En tu camino, yo.
-¡¡¡NO DEJES QUE SE ESCAPE, MIERDA!!!
-DOBLO LA ESQUINA, KWANG! ATRAPALO!!
-MIERDA, ES RÁPIDO
Tres hombres perseguían a un muchacho delgado que corría como un cervatillo para salvar su vida de la jauría de leones. El muchacho había estado huyendo desde hacía 1 hora y sudaba frío sintiendo como el final de su vida se acercaba. Había cometido el estúpido error de sacar su billetera en una zona abierta de la calle y los delincuentes se acercaron para arrancarle lo poco que había ganado en la semana.
Cuando el joven se negó a darles lo que pedían (especialmente la billetera que era un recuerdo de su hermana mayor), los hombres lo intimidaron; y en menos de dos segundos él otro ya se encontraba corriendo cuesta abajo, en la gran avenida.
El joven de 17 años llegó a un callejón sin salida y sintió como el pánico lo invadía. Se sentía acorralado mientras sus grandes ojos exploraban cada rincón del pasaje buscando una escapatoria. Cuando le dijeron que la capital era peligrosa ciertamente no bromeaban. Pero a él eso nunca le importó. Había trabajado dese muy pequeño para ganarse el alimento, había enfrentado la calle desde muy joven.
¿Era acaso normal pensar que un niño abandonado por sus padres debía acabar en la calle?
Escuchaba como las voces se acercaban y maldecían a su presa por hacerlos ejercitarse de más. Lo que más temía el chico, tal vez en ese momento, no era que le arrebataran su dinero o su preciado recuerdo, sino que pudieran en venganza, tomar algo más de él. Muchos querían 'eso' de él. Tener una cara bonita siempre lo hacía blanco de los viejos mañosos y las mujeres pervertidas, de las cuales siempre se había librado con alguna frase inteligente.
Esta vez; sin embargo, estaba a merced de los delincuentes.
Arrepintiéndose de muchas cosas pensó que sería mejor morir en ese lugar antes que volver a ver la cara de su madre, luego de haber caído en deshonra. No podría seguir viviendo si tuviera que enfrentar una situación así. Odiaba la lástima en la mirada de las personas. La había recibido desde que tenía uso de razón. Al verse sin escapatoria busco alrededor suyo una roca con la cual romperse la cabeza. Era lo único en lo que podía pensar.
"Maldita sea... algo...algo...algo..."
-¡AQUI ESTA LA ESCORIA! - escuchó como una voz áspera llamaba a sus compañeros, de pie frente a él.
El joven miró alrededor, buscó con la mirada alguna salida pero no encontró ninguna. Cambio entonces su posición y se puso a la defensiva. Si iba a recibir la paliza de su vida, que al menos fuera con honor. Pelearía hasta donde sus fuerzas le dieran con tal de no perder lo que más valoraba de él mismo. Y si las cosas se ponían peor, siempre podía pelear hasta morir.
-Mira, mira... Taekhyun, ¿no te parece adorable? hahahahahah - se burló uno de los hombres
-Si hasta levanta sus brazos para pelear - respondió el mayor de ellos, quien tenía un set de aretes pequeños en ambos lóbulos.
-No lo había visto bien - dijo una tercera vez acercándose, limpiándose con la manga de su chaqueta, el sudor que le corría por el cuello - ¿es una mujer o un hombre?
-Creo que es un hombre...
-Un hombre demasiado bonito... podría cogérmelo pensando que es una mujer
-De hecho, creo que no se nota la diferencia
-Porque no comprobamos primero si se trata de un hombre
El chico retrocedió hasta que sintió una fría pared detrás suyo. Sin salida. ¿Iba a morir ahí? ¿Este era su pago por haber hecho lo que hizo? ¿Este era ese momento en que veías tu vida pasar frente a tus ojos? Pero era curioso, él no veía nada.
-¡¡VAYANSE MIERDA!! ¿¿QUIEREN DINERO? ¡¡TOMEN!! - gritó tirándoles la billetera que estaba protegiendo en su pecho - ¡TOMEN EL MALDITO DINERO Y LARGUENSE!!
Ciertamente pasaría un par de semanas en la calle, pero ahora eso ya no importaba.
-hahahahaha ¿qué crees enano? En realidad, ya se me antojó otra cosa
-Después de todo nos has hecho trabajar más de la cuenta
-Te prometo que lo vas a disfrutar - dijo el tipo más grande abriéndose camino - Ya sabes...eso de ser un joven vigoroso y...
No pudo terminar su frase.
El chico asustado vio como la cabeza del hombre se volteaba hacia un lado al haber recibido un impacto en un lado. Vio puñetazos y patadas disparándose en distintas direcciones; y muerto del pavor corrió hasta una esquina para esconderse. Gritos, choques, lamentos, insultos, golpes secos, sangre salpicando... todo llegaba a él como un tumulto. Temblaba asustado, cubriéndose la cabeza con la capucha, como intentando desaparecer.
