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El pasado nunca muere - Cap. 13

El amor es como el pasado, nunca muere.



El chiquillo había vuelto a teñirse el cabello completamente rojo, cabe decir que sus ojos grises resaltaban mucho más con ese tono en particular, su sonrisa era completamente brillante, el corazón le palpitó desbocado, ¿habría forma de enamorarse mil veces de la misma persona?, Changmin había comprobado que sí, no lo sabía pero la sonrisa le partió la cara en dos de lo grande que era. El alegre muchacho bajó las gradas y se lanzó a los brazos del policía, como si tuviera cinco años, gritando – “¡Changmin ah!” -, pero como no tenía cinco, sino veinte más, su peso y su impulso fueron demasiado, logrando que los dos hombres cayeran al piso, completamente felices, muertos de la risa, en medio de  la acera.


Junsu no le dio el beso que Changmin esperaba, le notó la decepción en los ojos, pero nada podía hacer porque sabía que una vez que unieran sus labios no pararían hasta unirlo todo y no estaba en sus planes ser encarcelado nuevamente, por faltas a la moral en la vía pública. El ahora pelirrojo saltó como resorte de encima del cuerpo moreno, no sin antes caer en cuenta de que estaba tan firme como lo recordaba y no quería recordar lo necesitado que estaba. Así que escapó en busca del auto estacionado.


Subieron al coche mientras Junsu ya repuesto del encontrón, le contaba la historia de cómo volvió a teñirse el cabello de rojo, hablando hasta por los codos al tiempo que tiraba sin mirar siquiera su maleta al asiento trasero. Changmin no pudo reprimir su mirada de odio frente a esa desordenada actitud, luego sacudió su cabeza y volvió a sonreír, “este niño nunca cambiará”. Desde el día en que aceptó nuevamente las visitas, su relación había mejorado mucho, habían vuelto a ser los mejores amigos, tanto como en los viejos tiempos, confidentes, un mutuo apoyo constante.


El mundo había seguía girando, Changmin necesitaba tan solo un año más para ascender y convertirse en capitán de policía. Junsu había estudiado a distancia administración y le hacía falta terminar un par de semestres para graduarse, pues quería continuar al mando del negocio del bar y hacerlo crecer, muchas de sus ideas estaban ya realizadas y marchando de forma excelente. Sus vidas estaban al día, sin embargo había algo que estaba pendiente y que en ese momento mientras viajaban cargaba el ambiente de electricidad, el sol de verano parecía más sofocante de lo que cualquiera de los dos pudiera recordar. Ni el viento que ingresaba con toda su fuerza por las ventanas abiertas parecía disminuir la temperatura circulante entre ambos.

Durante el viaje Junsu tenía ataques repentinos de risa nerviosa cuando Changmin terminaba una breve historia en su conversación y lo miraba de reojo sonriendo con el deseo saliéndosele por los ojos. Intentaba el de ojos grises esquivar con todas sus fuerzas, pues la mirada turquesa iba a acabar con su autodominio muy pronto. Las gotitas de sudor ligero que recorrían la parte lateral de la dorada piel del cuello de Changmin parecían burlarse de Junsu que se moría por lamer ese lugar.


El moreno sonreía sin darle pista de a dónde iban realmente. Junsu había tanteado el terreno con ese abrazo, pero luego se dio cuenta de que no había sido buena idea, tan solo al contacto de su piel sobre la ropa había sentido todos los músculos de Changmin tensarse, al unísono con los suyos, no iban a lograr estar separados mucho tiempo, el deseo era una montaña de fósforo que se encendería con tan solo una chispita y entre ellos un mínimo roce provocaría un llamarada.


