Titulo: Remnants of the Soul
Autora: Tiffy_Sakura
Pareja: JaeMin
Género: Slash, Lime
Extensión: Oneshot
Advertencia: Violacion
Advertencia: Violacion
NA: Sé que esta…no es una historia digna de ganar,
yo lo siento así, pero intenté lo más que pude creo que no debí haberme
presionado tanto pero al final siento que es lo mejor que pude hacer, mejoraré
con el tiempo el tema del Lemon, lo juro, por el momento todo lo que pude
exprimir mi cerebro u.u
Sentía el dolor corroyendo cada poro de su
cuerpo, cada espacio de su alma, las heridas sobre la ínfima superficie de su
piel parecían nada, en comparación con la herida que se había producido en
mitad de su alma, su esperanza su todo estaba roto mientras esa persona tras
suyo reía como loco.
Su alma corrompida por la desilusión, por
el dolor, por su ahora inexistencia.
.::::::::.
El día que lo había conocido y se había
sentido terriblemente obsesionado por él;
era un día común de junio, el sol brillaba sobre sus cabezas y él en su
vida de desobligado como de costumbre, bebiendo un jugo afuera de un lujoso
restaurante del centro, pensando en trivialidades como en a donde iría esa
noche, con quien se divertiría hoy, sería una chica o un chico, alto o bajo,
delgado o alguien corpulento, quizá fueran dos.
Pero mientras pensaba en formas de cuerpos
una ilusión divina apareció en su campo de vista, sonriendo como un ángel,
sentándose cerca de su mesa, luciendo de manera irresistible a sus ojos unas
largas piernas desnudas.
Tenía el rostro de un ángel, miraba hacia
el menú con interés mientras en su mano reposaba un celular, tenía una figura
estilizada en lo que podía calcular viéndolo solo de sentado, al mirarlo
cualquier plan de ir a conquistar a alguien en la noche se fue al demonio, solo
se imaginó a ese ser divino en su cama con esas endemoniadamente largas piernas
amarradas a su cintura, pidiéndole por más.
Una sonrisa se dibujo en su rostro con la
simple idea de tener a esa belleza a su lado esa noche, se levantó de su lugar,
dejando olvidado su jugo de piña, se acercó a su mesa pero solo un poco antes llegó
una chica, enana, a su parecer nada agraciada y se sentó al lado del divino
ángel besando sus labios.
En ese momento, no supo cómo sentirse,
porque la verdad era absolutamente estúpido que alguien tan burdo como esa
mujer estuviera junto a alguien de la talla de ese chico, un ser divino en
apariencia, más que cualquier otra persona que hubiera visto en sus años de
vida, más que cualquiera que hubiera besado o con cualquiera que me hubiera
acostado, él era de aquellas bellezas excepcionales en el mundo así como él.
Quizá sea una exageración narcisista de su
parte pero él era quizá el único tan bello como aquel ser. Los vio largo rato,
hablando, sonriendo, en realidad solo podía pensar en la persona que tenía tan
cerca pero que le era tan distante, sus pensamientos se vieron interrumpidos
por los gritos estridentes de esa chica, así descubrió que respondía al nombre
de Changmin.
Lo vio por tanto tiempo que se aprendió la
forma de su cara de tal forma que ya sabía hasta que partes de su piel se
doblaban cuando sonreía, así comenzó un pequeño juego mental que le ayudo a tener
una vaga idea de cuál sería su expresión cuando le llevara hasta la última
escala de placer.
Sonrió con sorna cuando se imaginó a esa
mujer que ahora besaba sin reparos a su objeto de deseo, viéndolos
escandalizada mientras estaban en plena faena, se divirtió tanto con su imagen
mental que su risa terminó por llamar la atención de la pareja que lo miraron
como si estuviera loco, agarró su celular fingiendo que era algo proveniente de
ahí, pero no pudo evitar cruzar mirada con ese chico, su mirada era penetrante
como si con solo verle pudiera ver todo a través de él, sin sospechar nada.
Le guiñó el ojo descaradamente antes de que
desviara la mirada y sus mejillas se tiñeron de un lindo rosado, su juego
mental incrementó en lo que quedaba de la hora, hasta que la pareja se fue y
tuvo la dicha de ver su cuerpo alejándose de manera seductora, con sus piernas
brillando al sol y seduciéndolo a la distancia.
Pensó en él por el resto del día, sus planes
con respecto a alguna salida y algún desahogo de media noche se frustraron
instantáneamente pensando que nadie sería capaz de alcanzar la talla de Changmin, nadie llegaría a ser tan alto
como él, nadie tendría su rostro, su sonrisa, sus piernas, nadie sería él y eso
lo llevaba a resignarse, a no querer nada con nadie más que no fuera él.
Y eso fue su peor perdición.
Al día siguiente se descubrió pensando en
una persona tan continuamente y con un deseo tan desenfrenado que terminó por
perder la cabeza, mientras almorzaba solo en su enorme apartamento se puso a
calcular cuántos Changmin podrían existir únicamente en Corea del Sur, sabía
que con su nombre podrían haber muchos pero con esa cara muy pocos.
Pasó una agobiante semana pensando
únicamente en donde volver a verlo y seducirlo para que terminara a su lado, no
estaba acostumbrado a que lo rechazaran o a no conseguir algo que deseaba,
siempre cualquiera, así fueran mujeres o hombres casados, con hijos, con una
relación estable, quién sea, nadie se había resistido a él y ese Changmin no sería la excepción, pero
para cuando llegó el siguiente sábado creyó que ya había podido olvidarse de él
hasta que esa misma noche cuando pensaba únicamente en ir a un club y sacarse a
ese ser de piernas largas de la cabeza con cualquier pobre imbécil que se
abriera de piernas; lo vio, bebiendo una copa de ron en la barra charlando con
un hombre apuesto que le revolvía los cabellos como un padre a su hijo,
mientras reían y apuraban copas.
El chico que tenía casi sentado sobre sus
piernas desapareció de su cabeza y únicamente pudo ver a Changmin riendo con amplitud mientras bebía.
No se dio cuenta ni cuando despachó al
chico que se fue sin más y simplemente se dedicó a rondar cerca de su objetivo,
viéndolo interactuar, hasta que vio cómo su acompañante se retiraba quizá al
baño y solo la mirada de Changmin y su rostro sonrojado señalaba que estaba lo
suficientemente tomado como para ceder a lo que sea.
Con su objetivo en la mira se sentó a su
lado, mirándolo sin vergüenza con una mirada que denotaba coqueteo.
—Está
ocupado…
— ¿Por
tu amigo cierto? ¿Cuál es el problema de que ocupe su lugar solo un momento?
¿Ninguna verdad?
—…—Changmin
soltó un suspiro, bebiendo nuevamente su copa de ron, tragando en seco, con una
sonrisa lastimera en el rostro que Jaejoong no había visto
— ¿Mal
de amores?
