DECIMA SEGUNDA PUBLICACIÓN.
CONFIANZA NO JUSTIFICADA, MASCARAS DE MENTIRAS.
9/04/2010
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Para las personas que aún piensan que queda algo bueno en mí. No se equivocan.
En realidad. Mucho de la situación no están difícil de concebir. El problema es que todo el mundo piensa que se es bueno o malo. En realidad, todos somos malos, retorcidos, malévolos, mentirosos por naturaleza. En mayor o menor medida.
Levantarse de su silla y gritar: ‘¡Yo soy buena persona!’
Es ser hipócrita. Todos tenemos nuestro lado malo, que cada uno lo reprima de manera distinta es otra historia. Yo solo muevo las piezas a mi favor. Me ha resultado, entonces ¿por qué dejar de hacerlo?
Lo único con lo que tendría dejar de luchar es contra el fantasma de mi hermano. Hace mucho que lo vencí, hace mucho que soy mejor que él, hace mucho que le gané. Junho vive su vida feliz, lejos de la realidad pensando que es perfecto, y tiene su vida perfecta. Con un hermano que es su complemento y lo ama.
Si Junho es feliz en su mundo de fantasías; Yo no se lo voy a impedir.
A mi me quedan aún varias cosas por hacer, para cumplir lo que quiero. El resto es pura diversión. Por que la mayoría de las personas aún no han evolucionado para entender que el amor es meramente comercial. Y me resulta interesante mostrarles un mundo que no conocían.
Cuando conocí ese mundo a través de James. Comprendí que Yoochun sería el primero al que yo le enseñaría ese mundo. El problema fue que él no se dejó guiar por mi mano, y se enamoró, estúpidamente de mí.
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Cuando por fin terminé de quitar la venda en mi pie, sonreí.
Moví primero mi pie, al ver que este se movía tan libremente como yo deseaba mi sonrisa se amplió un poco más. Al fin podía movilizarme con un poco más de facilidad, aunque jugar aún no fuera una opción.
En cuanto me levanté, mi pie logró asentarse con la fuerza necesaria. Me miré en el espejo, convencido de que si hacía los ejercicios necesarios el entrenador podría dejarme jugar para la final que cada día estaba más cerca.
—¿Junsu?
La voz de Junho fue calmada, con un tinte extrañamente preocupado, que me hizo girar mientras veía la puerta de mi habitación abrirse.
—¿Qué sucede, hyung?
—Han venido a verte.
Junho parecía casi tan confundido como yo, miré la hora en mi reloj. Eran cerca de las doce de la noche, nuestros padres dormían. Y era muy extraño una visita a estas horas. Era todavía más extraño que Junho le hubiera permitido ingresar fuera quien fuera.
Cuando la puerta se abrió un poco más, Yoochun me miró con fuerza.
Era obvio… ¿Quién más que Yoochun para derrumbar las barreras de Junho?
—¿Qué haces aquí?
Si mi voz sonó despectiva, poco me importó. Junho abrió la puerta un poco más. Permitiéndole el paso a Yoochun. Y él solo entró, con un paso lento y aquella mirada tan seria que me hizo querer pedirle a Junho que se quedara un poco más.
—Los dejo, cuando Yoochun se vaya bajas a abrirle Su.
—Si… Claro, de todas formas Yoochun y yo no tenemos mucho de que hablar.
Como si de pronto Junho dudara de mis palabras, solo asintió y terminó por cerrar la puerta. Fue un segundo después cuando Yoochun me estampó contra la pared de mi habitación, apretando mi cuello con fuerza.
—Deja a mi hermano en paz, no se que es lo que estás planeando y no me importa, pero deja a Yunho fuera de todo esto.
Fue quizá lo sexy que podía ser Yoochun cuando se veía así de enojado. Tal vez por que sentí su rendición ante mí unas noches atrás en la fiesta de Siwon. O quizá simplemente por que me divertía verlo enojarse más y más. Por lo que fuera, solo me atreví a sonreír.
—¡Estoy hablando en serio!
—¿Y ahora es cuando vienes a preocuparte por Yunho? ¿Por qué? ¿Por qué se reconciliaron? ¿Y si no se hubieran reconciliado, lo hubieras dejado a mi merced?
Yoochun apretó un poco más la mano en mi cuello, supe que me dejaría una marca grave. Por que el aire me estaba faltando. Lo que me impresionó fue el tacto demasiado cálido que me transmitía.
¿Yoochun tenía fiebre?
Entonces noté su ropa, vestía todavía el uniforme. Según entendí Heechul tenía a su mamá en el hospital, ¿Yoochun se había venido desde el hospital directo a mi casa? Mira que es ridículo.
—No pienso discutir nada más contigo, Junsu. Aléjate de él. O juro que te vas a arrepentir por todo.
—No eres quien para amenazarme Yoochun.
De pronto el agarre disminuyó su fuerza de una manera preocupante. Yoochun retrocedió varios pasos, con una mano en su frente y visiblemente débil. Yoochun estaba enfermo, mucho al parecer.
Cuando las piernas de él chocaron contra la cama, su cuerpo se rindió se dejó caer, respirando con dificultad y con sus labios separados lo suficiente como para susurrar un lento juego de palabras a mi favor.
—Te odio… Junsu…
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Fue una de las noches más largas, gracias a Yoochun.
Con él desmayado sobre mi cama, no me quedó de otra que despertar a Junho y pedirle que viera lo que pasaba. Junho solamente lo confirmó, Yoochun ardía en fiebre, completamente desprotegido sobre mi cama.
Entonces mis padres llegaron y se ocuparon de él, supongo que la ventaja de tener padres que sean médicos. Luego de eso me tocó velar un largo rato que la temperatura de Yoochun bajara al ser él mi ‘invitado’
Dormir no fue un placer, menos cuando fue a mí a quien le tocó el futón.
Para cuando desperté eran apenas las seis de la mañana, Yoochun dormía aún, sin tanta fiebre por suerte. Con los demás durmiendo hasta dentro de un par horas, lo que mejor pasó por mi cabeza fue salir a correr, intentando darle actividad a mi pie.
Arreglaba la corbata en mi cuello, luego de una larga ducha mientras mi madre preparaba el desayuno, cuando el cuerpo de Yoochun se empezó a mover. Verifiqué tener el uniforme correctamente puesto y agarré el pequeño bolso sobre una de las sillas en la habitación.
Su voz profunda y grave me detuvo.
—¿Qué me paso?
Bien me hubiera podido marchar sin darle una respuesta. ¡Lo merecía! Él simplemente no podía venir e invadir mi vida como si tuviera el derecho, sostuve el pomo de la puerta y suspiré, con una desdeñosa sonrisa en los labios.
