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Arualthings

Fallen - Cap. 1

Tus ojos.


Jaejoong había logrado escapar de otro de los arrebatos de su progenitor, antes de que escalara a niveles mayores y en estos momentos se encuentra caminando en la oscura y solitaria calle a la que ya se había acostumbrado. Esas horribles calles habían sido su hogar más que cualquier casa en la que tuvo que vivir.

Cojeaba levemente ya que el bastardo, que tiene la mala suerte de llamar padre, había alcanzado a lanzarle una botella vacía, que le había llegado a una de sus piernas. El daño había sido mínimo comparado al de la propia botella, pero aún dolía un poco.

Para calmarse no sólo del dolor, sino también de la violenta escena, que a pesar de ser bastante común aun lograba asustarlo, cada vez es menos, pero todavía su padre causaba ese efecto en él.

Se sienta en el borde de la calle, con la pierna lastimada estirada y la otra flexionada, para apoyar uno de sus codos y descansar su cabeza en la mano.

Pensaba cuánto tiempo más soportaría esto. Sabía que el cambio al que se vio obligado, no iba a ser para mejor. Recordaba como si fuera ayer, lo que su padre le solía hacer cuando era un niño, si bien no lo golpeaba constantemente como su madre, si lo había marcado de por vida. Por lo que cuando se enteró que su madre se quería deshacer de él -por fin, había pensado- sabía que lo que le esperaba, no iba a ser mejor.

Su padre era un borracho y la única ventaja que poseía ahora Jaejoong, era que estaba más grande, de edad y de estatura, por lo que sabía cómo evitarlo la mayoría de las veces, al menos eso era una mejora, pensaba con cierto optimismo, además tenía la esperanza de que una vez fuera mayor de edad, nada ni nadie lo detendría, se alejaría de ese monstruo que tiene como padre e intentaría olvidarlo de la misma forma en que lo hizo con su madre, porque las cicatrices del maltrato y desamor que ha vivido estos años, no son algo que no deje cicatrices, quizás de por vida.

De repente, como una pequeña luz apareció de la nada el único recuerdo feliz que tuvo Jaejoong en su niñez. Con una leve sonrisa, se lo permite.

Se permite ese recuerdo que en ocasiones como aquella, lo visitaba y siempre lo agradecía, porque era justo en los momentos que más lo necesitaba.

“Jaejoong estaba haciendo uno de los muchos trabajos que su madre lo obligaba a hacer. Tenía 6 años y ya había experimentado más sufrimiento que cualquiera con el doble o quizás el triple de su edad o quizás el que la mayoría jamás sentiría alguna vez.

Estaba vendiendo golosinas en una esquina de una calle comercial. No había tenido problemas con otros comerciantes callejeros, ya que a todos les causaba lástima que un niño tan pequeño estuviese trabajando en la calle, claramente explotado por su madre. Esta situación había causado que más de alguien, cuando lo veía en estas condiciones, llamara a servicios sociales, pero la madre del niño siempre lograba engañarlos o escapar antes de que alguien pudiera detenerla. De esta forma nunca se quedaban en un sólo lugar, cuando tenían que vender lo que fuera, ya que se arriesgaba que alguien la pudiera denunciar.

Ese día le correspondía vender dulces y ya estaba en lo suyo cuando algo muy extraño y fuera de lo común ocurrió. Cuando estaba distraído y pensando si podía sentarse un momento, ya que sus pies le habían comenzado a doler por estar de pie tantas horas, una voz llama su atención.

–Hola. –Lo saluda el dueño de esa voz. Era un niño como de su edad, pero con un aspecto totalmente diferente. Tenía el cabello más claro, con sus mejillas redondas y sonrosadas, era un poco más alto, pero la diferencia mayor eran sus ropas. Las de este niño, lucían impecablemente limpias y aunque Jaejoong no sabía nada de moda, parecían salidas de las revistas de tiendas caras, que solía ojear cuando se encontraba alguna tirada en algún basurero. Al menos eso creía.

Era un niño con dinero, por lo mismo Jaejoong lo ignora, además él era demasiado tímido como para hablar con extraños, aunque estos sean niños de su edad y tengan una cara tan inocente como la del niño que lo miraba con atención en esos momentos.

–¿Qué haces? –Le pregunta ahora el pequeño, sin borrar su sonrisa.

“Estoy trabajando”. Le contestó Jaejoong en su mente, ya que no se atrevía a hablar. Así que sólo se queda en silencio mirando el suelo para que el otro niño notara que no quería o más bien que no podía hablar con él.

–¿Estás… trabajando?

Jaejoong levanta rápidamente su vista ante la pregunta. No quería que el otro niño se burlara, pero al ver el interés tan evidente en el rostro del otro, decidió contestar con un pequeño movimiento de cabeza y acto seguido volvió a desviar la vista hacia el suelo.

