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o’ - lantern


Título: o’ - lantern
Autor: Himenie
Género: Horror
Extensión: Oneshot
[Special Halloween 2014]


Dicen que hay una noche en la que una nueva puerta se abre, y no es originalmente una puerta de conexión fatídica, salvo que des con la puerta equivocada, o eso decían.

Las festividades relacionadas con la ‘noche del terror’ son leyendas pasadas aliñadas con la mentira del presente. Él pensaba que todo eso era una exportación de otra cultura, de la cual su país nunca había sido participe completamente.

¿Qué podía ser para él la noche de Halloween? Simplemente una opción para una fiesta completamente estrafalaria y oscura que la gente realizaba. Visto de ese modo, era algo bastante singular. Changmin debería estar agradecido de que aquella invención le permitiese pasar ahora un agradable momento en la acogedora casa de Jaejoong.

Podría decirse que, cualquier escusa servía para que Jaejoong realizase una de esas sofocantes fiestas... Incluso le habían advertido a Changmin que debía acudir disfrazado de algún “ser de ultratumba”, pero él prefirió presentarse con la ropa habitual de su armario. No se sintió tan extraño, pues en la fiesta habían otros invitados que no llevaban disfraz alguno, como Yunho, quien le saludo muy apáticamente en un lado del atestado salón.

— Hola, Changmin. ¿A ti también te obligó a venir? — le preguntó Yunho en un murmullo.

— Jaejoong sabe como convencer a la gente ¡Mira todo el gentío que tiene metido en su casa! — señaló la habitación abarrotada de personas que hablaban en gritos y reían escandalosamente — A todo esto, ¿dónde esta el anfitrión? — dio un vistazo al salón, pero ni rastro de Jaejoong, sólo una tenebrosa decoración.

— No lo sé… pero por allí viene alguien que debe saberlo…—
Yunho señaló al hombre que, ataviado con una gruesa chaqueta oscura y unos sobresalientes y falsos colmillos, se acercaba con una amplia sonrisa en los labios.

— Jun-Junsu … Qué diablos… —
Changmin fue incapaz de contener una carcajada cuando le vio aparecer.

— ¿Diablo? Creí que quedaría bastante evidente que soy Drácula — explicó nada más detenerse frente a ambos y dando una ligera vuelta sobre sí mismo para exponerse. No era un disfraz al uso, pues sólo tenía unos colmillos con los que interpretar el papel.

— ¿Drácula? ¿No crees que sea bastante obvio en ti? — añadió Yunho.

Junsu miró a ambos de arriba abajo — ¿Por qué no vais disfrazados? Como os vea Jaejoong, ¡Ah! Él se va a enfadar tanto que comenzaréis a temer esta noche de verdad… — advirtió.

Changmin encogió los hombros, y alzó la voz para ser escuchado entre todos aquellos gritos: — No creo que sea algo infantil eso de disfrazarse, pues he visto a cada persona… que más que un traje de terror parecía un traje completamente erótico. Pero no tenía intención de disfrazarme. En realidad quería hundir la fiesta de Jaejoong, pero veo que no soy el único que lo pensó…— echó una mirada a Yunho, y este se defendió:

— No tenía ningún disfraz. —

— Lo bueno de tener un disfraz es todas las posibilidades que te da. — comenzó a decir Junsu con entusiasmo — No sabes cuánta gente me ha pedido que le muerda… —

Aigoo…— suspiró Changmin cuando divisó al anfitrión entre los asistentes — Deberíais ver eso…, es todo lo contrario a un ángel — les comentó a ambos, mientras todos redirigían sus miradas a Jaejoong, que parecía correr hacia ellos con unos rápidos pasos que hacían que se alzara y volara aquel enorme abrigo de llamativos símbolos estampados de negro sobre blanco. Portaba en su mano un tridente de color negro, y sobre su cabeza, entre sus cabellos, dos pequeños cuernos del mismo color que estaban enganchados en una diadema (cinta).

— ¡Maldito sea! Yoochun llega tarde — exclamó cuando se detuvo frente a sus compañeros, mirando con rencor a Yunho y Changmin — Como aparezca sin disfraz, como vosotros dos, cogeré sus sesos, los cortare y picare con las afiladas puntas de mi tridente. ¡Ese maldito traidor! — arrugó su entrecejo y comenzó a bufar.

— Eres un demonio — apostilló Yunho.

Jaejoong le dirigió una rápida mirada: — ¡Oh! Qué listo, a juzgar por tu disfraz, Yunho, tú eres… ¿un vagabundo? — finalizó con su irritante tono de broma.

Changmin soltó una risotada: — Eso ha tenido gracia —

— Sabía que Junsu no me iba a fallar — Jaejoong rodeó con su brazo los hombros de Junsu (como en un abrazo de eterna amistad) — y bien que sabía que vendría con esta temática —

— ¡No quería parecer tan obvio! — Junsu formó un puchero con sus labios de colmillos. (era el segundo de la noche que había intuido su disfraz de ‘chupa sangre’ )

— Espero que especialmente vosotros tres os emborrachéis — les animó Jaejoong — ¡Adrede le puse un montón de veneno al licor! — sonrió deforma demoníaca, como su disfraz.

— ¡Menuda bienvenida tan acogedora! — ironizó el menor de todos.