—Mamá dijo que era agotamiento y una fiebre muy fuerte. Te pusieron una inyección y deberías sentirte mejor. Tienes suerte por que Junho está de vacaciones así que puedes quedarte un rato más. Mis padres pronto se irán al trabajo y yo voy camino al conservatorio.
Yoochun apretó los puños sobre la sábana en sus piernas, sentado me observaba. Incrédulo de la frialdad en mis palabras.
—¿Por qué me has ayudado?
—No iba a dejarte morir, ¿no? De todas formas preferiría que para cuando vuelva del conservatorio ya no estés en mi casa. No quiero que me vuelvas a hacer otra escenita patética como esta. Por que tú y yo sabemos que lo de Yunho ha sido solo una excusa.
Fue como irresistible, los ojos de Yoochun se abrieron con sorpresa. Una genuina que me hizo dejar la maleta sobre la cama, cerca de sus pies. Tener aún el poder sobre sus reacciones era interesante. Colocarme sobre él, cerca de su cuerpo, y que su respiración se acelerara era gratificante.
—…Tú has venido aquí, por que aún me amas.
Los puños de Yoochun se cerraron con más fuerza, sin palabras Yoochun se rindió a mí, a mis labios acercándose a los suyos. Al suave contacto de nuestras bocas. A nuestras respiración conjugándose en una sola.
Yoochun podría negarlo cuantas veces le diera la gana, pero no besas con esa devoción a alguien que odias. No me tocó, no levantó sus manos. Pero me besó, con sus labios buscando un contacto más profundo, ralentizando el momento en que me empecé a separar.
Fueron sus ojos, los traicioneros de sus ocultas emociones.
Toqué su frente una vez más. Ya no tenía fiebre. Agarré la maleta sobre la cama, y bajé las escaleras de mi casa lo más pronto que pude, se hacía tarde, y estaba seguro de que Yoochun no regresaría más.
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Cuando llegué al instituto nada había cambiado.
Aunque bueno, con un día de inasistencia no muchas cosas podían cambiar. La espalda amplia de Changmin fue lo primero que mis ojos divisaron. Volví a sonreír, convencido de que mi mañana mejoraría.
Pero cuando estuve junto a él, pude observar lo que Changmin veía con curiosidad. A unos metros, una hermosa chica de primero le entregaba una caja con chocolates a Minho, sonrojada y nerviosa. La muchacha se le estaba declarando a Choi.
Levanté una ceja, por que Changmin sencillamente no mostraba reacción alguna. Solo miraba con curiosidad, analizando la situación, consciente de mi presencia. Movió un poco su boca y me miró.
—Es la quinta chica que rechaza en lo que va de la semana. Desde que rompió con Joong ha sido así, incluso dicen que un chico universitario está tras él. ¿No te parece que Minho es demasiado popular?
Rodé los ojos, como si en realidad esa absurda conversación me importará. Changmin pareció comprender mi punto de vista y sonrió. Levantando un poco los hombros, escondiendo las manos en los bolsillos de su pantalón y retomando el paso junto a mi.
—¿Cómo sabes que la va a rechazar?
—Por que a Minho le gusta alguien más.
—¿Joonghyun?
—Si claro… Como no.
El ego que sufrieron las palabras de Changmin me tomó un poco por sorpresa. La sonrisa dibujada en su rostro demostraba lo sarcástico que había sonado. Pero antes de que pudiera lanzar la pregunta clave, una punzada en mi cabeza me hizo detener.
El dolor era intenso al punto, de llevar una mano hasta mi cabello y jalarlo un poco. Era horroroso.
—¿Hyung, que sucede?
—Nada… Solo… Creo que me voy a enfermar.
Changmin asintió, no muy conforme con la respuesta. Mirándome a ratos, seguramente preocupado. Oculté el hecho de que también me dolió la zona alta de la nariz. Por que de seguro en cualquier momento se me pasaría el dolor.
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Antes de entrar a clases, pasé convenientemente por el salón de Yunho. La primera hora de hoy no la compartíamos, sin embargo fingir que lo había olvidado no era tan difícil. Yunho caminaba con tranquilidad por los pasillos.
Su sola presencia retenía miradas, pero él solo parecía concentrado en llegar a su salón. Cuando Jaejoong hizo aparición por el pasillo contrario, imaginé que se saludarían, que estarían más cercanos que nunca.
Pero eso no pasó, Jaejoong cambió de ruta inmediatamente, bajó la cabeza y antes de que Yunho pudiera notar su presencia, prácticamente desapareció del lugar. Evitando por completo la presencia de Yunho.
Interesante… Puede que nadie más se halla dado cuenta, incluso hasta el mismo Yunho, pero eso, podía ser información demasiado valiosa.
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Yoochun regresó al conservatorio, cerca de la cuarta hora.
Se veía como si nada, con su andar despreocupado y aquella sonrisa por la cual había sido proclamado sin duda el Casanova del lugar. No entendía a Yoochun, finalmente de lo nuestro él se dedicó a hacerle prácticamente a los demás lo mismo que yo le hice a él.
A relaciones de una noche, de ir y venir constantemente como si una relación no fuera realmente importante. Aunque claro, Yoochun podría esconderse siempre bajo la tonta excusa de: ‘Ellos conmigo saben a lo que se atienen; Yo no sabía como eras tú en realidad.’
Supuse que ahora me odiaba un poco más. Y sinceramente era mejor así.
Lo comprobé cuando pasó a mi lado y me miró con cierto desdén, al parecer había dejado atrás la etapa de seducirme para demostrarse así mismo que había superado lo nuestro. Me empujó a su paso y caminó como si nada.
Su golpe fue leve y de cerca, Yoochun se veía débil aún.
¿Preocuparse por alguien más… No era afecto?
Reí estúpidamente. La falta de sueño sin duda me estaba perturbando, los pasos de Yoochun se perdieron por el pasillo, y yo opté por lo más sano ese día. Alejarme completamente de él.
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—¡Junsu! Que bueno que te encuentro.
Jaejoong colocó una mano sobre mi hombro y suspiró.
Con su sonrisa alegre, y la respiración agitada. Seguramente había corrido hasta mí. Coloqué la mejor sonrisa que pude. Y el pareció un poco más calmado.
—Dime, hyung. ¿Necesitas algo?
—Más o menos, ¿tienes tiempo después de las clases? Necesito hablar contigo.
Varias ideas pasaron por mi cabeza, ninguna interesante la verdad. Pero luego de haber observado ese comportamiento extraño por parte de Jaejoong decidí aceptar.
—Claro, pero si es para alguna clase. Ya sabes que soy pésimo excepto en deportes.