–Vaya, pero debes tener mi edad, que raro, ¿por qué mejor no vienes a jugar conmigo?, podemos hacer muchas cosas. Tengo un jardín inmenso en mi casa, podríamos jugar al fútbol o quizás a las escondidas o también podríamos jugar en la consola que me regalaron mis papas en mi cumpleaños… la he usado muy poco porque no tengo hermanos y mis papás están muy ocupados y mis primos no han podido visitarme, y no me gusta jugar solo, así que…

Mientras el pequeño seguía hablando sin parar, Jaejoong sólo podía observarlo detenidamente. No entendía algunas cosas que decía, pero no podía dejar de admirar el entusiasmo del muchacho que lo invitaba a jugar con él.

–¿Qué me dices?, podemos ir ahora, vine con mi mamá a comprar algunas cosas, pero pronto saldrá de la tienda y nos iremos a la casa, dime que aceptas. –Le dice con una cara suplicante.

Jaejoong se dio cuenta que como nunca antes, había querido algo con más ganas que ir a jugar con el muchacho, que, a pesar de su aspecto, con ropas sucias y gastadas y de estar trabajando en la calle, éste quisiera ser su amigo.

Lo había conmovido a un nivel que a su corta edad no lograba comprender, pero si supo algo en ese momento y es que quería también ser amigo del otro muchacho.

Cuando un débil “si” estaba punto de salir de su boca, un grito demasiado conocido llama su atención.

–¿Qué estás haciendo? –Le dice su madre al verlo conversando en lugar de trabajar. Aunque más bien lo que sucedía, es que el otro niño hablaba y Jaejoong escuchaba.

–Na… –Antes de que pudiera contestar, es interrumpido esta vez por otra mujer. La madre del pequeño.

–Junsu, ¿qué haces? –Le dice al acercarse casi corriendo y mirando de una forma sospechosa a Jaejoong y a su madre.

–Lo siento. –Dice esta última. –Mi hijo lo debe de haber molestado. –Le dice mientras se inclina y hace que Jaejoong la imite poniendo una mano en su cabeza y forzándolo a hacerlo.

–No es verdad, yo… –Intenta hablar Junsu.

Su madre no lo deja hablar y sin decir una sola palabra, sólo mirando de pies a cabeza a la mujer y al niño, toma de la mano a su hijo y se da la vuelta para marcharse.

–Espera mamá, yo fui el que…

De nuevo es interrumpido por su madre.

–Basta Junsu, vámonos. –Le dice al darse cuenta de que su hijo se resiste a moverse.

–Pero es que yo… –Alcanza a decir Junsu, que es interrumpido al ser casi arrastrado por su madre, logra mirar una última vez al otro muchacho y si hubiera sabido lo que iba a ver, no lo habría hecho, ya que vio a la madre golpear fuertemente en la cara al niño y luego tomarlo firmemente del brazo para llevarlo a quien sabe dónde.

La imagen del golpe no lo marcó tanto como la cara del niño que quería que fuese su amigo. Su rostro lloroso y colorado no sólo por el golpe sino también por la vergüenza y el llanto, fueron lo que Junsu jamás olvidaría y esos ojos… esos ojos llenos de miseria, que Junsu no llegó a comprender hasta cuando creció.

Surgió un intenso deseo en su interior, inexplicables para un niño de su edad de ver sonreír ese rostro y le gritó una última cosa.

–¿Cómo te llamas? –Le pregunta en un grito, ya que como ambas madres los arrastraban, tuvo que hacerlo para ser escuchado.

Jaejoong voltea con sorpresa y en un murmullo dice su nombre, que ya por la distancia y el volumen que usó, son imposibles de escuchar por un Junsu que también tiene unos deseos inmensos de llorar.”

–JJ… –Escucha una voz que lo llama.

–Hola. –Saluda a su amigo y compañero de “trabajo”, quien se hace llamar Joo.

–¿Qué haces aquí?, es hora de que vayamos a trabajar, te estaba esperando en la esquina.

–Tienes razón, sólo estaba pensando un rato.

–Problemas de nuevo con el viejo.

–Ya sabes, como siempre.

–Deberías irte pronto de esa casa.

–Lo sé, pero tengo que esperar la mayoría de edad, ya te lo dije, las veces que me he escapado, me ha encontrado sin problemas.

–Esta vez hazlo mejor.

–Necesitaría mucho dinero para desparecer y es lo que no tengo.

–Por eso, vamos a trabajar y a conseguir ese dinero que necesitas.

–Tienes razón. –Sonríe de lado Jaejoong, una sonrisa sin humor.

Su “trabajo” consistía en robar a gente adinerada.

Antes lo hacían en casas, pero se volvió muy arriesgado cuando a un par de sus amigos los detuvieron, así que optaron por comenzar a robar en las calles o restaurants a gente descuidada, pero muy adinerada.

Los identificaban por sus ropas costosas y utilizaban varios métodos, por ejemplo, utilizaban la violencia cuando se trataba de una o dos mujeres en lugares pocos frecuentados y en el caso de parejas, solían utilizar el método de robar sin que la víctima se diera cuenta, esto lo hacían en lugares más frecuentados, lo ideal es que sea en las calles más populares, ya que eran las más concurridas.

Sin demora, se apresuran a tomar el autobús, para llegar a la hora en que había mayor gente distraída, comprando cosas que no necesitaban.

*

–También me gusta este.

