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Arualthings

Insano - Cap. 21

Al abrir los ojos lo primero que percibió fue el olor a Hospital, tardó un tiempo en darse cuenta de donde estaba y en recordar los sucesos antes de perder la consciencia. Miró a su alrededor, una habitación de Hospital, tan blanca y pulcra que daba escalofríos, enseguida intentó moverse, pero le dolía todo el cuerpo, en especial la cabeza

Junto a la cama había un botón y sabía que era para llamar a alguien de enfermería, su llamado fue atendido en cuestión de segundos, una mujer de estatura bajita y mediana edad entró, al verla Hyun Joong intentó moverse

—Tranquilo —dijo con su voz serena—Se hará daño, tiene dos costillas rotas

—¿Cómo llegué aquí?

—Unos deportistas lo encontraron, la ambulancia llegó pronto, si hubiese perdido más sangre tal vez habría muerto —comentó con pesar, pero a él no le importó, estaba vivo y eso si importaba— Por la contusión estuvo unas horas en observación

—¿Cuánto tiempo tengo aquí? —preguntó asustado

—Dos días —contestó la enfermera

—Necesito salir —dijo asustado, intentó de nuevo levantarse pero el dolor fue demasiado y gritó debido a él— ¿Mi celular? —preguntó al entender que no podía solo levantarse, sentía mucho dolor

—Ahorita se lo hago traer —enseguida la mujer salió, si ese chico seguía de imprudente alargaría su estancia ahí. Regresó en menos de tres minutos con el celular, Hyun Joong lo tomó y miró, estaba a punto de descargarse

—Un cargador por favor

—Sí, pero no puede llamar mientras carga

—Necesito al menos un diez por ciento, por favor —estiró el teléfono hacia ella, la mujer lo llevó a cargar, dejándolo solo— Jaejoong, espero estés bien —pensó angustiado, si Yoochun le hizo eso a él, no quería ni pensar lo que había hecho a su novio, tenía mucho miedo



Jaejoong miró su celular con insistencia, desde la horrible visita de Yoochun no se había levantado de la cama, no comía ni bebía nada, su boca apenas si generaba saliva, se sentía débil y sin ganas, solo dejaba de llorar a ratos, con la esperanza de que su novio se comunicara, que Yoochun no le hubiese hecho algo terrible

—Hyun Joong… llama —suplicó abrazándose al teléfono, llorando y sintiendo que pronto se desmayaría

Sus ruegos fueron por fin escuchados, al sentir que su teléfono vibraba miró la pantalla, el nombre de su novio en ella le iluminó el rostro, contestó enseguida, pero débil

—Hyun Joong ¿eres tú? —inquirió temblando, temiendo que no fuera él

—Jaejoong ¿Dónde estás? —preguntó acelerado, al oír que si era su voz comenzó a llorar de felicidad— ¿Qué tienes?

—Estás vivo, temí lo peor —dijo sollozando, limpiándose las lágrimas y sintiéndose un poco más animado— Vino Yoochun, insinuó que algo te pasó, estaba asustado

—Escucha, tienes que salir de ahí

—¿Por qué?

—Está loco, ese sujeto, no estoy muerto pero te aseguro que así quería verme —dijo preocupado, Jaejoong soltó un sonido de asombro— Estoy en el Hospital, no puedo ir por ti, pero salte de ahí, por favor

—Sí, tranquilo —respondió enseguida

—Ve a mi casa, en la maceta bajo la escalera del pórtico hay una copia de la llave, enciérrate ahí, por favor ¿de acuerdo?

—Sí, eso haré —sonrió emocionado de saberlo vivo, aunque creía que estaba exagerando, quizás el susto fue demasiado y por eso estaba alterado, no creía estar en peligro, por el contrario sentía esperanzas de nuevo

—Llamo al rato, cuídate

—Tú también —dijo con cariño

—Te amo Jaejoong —suspiró agobiado, el aludido sonrió tiernamente

—Gracias —sonrió avergonzado por no sentir lo mismo— Te quiero mucho

Aunque no se podían ver, ambos sonrieron como si se tuvieran enfrente, segundos después colgaron al mismo tiempo, Jaejoong miró la pantalla y sonrió más amplio, sus esperanzas de una nueva vida volvieron, con ese sentimiento encima hizo una llamada, la última que haría para esa persona, para el malnacido del que estaba enamorado



Yoochun salió de casa, al cerrar la puerta con llave escuchó que el teléfono fijo comenzaba a sonar, bufó con fastidio, no volvería a abrir solo por contestar, así que dejó que la contestadora lo hiciera por él, así subió al auto y se marchó, rumbo a casa de Junsu, y Jaejoong, era imposible para él alejarse simplemente así, incluso aunque los amenazó con eso, reclamaría lo que le pertenecía, después de todo él los creó, los moldeó a su “imagen y semejanza”, eran suyos, de nadie más



Jaejoong salió sigilosamente de su habitación, sus dos maletas estaban ya listas, las tenía dentro del clóset, saldría de ahí por la madrugada cuando nadie lo notara, a pesar que prometió a su novio que se escondería, pero sabía que estaba exagerando, no supo exactamente que le hizo Yoochun para atemorizarlo tanto, pero aunque era preocupante saberlo en el Hospital, estaba casi seguro que no había nada que temer

—Parece ser que no está Junsu —suspiró relajado, sintiéndose libre en mucho tiempo. Miró la hora en el celular, eran casi las cinco de la tarde

Fue rápido a la cocina, sacó muchas cosas del refrigerador y se hizo mucho de comer, bebió agua como loco. Después de colgar con Hyun Joong hizo sus maletas y luego se quedó dormido, recuperando algo de fuerzas, ahora con la comida se sentía casi renovado, solo le faltaba tomar un baño

Terminó sus grandes porciones de comida y bebida, fue a ducharse después, al salir se vistió con el par de prendas que dejó sin empacar. Su corazón latía emocionado desde que supo a su novio con bien

—Si no está Junsu —meditó luego— Puedo irme de una vez —pensó en ello por primera vez y una sonrisa adornó su rostro

Fue hacia su habitación, contento, pero antes de abrir el clóset llamaron a la puerta, su sangre se heló, si era Yoochun no quería verlo, se había despedido de él dejándole un mensaje en la contestadora, había cerrado ese ciclo, no podía volver atrás

—No abriré, fingiré que no hay nadie —pensó decidido, ahora haciendo lo posible por no realizar ningún sonido que le delatara, se sentó en la cama y esperó

La insistencia de la persona que tocaba era desesperante

—Que se vaya, que se vaya —tapó sus oídos y se agachó, cerrando los ojos, pero continuaba oyendo el insistente sonido de la puerta

—¡Sé que hay alguien, abre! —ordenó la otra voz, efectivamente se trataba de Yoochun, a Jaejoong le tembló todo el cuerpo, tenía miedo de él— ¡Junsu, Jaejoong! Abran la puerta —insistió enojado

Yoochun odiaba los escándalos, pero estaba molesto y decidido a continuar con sus perras, a no dejarlas ir, los necesitaba como seguramente ellos le necesitaban a él. Un par de horas atrás salió de casa para ir a ese departamento, pero a última hora fue a otro sitio antes de visitar a sus dos mascotas, aunque se negaran a verlo, él no desistiría

—No, no debo abrir —pensó con firmeza, para convencerse él mismo, pero su voluntad estaba siendo doblegada. Tal vez debía verlo cara a cara una última vez, antes de ya no hacerlo nunca más, quizás ese mensaje que dejó en su teléfono no era suficiente

—¡Dije que abran o tiro la puerta! —gritó por último, haciendo que más de un vecino saliera de sus departamentos, él se dio cuenta y se dirigió a los curiosos— ¡Largo, no hay nada que ver aquí! —dijo molesto, ahuyentándolos con esa mirada asesina que solía tener cuando estaba realmente cabreado

Ante aquella forma de correrlos, los vecinos se devolvieron a sus departamentos, pero más de alguno pensó que si continuaba aquello, llamarían a la policía. Ya dentro, Jaejoong se levantó de su cama y avanzó sigilosamente hacia la puerta de entrada, había sombra por debajo y aunque Yoochun dejó de tocar y gritar, podía saberse que aún se encontraba del otro lado

—¿Debo abrir? —meditó Jaejoong, mirando la sombra de los pies de Yoochun

—¡Voy a tirar la puerta! —volvió con sus insistencias, Jaejoong suspiró cansado y decidió abrirle por fin

El mayor abrió finalmente, al verlo Yoochun lo empujó y entró violentamente al departamento, dejando la puerta abierta. Se miraron fijo, Jaejoong estaba aterrado y Yoochun cabreado, a punto de perder la razón

—Con que aquí estabas ¿Y Junsu?

—No sé —encogió los hombros— ¿Por qué el escándalo? Creí que los odiabas, una vez casi me golpeas por hacer uno afuera de tu casa —comentó intrigado

—Estoy harto, ustedes dos son unos imbéciles

—No más harto que yo —contestó enseguida— ¿Qué quieres? Ya déjame en paz, quédate con Junsu ¿no estabas tan interesado en él?

—Ustedes son mis perras —sonrió descaradamente— Deben obedecerme, lamerme las botas de ser necesario —declaró con arrogancia, Jaejoong frunció el ceño

—No soy la perra de nadie —dijo con dignidad

—Eres un marica —se acercó a él y lo empujó— Un marica adicto al sexo, adicto a que se lo follen, ¿no es eso ser la perra de alguien? —preguntó con voz burlona y sin importarle que la puerta seguía abierta

—Ya no más —sus ojos se enrojecieron— Hasta aquí llegaste Park Yoochun, ya no dejaré que me humilles nunca más

Las palabras de Jaejoong helaron la sangre de Yoochun, dejándolo paralizado por un momento, ¿Qué basura era esa? Él no podía abandonarlo, lo amaba, se lo había dicho muchas veces, le había suplicado por atención, le había rogado por sexo, por un poco de cariño, por si quiera un beso, ahora decía que llegaba a su límite ¿eso significaba que lo estaba abandonando definitivamente? No podía creerlo, no quería creerlo…

—Eso quisieras —reaccionó al fin y se acercó a él para tomarlo, pero Jaejoong se le adelantó y le dio una fuerte bofetada, sorprendiéndolo, ya que el mayor resultó ser más fuerte de lo que imaginó

Jaejoong miró asombrado su mano, por primera vez se defendía de Yoochun, sintió una enorme satisfacción, luego lo miró con decisión

—No volverás a ponerme una mano encima —declaró contundente, el menor rio para sus adentros, luego lo exteriorizó

—Que tierno —se mofó sin más, intentando acercarse de nuevo, esta vez lo tomó por la cintura y buscó besarlo a la fuerza, pero el mayor se resistió, empujándolo con fuerza lo apartó de él, luego cerró el puño y le soltó un golpe en el rostro, haciéndole sangrar la nariz

—¡Te lo dije! —gritó con euforia, sintiéndose magnífico, Yoochun lo miró con profundo desprecio, la complexión física de Jaejoong era más robusta que la suya, nunca lo relacionó con que fuese más fuerte que él, antes su voluntad estaba doblegada por el amor que sentía hacia él, logrando bajar sus defensas, pero ya no, había algo diferente en él, por primera vez sintió real temor de perderlo

—¿Qué te pasa Jaejoong? Te has vuelto muy rebelde ¿no decías amarme? —cuestionó con voz burlona, mirándolo arrogante mientras se limpiaba la sangre con la manga de la camisa

—Sí, te amo —no lo negó, mirándolo a los ojos— Pero aprendí que primero debo amarme a mí —declaró decidido, Yoochun sonrió

—Inspirador… —dijo para burlarse, evitando reír— Déjate de tonterías, ese cursi de Hyun Joong realmente te lavó el cerebro ¿no es cierto?

—No Yoochun, tú fuiste el único que lavó mi cerebro, al grado en que todo fuera de ti perdió realidad, y por culpa de eso lastimamos irreversiblemente a un inocente —dijo con pesar, jamás se perdonaría haberle hecho lo que ambos le hicieron a Junsu

—Un inocente —repitió con menosprecio— Si hablas de Junsu creo que estás diciendo basura

—¿Qué no te das cuenta? —sus ojos comenzaron a lagrimear— Jugamos con él un retorcido juego hasta involucrarlo en nuestros propósitos egoístas

—Patrañas

—¿Ya lo olvidaste? Aquel día, cuando le robaste su virginidad, cuando los dos lo orillamos a acostarse con nosotros —comenzó a relatar, recordando todo— Antes que llegara bebíamos alcohol y fumábamos marihuana, después que follamos hiciste un comentario…

Yoochun miró atento a Jaejoong, en silencio

—“Sería divertido que Junsu llegara y nos descubriera” Dijiste mientras te reías, a mí me pareció gracioso y te apoyé, “¿No sería maravilloso que se nos uniera? Tengo ganas de un trío” continuaste hablando —dijo Jaejoong avergonzado, mirando al contrario, pero Yoochun seguía mudo— Yo te dije que sería imposible, que Junsu no era así, pero tú estabas seguro de que lo haría, presentías que Junsu te quería y te aprovecharías de eso, fue lo que me dijiste

—¿Y eso qué?

—¿Cómo qué? Hicimos una apuesta Yoochun, yo estaba convencido que se rehusaría, pero tú insistías en que haríamos un trío ese día y ganaste… Aunque fue casi contra su voluntad

—No lo violamos, él quiso —se defendió el menor, Jaejoong asintió

—Es verdad, ¿pero a base de qué? Lo orillamos y luego no hubo marcha atrás. Nos propusimos “convertirlo” ¿recuerdas? Luego de aquella primera vez, nos pusimos de acuerdo en varias ocasiones, para confundirlo, para desorientarlo —explicó aturdido, sintiéndose culpable

—¿Tus intentos de suicidio fueron parte de eso? —cuestionó divertido, Jaejoong se quedó callado unos momentos

—Solo el primero —confesó avergonzado, Yoochun soltó una carcajada, mirándolo con asombro, si sus cálculos hubiesen salido mal, seguramente habría muerto— Si te lo decía no iba a parecer real —explicó sintiendo la moral baja— Pero la segunda fue real, me corté las venas deseando morir, por ti, por tu ausencia, por tu desprecio —enseñó ambas muñecas

—Estás enfermo ¿sabías?

—¿Yo? —sonrió con incredulidad— Dijiste que haríamos la máquina perfecta de sexo solo para los dos, un juguete sin moral ni sentimientos, nos propusimos “enloquecerlo”, convertirlo en un insaciable y ahora está perdido, se nos salió de las manos, creamos un monstruo que ya no somos capaces de controlar —comenzó a llorar, sintiendo vergüenza por su falta de humanidad, sin poder creer que fueron capaces de idear algo tan horrible

Yoochun sintió un pequeño escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, él también lo percibió, Junsu ya no era el mismo que conoció, ni siquiera se encontraba presente de alguna forma, era una persona completamente distinta, estaba perturbado. Se les pasó la mano a la hora de desquiciarlo y estaba completamente trastornado

—Era buena persona ¿En qué lo convertimos? —continuó llorando, agarrándose la cabeza se dejó caer de rodillas, mirando luego a Yoochun desde el suelo— Se preocupó por mí, me ayudó, cuidó de mí, fue tierno, fue amable, se compadeció y yo ¿qué hice por él? Ayudé a borrar su alma que era pura. Lo destruimos Yoochun

—Lo hicimos perfecto, deja de lloriquear —dijo con desprecio para fingir su real preocupación, las palabras de Jaejoong eran ciertas, él lo vio en los ojos de Junsu, en sus actitudes, en sus acciones, Junsu estaba y no estaba en ese cuerpo vacío, obsesionado con el sexo, con un mundo que nunca existió donde todo era “perfecto” entre los tres…

Afuera del departamento, junto a la puerta, sentado en el suelo estaba Junsu, con las piernas encogidas, congelado, mirando hacia la nada, con los ojos casi inertes, pero lagrimeando en silencio, el rostro lo tenía lleno de lágrimas, la boca ligeramente abierta. Había escuchado casi todo, llegó en el momento que Jaejoong se defendió por primera vez, vio la bofetada y decidió no dejarse ver, quedándose afuera, se sentó en el suelo para escucharlo todo, cada palabra, cada confesión

Esos dos bastardos le arruinaron la vida con todo el propósito, con un plan asqueroso y malvado para convertirlo en su juguete, si antes su mente estaba desequilibrada, ahora terminaba de romperse, sonrió al vacío y rio para sus adentros, sin dejar de llorar. Se la iban a pagar, se cobraría aquella deuda, ese par de enfermos conocerían quien era él, Kim Junsu, el hombre equivocado, con el que jamás debieron meterse, si le devastaron la vida, él haría lo mismo

Se levantó del suelo y se alejó corriendo de ahí. Corrió hasta que sus pies no dieron para más y se tiró al suelo en plena calle, muy lejos del departamento, se jaló con fuerza el cabello y miró hacia el cielo, comenzó a reír

—Creen que estoy loco, pero no es verdad —dijo decidido— Después de tantas humillaciones, estoy más cuerdo que nunca —su sonrisa enferma, plagada de delirio no se borró a pesar de las lágrimas— Haré que se arrepientan, se arrepentirán —rio más fuerte, la sangre le volvió a hervir dentro de las venas, era su momento de voltear la moneda a su favor.