Jaejoong rió, palmeando un poco mi espalda. Envuelto en su felicidad momentánea junto a Yoochun. Oh, si… Seguramente mi ‘mejor amigo’ no sabía que me había besado con su… ¿pareja?
—Si, si no te preocupes. Nos vemos a la salida, ¿bien?
—De acuerdo.
Luego de eso Jaejoong desapareció, corriendo una vez más. Seguramente hacía su próxima clase. Jaejoong a veces podía ser muy extraño. Pero sin duda era una de las mejores amistades que podía encontrar aquí.
Por que Jaejoong, sin duda, llegaría lejos. Su inteligencia no dejaba dudas a ello.
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Fue el día más aburrido de toda mi vida.
No hubo demasiado que hacer, o tal vez por que sencillamente ese dolor de cabeza volvía cada tanto y el malestar en mi cuerpo se esparcía hasta el punto de sentir que todos mis músculos dolían aparatosamente.
Una picazón en mi pecho, y aquello terminó en un tosido seco.
Tapé mi boca con la mano derecho, más por instinto que por que en realidad necesitara hacerlo. Estaba pensando en pedirle a la profesora que apagara el aire acondicionado, pero hacía un calor de los demonios, todos se quejarían.
Entonces… ¡¿Por qué demonios yo tenía tanto frío?!
Cerré mejor el abrigo sobre mi cuerpo, el dolor de cabeza había vuelto. Me sentía pésimo y no tenía fuerzas ni siquiera para ir a ver el entrenador y demostrarle que mi pies estaba ya, en casi perfecto estado.
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—Te ves horrible…
Por un momento, juró que pensé que ese comentario iba dirigido hacía mi. Supongo que encorvado por el frio como me encontraba. No estaba dando la mejor de mis imágenes. Sin embargo cuando levanté la mirada. Changmin estaba ahí, con un Siwon que vestía ropa que no pertenecía al uniforme.
—Si, me amanecí junto a Heechul en el hospital. No quiso desprenderse de su madre ni un solo instante. Apenas tuve tiempo para ir a mi casa un rato, por un poco de ropa para mí y para él. Por eso vine también a entregarte tu abrigo. Muchas gracias.
Cuando Siwon le extendió la pequeña prenda oscura a Changmin, él la observó con cuidado, con una suave sonrisa en los labios.
—Me siento como cuando las parejas terminan y se regresan los regalos. Eso siempre me pareció algo muy infantil y estúpido.
Una sonrisa atravesó el rostro cansado de Siwon, aún así permaneció con sus manos estiradas hacía Changmin quien parecía todavía dudar en lo que haría. Changmin levantó la mirada, con sus ojos fijos en los del mayor.
—¿Mañana tampoco vendrás a clases?
—No lo sé… No quiero dejar a Heechul solo así que no estoy seguro.
—Tus padres se preocuparán de que pierdas horas.
—Ellos entienden.
Changmin asintió, aceptando finalmente el abrigo y con un suspiro corto en los labios.
—Min… Cuando todo esto pase, me gustaría hablar contigo.
—¿Hablar, de qué?
Shim parecía de verdad sorprendido por aquello, Siwon solo rascó un poco su nuca.
—Es solo que… Terminar de esa forma, fue tan… No sé. Extraño. Me gustaría hablar contigo luego, ahora Heechul me necesita, pero luego quizá…
—Luego veremos si esa conversación es necesaria Siwon.
En cierta forma Siwon sintió que esa era la última palabra. Changmin era muy determinado con sus decisiones, Choi pareció entenderlo en ese instante. Asintió y empezó a alejarse. Changmin solo permaneció ahí un tiempo más, antes de alejarse por los pasillos mientras los demás estudiantes se dedicaban a salir del instituto.
Luego hablaría con él.
—¿Listo para irnos?
Nuevamente Jaejoong apareció atrás de mí, con una ligera sonrisa en los labios y sonando demasiado agradable para mí gusto. Lamentablemente aquella frase que hace un rato confundí, en esta ocasión fue directo hacía mí, acompañado por el entrecejo arrugado de Jaejoong.
—Junsu… Te ves horrible.
…
…
El departamento de Jaejoong esa tarde estaba un poco ocupado.
La madre de Jaejoong al parecer le enseñaba a cocinar a una de sus hijas que pronto se casaría, divertido Jaejoong comentaba lo pésima que era su hermana para esas cosas. Pero en cuanto el te caliente que me ofrecía llegó a mi organismo me sentí un poco mejor.
Él permaneció frente a mi, ambos sentados dentro de su pequeña habitación. En un incómodo silencio que me hizo pensar en los momentos que pasaba con Yunho. Cuando callábamos, nada era incomodo, con Jaejoong sin embargo era todo lo contrario.
—Entonces, ¿qué es lo que querías que habláramos?
Él se movió incomodo, jugando un poco con sus cabellos y mirando distraídamente por la ventana en su habitación.
—Han estado pasando cosas muy extraña entre Yoochun, Yunho y tú. Eres mi amigo, y ellos también lo son. Me gustaría que confiaras en mí y me dijeras lo que sucede. Quisiera poder ayudarlos.
Un suspiro salió de mis labios. No muy convencido de que tan buena idea podía ser aquello. Jaejoong esperó por mis palabras atento. Yo solo dejé la taza sobre la mesita frente a mí y suspiré una vez más.
—Lo siento hyung no puedo hacer eso, hay muchas cosas de mi que no sabes y quizás deberías hacer lo mismo que los demás y alejarte, pero yo no voy a abrir la boca
Ciertamente luego del silencio que hubo, pensé que Jaejoong no acotaría algo más, y que me tocaría marcharme. Alejarme y reconsiderar la manera en que tenía que mover mis piezas a continuación, por que estaba perdiendo demasiados aliados últimamente.
Pero, Jaejoong una vez más me sorprendió, tomó mis manos y sonrió.
—Está bien Junsu, si no quieres hablar de eso ahora no hay problema. Eres mi amigo, no voy a dejarte solo, te quiero por quien eres.
Irónicamente, moría por decirle que en realidad no se trataba de que no quisiera hablar de ello ahora, en realidad no veía la necesidad de que Jaejoong supiera algo, pero sus últimas palabras fueron innecesarias.
Por que él no sabe quien soy en realidad, su confianza es injustificada. Es absurda, no tiene bases. Él no me conoce, no es mi amigo. A estas alturas, en verdad, los únicos que me conocen son Yoochun y James.
—Jaejoong ven un momento a la cocina.
La voz de la mamá de Jaejoong logró interrumpir el momento, y eso me benefició, por que por un momento logré quedarme callado, mirando a Jaejoong.