—Si…aunque
a usted no debería importarle
—Estamos
en un bar, con las copas de más, a veces un extraño es más de ayuda que
cualquier amigo
—Podría
tener razón…qué más da…no soy un personaje famoso del cual podría hacer burla
en un periódico amarillista qué más da…
—Entonces
di, quizá pueda ser de utilidad, me han roto muchas veces más cosas que solo el
corazón…—Changmin sonrió con ironía y Jaejoong sintió sus deseos arder en su
pecho con más fuerza
—La
persona con la que salía por casi tres años y a la que estúpidamente pensaba
pedirle matrimonio…esa…esa mujer me estuvo engañando…no tengo idea por cuanto
tiempo, pero estoy casi seguro que fue desde el principio
Jaejoong
frunció el ceño, recordando a la horrible mujer de cara pequeña y cabellos
negros cortos, sonrisa pintada exageradamente, bajita y sin gracia, si antes
pensaba que era ilógico que alguien como ella estuviera con la persona que
hablaba con él, pues ahora pensaba que era una blasfemia el insinuar si quiera
que le hubiera engañado, en su sano juicio siendo mujer y con alguien así a sus
pies no lo dejaría por ningún desliz.
—Fue
estúpida…
—Eso
fue lo que yo dije…
—Alguien
tan…tan como tú…ser engañado, es en verdad un pecado…—con descaro tomó su
rostro con sus manos, el rostro que tanto había admirado y pensado al fin podía
tocarlo y casi podía tocar en sus sueños la sensación de una noche con él, su
piel suave y tersa
—No
exagere…—con sutileza alejó su rostro de sus manos y apresuró otra copa
—No
dejes que alguien que no vale la pena te haga pasar un mal rato, hay muchas
personas en este mundo que pueden ser mejores que una pequeña embustera que no
supo valorar algo que en verdad valía la pena. ¿No crees?
—Si…tienes
razón…pero no tengo ganas de buscar a nadie…muchas gracias por el consejo, a
estas alturas en verdad siento que puedo olvidar todo para mañana con todo lo
que tomé…debo buscar a mi amigo…quizá ya este por acostarse con cualquiera, no
quiero líos, solo deseo irme a casa. Adiós desconocido…—se despidió con una
sonrisa y se metió entre la multitud, perdiéndose de vista.
Jaejoong
estaba tan cerca pero a la vez tan lejos de cumplir con su cometido que sintió
la rabia destilar por sus venas, sabía que sus señales al acariciar su rostro y
mirarlo como él lo hizo eran obvias señales de coqueteo y sabía que él se había
dado cuenta y que lo había rechazado de la manera más educada que pudo.
Pero
ya lo había dicho.
A él
nadie lo rechazaba, absolutamente nadie se podía librar de él cuando en verdad
mostraba interés y Changmin por más hermoso que fuera no sería la excepción.
Cuando
salió del club ya llevaba medio bar en las venas y solo se detuvo por miedo a
terminar en el hospital por intoxicación etílica, al volver a casa se tiró en
el sillón, riendo como desquiciado mientras recordaba a Changmin, su cabello,
sus ojos, sus orejas, su nariz, sus labios, su sonrisa, su cuello, el ancho de
sus hombros, los músculos de sus brazos, visibles a través de la camisa que
llevaba puesta esa noche, la perfecta línea curvada de su cintura, su cadera,
sus piernas, y la imagen divina que todo aquel ser formaba.
—Changmin…Changmin,
a mí nadie me rechaza…a mí nadie me dice que no…y cuando me vuelvo insistente
no hay nadie que pueda librarse de mí—comenzó a reír con más fuerza mientras
imaginaba cosas, de cómo cruzarse por casualidad con él y tratarlo como a un
viejo amigo o acorralarlo en algún lugar y mostrarle quién era él.
Era
casi una tarea imposible dada la cantidad de habitantes únicamente en Seúl, la
cantidad de lugares públicos y todo eso, sería una tremenda suerte el poder
encontrar a Changmin así.
Pero
aun así, sin saber de dónde sentía esa necesidad de atraer a Changmin hacia sí,
traerlo y no soltarlo, sabía que sonaba estúpido el obsesionarse tanto por
alguien que únicamente había visto dos veces y solo sentirse atraído por su
cuerpo y rostro sin saber en realidad como era como persona.
Pero
como decía un amigo que tuvo hace mucho, para estas cosas, el usualmente no
piensa con la cabeza.
Como
un completo imbécil durante casi tres semanas por las mañanas y tardes
frecuentaba el café donde lo vio la primera vez y por las noches iba al mismo
club donde lo vio, no importaba quién se acercara a él, cuan bello fuera,
cuanto estuviera interesado en él ni nada, él solo buscaba a alguien y así le
tomara mucho o poco tiempo lo conseguiría.
Una
total locura, pero cuando esta te toca no hay vuelta atrás, quizá fuera
consecuencia de la soledad que vivía a diario, siendo mantenido únicamente por
el dinero de sus padres que tenían un gran conglomerado del cual él se
desentendía por completo, quizá su soledad, sus amantes de una noche al fin
habían hecho mella en él y una persona con una belleza que tocaba la locura
había terminado por volverlo a él loco.
En
verdad loco.
Pensando
en que quizá subestimo el dolor de Changmin con respecto a la herida provocada
por esa inmunda mujer no volvió a la cafetería y comenzó a frecuentar otra tras
otras y así seguiría hasta encontrarlo, hasta descubrir al menos en qué
trabajaba.
No
tuvo mucha suerte desde luego, con las numerosas cafeterías en todo Seúl, para
cuando ya habían pasado cuatro meses pensó que iba a volverse más loco de lo
que estaba en media búsqueda pero como si fuera un mensaje del cielo, el
periódico del domingo en la mañana, mientras lo hojeaba con desinterés lo vio,
su sonrisa impresa en una página de periódico, en blanco y negro vio su
fotografía junto al mismo chico con que lo vio en el club.
Aquel
chico respondía al nombre de Jung Yunho, hijo de una familia poderosa que le
había dado la posibilidad de abrir su propia empresa junto a su mejor amigo de
infancia Shim Changmin, una empresa
de turismo, basada en sus conocimientos de Corea y sus deseos de mostrarle a la
gente del extranjero la belleza de Corea del Sur.
Su
sonrisa no pudo ser más amplia, ya sabía dos cosas importantes, trabajaba en
una nueva empresa de turismo y se apellidaba Shim, eso reducía a los miles de
Changmin en Seúl a unos menos pero solo uno como él, su trabajo lo reducía más
aun y ya era innecesario seguir frecuentando el mismo bar y todas las
cafeterías que existían en Seúl.
Recortó
la noticia del periódico y la pegó en su pared, memorizándose los datos hasta
que al final terminó saberse el artículo de memoria, decidió no ir a buscarlo
directamente, más bien conforme al tiempo los mismos periódicos le daban
información sobre él.
En
poco tiempo la empresa de turismo alcanzó un grado enorme de popularidad,
monopolizando a la mayoría de los turistas extranjeros y haciendo alianzas con
otras empresas de turismo que iban perdiendo por la existencia de la calificada
como una de las mejores agencias de turismo.
Para
los siguientes cuatro meses, en la página web de la agencia descubrió mucho más
de Shim Changmin, para mediados de
octubre tenía casi toda una pared con fotos de Changmin y recortes de
periódico.