"Sólo váyanse...váyanse... despierta...despierta"
***
-¡¡VETE!! ¡¡¡VETE, POR FAVOR DEJAMEEEEEE!!! - El joven gritaba con todas sus fuerzas imaginando que había pasado de un infierno a otro; esta vez sin escapatoria. Su cuerpo se encogía cada vez más, intentando por algún milagro, poder desaparecer. Si Dios de verdad era tan benevolente como predicaban, debería concederle su deseo. Él rezaba y rezaba para desaparecer en ese instante, volver a casa a los brazos de su madre. Donde nada malo iba a pasar.
Podía escuchar claramente la risa de sus hermanas, y la voz fuerte de su padre llamándolo a cenar. Sí, todo iba a estar bien. Mamá iba a abrazarlo cuando regresara corriendo a casa, pidiendo perdón por todo el dolor que le había causado.
Cuando le dijera cuanto la amaba y que jamás lo volvería a hacer, su mamá le daría un beso en la frente y lo cogería de la mano para que se siente a la mesa con todos.
-Oye, cálmate...ya pasó - dijo una voz suave por encima de él; a la vez que sentía como una mano tibia se posaba sobre su cabeza. La mano lo acarició ligeramente, como intentando calmar a un cachorro atemorizado. El muchacho temblaba pero por algún motivo no rechazó la mano que lo tocaba. Se sentía distinto a otras manos que alguna vez intentaron tocarlo.
Cuando el dueño de la voz vio que el cuerpo tembloroso y tenso del joven se relajaba, se arrodilló a su lado intentando con su mirada fija, hacer que el otro levante la vista.
-¡Hey! Ya se fueron... ya estás bien...
El otro levantó lentamente el rostro escondido entre sus piernas. La cara se encontraba ahora manchada por lágrimas de impotencia y sus labios tenían un fuerte color rojo, como si en la desesperación se los hubiera mordido. Sus largas pestañas parpadearon repetidamente a modo de parabrisas para aclarar la vista. Miró hacia arriba e hizo contacto visual con el joven que estaba ante él.
Y en este instante el mundo se paralizó para el rescatista.
Perdió conciencia del tiempo. Los sonidos dejaron de llegar a sus oídos. Sintió que su sonrisa se contraía en una mueca parecida a una ardilla, pero no podía estar seguro. Tal vez estaba teniendo un ataque al corazón. No podía ni parpadear. Sus manos cosquilleaban y la punta de sus dedos se sentían helados. Su cabello sostenido en un peinado cool por millones de productos, parecía haber perdido inmunidad. Le dolía pasar la saliva y su boca se había abierto ligeramente dejando ver el temblor de su lengua.
¿De dónde había salido esa criatura?
El aroma del joven de ojos brillantes que estaba frente a él, lo embargaba. Toda su esencia estaba en el ambiente, llenando sus pulmones y las de sus compañeros. El chico pensó que en cualquier momento ellos se avalancharían sobre él como una presa. Era una especie de rastro de feromonas. No podía permitirlo. Nadie podía tocar al pequeño.
-¿Se fueron? - sollozó el chico asustado
-Si - susurró el otro, tratando de contener el nudo que tenía en la garganta y que no le permitía decir más de una sílaba. El ángel que estaba frente a él tenía la piel más blanca que había visto jamás, ni siquiera en una mujer. Unos ojos grandes color madera que brillaban con las lagrimas posabas en el borde. Unos labios rojos y protuberantes, que incentivaban a besarlos. Un cabello más negro que el azabache, además de lacio. A él siempre le gustó el pelo lacio. La frase cursi de ¿dónde has estado toda mi vida? se le vino a la mente. Todo lo que siempre pidió en una amante, lo tenía frente a él ahora.
-Déjame ayudarte - dijo extendiendo su mano
El otro lo cogió y.. Oh por Dios. Sus manos. Sus manos eran suaves y delicadas. Su piel de verdad era tan blanca que las venas podían verse a través de ella. Su talla era ideal, un par de centímetros ligeramente más bajo que él. Perfecto para cuando se besaran. ¿Se besaran? ¡Dios! ¡Pero sí aun no sabía ni su nombre!
"¡Por no mencionar que es UN HOMBRE!"
-Yunho. Jung Yunho - dijo sonriendo el joven más alto, sintiendo como las palabras se atoraban en la punta de su lengua mientras las decía rápidamente
El joven frente a él lo observó, ya más calmado. Estaban de pie uno frente al otro. Sus ojos fijos en ese rostro varonil. Estando tan cerca pudo observar un lunar en el labio superior, unos ojos pequeños y el cabello parado. Un gánster sin lugar a dudas. Pero un gánster bueno. ¿Por qué sino lo habría salvado?
-Jaejoong. Kim Jaejoong - respondió el chico estrechando la mano de su rescatista.
Yunho sonrió entonces mostrando unos dientes chuecos, con los extremos puntiagudos. Era realmente tierno cuando lo veías tan cerca y, por algún motivo que Jaejoong desconocía, también sexy. Su apariencia no parecía tener nada que ver con su personalidad. Jaejoong se preguntaba si lo habrían obligado a vestir así para algún evento.
-Hey Kim Jaejoong, ¿por qué te perseguían? - dijo una tercera voz acercándose.