—Vuelvo en un rato.
Cuando se levantó. Logré que el aire llegara a mis pulmones. Las personas como Jaejoong se me hacía imposible pensar que existieran. Era demasiada buena persona como para que me atreviera hacer algo en su contra.
Jaejoong es un amigo de verdad.
¡Oh, maldición! Él se interponía entre Yunho y yo. Pero él estaba ahora con Yoochun. Se supone que no debería interferir con Yunho. El problema es que Jaejoong está tan ofuscado con la idea de al fin haber conseguido salir con quien le gustó tanto tiempo que es incapaz de ver a Yunho como debe ser.
El dolor de cabeza regresó, decidí levantarme. Caminar un poco. Y por la ventana desde la habitación de Jaejoong entraba poco aire. Supongo que lo mejor era irme a casa. Jaejoong tenía una estantería repleta de libros. La gran mayoría de psicología.
Entre los pocos libros que observé, habían varios sobre el comportamiento humano, social y influenciable. ¿Jaejoong había olvidado que estaba en un conservatorio de arte? Fue un cuaderno rojo el que llamó mi atención, escondido bajo varios libros.
—Nunca le había visto este cuaderno a Jaejoong…
Era extraño. Dentro había varias anotaciones referenciales de libros. Precisamente acerca del comportamiento humano y como manejarlo. Todos anotados por la mano de Jaejoong.
“He entendido que el comportamiento humano es influenciable. Las personas pueden distribuir sus emociones y canalizarlas en el lugar adecuado y receptivo. Implantar una idea es algo complicado. Y estas podrían ser mis primeras notas acerca de una idea que podría revolucionar la psiquiatría actual.”
Abrí mis ojos con sorpresa.
¿Qué era todo esto? Había muchas hojas escritas, cada una con su fecha correspondiente. Lo único extraño es que con el pasar de los días el nombre Yunho aparecía poco a poco y se implantaba hasta aparecer en todo momento mientras el de Yoochun parecía ir diluyéndose con el pasar de las hojas.
“La mente más complicada de todas. O por lo menos a la que más temo.
Jung Yunho acaba de mudarse a mi edificio. Comprender su mente extraña y desajustada es complicado. Aún más que cualquier mente normal. Psicológicamente hablando podría referirme a él como el típico muchacho rebelde, a causa de alguna frustración familiar a la cual no puede enfrentar como debe y por eso se escuda tras una fachada de malo.”
Oh… Por… Dios…
Esto era material puro, Jaejoong acababa de ponerme en bandeja de plata todo lo que necesitaba para sueltamente decirlo… Destruirlo. Pero tenía que manejarlo con cuidado. Jaejoong en sus anotaciones los mencionaba a todos de una manera tan profesional que por los demás podría ser juzgada como cruel.
El corazón me latió apresurado. Estaba emocionado, tenía en mis manos el mejor de los regalos que el destino podría entregarme.
“Changmin se niega aún. Necesito un conejillo de indias en el cual implantar de a poco la idea de la dependencia emotiva, alias enamoramiento. Pero mientras Changmin se siga negando, no puedo utilizar a Siwon.
Yo no puedo utilizar a Yoochun para que se enamore de mí; Precisamente por que me gusta mucho, y eso puede influir en mis decisiones. Necesito a alguien más, alguien igual de complicado como los populares. Tal ve alguien como Yunho.”
En cuanto me apoyé en el escritorio, tapé con una mano mi boca. Lastimosamente, desde que Jaejoong comenzó a a relacionarse con Yunho, poniendo en perspectiva analizarlo psicológicamente y encontrar una victima de la cual Yunho se enamorara. En el proceso de aquello, Jaejoong comenzó a dejar de escribir tan seguido.
Las fechas eran cada vez más distantes y cortas. Jaejoong había dejado de analizar a Yunho tan superficialmente. Jaejoong comenzó a involucrarse con su experimento, Jaejoong cayó ante sus propios planes.
Y unos días antes de lo de la fiesta de Siwon dejó de escribir. La próxima hoja solo tenía la fecha. Justamente el día después de la fiesta, solo la fecha anotada como si hubiera estado dispuesto a escribir y luego se arrepintiera. Seguramente por la vergüenza ante el beso que se hubieran dado.
De ahí en adelante… Nada.
Jaejoong dejó su experimento aparentemente. Y al parecer entre tantos libros en su habitación lo había olvidado, oculto sin recordarlo. Al notar que su vida tomaba un camino extraño.
—Junsu dice mi mamá si te puedes quedar a comer.
La voz de Jaejoong resonaba desde el pasillo, cerré el cuaderno inmediatamente e hice lo más inteligente que pude hacer, lo guardé en mi mochila. Sabía que podía encontrar algo más interesante. Necesitaba leerlo completamente.
Cuando terminé de cerrar la maleta, Jaejoong cruzó el umbral de la puerta.
—Entonces, ¿qué dices?
—Lo siento hyung, no puedo quedarme. Tengo… Pues no me siento bien. Ya sabes, creo que lo mejor será ir a casa y descansar.
Jaejoong pareció entender, con una sonrisa ligera en los labios y un asentimiento.
—Tienes razón, no te ves muy bien que digamos. Será mejor que descanses.
—Si, nos vemos mañana, hyung.
Agarré mi maleta y Jaejoong me acompañó hasta la puerta con una mano sobre mis hombros. Feliz él de que las cosas entre nosotros estuvieran aparentemente bien. Yo solo podía pensar en lo agitado que estaba mi corazón. En el premio de oro que llevaba en mi maleta.
—Adiós.
—Cuídate, Su. Me llamas si necesitas algo.
No pisaba el primer escalón de las escaleras cuando la puerta del departamento de Yunho se abrió. Llevaba en sus manos una bolsa pequeña de basura. Sus ojos me miraron directamente, larga y profundamente.
Fue repentino, pero justo en ese instante noté, que su primera mirada, su primera atención fue directamente hacía mi. Jaejoong tuvo que carraspear para hacerse notar y Yunho pareció reaccionar ante aquello.
No entendía a Yunho, decía que no podía perdonarme, no me quería cerca y que había descubierto que amaba a Jaejoong. Entonces, ¿por qué me miraba así? Yunho era tan confuso como Yoochun lo era.
—Con permiso.
Ser frágil y sumiso ante Yunho ya no funcionaba; Lo único que me quedaba era mostrarme como era. Asentí levemente y él solo asintió igual. Bajé las escaleras y noté que el humor de Jaejoong había cambiado.
—¿Tú estás seguro de lo que me dijiste ayer, Yunho?
—¿De que hablas?
