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Arualthings

Encuentros Inesperados

*Junsu POV*

Mi nombre es Junsu, tengo 12 años y hoy es un día especial, al menos eso es lo que me dijo mi padre al recogerme de la casa de mi madre, cuando ella no estaba para llevarme a un lugar desconocido. Lo noté con un comportamiento extraño en seguida, olía a lo que toman los adultos, soju, creo que se llama.

Viajamos por muchas horas, por lo que no resistí mucho el sueño que me invadió, y dormí un poco en el asiento trasero del auto, ya había pasado la hora de acostarme, pero lo que hizo que no le reclamara a mi padre, fue la curiosidad de saber a dónde me llevaba y además en ese estado tan diferente a él.

Luego de algunas horas que me parecieron días, llegamos a un lugar extraño, oscuro y que me dio un poco de miedo, pero lo único que me dijo mi padre antes de bajar del auto, fue que en ese sitio me convertiría en un hombre de verdad.

Mi padre me dice como se llama el lugar una vez estamos en la entrada, prosti… prosti… ¿qué?... Ahh, me lo repitió cuando se lo pregunté, un prostíbulo. No tengo idea que es eso, pero una vez entramos, comienzo a comprender de a poco. Soy un niño muy inteligente después de todo.

Una vez dentro, lo primero que percibo es el olor extraño, no era agradable, el lugar era tan oscuro, pero de todas formas podía notar la suciedad en todos lados.

Cuando veo una pareja abrazada y tocándose entre sí sus partes privadas, mientras desaparecen en una habitación, me di cuenta de que es lo que se hacía en ese lugar, las personas iban por sexo. Una vez escuché a unos amigos hablar de sexo y aunque no me quedó muy claro, creo que entiendo de que se trata.

Me siento muy nervioso, ya que a mi edad me resulta todo tan extraño. Mi padre siempre ha sido un hombre muy recto, pero al verlo de esta forma, tan diferente, me ha dejado con la boca abierta.

Mientras habla con el encargado del local, me separo un poco y visualizo una puerta entreabierta.

En ese momento no sé cómo sentirme, por lo que me quedo paralizado con la escena mas grotesca que han visto mis ojos.

Un muchacho en el piso, en posición de cuatro, siendo penetrado salvajemente por un hombre mayor, sus ojos estaban tan rojos, llorando abundantemente, que no puedo dejar de mirarle con mi corazón acelerado y oprimido.

Trato de acercarme lentamente a donde se encuentran, pero sus labios pronuncian unas palabras que no logro comprender, era algo como, “por favor, no te acerques”.

En ese instante siento como la puerta es azotada, cerrándose al instante y como una mano me jala hacia atrás. Era mi padre, que me tenía fuertemente agarrado.

El dueño del local me mira con una cara de molestia, e ingresa a la habitación con la intención de conversar con los que se encuentran dentro.

En ese momento, le ruego a mi padre que me lleve a casa, y le rogué también para no volver nunca más, él asiente y salimos rápidamente para subirnos al carro. Sin decir una palabra, siento que así es mejor.

En esos momentos, nunca imaginé que esa noche marcaria los años que vendrían, más adelante en mi vida.

*Fin POV*

*Ocho años después*

Un joven sonriente se encuentra caminando junto a sus amigos en la cafetería, orgulloso de sí mismo, porque es claro que goza de una gran popularidad.

Era un gran deportista, perteneciente al equipo de fútbol del campus de la universidad mas prestigiosa de la ciudad.

De un porte que causa envidia en los hombres y en las mujeres todo lo contrario, provoca tenerlo como novio, no sólo para disfrutar del atractivo muchacho, sino también para poder presumir a sus rivales. A esto se le suma una sonrisa encantadora un tanto angelical, un ejemplo a seguir, dirían los profesores o algunas personas mayores que han compartido plática con el joven.

Gran hijo, excelente estudiante. Un ejemplo para todos los que lo conocen.

Pero nada, ni nadie es perfecto y él también como todos, guarda un secreto, que lo hace desvariar de su vida, conflictuando su existencia y que definitivamente perturbaría enormemente a las personas que lo idealizan.

Por lo que nunca dejaría que nadie conociera esa faceta que lo avergüenza de sobremanera.