Yoochun se fue del departamento luego de esperar un tiempo a Junsu, ninguno de los dos sabía dónde se encontraba, ninguno se dio cuenta nunca de que fueron descubiertos, que el menor supo sobre sus manipulaciones, que ellos planearon crearlo, descontrolándolo, ahora Junsu no sabía del todo que era real y qué no, sus recuerdos estaban fusionados con ideas paranoicas, dentro de su cabeza algo explotó y los pedazos que quedaron ya no podrían ser reunidos de nuevo

Ya era de noche, Jaejoong esperó un poco después que se fuera Yoochun y sacó las cosas de su habitación, por suerte Junsu no había vuelto y aunque no supo ni donde estaba, no hubo cosa más conveniente que esa. Su corazón latía de prisa, emocionado, comenzaría su nueva vida, además pudo por fin, por vez primera, defenderse de los abusos de su supuesto amante, el hombre que le cambió la vida de manera desastrosa, pero por suerte conoció a otro, alguien que lo amaba sinceramente y que estaba dispuesto a juntar los fragmentos de su corazón

—Listo —dejó sus dos maletas junto a la puerta, sobre ellas su chaqueta y luego fue a la cocina, cogería una manzana y se marcharía

Entró y antes de abrir el refrigerador vio su mano izquierda, en la muñeca estaba colocado el reloj que Yoochun le regaló, su último regalo por haberse “portado bien” como la mascota que fue, sonrió amargamente y lo quitó de ahí, la costumbre de traerlo le llevó a colocárselo después de bañarse, pero ya no podía llevarlo, tampoco podía usar el auto que Yoochun lo dejaba conducir, las llaves las había dejado junto a la cama

—Nada que me una a ti —sonrió con mejor ánimo, abrió el refrigerador y se agachó por la manzana, en ese instante la puerta del departamento se abrió, Jaejoong se paralizó en ese segundo. No pasó siquiera un minuto desde que dejó las maletas en la puerta hasta ese momento, pero ese minuto fue la diferencia, su plan de huir fue descubierto y sabía que se trataba de Junsu

—¿Piensas marcharte? —preguntó el menor con voz neutra, sin sentimiento alguno. Cerró tras de él la puerta, Jaejoong se levantó lentamente con la manzana en la mano, cerrando el refrigerador, lo miró fijo a los ojos y tragó saliva

—Viaje familiar —sonrió con tranquilidad— Solo unos días —su nerviosismo se notaba a leguas, Junsu sonrió divertido, pero su expresión facial daba miedo, no parecía una sonrisa natural

—Ya veo

—Volveré —dijo amablemente y avanzó hacia sus maletas, Junsu se puso enfrente de las mismas, mirándolo a los ojos

—Es mucho equipaje para unos cuantos días ¿no?

—Ya me conoces, la moda se me da, no usaré menos de tres cambios por día —explicó intentando estar tranquilo, pero la mirada fija y fría de Junsu le hizo sentir escalofrío, tenía miedo de él, más que de Yoochun, porque algo no andaba bien dentro de la cabeza de su compañero, existían demasiados demonios habitándola

—¿Te conozco? ¿De verdad te conozco Kim Jaejoong? —cuestionó sin emoción alguna, indagando en sus ojos, buscando algo en ellos, el mayor sonrió nervioso

—Junsu, se me hace tarde, luego conversamos ¿sí? —habló amablemente y se acercó a él, dándole un beso en la mejilla, intentando parecer el mismo de siempre

—No, hablemos ahora —refutó molesto, colocándole las manos en los hombros al otro, apretando poco a poco hasta aferrarse con fuerza, Jaejoong cerró un ojo y su expresión de dolor le delató, pero no se quejó— Cuéntame tus pecados

—¿De qué hablas? —preguntó nervioso, sin dejar de sonreír. La manzana se le cayó al suelo pero ninguno le prestó atención

—Por favor Jaejoong —sonrió altanero, acercándose a él hasta su oreja— Dime que se siente haber jugado a ser el Doctor Frankenstein —sugirió de forma contundente, para que entendiera a la perfección de lo que hablaba

Jaejoong tembló de pies a cabeza, Junsu era consciente de lo que habían hecho con él, pensó que tal vez Yoochun se lo dijo, que lo mandó para de cierta forma impedir que se fuera y los dejara con su edén sexual

—No sé de que…

—¡Ya deja de fingir! —lo empujó con fuerza al gritar, Jaejoong retrocedió dos pasos más y lo observó perplejo, la mirada de Junsu estaba llena de odio— Al menos —rio nervioso— Al menos admite tu parte —sus ojos comenzaron a humedecerse

—Junsu, sé que tienes derecho a odiarme pero…

—¡No te di permiso de hablar! —regañó inclinando ligeramente la cabeza, sintiendo un nudo en el cuello, luego movió los hombros violentamente para liberar un poco de tensión, Jaejoong se quedó mudo, mirándolo— Mi vida era perfecta —sonrió con nostalgia, mirando hacia un costado, como si el otro no existiera— Buen estudiante, buen hijo, buen hermano, buen novio, buen amigo, persona ejemplar —habló con voz suave detallando esas cosas, después borró su sonrisa y miró de nuevo a Jaejoong

—Junsu yo —el aludido levantó su mano y la agitó para indicarle que se callara

—Yo era ese títere ¿sabes? “Hacer lo que se debe”, no importa si quieres o no, esta sociedad es muy estricta Jaejoong —meneó la cabeza— Pero internamente estaba podrido, porque no sentía satisfacción en nada de lo que hacía, yo era uno más dentro de esa colectividad, me mantuve “honesto” e hice que mis padres se sintieran orgullosos, que mi novia me amara, que mi amigo Eunhyuk y mi hermano Juno me consideraran su alma gemela, que alrededor las personas me admiraran, yo era su ejemplo —sonrió señalándose— Escuchaba decir ‘Quiero ser como tú’, de mis maestros oía ‘Deberían ser como Junsu’, yo era ese, no fui feliz, pero estaba bien, porque era perfecto

El mayor miró y analizó cada expresión de Junsu, sus ojos a punto de llorar, la sonrisa retorcida al decirle todas esas cosas

—Pero ¿Qué soy ahora? —frunció un poco el entrecejo— Mis padres me aborrecen, mi mejor amigo ya no me quiere, Hani está horrorizada por mi causa ¿Por qué? ¿Por qué pasó eso? —agachó la mirada y algunas lágrimas comenzaron a salir— ¿Me dices que tengo derecho a odiarte? ¿Solo eso? —preguntó indignado— ¡Lo perdí todo! —levantó de nuevo la vista y comenzó a acercarse a un nervioso Jaejoong

—Junsu, tienes a tu hermano y te tienes a ti, necesitas ayuda profesional —sugirió el mayor, sintiendo también deseos de llorar, el menor comenzó a reírse

—¿Ayuda? ¿Crees que estoy loco? —cuestionó intrigado, Jaejoong negó

—Claro que no lo estás —aunque si lo pensaba, sabía que contradecirlo era lo más impertinente que podía hacer

—Yo amaba a Yoochun ¿sabes? Pero no quería reconocerlo, porque ser homosexual está mal ¿no? Por eso mis padres me odian, sienten asco de mí —comenzó a llorar— Cuando me dijiste que eras Gay quise verlo con naturalidad, pero no, no debía, lo correcto es que un hombre tuviera una mujer a su lado ¿no? —lo miró fijo como si quisiera una respuesta— Por eso todo estaba bien a mi alrededor, porque tenía a Hani, ella —suspiró— Tan bonita, tan dulce —calló unos segundos, luego sonrió preocupado— ¿Por qué no me enamoré de ella? ¿No habría sido más fácil?

La mirada casi inocente de Junsu recordó a Jaejoong aquellos días en que lo conoció, cuando hablaba de la chica, aunque fingía, pero le contaba como era ella con él, lo bien que la pasaba a su lado, cuanto la quería

—Mamá, Papá, Hani y yo vamos a casarnos, tendremos un bebé —sonrió emocionado, mirando hacia la sala, aunque no había nadie, el mayor estaba cerca del comedor y miró hacia el sofá, luego hacia Junsu— ¿No habría sido menos decepcionante embarazar a tu novia antes del matrimonio que confesar que te gustan los hombres? —inquirió con seriedad— Mis padres me seguirían amando ¿no es cierto? —miró hacia el mayor, sin dejar de sonreír

—Estás a tiempo, ve a su lado, sé el papá que ese bebé necesita —sugirió tranquilo, intentando ser amable, pero Junsu lo miró con desprecio

—¿Él me aceptará? ¿Mi hijo sentirá orgullo de tener un padre Gay? —preguntó con burla y luego echó a reír— Es mejor para él no nacer, ahorrarse la vergüenza

—No digas eso

—¡Cállate! No opines —regañó enojado— ¿En qué estábamos? —meditó en voz alta— Yoochun… —sonrió— Sexy, candente, millonario ¿Quién puede resistirse? —miró con curiosidad al mayor— ¿Quién sedujo primero a quién?

—Eso no importa

—A mí me importa —asintió varias veces— Ustedes dos, par de impuros y asquerosos homosexuales ¿No podían simplemente podrirse juntos? ¿No habría sido más fácil? ¿Por qué yo? ¿Les hice algo malo? —cuestionó confundido, sus pupilas se movían de un lado a otro, Jaejoong soltó el llanto, sintiéndose mareado, no podía más con la culpa

—Perdóname —suplicó atormentado— Perdóname Junsu, por favor

—No —negó mientras lloraba también— Nunca te perdonaré —dijo con voz fría— Lo tenía todo ¿Qué no te quedó claro? Una vida, amor, me amaban mis padres, mi novia, mi mejor amigo, y los cambié ¡Los cambié por dos sucios animales! Un par de degenerados adictos al sexo, me convirtieron en uno de ustedes y me hicieron creer que era un paraíso, pero no fue más que un infierno

—Perdón —insistió, sintiendo que se ahogaba— Junsu perdóname, perdóname —se tiró al suelo de rodillas

—Eres tan patético, siempre fuiste el guiñapo de Yoochun, te habrías cortado el cuello si él te lo hubiese pedido ¿no? —lo miró con burla— Ahora suplicas perdón, pero pretendes irte y comenzar de nuevo ¿no? Que cómodo —negó con decepción, luego agarró una de las maletas y la levantó por encima de su cabeza

—Junsu ¿Qué vas hacer?

—¡No vas a irte como si nada! —gritó enojado, aventando la maleta hacia el otro, con tanto ímpetu que si alcanzó a llegar hasta él, pero el mayor se cubrió con ambos brazos para reducir el daño, quedándose tirado en el suelo

—¡No! basta —rogó cuando lo vio tirar la chaqueta al suelo y agarrar la otra maleta, pero esta vez logró ponerse de pie— Espera, no me iré ¿de acuerdo? Los tres —sonrió mientras respiraba agitado— Los tres estaremos juntos, no es ningún infierno ¿sí? Te quiero Junsu, cuidaré de ti como lo hiciste conmigo, te protegeré —habló con voz dulce, tratando de calmarlo, el menor lo miró fijo como si no entendiera de qué estaba hablando

—Los tres —musitó perplejo— ¿Tú me quieres? —meditó, confundido, quedándose serio por un tiempo hasta que comenzó a reír— Pero yo a ti no te quiero. Te odio —sonrió con calidez, como si hubiese dicho lo contrario— Tú y Yoochun son asquerosos, los odio a los dos, me vengaré de ambos —afirmó convencido

—¿Qué? ¿Qué vas hacer? —preguntó nervioso

—¿No lo sabes? Serán mis perras —comenzó a bajar la maleta lentamente— Yoochun y tú, serán para mí lo que fui para ustedes —sonrió emocionado— ¿Acaso no les gusta demasiado follar?

—Está bien —mintió para darle la razón— Seré lo que quieras, tómame cuando quieras —se tocó el cuello, intentando seducirlo con su sonrisa, pero Junsu se comenzó a reír divertido

—Idiota ¿de verdad crees que será con tu consentimiento? —bajó por completo la maleta y negó con la cabeza— Serás mi esclavo sexual, las 24 horas para cuando se me antoje, Yoochun también, ese malnacido recordará sus días de prostituto —rio con mayor diversión aunque el mayor no entendió eso, quizás lo estaba inventando

Antes que se dijeran algo más, el teléfono celular de Jaejoong comenzó a sonar, los dos se miraron mutuamente, esperando la reacción del otro. El sonido provenía de la chaqueta que estaba en el suelo, haciendo que el mayor se lamentara no haberlo traído en la bolsa del pantalón, habría corrido a su habitación y se encerraría, pidiendo ayuda, pero no fue así, la suerte no estaba a su favor esa noche

—¿Contesto por ti? —preguntó el menor, estando más cerca del objetivo que el otro, Jaejoong negó, tragando saliva después

—Sigamos conversando —respondió para tranquilizarlo, avanzando muy lentamente hacia él, pero Junsu sonrió divertido

—¿Crees que soy idiota? —al decirlo se acercó rápido a la chaqueta y la levantó, pero el celular cayó al suelo, Jaejoong se abalanzó hacia él, Junsu aventó la prenda e hizo lo mismo, pero quien lo agarró fue el mayor, por instantes sonrió con triunfo, pero el menor se aventó hacia él y le golpeó el brazo, haciendo que lo soltara

El aparato dejó de sonar cuando cayó al suelo, Junsu se acercó otra vez y cuando Jaejoong se agachó para juntarlo, él le pateó la mano, agachándose también lo levantó

—¡Dámelo! —ordenó Jaejoong, acercándose a él lo quiso arrebatar pero Junsu lo empujó, mirándolo con arrogancia

—¿Por qué no me pegas? Hazlo como hiciste con Yoochun hoy —retó divertido, a Jaejoong ya no le cupo duda de que los escuchó

—Te dije que me lo des —insistió, acercándose a él, logró agarrarlo de un extremo pero Junsu lo sostuvo fuerte del otro, ambos jalaron hacia sus cuerpos, quien ganó fue Jaejoong, manteniéndolo en su mano izquierda, con la derecha empujó a Junsu

El menor se abalanzó y le arañó la cara, pero no logró que soltara el aparato, Jaejoong se lo guardó en la bolsa trasera del pantalón, en ese momento Junsu insistió en lastimarlo, sujetándolo del cuello con la surda, en tanto el otro se defendió sujetándole el cabello con la diestra

—Suéltame —pidió Junsu, enterrándole las uñas en el cuello, aunque Jaejoong se desistía a hacerlo, pero la fuerza que ejercía el menor sobre él lo estaba asfixiando, finalmente soltó su cabello, pero el menor solo aprovechó para cerrar su otra mano y estrangularlo mejor, el mayor se comenzó a poner rojo, pero como pudo le dio una patada en la espinilla al otro, haciendo que lo soltara

Agarrando aire y tosiendo, Jaejoong caminó hacia la puerta, Junsu miró la espalda del mayor alejarse, dispuesto a no dejarlo, corrió a la puerta, antes que la abriera le sujetó el cabello y estrelló su cara contra la madera. Jaejoong gritó y cayó de rodillas, Junsu aprovechó para sacarle el celular del pantalón y alejarse corriendo hacia el comedor

—Veamos quien te llamó —dijo mientras lo desbloqueaba, buscando en las llamadas perdidas, el otro se incorporó y dio media vuelta hacia Junsu, sobándose la cara— Kim Hyun Joong —leyó con una sonrisa— Es tu novio ¿El cursi verdad? —miró hacia el otro, que lo miraba en silencio

—Dame mi teléfono por favor

—No no, vamos hablar ¿recuerdas? Lo dijiste hace rato —dio tres pasos hacia la mesa y dejó el celular sobre esta, Jaejoong lo observó con cautela— Ahí lo dejaremos ¿Está bien? Pórtate como el niño bueno que eres —habló en tono de regaño

—Junsu, sé que no hay palabras para pedirte perdón, sé que estás en tu derecho de sentirte ultrajado y sé que tus deseos de venganza son justificables, pero por favor, sálvate, sé que sigues siendo el chico bueno que conocí, no eres basura como Yoochun y yo, mereces ser feliz —expuso tranquilamente

—Me conmueves —asintió llevándose una mano al pecho— ¿Por qué no vamos a casa de nuestro Yoochun? —sugirió

—¿Ahorita? Es tarde y

—¡Ahorita! Vamos, charlemos los tres —señaló la puerta de entrada

—Está bien, vamos —consintió, tratando de aparentar estar de su lado, avanzando sutilmente hacia Junsu, estirando la mano izquierda hacia él— Juntos

—Sí —respondió también sonriente, estiró la mano hacia él y se sujetaron, entrelazando los dedos, Jaejoong lo jaló sutilmente hacia él y cuando se ganó su confianza le dio un fuerte puñetazo con la diestra, soltándole la mano— Maldito

Agarrándose la cara se distrajo, así Jaejoong llegó a la mesa, agarró su celular y esta vez sin darle la espalda al menor avanzó a la puerta cautelosamente

—No tan rápido —dijo Junsu, acercándose al comedor, agarró la silla más cercana y amenazó con aventársela, Jaejoong avanzó más rápido pero no pudo abrir la puerta, pues la silla se estrelló en esta, justo arriba de él y le cayó encima, derribándolo

Adolorido se quejó en el suelo, Junsu se acercó a él

—Te di una oportunidad, una última y me traicionaste de nuevo —sobó su nariz, mientras Jaejoong se removía en el suelo— ¿Así quieres que te perdone?