Mirando el camino a través del parabrisas del auto, el policía reflexionaba en como el chico lo había dejado impactado con su nuevo look, rojo extravagante otra vez, aunque no le molestaba ya, sabía que con un traje de cuero y ese cabello lo había soñado muchas de sus noches de soledad, ahora lo tendría en vivo y en directo, Junsu se dejaba acariciar con la mirada, sonreía muy presuntuosamente, reía bajando el tono regularmente agudo de su risa hasta hacerlo un sonido grave, muy vibrante, estaba siendo sexy solo para él, solo para volverlo loco, tenía ganas de decirle que no era necesario seducirlo así, que él ya estaba hechizado, pero sería dañar el juego del chico y él no quería arruinar su humor, ¿seguiría tan impaciente como siempre?. Cuando llegaron al sitio y tuvo que estacionar el coche se dio cuenta de que no había preparado nada que decir en ese momento. Sería muy crudo decir, “te traje aquí para follar”…, sus nervios le ganaron y se quedó en blanco.


- Bien…yo…bueno…este…


*¿Qué sucede con este tartamudeo?, eso es muy impropio del teniente…* “Ni se te ocurra abrir la boca consciencia”…


- ¿Qué sucede Changmin ah?, este no es el club…


- Mira, voy a ser sincero…no iremos al club, sino hasta la tarde…tengo preparado una…hab…una sorpresa en este lugar…


- Changmin ah, este lugar, es un motel…-poniendo tono de quien afirma algo excesivamente obvio-.


- Bueno…sí…-miró hacia el tablero haciendo un pucherito- pero si no quieres…


- Me alegro de que me trajeras…creo que no me hubiera sentido cómodo en el club con todos intentando husmear mientras intentamos follar como la otra vez…-


- Sí…-bajó nuevamente su cara muy sonrojada “tan gráfico” pensó y salió-.


El espacio estaba decorado en blanco, negro y rojo, la verdad es que Changmin no tenía idea de que era lo que le gustaba a Junsu para estas ocasiones –no se acordó que la otra noche fue la primera del chico-, aquel era un hombre con gustos extraños para la moda y el cabello. Así que sin saber que hacer había escogido esa habitación, entraron con pasos torpes sin embargo sin querer fijo su mirada en un punto entonces los ojos se le salieron un poco de las cuencas cuando vio un objeto que colgaba del techo –del que no había caído en cuenta cuando la separó- que parecía un columpio para el cuerpo, no se le antojó usarlo, para un encuentro de reconciliación debió elegir otra habitación con una temática más simple y práctica y no esta sala de torturas. Se golpeó la cabeza mentalmente. “ya nada”, se dijo.


El pelirrojo caminó contoneándose felinamente mientras paseaba por la singular habitación, rozaba los muebles de madera antigua con sus largos y blancos dedos, el moreno sentía esos toques delicados en su propia piel y lo hacía estremecerse, esto iba a ser realmente difícil, puso su cara de policía serio y malo apretando la mandíbula, pero la sonrisa de Junsu acababa con cualquier estrategia.


- Vaya, me has traído a un lugar interesante…hay un montón de cosas extravagantes…¿sabes usarlas todas?...-sus ojos parecían echar chispitas de lo emocionados que estaban-.


Changmin tragó duro, pillado completamente, no, la verdad es que no sabía usarlas todas, ni siquiera tenía una idea clara de para que servían esas cosas, sus previas experiencias habían sido “normales”. Sonrió apenado, negando con su cabeza.


- Entonces deberemos aprender, ¿nos alcanzará el tiempo hasta la noche?...

El policía moreno solo pudo mirarlo completamente sorprendido.


Con muchas ansias, se acercaron liberados de cualquier papel que hayan querido representar, Changmin tomó entre sus enormes manos la cabecita del pelirrojo. Comenzó a besarlo lentamente pero siempre fuerte, entre beso y beso que no pasaba de los labios, suspiraba reconociendo el cuerpo ajeno, el otro se dejaba besar sonriendo ampliamente. Agarrando los laterales de la camisa de cuadros que el policía traía. Si fueron mil o dos mil besos de aquellos no lo sabremos, lo cierto es que el pelirrojo, completamente perdido en el éxtasis delicado de esos besos tan cariñosos, retrocedió buscando la cama, la parte posterior de sus rodillas golpeó el filo y Changmin solo le dio un empujoncito para que quede de espaldas completamente. Mirándolo desde su privilegiada posición con sus piernas en medio de las otras dos se quitó la camisa roja de cuadros, como se la quitaría antes de ir a la ducha. Luego se quitó una camiseta de algodón, blanca que estaba debajo…era un espectáculo ver los músculos contraerse sincronizadamente solo para retirar la prenda, los abdominales, anteriores, laterales, los pectorales, los bíceps, los deltoides…*¿Desde cuándo sabes tanta anatomía?* “…” *Oh sí, Junsu está babeando demasiado para responder*…