Nadie, absolutamente nadie, sabe que dentro de las cuatro paredes de su habitación, es un adicto a la pornografía, casi un enfermo sexual, que no logra satisfacerse con las revistas o imágenes que guarda bajo su colchón, ni tampoco con los vídeos que observa en la pantalla de su computadora.

Una vez las imágenes invaden su mente, las de aquel día en que su padre lo llevó a ese sucio y clandestino lugar, donde ese pobre muchacho gemía y lloraba, sus labios rojos hinchados de tanto morderse, con hilillos de sangre cayendo sobre su pecho y el suelo… su piel sudorosa y brillante de un tono tan blanco como la leche… se pone tan duro como una piedra, volviendo a revivir esos instantes.

Con su mano alrededor de su pene, lo comienza a agitar con tanta fuerza, que en menos de un minuto, explota abundantemente, manchando sus ropas, hasta salpicar el piso de su cuarto.

Se sentía una mierda al sólo excitarse con ese pobre chico, quien seguramente no habrá terminado bien, con una vida así, quizás hasta ya se encuentre muerto.

Queriendo buscar la solución a su problema sexual, intentó tener una relación con la chica más popular de toda la universidad. Una hermosa rubia de curvas de infarto y de rostro lindo, pero él bien sabía de la fama que la rodeaba, de lo perra y puta que era, pero claro, tenía que fingir que no lo sabía, de hecho, esa fama la hacía perfecta y en todo caso, ella o cualquiera sería útil en esos momentos.

Ya teniéndola como enamorada, la llevaba a cenar, le compraba ropa, la complacía en casi todo lo que le pedía, pero había un gran problema. Cada vez que se encontraban solos no lograba excitarse.

Su pene no reaccionaba, ni con los besos fogosos que compartían, ni con los toques sobre la ropa que se daban.

Lleva la mano de su chica hacia su entrepierna, ella comenzando a masajear esa zona, lentamente, para después aumentar el ritmo, haciendo notar su experiencia, pero para desgracia de Junsu, ni un maldito instante, pudo tan siquiera reaccionar ante sus caricias.

Era imposible, no podía levantar su miembro, hasta que, a su cerebro comenzaron a llegar como flashes, las escenas que tanto quiere olvidar.

Como paralizado, aparta a la muchacha de su cuerpo, ya no quiso seguir, o más bien no podía o debía. La chica extrañada le pregunta que sucede, él avergonzado, no tuvo tiempo de inventar algo, por lo que sólo le dice que su cabeza estaba echa un lío por los exámenes y las actividades de su club y que lo perdonara.

Le prometió que en su próxima cita la complacería tanto, que nunca olvidaría ese día. Todo eran excusas y promesas vacías, pero se tiene que convencer a sí mismo, que resultaría de esa manera.

Antes de lo pensado, llegó ese día.

Su chica estaba hermosa, con un vestido tan escotado, que si se colocaba en una esquina, cualquiera la confundiría con una puta, pero estaban lejos, de esa forma no se toparían con las personas que los conocían, ya que ellos tenían una reputación que cuidar.

Mientras iban caminando por las calles con sus manos unidas, sorpresivamente tuvieron que presenciar una escena que dejó a Junsu paralizado.

*Junsu POV*

Se encontraban dos chicos, uno que reía tan histéricamente que de seguro era una molestia para los que estaban a su alrededor, vistiendo pantalones algo raídos y sucios, con una polera sin mangas, con los ojos rojos e idos. Al costado estaba otro muchacho que descaradamente le estaba toqueteando, cerniendo su cintura entre sus brazos y devorando su magullado cuello, en ese instante, mis manos se formaron en puño y no lograba escuchar los gemidos de dolor de mi acompañante, hasta que reaccioné, cuando el chico de ojos rojos me miró tan fijamente, que sentí un despertar violento y pude percatarme que estaba apretando tan fuertemente las manos de mi chica, que por poco la hago llorar, así que la solté pidiéndole disculpas, una y otra vez.

Luego de ese episodio, nos dirigimos casi en seguida al hotel, que ya había separado para esta noche, pronto le pedí que se fuera a dar una ducha, mientras la esperaba sentado en la cama, no podía quitarme de la cabeza a ese chico que reconocí casi en seguida.

Era el mismo con el que fantaseaba todos los días y las imágenes añejas, que de tanto recordarlas parecía nuevas y sobre todo las imágenes de hace unos momentos, comenzaron atormentarme una vez más, hasta que ya no pude más, así que recogí mi chaqueta y me largué del hotel.