Fue el tono de ambos, lleno de un resentimiento ingenuo que no comprendía lo que me obligó a quedarme en el piso inferior, escondido en las escaleras. Tapando mi boca para que la tos que escapó de mi garganta no se escuchara.
—¿Estás seguro que te has enamorado de mi?
—Yo…
—Por que por la forma en que miras a Junsu todo me indica que sigues dudando. Hay muchas cosas negativas sobre Junsu, cosas que desconozco pero que en realidad me hacen pensar que tu razonamiento es: “Junsu es malo, entonces escojo a Jaejoong, por que él es bueno. Por que no se nada malo de él. Entonces mi duda se acabo. Por que Junsu es un tipo malo”
Cuando levanté la mirada lo comprendí. ¡Jaejoong tenía razón! Supongo que leer tantos libros de psicología juntos lo ayudaba. Pero ni yo había pensado en eso, Jaejoong me estaba sorprendiendo. Jaejoong sin darse cuenta estaba jugando a mi favor.
—¡Eso no es así!
—¿Es que no lo ves? No piensas así intencionalmente; Pero sin darte cuenta las cosas son así, Junsu hizo algo malo que para ti no es fácil perdonar, entonces decides que lo odias, que te decepcionó, pero Yunho… Eso no cambia que puedas sentir cosas por él.
Esperé, varios segundos, incluso creo que minutos. A que Yunho dijera algo, que se defendiera, que dijera que no era del todo verdad. Pero Yunho calló. El silencio fue la única respuesta. Entonces una puerta se cerró con fuerza, con una descomunal que me erizó la piel.
Había sido Jaejoong, por que desde mi lugar pude ver a Yunho con la cabeza baja, sosteniendo con fuerza la funda de basura en sus manos. Jaejoong había enfurecido, justo como nunca antes lo había visto.
Y en ese momento sonreí, por que la historia empezaba a estar a mi favor, otra vez.
…
…
Para cuando llegué a casa, el dolor de cabeza había empeorado.
Cerré la puerta con el animo un poco bajo. Me dolía la nariz una vez más y la garganta seca no ayudaba. Junho bajaba las escaleras, arreglado, con el perfume inundando por completo la sala de estar.
—Voy a salir con unos amigos, y luego nos vamos a una disco, ¿no quieres venir?
—No, gracias.
—Estás extraño últimamente, Su. ¿Seguro que estás bien?
Agarró mi brazo preocupado, y fastidiado como estaba con sentirme tan mal, solo me solté bruscamente al pie de la escalera.
—Estoy bien, ¡déjame en paz!
Los ojos de Junho se abrieron con sorpresa. Alejó su mano y me miró preocupado. Supe que eso, no estaba bien. Entonces, ablandé un poco mis expresiones e intenté sonreír. Abrazándolo débilmente.
—Lo siento, hyung. Estoy estresado con los finales y además no me siento completamente bien.
Junho me alejó, con la mirada preocupada, tocando mi frente.
—Tienes razón, tienes fiebre. Será mejor que te tomes alguna pastilla de las que hay en la alacena hasta que lleguen nuestros padres. Puede que Yoochun te haya contagiado la gripe.
¡Claro, el beso que le di en la mañana! Maldito Yoochun y maldita mi impulsividad. Ahora estaba enfermo. Asentí tranquilamente y Yoochun arregló el cuello de mi camisa todavía preocupado.
—Si quieres me puedo quedar contigo.
—¿Qué? No, no es necesario Junho. Ve con tus amigos.
Junho pareció dudarlo un poco, pero finalmente suspiró.
—Está bien, bebe mucha agua y cualquier cosa me llamas.
Cuando Junho finalmente se marchó, pude doblar un poco mi cuerpo hasta finalmente sentarme en el primer escalón de las escaleras. Abrazan mis piernas, con un frío atroz recorriéndome el cuerpo. Debí dejar que Junho se quedara a mi lado.
Recordé las pastillas y caminé hasta la cocina, supuse que eso me mantendría vivo hasta que mis padres llegaran. ¿Tan mal estaba Yoochun ayer? ¿Cómo encontró las fuerzas para venir hasta mi si se sentía tan mal?
No encontré las pastillas, o por lo menos no veía lo suficientemente bien como para hallarlas con facilidad.
—¡Agh, maldición!
Respiré un poco contrariado. El peso que sentía no era agradable. El molesto tintineo del teléfono me distrajo. Rogué por que fueran mis padres. Y corrí hasta él.
—¿Papá? ¿Eres tú...? Por favor no me siento bien… Ven a casa…
Tosí fuertemente, tanto que incluso me dolió el pecho. Logré arrimarme como pude a la pared y contrario a lo que esperaba la voz de Yoochun resonó en mi cabeza.
—¿Junsu, que sucede? Junho me llamó. Dijo que no te sentías bien y como era mi culpa debía cuidarte. Pensé que lo estabas engañando, pero… ¿Estás tan mal?
—Olvídame Yoochun… No debo importarte…
Sé que Junho lo había dicho en broma. Junho no podía obligar a nadie a algo. Junho después de todo tenía la inequívoca idea de que Yoochun y yo al menos guardábamos cierto punto de conexión luego de su visita de ayer.
Cuando mis piernas flaquearon y solté el teléfono en mis manos. Lo último que escuché antes de que mi cuerpo se estrellara contra el suelo fue la voz de Yoochun una vez más.
—¡Junsu! ¡Respóndeme! ¡¿Junsu?!
…
…
Sentí la presencia extremadamente fría sobre mi frente, contrastando por completo con la fiebre en mi cuerpo. Y el dolor en mi cabeza. Cuando sentí que levantaban mi camisa, abrí los ojos inmediatamente.
Ahí estaba Yoochun colocando sobre mi estómago otro paño frío sobre mi estómago a más del que tenía en mi frente. Cuando lo enfoqué con claridad me levanté. Quitando de mi frente y estómago los paños de agua fría.
—¿Qué haces aquí?
Y el que mi voz sonará tan rasposa fue verdaderamente desagradable. Yoochun únicamente arrugó el entrecejo.
—Pues tuve que meterme en tu casa cual ladrón, tus padres no están, y dejé en casa mi celular por tanto no tengo como llamar a Junho por que no me sé número. Además de que no tengo el valor suficiente como para inyectarte la medicina que me pusieron ayer.
Pasé una mano por mi rostro, con el sudor cayendo repentinamente. Yoochun me miró fijamente como si quisiera decir algo más. Y verlo me hizo recordar a Jaejoong, a Jaejoong y su cuaderno.