La humedad de la piel delineaba el cuerpo de manera deliciosa, su miembro estaba adolorido dentro de sus apretados jeans. Changmin no detuvo su tarea, se sabía hermoso y sabía que era muy fácil volverlo loco. Sus manos en la cintura, se deslizaron ominosas a la hebilla del cinturón. Lo desató. Lo quitó. Lo echó lejos. Quitar el pantalón era tarea fácil. Sonrió percatándose que el otro estaba sin respirar recostado mirándolo. No le hizo sufrir más, bajó todo de un tirón, hizo una maniobra muy grácil y quedó desnudo, bellamente desnudo. El pelirrojo tenía toda la cara del mismo color que su alocada cabellera.


- Así…-se señaló a sí mismo-…desnudo, está mi corazón hoy delante de ti…Te amo, lo sabes, nunca lo olvides, quédate mucho, mucho tiempo a mi lado, triunfa a mi lado, canta a mi lado, llora a mi lado, vive a mi lado, solo conmigo, siempre. Prometo protegerte.


Eran palabras muy serias que traían muchísimo significado, eran una petición en toda la regla de iniciar una relación larga y con exclusividad. No solo había mostrado su precioso cuerpo, sino su alma entera.


- Acepto…Acepto…


Ante la petición tácita Junsu solo atinó a aceptar mientras se mojaba los labios secos de tanto tiempo estar abiertos y sin medir las consecuencias de sus actos se levantó, haciendo perder el equilibrio a ambos por segunda ocasión en la tarde. Sobre la roja alfombra los juegos delicados terminaron. Los labios de pelirrojo se pegaron literalmente a la boca ajena chupándola con vehemencia, usando su lengua como arma, mientras se desvestía como a bien tenía. No tardó mucho en estar en iguales condiciones que su acompañante, desnudo, besos, besos, y más besos. Lenguas, gemidos, gruñidos, caricias, amor, pasión, lujuria y de nuevo el ciclo volvía a empezar. Giraban en el piso intercambiando posiciones arriba, abajo, sin lograr dominar ninguno.


- Voy a hacer que te quedes quieto…-esa fue una amenaza, dicha entre jadeos-.


- ¿Me vas a enganchar de esa cosa que cuelga del techo?...


- ¡No!, no quiero matarte…se me había ocurrido otra cosa…


*¡Va a usar las esposas!, dile que use las esposas, anda vamos…anda* “Consciencia por primera vez te haré caso”…


- ¿Las esposas?...


- ¿Cómo lo sabías?...


- Eres policía, ¿no?...


