-Jae estas bien – escuche la voz de Heechul – abre la puerta.
-ya salgo – dije tratando de que mi voz no sonara cortada por el llanto.
-pues apúrate llevas mucho en el baño ¿Qué te pasa?
-dije que ahorita salgo – no dije más, las lágrimas y el nudo en mi garganta no me dejaron decir más.
-aunque sé que algo te pasa, sé que me lo dirás cuando estés mejor ¿verdad? – escuche sus pasos retirarse.
Me puse una bata para salir el vestido que había usado lo deje tirado como si fuera basura, me gustaba mucho ese vestido pero después de hoy solo me traería malos recuerdos, no lo volvería a usar.
Junsu, Heechul y Minho estaban parados frente a la puerta del baño pero yo no los mire, me dirigí a mi cama y me metí en la comodidad de ella.
-¿Jae que te pasa? – Dijo Junsu –por favor habla – yo no quería hablar.
-somos tus hermanos cualquier cosa que te pase – dijo Minho – vamos a ayudarte, pero tienes que hablar sino lo que te pasa, no desaparecerá. Por un momento vino claridad a mi mente era cierto si quería deshacerme de Seung Hyun necesitaba su ayuda, me incorpore en mi cama aun con lágrimas en los ojos ellos se sentaron en la cama alrededor mío.
-dinos – dijo Heechul de una forma tan tierna que no pude evitar descubrirme el cuerpo donde tenía las marcas que él me había hecho –pero que te ha pasado – los ojos de los tres se agrandaron y la preocupación y enojo se reflejó en su rostro
-Seung Hyun…
-Seung Hyun ¿te hiso esto? – dijo Junsu.
-si… todo fue tan rápido que no supe cómo reaccionar solo sé que no quiero volver a verlo.
-pero como, ¿Por qué te ha hecho esto? – dijo Minho
-dijo que es normal en los novios, si es así jamás quiero volver a tener uno.
-eso no es verdad un novio no puede tratarte así – dijo Heechul, ninguno teníamos experiencia en el noviazgo pero Heechul había salido con varios pretendientes el tenía un poco más de conocimiento.
-él dijo eso, además dijo que era mi dueño – trague saliva al recordar nuevamente.
-pues si no quieres volver a verlo, no lo veras – dijo Junsu
-eso es imposible, dijo que vendría mañana, y se quedaría a cenar, mama lo invito.
-pues dile la verdad, dile lo que te hiso – dijo Minho
-no puedo no quiero preocuparlos y enemistarlos con el padre de Seung Hyun.
-pues entonces, mañana hablaremos con mama para que le diga que no venga porque te sientes mal – dijo Heechul – encontraremos forma de que el no vuelva a poner un pie en esta casa, ten por seguro que no volverá a tocarte, no vamos a permitirlo así que no te preocupes ¿ok? – Asentí, había sido bueno hablar con ellos – duerme – y eso hice acaricio mi cabeza hasta que me quede dormido completamente.
Paso una semana desde la última vez que había visto a Seung Hyun, desde aquel encuentro que habíamos tenido, al parecer él había dejado de insistir todo parecía que estaba volviendo a la normalidad, después de una semana en la que tuve que literalmente esconder a capa y espada para no ser visto, los esfuerzos de mis hermano y míos había por fin funcionado.
Las insistentes llamadas de Seung Hyun a la casa habían parado así como de la constantes visitas donde se le era denegada la vista para conmigo, muchas de las veces habíamos mentido diciendo que estaba enfermo, o que había salido, o que estaba ocupado tomando alguna tarea que me era encomendada por mis padres, hasta que finalmente había dejado de insistir apenas tres días atrás, las marcas en mi cuerpo casi estaban extintas, y tenía nuevamente paz en mi corazón.
La noche que nuestra vida dio un giro drástico, había una luna llena, resplandeciente, aunque se sentía un aura extraño, tenía un presentimiento, de algo como un vacío en mi estómago.
