Nadar contra corriente
No tenía planeado realizar ningún viaje hasta su luna de miel, sin embargo se sentía tan agobiada y tan insegura ante su próxima boda que no pudo soportar la presión y el stress, y usando la excusa de comprar su vestido compro un boleto de avión a Paris.
—Lo prometiste Chagmin, tu dijiste que viajaríamos a Paris aunque fuera solo por unos días.
—Lo sé pero no tengo el dinero para realizar las reservaciones y no quiero pedirle dinero a tus padres, no sabiendo lo mucho que me detestan.
—Pero…—no pudiendo callar mas— Minho me dijo que tenías mucho dinero en la cuenta de la empresa ¿por qué no puedes usarlo en nuestra boda?
—Minho no debió decirte nada— murmuro.
—Lo hizo porque yo le pregunte…
—No hay dinero en la empresa.
—Minho dijo que era mucho dinero ¿Hiciste inversiones? ¿No pudiste usar al menos la mitad de ese dinero para nuestra boda?
—Ese dinero no era mío…—pensativo—ese dinero era de…
—Basta— grito— no quiero escuchar más— sollozando— solo espero que después de nuestra boda, ese fantasma no aparezca más en nuestras conversaciones.
La única oportunidad que tuvo de estar en Paris fue cuando se graduó, justo antes de que empezara la universidad, su padre le regalo el viaje para ella y para sus amigas. Se había prometido a sí misma no volver sola a Paris porque quería estar junto a su persona especial en la ciudad del amor.
Desde que se comprometió había pensado tantas veces en su luna de miel en esa ciudad que ahora que había llegado sola, solo pudo llorar casi toda la noche en su habitación de hotel. No quería hacerlo, no quería viajar ella sola a Paris pero había momentos donde sentía que Chagmin ya no la amaba y esta vez por mas intentos que hizo no pudo eliminar las nubes negras que se cernían sobre su relación y solo pudo huir, necesitaba distraerse, olvidarse y si fuera necesario engañarse para poder seguir adelante con su matrimonio.
Su viaje fue tan repentino que no pudo realizar reservaciones y termino quedándose en el mismo hotel donde se había alojado con sus amigas; el Timhotel de Louvre, uno de los hoteles más caros del lugar.
Ella ya había escogido el vestido que quería para su boda, tenía pensado pedir que lo enviaran a Corea con sus medidas exactas por lo que no era necesario el viaje sin embargo luego de descansar y ver las calles de Paris desde su habitación se sintió animada y lista para seguir planeando su boda y lo principal ahora era ir a probarse su vestido y comprarlo.
Luego de desayunar, camino hasta la boutique Pronuptia que estaba a solo unas cuadras de su hotel, estaba tan emocionada que todo rastro de tristeza fue eliminado de su rostro para ser reemplazado por una enorme sonrisa.
Al entrar al lugar se sintió conmovida por todos los hermosos vestidos que la rodeaban, con la ayuda de los encargados fue probándose vestido tras vestido porque a pesar de que ya tenía uno en mente de todas maneras verse modelando frente al espejo uno a uno esos vestidos la hacía sentirse especial, y que ya no faltaba nada para casarse con el amor de su vida. Cuando llegaron a la colección Mademoiselle Amour no pudo evitar derramar lágrimas porque casi de inmediato pudo ver el vestido que quería usar en su boda.
—Este vestido es el Melle Elodie— dijo la persona que le ayudaba a probarse el vestido— si le hacemos unos mínimos retoques el vestido le quedara perfecto.
El vestido se caracterizaba por un escote en corazón, se ceñía muy bien amoldándose a su cuerpo, mostrando su esbelta cintura, la caída del vestido era como el de una princesa y tenía una larga cola de uno cinco metros.
—Es hermoso— dijo ella limpiándose las lágrimas— este es el vestido que yo quiero.