La extraña sonrisa del pelirrojo envió un mensaje sospechoso, pero no quiso pensar en ello, buscó entre su ropa y las halló, obligó al muchacho a levantarse y acomodarse en la cama excesivamente grande para dos personas, montado a horcajadas sobre el otro tomó sus manos y las llevó al respaldar lentamente mientras se agachaba, cerró sus ojos para concentrarse pues en ese movimiento su miembro que estaba ya tan empalmado había rozado el abdomen del chico que se contraía rítmicamente con su respiración, sacudió la cabeza como para retomar su cordura  y afianzó las aldabas sonriendo ampliamente, cerró la brecha entré ambos cuerpos y se dedicó a comerse la boca hinchada ya de Junsu, siguió abarcando con sus labios todo lo que podía, sus mejillas, su orejas, su cuello, le dio un mordisquito a la manzana de Adán, el otro solo podía retorcerse deleitado. Chupó y lamió todo lo que quiso, el sabor del sudor era exquisito, si pudiera compararlo con algo pensaría en el tequila, mientras sus manos no paraban de apretar golosas los muslos que se habían enredado alrededor de su cintura, las manos subían y bajaban sin tener piedad, era muchísima la fuerza con la que la carne de las nalgas era apretada, pero no había quejas, el otro estaba demasiado preocupado en abarcar con su cerebro todo el aplastante placer que amenazaba con dejarlo inconsciente. Siguió con las clavículas el pecho, sus músculos estaban más firmes de lo que Changmin recordaba, los pezones se endurecieron sin casi nada de estímulo, o tal vez solo con mirarlo lamer su cuerpo era suficiente estímulo, los gruñidos y gemidos del nalgón se convirtieron en gritos, así como aumentó aún más la profundidad de su respiración. Hermoso, no habría otra definición, “celestial” era lo único en lo que podía pensar para definir ese momento. No se quedó observando más tiempo sus ojos vidriosos porque su propia necesidad lo apuraba, así que siguió descendiendo por el abdomen, la pelvis, su falo erguido, tan repleto, esta sensación de dominar el deseo de este hombre le otorgaba una enorme impresión de poder y satisfacción e incrementaba su ego mil metros sobre el Everest.


Chupó el miembro que se le ofrecía, hambriento, separando las fuertes piernas que luchaban por cerrarse, estaba muy concentrado, solo escuchaba las esposas moverse y golpearse, los gritos le alentaban a continuar. No recuerda si fue mucho o poco el tiempo el que se esforzó, pero sentir en su boca la esencia caliente del otro le hizo necesitar estar dentro urgentemente.


Preparación, sí, ¿con que…?


- Busca en el cajón…allí debe haber algo…


No recordaba haber hablado en voz alta sin embargo Junsu respondió a sus pensamientos. Gracias al cielo, ahí en el cajón estaban, los condones, el lubricante, los vibradores, más juegos de esposas y otra infinidad de instrumentos valga la pena decir que se veían escalofriantes, Changmin solo tomo las dos cosas que necesitaba.


Muy serio, inició su tarea, con precisión milimétrica aplastó el tubo de lubricante, lo hizo deslizarse por los tres dedos de su mano derecha, Junsu lo observaba divertido parecía que hacía algo de vital importancia para el planeta, dejó de burlarse cuando sintió esos mismos dedos colarse entre sus piernas, el cuerpo de Changmin volvió a colocarse sobre él, esos besos amorosos volvieron a cubrirle la cara, los dedos eran introducidos firme y casi dolorosamente, después de tanto tiempo iba a ser una nueva primera vez, las palabras de amor susurradas en esa cimbreante y grave voz deshicieron los temores del pelirrojo y le ayudaron a adaptarse más rápido a la intromisión, esta vez sabía que esperar. Vio miles de puntos de colores cuando los dedos tocaron ese sitio de placer, nuevamente se sintió de gelatina, apenas acaba de recobrarse de un orgasmo arrollador. Solo pudo rogar.


- ¡Vamos, apresúrate!...fóllame duro, rápido…-dijo mientras hacía su cabeza y toda su espalda hacia atrás-.

Changmin estaba concentrado en la tarea de ser delicado y el otro rompe toda su técnica y le hace perder el control así. Sacó sus dedos de la cavidad que había empezado a contraerse rítmicamente. Respirando desde hace mucho con gran dificultad embadurnó su propio miembro y con premura se deslizó dentro, solo hizo un poco de presión, o eso fue lo que creyó porque las uñas ajenas se clavaron en su espalda con fuerza, pero inmediatamente de completar su entrada con su enorme y venoso miembro, los talones de Junsu estaban en su trasero obligándolo a que se mueva y que lo haga como el hombre fuerte que era. Duro y rápido.