De inmediato el chico llamado Yunho volteó con una mirada amenazadora impidiendo que su compañero se acercara más a su ángel. El chico se detuvo asustado y Yunho volteó la vista hacia el joven Jaejoong.
-¿Que pasó Jaejoong? ¿Por qué te perseguían? - preguntó con voz tierna, como tratando de que la criatura se sintiera protegida
Jaejoong se sintió inquieto al inicio cuando se dio cuenta de pronto que su mano aún seguía en la de Yunho. ¿Cómo pasó esto? Lo normal siempre era coger la mano de quien te ayuda y soltarla inmediatamente, si ningún lazo te ataba a él. Pero la mano del otro seguía fuertemente asida a la suya. Jaejoong soltó la mano de manera un poco brusca causando impresión en el otro pero continuó como si nada hubiera pasado.
-Querían robarme, vieron mi billetera... y bueno...
-¿Esta? - preguntó Yunho mostrándole la billetera que Jaejoong había tirado hacia los delincuentes con la leve esperanza de que lo dejaran en paz
Jaejoong la recibió y revisó el interior. Todo estaba intacto, pero ¿podría confiar en el chico que estaba frente a él? Tenía miedo. ¿Cómo saber que no le intentarían robar también?
-Parece que la has estado pasando mal Kim Jaejoong. No te preocupes, puedes venirte con nosotros si quieres...
-¿Eh?
-Vamos a comer en el mercado que está a dos cuadras. ¿Quieres ir? Esta ciudad es muy peligrosa si andas a esta hora de la noche, encima solo.
-Pero...
-¡Entre todos podemos protegernos! - llamó la voz de uno de los compañeros de Yunho que ya estaba unos pasos delante - ¡Vamos!
-Pero... - empezó Jaejoong inquieto
-¿Tienes miedo? - preguntó Yunho
-No, es que...
-¿Qué?
-No tengo dinero. Lo que junté es para pagar la renta de mi departamento, todo esto es para eso... - explicó Jaejoong mostrando sin vergüenza el interior de su billetera, para luego guardarla en el interior de su chaqueta.
-Oh, entiendo...
Los muchachos habían comenzado a avanzar, dejando pasos atrás a Yunho y Jaejoong.
-¡Vamos Yunho! ¡Ya hiciste tu buena acción del día! ¡¡Muero de hambre!! ¡Apúrate! - gritó su compañero
-Mejor es dejarlo aquí, Yunho... si esos tipos vuelven regresarán con refuerzos...déjalo que se vaya a casa - agregó otro amigo de Yunho
-¡Sí, no querrás problemas antes de tiempo, recuerda tu audición!
Jaejoong bajo la vista hacia sus pies y se alejó lentamente dando pasos hacia atrás. Era mejor irse, su departamento no estaba tan lejos felizmente. Esperaba no encontrarse a los delincuentes eso sí.
-Ya me voy...
De pronto sintió la mano de Yunho coger la suya, jalándolo en dirección hacia donde todos sus amigos se iban. Jaejoong no tuvo tiempo de reaccionar y se dejó arrastrar. Esa mano era tibia y de alguna forma parecía lo correcto.
-¡Yo invito!
-Pero...
-¡No peros! ¡Vamos!
Jaejoong se dejó llevar. El sonido de los trenes sonaba cerca a la estación mientras caminaban. Y nunca durante el trayecto, Yunho soltó su mano.
***
-¿Por qué me salvaste?
-¿A qué te refieres por qué? Porque es lo correcto - respondió Yunho sirviendo la bebida en ambos vasos
-Yo sé que es lo correcto...pero no es normal
-¿Normal?
-Meterse en problemas ajenos. Muchas personas prefieren ignorar a los que sufren a su lado, ¿por qué me defendiste?
-mmm no sabría decir exactamente... imagino que por un lado es porque soy anormal jajajajaja
-....
Jaejoong miraba seriamente al joven. Parecía tener una curiosidad realmente fundamentada,
-Deber ser que mis papas me enseñaron que siempre debes ser bueno con todos, especialmente los que te necesitan. Tú parecías necesitar ayuda y nosotros éramos más que esos tíos. Tal vez en otras circunstancias no me habría involucrado, qué se yo... puedo ser cobarde a veces
-¿Me escucharon gritar? - preguntó Jaejoong ruborizándose. En su huida había perdido todo control, temeroso de que le robaran las últimas reservas que tenía.
-De hecho solo yo te oí... qué curioso, ¿no?
-Mmm... Curioso
-Supongo que fue por algo...las personas no se conocen en vano. Mi papá dice eso
Yunho y Jaejoong se encontraban sentado en un puesto a la salida del mercado, donde la señora Kan tenía la reputación de hacer la mejor sopa ramen de la zona. Comensales de todas partes caían todas las noches solo para darle una probada a su famosa receta casera.
-¿Tu papá?
-Sí, mi papá es médico... gracias ajhuma - dijo Yunho dirigiéndose a la dueña que le entregó dos plato de comida - ¿tendrá esa salsa dulce de la otra vez?
-¡Yah! ¡Te dije q era solo por una vez! ¡Es extra por adicional!