Saque las mantas sobre mis piernas y me levanté. Con la voz de Yoochun diciendo que me quedara en cama hasta que llegaran mis padres, pero por ningún motivo podía dejar que alguien más leyera el cuaderno de Jaejoong, por lo menos aún no.
Tuve que sostenerme de las paredes como pude, con Yoochun mirándome a unos pasos y cuando baje las escaleras por suerte mi maleta estaba en los sillones. Corrí hacia ella y saqué el cuaderno, verificando que estuviera tal y como lo había dejado.
Cuando escuché a Yoochun bajar, lo escondí bajo un cojín del sillón. Tosiendo sonoramente a mí pesar.
—¿Puedes quedarte quieto? Estás muy débil aún. Demonios, ¡¿por qué estoy aquí?!
Yoochun me abrigo sobre el sillón en el que me encontraba, probablemente molesto consigo mismo. Hubiera sido fácil responder con un sarcasmo o mi típico “Por que aún me amas” sino fuera por que estaba más concentrado en el cuaderno y que Yoochun lo viera.
—Soy un maldito imbécil, debería dejarte a tu suerte.
Tomé la pastilla que Yoochun me dio, tosiendo fuertemente y viéndolo como mi único apoyo, lo único que tenía cerca. Él único que seguía aquí a pesar de verme como realmente soy, y me arrimé a él. Con mi cabeza reposando en su hombro.
Su cuerpo entero se tensó ante la cercanía.
—Coordino contigo, Yoochun. Eres un reverendo imbécil.
Para cuando cerré los ojos, con mis labios entreabiertos y el calor producto de la fiebre extendiéndose aún por todo mi cuerpo. Lo último que sentí, fue el brazo de Yoochun rodeándome, apretándome un poco más a su cuerpo.
Una vez más Yoochun, me demostró lo patético que soy al sentirme tan bien a su lado.
…
…
—Hijo, ¿cómo te sientes?
Cuando volví a abrir los ojos estaba en mi habitación una vez más. Mis padres al borde de mi cama y Junho dormido en el sillón a un lado de mí.
—¿Qué hora es?
—Son las cuatro de la mañana.
Mi padre tocó mi frente, con su rostro adormilado, y cansado.
—Aún tienes un poco de fiebre, será mejor que descanses. Creo que no sería conveniente que fueras a clases hoy.
—No, tranquilos ya para más tarde estaré bien.
Noté a mis padres cruzar su mirada, aún no muy convencidos de si debían creerme o no, pero justo en ese instante lo único que hice fue volver a acostarme y cerrar los ojos. Conciliando el sueño demasiado pronto.
…
…
Los pasos lentos, el andar cansado y completamente resfriado.
Bueno, por lo menos no tan precariamente como me encontraba ayer, pero decidí ir al conservatorio de todas formas, la inyección y las pastillas me mantendrían adecuadamente aunque la fiebre no hubiera bajado por completo.
Respiré hondamente, ajustando el abrigo a mi cuerpo y abriéndome paso entre la gente que ingresaba al conservatorio a mi paso. Fue hasta que sentí la mano de Yunho tomando mi brazo que volví a la realidad y lo miré.
—¿Yunho hyung?
—¿Por qué estabas en la casa de Jaejoong ayer?
Tosí brevemente, Yunho pareció notar mi estado. Y arrugó el entrecejo antes de poner su mano en mi frente, empezaba a odiar ese gesto por parte de todos.
—¿Te sientes bien?
—No, pero te agradecería que te mantuvieras a distancia, hyung. Me pediste que me alejara y eso estoy haciendo. No seas amable conmigo por que con tu actitud solo logras confundirme. Déjame solo.
Yunho me miró confundido. Si algo había aprendido de lo poco que leí en el libro de Jaejoong es que la mente responde a impulsos contrarios y mientras me alejaba de su lado, sabía que aún me miraba. Ahora, lo que necesitaba, es encontrar a Yoochun.
…
…
—¿No crees que deberías llamar a tus padres para que te vengan a ver?
Changmin mordió la manzana en sus manos.
Yo solo observé mi almuerzo de ese día y suspiré, alejando el plato de mí y bufando significativamente. Las horas de clase habían pasado rápido, quizá por que la había pasando durmiendo. Pero necesitaba hablar con Yoochun. Y este era él único lugar donde podría encontrarlo.
—No, aún no… Necesito hacer algo más.
Sé que Changmin iba a decirme algo más, pero cuando Jaejoong llegó y se sentó junto a mí, al parecer prefirió callar.
—¿Te sientes mejor, Su?
—Un poco, ¿qué te trae por acá?
—Bueno hace mucho que no almorzamos juntos, además ya estoy harto de escuchar a todo el mundo hablar de Minho.
Fue en ese momento que Jaejoong, capturó la atención de Changmin, quien levantó la mirada, enarcando una ceja.
—¿Y que pasa con Minho?
—Todo el mundo está hablando acerca del rumor de que Joonghyun y él volvieron.
Quizá no era el momento, el mismo Changmin lo sabía, pero se levantó de su asiento, olvidando la comida por un momento.
—Debo irme, nos vemos luego.
—¿Eh? Pero… ¿Qué sucede? ¡Min!
Demasiado tarde, Jaejoong alcanzó a llamarlo, Changmin salía de la cafetería con paso presuroso, seguramente dispuesto a buscar a Minho, y entonces decidí pararme y hablar con él antes de que cometiera una estupidez.
—¿Junsu?
—Ya vuelvo, hyung.
Jaejoong arrugó el entrecejo, aún más confundido. Pero aparentemente optó por no decir algo más.
…
…
Seguirlo fue más difícil de lo que pensaba, eso. O estaba lo suficientemente enfermo como para no seguirle el paso. Cuando lo vi, corría hacia las escaleras de la azotea, apresurado y aparentemente sabiendo exactamente a donde se dirigía.
—¿Changmin, qué haces aquí?
Sostuve la puerta antes de que se cerrara, y ninguno de los dos pareció darse cuenta. ¡Demonios! No alcancé a detener a Changmin y sus estúpidos impulsos que de vez en cuando arruinaba nuestros planes.
—¿Cómo es eso de que volviste a salir con Joonghyun?
Hubo un silencio, y los pasos de Minho acercándose a Changmin. Por la hendidura de la puerta, lo observé. Minho lucía tan tranquilo y pacífico que su rostro fue verdaderamente agradable.
—¿Ahora andas escuchando chismes de otros, hyung?
—Cuando terminas con alguien, es definitivo. Por eso terminas.
Minho sonrió, escondiendo las manos en sus bolsillos y desviando la mirada.
—¿Es cierto que terminaste con mi hermano?