Cómo un loco empecé a correr por el camino dónde lo había visto, lo busqué, lo busqué y finalmente no lo pude encontrar.

“Mierda porque tuve que irme”, vociferé con rabia.

Después de mi búsqueda frustrada, me dirigí a mi casa, cansado por mi recorrido.

Al llegar, me lancé a la cama, pero no pude dormir, sólo pensaba en él, no me importaba ni la zorra de Harin, ese era el nombre de mi enamorada, que dejé abandonada en el hotel, tan solo me importaba el puto chico que se había adentrado en mi cabeza, convirtiéndose como un veneno que vomitaba una lujuria que me contaminaba, algo que nunca había sentido en mi corta vida, porque soy un maldito virgen, impotente, que nunca ha sentido deseo por otra persona que no fuera él. Esto tenía que terminar pronto o me volvería loco.

Por lo mismo tomé una importante decisión.

Al día siguiente, espere a que mis padres se fueran, para poder maquinar e idear un plan para encontrarle. Estaba tan desesperado en darle fin a esta vorágine locura en que se había convertido mi vida.

Decidí salir cerca de las 3 de la tarde, tomé un bus que me acercó al lugar de la pasada noche, donde lo encontré por segunda vez.

Caminé por los alrededores, de allá para acá, sin detenerme. No me atreví a preguntar por vergüenza a que me señalaran como un tipo que tiene gustos raros, por lo que muy atento caminé, esperé, volví a caminar y seguí esperando.

Por el dolor de piernas por mi búsqueda incansable, me recosté sobre una sucia pared de un callejón del lugar, ya anochecía y mis esperanzas se apagaban como la luz del sol, pero de repente de la nada y sin previo aviso, escuché una risa conocida.

Con los latidos de mi corazón alborotados y con mi atención enfocada en ese ruido, miré de donde provenía.

Supe en seguida que el dueño de esa risa se acercaba sigilosamente y como en un sueño, lo vi.

Estaba de pie, cerca de un conteiner de basura, llevaba la misma ropa del otro día, sus cabellos rubios estaban alborotados, con un cigarro en sus labios botando humo de un olor asqueroso al que no estaba acostumbrado, me enderecé casi en seguida y ya estaba en frente a él, a una distancia de cinco metros.

Se me acercó con una mirada seductora y su característica risa burlona.

-Quieres que te dé una mamada o quieres follarme en este lugar tan sucio.

Quedé sorprendido por lo que me dijo. No creí que fuera tan descarado al preguntarme una cosa así, pero no sé si fue por el nerviosismo o el deseo que me embargaba en ese momento, que le toqué los labios entreabiertos, metiendo unos de mis dedos, tocando su lengua áspera.

-Pues mámamela… como nunca se lo has hecho a alguno de tus clientes.

Quitó con un manotazo mi mano de su rostro, con una mirada feroz obedeció a mis palabras, se arrodilló ante mí, bajando mis pantalones con los calzoncillos, en el acto sacó mi pene ya erecto y con una sonrisa socarrona alzó la mirada hacia mí.

-Tu amiguito está deseoso, ¿eh?

Empezó a bombearlo sacándome gemidos, me empujé hacia su boca para que lo tomara, cosa que no le gustó, me dio un pellizco en mis muslos, lo que me hizo dar un pequeño brinquito, no supe cuando envolvió con sus labios mi falo, raspando con sus dientes y su lengua danzando eróticamente, mi mirada se nublaba con pequeñas lágrimas en mis ojos, era la mejor sensación que mi cuerpo había experimentado.

Le alcé un poco su rostro, con sus ojos fijos en mí y exploté llenándole su boca con mi semen, tosiendo y escupiendo en el suelo, se levantó extendiendo su mano ante mí, pidiéndome dinero por su trabajo, lo jalé hacia mí y le empecé a devorar su cavidad, mientras él luchaba por soltarse de mi agarre. Lo voltee de espaldas hacia mí, rodando mí ya crecida erección en su trasero, le susurre en su oído que le iba a pagar bien por toda la noche y que me llevara a un hotel cercano o en este preciso instante lo tomaría allí mismo.

-¿Cómo te llamas?

-Eso no te importa.

-Dímelo

-No sé por qué preguntas, pero te lo diré si me prometes que quedaré satisfecho con la paga.