—Déjame ir —pidió, mirándolo a los ojos, estaba de costado, intentando levantarse

—No bebé —dijo sarcásticamente— Aprenderás a respetarme —con brusquedad lo giró usando su pie, hasta dejarlo boca arriba, el mayor intentó empujarlo, pero Junsu lo miró por encima, le pasó un pie del otro lado, quedando el cuerpo de Jaejoong entre sus piernas

—Estás loco —espetó, ya no le importaba si eso lo enardecía más o no, al oírlo Junsu comenzó a enfurecerse

—¡No estoy loco! —gritó enojado

—Necesitas ayuda, Junsu sálvate —suplicó aterrorizado, esos ojos que veía en el menor lo ponían nervioso

—Cállate, no quiero oírte

Como si tratara de analizarlo, Junsu se distrajo, así Jaejoong aprovechó su recuperación del ataque anterior y sostuvo una pantorrilla del contrario con cada mano y enterró los dedos lo más que pudo, apretando incluso los dientes para hacer más fuerza

—¡Idiota! —exclamó más enojado que dolorido, entonces se dejó caer con potencia, doblando las piernas, así sus rodillas cayeron justo en los brazos de Jaejoong, logrando que le soltara

El mayor soltó un grito de dolor más fuerte que cualquiera, sus codos crujieron bajo las rodillas de Junsu y sintió calambre en ambos brazos, nunca había sentido un dolor así, lágrimas salieron por las orillas de los ojos y sollozó

—¡Mis brazos! —pataleó por el dolor, Junsu sintió una punzada en el estómago, mirando ese gesto de terror en el otro, pero no se apartó, por el contrario, se movió hacia delante, moviendo las rodillas, otro crujido proveniente de Jaejoong y de nuevo un grito de dolor por parte del otro— Basta, por favor, basta —lloró, pataleando de nuevo, con los ojos cerrados fuertemente

—Tú te lo buscaste —dijo con voz dulce, acariciándole la cara, apartándole cabellos de la frente— No quiero hacerte daño —acarició sus labios y limpió sus lágrimas

—Llama a la ambulancia —musitó, jadeando de dolor— Me rompiste los brazos —lloró de nuevo, sintiéndose angustiado

—Tú me rompiste la vida —sonrió con cariño

—Aún tienes porqué vivir, tu hijo…

—Cállate, ese bastardo no nacerá —dijo convencido, moviéndose un poco, Jaejoong de nuevo gritó debido al dolor— Ya, todo está bien —acarició su cabello para consolarlo— Dime que no te irás con ese Hyun Joong

—No me iré —contestó rápido— Bájate… me duele —suplicó de nuevo, sin dejar de llorar, el menor se movió otra vez— ¡Junsu! Basta

—¿Por qué debo parar? ¿Acaso tú te detuviste la primera vez que me tomaron entre los dos? ¿No supliqué y me ignoraron? —reprendió

—Perdón

—¿Sigues con eso? ¿Cuántos “Perdón” crees que necesito para borrar todas sus humillaciones? ¿Con cientos de ‘perdón’ se borran las veces que me hiciste creer que te sentías basura y que si Yoochun te dejaba te querías morir? Para que yo comenzara hacer tríos con ustedes —espetó molesto

—Por favor, duele mucho

—Tu dolor a cambio de mi humillación ¿No es justo? —sonrió divertido— Tus gritos a cambio de mis primeros gemidos, llenos de miedo porque el placer que sentía me era desconocido y culposo ¿No es justo? —preguntó con emoción, esa venganza era mejor que convertirlo en su perra

—Es justo —respondió con la voz quebrada— Ya pagué… por favor… —suplicó temblando, sentía que en cualquier momento se desmayaría del dolor, hablar le costaba mucho trabajo

—¿Ya pagaste? ¡¿Ya pagaste?! —preguntó furioso, un cambio de humor tan abrupto que devolvió a Jaejoong las fuerzas suficientes para sentir terror de nuevo— ¡Perdí todo, lo perdí todo, todo! —colérico se agachó un poco y sujetó los hombros de Jaejoong, levantándolo y empujándolo hacia abajo con fuerza, chocando no solo la parte de arriba de la espalda del mayor, sino también su cabeza

El mayor exclamó otro grito, abriendo más los ojos miró aterrado a Junsu, la cabeza le dio vueltas pero se mantuvo consciente

—¡Perdí a mis padres…! —gritó volviendo a levantarle y estrellándolo de nuevo contra el duro suelo— ¡A mi mejor amigo, mi novia! —sin detenerse continuó agrediéndolo así, escuchando los gritos cada vez más débiles del otro

—Jun…  —susurró Jaejoong, comenzando a sentir menos dolor en el cuerpo, una extraña sensación de humedad bajo su cabeza lo mareó, la voz del menor se comenzó a escuchar lejana y la visión de su rostro se volvió cada vez más borrosa. Ya no hubo culpa, ya no hubo dolor, era la tranquilidad que finalmente le acompañaba, él la recibió como quien espera el abrazo de una vieja amiga…

—¡Mi vida, mi dignidad! —continuó con el mismo frenesí, sin percatarse del charco de sangre que se expandía poco a poco bajo la cabeza de Jaejoong, lo continuó agarrando de los hombros y aventando hacia él suelo, golpeándolo contra este— ¡Todo! No me queda nada… —dio un último golpe, con menos fuerza que los anteriores

Llorando finalmente se agachó hacia delante hasta topar la frente en la barbilla del mayor, pero Jaejoong ya no se quejó por sus brazos, Jaejoong no se movió, dejó de forcejear, de suplicar, de llorar. De existir

—Dime si ya pagaste, dímelo —susurró, pero no obtuvo respuesta— Jaejoong —llamó de nuevo, aspirando las secreciones de su nariz, limpió con su mano derecha y se irguió poco a poco

Una expresión de horror desfiguró el rostro de Junsu cuando vio fijamente los ojos apagados de Jaejoong, observándole, como si le acusara de algo que todavía no alcanzaba a comprender

—¿Jaejoong? —preguntó con la voz seca, tragó saliva pero no sirvió— Bonito… Jaejoong… Jaejoong —lo llamó un par de veces más, removiéndolo de los hombros, sin éxito— ¡Jaejoong! —exclamó horrorizado, mirando el charco de sangre en el suelo, extendiéndose

Se bajó finalmente de su cuerpo y le agarró un brazo, lo levantó y dejó caer, esperando alguna reacción por parte del otro

—¿No te dolió? —inquirió asombrado— Jaejoong, háblame… —suplicó, comenzando a formarse lágrimas en sus ojos— Sé que estás enojado, pero háblame —pidió, asustándose cada vez más— ¡Contéstame! —gritó con fuerza, pero nada, Jaejoong se negaba a responder

Con las manos temblándole descontroladamente, agarró la cabeza de Jaejoong por la parte de atrás y la levantó, pero no tuvo suerte, así que se agachó y le comenzó a besar los pómulos, las mejillas, finalmente los labios, aun tibios

—Te perdono ¿sí? Te perdono, te perdono —insistió, hasta que terminó por llorar con fuerza, dejando caer la cabeza en el suelo, la sangre le brincó nuevamente hasta el rostro y abrió los ojos, mirando sus manos, cubiertas de sangre

Sus pupilas se dilataron, miró con pavor unos instantes, temblando y en silencio, hasta que por fin entendió lo que acababa de hacer, asesinó a Jaejoong, violentamente, llevado por sus impulsos descontrolados y agresivos. Exclamó un grito mezcla de pánico y dolor, agarrándose la cabeza negó varias veces, luego se tocó la cara, intentó morder sus uñas y la boca se le llenó de sangre

—No… yo no… no hice nada —presa de la confusión y el miedo se levantó, dejando el cadáver en el mismo sitio, corrió al baño y se miró en el espejo, su rostro estaba cubierto de sangre y sus ojos desconcertados no parecían de él, se desconoció, quien estaba ahí en el reflejo no era él, no tenía idea de quien se trataba y porque había usurpado su cuerpo

Sonrió con emoción, él no hizo nada contra Jaejoong, no fue él, no sabía quién, solo supo que alguien más. Sintiéndose feliz comenzó a reír, tan delirante que terminó en lágrimas, amargas, incontrolables, hasta que las emociones juntas fueron demasiadas para él y se desmayó en el suelo del baño.



Hyun Joong vio su teléfono, intentó llamar a Jaejoong en varias ocasiones y no obtuvo ninguna respuesta, en su casa nadie contestó tampoco, pese a la promesa de su novio de abandonar el departamento con premura, antes que algo malo pudiera pasarle, después de la experiencia que tuvo con Yoochun estaba convencido del peligro que corría Jaejoong cerca de esos dos dementes. Ahora la angustia no lo abandonada y en el Hospital se negaban a dejarlo salir

—Jaejoong por favor contéstame —rogó en silencio, haciendo un último intento pero con el mismo resultado, comenzaba a sentirse extrañamente inquieto, desesperado, las lágrimas acudieron a él, sabía que algo muy malo había pasado, su corazón hacía bastante tiempo que no latía de aquella forma tan violenta

Intentando ser un poco más positivo dejó pasar algo de tiempo antes de intentar llamarlo de nuevo, insistiría toda la noche de ser necesario



Junsu despertó, sintiendo un horrible dolor de cabeza, miró hacia el techo, el foco del baño le encandiló, talló sus ojos, sintiendo la piel rasposa debido a la sangre seca, se miró las manos e inclinó la cabeza

—¿Dónde me ensucié? —meditó confundido, se levantó del suelo y se miró al espejo, su rostro sucio no le causó impacto, simplemente se quitó la ropa manchada y se metió a la regadera

Suspiró relajado al sentir el chorro frío sobre su cuerpo, una extraña sensación de libertad lo acompañaba en esos momentos, era difícil de explicar. Sonrió satisfecho y se lavó completo, cerró las llaves del agua, tomó una toalla y salió del baño

—¿Qué horas serán? —preguntó con voz baja, luego le restó importancia y fue a su habitación, dejó la toalla sobre la cama y buscó ropa, después de vestirse salió de su habitación, frente a él estaba el cadáver de Jaejoong, cerca de la puerta

Miró el cuerpo durante casi dos minutos, inmóvil, apenas respirando, como si fuera una estatua, luego sonrió cansado y se acercó hacia él

—¿Qué haces ahí? —cuestionó divertido, llegó hasta su ex compañero de departamento y se agachó, mirándolo fijamente a la cara— No luces muy bien —estiró su mano y le acarició los labios, secos, fríos, aun suaves— Te llevaré a tu cama, no te preocupes —dijo amablemente

Intentó levantar el cuerpo pero era demasiado pesado, así que probó de otra forma, erguido fue hasta sus pies y los levantó, jaló con fuerza y lo comenzó a arrastrar hacia la que fue su habitación, dejando un camino de sangre sobre el suelo

—Has subido de peso ¿eh? —se quejó al detenerse en la puerta, agarró un poco más de aire y terminó de meterlo en la alcoba. Con mayor esfuerzo pudo finalmente subirlo en la cama, lo acomodó hacia arriba con la cabeza sobre la almohada, había dejado de fluir sangre hace rato, aunque la misma en la herida estaba sin coagular

Junsu sonrió satisfecho al verlo, estiró su mano y le acarició el rostro

—Que guapo eres —agachándose besó sus labios, luego le miró a los ojos, apagados y sin vida, borró su sonrisa, sintiendo deseos de llorar— No volvamos a pelear, no me gusta que seas distante conmigo —pidió con voz triste, luego se agachó hasta acomodar la cabeza sobre su pecho, agarró su brazo izquierdo y se lo colocó encima, como si el cuerpo de Jaejoong le abrazase

Cerró los ojos unos instantes, hasta que sintió como si le acariciaran, levantó la cabeza y miró el rostro de Jaejoong, éste le sonreía con dulzura, haciéndolo sonreír también a él

—¿Ya no estás enojado conmigo? —cuestionó preocupado, observándolo fijo

—Claro que no —respondió Jaejoong, acariciándole le cara, Junsu le sostenía la mano con cariño, restregando su rostro en ella— Te amo Junsu, nunca te dejaré de amar, lo sabes

—Sí, lo sé, yo también te amo —confesó conmovido— Te cuidaré, Yoochun no te volverá hacer daño, lo prometo —dijo convencido, mostrando una mirada de profundo odio, apretando la inerte mano— Pero promete que no te irás con ese Hyun Joong

—Te lo prometo Junsu, él no significa nada, solo quería hacer enojar a Yoochun, yo también lo odio, debemos vengarnos de él —comentó con gran convicción, Junsu estaba orgulloso de su amado amigo, juntos se vengarían de Yoochun

—Sí, lo haremos, lo traeré aquí ¿de acuerdo?