El
Jaejoong de hace un tiempo ya no existía, el conquistador empedernido no
existía más, seguía siendo igual de apuesto que siempre pero ya no se
aprovechaba de ello con cualquiera, porque solo tenía un objetivo por cumplir,
solo alguien por quién ir y aunque no fuera amor y solo fuera un insulsa
obsesión él no dejaría ir a esa persona.
Para
cuando llegó mediados de noviembre la agencia se volvió un conglomerado,
uniendo no solo recorridos turísticos y esas
cosas, terminaron comprando dos hoteles importantes en las zonas
turistas más visitadas en Corea y para ese entonces Jung Yunho y Shim Changmin
eran los empresarios menores de treinta años más exitosos en tan poco tiempo,
para colmo de males, no solo eran jóvenes, ricos e inteligentes, también eran
apuestos y considerados los hombres más codiciados actualmente.
Jaejoong
no podía entender porque seguía coleccionando recortes de periódicos,
información de revistas de empresarios, porque su bandeja de favoritos estaba
llena de artículos sobre Changmin, cuando ya tenía todas las armas para
acercarse a él.
Al ser
alguien con dinero y fama, para él era muy sencillo ser presentado directamente
con él, simplemente mostrando un poco de interés en la empresa de su familia de
la cual ahora estaba haciéndose cargo su hermana mayor, pero no lo hacía,
seguía indagando en los lugares más estúpidos sobre él, era como un mantra
mirar los periódicos y buscar una imagen suya.
Para
cuando empezó el nuevo año creía que sería imposible presentarse frente a él y
hacer algo, pero entonces decidió tener una especie de contacto más indirecto
que otra cosa con él, fue cosa de buscar un poco en la guía telefónica y sin
saber cómo dio con el número exacto de Shim Changmin, pudo saberlo porque
cuando contestó era la misma vos que le
dijo que su novia de tres años lo había engañado, débil y gastada, de seguro
había bebido.
— ¿Diga?
—
¿Shim Changmin?
—Si…él habla…—no dijo nada más,
únicamente sonrió con sorna y colgó el teléfono, escribió el número y lo pegó
junto al teléfono para no olvidarlo nunca y solo bastó una noche para que ni el
papel sirviera y tuviera su número gravado en la memoria.
Una
llamada sagrada a media noche, en la cual solo dejaba que Changmin blasfemara
desde el otro lado del teléfono, eso le daba el consuelo de escuchar su vos
todos los días, imaginando que esa vos gritaba su nombre perdido entre una nube
de vapor.
Un mes
así y no necesitó más para empezar a trazar un plan, un plan del cual ni bien
terminara de realizarse terminaría por lograr que Shim Changmin el ahora
empresario cayera en su telaraña, una larga he irrompible telaraña que no lo
soltaría sino hasta que él lo quisiera y eso al paso que iba sería nunca.
Cada vez
que lo veía, en alguna revista y un periódico o donde sea una sonrisa macabra
se apoderaba de sus rostro y su mente era únicamente capaz de trazar el plan
que tenía como unas cien veces más, casi podía sentir en medio de la
obscuridad, mientras su único consuelo era una botella de alcohol y su
imaginación, su piel, sentía todavía bajo sus manos la tibia piel de Changmin,
podía casi sentir su cuerpo sobre sí mismo y eso únicamente conseguía que su
desesperación diaria aumentara en gran manera.
.:::::::::::::.
Revisó
los papeles una vez más, con una sonrisa medio escueta en los labios mientras
Yunho hablaba sin parar a su lado, hasta que al parecer su cerebro al fin entró
en funcionamiento y se dio cuenta de la cara que traía su amigo, un rostro
preocupado que dado los últimos días no tenía sentido.
— ¿Qué
pasa Minnie? —Changmin soltó un suspiro y miró a Yunho
—SunHye…algo…algo
me dice que algo anda mal entre nosotros
—
¿Cómo que mal? Hace solo dos días compraste un anillo para pedirle matrimonio—Changmin
volvió a suspirar y entonces Yunho se preocupó, el hecho de que conociera a
Changmin desde que iban al jardín de niños le hacía comprender por completo
cada uno de los gestos y acciones de Changmin. En este caso los suspiros eran
realmente preocupantes en alguien como lo era su amigo
—Le
dije que saliéramos hoy por la noche…para tener listo todo, pero me dijo que
vería si tenía tiempo, que tenía algo de trabajo, para no preocuparla mucho con
la salida frustrada decidí invitarla a almorzar, me aparecí en su
trabajo…Yunho…ella ya no está trabajando ahí
— ¿Eh?
—La
encargada me dijo que hace un mes que no trabaja ahí…presentó su renuncia…
—Y
eso…
—No
sé, pero algo malo quiere decir, intenté llamarla hace rato pero su teléfono
suena ocupado—Yunho frunció el ceño
—No
tenemos mucho que hacer ahora. ¿Verdad? —Changmin miró su computadora y algunas
carpetas que tenía sobre el escritorio, ya había terminado todo y dado que no
tenían nada más que hacer Yunho había ido a su oficina a charlar
—No…
—Pues
bien, vamos a casa de SunHye a ver qué pasa, si renuncio no debe estar haciendo
nada ahora. ¿No crees? —Changmin cabeceó un poco pero al final, como siempre
Yunho terminó por convencerlo y en menos de veinte minutos estaba en el auto de
Yunho con los audífonos puestos escuchando una canción que le hizo crear una desastrosa
situación en su mente en la que imaginaba a SunHye besando a un hombre sin
rostro.
Cuando
llegaron Yunho lo dejó ir solo, no tenía muchas ganas de hablar con Yunho
mientras estaba con SunHye pero se arrepintió inmediatamente cuando vio a
SunHye en administración, tomada de la mano con un hombre mucho más viejo que
él.
—S-SunHye…—murmuró
apenas, la aludida lo miró con los ojos completamente abiertos, temblando como
una pluma, el hombre mayor lo recorrió con la mirada, tenía un rostro serio y
profundo, causaba un poco de miedo.
—
¿Desea algo de mi prometida? —preguntó el hombre, con una vos gruesa molesta,
Changmin sintió su pulso acelerarse, sentía el corazón latiéndole en la boca
—Changmin…lo
siento yo…—SunHye se tapó la boca con las manos, temblando ligeramente mientras
lo miraba temerosa, también al hombre que estaba a su lado, entonces Changmin
lo recordó, ese hombre…ese hombre lo había visto muchas veces cuando fue a
visitar a SunHye a su trabajo, ella siempre decía que era un cliente frecuente,
incluso antes de que se conocieran, pero ahora que lo analizaba en un lugar
como el que trabajaba SunHye no tenía sentido que un hombre fuera tantas veces
a la semana.
Sonrió,
como si la situación le pareciera divertida, como si no le molestara y
estuviera gozando inmensamente de la situación, se acercó dos pasos a SunHye y
acarició su rostro, como si fuera una niña pequeña que había cometido un error.