-¡¡Aishhh, ajhuma!! ¡¡Vamos!! ¡¡Sea buena!! Podría ser su hijo muriendo de hambre...aunque ajhuma está tan joven que en realidad podría ser mi hermana - Yunho usaba una voz tierna, parpadeando sus ojos a modo de súplica
-¡Aish, mocoso coqueto! ¡Está bien, está bien! solo por esta vez...
Diciendo esto le alcanzó un pote de salsa que escondía detrás de su estante principal. Yunho se sirvió una generosa cantidad y le echó otro poco a Jaejoong, devolviéndolo inmediatamente.
-¡Pruébalo! La otra vez me invitó esta salsa y no pude evitarlo. ¡¡La amé!! Es buenaza con los fideos... pruébala
-Gracias- dijo Jaejoong cogiendo sus palitos para empezar a comer
-¡Come! ¡Vamos! Eres un saco de huesos
-Yah!
-hahahahahah
Jaejoong vio de reojo como la dueña del puesto sonreía tiernamente mirando a Yunho, y no pudo evitar sentir una ligera onda de celos. Era difícil de explicar pero de alguna manera el chico había capturado tanto la atención de Yunho en esa última hora que se sentía dueño de su tiempo. Incluso Yunho se había sentado lejos de sus otros amigos para acompañarlo, algo que Jaejoong no pudo menos que agradecer. Los otros parecían ser buenas personas pero aún se sentía nervioso de hacer nuevos amigos (no que ya considerara a Yunho como amigo). Esa timidez que muchos confundían con vanidad.
-¿La conoces hace mucho?
-¿A quién?
-A la dueña
-He venido un par de veces - Yunho ya había empezado a comer
-Yo también he venido un par de veces, y a mi jamás me invito ninguna salsa especial - dijo Jaejoong mordiendo los fideos fríos, con una leve nota de resentimiento.
-Ah! ¡¿Eso?! Jajaja digamos que fue un golpe de suerte
-¿Suerte?
-La primera vez que vine su hijo estaba aquí - explicó Yunho - Claro que no sabía que era su hijo pero mientras miraba alrededor me di cuenta que lo trataba de forma especial así que...digamos que lo intuí
Absorbió una bocanada de fideos, y cuando los pasó tomó un gran sorbo de agua para continuar.
-Me acerqué y le empecé a hablar. Era un chico muy interesante, está en su último año de escuela primaria y su mamá está muy orgullosa de él. Como solo viven los dos siempre iba a almorzar y cenar a su puesto en la noche... siempre que lo veo aquí cuando vengo lo ayudo con sus tareas. Después de dos veces de vernos nos volvimos amigos, y su mamá me reconoce. La primera vez que nos ofreció la salsa fue en una de esas conversaciones que tenía con su hijo. Por eso cada vez que vengo, la pido... ¿nunca has visto a su hijo?
-Tal vez, no me he fijado...
-¿No tienes amigos aquí? ¿De dónde eres?
-Chungnam... y no. De hecho, estoy viviendo solo
-¡Oh!
-Huí de casa
Yunho se quedo en silencio con la mitad de fideos a medio comer. Volvió su rostro asustado hacia Jaejoong mientras el otro, probaba la salsa con la punta de unos de sus palitos de comer.
-¡¿HUISTE DE TU CASA?!
-Sí
-¿Por qué?
-Porque no me entienden
-¡¿Ah?!
-Yo... yo ... - Jaejoong parecía estar a punto de llorar. Era seguro que Yunho le reclamaría su comportamiento, como la mayoría de adultos. Todos los adultos solían recriminarle su comportamiento cuando se los contaba. Y Yunho parecía ser mayor. No le gustaba escuchar consejos. Sus ojos se llenaban de lágrimas pensando en las palabras que estaban por venir
No era pena por él mismo. Era pena por lo que había causado en otros. Nunca quiso hacer llorar a su madre. Nunca quiso que sus noonas se preocuparan. Nunca quiso que su papá sufriera, especialmente ahora que estaba tan débil del corazón. Habían hecho tanto por él que simplemente no era justo pagarles de esa manera.
Jaejoong entendía que a los ojos de cualquier extraño él era el malo. Estaba jugando al niño engreído, incomprendido y típico. Pero no lograba hacerles entender. Su mamá siempre ignoraba sus súplicas por dejar el colegio. Su papá siempre hacia planes sobre el futuro y sobre lo que esperaba para él. Sus hermanas siempre hablaban del él como el jefe del hogar; el sucesor...
Y Jaejoong sólo quería ser artista.
La escuela no estaba hecha para él. Las clases eran aburridas, la gente abusiva, los profesores acosadores y las maestras mañosas. Cuando por fin creyó encontrar una luz en ese infierno al empezar a salir con su primera novia, todo termino en el barranco otra vez. Ella lo engañó con uno de los matones del salón contiguo, ocasionando en Jaejoong un particular odio por las mujeres; y una autoestima frágil.
-Deben extrañarte mucho, pero si puedes regresa cuando estés listo - dijo Yunho
Jaejoong no entendió muy bien que acababa de pasar.