—De acuerdo —sonrieron mutuamente, ambos decididos a vengarse del hombre que alguna vez amaron y que les hizo daño

Dentro de su cabeza, el mayor, tan vivo como radiante, le sonreía mientras lo miraba con un brillo superior, Junsu estaba muy feliz, por fin él y Jaejoong habían recuperado su dignidad, ahora sería el turno de Yoochun, ese maldito debía pagar todo lo que les hizo a ellos



Dos días después

Miró su teléfono celular con enojo, ninguna de sus dos mascotas intentó contactarlo en todo ese tiempo y le molestaba, se sentía indispensable en sus vidas, después de todo lo amaban, él era su todo. Sonrió pensando que quizás estarían ambos indecisos, peleándose por él como siempre, esperando por la oportunidad perfecta para llamarlo

Siguió su día con normalidad, esos últimos días prácticamente no estuvo en casa más que para dormir, se encontraba ansioso, en ningún noticiero habían hablado sobre algún cadáver en la zona donde se encontró aquella vez con Hyun Joong, pero tampoco tenía noticia alguna de él, pasaba por enfrente de su casa en distintos horarios y esta se encontraba completamente sola, por lo que supuso si estaría muerto, pero aún no le encontraban

¿Sentía culpa? Realmente no, su intención no fue nunca el asesinato, pero desató su furia contra él y sucedió aquello, para Yoochun fue más un accidente que una agresión, se convenció de ello para que el remordimiento lo dejase dormir

—En estos momentos Jaejoong debe estar enloquecido porque su noviecito no se comunica con él —pensó divertido. Él era suyo, nadie se lo iba a quitar, menos alguien tan aburrido y estúpido como su vecino

Mientras miraba el periódico de ese día, su teléfono celular comenzó a sonar, lo sacó del pantalón y miró, recibió un mensaje de texto de Jaejoong, sonrió al verlo

—Mi amor, necesito verte, no soporto tu ausencia —leyó en voz alta y una sonrisa sardónica adornó su rostro, su amante sin duda jamás dejaría de ser un arrastrado, todo eso de huir con Hyun Joong seguramente se le había pasado— Una zorra nunca dejará de ser una zorra —dijo con desprecio y rio, guardó su celular, no le respondería de momento, lo haría sufrir



Junsu se levantó del suelo, se quitó los guantes manchados de sangre y revisó de nuevo el celular, no había mensaje alguno de respuesta, pensó incluso en usar el suyo también, pero de momento solo el de su compañero de piso

—¡No ha respondido Jaejoong! —gritó dirigiéndose hacia la habitación del mencionado, luego se colocó de nuevo los guantes y continuó limpiando el suelo

Desde que pasó lo ocurrido con el mayor, Junsu dejó pasar un día completo antes de ponerse a limpiar, ahora la mancha era demasiado difícil y comenzaba a molestarse

—¿Por qué debo de hacer todo yo? ¡No fui el único que ensució! ¿Me oíste? —aunque gritó no obtuvo respuesta, así que bufó— Inútil —suspiró desesperado, no le quedó más remedio que seguir limpiando con fuerza

Aunque sudaba sentía frío, el aire acondicionado no había dejado de funcionar durante casi 48 horas, la temperatura no era del todo fría, pero si la suficiente para mantener a Jaejoong lo mejor posible. Junsu no era del todo consciente de la situación, pero tomaba decisiones racionales.

Después de las cuatro de la tarde, cuando al menos pudo dejar un suelo pegajoso, decidió terminar con aquel trabajo, lavó los instrumentos de lavado y agarró de nuevo el celular ajeno, ignoró los más de cincuenta mensajes sin leer, las decenas de llamadas perdidas de Hyun Joong, ese sujeto solo estorbaba. No había recibido respuesta de Yoochun, así que agarró su propio celular y llamó por teléfono

Del otro lado Yoochun tardó en responder, cuando lo hizo Junsu sonrió ampliamente con la mirada muy atenta, emocionado

—¿Qué quieres? —preguntó indiferente aunque en realidad le gustaba saber que tampoco Junsu se resistió a buscarlo

—Oír tu voz ¿no puedo? —respondió sarcásticamente— Ya no has venido a verme

—¿Por qué debería?

—Porque no tienes con quien más follar ¿no? Jaejoong ya no te quiere

—Eso crees —respondió divertido— ¿Por qué no dejas de joder? Loco

—¡No estoy loco! —increpó enojado, su respiración se comenzó a agitar y Yoochun solo se quedó callado, pensando— ¿No entiendes que te necesito?

—¿Jaejoong está ahí?

—Deja de hablar de él, esto es entre nosotros

—¿Sabes Junsu? Estoy hartándome de ti —dijo sin remordimiento

—Si te cansas de mí, Jaejoong no volverá a buscarte, te lo juro

—¿De qué estás hablando? —preguntó confundido

—Somos tuyos ¿no? Ambos o ninguno, me desharé de él si lo eliges —amenazó feliz, aunque para Yoochun fue extraño sintió un escalofrío, sin saber por qué

—¿Están en casa? ¿Los dos?

—Averígualo —contestó y luego colgó antes de la respuesta del otro

Yoochun miró molesto su teléfono celular, Junsu estaba actuando más raro de lo normal. Luego pensó en el mensaje de Jaejoong, parecía como si no estuvieran en el mismo lugar, pero no podía pensar en otro sitio donde se encontrara el mayor. Así que optó por llamarle por teléfono en lugar de responder el mensaje, sin embargo no recibió respuesta, a cambio de eso otro mensaje

—¿Por qué no vienes mi amor? ¿Ya no somos más tus perras? —leyó en voz baja, bufó un poco y luego finalmente respondió— ¿Están juntos los dos? ¿A qué están jugando? —enfrentó enojado

Por alguna razón se sintió extraño, si ese era un estúpido juego los mandaría al demonio, aunque por otro lado se moría por follar con ellos, estaba seguro que volverían a los tríos como antes, sonrió satisfecho, así que iría, pero no avisaría, llegaría a casa de esos dos por la noche y los sorprendería



Completamente enojado, Junsu estrelló su celular contra la pared de la sala y este se hizo añicos, Yoochun no cayó en su trampa y estaba molesto, dejó el aparato en el suelo y fue a la habitación de Jaejoong, él estaba ahí, acostado, tranquilo, sin darse cuenta de lo sucedido alrededor, Junsu lo acomodó de tal modo que pareciera estar durmiendo, con las manos perfectamente acomodadas sobre su vientre

—Jaejoong, tengo miedo de no poderte cumplir la promesa, creo que Yoochun no vendrá —dijo triste, se acercó a la cama y se acostó junto al cadáver, admirándolo, tan frío y gris, pero aun no comenzaba a descomponerse

Junsu no solo mantenía el aire acondicionado a baja temperatura, sino que evitaba la entrada de aire en el departamento, la oscuridad de la alcoba, que a diferencia de la suya no tenía ventana impedía la entrada de luz, no era una morgue, pero las condiciones resultaban parecidas. Además de eso el menor había estado limpiando las últimas horas y el olor a cloro disfrazaba en gran medida el del cuerpo

—Sigues enojado conmigo ¿no es cierto? Has dejado de hablarme otra vez —lamentó intrigado, miró el rostro del otro y sonrió— Pero si aún eres tan guapo, Yoochun no podrá resistirse, te pondré ropa sexy

Con optimismo se levantó de la cama y fue hacia el clóset, la ropa que antes estaba en las maletas Junsu la volvió a acomodar dentro de ese mueble, junto con todas las demás pertenencias que el mayor pretendía llevarse. Encontró unos pantalones de mezclilla algo rotos de las piernas y una camiseta de manga larga pero amplio cuello que dejaba ver su cuello y hombros sin problemas

—Tu cabello está muy descuidado Jaejoong, tú no eres así —dijo mientras lo peinaba, se le caía mucho, pero gracias a su abundante cabellera no se notaba mucho, salvo lo que Junsu veía en el cepillo

—¿De qué hablas? Es perfecto como siempre —respondió finalmente, sonriéndole con esa boca seductora que a Junsu lo enloquecía, el menor sonrió emocionado, mirando a su amigo con un excelente brillo, casi irreal

—Vas a hablarme de nuevo ¿verdad? —preguntó suavemente, conmocionado

—Claro que sí, te amo ¿recuerdas? Estaré a tu lado eternamente, ahora soy parte de ti, los dos somos uno, nunca lo olvides —dijo con ternura y Junsu asintió, sus lágrimas le bañaron el rostro y comenzó a temblar

—Si me abandonas te va a pesar, no quiero vivir sin ti —contestó con tristeza, acostándose sobre el estómago del otro, le agarró una mano y se la colocó sobre la cabeza, sintiendo que le acariciaba con suavidad

Cerró los ojos y se quedó dormido, soñó con un valle amplio y desolado, él caminaba sin rumbo alguno, el cielo amenazaba con llover y un aire frío le heló la piel, mientras caminaba sintió una especie de agitación bajo sus pies, agachó la cabeza y vio la tierra moverse, aquello le causó un terror inmenso, pero más aún, cuando un par de manos emergieron y le agarraron de los tobillos, jalándolo mientras lo que fuera que emergía salía más, hasta que una cabellera oscura salió, luego una cabeza

—¡Suéltame! —gritó aterrado, intentando deshacer el agarre, pero en lugar de soltarle, las manos avanzaron y le agarraron las pantorrillas, los hombros se descubrieron y entonces la persona que lo sostenía mostró el rostro, levantando la cabeza, era Jaejoong casi hecho una calavera

—Vendrás conmigo —amenazó, abrazándose a sus piernas, Junsu cayó al suelo, gritando pataleó, pero el mayor no le soltaba, por el contrario se reía— Vamos bonito, no tengas miedo, aquí se siente bien, ya no duele… soy feliz —dijo con emoción, trepando por su cuerpo

—¡No! Suéltame… déjame, déjame —suplicó asustado, pero Jaejoong llegó hasta abrazarlo a su misma altura, por los ojos y orejas emergieron gusanos, abrió la boca como si quisiera comérselo, pero en lugar de eso una serpiente color negro salió de ahí. Junsu estaba tan horrorizado que no pudo gritar, la víbora se metió por su boca mientras aún salía de la boca del mayor

Jaejoong rió divertido cuando la serpiente terminó de salir de su boca, burlándose de Junsu que aún la sentía entrar, quemándole la garganta por el veneno…

—¡NO! —gritó Junsu al despertar, levantándose del cuerpo de Jaejoong, llevó sus manos a la garganta y emitió algunos sonidos, como si quisiera sacar algo de ahí, pero no había nada, tardó en darse cuenta de lo que estaba pasando, ya era de noche y todo estaba oscuro dentro de la habitación— Fue un sueño —musitó agitado, temblando de miedo, sudaba como nunca en su vida

A tientas se levantó de la cama y fue a prender la luz, luego se giró hacia la cama y vio a Jaejoong ahí, acostado, sonriéndole malévolamente, la mirada fija en él aunque el cadáver tenía los párpados cerrados, su sonrisa mostraba los dientes podridos, Junsu recordó la serpiente de sus sueños y volvió a temblar

—Mírame Junsu ¿Cómo luzco? —preguntó con burla, Junsu retrocedió hasta apearse en la pared— Tú me hiciste esto

—No —confundido meneó la cabeza a los lados y se cubrió los oídos con fuerza, pero el sonido de la voz ajena aun sonaba en su cabeza, le martillaba el cerebro

—Me mataste, mira como me dejaste —dijo borrando la sonrisa, señalándose el cuerpo maltrecho, los brazos rotos, comenzó a llorar lágrimas de sangre— ¿No merecía ser feliz? Solo tenías que perdonarme, yo cambié ¡Podías cambiar tú!

—¡Cállate! —asustado se tiró al suelo sentado, mirando la cama, el cuerpo imperturbable del otro, pero en su mente él lloraba, le reclamaba por lo que le hizo— Yo no quería… no quería hacerlo —comenzando a llorar sintió que el cuerpo se le quedaba sin fuerzas, se quedó ahí, paralizado, mirando al vacío, perdiendo la noción del tiempo, del espacio, de todo, abandonado en sí mismo



Yoochun se detuvo en el otro lado de la puerta, un fuerte olor a cloro le picó la nariz, pensó que tal vez la señora que limpiaba las escaleras y los pasillos usó demasiado de ese molestoso líquido. Restó importancia al asunto y tocó a la puerta un par de veces, pero nadie atendió, bufó enojado, si Junsu lo hizo ir hasta allá como parte de un estúpido juego donde finalmente no le abriría entonces se las iba a pagar

—Idiota —enojado sacó el celular, llamó al de Junsu, pero la operadora le indicó que estaba fuera de servicio— Más te vale abrir —dijo en voz baja, volviendo a tocar la puerta, estaba vez llamando más fuerte

En esta ocasión la puerta se abrió, Junsu asomó la cabeza y vio a Yoochun, sonrió triunfante y le indicó que pasara, el mayor entró, percibiendo el olor a cloro mucho más fuerte que afuera, el menor miró su gesto de fastidio

—Jaejoong tomó demasiado el otro día, vomitó por todos lados, tuve que limpiar —justificó el olor, a Yoochun no le pareció extraño. Junsu cerró la puerta, colocándole el pasador, el mayor miró hacia la sala y vio el celular destruido, se giró hacia Junsu

—¿Qué hiciste? —cuestionó confundido, avanzó otros pasos y sintió el suelo pegajoso, miró con desconfianza a Junsu que lo seguía con la mirada, los ojos más abiertos de lo normal, parecía lunático— ¿Y Jaejoong?

—Salió a comprar unas cosas, no tarda —respondió indiferente, Yoochun volteó hacia la habitación del susodicho, la puerta estaba cerrada

—Está muy frío aquí ¿Por qué no apagas el aire? —inquirió extrañado, sabía que al menor no le agradaba para nada el frío

—Jaejoong así lo quiere, dice que está más cómodo así

—Ya veo

—Yoochun —llamó al otro, este volteó, vio a Junsu llegar hasta él y colgarse de su cuello, intentó besarlo, pero su aliento no era bueno, el menor no se había lavado los dientes en dos días, así que lo apartó

—Hueles raro —observó al tenerlo tan cerca, no era solo la boca, Junsu tampoco se había bañado desde aquel día, olía a suciedad pero también a cloro, la mezcla era demasiado desagradable

—Tomemos un baño juntos —contestó con una sonrisa, agarrándolo de la mano— Mientras regresa Jae —insistió mirándolo lindamente, Yoochun suspiró

—No, métete tú y te espero en la habitación —indicó, intentando dirigirse a la del mayor, pero Junsu lo agarró del brazo y lo jaló

—Ahí no, todavía huele a vómito, mejor acá —dijo tranquilamente, jalándolo hacia la propia, Yoochun suspiró con hastío, pero estuvo de acuerdo, se dejó llevar hacia la habitación del menor, sentándose en la cama— No tardo

—Si, como sea —respondió despreocupado, sentándose en la cama, solo se quitó los zapatos y se acostó con medio cuerpo sobre esta, de la espalda hacia arriba sobre la cabecera, Junsu sonrió y salió de ahí

Se metió a bañar con tranquilidad, seguro de que Yoochun no intentaría ir hacia la alcoba de su compañero de piso

Acostado en la cama miró hacia el techo, luego recordó el celular hecho polvo y volvió a pensar en lo extraño que era eso y por qué a Junsu no le parecía importar en lo más mínimo. Salió de la habitación y fue a la sala, juntó lo más rescatable del celular, luego llevó esos pedazos a la mesa del comedor, viendo ahí el celular de Jaejoong

—Nunca se aparta de él —pensó extrañado, lo levantó de ahí y lo desbloqueó, las llamadas perdidas y los mensajes sin leer eran aún más que cuando Junsu revisó la última vez— ¿No vio esto? —meditó extrañado, si apenas ese día le mandó mensaje, era casi imposible que hubiera recibido todo eso en tan poco tiempo

—¿Qué haces? —preguntó Junsu desde la puerta del baño, completamente empapado, con solo una toalla cubriéndole de la cintura hacia abajo, Yoochun volteó hacia él— a Jaejoong no le gusta que husmeen en su celular —dijo acercándose a él

—Nunca abandona su celular ¿Por qué lo dejó aquí?