—No te
preocupes SunHye…al final caerás por tu propio peso…ah por cierto señor…—el
hombre lo miró ceñudo—Cuídese de esa arpía...creo que nos ha estado engañando a
los dos o quizá yo soy aquí el único imbécil que creyó en ella por tres años de
relación—no esperó a que el hombre dijera algo, solamente se dirigió a la
puerta con calma, calculando cada paso, sintiendo como si fuera a colapsar en
cualquier momento, aunque se sintió un poco mejor cuando antes de salir escuchó
la vos del hombre.
— ¿Qué
quiere decir con tres años SunHye? ¿Tres años qué?
Llegó
al auto de Yunho y se ubicó en el lugar que había dejado hace solo dos minutos.
— ¿Qué
pasó? —preguntó el mayor, buscando respuesta en su rostro, pero Changmin solo
murmuró un débil ‘no quiero hablar de ello ahora’ y se puso los audífonos,
tarareando una vieja canción de apocalyptica y Adam Gontier, hasta que sin notarlo
él mismo si quiera comenzó a cantarla en vos alta, llamando la atención de
Yunho.
—I Try
to make you see my side
I'm
Always trying to stay in line
But your
eyes see right through
Thats
all they do
I'm
getting buried in this place
I've got
no room your in my face
Don't
say anything just go away
If you
were dead or still alive
I don't
care
I don't
care
Just go
and leave this all behind
I don't
care
I don't
care
—Changmin…—Yunho
soltó un pesado suspiro, sacándole los audífonos de golpe a Changmin que lo
miraba de manera perdida— ¿Qué pasó?
—Esa…esa…esa
estúpida me estuvo engañando, va a casarse con un anciano decrépito…quizá me ha
estado viendo la cara por años…quizá siempre…—Yunho soltó otro suspiro y vio el
lugar donde habían parado, ya era algo tarde, la obscuridad ya era total y la
brillante luz del club que había al frente solo dejó cabida a una simple opción
—Pues
bien, cuéntame todo…pero tomemos una copa mientras, dicen que el alcohol ayuda
a olvidar, comprobemos eso…—Yunho lo jaló del brazo hasta dentro del lugar,
Changmin tenía un rostro perdido y sonreía como de costumbre como si hablar de
un engaño de una mujer que amas fuera algo divertido, Yunho sabía que Changmin
no era de aquellos que se mostraba triste con facilidad, no dejaba ver nunca
sus lágrimas pero sabía que en el fondo era alguien muy débil, alguien que se
rompía con facilidad que aguantaba con todas sus fuerzas para no mostrar su
frágil corazón a los ojos de personas que irían a lastimarlo.
Acarició
su cabeza varias veces, como si fuera el padre que perdió cuando tenía solo
seis años, sonrió como si con su sonrisa pudiera hacer de cuenta que era solo
una vieja anécdota.
Cuando
las copas aumentaron se dio cuenta que Changmin no cambiaba de actitud, que no
le brillaban los ojos, dispuesto a tirar su pena en lágrimas, ni borracho podía
quitarle lo orgulloso, lo sabía pero no podía hacer nada más al respecto.
—Ahora
vuelvo…—Yunho fue a mojarse un poco la cara, el alcohol ya le caía pesado, dejó
a Changmin solo con su copa de ron escoses en la mano mirando a la nada,
sonriendo en lugar de llorar o mostrarse triste o deprimido.
Un
extraño se sentó a su lado, Changmin mantuvo su sonrisa, las personas eran tan
predecibles a veces.
—Está
ocupado…—dijo con un deje de desprecio y molestia, no quería ser grosero pero
las intenciones de ese sujeto eran obvias desde el primer momento.
—
¿Por tu amigo cierto? ¿Cuál es el problema de que ocupe su lugar solo un
momento? ¿Ninguna verdad?
—…—Changmin
soltó un suspiro, bebiendo nuevamente su copa de ron, tragando en seco, con una
sonrisa que denotó un poco su tristeza interior
—
¿Mal de amores?
—Si…aunque
a usted no debería importarle
—Estamos
en un bar, con las copas de más, a veces un extraño es más de ayuda que
cualquier amigo
—Podría
tener razón…qué más da…no soy un personaje famoso del cual podría hacer burla
en un periódico amarillista…
—Entonces
di, quizá pueda ser de utilidad, me han roto muchas veces más cosas que solo el
corazón…—Changmin sonrió con ironía, a veces la gente era tan desesperada pero
en realidad a él no le molestaba mucho, solo necesitaba desahogarse de alguna
manera, que no fuera llorando
—La
persona con la que salía por casi tres años y a la que estúpidamente pensaba
pedirle matrimonio…esa…esa mujer me estuvo engañando…no tengo idea por cuanto
tiempo, pero estoy casi seguro que fue desde el principio
Soltó
todo así de simple, como con Yunho, no le importaba quién fuera, que rostro
tenía ni nada, solo soltó eso como si nada, esperando quizá una llamita de luz
de consuelo en la voz de ese extraño.
—Fue
estúpida…—soltó el extraño, con una sonrisa que
no dejaba a pensar en buenas intenciones
—Eso
fue lo que yo dije…
—Alguien
tan…tan como tú…ser engañado, es en verdad un pecado…—Changmin saltó un poco en
su lugar cuando sintió las frías manos de esa persona sobre su rostro,
acariciando sus mejillas con sus pulgares, Changmin casi se rio de su descaro
—No
exagere…—con sutileza alejó su rostro de sus manos y apresuró otra copa de ron,
que le quemó la garganta
—No
dejes que alguien que no vale la pena te haga pasar un mal rato, hay muchas
personas en este mundo que pueden ser mejores que una pequeña embustera que no
supo valorar algo que en verdad valía la pena. ¿No crees? —Changmin asintió con
tranquilidad
—Si…tienes
razón…pero no tengo ganas de buscar a nadie…muchas gracias por el consejo, a
estas alturas en verdad siento que puedo olvidar todo para mañana con todo lo
que tomé…debo buscar a mi amigo…quizá ya este por acostarse con cualquiera, no
quiero líos, solo deseo irme a casa. Adiós desconocido…—se despidió con una
sonrisa algo escueta y falsa, caminó por entre la gente hasta salir, apoyándose
en el auto de Yunho, esperando a que este apareciera.
—
¿Dónde te habías metido? —preguntó con brusquedad cuando Yunho apareció, él le
sonrió
—Fui
al baño y te vi bien acompañado así que me fui a bailar, ya juraba que ibas a
quitarte el clavo al menos una noche hasta que vi al pobre solo
—Sabes
que no soy de esos que solo desean quitarse el clavo con cualquiera…tu tomaste
poco, llévame a casa…—Yunho asintió, Changmin no dijo nada durante todo el
camino, solo se dedicó a mirar las luces de la ciudad a través de la ventana,
pensando en nada, Yunho tampoco dijo nada y para él era incluso mejor, no quería
palabras ahora, no cuando pensaba únicamente en traiciones y un corazón roto.
Cuando
se tiró en su cama a dormir tres horas después sintió que iba a llorar, fue
como si soñara que se ahogaba en lágrimas pero cuando se dio cuenta no había
derramado ni una gota, para alguien como él, llorar era algo demasiado aparte
algo que casi había olvidado, quizá tomó para sí mismo muy seria la promesa que
le hizo a su madre cuando su padre murió.