Yunho le había colocado una mano en la cabeza, palmeando su cabellera, como si entendiera la situación en la que se encontraba. No lo había juzgado, ni le había dado consejos. Había asumido que Jaejoong tomó la decisión correcta. Y de inmediato, sin que nada más lo distrajera, volvió a sus fideos.
Por algún motivo desconocido eso tranquilizó a Jaejoong. Una persona que pudiera comprenderte sin necesidad de palabras siempre fue su anhelo más grande, eso después de ver la magia con la que sus padres conducían su matrimonio.
-Ellos mencionaron algo de una audición.. - continuó Jaejoong cambiando de tema
-¡Ah! Sí... las audiciones en SM
-¿SM Entertainment?
-Sí. ¿La conoces?
-¡¿No son los productores de H.O.T?!
-Esos mismos
-¿Y están haciendo audiciones? ¿Aquí? - Jaejoong dejó olvidados los fideos y continuó su interrogatorio
-Bueno, no aquí precisamente pero en Seúl. Mis amigos y yo nos hemos metido a una academia de baile para prepararnos... ¿a ti te gustaría ser un idol?
-¿Estas bromeando? ¡Es por eso que vine aquí!
-Ohhhh... ¿por qué no vienes a la audición? Será a finales de este año
-¿En serio?
-¡¿Qué sabes hacer?! ¿Cuál es tu talento? ¿Bailas? ¿Cantas? ¿Actúas? ¿Modelas?
-....
'Esa es nueva. Modelas.'
Jaejoong no estaba seguro si era un halago o no. Hasta ese momento siempre había considerado su rostro un arma de doble filo. Era útil para algunas cosas, como conseguir favores. Pero si lo que quería ser el próximo Kangta, tenía que tener sex appeal para las mujeres, y viendo como lo trató la ultima novia que tenía, no estaba muy seguro si contaba con eso.
Jaejoong imaginaba que si las mujeres tuvieran que fantasear con el cantante de sus sueños debería ser alguien muy varonil. Alguien como el tal Yunho que estaba frente a él. No había dudas de que muchas mujeres caerían a sus pies si decidiera hacerse cantante.
Cantar tampoco lo consideraba uno de sus fuertes, pero le gustaba. Había practicado mucho en las clases gratuitas que daba la iglesia cercana a su casa, pero no estaba seguro de que fuera suficiente. Incluso la primera vez que se presentó le dijeron que era totalmente sordo por su inhabilidad para distinguir las notas en una misma canción. Eso lo entristeció de tal forma que no fue al colegio en dos semanas.
Los pocos amigos que tenía fueron a verlo a su casa tres veces y cuando les contó que había pasado se rieron. Así que tomando eso en consideración, tal vez algo no era algo que debía contarle a Yunho si quería mostrarse como una futura estrella.
¿Bailar? Jaejoong no recordaba jamás haber puesto los dos pies correctamente en el suelo cuando sonaba una canción. Las únicas veces que bailaba entregado a la música era con su mamá. Mientras ella limpiaba la casa o cocinaba, Jaejoong prendía la radio y al son de las viejas melodías hacia bailar a su mamá. Todo con tal de verla reír.
¿Actuar? Una vez había participado en una obra cuando tenía 8 años. Hizo de árbol. ¿Eso contaba?
-Ehhhh... ¿modelar?
-¿En serio? Ahhh, con razón...
-¿Eh?!
-Bueno, eres delgado y tienes una cara bonita así que era lógico...
-....
Jaejoong se ruborizó. Yunho acababa de decirle bonito. ¡¿Bonito?! ¿BONITO? ¿Como B.O.N.I.T.O ¿?
¡Él no era bonito, maldita sea! ¡Era varonil! Era guapo si querían pero no bonito. Atractivo. Eso le gustaba más. ¿Por qué alguien lo llamaría 'cara bonita'? De pronto la frase inicial cada vez que iba a un bar se le vino a la mente.
"Oye preciosa te invito un trago"
Ok. Tal vez si tenía una cara bonita. Pero no era necesario decírselo todo el tiempo .Él no quería seguir siendo 'bonito'.
¿Y por qué te ruborizas entonces? ¿Por qué no se lo dices?
Porque tal vez no me importa que ÉL me lo diga
Yunho percibió el silencio de Jaejoong como incomodidad y decidió cambiar de tema. Ya había terminado su plato, así que tomó su vaso de agua, haciendo una señal a la señora para que lo llenara.
-Eso no importa mucho la verdad. Ellos te entrenan...
-¿Ellos?
-SM
-Oh... bueno, me gusta cantar...
-Tienes una voz muy suave, debes tener una voz hermosa
-No lo sé, la verdad... no he cantado para nadie
-¿Quieres cantar para mí?
-¡¿Qué?!
Yunho se dio cuenta que eso debía de haber sonado mal y trató de remediarlo.
-O sea, practicar jajaja...puedes cantar y yo te escucho. Si te parece claro
-No estoy seguro
Jaejoong siguió escuchando como Yunho hablaba de su entrenamiento en esos últimos meses. Le contaba sobre su familia. La palabra 'mi papá' se repetía una y otra vez, reemplazándolo ocasionalmente por ' mi mamá' o 'mi hermana'. Definitivamente un niño de su casa. Después continuo con las clases de baile y como había conseguido una pequeña parte en un show musical, y que por eso había cambiado su peinado.