—Se le olvidó seguramente, no seas paranoico —sonrió como si nada, quitándole con suavidad el móvil de la mano, dejándolo sobre la mesa— Podemos comenzar sin él —susurró sensualmente, Yoochun se giró hacia él, mirándolo de pies a cabeza, se veía tan sensual así, sonrió perversamente

—Maldita zorra —dijo divertido, Junsu se desanudó la toalla y la dejó caer al suelo, mostrándose completamente desnudo, luego se agarró el miembro con la mano derecha, comenzando a acariciarlo, gimió despacio, sin dejar de mirar al otro

—Solo verte me la pone dura —afirmó sin dejar de tocarse, hasta que quedó erecto por completo, sonrió provocativamente y se alejó de él, hacía la habitación, Yoochun caminó lento tras él, al entrar lo vio subirse a la cama, boca arriba, abrió las piernas y las sostuvo con ambas manos— Chúpame —suplicó con voz jadeante, el mayor tragó saliva y sonrió, acercándose hasta la cama

—Te estás volviendo tan sucio —espetó con entusiasmo, Junsu sonrió y asintió, mordiéndose el labio inferior— Aprendiste bien de Jaejoong —alabó, llegando por fin, se colocó de rodillas al lado de la cama, le agarró los glúteos y los separó, exponiéndolo más. Junsu jadeó al sentir la lengua cálida y húmeda de Yoochun recorrerle la entrada, sintió un estremecimiento, luego gimió, el otro continuó, lamiéndolo

—Ah sí… —suspiró, jadeante, luego la mano derecha de Yoochun soltó esa parte del glúteo y le sostuvo el pene, comenzando a masajearlo, subió la lengua por el perineo y hasta los testículos, los chupó fuerte, haciéndolo jadear más— Así… —resopló, perdido, la boca de Yoochun lo enloquecía, se paseaba por su entrada hacia arriba, esta vez hasta meterse el pene en la boca, degustándolo

Junsu gemía enloquecido, sintiendo las apasionadas succiones, hizo un esfuerzo enorme por no correrse, al menos que durara, hasta que no pudo más, Yoochun lo sacó de su boca antes que explotara, manchándose el cuerpo

—Falta lo mejor —aseguró con una sonrisa perversa, quitándose toda la ropa, mostrando que también estaba excitado, se acercó otra vez y lo penetró sin problema gracias a la saliva que depositó, lo agarró de las piernas con fuerza y se empujó violentamente, Junsu se agarró de las sábanas, gimiendo desesperado

—Lléname Yoochun, lléname… más fuerte —gritó extasiado, hasta el límite, Yoochun sonrió con perversidad, aunque Junsu se hiciera el digno, lo tenía entre sus manos, siempre dominándolo, era imposible que lo dejara, aunque a veces lucía como un loco de remate, pero tal vez eso le gustaba de él, era un desquiciado— Más… dame más —suplicó más fuerte, Yoochun se esforzó en penetrarlo con violencia, haciéndolo gritar, hasta que no pudo más y se corrió dentro, hasta la última gota

Salió de él, Junsu agarró con sus dedos de su propio semen y se los lamió, mirando al mayor, Yoochun introdujo dos dedos en él y al sacarlos los dirigió a la boca del menor, él los chupó también, mirando lascivo a Yoochun, se veía tan vulgar que no hizo más que sonreír, le gustaba que Junsu fuera así, de esa forma él podía tratarlo como basura sintiendo más placer

—¿Te das cuenta Junsu? Lo mucho que has cambiado —comentó, volviendo a la cama se acostó en ella, cruzando los brazos tras su cabeza, el menor se sentó y lo observó fríamente, luego casi con odio, levantándose después

—¿Debo agradecerte o culparte? —preguntó molesto, acercándose a la cama a la altura de la cabeza del otro, Yoochun lo observó sonriendo con burla

—Agradecerme, claro. No eras más que un llorón ¿no recuerdas? Un cobarde que no admitía lo que es, que temía entregarse al placer —explicó con su sonrisa sardónica, Junsu lo observó enardecido, apretando con fuerza los puños

—Asqueroso arrogante —espetó enojado, Yoochun frunció un poco el entrecejo

—Acabas de dejarte follar como una zorra ¿ahora dirás que no lo disfrutas?

—No tienes idea —sonrió también. El cambio de humor fue tan raro que Yoochun decidió ignorarlo, volteando al frente— ¿Por qué no duermes un poco? Cuando Jaejoong venga necesitarás mucha fuerza

—¿Tardará mucho? —cuestionó intrigado, seguía pensando en lo raro que resultaba aquel celular olvidado

—No lo creo, descansa mi amor —respondió fingiendo la voz, acariciándole la cara y mirándolo con amor, pero no parecía el Junsu de siempre

—Eres raro —dijo tranquilo, sin tomarle mucha importancia, cerró los ojos y se relajó, Junsu lo observó de pie, alejándose un poco de la cama

—Maldito, te arrepentirás —pensó, sonriendo ampliamente, aunque su mirada era de profundo desprecio. Salió de la habitación y fue hacia la cocina, abrió una botella de vino tinto que había comprado el día anterior y sirvió en dos copas, luego sacó de un cajón un frasco y vertió en una de ellas un líquido, un potente estupefaciente— Serás mío Yoochun —rio por lo bajo y luego dejó de hacerlo, mirando hacia la habitación de Jaejoong— Ya, está bien, será nuestro —aclaró divertido— No comas ansias

Sostuvo ambas copas y regresó a su habitación, Yoochun estaba sentado en la cama y lo observó con recelo, Junsu sonrió amplio

—¿Estabas hablando solo?

—No seas ridículo, cantaba ¿no ves que estoy feliz? —rio un poco, estirando la copa hacia el otro, Yoochun observó con desconfianza— Hoy volvemos a los tríos, será fabuloso

——Dame la otra —interrumpió abruptamente, Junsu se rio divertido, previniendo que haría algo similar extendió la que no tenía el relajante, así Yoochun pediría la que sí

¿Desconfías de mí? Agarra la que quieras —dijo confiado en la decisión del otro, extendiendo ambas copas, Yoochun lo miró a los ojos y agarró la que Junsu preparó para él

——Solo prevengo —encogió los hombros y bebió dos tragos, el vino era demasiado amargo para ser una uva muy dulce— No sabes elegir vinos, se nota

Que importa —dijo indiferente, bebiendo de su vino, tomándolo sin problema, para alguien que no bebía nada de alcohol era raro— Brindemos —estiró su copa y ambos la chocaron, bebiendo enseguida, Junsu se acabó todo, pero a Yoochun le sabía mal y la dejó a medias

—Más te vale que Jaejoong no tarde —espetó enojado, odiaba esperar, pero estaba ansioso por follárselo también, volver a su trío de perversión. Suspiró cansado y se sentó a orilla de la cama, sintiendo luego malestar en el estómago— Escogiste el vino más asqueroso, debiste dejar a Jaejoong comprarlo —regañó aturdido, levantándose de la cama sintió mareo, Junsu lo observaba fijamente, como robot

—¿Qué te pasa? —preguntó sin emoción alguna, Yoochun se acercó a él y le tocó el hombro, doblándosele un poco las piernas

—Junsu… ¿Cómo… te sientes tú? —cuestionó confundido, por segundos creyó que tal vez hasta el vino era demasiado viejo o que no estuvo a su temperatura— O tú… —volviéndolo a pensar entonces imaginó lo que creyó antes de agarrar la copa, que tal vez Junsu le echó algo extraño

—¿Quieres que llame a un doctor? —inquirió Junsu fingiendo preocupación, sin parecer ahora un robot, Yoochun asintió, agarrándose el estómago salió de la habitación, tambaleándose, Junsu sonrió amplio— No vomites mi amor, si lo haces, no tendrá el mismo efecto —dijo divertido, saliendo tras Yoochun, que comenzaba a ver borroso

—Junsu tú… ¿Qué me diste? —reclamó asustado, dirigiéndole una mirada antes de llegar al baño, no pudo entrar pues cayó de rodillas, intentaba vomitar pero no podía

—Yoochun cariño ¿te sientes mal? —preguntó casi riéndose, Yoochun lo miró fijamente, sintiendo que perdía todas las fuerzas

—Imbécil… —musitó, cayendo acostado al suelo, todo comenzó a darle vueltas, pero el rostro de Junsu acercándose a él fue muy claro

Lo último que vio antes de caer inconsciente fue la sonrisa burlona de Junsu, con unos amplios ojos abiertos, llenos de locura, aquella iba a ser una imagen que nunca iba a poder sacar de su mente en lo que le restase de vida



Despertó abruptamente, era la cuarta vez esa noche, pero volvía a caer, sin poderlo evitar. Lo último que recordaba es a la enfermera llamando al doctor y este administrándole calmantes que no le permitían mantenerse despierto, estaba desesperado, gritó como loco cuando suplicó que le hicieran caso, alguien que le importaba estaba en peligro, pero nadie le creía

“Debe ser el golpe en la cabeza, está delirando” escuchó decir a un doctor, aunque la tomografía salió muy bien, no sufría de nada, pero su médico insistía en que sí, era normal en pacientes que recibieron una agresión de ese tipo y lo mejor era mantenerlo calmado, Hyun Joong no tenía la más remota idea de cuánto tiempo había pasado, solo sabía que estaba desesperado, necesitaba saber de Jaejoong, constatar que se encontraba con bien. Volvió a sentirse débil, sus ojos suplicaban ser escuchado, pero nuevamente cayó dormido, sin ser consciente de nada



Eran cerca de las cuatro de la madrugada cuando Yoochun abrió los ojos, enseguida sintió náuseas y volvió a cerrarlos, tratando de acostumbrarse a la luz, Junsu procuró dejarla prendida. Cayó en cuenta enseguida de lo que estaba sucediendo, el maldito loco de Junsu le dio de beber algo que lo noqueó, así que abrió los ojos y miró alrededor, no tardó en darse cuenta, las muñecas de sus manos estaba atadas a un par de cadenas que lo fijaban a la cabecera de la cama, ambos brazos separados uno del otro

—¿Qué demonios? —pensó abrumado, tratando de terminar de despertarse para analizar mejor la situación, sus piernas corrían la misma suerte que los brazos, ambas separadas estaban sujetas a los bordes de la cama, no por cadenas, sino por sogas, supuso que estaban anudadas en la parte inferior de la cama porque no veía donde terminaba el amarre, solo podía ver la ligadura alrededor del tobillo, a la altura de la fíbula— ¡Junsu! —intentó gritar pero sentía rasposa la garganta

Intentó mover los brazos pero la cadena era corta, en los tobillos la situación era peor, la soga estaba más apretada de lo que debería. También estaba completamente desnudo, nunca antes se sintió tan vulnerable y era imposible no pensar en aquella vez cuando amarró a Junsu, como si fuese un guiñapo

—Junsu idiota, ven aquí —llamó enojado— Desátame ahora —ordenó, sin recibir respuesta, intentó por lo menos sacar las manos por las esposas, pero estaban cerradas muy cerca de sus muñecas por lo que resultó imposible

Trató de moverse y hacer ruido con la cama, sin saber qué hora marcaba el reloj

—¡Maldito bastardo, te estoy hablando! —aunque gritaba con todas sus fuerzas, no se escuchaba tan fuerte como debería, aun así logró su cometido y Junsu entró en la habitación, lucía somnoliento y se tallaba un ojo

—Qué escándalo —se quejó tranquilamente, acostumbrándose a la luz, Yoochun volteó al lado y lo vio cerca de la puerta

—Tú pedazo de imbécil ¿Qué te pasa? —cuestionó indignado, Junsu terminó de despertar y lo vio fijamente, luego se comenzó a reír

—Que adorable te ves —ironizó divertido, acercándose a la cama se sentó justo a su lado, a la altura del estómago, comenzó a acariciarle el abdomen— Me encantas

—Cual sea tu estúpido jueguito acábalo ya —volvió a ordenar, pero Junsu negó en silencio, mientras lo observaba atento— ¿Dónde está Jaejoong? Ustedes dos son un par de resentidos ¿Por qué hacen esto?

—Yoochun, Yoochun —canturreó con seriedad— Eres más estúpido de lo que creí —sonrió con burla, siguiéndole acariciando el estómago, bajando lentamente hasta agarrar su miembro, el mayor jadeó sutilmente— Sabes usar mejor esto que la cabeza —afirmó convencido, luego poco a poco empezó a apretarlo

—Para… —gimoteó cerrando los ojos, pero Junsu apretó con más fuerza, Yoochun se retorció un poco y apretó la boca, no le daría el gusto de escucharlo quejarse por el dolor. El mismo Junsu lo soltó, al hacerlo estaba ligeramente erecto, eso lo hizo reír

—¿Quién lo hubiera pensado? Jaejoong no es el único masoquista —aseveró mirándolo fijamente, luego le dio un golpe con tres dedos y alejó su mano

—Enfermo —miró al otro con rencor, pero él no se inmutó, estaba contento

—¿Yo? ¿De quién fue la maravillosa idea de tener dos perras a las cuales follarse cuando quisiera eh? —espetó enojado— ¡Te estoy hablando! —gritó enojado, estirando la mano lo sujetó del cabello y jaló con fuerza, acercando su cara a la otra, mirándolo fijo a los ojos— Cerdo asqueroso —bufó con sarna, le lamió la nariz y finalmente lo soltó, aventándole la cabeza

—¿Has enloquecido acaso?

—¡No! —respondió molesto, comenzando a temblar— Tú eres el enfermo, tú estás loco, tú, siempre tú, todo es tu culpa, todo —echó en cara y comenzó a llorar, Yoochun enarcó una ceja sin dejar de mirarlo

—¿Dónde está Jaejoong? —preguntó con desconfianza— ¿Qué le hiciste?

—¿Qué le hice? Lo salvé —habló convencido— Lo libré de ti, ya no te necesita

—¿Se fue con Hyun Joong? —cuestionó preocupado, temiendo que quizás su vecino no estuviese muerto y que ambos hubieran huido, eso lo hizo sentir celoso, pero Junsu negó con su cabeza— Quiero verlo, dile a Jaejoong que venga

—No puede, después lo verás, lo prometo

—No te creo nada… ¡Jaejoong! —gritó furioso— ¡Jaejoong ven aquí! —su voz ya no sonaba apagada como antes y Junsu temió que sus gritos llamaran la atención de los vecinos, así que se acercó enojado al otro lado de la cama, de pie estiró su mano hacia Yoochun y le cubrió la boca

—Cállate idiota —regañó en voz baja, pero Yoochun le mordió la parte de carne que su boca le permitió, así Junsu alejó su mano

—¡Jaejoong!... ¡No te escondas! ¡Ven aquí hijo de puta!

—¿Quieres seguir gritando? Me obligarás a hacerlo —comentó con tono serio, sus lágrimas y su enojo habían desaparecido por completo, Yoochun dejó de gritar y abrió un poco más los ojos, mirando cómo se alejaba hacia la cómoda de la habitación

—¿Qué vas…? —Junsu sacó un frasco del cajón y se acercó a Yoochun mientras lo abría, él negaba repetidamente— ¿Es lo de hace rato? No te atrevas —amenazó

—Unas gotitas y descansarás mi amor —explicó sonriendo, con la mano izquierda le agarró la quijada y con la derecha intentó verter el contenido dentro de la boca de Yoochun, pero él se movía con fuerza mientras intentaba mantenerla cerrada— Eres un malcriado

—Maldito loco —pensó Yoochun, sintiendo miedo por primera vez, lo que sea que le sucedía a Junsu no le gustaba en absoluto

—¡Pórtate bien maldita sea! —soltó un grito desesperado y luego lo soltó— ¿Quieres hacerlo difícil? —sonrió emocionado, empinó el frasco en sí mismo pero no lo tragó, lo mantuvo en su boca, se agachó hacia Yoochun y le agarró la boca con violencia, separándole la quijada usando sus dedos pulgares

Yoochun movía la cabeza en negativa sin poder decir nada, Junsu logró su cometido y vertió el contenido en la cavidad bucal ajena, luego le cerró la boca y lo obligó a tragar, sonrió emocionado por el triunfo y le besó la boca, el mayor intentó vomitar pero no pudo, el menor por el contrario comenzó a escupir, aunque sabía que de todos modos le haría un efecto menor por el tiempo que lo sostuvo

—Eres un necio mi amor —dijo con calidez, comenzando a acariciarle el cabello— Pero voy a domarte, serás mi perra, también la de Jaejoong, te devolveremos todo el amor que nos has dado —mostró una sonrisa amplia, Yoochun se quedó callado pero comenzó a sentirse mareado, con náuseas

—Idiota… —murmuró, cerrando los ojos intermitentemente

—Ya, descansa, te sentirás mejor en un par de horas —continuó acariciándole los cabellos hasta que finalmente perdió el conocimiento, Junsu suspiró— Que mimado eres —dijo con suavidad, caminó hacia la puerta y apagó la luz, la cantidad usada ahora era mucho mayor que la anterior, así que no despertaría en al menos diez horas

Aunque no de igual forma, también se comenzó a sentir un poco mareado, pero alcanzó a volver a la habitación de Jaejoong, abrió la puerta y ahí estaba él, durmiendo tranquilamente, sonrió al verlo

—Lo tenemos en nuestras manos bebé, pagará todas las que te ha hecho —confirmó, se subió en la cama a su lado y lo observó atentamente, no estaba tan cerca de él— Nos divertiremos tanto —prometió emocionado, cerrando poco a poco los ojos

Esta vez tuvo un sueño hermoso, Jaejoong y él caminaban tomados de la mano, se sonreían y conversaban tonterías, el mayor era feliz, él también lo era al verle, nada podía interrumpir su eterna felicidad. Junsu sonreía entre sueños, en esta ocasión no hubieron muertos ni serpientes, solo ellos dos y una alegría que no podía ser interrumpida por nada.