Junsu estaba algo distraído, por lo que la muchacha que le hablaba, tiene que tomarlo del brazo.

–Oppa, por qué no me escuchas. –Le dice ésta con un puchero.

–Perdón, me distraje, dime. –Le contesta Junsu con una sonrisa de disculpa.

–Te dije que me gusta este sweater también.

Junsu había planeado una cita, para pasear y cenar fuera, pero la muchacha lo había arrastrado por las tiendas comerciales, pidiéndole que le comprara esto y aquello y lo que menos había hecho Junsu era disfrutar la salida. Con un suspiro le dice.

–Ya te has comprado unos tres, ¿no crees que ya es suficiente?

–Nunca es suficiente, sabes cómo me gusta comprar. –Le contesta la muchacha, con una sonrisa.

Junsu con otro suspiro asiente y le dice que se lo lleve. La muchacha con un pequeño grito corre a probárselo.

Ya llevaban seis meses saliendo y Junsu con cada día que pasaba le gustaba menos. No parecía tan caprichosa y mimada cuando recién la conoció, pero era muy linda después de todo y Junsu tenía esperanzas que fuera cambiando de a poco, después de todo aun eran muy jóvenes.

Junsu sabía que sus padres esperaban una relación seria de su parte con la muchacha, ya que era hija de una poderosa familia, quizás aún más que la suya, por lo tanto, la unión de ambas familias sería un acontecimiento muy importante.

Además, Junsu era muy optimista y estaba seguro que cuando la joven comenzara a madurar, se acostumbraría a su personalidad y podría cumplir con las expectativas de sus padres, ya que hasta ahora no les ha fallado nunca.

Era el alumno más destacado y responsable de su exclusivo colegio y hasta practicaba algunos deportes, un alumno y joven ejemplar, el orgullo de cualquier padre.

Cuando salen de la tienda, Junsu le dice que ya es hora de cenar y van en dirección a un restaurant.

Mientras caminan por las calles y van de la mano, alguien pasa por su lado, golpeándolo con el hombro y lo desestabiliza un poco, logrando que se detuviera, cuando se da cuenta que algo extraño ocurre en casi dos segundos.

Alguien más, le quita la cartera a su novia y con rapidez, pero sin correr se aleja entre la multitud, los gritos de la muchacha alarman a un par de transeúntes, pero nadie alcanza a interceptar al ladrón.

Junsu no lo piensa mucho y comienza a perseguirlo.

El ladrón era muy veloz y Junsu sólo pudo notar que era como de su estatura, delgado y que lo cubría una chaqueta negra con capucha. No corría, porque con la multitud de gente era muy difícil, pero no lo perdía de vista y eso era lo importante.

Cuando ve que el ladrón dobla rápidamente en una calle angosta, menos transitada, Junsu se da cuenta que está a punto de perderlo, pero no por nada era un gran deportista y tenía reflejos y una velocidad envidiable, por lo que aumenta su velocidad y logra acercarse al joven ladrón, pero se cerciora de que éste no lo note y no lo pierde de vista por ningún instante.

Cuando ve como el otro disminuye considerablemente la velocidad y dobla el cuello para mirar si alguien lo sigue, Junsu aprovecha ese momento.

Se acerca rápidamente el par de metros que los separa y lo toma del brazo.

El joven atrapado, se retuerce intentando soltarse, pero era inútil, el otro tenía su brazo atrapado con su mano, como si esta fuera un candado.

Cuando iba a propinarle una patada para intentar escapar de otra forma, lo detiene la repentina liberación de su brazo y levanta la vista con más sorpresa que el temor que le ocasionó el haber sido descubierto y atrapado.

Cuando ve a un joven de una edad parecida a la de él, con su cara redonda, pero estilizada, con mejillas sonrosadas, por haber corrido unos cuantos metros, con la misma ropa elegante y evidentemente costosa, Jaejoong en seguida entiende su liberación, el otro muchacho al igual que él, lo había reconocido. Lo cual es extraño, porque se encontraron hace casi diez años, pero Jaejoong no lo analiza, no puede pensar, solo se queda viéndolo de la misma forma que el otro muchacho lo miraba, con los ojos muy abiertos, respirando agitadamente, con sus pechos subiendo y bajando a una gran velocidad y la boca ligeramente abierta.

Junsu cree que está teniendo un gran deja vu en esos momentos. Todo era extrañamente familiar, pero a la vez extrañamente diferente, pero de algo estaba seguro, esos ojos… esos eran los ojos de ese pequeño que lo marcó de una forma inesperada. Unos ojos llenos de miseria y de dolor… unos ojos que le decían tantas cosas, aunque quisiera ocultarlas… unos ojos inolvidables… y a pesar de la situación, Junsu sólo puede preguntar una cosa… algo que quiso saber todos esos años…

–¿Cómo te llamas?

2 Comentarios:

  1. 😍😍😍😍😍😍😍😍😍
    Me encanta mucho demasiado que lo hayas publicado en este blog muchas gracias ☺

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    1. Mayo, olvide colocar el crédito aquí por tu argumento, en la próxima actu enviaré una nota dándote el crédito :) Intentaré actualizar pronto, saludos y un abrazo <3

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