Cenamos todos juntos como era costumbre, siempre platicando, siempre sonriendo, siempre, siempre habíamos sido una familia unida, nuestros padres eran muy comprensibles, no nos tenían encerrados en casa porque no quisieran que viviéramos la vida si no porque nos protegían yo lo había comprendido en carne propia y mis hermanos de mi experiencia, así que aprendimos a amar mucho más a nuestros padres lo que ya los amábamos.
Al terminar la cenas nos dijimos buenas noches y nos fuimos a acostar, siempre con un beso a nuestros padres, tenía que haber puesto más atención a su rostro a sus caricias a los momentos en los cuales estábamos juntos debí abrazarlos más fuerte y por más tiempo, debí besarlos más, debí decirle que los quería más veces, pero nunca sabes cuándo vas a arrepentirte por no hacerlo.
Ya estábamos en la cama, ya llevábamos varias horas de sueño cuando mi madre entro alarmada a nuestra habitación tomo algunas ropas para que nos cambiáramos rápido y unas capas negras que llevaba en la mano que nos colocó después de vestirnos rápidamente, nos llevó a su habitación donde Junsu abrazaba a Minho que estaba muy asustado.
Se escuchaban lo gritos de mi padre dando órdenes a los hombre que nos servían de protección. Fuerte estruendos se empezaron a escuchar de repente como los de lo fuego artificiales, eran armas. Madre abrió una puerta de la pared por la cual nos había hecho recorrer desde que éramos pequeños era un pasadizo por la casa que llevaba atraves y fuera de ella.
-entren – señalo el camino que estaba oscuro – y salgan de la casa lo más rápido posible y escuchen, lo que escuchen, vean lo que vean sigan adelante – dijo mama con lágrimas en los ojos.
-¿mama?
-deben salir de aquí- abrazo a Minho y lo beso en la frente – te quiero.
-¿mami? – volví a repetir mire a Heechul, que estaba empezando a derramar lágrimas, mi madre repitió lo mismo con Junsu, después con Heechul, cuando lo hizo conmigo le pregunte nuevamente – mama, ¿qué pasa?
-los han descubierto – limpio las lágrimas que ya recorrían mis mejillas – sabíamos que este momento llegaría, no sabíamos que sería pronto.
-¿qué? – Pregunto Heechul
-eres el mayor debes proteger a tus hermanos – dijo mama mirándolo.
-señora no podremos retenerlos por más tiempo –uno de los dos guardias que acababa de entrar dijo.
-entiendo – nos metió en el pasadizo – corran y no miren atrás.
-¿y papa? – pregunto Minho.
-papa está abajo cuidando de que nadie les haga daño, entren por favor – cerro la puerta cuando estuvimos rodeados de obscuridad.
Tratamos de empujar la puerta para volver a entrar, pero fue imposible, la puerta jamás se abrió, los estruendos de las armas se escucharon cada momento más fuerte. Ya una vez nuestros ojos acostumbrados a la obscuridad pudimos encontrar las lámparas que utilizábamos y que siempre se quedaban para poder mirar atraves del pequeño laberinto.
-debemos hacer lo que dijo mama – me sacudió Heechul – por ellos – dijo mirando a Junsu y a Minho quienes lloraban – soy el mayor pero te necesito, no podre solo – asentí- tomo la mano de Junsu y corrió, yo tome la mano Minho y corrí.
No necesitábamos las lámparas para saber dónde estábamos, conocíamos el lugar como la palma de nuestra mano, sobre todo Heechul y yo, que desde que éramos muy chiquitos mana nos hiso memorizar el lugar cada entrada para saber a dónde nos dirigía. Sabíamos que para salir teníamos que pasar por un atajo subterráneo y saldríamos a metros de distancia de la casa.
Probablemente nuestros padres sabían que este momento llegaría, pero si iba a llegar por que no salieron con nosotros, porque no salimos todos juntos como siempre se había planeado, nadie nos reconocería aunque fuéramos todos juntos, entonces porque dejarnos ir solos.
Corrimos sin mirar atrás, como había dicho mama, perdí de vista a Heechul y Junsu cuando Minho se tropezó y cayó no pude detenerlo porque aunque lo llevaba de la mano iba a una distancia considerable de su cuerpo, no se quería levantar llevo sus manos a su cara y se puso a llorar.