Hasta
ahora él en realidad no sabía que había sucedido en verdad con respecto a su
padre, pero sabía que antes incluso de morir su madre había sufrido mucho por
su culpa, por ello frente a la tumba del hombre que le dio la vida y mirando al
hermoso rostro de su madre prometió no llorar.
Y
hasta ahora veinte años después no lo había hecho, muchas veces sintió que se
desmoronaría, como cuando su madre murió cuando apenas estaba en último año de
secundaria, pero no lloró, hasta ahora no había derramado ni una lágrima por
más dolor que tuviera y casi sentía innecesario tener lacrimales si solo le
servían para refrescar sus ojos.
Solamente
se dejó abrazar por el sueño y cayó dormido, con la ropa puesta y el alcohol
impregnado en él.
A
la mañana siguiente continuó con su vida, como si jamás hubiera conocido a Cho
SunHye, como si nunca hubiera sucedido, como si no hubiera pensado en pedirle
matrimonio ni nada, simplemente la enterró en su memoria, continuando, pensando
en nuevos proyectos para su vida, quizá viajar, mudarse, hacer algo más…
entonces cuatro días después Yunho entró con una sonrisa enorme en su rostro,
colocándole una carpeta en frente.
—
¿Y esto? —Yunho le indicó con la mano que la abriera, Changmin soltó un suspiro
y abrió la carpeta leyendo en cinco minutos todo el contenido, cuando terminó
no pudo más que mirarlo como si tuviera tres ojos en lugar de dos— ¿Qué
significa?
—
¿Acaso no sabes leer?
—Si
la entiendo idiota, pero creí que tus padres no dejarían que abrieras tu propia
empresa…ellos…
—Ellos
querían que trabajara en el negocio familiar pero ya que mi hermana desea ese
puesto me dejaron hacerlo, aceptaron el proyecto antes de ayer
—
¿Y ahora me lo dices?
—Con
lo de SunHye no creí que estuvieras para esto, pero viendo que no te afectó
mucho es mejor, además mis padres me ayudaron y consiguieron el lugar apropiado
para empezar a trabajar en orden la siguiente semana
—
¿La siguiente semana? ¿Y los permisos y…?
—Papá
tiene muchos contactos, todo está en trámite, solo tenemos una reunión el
viernes por la mañana con el abogado para firmar y otras formalidades y estamos
listos para empezar
—Dijiste
que tu padre no se metería en esto
—Eso
fue cuando pensaba hacerlo a espaldas suyas pero ahora que es de frente, él
mismo se ofreció a hacerlo. ¿Qué más puedo pedir? Así nos ahorró cinco meses de
papeleo y formalidades…en verdad lo reduje a solo cinco días—Changmin sonrió,
correspondiendo a la alegría de Yunho.
Solo
dos semanas después su primera empresa en compañía de su mejor amigo de
infancia inició, con una escandalosa entrevista por parte de reporteros que
estaban sorprendidos del progreso del famoso heredero de la fortuna Jung y su
propia empresa, termino saliendo en todas las fotos y con un dolor de cabeza al
final del día.
Para
cuando se dio cuenta estaban comprando un hotel en Jejú y tenían sucursales en
casi toda Corea del sur, para él el tiempo había pasado volando como si nada,
ocupado como estaba no tenía nada más en que pensar que en el trabajo, la
comida y el sueño.
Y
cuando se dio cuenta SunHye era solamente un mal sueño muy perdido en su
memoria, ya habían pasado muchas cosas para él y el recordarla era como
recordar a alguien que habías visto en la calle, alguien que no significaba
nada pero que se te hacía familiar.
Cuando
lo notó supo que estaba listo para meterse en cualquier desliz de una noche,
divertirse o cualquier cosa, porque no se sentía atado de ninguna manera al
recuerdo de alguien que le había roto el corazón.
Pensó
en ir a clubes y fiestas con Yunho para conocer a alguien siquiera para pasar
el rato pero su plan terminó por frustrarse cuando descubrió que no le
apetecía, disfrutaba de beber con amigos y todo eso, pero en otro sentido
prefería hacerlo en casa, tranquilo, sin tener que preocuparse sobre qué
pasaría en caso de que se emborrachara hasta perderse y no recordara donde
vive, en ese sentido prefería quedarse en casa.
Esa
noche bebió un poco de Soju en casa, pensando en que podría dormir hasta tarde
al día siguiente, cuando pretendía dormir sonó el teléfono perturbando sus
pensamientos.
—
¿Diga?
—
¿Shim Changmin?
—Si…él
habla…—al otro lado de la línea nadie le contestó, solo escuchó una suave
respiración y luego la llamada se cortó—Puto loco…—murmuró medio borracho medio
sobrio, caminando a tumbos hasta su habitación donde se tiro de panza y sin
importarle el frío ni nada se quedó dormido.
Al
día siguiente durmió hasta las diez y luego salió como de costumbre, el día
pasó tranquilo hasta que llegó la media noche mientras veía una comedia
romántica que para ser sinceros le aburría a muerte pero como no había nada
mejor en la tele se la quedó viendo. Justo cuando su reloj sonó con un pequeño bip el teléfono sonó.
—
¿Diga? —nadie le contestó de la otra línea, frunció el ceño, siguió insistiendo
pero nadie le contestó, termino por insultar a quien quiera que fuera el
imbécil al otro lado de la línea y colgó furioso, terminó renegando como hasta
las dos de la madrugada sobre los imbéciles que llamaban solo para hacerse la
burla de gente de bien.
La
semana transcurrió como de costumbre, con su trabajo, la alegría de estar tan
ocupado que no tenía tiempo para nada más, en realidad a veces Yunho le
consideraba un adicto al trabajo pero para él era el simple empeño que tenía
con respecto a sus responsabilidades.
Lo
único diferente fue que cada noche a la media noche ese imbécil seguía con la
manía de llamarlo sin hablarle, hasta ya se había cansado de insultar al tipo
un mes después.
Pero
después hasta la rabia se le olvidó cuando Yunho le dio la noticia que iban a
comprar un hotel en Busan y otro en Jinan más la inversión de un Japonés para
hacer que la empresa de turismo no se viera únicamente enfocada en Corea del
Sur, si no que se extendiera por toda Asia, resaltando las maravillas del
continente Asiático a América, Oceanía y Europa.
La
inversión se aprobó sin inconvenientes y tuvieron una gran recepción donde
irían muchos de los más importantes empresarios no solo de corea sino también
de Hong Kong, Japón y curiosamente algunos europeos.
Cuando
la fiesta se habilito Changmin se dio cuenta que estaba divirtiéndose demasiado
como para arruinarlo he irse a casa, pero cuando se cansó y se sentó en la
barra alguien se le acercó, temprano los habían presentado, era el hijo de una
ex miss Corea que se había destacado después de su reinado por su trabajo como
actriz y había conseguido una gran cantidad de dinero e invertía en numerosas
empresas.