Al escuchar el precio sus emociones la traicionaron y por su rostro surco un rastro de preocupación y tristeza, intento tranquilizarse y calmar el llanto pero le fue muy difícil fingir indiferencia. Mientras se cambiaba el vestido, llamo a sus padres para suplicarles que le enviaran dinero pero sus padres se negaron tajantemente porque nunca estuvieron de acuerdo del todo con ese matrimonio y antes de colgarle le recordaron algo que ella ya había escuchado alguna vez “si vas a casarte con un pobretón debes ir a acostumbrándote a tu nueva posición económica”.
Con el dinero que tenía no le alcanzaba para comprarse ningún vestido en ese lugar, había estado tan abstraída durante su viaje que se había gastado más de la mitad de su presupuesto solo en el hotel donde se alojaba y en los boletos de avión, por lo que tuvo que devolver el vestido y con las cuentas bien hechas y el presupuesto definido tuvo que buscar su vestido en otras tiendas de novia.
Intento animarse repitiéndose constantemente que lo importante era que iba a casarse con Chagmin, el hombre que amaba, y que eso era lo único importante; pero cada vez se sentía más apesadumbrada, solo le quedaban dos lugares a donde ir y se sentía tan cansada física y emocionalmente de ver vestidos, de probárselos una y otra vez para decepcionarse por pequeños defectos o por la enorme cantidad del precio.
Solo faltaban unas horas para que el sol se ocultara y a pesar de haberse paseado por las mejores boutiques de Paris; Pronovias, Diamant Blac, Nana Couture, Arodoky Rime y Rosa clara no fue capaz de encontrar un vestido que le gustara y que se adaptara a su presupuesto.
Se sentía tan desanimada que incluso el hambre parecía no aparecer porque a pesar de los deliciosos olores que salían de los restaurantes mientras caminaba su estómago no gruño ni una sola vez, camino despacio casi sin darse cuenta y sin ver a donde iba porque así era como se sentía con respecto a su flamante vestido, se sentía perdida e incapaz de encontrar el adecuado para ella.
Camino por lo que a ella le parecieron cuadras y cuadras hasta que llego a una plaza que recordaba haber visto cuando paseaba con sus amigas, recordó su risa de aquellos tiempos y eso solo añadió más nostalgia y pesadumbre a su situación emocional; se sentó en la fuente cerro los ojos, se recostó en la gárgola que adornaba la fuente y suspiro de tristeza.
Abrió los ojos, busco su celular y mientras lo observaba pensaba si le había pasado algo Chagmin y por eso no le había llamado en todo el día, sin poder reprimirse marco su número, en estos momentos necesitaba escuchar su voz más que nada. Estaba tan distraída que no se percató que alguien estaba muy cerca de ella, cuando intento llamar una vez más a Chagmin, sintió una mano arranchándole el celular de las manos y empujándola dentro de la fuente.
Ya que estaba sentada muy cerca de la gárgola; se golpeó la cabeza al caer, se rasguño el rostro porque no pudo reaccionar a tiempo para protegerse con los brazos, su zapato se engancho en algún lado lo cual provoco que sufriera un esguince en el pie izquierdo además de moretones y rasguños. Su vestido estaba empapado y se había rasgado en la parte delantera, su cabellera escurría agua roja por la herida que tenía en la cabeza y su maquillaje se vio arruinado por las lágrimas que no paraban de salir de sus ojos.
Cuando ella salió de la fuente luego de estar sentada un largo rato en el agua, sus lágrimas habían cesado un poco, su cuerpo ya no estaba tan adolorido sin embargo permaneció en el mismo lugar, se sentó y no se movió durante mucho tiempo
En el estado deplorable en el que se encontraba se sentía mal de solo pensar en caminar unos cuantos metros para poder abordar un taxi, el sol había secado parte de su ropa humedeciéndola pero ya estaba menguado y dentro de poco desaparecería dándole paso a la noche y aunque a ella parecía no interesarle a su cuerpo si porque no dejaba de tiritar por el frio.
