? ¿Protegerlos? Heechul se dejó caer al suelo y se recostó contra la pared de piedra.

El vampiro se agachó delante de él: —Soy Yoochun y el es Changmin— dijo indicando a el ser humano cuando le tendió la mano. —Gracias—, añadió.

Heechul sacudió la mano ofrecida: —No hay problema ¿Cómo está Changmin?

Yoochun cerró los ojos un instante y el dolor tallado sus características: —No puedo perderlo— dijo entrecortadamente. —Si no hubieras llegado… El no habría soportado el hedor y la miseria.

—Él está bien ahora— Heechul interrumpió. —Él se encuentra bien.

—No sé cómo agradecer. Tú…

—Soy Heechul, por cierto.

Heechul odiaba la emoción llena de agradecimientos. Sus primos dijeron que la gratitud y la felicidad era el mayor premio que aspiraban sentir. Lo único positivo que alguna vez sintió fue la ausencia del mal y la desesperación, no es exactamente un premio

La puerta se abrió y una figura salió. Grande y amenazante, y con la sombra de las alas, llevaba una larga espada que brillaba con luz blanca.

Heechul parpadeó y miró de nuevo. Había algo familiar en la forma en que el hombre sesostenía a sí mismo, en la forma en que se paraba orgulloso y seguro.

¿Hangeng? ¿Podría ser? Era que…?

La luz baja en el brillo luego desapareció por completo y, finalmente, un hombre se quedó allí, exhausto pero entero. Era Hangeng. Mierda ¿El tipo del bar era un ángel?

¿Acaso había sido besado por un ángel?

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