Jaejoong echó un vistazo a todos su demás amigos invitados, quienes parecían pasarlo excesivamente bien — Sé que estáis deseando tocarme los cuernos, incluso mi cola… — enseñó rápidamente que bajo el abrigo tenía una cola que daba el toque final a su moderno disfraz camuflado — pero tengo cosas que hacer ahora, ¡cómo esperar a ese idiota! —

— ¿No será ese ‘idiota’ que recién entró por la puerta? — le preguntó Yunho.

Efectivamente la puerta del apartamento de Jaejoong se abrió de nuevo y acogió a un nuevo invitado, quien parecía entrar con temor a las represarías por su retraso.

— ¡Yoochun! ¡Comenzaba a preocuparme! —exclamó el anfitrión acercándose con la velocidad de una liebre, mientras los otros tres curiosos le siguieron los pasos.

— Lo siento. Fue un largo viaje de regreso —
Yoochun tenía la frente sudorosa, y asía en una de sus manos una pequeña bolsa de duro papel. No iba disfrazado, pero parecía recién sacado de alguna revista de moda con su holgada parte superior blanca y aquel sombreo oscuro que cubría parte de su pelo negro.

— Dijiste que ayer regresarías, y no faltarías a la fiesta — le recordó Jaejoong.

— Me encantan tus fiestas sin sentido, sabes que no faltaría a ella. — le tranquilizó — Pero, fue un duro camino de regreso a Corea. Aun así, no me olvide de traerte un regalo — alzó la bolsa que llevaba consigo, y los ojos de Jaejoong se iluminaron como dos luces de faro.

Agarró deprisa aquella bolsa y sacó de su interior una pequeña figura, un poco más grande que su mano — Oh, maldita seas, Yoochun. — se quejó como un niño mimado — Pensé que sería algo mejor, ya que recién llegas de Estados Unidos. Bien podrías haberme traído un buen automóvil nuevo de esos que hay por allá —

— Eso es mucho pedir ¿no? —

Los demás (Changmin, Junsu y Yunho) se acercaron más para ver aquel souvenir.

Se trataba de una calabaza de plata con unos destellos anaranjados. Tenía la típica “cara de Jack” que las calabazas de Halloween suelen tener. Con aquella enfurecida mirada que parecían ser dos escuadras. Tenía el interior hueco, por lo que seguramente servía para encenderla con una vela que se encontraría en el interior de su boca. Lo que la hacía más común a la festividad en la que estaban.

— Se ve bastante bonita — dijo Junsu, adorando aquel brillo que desprendía el objeto entre las manos de Jaejoong.

— Es una tontería. Pero teniendo en cuenta la fiesta en la que estamos… has sido bastante acertado, Yoochun — le felicitó Changmin.

— ¿Verdad? Además era toda una reliquia. No sabes cuánto se peleaban por ella. —

Debido a las palabras de Yoochun (entre las voces de los demás invitados) el anfitrión se sintió un poco más motivado, además, viendo más atentamente aquel objeto descubrió que era bastante especial, y empezó a gustarle.

— Es preciosa, es una mezcla extraña entre una calabaza y una calavera. — dijo ya convencido — Además, sabes que en el fondo me encantan estas cosas – tenía devoción por los objetos que estilizaran un apartamento tan lujoso como el suyo — La dejaré en un muy buen lugar en la fiesta, zombi — soltó por último mientras se marchaba a otra parte del salón.

— No voy de zombi…— le corrigió Yoochun entre ofendido y chistoso.

— Por esas ojeras que llevas, yo diría que eso pareces…—
comentó Changmin con una de sus frases hirientes.

— Fue un viaje largo y tedioso. — se defendió, moviendo el cuello cansado.

— De todas maneras, me alegro de que vinieses. — Junsu se frotó los manos — Quiero que pruebes algo que Jaejoong a preparado para la fiesta, es un ramyeon con fideos udon, que parecen unos gusanos sacados de la tierra…. Tengo ganas de ver como te los tragas —

Yoochun negó con la cabeza, estaba demasiado cansado para comenzar a comer udon.

— ¡Yo iré! ¿Donde está ese ramyeon? — se apuntó rápidamente Changmin.


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Yunho y Yoochun se aproximaron a la ostentosa mesa que había en uno de los rincones del blanco salón. Encima de ésta, Jaejoong había situado el objeto que recibió como regalo.

Ahora el anfitrión estaba subido sobre la mesa central de cristal, con ánimo de atención, mientras gritaba fingiendo una voz demoníaca:

— ¡Esta es una noche aterradora! Y sé lo que estáis pensando, y sí, soy el mismísimo Diablo, por lo que adelante… hacer cualquier trato conmigo —

Yoochun y Yunho escucharon atentos toda aquella ‘atrayente actuación’.

— Parece un adolescente. Jaejoong es tan… escandaloso… — Yunho se cubrió los ojos con una de sus grandes manos y meneó la cabeza, completamente avergonzado.

— Lo he visto peor… mucho peor… — confesó Yoochun.

Una vez más dirigieron la mirada al objeto que había sobre la cercana mesa,
(apartando la vista de aquel hombre de la mesa central).

— Realmente se ve un objeto valioso. Hipnotiza… —
Yunho hizo referencia a la calabaza plateada, mientras la miraba con sus rasgados ojos.

Yoochun sacó de uno de los bolsillos de su pantalón, un encendedor que siempre portaba y lo utilizó para, de forma cuidadosa, encender el interior de la figura:

— Es preciosa. Creo que me enamoré nada más verla. —

La pequeña calabaza desprendía ahora un color fuego que salía de su sonrisa fantasmal.