-Minho por favor levántate.
-¡no! ¡Quiero a mama y a papa!
-debemos salir de aquí primero para saber cómo ayudarlos si te quedas tirado ahí solo perderemos tiempo – me miro con lágrimas en sus ojos, solo tenía doce años, no podía esperar más fuerza de alguien que probablemente nunca vería a sus padres, por mucho que me doliera decirlo era una posibilidad, pero teníamos que salir de ahí para saber que decíamos hacer.
-¿de verdad vamos a ayudarlos?
-pero debes levantarte – se levantó, con mi ayuda. Volvimos a retomar la carrera, corrimos hasta que pudimos ver luz no era de día, y no había iluminación en es parte de la casa por seguridad del pasadizo, la luz que se distinguía era de la luna. La que al parecer se estaba convirtiendo en nuestra cómplice.
- Heechul – susurre.
-ssshhh- se levantó de detrás de unos arbustos y nos hizo señas para que lo siguiéramos, no escondimos con ellos detrás de los arbustos mientras veíamos a demasiados militares rodeando la casa, estábamos lejos de la casa pero podíamos ver la entrada de esta se veían personas paradas ahí, decidimos acercarnos más, para saber que pasaba.
-¡¿Dónde están?! – se escuchó la amenazante voz de un hombre.
-¡jamás te lo diré! – Esa era la voz de mi padre – ¡tú jamás los encontraras!
-estas seguro –se escuchó tomo a otra persona, una mujer ¡mama! – deberías pensarlo mejor.
-¡prefiero morir que ver en tus manos a mis hijos! – grito mi madre, nosotros estábamos paralizados, la fuerza que mostraban era irreal, ellos estaban dando sus vidas por nosotros, no se veía enojo, miedo, o cualquier otro sentimiento que una persona al ser amenazado de muerte, no era otra cosa era sacrificio.
-pues así será – abrase fuertemente a Minho contra mí, como Heechul abrazaba a Junsu. Lo siguiente que se escucho fue la detonación de un arma, cerré los ojos fuertemente asustado sintiendo como el cuerpo de mi hermano menor temblaba. El cuerpo de mi madre había caído al suelo.
-¡malditos! ¡Malditos bastardos! ¡Pagaran por esto! – gritaba mi padre.
-sí y ¿quién nos hará pagar? Tu o tu esposa muerta – reía burlonamente, en ese momento, la risa, esa risa me era conocida pero no sabía de donde, es que acaso esas personas conocían a mis padres.
-el consejo se enterara de su traición.
-la única traición que el consejo está castigando es la de ustedes por mantener en secreto a sus hijos, cuatro hijos con el don, eso sí es traición ¡cuando debían haberlo compartido con el consejo!
-¡nunca lo tendrás! – Se dirigió a alguien más que estaba en las sombras no se distinguía quien era, pero este no le contesto, ni siquiera se movió de su lugar así que por más que quise no pude identificarlo.
-quisiera ver tu cara cuando los encontremos pero no te daré ese gusto tu no veras nada más que la muerte de tu esposa, y solo sabrás que cuando los encontremos cualquier indicio de tu descendencia desaparecerá porque no tendrán apellidos, tus hijos serán entregados al consejo a excepción de uno sabes a quien me refiero.
-¿qué quieres decir? El consejo no te lo permitirá.
-el consejo solo espera a tres jóvenes, perfecto no, aprovechare tu mentira para hacerla a mi favor y salir beneficiado con ello.
- ¡jamás! – un disparo más y el cuerpo de mi padre cayó al suelo con esa simple palabra en su boca.
Unos soldados esparcieron el contenido de unos botes alrededor de la casa, el fuerte olor de la gasolina llego a hasta mis sentidos, quemarían la casa, nuestro hogar, nos quitaban nuestra familia, mis padres, nos dejaban sin nada ¿tanto podía valer lo que nuestros cuerpos ofrecían ese “don”?