—
¿Por qué aquí cuando todos se están divirtiendo? —le pregunto con una afable
sonrisa, Changmin correspondió a la sonrisa, bebiendo un poco más de la piña
colada que tenía en manos
—Me
cansé de bailar, por lo que veo tú tienes mucha habilidad para eso, yo no y
estoy cansado—Junsu sonrió, apoyando los codos en la barra mientras lo miraba
—Pensé
que alguien como tú de seguro tenía novia o algo, no eres feo, eres un gran
empresario…
—Novia…—soltó
una carcajada, quizá provocada por el alcohol que iba ingiriendo desde las ocho
de la noche hasta ahora casi media noche—No, me olvidé de compromisos desde que
descubrí que a la mujer que iba pedirle matrimonio me había engañado por toda
nuestra relación, peor aún por un hombre que tranquilamente podría ser su padre
—Lo
siento…
—No
te disculpes, después de todo ya la olvidé y soy feliz como estoy—Junsu sonrió,
compartieron juntos un par de copas y se internaron en una amplia conversación
que para la una de la mañana había terminado por volverse muy íntima, la
mayoría de los presentes eran jóvenes y casi todos pasados de copas.
Las
cosas estaban avanzando entre ellos incluso más que como una relación de amigos
instantáneos.
—
¿En serio no has estado con nadie en todo ese tiempo?
—Soy
alguien que respeta una relación, más aun cuando planeas en algún momento
casarte con esa persona…
—Vaya…—Changmin
rio alto, Junsu lo acompañó, la canción cambió a una tranquila la mayoría bailaban
en parejas y otros se habían amontonado en la barra, cansados de tanto moverse—Me
encanta esa canción…
—
¿En serio? A mí también…—ambos sonrieron y comenzaron a cantar la canción
juntos, pasado unos minutos cantando hasta que la balada terminó y ninguno supo
como pero terminaron besándose al comienzo de la siguiente canción.
Para
Changmin no había ningún inconveniente con eso y si para él no había problema
para Junsu aún más; el problema residía en unos ojos felinos que los miraban
fijamente en una esquina del salón, los miraba tan fijamente que si las miradas
lograran atravesar a alguien ambos estarían ya hasta divididos en dos, pasadas
seis baladas y besos constantes desaparecieron del salón y Jaejoong si antes
estaba loco ahora en verdad era un psicópata, su plan estaba a nada de
cumplirse pero un estúpido le jugo chueco y terminó por meterse con lo que le
pertenecía.
Y
nadie se metía con lo que a Jaejoong le pertenecía, Changmin la pagaría muy
caro, demasiado caro.
Él
únicamente deseaba tenerlo en sus brazos y hacerle feliz, pero él solo buscaba
su perjuicio, traicionándolo de esa manera.
La
locura en él había tocado un punto crítico, por todos esos meses se había
conformado con sus insultos a la nada y su típica manera de contestar el
teléfono, se había conformado con su propia imaginación, viéndolo solo en
sueños entregarse plenamente a él.
Pero
ahora esto se reducía a cero piedad con quién había tenido el valor de
rechazarlo a él y no esa persona, que juzgando su apariencia era lindo pero por
favor, las personas habían hablado de sí mismo siempre como una persona
inhumanamente hermosa, más que cualquiera.
Quizá
ahí estaba otra cosa que afecto a su personalidad, la gente siempre lo había
tomado en cuenta únicamente por su apariencia y en alguna época en su
adolescencia había odiado su cara porque las personas que él esperaba lo
quisieran por lo que era por dentro no le habían tomado importancia real, al
menos no a sus sentimientos o pensamientos y él solo ansiaba a alguien que no
lo quisiera por su apariencia.
Quizá,
el que Changmin le rechazara le había hecho pensar que quizá sería la única
persona que podría amarlo por lo que es y no por su apariencia.
Quizá…solo
quizá.
.::::::::::::::.
La
presencia de Kim Junsu en la vida de su Changmin se había vuelto un completo
fastidio, desde esa estúpida noche Jaejoong ya no pudo perder de vista a
Changmin, lo seguía a donde fuera, a su trabajo, a casa a sus carreras
mañaneras, a donde fuera, no importaba donde.
Lo
había visto desde esa vez, tantas veces con Kim Junsu que estaba empezando a
volverse un parasito en su vida, una molestia insoportable que pasaba gran
parte de su tiempo libre metido en el apartamento de su Changmin por supuesto
con su Changmin.
El
solo imaginar que podrían estar haciendo solos le llenaba de rabia, solamente
quería hacerle desaparecer, eliminarlo y no dejar que se acercara ni muerto a
Changmin y estaba seguro de que lo lograría sin necesidad de absolutamente
nada.
Su
oportunidad llegó junto a un viaje de Changmin por dos semanas a Hong Kong
junto a Yunho.
Solo
necesitó un poco de su influencia y su cara para obtener su fecha de retorno y
la ayuda de un necesitado empleado del servicio de manejo de equipaje en el
aeropuerto para estar preparado.
El
28 de junio el día en que Changmin llegaría solo por un ‘incidente’ con los
pasajes de Yunho llegó rápidamente y Jaejoong casi no podía más con su propia
expectación a lo que después sucedería, su hermoso ‘ángel’ como lo había
llamado hasta ahora al fin estaría en sus brazos y podría saciar el fuego que
ardía en su interior, quizá lo heriría pero al final estaría solo con él, sería
solo suyo y después de eso en su mente solo quedaba la eternidad.
Sonrió
cuando el encargado del equipaje que había sobornado le dio la señal de que el
equipaje estaba siendo bajado e iba a ir a buscar el de Changmin, caminó por el
aeropuerto viendo a través de la enorme pared de cristal como Changmin
comenzaba a elevar las manos en molestia por la pérdida de su maleta, cuando
vio que ponía sus manos en su cintura y negaba varias veces con su cabeza
sintió una mano en su hombro.
—L-La
maleta…y-ya la movilizo a su auto o…
—Yo
la llevaré…—dijo con una sonrisa, viendo al desgarbado jovencito que sonrió
débilmente, entregándole la maleta y una bolsa de plástico.
Volvió
a su auto con una enorme sonrisa, acomodó sus cosas y vio como Changmin salía
cargado con solo una de las maletas de las dos que había cargado en Hong Kong,
tomó un taxi y lo siguió hasta que llegó a su casa y luego se dirigió a la
suya.
Ni
bien llegó se dedicó a forzar el candado de la maleta para luego sacar su
contenido, viendo cada prenda como si fuera un pedazo de cielo, aspirando su
aroma, su perfume impregnado en cada prenda, ahora se sentía más que nunca
cerca de él, ese día llamó más temprano, se molestó al oír la voz de Kim Junsu
y colgó, repitió la llamada más tarde.
—
¿Diga?
—Espera
por mí, Changmin…—dijo simplemente, colgando al instante, mientras apretaba con
fuerza una de sus camisetas, la misma con la que le había visto la primera vez.
Sonrió
con sorna y luego tomó la bolsa de plástico que ese pobre idiota le había dado,
en él había un uniforme característico de trabajadores del aeropuerto, más una
hoja de información sobre lo que debía decir cuando llamara a Changmin para
decirle que iría a entregarle su equipaje.