Los doctores insistían en que todo era producto de su imaginación, que al haber sido agredido se sentía paranoico, pero no era así, aunque ellos no lo querían entender, Hyun Joong estaba desesperado, pero entonces tuvo una mejor idea, ya que no estaban decididos a creerle, entonces se tranquilizaría, fingiría que no se moría de preocupación y entonces le darían el alta más rápido, así podría ir en busca de Jaejoong, pensando que seguramente estaba secuestrado por Yoochun

—Si al menos pudiera escuchar tu voz – murmuró antes de quedarse dormido, eran las diez de la mañana, pero los sedantes lo mantenían adormilado



Al abrir los ojos miró la ventana frente a la cama, entraba luz de día, pero la cortina no permitía mirar hacia fuera. Miró hacia atrás girando levemente su cabeza y observó sus manos amarradas a la cabecera, bufó enojado, sintiéndose entumido, con mucha sed y náuseas, la cabeza le dolía, peor que si tuviera resaca

—Junsu —llamó con voz suave aunque intentó hablar fuerte, luego comenzó a mover la mano derecha, golpeando las esposas contra la cabecera, haciendo ruido ya que su voz no era muy buena

La puerta se abrió, entraba el menor con una bandeja, solo jugo y una manzana, la cual no se veía muy bien, no se encontraba podrida aunque Yoochun dudaba si era comestible o no, Junsu traía además un cuchillo en la mano con la cual pretendía cortarla, el mayor tragó saliva y decidió portarse bien, así como estaba de desequilibrado el otro seguramente hacía algo en su contra con ese cuchillo

—Hola dormilón, eres un flojo, casi es la una de la tarde —regañó como si le hablase a su pequeño hijo, Yoochun lo miró con desprecio pero no dijo nada— Necesitas comer algo

—Agua, por favor —pidió en tono amable, sorprendiendo al otro

—Vaya, decidiste portarte bien, te felicito —sonrió amplio y dejó la charola sobre el buró, agarró el vaso con jugo— Primero tu jugo —lo llevó a los labios de Yoochun y con la otra mano sostuvo su cabeza, el otro bebió rápido todo el contenido— Sí tenías sed ¿eh? Tal vez quieras alcohol pero no, eso te hace daño

—Tengo mucha hambre —dijo casi molesto, Junsu negó enseguida

—No puedo darte mucho, lo siento pero no podrás levantarte para ir al baño —explicó divertido, Yoochun frunció el entrecejo— ¿Crees que confiaré en ti?

—Pero me darás líquido —refutó enseguida, Junsu se rio, dejó el vaso sobre la charola y se levantó de la cama, abrió el cajón de la cómoda de dónde había sacado el frasco hace un par de horas, extrajo una sonda y se la mostró a Yoochun

—¡Tadán! —con la otra mano señaló el artefacto— Es lo mejor que puedo hacer por ti, es eso o te orinas encima —rio de nuevo divertido, Yoochun miró hacia otro lado, aquello era humillante y ni siquiera la había usado aún

—¿Cuánto me tendrás así? —cuestionó agobiado, Junsu dejó la sonda en el lugar donde estaba antes y volvió a la cama, se sentó otra vez a su lado, con los pies sobre el suelo y agarró la manzana, también el cuchillo, la comenzó a pelar

—Para siempre, es obvio —contestó con tranquilidad, Yoochun abrió más amplio los ojos, quiso decir algo, insultarlo, pero miró otra vez el cuchillo, así que se aguantó las ganas, Junsu cortó un pedazo cuando terminó de pelarla y lo ofreció al otro, tenía partes ennegrecidas pero incluso así comió— ¿Te gusta? —el aludido asintió, comiendo con asco

Se terminó la manzana y aunque no era mucho, al menos su estómago no se sintió terriblemente vacío, Junsu se fue con la charola y él suspiró tranquilo

—Piensa Yoochun, piensa —meditó, mirando de nuevo sus ataduras, las cuatro parecían muy firmes, pero sobre todo en las manos, comenzó a sentirse desesperado, encima de todo el cabrón de Jaejoong no se había aparecido y ya sentía mala espina al respecto, la mirada de Junsu no era para nada tranquilizadora, estaba convencido de que había perdido la razón por completo

Recordó aquellas palabras que no hace mucho el mayor le dijo respecto a Junsu: “Se nos salió de las manos, creamos un monstruo que ya no somos capaces de controlar”, ahora lo entendía completamente y se sintió impotente, molesto y frustrado, debía admitir su gran parte de culpa y quizás asumir las consecuencias.



Junsu no volvió a la habitación hasta después de dos horas, Yoochun temblaba de frío, seguía desnudo y el aire acondicionado no había bajado ni un poco, se preguntó dónde estaba el otro, pero no quería gritar para no alterarlo y que nuevamente le diera a beber aquel desagradable líquido

—Jaejoong debió convencerlo de esto —pensó determinante— Seguramente como venganza por lo de su noviecito —bufó enojado— No debí insinuarle que le hice algo, pero entonces significa que no se ha comunicado con él, es probable que sí esté muerto

La puerta se abrió otra vez, entró Junsu canturreando, como si ignorara a Yoochun, se agachó y sacó de debajo de la base de la cama una caja, la subió sobre el colchón y la abrió, entonces miró por fin al otro, sonriendo amplio

—Mira lo que tengo para ti —dijo con entusiasmo, levantó la caja y la volteó por completo, saliéndose de ahí todo el contenido, Yoochun miró asombrado, eran todos sus juguetes sexuales, lamentó enormemente no habérselos llevado antes— ¿Te gusta?

—Tú maldito ¿Qué piensas hacer? —preguntó nervioso, Junsu rio divertido, agarró un vibrador y lo prendió, mostrándoselo claramente

—Son tus juguetes ¿o acaso olvidaste para qué sirven? —preguntó en tono de burla, apagando el aparato, el mayor negó un par de veces

—No lo hagas —suplicó tenuemente, pero aquello divirtió más a Junsu

—¿Por qué no? Nos divertiremos los tres, Jaejoong por fin está aquí —informó con entusiasmo, señalando la puerta, Yoochun giró la cabeza hacia aquella dirección, pero no hubo nada, sin embargo Junsu aplaudió— Bienvenido —anunció feliz, el otro lo miró de nuevo, más perturbado que antes ¿Junsu hablaba en serio?

—¿Qué diablos? —cuestionó asombrado, Junsu estiraba su mano como si realmente alguien estuviera ahí, parecía que le sostenía la mano

— ¿Tanto estuviste preguntando por él y ahora no dices nada? —preguntó mirando con enojo a Yoochun, luego miró a su lado izquierdo— Creo que está enojado contigo

—Es un tonto ¿no es cierto? —inquirió Jaejoong mirando con desprecio a Yoochun aunque él no podía ver aquello, Junsu asintió— Hazlo bonito, sabes lo que debes hacer ¿no es cierto? Castígalo —ordenó decidido el mayor mientras el menor asentía

—Tienes razón, eso haremos

—¿Qué? ¿Qué está pasando? ¿Estás jugando? ¡Junsu!

—¡¡Cállate!! No tienes derecho hablar —gritó enfadado, acercándose a él del otro lado de la cama, estiró la mano y le jaló el cabello fuertemente, lo obligó a mirarle a los ojos, asustándolo— Si no quieres que te mate ¡Cállate! —amenazó temblando, luego lo soltó, sacudiéndose de la mano algunos cabellos

—¿Dónde está Jaejoong? Deja de intentar asustarme —requirió intentando parecer fuerte, pero todo aquello comenzaba a ponerse más tétrico cada vez

—¿Estás idiota? Está ahí —indicó, señalando a su lado pero sin ver, luego volteó y esta vez su mente no le permitió visualizarlo, frunció las cejas confundido— ¿A dónde te fuiste? —preguntó amable, se agachó y miró por debajo de la cama y nada, se levantó ignorando a su presa totalmente y salió de la habitación

—No está jugando —meditó aturdido— Realmente lo cree… Y si tal vez —se quedó completamente quieto, pensando— Tal vez lo tiene secuestrado a él también pero en la otra habitación —concluyó convencido— Por eso la puerta estaba cerrada

Antes que analizara otra cosa, Junsu volvió a la habitación, sonreía aliviado

—Se fue a dormir ¿puedes creerlo? Está en su cama, tranquilo. Se ve tan hermoso durmiendo, parece princesa de cuento —reportó sonriendo y hablando con suavidad— Eso significa que comenzaré sin él— por un segundo Yoochun creyó que desistiría de sus amenazas, pero ahora lucía más confiado que antes

—No, esperémoslo —pidió tratando de ser amable— Somos nosotros tres ¿recuerdas? Siempre los tres —el otro observó en silencio, sin moverse ni un poco, como si fuera una estatua— Junsu…

—Somos los tres —repitió en voz baja, mirando al suelo. Por unos momentos el mayor creyó que le había convencido, pero entonces el menor levantó la cabeza y negó en repetidas ocasiones— No esta vez, serás mío —sonrió emocionado, comenzando a quitarse la ropa, Yoochun abrió más poco a poco los ojos, horrorizado

—No Junsu, tenemos que esperarlo —hizo otro intento por persuadirlo, pero él no se detuvo, terminó de desvestirse y avanzó otra vez a la cama, subió ambas rodillas frente al mayor, entre sus piernas

—¿Te gusto?

—Sí… mucho —contestó nervioso, habría querido insultarlo, pero no quería arriesgarse a que le dañara

—También me gustas —sonrió seductoramente, se agachó hasta colocar las manos sobre la cama y avanzó hacia él de forma gatuna, al pasar por su pecho le lamió el pezón izquierdo y después le comenzó a besar el cuello— Me encantas —aspiró su olor y dejó sobre su oreja una bocanada de aire que lo hizo estremecer— Te gustará, lo prometo

—Espera…

—No tienes derecho a hablar —dijo tocándose los labios con el índice derecho, luego se levantó solo para sentarse sobre su abdomen, pero sin dejar caer todo el peso de su cuerpo, se sostuvo con las rodillas— Ahora confiesa ¿Por qué lo hiciste?

—¿De qué hablas? —inquirió confundido

—¡No finjas! —regañó furioso, dándole una fuerte bofetada, Yoochun tardó en volver la cabeza a su lugar, mirándolo con desprecio— Preguntaré de nuevo ¿Por qué lo hiciste?

—Dime de qué hablas

—¡Responde! —de nuevo otra bofetada, esta vez más fuerte, el ardor en su mejilla fue grande, pero volvió a mirarlo con enojo— No me hagas enojar, dime por qué lo hiciste

—Ya te dije que no entiendo

—¡Idiota! Ni para eso sirves —espetó rabioso, dándole una tercera bofetada, bajándose de él se dirigió a uno de los juguetes, agarró uno largo en forma de pene y volvió a sentarse sobre él— Abre la boca —al ordenarlo Yoochun hizo lo contrario, la cerró apretando con fuerza los labios— Que estúpido

Enojado por su proceder, Junsu agarró su pezón derecho con dos dedos y apretó con fuerza, Yoochun cerró los ojos e intentó soportar el dolor, pero el agarre fue cada vez más fuerte y no pudo más, lanzó un grito de dolor, Junsu aprovechó y metió en su boca el juguete, hasta la mitad

—Buen chico, chúpalo bien —ordenó divertido, metiéndolo más, casi ahogándolo, pero no le importó— Mira como quedó, te sanaré —dijo mirando su tetilla, sin sacar el juguete se agachó y comenzó a lamerle, como si aquello le curara, Yoochun empezó a jadear y sentir náuseas, el menor lo notó— Eres un quejumbroso —dijo con fastidio

Sacó finalmente el artefacto y el otro comenzó a toser, luego lo miró con profundo odio, pero Junsu estaba satisfecho, se bajó de él, pero solo para darle la espalda, dirigió el juguete hacia él mismo y se lo introdujo, sonrió y se agachó, agarrando el miembro de Yoochun comenzó a lamerlo, desde el bajo abdomen hasta la punta

—Que rápido te pones duro —comenzó emocionado, entonces lo introdujo a su boca y succionó despacio, Yoochun no quería sentirse excitado pero no pudo evitarlo, veía aquel juguete dentro de Junsu y sentía la ardiente boca del otro alrededor de su miembro

—Basta… —pidió agitado, no quería sentirse bien, quería que ese lunático lo soltara de una vez por todas, pero el otro no obedeció, succionó fuerte hasta que lo hizo correrse, le lamió todo el tronco hasta limpiarlo, después estiró su mano hacia atrás y se introdujo más el juguete, luego lo metió y sacó varias veces, gimiendo mientras sonreía

—Maravilloso ¿no?... Se siente tan bien —gimió sensualmente, Yoochun volteó a otro lado, no quería ver aquel espectáculo— Por eso quiero que también lo sientas —confirmó con emoción, Yoochun volteó otra vez, mirando a Junsu sacarse el juguete

Una vez que lo sacó todo, dejó el consolador donde no le estorbara, sin abandonar la posición colocó la cabeza sobre la pierna derecha de Yoochun, se abrazó a ella con el brazo derecho y con la izquierda comenzó a palpar, buscando con su dedo índice la entrada de Yoochun

—Aquí estás —dijo finalmente, entusiasmado, comenzando a acariciarle el ano con ese dedo, Yoochun se sonrojó, intentando pensar en algo agradable— Relájate —rio divertido, alejó el dedo y lo introdujo en su boca, luego lo comenzó a introducir en el otro, logrando que se sobresaltara, rápidamente fue atrapado, cerrándose las paredes anales a su alrededor, un reflejo natural— Maravilloso, es tan estrecho

—Detente —suplicó avergonzado

—Tu cuerpo reacciona así con un dedo ¿Cómo será con dos? —preguntó intrigado, pero no esperó más y lo sacó unos momentos, introduciendo luego dos. Yoochun se tensó y lanzó un jadeo involuntario, avergonzándose otra vez— ¿Quién lo hubiera creído? Que eres tan adorable —alabó contento— Te daré el plato fuerte de una vez

—No, basta… —suplicó aterrado, el placer anal siempre le traía malos recuerdos de un pasado tormentoso, tenía miedo de revivir aquel horror de años atrás. Junsu se levantó, volvió a estar frente a él, esta vez bajó un poco más

—¿Dices basta? Tú me robaste la virginidad ¿recuerdas? Nunca en mi vida había sabido lo que era esa clase de placer. Ni siquiera puedo vengarme de la misma forma porque ya alguien lo hizo por mí —encaró con molestia— Dime Yoochun ¿de cuántos fuiste puta?