La voz de Jaejoong seguía inundando su propio salón:

— Dicen, leyendas y mitos de otros siglos y sitios, que hoy es la noche en que las puertas de otros mundos se abren… Yo no sé si eso será verdad, pero estoy seguro de que si se referían a alguna puerta, esa debía ser la puerta de mi casa… Pues no hay nada más terrorífico que veros a todos aquí —

De pronto las luces se apagaron, y todos los presentes lanzaron una pequeña exclamación de sobresalto, seguido de unas risas cuando las luces se encendieron una vez más.

— No os preocupéis es un efecto que yo mismo planeé — les tranquilizó Jaejoong mientras bajaba finalmente de la mesa. Pues ya había recibido toda la atención que deseaba….


En aquel lapsus de oscuridad, Yunho había perdido de vista a su acompañante.

— ¿Dónde está Yoochun? — como una potente bala Jaejoong se había aproximado a Yunho — Quería beber con él antes de que desapareciese — dijo.

Yunho miró hacía todos los lados. — No lo sé. — contestó extrañado — Yo estaba hablando con él, pero… nos distrajimos con tu ‘discurso’ y se fue. Ni le vi marcharse… —

Jaejoong suspiró disgustado: — ¿Enserio? ¡Oh! No es hombre de fiar, seguro que se fue a entretenerse en otras cosas… Aquí hay muchas cosas que distraen… — sonrió.

— Es cierto… —
El apartamento olía a alcohol, y se escuchaba un gran número de voces como un zumbido.

— ¿Quieres beber conmigo? —
Le preguntó ofreciéndole un vaso, como un diablo que ofrece un contrato.


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Changmin se había apuntado a comer lo que habían servido en una de las mesas. Engullía los largos y gruesos fideos udon de forma similar a un ave adsorbiendo gusanos.

— ¡Qué asco! ¡¿De verdad te cabe más comida en los carrillos?! — Junsu estaba intentando, desde hacía un largo tiempo, que Changmin se alejase de esa mesa — Eres tan infantil —

Changmin terminó de masticar y le miró con los ojos hundidos en sus llenas mejillas. — Ser descrito como “infantil” por los labios de Junsu, suena como un insulto —

Junsu comenzó a reír, no parecía ofendido por las palabras de Changmin, más bien se había distraído por la boca del menor — Límpiate esa boca, Changmin-ah — le advirtió entre risas.

La aparición repentina de un tercero hicieron que los snacks que Changmin se había llevado a la boca quedasen obstruidos en su garganta, tosiendo con dificultad a la vez en la que gritaba:

— ¡Ah! Anss… ¡Qué susto!. Yoochun, ¿quieres que te mate? Es la noche perfecta, te aviso —

Yoochun apareció entre Junsu y Changmin con una cara sutilmente pálida.
— Me voy… — comunicó con flojedad.

— ¿Te vas? – asustado Junsu abrió su boca con colmillos — Jaejoong se va a enfadar contigo… — intentó detenerle.

— No me encuentro bien…— dijo el pelinegro con la cara más color nieve que hace unos segundos. Tornándose sus labios de rojo vino a un color salmón pálido.

— ¿Enserio? ¿Qué te sucede? — el menor de todos mostró preocupación, tanta que incluso dejo de comer (aunque todo estaba delicioso).

— Sólo deseo regresar a casa y descansar —
La voz de Yoochun se apagó con aquella última frase.

— Eso suena mal…— Changmin cambió su gestó a disgusto

Mientras, Junsu se encontraba distraído por lo nuevo que acontecía en el salón: — y eso se ve mal…. — dijo al ver ‘eso’ en lo que todos los asistente fijaron su atención.

Al ver la escena que tenía lugar en el centro de la iluminada sala.


Se trataba de Jaejoong, el anfitrión, que daba de nuevo un ‘espectáculo’ especial en su particular fiesta. Con su abrigo largo, que cubría parte de sus piernas danzarinas, bailaba en círculos con su cuerpo rodeado por los brazos de un sonrojado Yunho, embriagado por las bebidas que el ‘demonio’ le había ofrecido. Parecían bailar con torpeza, mientras Jaejoong sostenía un delgado cigarrillo entre sus labios con mucha dificultad.

Todos parecían reír con aquella escena y vitorear con silbidos y aplausos.

— Ah, ¡Hyung! ¡Yunho! ¿Qué crees que estás haciendo? — comenzó a preguntar Changmin mientras se acercaba con sus largas piernas hacía aquellos dos ‘estúpidos’ — Me estás abochornando — continuó dirigiéndose a Yunho con una mirada inquisitiva, y apartándole los brazos del cuerpo del fingido y falso ‘espectro’.

— Jaejoong es un demonio, él me obligo. Díselo… Díselo, Jaejoong — se intentó justificar Yunho mientras le obligaba a que explicase toda aquella situación.

El anfitrión apagó el cigarrillo, lo tiró al suelo y se relamió los labios: — Yo tengo el poder de hacer pecar a las personas, Changmin, y tú también eres un demonio, así que no me sermones poniendo cara de querubín, eres tan mentiroso — rió.

Changmin suspiró disgustado: — Ven, hyung — redirigió a Yunho hasta otra zona del salón para que lograse recomponerse del calor que desprendían sus atezadas mejillas.


A todo esto, Junsu se acercó rápidamente a Jaejoong.