-Trato hecho, ahora dímelo

-Jaejoong, mi maldito nombre es Jaejoong

Con una sonrisa embobada plasmada en mi rostro, nos dirigimos a hotel. Un sitio de mala muerte, cosa que no me importó, ya que estaba junto a él, a Jaejoong, tan hermoso era su nombre como quien lo portaba.

Pagué por el mejor cuarto, si se podría llamar el mejor, pero estaba limpio, así que cuando cerré la puerta, me abalancé hasta él y le comí la boca, sus labios color cerezo succionados por mi deseosa boca.

Lo recosté en la cama y le quité la ropa con desesperación, me ayudó en el proceso quedando totalmente desnudo, su cuerpo era exquisito, algo delgado, de piernas largas y torneadas, un pene rosado igual como sus tetillas, su piel blanca contrasta algo con la mía, un poco más tostada.

Mi excitación era mucha, que no me importó que estuviera con moretones y cicatrices en su piel, que restos de semen se encontraran entre sus piernas, él iba a ser mío por toda la noche y quedaría satisfecho y nunca más lo volvería a ver.

-Llevas condones o prefieres metérmela así.

-No los llevo, ¿acaso hay algún problema?

-No lo hay, bueno, tú eres el que paga, así que lo que decidas está bien para mí.

Me sentí incómodo porque me trata como un cliente más, lo cual era cierto, pero traté de olvidarlo y me dediqué a mordisquearle las tetillas, pase mi mano por todo su cuerpo mientras gemía sin control mordiéndose el labio inferior para poder acallarlos infructuosamente, fui mas abajo y contemple su erguido miembro.

Comencé a darle lamidas y saborearlo, con succiones más fuertes, mi boca saliendo y entrando, tratando de darle el placer que hace instantes él me pudo dar.

Le abracé su estrecha cintura para acercarle a mi cuerpo, para que mis dedos puedan prepararlo para la penetración, de un tirón me tumbó boca abajo y se sentó sobre mis caderas rosando con su culo mi erguido miembro, excitándome más.

No hace falta, ya estoy lo suficientemente preparado.

*Fin POV*

El chico rubio se auto penetró cabalgando con ímpetu y deseo, claro eso era algo que no se lo iba a admitir a alguien como él. Junsu cerró fuertemente sus ojos por las sensaciones que le brindaba el cálido y estrecho pasaje, envolviéndole en el placer, con sus plantas del pie se elevó llevándose el cuerpo del otro, que con un alarido se sostuvo de su cuello, es allí que vio la oportunidad de robarle el aire con besos demandantes.

Su lengua jugaba con la suya deseosa de probar su textura, cambiando posiciones, lo puso debajo penetrándole hasta llegar a tocar ese punto que enloqueció al otro, envolviéndole sus piernas a su cintura, rozando y apretando con sus manos su redondo trasero, atrayéndolo para que llegue más profundo en él.

Pudo culminar con un gemido ronco, vaciándose en el interior de su amante, masturbándolo para que él también pudiera llegar y manchando sus vientres dejó caer todo su peso encima.

No le permitió descansar, toda la noche le hizo el amor, una y otra vez, sin detenerse.

Cuando ya estaba amaneciendo, Jaejoong se levantó y empezó a vestirse.

Junsu frotándose los ojos, logró despertar por completo, para alcanzar a abrazar la cintura del otro hombre, pero éste no se lo permitió, así que lo apartó con brusquedad y lo miró a los ojos.

-Donde está el dinero. –Sacando un cigarro, empezó a fumar.

Junsu recogió del suelo sus pantalones, extrayendo su billetera, se lo dio todo, no le importaba la pequeña fortuna que tenía en ese sobre y con una sonrisa el otro lo observó.

-Si quiere puedes llamarme, este es mi número. –Con un lapicero en mano, empezó a escribir sobre su brazo los nueve dígitos.

-Espérame, voy a salir también.

Afuera estaba haciendo frío, el cuerpo del chico estaba tiritando, Junsu se quitó su chaqueta y la puso sobre su delgado cuerpo.

No hubo promesas, sólo una despedida y siguieron sus caminos, alejándose el uno del otro.

Junsu tuvo que volver a casa con las pocas monedas que le quedaban.