De hecho Jaejoong pensaba que se veía bastante cool con el peinado y la ropa. Pero esos pensamientos se los guardó.
Mientras Yunho seguía y seguía hablando, Jaejoong se iba sumergiendo más en su voz.
Tal vez era porque era su salvador, o porque fue la primera voz que lo calmo después de uno de los momentos más aterradores de su vida; pero Jaejoong simplemente se sentía fascinado. Escuchaba con atención como no lo había hecho en tiempo. Preguntaba por todos los nombres que iba mencionando '¿quién es?' '¿cómo lo conociste?' '¿de dónde lo conoces?' y '¿ahora dónde está? Jaejoong sabía más sobre Yunho en la hora que llevaban sentados ahí, de lo que sabía de cualquiera de sus compañeros de colegio.
Jaejoong finalmente dio cuenta de la hora, y que tal vez el momento de ir a casa había llegado. Al día siguiente tenía que ir temprano a trabajar.
-¿Quieres que te acompañe a tu casa? - preguntó Yunho rápidamente
Tal vez se debe a que te vi vulnerable. Tal vez es porque no sabía a dónde mirar una vez que me clavaste esos ojos penetrantes. Tal vez simplemente quise conocerte y lo hice inconscientemente. Tal vez mi alma te oyó en la distancia. Tal vez quería hacerme el bueno, por eso te salvé. Tal vez solo mi corazón estuvo abierto para oírte. Tal vez Dios nos puso en el mismo camino por algo. Tal vez...es el destino.
-Uhm - asintió Jaejoong, los mismos pensamientos corriendo por su mente.
***
-¿Y vives solo aquí?
Yunho había acompañado durante la última media hora a Jaejoong de vuelta a su casa. Después de que terminaron de cenar, despidieron a los amigos de Yunho y caminaron en dirección contraria al restaurante. Jaejoong se sintió incómodo al inicio por las miradas que los amigos de Yunho le daban, pero poco a poco se fue disipando cuanto más inmerso estaba en la conversación con su nuevo amigo. Cuando por fin llegaron al complejo donde vivía Jaejoong, Yunho no pudo evitar mirar alrededor preocupado. Afortunadamente Jaejoong vivía en el primer piso lo que le permitía una huida rápida ante cualquier peligro, pero Yunho no dejaba de sentirse inquieto.
-Sí, vivo aquí hace poco
-¿No te da miedo? El barrio no es muy bonito...
Jaejoong bajo la mirada avergonzado porque no podía negarlo. El barrio donde estaba viviendo, lo había alquilado de acuerdo a sus posibilidades. Felizmente nada malo le había ocurrido en camino de vuelta casa, pero siempre temía que lo pudieran asaltar. "Como hacía unas horas"
-Estaré bien, se cuidarme... lo de hoy fue un desliz...
-No quise decir algo malo de tu casa, imagino que es lo que pudiste conseguir...
-En realidad a mí tampoco me gusta, pero es lo que puedo pagar
-Claro.. - respondió Yunho sintiendo como el color subía por sus mejillas por su impertinencia
-Aún no es definitivo que me quedaré aquí, estaba pensando en volver a casa en un futuro para recoger algo de ropa de mi casa, aún no tengo nada...
-¡Claro! Tus papás estarán felices de verte...
-Eso espero
-¿Piensas que no?
-Imagino que deben estar molestos
-Mi papá dice que un padre nunca puede estar molesto con un hijo por siempre. Eventualmente, te perdonarán
-Eso espero
-Ya verás que cuando vuelvas te recibirán con brazos abiertos
-Seguro...
-Claro...
-Entonces...
-Bueno~~ entonces - Yunho se disponía a despedirse cuando vio como Jaejoong se balaceaba de adelante hacia atrás buscando, tal vez, la manera de terminar la conversación.
Jaejoong por otro lado, estaba hecho un torbellino de emociones pensando que más preguntar o que más contar para hacer más larga la estadía. De pronto, y sin pensar tal vez de la manera más cuerda, soltó:
-¿Quieres pasar?
-¿Eh? - Yunho fue cogido por sorpresa, lo que no le dio tiempo para que reaccionara con propiedad.
Jaejoong por otro lado ya estaba a punto de tirar de su cabello en desesperación.
¿Fui muy directo? Tal vez debería haber esperado a conocerlo más. ¿Qué clase de persona invita a un extraño a su casa el mismo día que lo conoce? ¿O es sólo una regla de mujeres? Los dos somos hombres así que no debería de haber algo mal, ¿verdad?
Jaejoong recodaba como su mamá siempre enseñaba a sus hermanas a tener mucho cuidado con los hombres que conocían. Les enseñaba a respetarse y a ser siempre un modelo de mujer digna, dejando que las cortejarán como ellas se merecían.
Jaejoong pensaba que de la misma manera él debía tratar a las mujeres. ¿Y a él? ¿No era de esperarse que a él lo trataran igual? El respeto era indiferente a los géneros.