— Junsu… Oh… Tienes la boca tan roja, seguro que has hincado los dientes por allá. —

— Jaejoong, no tienes remedio — le sermoneó — Yoochun se marchó, o al menos eso nos ha dicho. — le comunicó — Al parecer no se encontraba bien, y eso parecía, pues tenía la cara tan blanca como la sábana de un fantasma —

— Así que Yoochun me ha dejado solo... — cruzó sus brazos — Nunca puedo confiar en él, y siempre termino haciéndolo. — pareció enfadarse consigo mismo. Después miró la mesa que se encontraba en uno de los rincones — Parece que se ha ido y se llevó su estúpido regalo con él. — señaló, pues la figura con forma de calabaza ya no estaba sobre la mesa — ¡¿Por qué?! Ya me había acostumbrado a ver la cara de esa hortaliza —


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La fiesta continuó a pesar de algún contratiempo. El anfitrión era bastante astuto, y sabía como retener a esos invitados que hacia tiempo que no veía, como eran Yunho, Changmin y Junsu, por lo que les obligó a quedarse en la fiesta hasta el final.

Incluso cuando todos los demás se habían marchado con una alta sobredosis de diversión, aquellos tres seguían en el desértico salón. En la sala sólo quedaban los restos de la fiesta.

Changmin se sentó cansado sobre el larguirucho sofá de cuero, y Jaejoong le siguió, sentándose a su lado y abrazándole de imprevisto a modo de hacerle exasperar.

— No me gusta que me abraces — dijo el menor incomodo,
e intentándoselo quitar de encima sin mucho éxito.

Yunho se cubrió de nuevo con el blazer y tenía todas las intenciones de marcharse.

— ¿Dónde crees que vas? — preguntó Jaejoong amenazante, lanzando una mirada desde el sofá. Nunca pensaron que aquel camuflado y moderno traje de diablo quedaría tan bien con la personalidad del mayor. Incluso Junsu tuvo que ‘morderse la lengua’ cuando iba a decir “Yo también me voy”. Callándose, y quedándose mudo como si le hubiesen metido ajos en la boca.

— Ha terminado la fiesta — contestó Yunho — Sólo nos retienes a nosotros, como siempre. Todos tus amigos se han ido ya. Seguro que quieres que te ayudemos con este desastre. Y eso si que sería terrorífico — sonrió mientras sujetaba entre sus manos el tirador (manilla) de la puerta, abriéndola para marcharse definitivamente del apartamento. Pero una persona estaba tras el umbral, y un pequeño sobresalto azotó el corazón paralizado de Yunho.

— Yoochun… — balbuceó.

Todos dirigieron su mirada a la puerta, donde efectivamente se encontraba el reaparecido Yoochun (que anteriormente se había marchado en plena celebración). Iba igual vestido que antes, pero ahora tenía colgada en su cintura, anudada en su cinturón, aquella figura de plata con forma de calabaza, iluminada con un ardiente fuego en su interior.

— ¿Regresaste? — Jaejoong se emocionó, pero no dejó de abrazar el duro cuerpo de Changmin (pues le encantaba ver como el menor, con cara de ‘niño mayor’, se enfurecía cada vez más) — Pero… todos se han ido —

Yoochun movió la cabeza sin darle mucha importancia al dato de que la fiesta estaba terminada. Además, parecía haber esperado a que sólo aquellos cuatro estuviesen solos.

Yunho se retiró de la puerta, y curioso, volvió a sumergirse en el interior del apartamento.

— ¿Te encuentras mejor? — le preguntó Junsu, con un tono dulcemente preocupado, mientras observaba como Yoochun se introducía finalmente en el salón, y se sentaba sobre uno de los cómodos y minimalistas sillones de Jaejoong.

— Sí — contestó secamente. Sentado posó sus codos sobre las rodillas. — Creo que podemos tener un tiempo más para alguna historia, ¿no? — sugirió con sus perfilados ojos negros.

— ¿Una historia de terror? ¡Qué estupidez! — masculló Changmin.

Jaejoong se apartó de este y le dio un firme golpe en el brazo, como represaría.

— ¡No! Puede ser algo muy divertido. — dijo animado de que su fiesta no tuviese fin — No hemos realizado nada como eso. Y ¿qué sería de una fiesta de terror sin una historia? Estoy deseando saber que saldrá de la mente de Yoochun —

Yunho asintió a favor. Ya no le parecía tan mala idea eso de quedarse, e incluso se sentó en el sofá junto a los demás, expectante por aquella historia...

Yoochun sonrió — Os la contare en primera persona. Como un cuento que ‘auto-relato’. — tocó con sus dedos la calabaza que portaba en su cintura y comenzó a relatar:


Cuando me fui a trabajar al extranjero, nunca pensé que podía llegar a ser de ese modo. Y no me refiero al trabajo, me refiero a mi mismo. — su voz cambió al tiempo que se sumergía en la historia — Odiaba a mi jefe de una manera descomunal. Él me trataba como su esclavo, y yo era un imbécil vasallo que debía soportar un contrato por un mísero sueldo. La empresa iba bien, ¡claro que iba bien!. Era tan importante como el dinero que recaudaba ese estúpido director. — gruñó — Un día, me mandó a llamar a su despacho, donde estaba con su irradiante ropa y sus accesorios de oro colgando de sus muñecas, cuello y manos. Él se lamento de que dejase mi país, y me comunicó que quizás lo mejor era que regresase: “No haces nada que sea realmente útil” me dijo descaradamente. — Yoochun fingió los diálogos con empeño — “Además, la empresa gano este ultimo año una importante suma de dinero que ahora quiero celebrar contigo, antes de que te marches definitivamente”. Su voz era agria y sus ojos azules como el mar eran realmente irritantes. — apretó sus manos — Tomó una botella de importante vino, de esos que tenía en la vitrina de su lujoso despacho, y lo descorchó con un viejo sacacorchos que saco de su bolsillo. — todos parecían escucharle con atención, incluso Changmin. —Todo esto lo hizo delante de mí, también eso de llenar las copas y ofrecerme una, “Espero que consigas otro trabajo, aunque sinceramente, lo dudo mucho” me dijo. — los ojos de Yoochun se enfurecieron mientras relataba la historia — Mis labios se crisparon, mi mano se hizo un puño, y con él tiré la copa de su grasienta mano, seguidamente le proferí un gran puñetazo que le hizo tambalearse hasta caer al suelo. Nunca había tenido tanta rabia en mi interior, tanta ira y cólera junta, tanto odio hacia una misma persona. — Junsu contuvo el aliento al escucharle — Vi el sacacorchos que se encontraba en el suelo debido a la caída del jefe, lo tomé en mis manos y me arrodillé junto a su cuerpo dolorido por la caída y el golpe. Me maldijo con su orgullo, y pareció mirarme con esos ojos azules llenos de arrogancia y asco.

Respiró profundamente, absorbiendo el aire y cerrando sus ojos, ahora como dos simples rayas en su rostro. Yoochun no parecía ser él mismo. Abrió los ojos y siguió relatándolo mientras con una de sus manos apretaba fuertemente aquella ardiente calabaza.

No lo pensé mucho, algo en mi estaba realmente mal, pues no sentí ninguna pena ni remordimiento al clavar el sacacorchos en uno de sus ojos. — Yunho puso una expresión de horror, y Jaejoong comenzó a reír, ¡esa historia era macabra! — Los sacacorchos tienen un rizo y terminan en una afilada punta de metal, como sabéis, es como el que se utilizó esta noche para abrir las copas que sirvieron a todos — señaló un sacacorchos que se encontraba encima de la mesa, y todos dirigieron su mirada al objeto.

Continuó con pasión la historia: — Clavar eso en un ojo, ¡ah! es entre fascinante y repulsivo. El sacacorchos saca el corcho de una botella, pero quizás desconocíais que también es capaz de sacar un ojo de su cuenca. Y yo se lo saqué a él aunque éste pataleaba y gritaba locamente. — sonrió — Eran unos gritos agonizantes, como los de una tortura. Aunque… quitar un ojo es quizás una macabra tortura.

—Una gran tortura — añadió Jaejoong como diablo.

Su ojo salió con dificultad, no fue sencillo, incluso traspasando todas esas membranas fue complicado hacer que aquello viscoso saliese. Y con él salió un montón de venas enganchadas a su piel. Comencé a reír, pero mi risa se ocultó entre sus grotescos gritos, que parecía que nadie podía escuchar. La sangre surgió de forma incesante. Finalmente él se desmayó patéticamente, con su ojo colgando sobre su mejilla. Y yo clavé el sacacorchos, como si se tratase de un cuchillo, en su cuello. Hundiendo el punzante metal en una de esas venas del rugoso cuello.

Junsu tragó saliva y todos empezaron a desear saber más.

Respire con dificultad. Sabía que el jefe estaba muerto, incluso sin tomarle el pulso. Sabía que lo estaba por todo ese mar de sangre que inundaba el suelo laminado. Yo estaba sudando, y todavía seguía arrodillado junto a él. Justo en ese momento sucedido algo insólito, increíble. Entenderé que no lo creyerais... —

— Es una historia — recordó Changmin.

— Si, eso es — Yoochun sonrió cínicamente inflando las mejillas. Y continuó:

Pero emergió un ser, algo oscuro que parecía ascender del suelo, y que quedó frente a mí. No era algo bueno. Sabes por el frio que recorre la sala y por lo tenebroso y grande de aquello, que no es algo bueno. El diablo había aparecido, y no se parecía nada a ti — señaló al disfrazado Jaejoong — Era más grande que una muralla, y tan vaporoso como la niebla, rodeado de humeante tono negro. Su cabeza encapuchada no dejaba a la vista su cara. — describió con la mirada absorta de los otros cuatro — Era como la mismísima parca. Sólo que no tenía ninguna guadaña, y bajo su capucha se podía distinguir dos pequeños salientes, que serían sus cuernos. Él habló mi idioma, pues creo que es capaz de hablar cualquier idioma. Su voz era grave y acuosa, como si estuviese bajo el agua. “Vas a morir” me dijo claramente. Yo estaba temblando de miedo. Seguro que ningún asesino, excepto yo, había visto cosa semejante. “Vas a morir y vengo a llevarte conmigo” — Yoochun fingió perfectamente una voz rasposa — Me defendí tartamudeantemente “No hice nada”. Aún tenía en mis manos aquel sacacorchos ensangrentado, por lo que mi frase sólo logró que una terrorífica risa sin gracia escapase de aquel diablo. “Vendrás conmigo, hasta allá debajo, de donde he salido” — Jaejoong se recostó sobre el sofá, impresionado por la oculta habilidad de relatar que tenía Yoochun — El jefe, desangrándose junto a mi, era un devoto, al menos eso decía ser. Un católico, que no predicaba la bondad, y que tenía siempre consigo una cruz de oro tan costosa que pocos podían permitirse comprar, e incluso tocar. Con la esperanza de que aún llevase aquella cruz colgada de su sangrante cuello, abrí su camisa gris con mis temblorosos dedos. Observé aquella cadena de plata en la que colgaba la cruz de oro. Se la quité de un firme y fuerte estirón — gesticuló con las manos — y le tiré aquella cruz a aquel ser endiablado y oscuro, con la esperanza de que ‘el bien y el mal’ fuese algo literal. Y así fue. Nada más tirar aquella cruz sobre su humeante cuerpo, dio un ligero y levitado paso hacia atrás. “Deseo que me dejes” le grite con los ojos húmedos del terror “No quiero ir a ese lugar al que llamas infierno. Nunca quiero ir allí. Nunca iré a allí. Si tengo alma, ésta se quedara conmigo. No voy a ir a un lugar al que no pertenezco.” — exclamó apasionadamente Yoochun, moviendo sus gruesos labios al relatar — Pareció decir “Así será” como un trato, asintiendo con su enorme cabeza. Y después, descendió con su cuerpo efímero hacia el suelo, desapareciendo al fin.