Mientras pasaban las horas no podía dejar de pensar en Jaejoong, el chico rondaba su cabeza, lo necesitaba, tenerlo esa vez no fue suficiente, ya quería verlo de nuevo.

Al día siguiente se dirigió a su universidad, su ex le reclamó por lo de la otra vez, pero sólo tuvo que disculparse y terminar con esa farsa, ya que le daba lata fingir que le quería, ya que ahora había encontrado su mejor pasatiempo, claro, hasta que se canse.

Ese mismo día le llamó y se citaron en el mismo lugar para tener el mejor sexo desenfrenado, cumpliendo todas sus fantasías y así pasaron a lo menos una semana, siguiendo la misma rutina.

De a poco comenzó a dejar sus estudios relegados, y apenas hablaba con sus amigos, ya que comenzó a sufrir una especie de celos infundados.

Creía que sus amigos, algunos homosexuales, se habían acostado con Jaejoong, ya que por casualidad los escuchó hablando del sitio que frecuentaba, supo que ellos también habían ido a ese lugar. Con los puños cerrados, quiso ir y romperles la cara a sus amigos, corrección sus ex amigos, finalmente no lo hizo, así que solo se alejó refunfuñando.

Se había convertido en un maldito celoso, ya no lo soportaba, solo quería tenerlo consigo y que nadie vuelva a tocarle siquiera una hebra de sus cabellos, se había vuelto su obsesión.

Odiaba cuando al momento de visitarle, supiera que le mantenía ocupado uno de sus clientes, que él no era especial, que nunca iba a sentir lo que él estaba sintiendo y eso hacia doler su corazón.

Porque diablos, él ya se había enamorado, y eso de que se quería quitar la espina de poder acostarse con él, era una mentira.

Después de pensarlo, no tuvo más opción que pedirle una suma fuerte de dinero a sus padres, para poder independizarse.

Claro que con mentiras, para aumentar la cantidad, les dijo que necesitaba pagar una especialización que concernía a su carrera.

Luego de lograr su objetivo, utilizó ese dinero para rentar un departamento, a un precio algo módico, no era la gran cosa, pero estaba limpio y era bastante lindo.

Ahora le faltaba lo más difícil, lograr convencer a Jaejoong, ya que era un maldito terco, pero él estaba convencido y lo llevaría si o si.

-… vamos, yo sé que quieres dejar de vivir así, no te voy obligar ni nada de eso, pero por favor hazme caso, te prometo que nadie te va a joder, sólo seremos los dos.

-¿Crees que porque me dices esas cosas ya me convenciste?, ya he tenido propuestas similares, ¿piensas que voy a hacer lo que tu quieras?, ¿qué te hace diferente a los demás Junsu?, si tú también me has tratado como tu puta, no soy una mujer, ¿sabes?, me sé defender… sólo sigue tu camino y déjame en paz, no quiero tu limosna.

-No… te equivocas, yo no voy a ser nunca igual a ellos, porque yo… te amo. –Le confiesa Junsu.

-¿Que mierda acabas de decir?, amor… no lo necesito, que me hayas dado buen dinero me basta… ¿y crees que no me he dado cuenta?, que eres ese chiquillo que me vio cuando estaba en el suelo siendo penetrado por ese asqueroso viejo, sólo con mirar eso te excito ¿verdad?, no hiciste nada para tratar de ayudarme, ¿ya te sacaste la espina de tu sucia fantasía?, espero que sí, porque no quiero que me vuelvas a buscar.

Junsu se quedó mudo por unos instantes, pero se pudo recuperar.

-Espera… no digas esas palabras… que no son del todo ciertas, yo no podía hacer nada, sólo era un chiquillo como tú dices, estaba realmente asustado… perdóname, por favor… te digo la verdad… yo realmente te amo, te amo mucho, esa es la verdad… en un principio cuando te volví a encontrar, si, esa era mi intención, poder tener sexo contigo, pero me atrapó tu forma de ser… aunque tú no lo sepas… eres especial, creí que se me esfumaría este sentimiento que me quema las entrañas y cuando pienso que estás con otros, acrecientan mis ganas de morir de los celos, por favor… te lo suplico quédate conmigo o si no moriré.