-Tal vez la próxima vez, parece que estas cansado... No quisiera molestarte
Yunho trató de sonar lo más cortés posible. Moría de ganas por entrar ya que eso significaba que pasarían más horas hablando, pero no quería parecer invasivo. De alguna manera, el corazón le decía que se iban a ver más de lo que pensaba.
-Oh, si... Tal vez no sea buena idea.. De hecho, ahora q lo pienso no tengo nada para ofrecerte...- respondió Jaejoong nervioso
-No te preocupes por eso, en realidad me parece que estás cansado, no quisiera interrumpirte... Después de la persecución y todo eso... debes querer descansar
-Claro... - Jaejoong abrió por completo entonces la puerta de su departamento y sostuvo la puerta para despedirse.
Levanto la mano hacia Yunho para estrechar la suya.
-Bueno, gracias Yunho, de verdad me salvaste hoy día. No creo que pueda pagártelo... De verdad, muchas, muchas gracias
Yunho cogió la mano que le ofrecía el otro y volvió a sentirlo. Ahí estaban de nuevo las chispas que iban por todo su cuerpo, el temblor de los labios, la falta de respiración. De pronto tiritaba como cuando lo ayudó a ponerse de pie en ese callejón oscuro.
¿Era la suavidad? No. ¿Era su mirada triste? No. ¿Su voz? ¿Su cabello? ¿Su aroma? Su... ¿Sensualidad? ¿Cómo podía pensar que Jaejoong era sensual? ¡Era casi un niño! ¿Cuántos años tendría?
Y antes de que pusiera parar su lengua, dijo:
-¿Puedo venir mañana?
-¿Eh?
Yunho lo volvió a pensar. Aún estaba a tiempo de dar una excusa. Sólo que no quería dar ninguna.
-Mañana, ¿puedo venir a verte?
-¡Oh!....
¿Qué digo? ¿Le digo que no estaré? ¿Hago que venga pero no regreso hasta tarde? ¿Le digo que no creo que sea necesario? ¿Le pido su número? ¿Su mail? su...
-Uhm, claro - respondió Jaejoong sin darse cuenta el momento en que sus labios hablaron por si solos
"¡Maldita sea!"
-Genial - respondió Yunho sonriendo de oreja a oreja - Tal vez pueda ayudarte con la cerradura de tu casa, ya sabes... tengo algunas herramientas en la casa de mis amigos. Podríamos poner algunas trampas y cerrojos. Te ayudarán a sentirte más tranquilo...
-¿Sabes hacer eso?
-Bueno, instalé la cerradura en la casa de mi novia...
"¡¿Novia?!"
-Oh! Ya veo...
"¡Pero claro que tiene novia, Kim Jaejoong!"
"¿Por qué luce así?
"¿Pero qué esperabas? ¿Qué demonios esperabas?"
"¿Por qué carajos tengo que hablar de más siempre?"
-Sí, y hasta ahora no la han asaltado jajaja - rio Yunho tratando de mantener un ambiente agradable. Sus esfuerzos; sin embargo, eran en vano.
-Uhm - asintió Jaejoong nuevamente
-Creo que bastará con dos cerrojos en la parte superior y un pestillo en la puerta. Un ojo mágico para que veas antes de abrir la puerta también...
-Uhm...
Yunho vio como su amigo bajó la vista y parecía haber perdido su entusiasmo de hace unos segundos. Tal vez sería mejor despedirse ahora.
-Bueno, entonces ¿nos vemos mañana?
-No sé a qué hora llegue, Yunho - se excusó Jaejoong - Tal vez no sea buena idea...
"Sí, no es buena idea... ¿en qué estaba pensando?"
-Yo te espero, vendré alrededor de las 8... Como hoy. Podemos ir a comer algo y después vengo a instalar las cosas que necesitas...
-No sé hasta qué hora trabajaré mañana, yo...
-¡Vamos Jaejoong! déjame venir... - rogaba Yunho
-Tal vez tienes cosas que hacer Yunho, no quisiera interrumpir tus citas o...
-Te prometo que te dará gusto verme de nuevo...
"Claro que me dará gusto, ni siquiera quiero que te vayas ahora"
"Di que sí, prometo no mencionarla de nuevo"
"¿Pero no está mal?, deberías pasar tiempo con tu novia"
"Déjame verte de nuevo para averiguar qué es esto que siento"
-Además, me has caído muy bien... quisiera verte de nuevo - dijo Yunho logrando lo que esperaba.
Jaejoong se ruborizó una vez más, abriendo los ojos de par en par.
Finalmente asintió, accediendo a verlo una segunda vez.
***
Yunho: ¿De dónde saliste pequeño ángel?
Jaejoong: ¿Qué demonios me pasa?
Yunho: ¿Era un hombre verdad? ¿Por qué mi corazón late tan rápido por un hombre?
Jaejoong: ¿Por qué no aparté mi mano cuando me cogió?
Yunho: ¿Por qué agarré su mano? ¡Qué demonios! Ni siquiera agarré la mano de mi novia en nuestra primera cita
Jaejoong: Dijo que tenía novia...