Hizo una breve pausa, y al observar que Junsu, Yunho, Jaejoong y Changmin estaban a la espera de una continuación, Yoochun prosiguió la singular historia:

Yo no sabía si aquello era simplemente mi delirio, o de verdad eso que parecía ser un diablo me había visitado. Logré escapar y huir de mi delito con gran dificultad. Pero tal y como me había avisado la inesperada ‘visita’, mis días con vida fueron realmente cortos, y a los pocos días de huir, morí. El órgano que más necesitaba se paró, se estrujó dentro de mi pecho, y se marchitó en una cruel parada cardiaca que me dejó muerto en uno de los callejones de la ciudad norte americana, lejos de Corea. Mi alma ascendió al cielo, y de allí fue expulsaba. Descendió al infierno, y de allí fue ignorada. Mi alma quedó en un paréntesis en el que era incapaz de subir por todos mis pecados, y de bajar por mi ruego y trato con el diablo. Pues así, mi alma se situó en aquella oscura parte entre los dos mundos. Un sitio tan oscuro como un túnel interminable, donde otras almas de la misma desgracia sufre una ceguera infinita, condenados a vivir sin ningún rumbo. La única luz que podemos tener, es esa misma que nos dan en nuestro cuerpo, como una antorcha, nos guiamos por el fuego fatuo. Pero bien existe una noche en la que una brecha se abre entre el mundo oscuro que menciono, y el mundo vivo en el que vivís, y esa noche es esta. Dejamos caer nuestra alma con alguna forma, un objeto. Gracias a que alguien iluminó el interior de mi cuerpo, como una linterna humana, yo tomé el suyo. Y ahora estoy aquí. Condenado a lo que hice en vida, hacerlo en muerte.

Parecía haber concluido, pues un largo silenció atacó en el desordenado salón.

Un miedo se hizo espacio entre los asistentes, que eran incapaces de hablar, excepto uno:

— ¡Wow! ¡Qué historia, Yoochun! — comenzó a aplaudir Jaejoong mientras se levantaba.

Yoochun tenía la mirada perdida. Después de terminar de hablar quedó sentado y rígido como una roca, y el sombrero que vestía logró que el rostro se ensombreciese más.

Abrió un poco su boca, a la vez en la que Jaejoong se acercaba a él. El interior de ésta estaba tenuemente iluminado por una luz rojiza que desprendía una llama en su paladar. (Donde colgaba la úvula, ahora se encontraba aquel extraño foco de luz).

Jaejoong se percató de aquel destello — ¿Cómo lograste ponerte eso en el interior de la boca? — le preguntó, inclinándose y acercando sus dedos a los labios del pelinegro.

— ¡Jaejoong! — exclamó Yunho, quien defensivo se levantó del sofá e hizo el ademán de apartar la mano del anfitrión, pero demasiado tarde...

Los dedos Jaejoong fueron presionados por los blancos dientes de Yoochun cuando este último cerró su fuerte y decisiva boca, con intención de hacer sangrar los pálidos dedos.

— ¡Ah! ¡Mierda! — se quejó cubriéndose los dedos malheridos con la mano opuesta.

Changmin y Junsu también quedaron de pie en el centro del salón tras presenciar aquello.

— No eres Yoochun ¿verdad? — le preguntó Junsu arqueando con miedo las suaves cejas.

— ¿No? — el pelinegro se levantó con su delgadas piernas.
Ni tan siquiera era capaz de erguirse completamente.
Y en su rostro comenzaba a crearse unos tonos negros.

— Si es una broma, realmente no tiene mucha gracia en este momento — replicó Changmin, mientras observaba como una de las manos de Yoochun ‘robaba’ rápidamente el sacacorchos encima de la mesa, junto a una de las vidriosas botellas semitransparentes de la fiesta.

No era un cuchillo, era una herramienta mucho más pequeña y mucho menos hiriente, pero después de aquella espeluznante historia, aquel objeto parecía ser tan temible como un par de esas inmensas tijeras afiladas.

Cuando Yoochun se abalanzó sobre los compañeros, en lugar de defenderse como el ‘vampiro’ que fingía ser, Junsu optó por intentar ser protegido por el más cercano.