—¡Cállate! —ordenó enojado, pero Junsu rio fuerte

—Apuesto a que gimes como gata en celo —sonrió con entusiasmo— Lo averiguaré —decidió con firmeza, colocándose en medio de sus piernas

—No Junsu, por favor… —pidió abrumado, hacía años que aquella parte de su intimidad no fue profanada, tenía miedo

—Lo siento, debo hacerlo —contestó sin pizca de culpa. Agarró su miembro y lo acarició, concentrándose hasta que se puso erecto por completo

Yoochun miró con horror, Junsu le agarró las caderas y las elevó hasta donde las cuerdas se lo permitieron, se apoyó con fuerza de sus propias piernas, sentándose sobre ellas, dirigió su miembro a la entrada sujetándolo con la izquierda, mientras la derecha le acariciaba el perineo, el mayor negó, pero el otro no tuvo indulgencia, se introdujo de un solo movimiento, lento pero hasta el fondo

—Tan estrecho… —halagó extasiado, mordiéndose el labio inferior, sintiendo como le aprisionaba con fuerza, Yoochun cerró con ímpetu los ojos y evitó con todas sus fuerzas expresar algún sonido, sus puños también los apretó hasta enterrar las uñas en la carne, en cambio Junsu parecía alucinado— Eres increíble —relamió sus labios

—Maldita sea, duele —pensó abrumado, hacía tantos años que no le hacían algo así, era horrible, deseaba llorar, pero no le daría ese gusto al maldito

—Tranquilo mi amor, relájate —sonrió descaradamente, se aferró con más fuerza a sus piernas y comenzó los vaivenes, al principio lento pero no duró casi nada, pronto comenzó a moverse con mayor violencia, procurando llegar al fondo en cada estocada

Yoochun se mordió la lengua para no gemir, cerró con fuerza los ojos y giró la cabeza hacia la puerta, sin mirar a Junsu, sus manos cerradas en puños, mientras su mente intentaba viajar a otro sitio, donde aquello no estuviera sucediendo, pero su indiferencia molestó a Junsu, lo observaba con desprecio

—¡Cobarde! Mírame y gime como la perra que eres —gritó, deteniendo las estocadas pero sin salirse de él, se inclinó al frente y le agarró el cabello, jalándoselo sin consideración, pero el mayor no abrió sus ojos— Abre los ojos zorra inmunda —ordenó molesto y con la otra mano lo abofeteó, Yoochun los abrió por fin, apretaba los dientes y temblaba, más por el coraje que sentía en esos momentos

—Vete al diablo —respondió con furia, Junsu echó a reír

—No es tan divertido ¿cierto? —soltó su cabello y movió el índice derecho a los lados— Disfrutabas humillándonos y ahora ni siquiera das la cara, cierras los ojos y pretendes hacer como que nada pasa, al menos ten un poco de valor

—Jódete —contestó secamente

—Me das tanta lástima —espetó con frialdad, diciendo aquello sabiendo que Yoochun detestaba que le tuvieran compasión, el mayor frunció el entrecejo y le sostuvo la mirada con firmeza— Esos ojos, me encantan —sonrió socarrón, volvió a su posición anterior y continuó penetrándolo, esta vez Yoochun le sostuvo la mirada, sintiendo las estocadas, esforzándose por no gemir

El menor sonreía satisfecho, amaba que lo mirara así, derrotado, dominado aunque no quería abandonar su orgullo, en verdad él estaba robándole su dignidad y no se arrepentía, lo haría pagar por tantas humillaciones, por tantos desprecios, ahora él mismo no era más que un juguete sexual, él que siempre los catalogó de sus perras, ahora los papeles se habían invertido

—Delicioso —relamió sus labios, sintiendo aquella presión, sus movimientos fueron cada vez más acelerados, las respiraciones de Yoochun cada vez más agitadas, no pudo más y lanzó un pequeño gemido, agudo, tenue, se sonrojó y miró a otro lado, luego recordó que no sería humillado por Junsu y volvió a mirarlo con desprecio— Voy a… —suspiró e instantes después comenzó a correrse dentro, apretando los muslos con fuerza, procurando derramar hasta la última gota

Continuó moviéndose después de eyacular y hasta que salió de él, lentamente, quería sentir cada milímetro alejarse de tan placentera cavidad. Por primera vez en su vida Yoochun sintió lo que era aquella culminación, cuando se dedicaba a la prostitución ningún cliente jamás se lo hizo sin condón, pero ese era un secreto solamente suyo

Se aguantó la frustración y coraje que sentía en esos momentos, sería capaz de llorar pero no lo haría, jamás, mucho menos frente a Junsu

—Te gustó ¿verdad? Ese gemidito fue exquisito —comentó feliz, sin recibir respuesta— Ah cierto, faltó algo —meditó en voz alta, dirigió sus dedos hacia la entrada de Yoochun y metió dos, removiéndolos dentro hasta que los llenó de semen— Come —indicó acercándole los dedos, obligando a chuparlos, pero el otro aprovechó para morderlo con fuerza— ¡Suéltame animal! —gritó dolorido, pero el aludido no le soltó, apretó fuertemente los dedos

Yoochun disfrutó herirlo así, dejarle en claro que no lo acabaría por completo, podía violarlo las veces que quisiera, pero él no se mostraría jamás débil ante él. Comenzó a sentir en su lengua el sabor a sangre, pero Junsu sujetó su cuello con la otra mano y apretó, obligándolo a soltarlo. Sin verificar el estado de sus dedos, llevó la otra mano también al cuello y apretó

—¡Te voy a matar! —gritó encolerizado, los ojos de Yoochun se saltaron ligeramente debido a la presión y el tono de su piel comenzó a cambiar un poco, sin poder mover sus brazos solo se retorció, abrigando una desesperación tal que sintió que moriría realmente, pero el menor lo soltó, controlándose— No, cálmate Junsu, cálmate —habló en voz baja, agitado— Perdóname mi amor

—Imbécil —dijo con voz ronca, intentando jalar aire lo más que podía— Ya lo hiciste, me follaste ¿Qué más quieres? —preguntó una vez recuperado. Junsu se bajó de él y se sentó en la cama, cerca de las piernas del otro

—¿Crees que es todo? Nuestra diversión apenas comienza —reveló divertido, comenzando a aplaudir, Yoochun lo miró con horror— Cuando se nos una Jaejoong será mil veces mejor —guiñó un ojo y se acostó— Descansaré un poco, duerme si quieres —sin respuesta, solo silencio por algunos momentos

—Junsu —habló finalmente, el mencionado abrió los ojos y le miró— Tengo frío

—¿Frío? Pues te aguantas —contestó indiferente, él ya se había acostumbrado a la temperatura del departamento

—Solo apaga ese aire —pidió enojado, su piel estaba húmeda y ahora que el calor de Junsu no le acompañaba, el frío estaba acentuándose

—¡No! ¡Necesito ese aire! Jaejoong tiene calor —dijo convencido, Yoochun recordó su teoría de que el otro estaba secuestrado de igual manera, en la otra habitación

—¿Por qué no viene?

—Está un poco enojado contigo —dijo encogiendo los hombros— Algo le hiciste a su novio ¿no? ¿Lo mataste? —preguntó en tono de intriga, Yoochun se quedó callado— Dímelo, prometo no decirle —puso ojos de cachorro, pero no obtuvo respuesta, así que hizo un puchero y gruñó— De cualquier forma él no se irá, Hyun Joong no nos quitará a nuestro Jaejoong, te lo prometo —habló con una amplia sonrisa y estiró su mano, acariciándole el rostro— Nosotros tres estaremos juntos siempre

Como si fuera completamente otro, se acercó más y acostó la cabeza sobre el estómago de Yoochun, el brazo izquierdo sobre la cama y el derecho estirado hacia él, sobre la pierna, cerró sus ojos y comenzó a canturrear en murmullos una canción

—Maldito enfermo —pensó con desprecio, mirando la parte de atrás de la cabeza de Junsu, el movimiento de su respirar comenzó a acompasar y supo que se encontraba dormido— ¿Cómo podré librarme? —miró de nuevo sus ataduras y el resto de la habitación, pero ningún indicio, ninguna pista

Suspiró derrotado, debía al menos esperar más, que Junsu se descuidara, algo, pero debía librarse de él. Temía por las cosas que pudiera hacerle, miró los juguetes sobre la cama y tragó saliva, imaginaba lo que sucedería y se convenció que debía estar preparado para ello, por mucho que detestara esa cuestión



Pasaron las horas y se hizo de noche, Junsu despertó, aun encontrándose sobre el estómago de Yoochun, bostezó y se levantó, miró hacia el otro, estaba también dormido, sonrió complacido y se alejó un poco, mirando el cuerpo desnudo, sintió hambre y se levantó con cuidado, comió dos sándwiches y bebió algo de agua, después volvió a la habitación, mirando dormir al otro

—Así dormido pareces tan inocente —pensó con una gran sonrisa— Cualquiera que te viera no sabría que eres un asqueroso hijo de puta —murmuró con desprecio, se quedó callado unos momentos y miró hacia la ventana— ¿Qué dices? —caminó dos pasos, mirando fijamente la misma dirección— Entiendo —sonrió feliz— Tienes razón Jaejoong, tendrás un espectáculo increíble

Sin decir más volvió a la cama, se colocó hincado, sentándose sobre sus piernas, en medio de las de Yoochun, miró a su lado izquierdo y buscó entre los juguetes, agarró entonces aquel que usó el mayor en él, especial para estimular la próstata. Junto a los juguetes el frasco de lubricante también lo agarró, colocó sobre el aparato el suficiente y lo esparció

—Tendrás un hermoso despertar —murmuró contento, antes de introducirlo miró hacia la ventana, Jaejoong le sonreía emocionado y se relamía los labios, listo para la diversión. El menor asintió y volvió a mirar a Yoochun, comenzando a introducir el juguete lentamente

Entre sueños el mayor jadeó y se estremeció ligeramente, hasta que Junsu encendió el aparato, a la primera vibración Yoochun se sobresaltó, despertándose, un escalofrío lo recorrió por completo antes de darse cuenta de lo que estaba sucediendo, miró la expresión desquiciada de Junsu y lo observó con desprecio

—Maldito ¿Qué haces? —preguntó molesto, sintiéndose extraño, aunque ya había recuperado el recuerdo de lo que era aquella sensación, aun le resultaba ajena, la detestaba, su cuerpo rechazaba, pero Junsu insistía en penetrarle con esa cosa

—Despertaste —expresó encantado— ¿Te gusta?

—No, sácalo —pidió molesto, comenzando a sentir un extraño y reprobable placer, se negaba a sentirlo, deseaba que eso acabara, era una tortura— Por favor… —mordió su labio involuntariamente y miró a otro lado, avergonzado, Junsu sonrió más amplio

—¿Lo ves? Eres tan zorra como decías que somos —rio de manera burlesca, comenzando a meter y sacar más rápido, Yoochun cerró fuerte los ojos y evitó gemir— ¿Te niegas a entregarte al placer? —negó con la cabeza, indignado— Espera —sacó unos momentos el juguete sin apagarlo y agarró otro en forma tubular sin figura, también un vibrador

—Basta

—Deja de negarte, no me detendré —afirmó antes de volver a meter el aparato, subiendo el siguiente nivel, Yoochun se resistió y apretó fuerte las esposas, haciendo vibrar la cabecera para satisfacción de Junsu, pero el menor no estaba del todo satisfecho, así que prendió el otro juguete y lo puso sobre el pene de Yoochun, haciéndolo abrir los ojos ampliamente

—No… —suspiró— Detenlos

Junsu rio fuertemente mientras negaba, comenzando a masajear la punta con el juguete, mientras el otro lo introdujo lo más que pudo hasta el fondo, haciendo temblar al mayor, su entrepierna reaccionó poniéndose erecta, Junsu bajó el juguete y le acarició los testículos, Yoochun ya no pudo evitarlo, comenzó a gemir, pero de vez en cuando apretaba los labios y aun así el sonido salía desde su garganta

—Eso es, gime zorra —espetó divertido— Gime para mí —las humillaciones de Junsu eran el peor castigo para Yoochun, en esos momentos no podía sino pensar en todas aquellas veces que se sintió superior, en que su arrogancia lo llevó a hacer menos a otros y sus ojos se enrojecieron, pero Junsu rio más fuerte— Llora, no te detengas

Aquello era tan placentero para Junsu que también se excitó, quitó el segundo juguete y agarró el miembro de Yoochun, comenzando a masturbarlo, sacó el primer juguete y lo sustituyó por su pene, se agarró de las piernas del mayor y dejó de tocarlo, dedicándose solamente a penetrarlo. Ambos gemían al mismo tiempo, pero esta vez Yoochun no lo miró con desprecio como la primera vez, ahora no pudo sostenerle la mirada y giró la cabeza hacia el otro lado

—Sigues estrecho —observó emocionado— Es tan rico… cómeme —gimió delirante, sintiendo como Yoochun le aprisionaba, no pudo aguantar más y comenzó a correrse, pero sacó su pene y terminó de eyacular encima del otro, embarrándolo lo más que pudo, gimiendo satisfecho

Yoochun sintió los chorros calientes sobre él y se estremeció pues hacían contraste con su piel desnuda y fría. Junsu terminó y se agachó, agarró el pene de Yoochun y lo metió a su boca, succionando, aquello sin duda se sintió mejor que las penetraciones y ayudó al mayor a relajarse, finalmente Junsu lo sacó de su boca y terminó el trabajo con su mano, haciendo lo mismo que con su miembro, mojando a Yoochun

—¿Te gustó mi amor?

—Vete al diablo —espetó enojado, mirándolo con odio otra vez, sin haberle dado el gusto de llorar. Junsu rio y luego fingió estar indignado

—No agradeces lo que hago por ti, te he bañado —sonrió con burla, se colocó a su lado y comenzó a embarrarle el semen de los dos por todo el pecho y el vientre— Maleducado —regañó, agarró algo del líquido y se lo estrelló en la cara junto con su mano, embarrándoselo más— Sucia, perra asquerosa —rio de nuevo, alejándose de él

—Maldito demente —dijo con asco, las ganas de limpiarse eran tantas como su incapacidad para hacerlo— Estás loco

—¡No estoy loco! —gritó enojado, dirigiéndose a él con violencia, asustándolo, la mirada de Junsu estaba tan perdida en su coraje que temió ser atacado, pero el menor se comenzó a reír divertido— El único loco aquí eres tú —sonrió hilarante, luego miró hacia la ventana y apuntó hacia allá— Jaejoong piensa lo mismo —afirmó convencido, Yoochun miró rápidamente hacia ese punto, luego de nuevo su mirada en Junsu, lo observó en completo silencio

—Junsu —llamó con voz lenta, casi suave, el aludido fijó sus ojos en él, atento— ¿Dónde está Jaejoong? —preguntó preocupado por primera vez, y en esta ocasión no porque creyera que el mayor estaba cautivo igual que él pero en la otra habitación, esta vez pensando en algo peor— Junsu ¿Qué le hiciste a Jaejoong?

Ante esas preguntas Junsu negó en silencio, miró hacia la ventana y esta vez no había nadie, confundido se giró hacia la puerta, pero nada, buscó por el resto de la habitación, confundido, comenzando luego a temblar

—Jaejoong… él está —enmudeció, mirando hacia el vacío, Yoochun comenzó a ponerse nervioso, aquellas reacciones no eran normales

—¿Dónde está? —preguntó subiendo un poco más la voz— ¿¡Dónde…?!

—¡Cállate! —interrumpió gritando desesperado, cerró con fuerza los ojos y se cubrió los oídos, agachando la cabeza— Cállate… cállate… cállate

—¡¿Dónde está Jaejoong? Maldita sea! —gritó también, ahora convencido de que algo malo había pasado

—¡No lo sé! —contestó alterado, soltando sus orejas y abriendo los ojos, tenía el rostro bañado en lágrimas— Tenía sus maletas hechas, estaba en la cocina… —comenzó a relatar, mirando hacia un punto ciego— Discutimos, él iba a irse con ese tipo, su supuesto novio —pausó unos instantes, negando— No recuerdo… no sé qué más pasó —dijo convencido y Yoochun sabía que no mentía, pero esa laguna mental era la que más le preocupaba

—Junsu, tienes que desatarme, lo buscaremos —sugirió hablando con tranquilidad, pero el otro no respondió— Todo está bien, lo encontraremos

—No —respondió de pronto— No confío en ti —confesó con frialdad, secándose las lágrimas, se levantó de la cama y sonrió como si nada hubiera pasado— Jaejoong vendrá, los tres seremos felices para siempre —asintió confiadamente

Sin decir más y ante el asombro de Yoochun, el menor fue por una sábana y la colocó sobre su cuerpo, sonriéndole amorosamente

—Tienes frío ¿verdad mi amor? Yo cuidaré de ti, traeré algo para que cenes ligero —habló tranquilo y se acercó para besarlo en los labios, luego le acarició el cabello— Y si te portas bien, mañana te daré un baño

—Está loco, no hay duda —meditó Yoochun dentro de su mente, observando a Junsu alejarse mientras canturreaba, entonces pensó en Jaejoong y un escalofrío lo invadió, si algo malo le sucedió, no quería ni pensarlo, tenía miedo.

Las horas pasaron, Junsu le dio de comer y se fue de la habitación, no volvió en un buen rato, Yoochun no escuchaba ruidos en la casa y creyó que tal vez estaba solo, había perdido la noción del tiempo, cuando Junsu le dio de beber aquellos sedantes no supo cuánto durmió, pero contó cuatro salidas del sol, estando despierto, llevaba así cuatro día y tres noches al menos, más el tiempo que duró inconsciente

Como lo prometió, Junsu le dio un baño de esponja y líquidos para comer, sólido tan solo había comido manzanas y naranjas, cuando requería orinar, Junsu le colocaba la sonda, resultaba tan humillante que simplemente no pensaba en ello, temía llegar acostumbrarse a semejante cautiverio, no recordaba las veces que el menor lo sodomizó, ya sea él mismo o con algún objeto, ya ni siquiera dolía, su cuerpo se había acostumbrado a recibirlo, ahora podía decir que su orgullo estaba completamente destrozado, pero aun así procuraba mantener la mirada fija en los ojos de Junsu mientras lo domaba, hacerle ver que podía hacer lo que quisiera con su cuerpo, mantendría la mente lúcida, al menos el mayor tiempo posible.