— ¿Estas bien?
Se escuchó una voz fuerte y masculina, ella giro el rostro siguiendo la voz y aquellos ojos negros la sedujeron en el primer instante.
El chico que estaba a su lado era alto, con el cabello rubio y tenía el porte de un modelo, se podía ver su cuerpo musculoso a través de la camiseta que moldeaba su figura; le vio quitarse la chaqueta para ponerlo sobre sus hombros y cubrirla como si se tratara de una capa.
— ¿Estas bien? —volvió a pronunciar el desconocido en inglés.
Ella afirmo con la cabeza nerviosa, jugando con sus dedos
— ¿Eres coreana, no es así? — pregunto pensando que ella no sabía hablar inglés.
—Siiii— dijo ella suspirando— ¿Cc-como lo sabe?
—No hay bellezas tan lindas como en mi país— dijo el sonriendo.
Ella se ruborizo un poco y trato de sonreír
— ¿Quiere que le pida un taxi? — pregunto el desconocido viendo su situación.
—Si por favor—susurro ahogando el llanto en su garganta y las lágrimas que nuevamente corrían por su rostro.
—Venga, caminemos para llegar a la pista— ayudándole a levantarse.
—Me duele— levantando el pie debido al dolor y mostrando su zapato destruido.
—Deberíamos ir primero al hospital creo que estas más lastimada de lo que aparentas.
—No— chillo ella pensando en los gastos que eso acarrearía— no me gustan los hospitales, solo necesito el taxi ya me las arreglare luego— limpiándose las lágrimas.
—Como podría dejarla ir en ese estado— cargándola en brazos.
— ¿Q-Que hace?— alarmada.
—Tenemos que evitar que su tobillo se inflame más.
— ¿P-Pero a dónde vamos?
—A un lugar donde pueden ayudarte, no está muy lejos de aquí, así que solo debes ocultar el rostro y fingir que estas desmayada y que tu novio está resguardándote— sonriendo.
—No es necesario…so-so-solo necesito ir a mi hotel, me basta con el taxi.
—Te llevo entonces— caminando hacia un porche rojo estacionado a unos metros del lugar.
—Y-yo solo necesito el taxi por favor— suplico con la voz rota y las mejillas mojadas por sus lágrimas.
—No es una molestia para mí, este tipo de situaciones le puede ocurrir a cualquiera, no se desanime por la situación, yo solo quiero ayudarla— acomodándola en el asiento del copiloto y abrochándole el cinturón.
Minutos después se estacionaron en una de las tiendas más costosas del lugar Jay Ahr, ella lo sabía porque hace tiempo solía pedir sus vestidos y algunos accesorios en esta tienda; ella se sintió muy avergonzada, no quería entrar en ese estado al lugar, se veía fea y sucia.
—Quiero ir a mi casa— reclamo aun llorosa.
—No voy a dejar que te vayas a tu cuarto de hotel a llorar porque eres demasiado hermosa para desperdiciar una noche en Paris de esa manera.
—Por favor yo solo quiero…lo único que necesito es llegar a mi hotel.
—Déjame ayudarte…después si quieres ir a tu hotel, yo te llevo pero ahora solo déjate llevar por mí.
Se vio cargada en los brazos de ese desconocido nuevamente pero solo podía sentir cansancio y frustración por estar inmersa en esta situación a pesar de que el chico era guapo ninguna otra idea rondo por su mente cuando entraba a la boutique junto a él.
—Hola Jay— pronuncio el desconocido al entrar al lugar.
—Hola Jaejoong— dijo el dueño de la tienda— ¿Cómo así me visitas? ¿Cómo has estado? ¿Cómo está Su? ¿Su, vino contigo? — completamente emocionado, como si no hubiera nadie más con su visita.
—Su, te envía muchos saludos por supuesto, me pidió que te dijera que puedes llamarle para cualquier otro evento que él va estar presente para ti allí.