— ¡Yunho! — exclamó cuando el cuerpo de Yoochun se lanzó sobre él, y aquel sacacorchos de afilado extremo se clavó de forma decisiva en su descubierta clavícula, aunque solo se introdujo unos centímetros — ¡Ah! ¡Uh!— exclamó y ululó repetidamente, mientras Yunho (con su ancho cuerpo como artillería) dio un fuerte empujón al descontrolado hombre al que ya apenas podía reconocer por sus actos...

Eso sirvió como huida para todos.

Jaejoong ya había comenzado a correr, arrastrando consigo a Yunho, quien fue incapaz de poder ayudar más a Junsu, quedándose relegado junto a Changmin, y dividiéndose así en dos grupos, que no llegarían relativamente lejos en el interior del apartamento…


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Changmin guió velozmente a Junsu hasta el aseo, cerrando la puerta y apoyándose sobre ésta expulsando una sofocada respiración, e intentando volver a rehacer el control en su tembloroso cuerpo. Incluso el sudor hizo que sus mullidas mejillas brillasen con ganas.

Junsu le miraba con sus ojos terminados en línea, y su redondeada nariz sonrosada como una flor: — Yoochun desprende un olor extraño. Era bastante perceptible cuando se abalanzó sobre mí. — comentó cubriéndose la herida con una de sus manos mientras Changmin comenzaba a revisar todos los productos de cuidado que Jaejoong parecía coleccionar en el aseo.

Le llevó un tiempo encontrar finalmente una especie de botiquín, bastante pequeño y escaso en uno de los cajones. Al menos quería limpiar la superficie de la insignificante herida que Junsu tenia bajo su cuello, la cual había sangrado débilmente debido a que no era profunda.

— Es un olor similar a la calabaza asada — matizó el menor.
(Sabiendo mucho sobre olores de comida)

Junsu se sentó sobre el wáter (único objeto similar a un asiento)— También comenzó a surgir unos huecos extraños en su cara, como si estuviese comiéndose las comisuras de la boca— se mordió los labios y resopló cuando un escozor invadió su herida al ser oxigenada inesperadamente y sin reparo por el algodón que sostenía Changmin.

— Muy similar a los huecos que hacen en esas ridículas calabazas de Halloween — volvió a sugerir Changmin. Él parecía estar guiando las pistas a una sola respuesta...

— “Linterna humana”, él dijo algo así como “Gracias a que alguien iluminó el interior de mi cuerpo, yo tomé el suyo” — recordó Junsu levantando uno de sus dedos mientras rebotaba su timbrada voz en el espacio casi ‘acústico’ del aseo.

— Yoochun iluminó esa calabaza de plata que regalo a Jaejoong antes de irse de la fiesta, o eso creo... — volvió a subrayar.

— ¿Crees que hay alguna conexión en esto? ¿Algo así como una maldición? ¡Infantil, Changmin! — volvió a adjudicarle aquel adjetivo y Changmin apretó con malicia la herida.

— ¡Da igual! Yo le cogería ese maldito regalo…— sugirió el menor, terminando de empapar el algodón de sangre — Es extraño que Yoochun te haga esto, si fueses un vampiro de verdad, disfrutarías viendo esto – dijo enseñándole aquel liquido rojizo que el cuerpo expulsaba.

Junsu sonrió preocupado — Yoochun nunca antes me había hecho daño... No de esta manera… ¿Entonces se la quitamos? — preguntó, recibiendo así una afirmación a su pregunta.


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Jaejoong guió con tirones a Yunho hasta la habitación, y ambos se introdujeron en el armario.

Por un momento el moreno de ambos pensó que todo eso entusiasmaba a Jaejoong, quien había elegido ese escondite como si se tratase de alguna barata película de terror.

— Crees que es momento de apretarme — se quejó.
La cavidad era estrecha y recubierta por montañas de prendas del mayor.
Uno junto al otro intentaban hacerse un hueco en aquel asfixiante lugar.

— Me late tanto el corazón. — confesó Yunho— Reconozco que estoy asustado, y tu armario no es de ayuda — (con toda esa oscuridad que les rodeaba era más que obvio que aquel era el peor lugar donde intentar esconderse de una amenaza).

— ¡Ni qué esta fuese la primera vez que entras en mi armario! — lanzó Jaejoong.

La poca luz que se filtraba en el interior del armario dejó al descubierto su silueta con aquellos cuernos pequeños de su disfraz. ¡Oh! Sí que era un demonio de verdad.

— Te estás confundiendo de hombre — Yunho encontró con sus manos la diadema endemoniada de Jaejoong, se la quitó y la tiró entre el montón de ropa en penumbra.

— Shhh — Jaejoong hizo un sonido con su boca para que callase, pues comenzaba a escuchar unos pasos allá fuera, en la habitación, aproximándose con cierta cautela...

— ¿Es esto una idea vuestra? — preguntó Yunho — Estáis logrando que este atemorizado—

— No era este mi plan — le contestó el anfitrión. (Todo esto entre murmullos casi inaudibles)

Los pasos se detuvieron. Eso no era buena señal, así que Jaejoong se posicionó sobre la ropa.
Las puertas del armario se abrieron de par en par y la repentina luz cegó durante unos segundos a Yunho, mientras Jaejoong tomaba acopió de todo su ‘modo ataque’.

— ¡Kooo! — exclamó como un hombre de taekwondo, a la par que la punta de sus masculinos zapatos salía del armario y se hundían en la entrepierna de Yoochun.

— ¡¡¡Ah!!! — aulló Yoochun con la cara desfigurada por el dolor.
Agarró a Jaejoong firmemente por el cabello, y lo extrajo en volandas del armario, hasta dejarle bajo sus pies, expuesto por la potente luz blanca de su habitación.