Esperó
al siguiente día afuera de su apartamento, de manera extraña había comenzado a
llover a cantaros ese día, se había asegurado de mantener alejado a Kim Junsu
en lo que él estaba con Changmin, también se había encargado de Jung Yunho,
quizá estaba ahora recién en Icheon y con pocas posibilidades de salvar a
Changmin de él.
Nadie
lo salvaría.
Sería
solo cuestión de que pusiera una mano sobre él y no habría poder en la tierra
que hiciera que lo dejara ir de su lado, no habría nada ni nadie, ni el mismo
Dios lo alejaría de él.
— ¿Diga?
—
¿Es usted el señor…Shim Changmin?
— ¿Si?
—Hablo
de parte de Korean Air la empresa
encargada de su vuelo a Hong Kong
—Si… ¿Encontraron mi maleta?
—Justamente,
deseaba preguntarle si usted vendrá por ella a la sucursal en Seúl o es mejor
que la empresa le entregue personalmente su equipaje
—Prefiero que me la entreguen hoy. ¿A qué
hora estarán aquí?
—En
veinte minutos, no demoraremos en llegar, gracias por su comprensión
—Gracias a ustedes—Jaejoong sonrió ampliamente
mientras se miraba en el espejo retrovisor del auto, no le gustaba mucho el
uniforme pero si así era la única manera no tenía de otra.
Sonrió
mientras acomodaba bien la horrible chaqueta gris sobre sus hombros, contó
cronométricamente los minutos y bajó del auto, con la maleta a rastras y entró
en el edificio, sonriendo ampliamente cuando vio al administrador.
—
¿A quién busca?
—Vengo
de parte de Korean Air para entregar
el equipaje que se extravió del joven…si Shim Changmin
—Ah
sí, recibí la notificación, por favor vaya al piso seis, departamento
seiscientos dos, ese es el departamento de Shim Changmin
—Muchas
gracias…—con la sonrisa sin borrársele de su rostro subió al piso indicado y se
dirigió al departamento, tocando el timbre tres veces seguidas, escuchó con
atención los pasos perezosos de Changmin hacia la puerta.
Cuando
le abrió no pudo reprimir una sonrisa, aun con un atuendo tan simple y hogareño
no podía dejar de verse hermoso, de ser hermoso.
—Buenas
tardes…vengo de parte de…
—Sí,
muchas gracias...—Jaejoong sonrió un poco más y pasó la maleta delante de él.
—Debe
firmar unos formularios…por el reclamo que hizo y el recibo de la maleta…
—Claro.
¿Dónde debo firmar? —Changmin movió la maleta a un costado de la puerta y se
paró frente a él, Jaejoong sonrió entregándole la pluma que había comprobado…
no escribía.
—Firme
en esta línea, en el costado de la hoja y…—Changmin tomó la pluma y comenzó a
pretender escribir pero solo trazó una pequeña marca azul y la pluma ya no
escribía—Oh lo siento…creo que dejé mi otra pluma en el auto…
—No
se preocupe, yo debo tener una por aquí, entra…—Jaejoong sonrió más
ampliamente, cerró la puerta a su espalda, dejó la carpeta que tenía en mano a
un costado y sacó una gruesa cuerda de su bolsillo, escondiéndola en su espalda—No,
no las dejé aquí, ahora vuelvo—Changmin se metió en un pasillo, Jaejoong se
quitó la gorra, dejándola sobre la carpeta y desenredó la cuerda, se paró junto
al pasillo donde escuchó claramente los pasos de Changmin de vuelta.
—
¿Dónde se fue? —Solo tomó tres segundos tomar por sorpresa a Changmin,
utilizando su fuerza para tirarlo al piso amarrando con fuerza sus manos tras
su espalda.
—I’ll
always be waiting for you…so you know how much I need you, but you never even
see me, do you…—Comenzó a cantar, apretando sus muñecas con fuerza mientras se
dedicaba a ver a Changmin pataleando bajo su cuerpo—Nadie podrá salvarte…ahora
que te tengo, no hay nadie con el poder de quitarte de mi lado
— ¡¡¡Suéltame!!!
—And is This is my final chance of getting you
Changmin
siguió pataleando sin mucho éxito, sintiendo únicamente como ese desconocido
acariciaba suavemente sus brazos, con cuidado, contrario a como le amarró las
manos
—
¿Qué quieres de mí? ¿Dinero?
—Por
favor, no soy alguien que necesite de dinero. Solo te necesito a ti—Changmin se
detuvo un momento intentando calmar sus pensamientos mientras el extraño tras
suyo comenzaba a jalonear de su camiseta, sintió el calor del cuerpo ajeno
quemándole la piel, calentando la suya, pero a la vez sintiéndola tan fría que
se le entumecían los músculos, continuó gritando, pidiendo que lo soltara, que
lo dejara en paz, pero él no hacía caso, seguía cantando, mientras lentamente,
de una manera tan dolorosa como tortuosa le desvestía—And on and on from the
momento I wake to the momento I sleep. I’ll be there by you side…
—Suéltame…por
favor…—susurró mientras sentía un calor extraño bajo sus parpados, esa persona
siguió cantando, continuó con su tarea hasta que tuvo su camiseta atorada en
sus brazos y su ropa se reducía a los calcetines que también terminó por
quitárselos
—Just
you try and stop me…I’ll be waiting in line, just to see if you can—El calor
del cuerpo ajeno empezó a quemarle la piel, sentía su corazón latir en su boca,
la desesperación naciendo desde lo más profundo de él mientras sentía los besos
que eran repartidos en su espalda, la lengua de ese maldito recorriendo su
piel.
—Por
favor…suéltame…
—
¿Crees que voy a hacerlo? ¿Después de que me rechazaste, pero fácilmente te
fuiste con ese idiota de Kim Junsu? ¿Eres consciente si quiera de todo lo que
he hecho por esta oportunidad?, ya es poco más de un año desde que te vi y no
has salido de mi cabeza. ¿Por qué? Eso quiero que tu cuerpo me lo responda,
todos esos sueños húmedos que terminé teniendo contigo por más de un año,
quiero que se hagan realidad…así grites, pagaras el haberme traicionado con ese
estúpido, haberme rechazado por alguien tan burdo como esa estúpida que tenías
por novia, por haberme ignorado y no mirarme…
—Por
favor suéltame…no era mi intención yo…—Su cuerpo fue dado vuelta bruscamente
sobre el fino piso flotante de madera, no tuvo tiempo si quiera de ver a su
agresor cuando una fuerte mano golpeó contra su mejilla, partiéndole el labio
al instante
—Eres
tan hermoso…hasta el color de tu sangre es tan bella…—se acercó a él y Changmin
entonces pudo reconocerlo, intentó detenerlo pero no pudo, sus labios estaban
pegados a los suyos, besándolos con brusquedad, abriendo más incluso la herida
que había provocado él mismo con su mano, sorbió de su boca como si esta
pudiera proveerle de algo valioso, tocó su cuerpo con brusquedad, sus manos
recorriendo un camino desde su cintura hasta sus rodillas mientras seguía
cantando esa canción, las mismas palabras como un mantra mientras sus manos
recorrían su cuerpo y sus labios dejaban su boca para continuar con su cuerpo,
con cada rincón que podía alcanzar.