No había ninguna sensación en el mundo que pudiera compararse a este placer, que era infinito como el alma. Si hubo alguien antes había desaparecido de su memoria por completo, su cuerpo parecía ser parte del otro, encajaban tan extraordinariamente que debían haber sido tallados del mismo árbol. Las embestidas eran seguidas, una tras otra, cada una se acompañaba de un gemido-gruñido-grito, de un beso, de apretar más el cuerpo ajeno, para ver si se podían hacer uno, aunque era imposible había que intentar, ¿no?


Cuando los cuerpos llegaron a la cima del placer, el delirio los obligaba a moverse a todo lo que daba el alma. Ya no eran seres conscientes sino entes en lujuria absoluta, las dos últimas embestidas que se llevaron toda la consciencia de ambos fueron tan profundas que los catapultaron al orgasmo compartido al instante. Toda la semilla de Changmin quedó dentro de las entrañas de Junsu, quien explotó manchando toda la piel del pecho y abdomen del más alto. Un segundo antes de cerrar sus ojos se observaron, sonrieron y luego se desvanecieron.


Debieron ser un par de veces más en las que con mucha imaginación Changmin siguió torturando a su pobre pelirrojo al que no le desató las manos, “él quería estar atado, ahora que aguante” pensó, le estaba agradando mucho hacerlo de esa forma, su cuerpo solo buscaba llenarse tanto como pudiera de la esencia ajena, ambos tenían el mismo objetivo. Todo lo que se pudiera dar debía entregarse, todo, sin excusas.


Sí, así sí le gustaría despertar el resto de su vida. La tibia sensación del cuerpo desnudo a su lado le hizo sonreír plenamente, sopló un par de cabellitos rojo estrafalario que se habían colado sobre su boca y nariz. Horrorizado se dio cuenta de que se había quedado dormidos sin abrir las esposas, así que las soltó con cuidado. El otro cuerpo se revolvió un poco, se escuchó un sonido de nariz congestionada y un gemidito de dolor. Los ojos grises con los párpados un poco hinchados iluminaron la habitación, una sonrisa hermosa y perezosa siguió a esa mirada tan brillante.


- Alguna vez te he dicho que te amo –Junsu sonrió un poco más-…incluso si roncas…

- ¡YO NO RONCO!...- su expresión cambió totalmente, le golpeó con uno de sus puños recién liberados, claro no sin sentir un poco de dolor-…pero yo también te amo…,¿no te molesta el cabello rojo?


- Creo que ya no está de moda, tal vez debiste teñírtelo de azul…-las palabras de Changmin tenían un tono muy serio, aunque en su expresión se leía el sarcasmo-.


- Me parece buena idea, ya veré si me animo…-el pelirrojo que no se dio por aludido y se emocionó con la idea, hasta empezó a imaginarse como se vería con el cabello de ese color-.


- ¡No!, -casi gritó horrorizado- Junsu era broma…así te queda perfecto. ¿Tienes ganas de cantar? -preguntó mientras paseaba su pulgar izquierdo sobre el rostro de su amado-.


- Muchísimas…


- ¿Me dejarías cantar contigo? –la pregunta fue sincera, esta idea de cantar juntos se había incrustado en su cabeza desde que el mismo había cantado Rusty nail en el bar hace ya mucho tiempo-.


- Te he dejado follar conmigo, como no te dejaría cantar conmigo, Changmin qué piensas de mí…-decía el pequeño mientras ponía los ojos en blanco-.


Rieron juntos por la afirmación, un suspiro se escapó del pecho del moreno.


- No quisiera salir, se está muy calentito aquí –dijo enredando sus largas piernas un poco más en medio de las otras y apretando los brazos- aunque si no llegamos, estoy seguro de que Jaejoong hyung es capaz de matarnos.


- Yo tampoco quisiera salir pero lo que dices es cierto, así que anda ya mueve tu inexistente trasero fuera de la cama…-empujó un poco el otro cuerpo, dando un palmadita en el objeto de su burla-.


- ¿¡Inexistente!?, no todos nacimos con nalgas que parecen implantes Kim Junsu…-dijo muy ofendido, saliendo de la cama y agarrando su pequeño trasero-.