— Yoo…Chun — suspiró asustado, sintiendo las yemas del pelinegro hundiéndose en su cráneo. Nunca ninguno de ellos había visto una expresión tan amenazadora en los ojos negros de Yoochun. Su rostro comenzaba a oscurecerse en algunas zonas.

— Será divertido… — le avisó — Ya lo hice una vez. “Condenado a lo que hice en vida, hacerlo en muerte”— repitió el final de su historia alzando en su mano libre aquel sacacorchos amenazante, con el que remarcó su amenaza.

— ¡Jaejoong! — vociferó el moreno.

Oportunamente Changmin ya tenía decidido el cometido de su plan ideado en el aseo, éste era simple: “Quitarle esa calabaza”. Cuando escuchó el escándalo generado en una de las habitaciones corrió hacia ella sin dudarlo, seguido por Junsu. Ambos llegaron a tiempo, y observaron la situación tan peligrosa que tenía lugar en la habitación.

Podían ver como la pequeña calabaza de plata colgaba sobre la cadera inexistente de Yoochun, anudada sobre su cinturón. Changmin se acercó por detrás y con habilidad tiró de la figura y la arrancó de su atadura.

El pelinegro se volteó al instante, soltando a Jaejoong.

— ¡No! — exclamó enfurecido al ver como Changmin pasaba de un lanzamiento aquel importante objeto redondo a Junsu, como si se tratase de una pelota de baloncesto.

Junsu, en el umbral de la puerta, interceptó y atrapó la calabaza con sus manos, y con rapidez sopló el interior de su abierta boca para apagar el fuego encendido en su cavidad.

La figura se apagó y junto a ella el cuerpo de Yoochun, cayendo sobre el suelo como un títere sin huesos y adquiriendo un aspecto cada vez más corriente y habitual.


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Changmin y Yunho salieron del apartamento de Jaejoong después de que éste repitiera una y otra vez que él se ocuparía de Yoochun. Incluso le había acomodado en la cama de su a habitación, y había desgastado su voz repitiendo a los ‘invitados’ que Yoochun se encontraba bien, y que sólo necesitaba descansar. Junsu prefirió quedarse también en el apartamento.

Ambos, por lo contrario, decidieron dudosamente irse. Debían regresar a sus apartamentos, y las calles de regreso estaban oscuras en la noche que aún tenía lugar en las adoquinadas calles. Changmin se acurrucó bajo su chaqueta otoñal y miró el rostro pensante de Yunho mientras caminaban al mismo tiempo por las húmedas calles.

— ¿Qué piensas, Yunho? — le preguntó al fin.

— Jaejoong tiene dinero suficiente para montar tal espectáculo, — contestó con la mano en el mentón (Changmin le imitó) — Yoochun es un buen actor y a Junsu le encanta meterse en todo lo que hagan esos dos. Son unos tres malditos sádicos. Jaejoong quería que su fiesta fuese realmente de terror —

— Parecía muy real… —

Yunho rió — Pero todo parecía extrañamente premeditado. — le dijo metiéndose las manos en los bolsillos delanteros de los pantalones — El regalo, solos nosotros cinco, el sacacorchos tan preparado en su sitio y además, tú y yo no hemos sido heridos de ninguna forma — le recordó.

Era cierto, Jaejoong y Junsu fueron los únicos ‘heridos’, por decirlo de algún modo.

—Prefiero las cosas así… — sonrió el menor — De todas maneras, yo no estoy tan seguro de lo que a pasado. — movió la cabeza desconfiado — Sólo sé que prefiero no volver a hablar con Yoochun durante una temporada… —

Yunho contestó: — Yo también — riendo.
Había sido una experiencia demasiado intensa, y no quería reconocer que tuvo miedo.


Ahora Changmin volvía a preguntarse qué podía ser para él la noche de Halloween. Antes simplemente una opción para una fiesta completamente estrafalaria y oscura que la gente realizaba. Pero ahora comenzaba a creer (fuese la historia mentira o no) que algo podía ocurrir en aquella noche: como resurgir las almas inconclusa y atrapadas, capaces de tocar este mundo en esta misma noche, o quizás no, y todo era parte de una broma… No lo sabía.


- FIN -

7 Comentarios:

  1. Anónimo11/01/2014

    Hahahahaha me encanto *-* Quizás Yunho♥ tenía razón ~

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  2. Anónimo11/02/2014

    No inventen yo de tan solo imaginarlo me dio miedo ok .... no vere a Yoochun por una temporada :'(

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  3. Esa rata del mal.... jajajajaja

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  4. ok me gusto :) por un rato me asuste pero me comenze a reir como loca jeje aigo estos chicos XD

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  5. Me encanto!!! Todavia dudo si era una broma o no... Esos pillos xD me dio miedito y todo al principio...
    Muchas Gracias por compartir!!! ^ ^

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  6. uhmmmmm y mas uhmmmm xq me dio miedito tmb imaginando todo el escenario , tanta gente y disfrasados , pero desde q se apago la luz paso todo eso y ademas quisiera creer en la opcion de yunho pero como se explik el fuego en la boca de CHUN? y q le haga ese daño en el cuello a Junsu? y agarre asi de feo aJaejjong
    nooooo!!!
    si paso y lo peor es q se quedaron en el depa los tres....infectados jajjaja....

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  7. Buena historia aunque el final queda un poco abierto, fue una broma o no?

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