-¡vámonos! – grito entonces aquel hombre, y entonces lo vi, jamás olvidaría ese rostro, nunca podría quitarlo de mi mente aquel que días a tras me había amenazado, hoy me quitaba lo más importante en mi vida.
“Seung Hyun”
Vimos como los autos se alejaban, después de asegurarse que la casa estaba ardiendo, ninguno de ellos quedo, ninguna vida habían dejado mataron todo a su paso, trabajadores, animales, todas aquellas personas, que desde nuestra niñez nos habían sonreído, nos habían atendido, personas que habíamos consideramos amigos, los niños que habíamos visto correr por los patios de la casa.
Caminábamos en dirección a nuestros padres mientras veíamos las atrocidades que habían dejado a su paso ¿es que acaso podía existir tanta maldad en las personas que podrían matar hasta personas inocentes? ¿El mundo estaba lleno de pura maldad?
Sentí un tremendo dolor en la rodillas cuando estas impactaron contra el suelo al ver los cuerpos sin vida ensangrentados de las personas que amaba, de esas personas que nos sonreían cada día, de esos seres maravillosos que nos habían dado la vida, yo me sentía culpable de haberles quitado la vida, yo debía también estar con ellos.
Mis padres no merecían haber terminado así, asesinados por ser valientes, por protegernos, que haríamos ahora sin una madre que nos despertara en la mañana, con un beso, con que nos arropara en las noches, que haríamos si un padre que nos diera consejos y que nos diera fortaleza para seguir adelante, estábamos solos sin el amor de ellos sin su calor, sin su presencia. Todo por la codicia de un hombre, de varios, hombres que se creen dueños de la vida, del destino de personas como nosotros, nunca en mi vida había odiado tanto portar ese “don” que era la causa de tanto dolor.
Habíamos pasado la noche como muertos en vida sin hablar tirados en el suelo, sin lágrimas por haber llorado toda la noche observando como nuestra casa se consumía, como los recuerdos ahora solo vivirían en nuestra memoria.
Teníamos que enterrar a nuestros padres, y a los trabajadores y sus familias. Pasamos el día haciéndolo, teníamos que irnos de ahí, sabíamos que ellos volverían, además si volvían y miraban que los cuerpos no estaban ahí seguro entenderían que alguien que le importaban les dio sepultura, así que solo tuvimos que tomar provisiones de la bodega que quedaba lejos de la casa y la cual no se vio afectada, pensamos llevarnos un caballo pero entonces no podríamos atravesar el bosque y seria más fácil encontrarnos al ir por caminos, debíamos ir lo más oculto que se pudiera e ir a la ciudad donde nos confundiríamos con cualquier pordiosero.
No habíamos hablado, en todo ese tiempo, no había palabras que decir, todo era dolor, si hablábamos era seguro que solo lágrimas, tristeza y fragilidad saldría, no podíamos darnos el lujo, teníamos que salir de ahí mientras más rápido mejor.
Era hora decir adiós a nuestra niñez, nuestra inocencia, debíamos ser hombres, aunque no supiéramos como serlo siendo educados desde que teníamos memoria como mujeres, era difícil saber cómo serlo, así que teníamos que averiguar de dónde sacar las fuerzas para seguir adelante, teníamos que hacerlo.
Quise decirles que había visto a Seung Hyun pero ellos eran lo único que tenía, si les decía seguro me odiarían por ser el causante de todo, yo arruine nuestras vidas yo era el único asesino de nuestros padres, yo y solo yo.
Pasamos el resto del día caminando descansando solo cuando teníamos hambre, nos paramos en un rio que gracias a dios encontramos no llevábamos agua con nosotros, solo comida y encontrar ese rio fue la mayor dicha que tuvimos en nuestra vida, era triste pero cierto.
-deberíamos bañarnos – dijo Heechul – apesto a humo - negué con la cabeza.
-no, pienso que además de que es un peligro, porque alguien podría vernos es mejor que permanezcamos sucios por el carbón también ha opacado nuestros perfumes, es un buen camuflaje - asegure
-cierto, incluso Jae se ve moreno a pesar de lo pálido que es – dijo Junsu.