*Jaejoong POV*

Junsu cayó de rodillas frente a mí, llorando sin parar, abrazándose a mi cintura, no quería flaquear, pero odiaba a todo el mundo, sólo me complacía el hacer daño a otras personas como me lo hicieron a mí y hacerme daño producía placer, mi pasado y mi presente olían a mierda, no tengo a nadie, sólo soy yo, sólo un alma que nunca conoció el amor, lágrimas brotaron de mis ojos, no lograba secarlas con mis manos…

Quizás él pueda brindarme algo parecido al amor, que ni mis padres pudieron regalarme, quizás él le pueda dar un giro a mi dañada existencia, no le puedo decir que le he empezado a querer sólo un poco, no quiero que piense que me tiene comiendo de sus manos, no, no sé lo diré.

*Fin POV*

*Junsu POV*

Sentí que caían gotas de agua sobre mi cabeza, levanté mi rostro y pude ver a Jaejoong con sus manos tapando su boca, para acallar los gemidos de dolor que intentaban salir, me puse de pie y le abrace más fuerte, llorando juntamente con él, no le dejaría ir, el sería mío, sólo mío, mi amado Jaejoong.

Dos corazones que laten de distinta manera, pero que están unidos por ese sentimiento llamado amor, uno más fuerte que el otro.

*Fin POV*

*Tres años después*

Esa sonrisa boba reflejada en su aniñado rostro, como mira cual acosador a su hermosa pareja, que concentrado está cocinando la cena, su cabello ahora castaño, está recogido con un lindo ganchito, dejando su frente al descubierto. Acercándose le abraza por detrás y le roba un beso en la mejilla.

*Junsu POV*

-Si quieres te puedo ayudar.

Con una sonora carcajada, se separa de mí, mirándome con burla, ya que las veces que he intentado cocinarle algo especial, termina en un desastre, me sonrojo por la vergüenza de ser un cero a la izquierda si se trata de cocinar, lo imito y empiezo a reír.

Mi corazón late fuerte, porque todo ha cambiado en mi vida, en la suya, ya no hay más vicios, porque me enteré de que ese olor asqueroso cuando lo besaba y que también estaba impregnado en su ropa, era por los porros de marihuana que se tiraba, porque, según él, le ayudaban a olvidar su pasado.

Subió algunos kilos que le sientan muy bien, pero de todas formas reclama porque se siente gordo, está más delgado que yo, pero es tan perfeccionista, que hasta el más mínimo defecto lo estresa y tengo que calmarle con unos mimos, cosa de la que ya se acostumbró y secretamente lo busca, es tan adorable comportándose como un niño chiquito.

Se ha vuelto un padre consentidor, tenemos 8 hijos muy monos y juguetones, nuestros gatitos, esos que encontramos, cuando paseando por un callejón, los vimos en una caja de cartón y nos los llevamos a casa, ya que el gusto gatuno lo compartimos los dos.

Siempre cuando está con ellos es feliz, así que aprovecho para sentarlo en mis piernas, acariciándolo con toda la libertad que me da esos momentos, sin que me pueda reprochar mis manoseos en su caliente cuerpo. Se ha vuelto el rey de los pucheros.

Mis estudios los logré terminar con honores, gracias a cierta personita que no sabe que ha sido ese motor de impulso en mi vida, ya que mis padres al enterarse que vivo con un hombre me despreciaron e intentaron dañar a lo que más amo y de paso nuestra relación, pero no se los permití, primero muerto que sin mí Jaejoong, así que cumpliendo mi voluntad, me dieron una paliza que me dejo con un pie en la tumba, pero irónicamente les agradezco, ya que gracias a eso, confirmé el gran amor que Jaejoong me tiene, curando mis heridas con sus besos y cuidados.

Ahora trabajo en un bufete importante de abogados y me va muy bien, tengo un buen sueldo que me permite poder pagar los caprichos de mi bebito, así le digo a escondidas, porque si se entera, pobre de mí.

*Fin POV*

Abrazados en su lecho de amor se comen a besos, sin esperar más de la vida, que el amanecer sea igual, juntos pueden superar las heridas que dejó ese pasado que nunca volverá o que nunca existió para esas dos almas que se fusionaron en una sola.

1 Comentarios:

  1. Es una pena que los padres de Junsu le hallan dado la espalda y le hallan dado una golpiza que por poco lo matan pero gracias a Dios el se dio cuenta de que Jaejoong si lo amaba ya que lo cuido estuvo con el gracias por este capitulo esperare por el siguiente oneshot

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