Junsu solo pudo sacar una enorme carcajada de su pecho, le encantaba saber que Changmin adoraba su trasero, casi tanto como él mismo lo hacía, *Changmin piensa que tus nalgas son tan grandes que parecen implantes* “Así veo consciencia” *Me agrada, aunque ahora que lo pienso él tiene su castigador más grande que el tuyo, pero eso no se lo vas a decir, ¿verdad?* “Ni loco que estuviera”.


Salieron contentos de la dichosa habitación, de la cual su mobiliario fue completamente subutilizado, se les notaba en la cara lo que habían hecho y lo felices que se sentían, caminaron de la mano después de pagar la cuenta, ante las miradas asqueadas de muchas personas, ¿qué puede importar lo que opine el mundo cuando tú eres feliz?.


Nada.


A las siete de la noche llegaron sin dejar de sonreír y apretados muy fuerte de las manos, todos los chicos los recibieron con ovaciones, y abrazos, golpecitos en el hombro, agarradas de nalga, etc, etc, etc.


La gran sorpresa de la noche para Junsu fue ver a más gente de la que esperaba, se alegró de ver a Taemin y Zico en medio de ellos, se veían felices, estaban tomados de las manos de hermosas chicas. Jaejoong estaba al centro de todos como no agarrado del brazo del jefe Jung, que sonreía con esa sonrisa que era adecuada para comercial de pasta dental. Se sintió extrañado cuando Heechul estaba literalmente encaramado en el cuerpo de un hombre que le pareció conocido, vaya si era Siwon, el subordinado de ese otro viejo malnacido, debió ser que se enamoraron en la cárcel, siempre uno sale con alguna mala maña. Suspiró continuando su escrutinio con la mirada. Dong Hae como siempre continuaba junto a Eunhyuk, Onew estaba con novia de varios años, era una chica cuyo padre tenía un restaurante de pollo frito, Jonghyun estaba solo, su mirada se oscureció un poco cuando cayó en cuenta de que su mejor amigo no estaba. Desde la última visita que había recibido de él ya eran un par de meses, en aquel entonces el hombre de ojos celestes le había contado que quería salir de viaje, hallar algo más que hacer, perseguir un sueño. Sintió dolor en lo profundo de su alma y deseó de todo corazón que su amigo encuentre la felicidad.


Después de compartir una exquisita comida, auspiciada por el departamento de policía y preparada por Jaejoong, se llevaron a Junsu y Changmin a los camerinos para prepararlos, y así mostrarle la sorpresa del escenario recién reformado. Se permitió la entrada al público en general que también pugnaba por volver a ver a Junsu, el cuerpo de policía no podía faltar. Una vez más y ahora juntos, vestidos con sendos trajes de cuero. Changmin con una camisa transparente y Junsu con un chaleco negro fueron elevados en el centro del escenario.


Una ligera luz roja dejó en penumbras el bar, el telón a penas visible se abrió lentamente, la luz central iluminó los cuerpos unidos por un abrazo, luego separándose miraron al frente, sonriendo recibieron los aplausos entusiasmados de todos los presentes. La primera canción que ofrecieron fue una balada suave y hermosa llamada Timeless. (Favor dirigirse a este enlace https://www.youtube.com/watch?v=56Cm1AkbfbU, y morir de amor, claro e imaginar una versión completa con sus looks maduros).  Luego sentado al piano Junsu hizo la premier de Flower, una canción llena de sentimiento que escribió y compuso durante su tiempo en la cárcel. Después Changmin y Jaejoong cantaron una vieja canción de rock que les traía muchos recuerdos, “It’s raining man”. (Enlace:https://www.youtube.com/watch?v=_lzJTh-AFK4). Además como acto final el jefe de policía Jung Yunho dejando con la boca abierta a su departamento entero dio cátedra de break dance.


La noche estuvo fabulosa para todos los asistentes, por fin todo parecía estar en su lugar.

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