—Qué bueno— saltando de felicidad— voy a llamarlo de inmediato— retirándose.
—Es-espera— casi grito— podrías hacerme un favor— bajando la voz.
—Por supuesto, mis empleadas se encargaran de ti, Delphine por favor dale todo lo que pida.
—Claro señor.
El dueño desapareció por una de las puertas del lugar con el celular en la mano olvidándose de todos los presentes en su local.
—Dirijan a mi amiga al despacho de Jay para que pueda darse una ducha.
—Bien, algo más que desee señor
—Me gustaría que escojan un atuendo sobrio pero muy elegante para ella, ¿es posible que arreglen su ropa aquí?
—No señor pero podemos mandar la ropa a la tintorería y si nos brinda la dirección de la señorita se lo van enviar después.
—Bien por ahora encárguense de lo primero antes de que mi amiga se resfrié.
Guiada por la empleadas llego a un pequeño baño donde pudo relajarse unos minutos en la ducha, deseaba estar en su habitación de hotel para ponerse la bata, dormir en su habitación y olvidarse de este tormentoso día.
Salió casi de inmediato del lugar porque no se sentía cómoda recibiendo favores de personas que no conocía, las empleadas del lugar se aglomeraron cerca de ella y entre cuchicheos la llevaron tras vestidores, donde después de evaluar cómo le quedarían varias prendas le dieron un atuendo que le fascino, era realmente hermoso y en ella aún mejor, era un vestido al que ella era incapaz de decirle que no.
Las empleadas le arreglaron el cabello y la maquillaron un poco mientras curaban lo rasguños de su rostro, sus brazos y piernas también fueron tratados pero su pie aún le dolía por el esguince; las empleadas no se dieron cuenta de la situación y combinaron el vestido con unos zapatos de tacón para que ella se viera glamurosa. Ella no pudo negarse y no por los preciosos zapatos sino porque le estaban haciendo un favor y se sentía mal de solo pensar en quejarse.
Salió de los vestidores y trato de caminar normal fingiendo que no había dolor en su tobillo pero no lo consiguió por que el dolor se incrementaba con cada paso y su rostro se compungía de dolor a pesar de que intentaba forzar una sonrisa en su rostro. Jaejoong se dio cuenta de su dolor porque logro llegar a ella justo para tomarle de la cintura antes de que cayera por el tropiezo que acababa de tener.
— ¿Estas bien?— volvió a susurrar.
—Sí, creo que…es solo que estos zapatos…— murmuro.
—Ummm…señorita Delphine por favor busque unos zapatos sin tacones— solicito
—No es necesario, yo puedo ir a mi hotel así, no hay necesidad de incomodar a nadie— moviendo los brazos.
Poco después ella estaba sentada cerca de la vitrina y Jaejoong probaba los zapatos en su pie, como si de cenicienta se tratara, ella se sintió perturbada al ver a un hombre que no era su novio arrodillado delante de ella como si estuviera pidiéndole en matrimonio.
—Que lindas manos tienes— dijo tocándole la mano izquierda con los dedos.
Y entonces ella se dio cuenta que no llevaba su anillo; el precioso anillo que le había dado Chagmin cuando le propuso matrimonio no estaba más en su dedo, su expresión se tornó sombría y preocupada y olvidándose del dolor corrió por toda la tienda buscando su anillo. Finalmente lo encontró en la ducha, al parecer se le había caído mientras se jabonaba el cuerpo.
—¿Qué paso? — pregunto el desconocido desconcertado.
—Pensé que lo había perdido— tocando el anillo con sus dedos en el puño de la mano derecha.
— ¿Y que es lo que perdiste?
—Mi anillo, mi anillo de…
Y entonces ella se vio incapaz de responder correctamente, no sabía exactamente porque lo hacía, no sabía porque no fue capaz de decirle la verdad porque para cuando reacciono ya habían salido de su boca puras mentiras “mi anillo de familia, es un regalo de mi abuela, es muy preciado para mi”
—Qué bueno que pudiste encontrarlo, no me hubiera sentido bien si hubieras perdido algo tan valioso por mi capricho de traerte aquí.