Dejo
de hacer fuerza, de intentar detenerlo, porque sabía que como estaba no podría.
El
calor bajo sus parpados incrementó y luego sintió ese calor deslizándose por
sus mejillas, por todo su rostro, la humedad llenándolo.
Estaba
llorando, no sabía si en expectativa de lo que sabía iba a ocurrirle a
continuación o simplemente por los recuerdos que habían venido a su cabeza,
todos los momentos tristes que inundaron su vida desde que su padre murió y no
se permitió llorar, cada raspón cuando jugaba fútbol, cada insulto, cada
herida, la muerte de su madre, la traición de SunHye, todo, se acumuló en su
pecho y las lágrimas surgieron como si nada, con tanta facilidad que lo creyó
imposible.
Jaejoong
disfrutaba por su parte, besando el cuerpo que tanto había anhelado por tanto
tiempo.
Como
lo había imaginado, al igual que su rostro la piel de su cuerpo era igualmente
tersa y suave, sus manos buscaban dejar tatuada en su piel sus caricias y sus
labios dejaban marcas en cada espacio que disfrutaba cada vez con mayor
intensidad, podía sentir su propia excitación presionando dentro de los horribles
pantalones grises que traía puestos, mientras besaba más a Changmin.
—La
primera vez que te vi…supe que terminaríamos así, así no correspondas mis besos
ahora lo harás después, compartirás mi pasión y entenderás porque siento esto
por ti…—Changmin soltó un pequeño sollozo cuando vio sus piernas abrirse para
acoger entre ellas a ese sujeto que lo observaba con una mirada descolocada,
como la de alguien que no sabe dónde se encuentra o qué es lo que hace, una
mirada preocupante pero que a estas alturas ya no podía importarle.
—Por
favor…—susurró apenas, viendo cómo se quitaba la camisa y mostraba un cuerpo
bien formado. Él no hizo caso a su súplica pero mostro algo de compasión,
acariciándole la mejilla y secando un poco de sus lágrimas.
—And is This is my final chance of getting you, and on
and on from the moment I wake to the moment I sleep…
Changmin
dejó de oír nada, solo escuchaba en su
cabeza el llanto de su madre cuando era pequeño, escuchaba los reclamos de la
gente, el rechazo, la traición, el sonido empeoró cuando algo largo se
introdujo en él, produciéndole una fuerte punzada por todo el cuerpo que lo
hizo gritar con fuerza.
—Si
te sientes así solo con un dedo…tranquilo, seré amable—Changmin volteó el
rostro…recordando donde había visto ese rostro, recordando que él no podía ser
ningún trabajador de aeropuerto cuando él mismo lo había visto en la recepción
que tuvieron hace un tiempo, cuando conoció a Junsu. Esto había sido fríamente
calculado, quizá el problema con el vuelo de Yunho estaba relacionado con eso,
la desaparición de su maleta y la aparición de ese sujeto en el umbral de su
puerta.
Un
segundo dedo lo perforó con fuerza, sacándole otro grito, se revolvió por
instinto intentando sacar a la fuerza de su interior esos dolorosos intrusos.
Pero
el otro no lo dejó, en lugar de ello lo metió un tercer dedo en su interior,
provocando un dolor tan grande en su cuerpo que se sentía casi totalmente
incapacitado para moverse si quiera un poco.
—Tranquilo…—Jaejoong
besó sus labios con una ternura inexistente mientras retiraba sus dedos del
lacerado lugar, Changmin tembló, sollozando con todas las fuerzas que le
quedaban al sentir algo caliente rozando contra su muslo.
—No…no…por
favor…no lo hagas…—rogó como última alternativa, Jaejoong sonrió con tristeza,
sacando un poco más de sus lágrimas, mirándolo con lastima mientras se
introducía en él, ni bien empezó a hacerlo un ensordecedor gritó resonó en las
paredes de la sala, vio como las lágrimas de
Changmin
se desprendían cada vez con más fuerza, como la lluvia torrencial que caía
afuera.
—Por
favor…detente…—siguió rogando pero Jaejoong no escuchó, lo miró con ternura
acariciando su mejilla
—No
me detendré…no lo haré…—dijo con una voz gruesa y algo ronca por el placer que
estaba sintiendo—Voy a moverme…—anunció con calma, comenzando a moverse,
penetrándolo con suavidad hasta que pudo moverse completamente en la estrechez
de Changmin, llegando gradualmente a un ritmo violento que amenazaba con
terminar de romper el cuerpo del menor, romper algo más que su alma.
El
tiempo pasó así, entre las estocadas de Jaejoong y sus gemidos, sumado al
llanto de Changmin, que parecía no detenerse por más que lo pidiera dentro de
sí mismo, por más que rogara y pidiera nada.
En
medio de todo aquello y los exagerados gemidos de Jaejoong, Changmin pudo
sentir algo romperse dentro suyo, no era solo la sensación de Jaejoong
abriéndose paso en su interior, era algo más, era la última pieza de la
fortaleza que era su alma, aquello último que faltaba para destruirlo, pudo
incluso oír el sonido de un cristal en su interior haciéndose pedazos,
resonando como eco en su cabeza.
Cuando
sintió algo viscoso y caliente en su interior supo que había terminado, salió
de su interior y se tumbó a su lado, poniéndolo de costado mientras abrazaba su
cintura.
—Lo
logré…el esfuerzo valió la pena. ¿No crees? —no contestó, se quedó en silencio,
sin dejar de derramar las lágrimas que caían sin parar, como un rio naciendo de
sus ojos—Lo logré
La
estruendosa risa de la persona que había destruido todo lo que podía quedar de
él.
Sentía
el dolor corroyendo cada poro de su cuerpo, cada espacio de su alma, las
heridas sobre la ínfima superficie de su piel parecían nada con lo herida que
se había producido en mitad de su alma, su esperanza su todo estaba roto
mientras esa persona tras suyo reía como loco.
Su
alma corrompida por la desilusión por el dolor por su ahora inexistencia.
Solo
quería cerrar los ojos y no despertar, perderse en la nada de la muerte, sentir
los brazos de su madre a su alrededor mientras lo consolaba, olvidar todo y
nada más.
Porque
cuando pudiera soltarse sabía que no podría recuperarse, sabía que no podría
hacer nada más por los pobres e inútiles retazos de alma que quedaban de él.
FIN.
me gusto ver a JJ de psicópata (y) fue divertido ver como maquinaba su plan.
ResponderEliminarPero me dio mucha pena Min ohhh pobre min ;_;
T.T conti no puede quedar asi changmin se tiene que enamorar de jaeeeeeee
ResponderEliminarAigo!~
ResponderEliminarConti please!, esta genial ash! ahorasi odie a Joongie ¬ ¬ jajaja a quien engaño me fascino >.<, u.u pobre Minnie y cielos! existira amores asi de obsecionados?