Changmin esta vez fue quien se mantuvo callado. Retrocedió un paso y alejó un par de cabellos de su frente. Como si sintiera que estaba perdiendo el control de la situación.
—No estás respondiendo a mi pregunta, Minho.
—De acuerdo, contestaré tu pregunta entonces.
La mano de Minho agarró por la solapa de la camisa a Changmin, juntando sus labios. Encontrando ambos en un beso que tomó desprevenido a Changmin. Minho se aferró a él de una manera impresionante, con su brazo rodeando a Changmin.
¿Tanto había logrado Changmin impregnarse en los hermanos Choi?
Cuando el beso hubiera finalizado. Minho mantuvo sus ojos cerrados unos segundos antes de mirar directamente a Changmin a los ojos y suspirar.
—Esa es mi respuesta, hyung. Tú eres la razón por la que ya no puedo volver con Joonghyun.
Minho estaba dispuesto a marcharse. Así que opté por lo más fácil y bajé las escaleras velozmente. Changmin iba a buscarme inmediatamente, de eso estaba seguro, y seguramente tendría en sus labios esa sonrisa ganadora que detestaba.
…
…
—¿Buscar a un pareja nueva para la competencia de canto? ¿Te parece buena idea? Es un concurso muy importante, ¿no sería mejor que escogieras a alguien que ya conocieras?
Yoochun se encontraba junto a Siwon y Heechul, colgando unos pequeños anuncios en la tabla del pasillo.
—En realidad no es como si tu o Siwon pudieran ayudarme Heechul. Ambos están concentrados en lo de tú mamá. Y todos sabemos que la única razón por la que vienes a clases es por que tú mamá te ha pedido que vinieras. Ninguno tiene tiempo para ensayos. Además sería bueno descubrir un nuevo talento.
Heechul suspiró, arrimándose un poco en la pared. Con Siwon frente a él arreglando un poco sus cabellos. Pude observarlo desde el principio del pasillo. Heechul se veía sumamente cansado.
—Supongo que tienes razón.
—¿Ya encontraron al idiota de tu padrastro?
—No, la policía lo sigue buscando. Lo bueno es que mamá despertó y salió de terapia intensiva.
Yoochun asintió, colocando una mano en el hombro de Heechul. Noté por primera vez que a pesar de que Heechul pudiera ser el más elitista de los tres, contradictoriamente era al que sus amigos más cuidaban y consentían.
—Yoochun…
Mis pasos vacilantes llamaron la atención, y en seguida Heechul se enderezó, mostrándose fuerte aunque en ese momento las ojeras en su rostro lo traicionaran.
—¿Podemos hablar?
Siwon suspiró. Tomó por el brazo a Heechul y ambos empezaron a caminar. –Te vemos en el salón.
—De acuerdo.
Yoochun se cruzó de brazos. Con los panfletos de las audiciones para buscar un compañero para la competencia de canto que este año se celebraría en Seúl y que reunía a los mejores cantantes de varios países.
Por un momento pensé que sería buena idea participar. Pero tenía varios puntos en mi contra, no sé cantar como Yoochun, no tengo esa experiencia y además de todo Yoochun jamás aceptaría que fuera yo quien lo acompañara en el escenario.
—¿Qué es lo que quieres?
He descubierto una bipolaridad impresionante en Yoochun, ayer distaba tanto del muchacho desagradable que tenía frente a mí. Yoochun parecía odiarme de verdad en estos instantes. Frío, calculador. Igual que cuando planeaba meterse conmigo para probar que me había olvidado.
—Quiero agradecerte por lo de ayer yo…
—No es necesario, hice lo que cualquier ser humano hubiera hecho por otro en dificultades.
—Saliste de tu casa a media tarde; Te metiste en la mía cual ladrón preocupado, y cuidaste de mi hasta que mis padres llegaran. Eso no lo hace cualquiera.
Yoochun exhaló un poco de aire, arreglando su cabello y distraído de si lo miraba o no.
—Fuiste una parte importante en mi vida, no lo voy a negar. Te amé como un imbécil y quizá lo siga haciendo. Pero no puedo dejarte morir si sé que estabas lo suficientemente mal como para desmayarte en medio de una llamada. Ahora, de ahora en adelante… Voy a sacarte de mi, así sea a empujones.
Era la primera vez que lo admitía tan abiertamente, era la primera vez que los ojos de Yoochun me veían de esa forma. Como si de repente, hubiera tomado la decisión. Y su sinceridad me tomó sorpresa.
¿Yoochun… Se estaba escapando finalmente de mis manos?
—Tú me besaste.
Él abrió los ojos, sorprendido de que lo supiera. Y en realidad, no tenía la certeza, solo fue mi último recurso, lo supuse. Por que si me amaba como lo suponía, él me besaría, él aprovecharía mi debilidad para un último recuerdo.
Su rostro regresó a la normalidad. Con una expresión vacía en el rostro.
—Si, y tu susurraste el nombre de Yunho.
Eso, definitivamente me tomó por sorpresa, no lo recordaba, y no tenía la menor idea de si me estaba mintiendo o no. El dolor de cabeza regresó, igual de fastidioso e incómodo. Yo solo me acerqué a Yoochun, a su cálido ser y su aroma a perfume costoso.
—¿Y me odias por eso, Yoochun?
—No, yo te odio por otras cosas peor que te hayas enamorado de Yunho.
Imposible, el amor no es algo en lo que creyera. Yo no sé amar, y menos puedo amar a Yunho, pero cuando hubo una corta distancia entre mi boca y la de Junsu, pensé que si quisiera creer en el amor. Me gustaría hacerlo a lado de Yoochun. Ante él que me sigue amando a pesar de la horrible persona que soy.
Al menos dentro de mis divagaciones por la fiebre, eso fue lo que pensé.
—Eres una persona extraña Yoochun. Luego de mi, has estado con tantas personas. Demasiadas tal vez, intentando borrarme por completo, intentando demostrarte que pensabas al menos un poco como yo. Pero aún me sigues amando igual que la primera vez que hicimos el amor esa noche de lluvia. ¿Lo recuerdas, Yoochun?
El cuerpo de Yoochun contra la pared se tensó, miraba mis labios. Y mi cuerpo le impedía cualquier tipo de huida, cerré los ojos y suspiré.
—La lluvia me recuerda a ti, Yoochun.
Su mano tocó mi mejilla, suavemente recorrió mi piel, su cuerpo se relajó. Me estaba contemplando.
—Aún tienes fiebre, Junsu.
—Particularmente yo no perdonaría a alguien que me hiciera lo que yo te hice, ¿por qué diablos me sigues amando entonces?
—El corazón que es un estúpido. No te puedo perdonar, jamás podría hacerlo. Ni siquiera he pensando en intentarlo. Pero sé que te voy a amar, todo el tiempo.