Un día Junsu entró en la habitación contento, pero Yoochun lucía extraño, sudaba a pesar del frío en el ambiente, así que el menor se acercó, tocó su frente y notó que ardía, tenía fiebre, sus ojos apenas podía mantenerlos abiertos

—Que delicado eres, ya te enfermaste —dijo con desprecio, dejando a un lado el jugo que llevaba, salió de la habitación y regresó con agua, dándola a Yoochun, este la bebió toda, quedando aún con sed

—Llévame al médico —suplicó desesperado— No me siento bien

—Lo siento mi amor, eso no puede ser —sonrió con dulzura— Te he dado cosas saludables, no entiendo que pasó —meditó incómodo, mirando el cuerpo desnudo— Debe ser el aire acondicionado —dijo en voz alta y Yoochun asintió, estaba de acuerdo— Pero no puedo apagarlo, perdón

—Por favor… necesito una medicina, algo

—No —insistió con firmeza— Deja de quejarte

—Junsu… mis pies… duelen —habló con voz seca y entrecerrando los ojos, hace mucho tiempo que no se sentía tan mal, le dolía todo

—Como chillas —espetó enojado, se acercó a la cama del lado de los pies y movió ligeramente la soga, las marcas estaban atenuadas y la piel se veía muy lastimada, entonces pensó que tal vez se infectó la lesión, pero no se había dado cuenta hasta entonces, así que desató ambos pies, la laceración en la piel era grande

Yoochun miró hacia abajo y se sorprendió de verse los pies, incluso si quería moverlos, se sentían bastante pesados, él se encontraba demasiado débil como para aprovechar que Junsu le había desatado

—Tengo una crema excelente para esto —indicó animado y salió, yendo hacia el baño, en el botiquín tras el espejo la encontró, luego cerró la puertecita y miró su reflejo en aquel objeto, vio a su otro yo de aquel día, el que con la cara cubierta de sangre le espetó a la cara que había asesinado a Jaejoong

Comenzando a temblar dejó caer al suelo la crema y negó asustado, mientras el reflejo sonreía ampliamente, mostrando unos dientes afilados, se tocaba la cara con los dedos y lamía estos llenos de sangre

—¡Vete! —gritó enojado, dando un paso atrás, pero su otro yo negó y luego lo señaló despectivamente

—Tú lo mataste

—No, no fui yo —contradijo nervioso, pero su reflejó echó a reír más fuerte— Tú, fuiste tú, mataste a Jaejoong, mi hermoso Jaejoong —comenzó a llorar, tapándose la cara con ambas manos, sin parar de temblar— Yo lo amaba tanto y tú lo mataste

—No Junsu, fuiste tú. El patético y estúpido Junsu, es lo que eres, un imbécil, que no es capaz de aceptar quien eras, viviendo frustrado, queriendo ser el ejemplo de los demás, el todo perfecto, pero en realidad lo único que querías es que esos dos enfermos te follaran —expuso con un tono despectivo que hirió profundamente a Junsu

—¡No es verdad! —gritó furioso, salió del baño corriendo y fue hacia la habitación de su compañero de piso, ahí estaba él, acostado sobre la cama, sin moverse, como una pálida y azulada estatua de marfil— Estás vivo —sonrió con emoción y comenzó a secarse las lágrimas, el mayor le sonreía

—Mi Junsu, estás aquí, me has abandonado ¿ya no me quieres? —inquirió con tristeza, pero enseguida el menor negó, llegando hasta el otro lado de la cama, sujetó su mano y la levantó, acariciándose la mejilla con ella

—Te quiero, siempre te querré, mucho, mi Jaejoong, mi amor —expresó con dulzura, llorando esta vez de felicidad

—¿Y a Yoochun? ¿Ya no estás enamorado de él? —preguntó dolido, mirándolo a los ojos, a pesar que el cadáver los tenía cerrados, pero Junsu lo veía tan vivo como siempre, tan bello, tan perfecto

—No, ese malnacido no merece nuestro amor —respondió decidido, con la mirada más fría que podía mostrar

—Yo tampoco, ya no lo amo, nunca debí amarlo —dijo convencido, Junsu asintió también, de acuerdo con aquellas palabras— Él me hizo tanto daño Junsu, pero llegaste tú y me salvaste, ahora estoy en paz, solo quiero venganza, deseo que sufra lo que yo sufrí, quiero verlo suplicando

—Sí, estoy en eso mi bebé hermoso, tendremos nuestra venganza —aún sin quitarse la mano inerte del rostro, con la suya acarició a Jaejoong de la cara— Debo volver, parece enfermo, si muere ya no servirá de nada lo que estamos haciendo —informó molesto, el mayor asintió

Finalmente se alejó de él, pero antes de eso le besó la mejilla, luego volvió al baño por la crema y regresó a la habitación, Yoochun balbuceaba por la fiebre, jadeando cansado, pero Junsu lo ignoró, entonces untó la crema en las heridas, el mayor gimió por el dolor, pero la fiebre estaba tan alta que cada vez el dolor fue menos fuerte

—Aguántate como hombre —indicó divertido, cuando terminó de untar el ungüento dejó de lado el frasco— Iré por algo, es probable que tengas infección, espero en la farmacia no me interroguen. Por cierto, te dormiré

—No —suplicó con voz débil

—Eres capaz de gritar como loco otra vez, así que más te vale ponerte quietecito o te daré una dosis muy alta

—Por favor… Junsu —rogó cansado— Apenas puedo hablar

—No importa —insistió el menor. Así que fue por aquel líquido, le dio a Yoochun y no esperó a que hiciera efecto, se vistió con algo decente y salió del departamento, al cerrar la puerta se topó con un vecino que lo miraba fijamente, o tal vez solo se sentía paranoico, así que se fue corriendo, huir de aquel hombre era prioridad

Llegó a la farmacia e intentó comprar algunos antibióticos, pero estos se encontraban regulados y no se los quisieron vender, así que salió enojado de ahí, sin darse cuenta que alguien lo seguía, entró en otra farmacia pero fue el mismo resultado, así que salió echando diablos, buscó una tercer farmacia pero antes de entrar el hombre lo interceptó, sobresaltándolo, Junsu parecía muy perturbado

—¿Qué quieres? —preguntó enojado, pensando que tal vez era un policía, o algún otro vecino, así que se preocupó, comenzando a temblar

—Ven —expresó, moviendo su mano para indicarle que lo siguiera, pero Junsu lo miró con desconfianza, entonces el hombre mostró una parte de su camisa dentro del chaleco que le cubría el pecho, tenía una placa de una farmacéutica

—¿Qué? —inquirió irritado

—Vendo algunos medicamentos regulados, si te interesa sígueme —dijo finalmente y le dio la espalda, alejándose, Junsu miró a diversos lados de la calle, no vio a nadie sospechoso y lo siguió hasta un callejón— También tengo algo de cocaína

—No me interesa, necesito un antibiótico de amplio espectro —respondió molesto, odiaba las drogas, siempre las había odiado. El hombre sonrió amplio

—Es más caro —respondió divertido, Junsu encogió los hombros, sacó de su bolsillo la cartera de Yoochun, con bastante dinero, al hombre se le salieron los ojos

—No tengo tiempo de consultar al médico, prefiero poner mi confianza en eso —explicó escuetamente y el otro hombre no necesitó ninguna otra explicación, si tenía su dinero, aquel cliente obtendría el medicamento.



Yoochun abrió los ojos, sin ser consciente de cuánto tiempo estuvo sedado, por la cortina pudo ver que el sol estaba por ocultarse, todo su cuerpo dolía y seguía temblando aunque tenía menos fiebre que antes, podía intuirlo. La garganta y labios estaban completamente resecos y aunque quiso hablar no pudo, nunca en su vida se sintió tan terrible como en esos momentos

Luego de un rato la puerta se abrió y entró Junsu con una charola, tenía un té humeante dentro de una taza, sonreía tranquilo y se acercó hasta él

—¿Cómo está el enfermito? —preguntó con dulzura

—Agua —respondió con dificultad, pero Junsu negó

—Primero esto —llegó hasta su lado y se sentó sobre la cama, agarró la taza luego de dejar la charola y la arrimó a los labios de Yoochun, él bebió un poco haciendo un gesto de desagrado

—¿Qué le pusiste?

—Nada además de jengibre —respondió paciente— Te traje medicina, espera aquí —dejó el té y salió de la habitación, al regresar portaba agua y una bolsa con cajas— Te pondrás bien mi amor, cuidaré de ti

El mayor no dijo nada ni lo miró con desprecio como solía hacer, se dejó en manos de Junsu, se tomó la medicina que le dio sin cuestionar, también se acabó el té y luego se volvió a dormir, esta vez no por el sedante, sino por el cansancio de la enfermedad

—Recupérate y así podremos seguir —habló contento, se agachó hasta él y besó su frente, luego se apartó y se fue, sin volverlo a visitar hasta el día siguiente.

Yoochun no tardó más de tres días en recuperarse, descansando por fin de los abusos de Junsu, en todo ese tiempo no volvió a violarlo ni a atarle los pies, el mayor fingía sumisión para que no se le ocurriera volver a paralizarlo de abajo, cuando se ganara su confianza entonces actuaría

—Debo felicitarte, las laceraciones de la piel están sanando —dijo Junsu un día y salió de la habitación, una vez que la puerta se cerró Yoochun movió las piernas y las ejercitó un poco

Cuando Junsu estaba presente no se movía, para que el menor no prestara atención de sus piernas y que después pudiera volverlo a amarrar, mientras en silencio se preparaba para el momento oportuno

—Debo buscar la forma de librarme de ese payaso —pensó enojado. A la habitación volvió el otro, traía con él una pequeña tina con una esponja y espuma limpiadora— ¿Creerá que soy un perro? —meditó molesto

—Como te enfermaste no cumplí mi promesa de bañarte, así que lo haré ahora —informó antes de dejar la cubeta en el buró, agarró la esponja y tras sumergirla la exprimió, comenzando a mojarle el cuerpo, empezando por el pecho— Eso es, buen chico

—Idiota —pensó, sin decirlo, observando el semblante de Junsu, canturreaba y sonreía feliz, no parecía real, sino un personaje sacado de alguna burda comedia, a Yoochun le daban escalofríos, pero cuando Junsu agarró la espuma tuvo una idea

Aprovechando que bajó la guardia, cuando el menor abrió el pomo con el limpiador, él entonces se movió rápidamente, usando ambas piernas y antes que reaccionara, agarró el bote con ambos pies y lo apretó con fuerza en dirección a Junsu, bañándole los ojos

—Waaaahh —gritó dolorido, con los ojos ardiéndole y cayó al suelo, de rodillas junto a la cama— ¡Maldito! Mis ojos —sollozó, el dolor era demasiado intenso y no se podía poner en pie

Yoochun sabía que aquello no le ayudaría a librarse de las cadenas que sujetaban sus brazos, pero al menos logró herirlo y era una advertencia, él no se quedaría tranquilo para que Junsu hiciera con él lo que quisiera siempre

—¡Desátame! —ordenó pese al pronóstico de fracaso

—Jódete —contestó el otro, quiso ponerse de pie, pero Yoochun de nuevo estiró lo más que pudo las piernas y le agarró del cuello con los pies, haciéndolo caer de rodillas otra vez, Junsu no podía soltar sus ojos debido al dolor pero hizo lo posible por soltarse, logrando que Yoochun se lastimara las muñecas debido al jalón

Junsu se arrastró por el suelo y salió de la habitación a tientas, dirigiéndose al baño

—Maldición, fallé —rezongó enojado

En el baño, Junsu se enjuagó copiosamente los ojos, sin poder aún abrirlos, mientras echaba maldiciones, ni siquiera podía lagrimear, sentía demasiado ardor y desesperación, lloraba sin lágrimas

—Estúpido, me las vas a pagar —gimoteó, sin dejarse de echar agua. Después de algunos minutos finalmente pudo abrir los ojos, se miró al espejo, estaban por completo rojos y por fin pudo lagrimear— Con que así las cosas —sonrió

Yoochun calculó más o menos que había pasado una hora, Junsu no volvía y tampoco se oían ruidos en otros lados de la casa, pensó que tal vez salió al hospital o por ayuda, decidió probar suerte y comenzó a gritar, pidiendo ayuda. Apenas comenzaba cuando el otro regresó, se veía tranquilo y sus ojos ya no estaban casi irritados

—Muy mal jugado Park Yoochun, me has hecho enojar —dijo con una sonrisa en el rostro, quizás hasta lucía satisfecho

—Termina tu jueguito Junsu ¿o es que piensas tenerme aquí toda la vida?

—¿La vida de quién? ¿La tuya? Tal vez —respondió cínicamente, Yoochun tragó saliva, si con esas palabras trataba de decir que iba a matarlo entonces estaba perdido

Junsu rodeó la cama, sin atreverse a acercarse a él, si usaba sus piernas como hace rato entonces podía agredirlo en serio, pensó que en algún momento Yoochun se dormiría y entonces él podría amarrarlo de nuevo, pero necesitaba que su sueño fuera profundo

—¿No te quieres acercar? —preguntó con burla el mayor, notando aquella precaución por parte del otro, Junsu sonrió sin contestar

—¿Sabes Yoochun? Creo que he sido bueno contigo hasta ahorita —meditó en voz alta, haciéndole saber sus pensamientos— No tendré más consideraciones —sonrió emocionado— En aquel cajón —señaló la cómoda— Tengo aun sorpresitas para ti, espera por ellas

—¡Suéltame ya maldito loco! —espetó perdiendo la paciencia, a Junsu esa palabra le causaba escozor y también estalló

—¡No me llames loco! —vociferó, se agachó y del suelo agarró uno de sus zapatos, lanzándoselo en la cara a Yoochun, este le golpeó de frente ensuciándole el rostro. Repitió lo mismo con los objetos que encontró, pero no todos lograron herirlo

—Basta —pidió desesperado, sintiendo los golpes, algunas cosas logró patearlas pero Junsu le lastimó lo suficiente como para cansarlo. Lo último que Junsu le lanzó fue un libro que cayó sobre su estómago, sofocándolo

Junsu aprovechó ese lapso para ir por el frasco de la sustancia con que lo hacía dormir, al cual ya solo le quedaba muy poco del líquido. Cuando Yoochun reaccionó ya tenía al otro muy cerca y él aprovechó para subírsele

—Beberás esto —anunció con ojos ampliamente abiertos, Yoochun negó mientras cerraba la boca, intentando moverse, pero Junsu le agarró la quijada con la mano izquierda, apretó fuerte y lo obligó a abrir la boca, echando el contenido completo, con sus dos manos le tapó la boca antes que intentara escupirlo

—Te odio —expresó mientras iba sintiéndose mareado

—No más de lo que yo te odio a ti —respondió con tristeza, si alguna vez estuvo locamente enamorado de él, ese tiempo había terminado

Yoochun se quedó dormido poco después, Junsu primero se dedicó a despejar y limpiar luego de la desastrosa lluvia de cosas, terminó de darle el baño que le prometió, dejándolo limpio a excepción del cabello, finalmente fue por las cosas que le hacían falta, sonriendo maliciosamente, si Yoochun creyó que lo peor había pasado, estaba equivocado.

CONTINUARÁ…

Hola, tanto tiempo ¡lo siento! es que quería terminar esta historia y ¡LO HICE! solo que quedaron 92 páginas y lo dividí en 2 jajajaja. Ahora sí, las disculpas: ¡LO LAMENTO! Desde un inicio planeé que Jaejoong muriera T_T lo lamento de verdad, fue muy doloroso para mí, lloré mientras escribía y simplemente tuve que imaginar a otras personas para poder escribir esa escena, ha sido traumatizante para mí, aunque no lo crean, por favor no me odien :(



Espero me den sus comentarios, aunque sea para tirarme de jitomatazos, gracias por haber seguido esta historia, luego de unos días subiré la otra parte, mientras asimilan esto y yo me preparo para ser odiada jeje. Hasta pronto

2 Comentarios:

  1. Esto cada vez se pone más y más intenso O.O esperando por la actualización

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  2. Anónimo3/12/2018

    Este fanfic es tan enfermo xD pero lo amo jajaja

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