—No, yo agradezco que me hubieras traído, tenías razón si me hubiera ido a mi hotel en estos momentos estaría enloqueciendo por la soledad.
—Me agrada haber podido ayudarte de verdad
— ¿Y qué planes para la noche?— dijo sonriendo nerviosamente.
—No lo se
—Yo pensé que te traías algo entre manos, cuando insististe tanto en traerme aquí.
—Solo quería hacerte sentir bien, pero si quieres me encantaría que me acompañes a tomar un café.
—Creo que en esta ocasión unas copas estarían mejor.
—Pero antes déjame darte un pequeño obsequio— sacando un precioso collar e intentando ponérselo.
—No, yo no puedo aceptar eso, es demasiado.
—No es nada para mí.
—Ya veo, pero para mí es demasiado por favor no me hagas sentir más agobiada de lo que ya me siento.
—Está bien, aceptare ese no por ahora pero no esperes que no insista.
—Si volvemos a vernos tal vez acepte.
—Que bien porque pienso cruzarme contigo cada día de mi vida.
—Acaso estas coqueteándome
— ¿Y no puedo hacer eso?
—Claro que…— pensando en Chagmin.
—Oh…yo lo siento, debí imaginar que una mujer tan hermosa como tú, ya tenía a alguien.
—No, no es eso, yo estoy soltera.
—Entonces vamos por unos tragos para celebrar nuestra soltería—encaminándose hacia la puerta.
—Sabes algo…— sonriendo— a mí me dijeron que no debo salir con desconocidos, no crees que debería saber tu nombre o al menos tu interesarte por el mío.
—Que descortesía la mía— regresando sus pasos y tomándole de la mano— soy Kim Jaejoong.
—Yo soy Young Mi— cogiéndole la mano y levantándose.
Caminaron unas cuantas cuadras con Jaejoong sosteniéndole del brazo y ayudándole a caminar, adentrándose en el primer bar que encontraron Le Carrousel, tenían tanto en común que hablaron por horas y horas en el bar mientras se embriagaban; conversaron entre risas y susurrándose cosas mientras bebían tragos.
Muy de amanecida Jaejoong ingreso a su apartamento con Min Young en los brazos, la dejo en la habitación de huéspedes y se dispuso a cocinar, estaba cansado sin embargo no podía dormir sin comer algo porque si no su estómago le molestaría todo el día por haber bebido tanto, se quitó la camisa que estaba embarrada por vómito y se puso a cocinar.
Estaba terminando de preparar sopa de pollo con arroz, cuando escucho mucho ruido proveniente de la habitación de huéspedes, pero estaba tan cansado que solo continúo con lo que estaba haciendo.
Ella se había despertado al sentir el aroma de la sopa y al ver a Jaejoong con el torso desnudo aún con todas las copas de alcohol que tenía, le pareció ver a Chagmin en su lugar y por ello regreso a la habitación y luego de rebuscar en el armario, se desnudó y salió solo con una camisa sobre su cuerpo. Camino tambaleándose hasta llegar a Jaejoong, le abrazo por la espalda y aspiro su aroma que la embriago por completo.
—Eres hermoso— susurro, mientras le besaba el cuello delicadamente.
—Tu más— liberándose del abrazo y besándole delicadamente en la frente.
—Prueba esto dándole de comer con la cuchara ¿Qué tal está?
—Esta delicioso— acercándose más para ver lo que hacía.
—Porque no te vas a duchar mientras termino de cocinar.
— ¿No quieres acompañarme?
—Me gustaría— viéndole muy fijamente— pero prefiero consentirte; recuerdo que dijiste que no habías comido nada mientras bebías.
—Yo quiero quedarme contigo, no puedo— pasando deliberadamente sus manos por el torso de Jaejoong.