—¿Y Jaejoong por qué sales con él?
—Por que él me ama, lo suficiente como para que yo lo pueda querer; Lo suficiente para sacarte de mi vida.
—Tú me gustabas mucho. No te imaginas lo mucho que me gustabas, incluso llegué a pensar que me había enamorado de ti, aunque fuera a base de mirarte solamente.
De repente aferrarme al pecho de Yoochun fue tan fácil, por que la fiebre me abrigaba y me volvía débil. Yoochun estaba cerca, una vez más. Y lo abracé con un suspiro en mis labios, justo en este momento Yoochun podía preguntarme lo que quisiera, yo respondería con la verdad. No tenía cabeza para idear una convincente mentira.
—¿De que hablas Junsu? Tú y yo nos conocimos cuando ese auto casi atropella a Junho.
Negué suavemente y lo abracé un poco más.
—No, yo te había visto desde mucho antes. Me enamoré de ti a la distancia, viéndote cuando pasaba frente a tu escuela. Yo solo quería poder hablarte una vez, quería acercarme a ti… Yo quería que me quisieras un poco también.
Yoochun levantó mi rostro, con sus ojos mirándome fijamente. Buscando la mentira en mí hablar. Estaba tan asustado de que todo lo que decía era verdad. Que vi su labio inferior temblar. Yoochun se había paralizado por completo.
—Estás mintiendo, ¿por qué juegas conmigo así?
—No miento, esa es la verdad. James cambió mi vida, él me enseño un mundo de verdad, uno lejos de las emociones y el amor. Donde conseguía lo que quería y era feliz.
—¿A base de qué, a base de tu ser, de tu alma?
—Tú te enamoraste de ese ser.
—¡Yo me enamoré de ti! ¡De la forma en que tus ojos me miraban! Yo aún amo tus ojos… Amo que me miren aunque sea con desdén… Incluso en este preciso mi corazón late demasiado rápido, por que tus ojos me están viendo de verdad. Por que aunque estas delirando producto de la fiebre, aunque sé que mañana serás el mismo idiota, justo ahora soy feliz, por que en muchos años al fin tengo entre mis brazos al Junsu de verdad.
Sus palabras salían en susurros, lágrimas se asomaban a sus ojos. Y sus manos tocaban mis mejillas. No quise verlo llorar, entonces cerré la distancia y lo besé. Cuando Yoochun me empezó a corresponder, abrazándome con fuerza. Lo comprendí.
No era yo en estos instantes.
La fiebre me tenía lo suficientemente mal como para que no pudiera reaccionar adecuadamente, como para que pensara estupideces, como para que dijera cosas que no debía, y Yoochun besándome fue lo último que sucedió de bueno en mía día con ese Junsu.
—Hyung… ¿Dónde estás?
Yoochun me alejó un poco, levantando apenas la mirada. Seguramente Changmin se encontraba en el pasillo adjunto, lejos de vernos aún. Me había buscado demasiado pronto para mi conveniencia.
Yoochun comprendió su error.
—Debo irme. Changmin es amigo de Jaejoong y… No quiero lastimarlo.
Empezó a marcharse, con la mirada baja y una mano en su cabeza. Confundido seguramente.
—Yoochun…— Él giró, incomodo de repente. –Yo no te amo, así que olvídame por favor.
Sé que iba a reprocharme algo, sé que ese beso y mis palabras lo confundían. Pero él no tenía el tiempo necesario para reclamarme y por eso solo giró y terminó por irse. Para cuando giré, Changmin estaba ahí. En la intersección de los pasillos, arrimado en la pared con los brazos cruzados y esa estúpida sonrisa en los labios.
—Mira que eres cruel, hyung. ¿Para que juegas una vez más con Yoochun?
—Eso te tiene sin cuidado, Min.
—Y lo peor es que es tan crédulo como para dejarse envolver después de lo que le hiciste. ¿Cómo puede ser tan imbécil?
—Es que yo soy irresistible.
Sonreí como pude, hasta que el dolor en mi cabeza empeoró y Changmin terminó por acercarse.
—¿No te sientes bien?
—No, creo que lo mejor será ir a casa.
—Vamos a la mía, hace mucho que no visitas mi habitación.
El tono sugestivo y la sonrisa en esos labios fue algo difícil de ignorar. Sin mencionar el hecho de que si seguía como estaba, a Changmin probablemente le tocaría quedarse con las ganas y le tocaría únicamente cuidar mi fiebre.
—Aceptó, pero solo por que tengo demasiadas cosas que contarte.— Me agarré a su brazo y él sonrió.
—¿Cosas como qué?
—Por ejemplo, ¿sabías que Jaejoong anotaba todos los procedimientos para implantar una idea dominante en las personas?
—¿Qué?
Los ojos de Changmin brillaron igual que los míos. Con el mismo entusiasmo y versión.
—Nos menciona a todos, de una manera muy especial. Mañana te lo prestaré. Por ahora vayamos a tu casa, tengo que ponerme bien para recompensarte; Mira que tener a los dos hermanos Choi en el bolsillo en tan poco tiempo merece una buena recompensa.
Tomé su rostro con cuidado, y lo besé.
Fue apenas un contacto, pero Changmin no se quejó.
—Hace tanto que no pasábamos tiempo los dos. Jaejoong siempre estaba con nosotros, ahora que sale con Yoochun, me gusta tenerte para mí una vez más.
—Que posesivo Changmin… ¿Qué pensarían Minho y Siwon si te escucharan?
—Que soy un mentiroso, y he aprendido del mejor.
Sus palabras fueron, mi mejor recompensa.
…
…
Ocurrió tal y como pensé.
Changmin tuvo que cuidar de mi, a diferencia de la vez pasada desperté en la cama de Changmin, con él abrazándome con fuerza. Cerca de las ocho de la noche. Y con varias llamadas perdidas de Junho en mi celular.
Afortunadamente, la fiebre había desaparecido por completo. Abrazarme a Changmin fue cálido y confortable, lo suficiente como para enviarle un mensaje a mi hermano pidiéndole que le inventara a algo a mis padres para poder quedarme con Changmin esa noche.
Changmin es, mi mejor compañero lejos del amor que he conseguido.
Y su inteligencia entendió mi filosofía de mi vida. La aceptó y aprendió a disfrutar de ella. Él es… Sencillamente tan ambicioso como yo. Descubriendo al final, que el amor solo estorba y que ni siquiera él, con toda su inteligencia, madurez y amor supuesto hacia Minho, pudo resistirse a mí.
…
…
Publicado por: KSu_675
Estado: Pacific.
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