-a eso me refiero, no podemos separarnos y buscan a tres delicados chicos no a cuatro andrajosos – dije.
-tienes razón aunque eso aún me tiene algo inquieto ¿Por qué solo tres? – m encogí de hombros no iba a mentir pero tampoco diría la verdad aún no.
-min no te acerques mucho al agua podrías caer – de dije a mi hermano pequeño cuando lo vi estar demasiado inclinado al rio, asintió y se alejó. Min quien no había hablado mucho sabía que estaba muy afectado él estaba muy chiquito para quedarse sin padres. Al menos estábamos juntos, haría lo que fuera para seguir así – debemos llegar a la ciudad.
-cómo vamos a hacer eso es muy peligroso – dijo Heechul asustado – sabes de los rebeldes podrían matarnos no recuerdas lo que papa, los demás hombres del ejercito decían.
-sí y también recuerdo que son enemigos natos de ellos, nosotros también nos hemos convertido en enemigos del ejercito chal, y he estado pensado que podemos unirnos a ellos.
-no eso no Jae ellos podrían hacernos cosas peores que los soldados.
-puede ser pero al menos ellos no se saldrán con la suya, no podemos caer en las manos de aquellos que mataron a nuestros padres entiendes, debemos llegar a la ciudad y encontrarlos.
-Jae soy el hermano mayor yo debería dar la última palabra.
-bien, entonces te escucho – Heechul miro a un lado tratando de que una idea llegara a su mente, los cuatro sentados a la orilla del rio, esperábamos que mi hermano tuviera una mejor idea, que impidiera que realizáramos la mía - ¿Heechul?
-yo… no sé qué hacer, quería tener una idea que no nos ponga en peligro, pero no sé qué pensar.
-lo sé, también sé que en este momento es cuando más deseas tener ideas – acaricie el cabello de min y Junsu que se habían acostado en mi regazo buscando protección - pero comprende que solos no podremos sobrevivir, siempre habrá hombres que se quieran aprovechar de nosotros.
-tienes razón es que…
-¿Qué pasa?
-por una vez quería ser el hermano mayor, desde que tengo memoria tu siempre cuando teníamos problemas solías resolverlos, incluso ahora que yo debería ser el soporte de los tres, lo eres tú.
-¿eso te molesta?
-no pero me siento inútil
-nunca pienses eso, eres mi hermano, no importa que seas mayor yo siempre te he visto como mi hermanito, no porque quiera hacerte sentir menos si no porque te amo demasiado, los amo tanto.
-yo también – recargo su cabeza en mi hombro.
-entonces deja de preocuparte por eso, yo voy a protegerlos ¿de acuerdo? – asintió, aunque no pretendíamos quedarnos mucho tiempo así la noche llego, tanto Minho como Junsu se quedaron dormidos, incluso Heechul poco después. Despertarlos me pareció cruel puesto que no habían dormido nada, descansar les haría bien, yo no podía hacerlo, hubo incontables veces que mis ojos trataron de cerrarse, entonces recordaba lo que habíamos vivido y eso bastaba para quitarme el sueño. Tenía miedo de que alguien llegara y si eso pasaba tenía que estar alerta a cualquier intruso, también sabía que la ciudad estaba a unas horas de donde nos encontrábamos, lo sabía porque mi padre solía decir que la ciudad se encontraba a dos días lleno en el bosque, recordar cosas como esas me hacía pensar que mi padre nos daba pistas, pistas ocultas en pláticas, agradecía que me gustaba tanto escuchar a mi padre, y aun más que él amaba estar siempre con nosotros.
Podre de los chicos U_U En verdad que SH es un maldito, mira que matar a los padres de Jae solo por obtenerlo... es de lo peor, espero que lo pague de la peor forma...
ResponderEliminarGracias por el cap, estiy super engomada con la historia
oh !!!!!!!!!!! este fanfic me re emociono ・゚゚・(≧д≦)・゚゚Jae siempre tan lindo tan fuerte tan protector me quedo sin palabras como me gusta kyaaa!!!!!!!!!!!!!XD
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