—No, tienes que bañarte, vamos…yo debo estar pendiente de la cocina— llevándola a su habitación.
—Está bien— grito fastidiada— haz lo que quieras…voy a ducharme ven si te animas o si puedes— cerrando la puerta con fuerza.
Min Young intento dirigirse a la ducha pero tenía tanto sueño que solo termino durmiendo tumbada en el piso muy cerca del baño. Después de comer Jaejoong se dio una larga ducha y antes de dormir fue a la habitación de Min Young, la cargo en brazos y la arropo en la cama, ella se acomodó y susurro frases inentendibles.
[…]
Sintió el aroma de su comida favorita venir de alguna parte, abrió los ojos y sin despertarse del todo salió de su habitación siguiendo el aroma, cuando llego a la cocina y vio el lugar donde estaba y luego a Jaejoong, un grito escapo de su boca al darse cuenta que ella estaba casi desnuda.
— ¿Estas bien?— pregunto Jaejoong dejando de lado la cocina y aproximándose hacia ella.
—No te acerques, no lo hagas— tratando de cubrirse el cuerpo con las manos.
—Solo quiero saber si estás bien
—No, aléjate, no me veas así ¿q-q-que me hiciste? —consternada.
—Nada, no pasó nada— cubriéndose los ojos— no estoy viendo porque no entras a la habitación, te cambias y luego hablamos con calma.
Regreso a la habitación; busco en el closet, encontró ropa limpia, se bañó y salió para hablar con Jaejoong.
— ¿Qué paso ayer? — susurro.
—Solo nos embriagamos y ya
—Lo sé pero no recuerdo nada…como llegamos o como termine casi desnuda en mi habitación.
—Bueno pedimos un taxi, yo dormí en mi habitación y te deje en la habitación de huéspedes, lo demás no sé.
—Pero yo— agarrándose la cabeza— ¿Por qué vinimos a tu apartamento?
—No pude averiguar tu dirección; porque no comes un poco, tu estomago no deja de gruñir, si descansas un poco seguro recordaras todo lo que paso ayer, yo prefiero que lo recuerdes por tu cuenta.
La comida olía y se veía delicioso cuando salió pero sus ánimos habían menguado un poco desde que se sentía tonta por no ser capaz de recordar lo que había hecho esa noche, estaba tan distraída tratando de recordar que no fue capaz de probar bocado alguno.
— ¿Ya se enfrió tu plato? ¿Quieres que lo caliente? —tocándole suavemente el hombro.
—Ehhhh…— no, no es necesario— dándose cuenta de la situación.
—Te siento muy tensa ¿estás bien?
—Si— dudando— no, la verdad es que no me siento bien…yo ayer, yo— pensativa.
—Continua— alentándola.
—Bueno es que yo quería saber— acalorándose por la ansiedad sin saber si preguntar o no— ¿Y- yo quería saber si estás seguro que no pasó nada entre nosotros?
—Claro que sí, yo tengo buena memoria, o eso creo— sonriendo.
—Entonces porque no quieres decirme que paso ayer— agachando la mirada.
—Creo que si no lo recuerdas sería mejor para ti.
— ¿Por qué? Acaso hice el ridículo
—No voy a decirte nada más— sonriendo— come, recobra fuerzas y luego intenta recordar si realmente quieres hacerlo— dándole de comer en la boca— deja de preocuparte, para mi sigues siendo la hermosa persona que conocí ayer solo que ahora sé que no debo dejarte beber demasiado— ahogando una carcajada.
—No te burles— sonrojándose—umm…esto esta delicioso, ¿acaso eres chef?
—No soy chef pero me halaga que te guste mi comida.
—Esta delicioso
Luego de comer y con Jaejoong aun a su lado descansando mientras ven una película, los recuerdos parecen aglomerarse en su cabeza.
“¿Qué diablos fue eso?” Susurra para sí misma cuando un vago recuerdo de ella arrastrándose tras alguien le impacta como un flashazo “Eso no pudo haber sucedido” piensa pasando sus manos por su rostro de manera desesperada pero las imágenes llegan a su mente unas tras otras cual torrentes de luz mostrándole una versión desastrosa de sí misma.
—Es hora de irnos, ya has bebido demasiado.
—Pero si recién estamos empezando, no seas aburrido; este trago esta delicioso, sabes hace cuanto que no me tomo uno de estos…hace meses— gritando y alzando la copa— mi padre dijo— mostrando una expresión severa para simular como el— si vas a casarte con un pobre diablo, no cuentes con mi dinero, adiós tarjetas, adiós viajes— riendo en medio del llanto— y sabes que dije yo— golpeándose el pecho— no necesitamos tu dinero padre, porque nos basta tener amor…que absurdo— volvió a gritar— amor— riéndose de sí misma— y ese amor me ha hecho tan infeliz, puedes creer que mi novio no puede comprarme el vestido que yo quiero, el solo puede pensar en ese fantasma, tiene dinero pero no quiere compartirlo conmigo— sollozando— él dice que yo no mido el dinero— golpeando su vaso en la mesa— él no confía en mí y así quiere que nos casemos…
Se siente tan avergonzada al principio pero cuando recuerda lo que sucedió hace unas horas se siente desconcertada porque no puede creer que haya confundido a Chagmin tan fácilmente, cierra los ojos intentado recordar más de ella seduciendo a Jaejoong. Esta tan concentrada en recordar que no se da cuenta que el beso que está sintiendo no es un recuerdo sino que está sucediendo, abre los ojos impresionada pero al ver a Jaejoong con los ojos cerrados y sintiendo la calidez provenir se deja llevar y lo besa apasionadamente.
El beso termina con ambos jadeantes buscando oxígeno, ella recuerda a Chagmin, pero al mismo tiempo recuerda Paris y una idea absurda cruza su mente “puedo pasear en Paris con Jaejoong, puedo al menos disfrutar unos días apasionados en la ciudad del amor”, y guiada por esa idea decide olvidarse que está comprometida, al menos unos días.
La película avanza pero ninguno de los dos le presta atención porque no dejan de besarse y acurrucarse en el sillón; muy entrada la noche los besos se vuelven más pasionales y la piel de ambos empieza a arder por el constante roce de sus cuerpos y las caricias de sus manos.
—No te arrepentirás— susurra Jaejoong mordiéndole el lóbulo suavemente.
—No— dice ella jadeando.
Las caricias continúan, los besos cada vez se vuelven más asfixiantes y demandantes, él la sostiene por la cintura e intenta conducirla a su habitación, pero ella jadea y se resiste.
—Lo siento, no creo que pueda…yo no.
—Está bien— Jaejoong la consuela— yo te entiendo, imagino que a veces no es fácil dejar el pasado atrás.
Ella no entiende lo que él dice pero no se siente capaz de preguntar solo se retira a la habitación de huéspedes y no puede evitar llorar por lo que estaba a punto de hacer.
Chagmin seguía sin contestar el teléfono y ella no entendía el porqué, se había pasado toda la mañana intentando hablar y eso la deprimía aún más, cansada de la situación decidió dejar sus reservas a un lado y dejarse llevar por este amor fugaz en Paris.
no se si Jae si sepa quien es ella y lo que intenta es vengarse de ella y Min o de verdad no sabe quien es ella pero lo dudo a de ser un plan de el para que ella terminara en su casa y en su cama creo ya veré mas adelante
ResponderEliminarGracias
Venganzaaa!!!! Yeah!! Jaeee ya haz todas tus jugadas pero dale duro a changmin!!! Quiero otro cap!!
ResponderEliminarJajaja... una aventura antes de casarse, mirate tú, que lista (loca). Es la venganza de Jaejoong.
ResponderEliminarGracias!!!