Yunho: Le dije que tenía novia, ¿no debí hacerlo?
Jaejoong: Pero que estoy pensando... ¡estúpido! ¡¿Qué te importa si tiene novia?!
Yunho: ¿Qué importa si le dije que tenía novia? No es que quisiera algo con él
Jaejoong: Por qué me entristecí cuando dijo eso...
Yunho: Se veía triste cuando se lo dije, ¿lo imagine?
Jaejoong: Dijo que vendría mañana, me pregunto si vendrá
Yunho: Le dije que iría, tal vez no debería... pero...
Jaejoong: Quiero verlo
Yunho: Muero por verlo
Jaejoong: Sus ojos, su sonrisa... ¿qué demonios me pasa?
Yunho: Sus ojos, sus labios, su nariz, su piel... ¡¿pero de dónde salió esta criatura?!
Jaejoong: Parecía malo pero resultó ser gentil
Yunho: Me pregunto si lo asusté con este look
Jaejoong: Quiero verte, vendrás mañana, ¿verdad?
Yunho: ¿Por qué mi corazón late así de fuerte pensando que lo veré mañana?
Jaejoong: Mi corazón, dios... no ha dejado de latir así
Yunho: ¿Qué es esto?
Jaejoong: No, no puede ser...
Yunho: ¿Podría ser?
Jaejoong: ¿Por un chico?
Yunho: Puede ser...
Jaejoong. Será...
Yunho: ¿Amor?
Jaejoong: ¿Amor?
Yunho y Jaejoong: a primera vista...
***
Ardía. Su rostro ardía. Más que arder, quemaba. Estaba en llamas. La mano que lo había golpeado aún estaba en el aire, inquieta y sin saber hacia dónde dirigirse. Jaejoong había perdido por unos segundos el sentido de la orientación y sus ojos se llenaron de lágrimas de un momento a otro. En parte por la vergüenza, en parte por el dolor.
Pero tal vez ni el ardor ni el dolor de la mejilla se comparaban con el dolor que apresaba su corazón en ese instante. No quería verla llorar, no quería verla gritar de esa manera, ni perder la compostura como hace un momento cuando tocó su puerta. Por primera vez, en semanas, la vio bien a través de sus ojos llorosos y pudo observar que había bajado de peso. Sus mejillas coloradas casi siempre, ahora estaban pálidas y tenía grandes surcos de lágrimas a cada lado.
Mamá Kim había llegado ahí a primera hora de la madrugada, ni bien se enteró donde estaba viviendo su hijo menor. El hijo que había huido de casa para buscar cumplir su sueño. Ella había tomado el primer bus que salía de su pueblo y pasó una hora preguntando a más de 20 personas el camino hacia el barrio de Jaejoong; y a medida que iba caminando le rogaba a Dios encontrar a su hijo vivo. Con cada paso se iba dando cuenta el infierno al que había venido a parar su Jaejoong amado.
Había golpeado con todas sus fuerzas la puerta de la habitación de su hijo una vez que el conserje le dio su ubicación. Jaejoong había corrido a abrirle y al ver a su madre las palabras quedaron atascadas en su garganta. Mamá Kim lo cogió fuertemente del brazo para lidiar con sus problemas lejos de los oídos de los chismosos; y una vez dentro lo soltó, se dio media vuelta y le propinó una cachetada.
Tal vez el golpe le dolió más a ella. Siempre había oído que a los padres les dolía castigar a los hijos, y ese día lo comprobó. Nunca en toda su vida había golpeado a una de sus hijas. Jaejoong no fue la excepción. Lo había amado tanto desde que llegó a su casa, que era la luz de sus ojos. Más incluso que cualquiera de sus hermanas. El hombrecito de mamá. El hombrecito de la familia. El hijo más hermoso que hubiera podido pedir al cielo... y hoy lo había golpeado.
Mamá Kim no pudo contenerse. ¿Cómo se atrevía a hacerla sentirse así? ¿Es que no sabía cuánto lo amaba? ¿No sabía cuánto había sufrido por él? ¿No tenía acaso idea lo que había tenido que pasar para llegar a él? ¿Sabía acaso lo mal que su papá se había puesto sin saber nada de él?
-O...o...omma... - empezó Jaejoong en un susurro.
Jaejoong se llevó la mano a la mejilla, pero no bastó mucho para que la misma mano que lo había golpeado lo cogiera y lo empujara hacia su cuerpo. Y Jaejoong sintió un baldazo de agua fría. Sintió su temperatura volver a la normalidad, como si acabaran de prender el aire acondicionado. Su madre lo refrescaba.
Mamá Kim lo abrazó.
Lo abrazó tan fuerte que Jaejoong pensó que se le iban a romper las costillas. Le faltaba la respiración y por un momento no supo si responder el abrazo o dejarse morir en los brazos de la única mujer de su vida.
-Mi pequeño...mi bebe... oh por Dios, mi bebe....
-Omma - lloró Jaejoong sin poder contenerse por más tiempo
Y ambos lloraron en los brazos del otro.
Corazones rotos, almas gemelas, mentes conectadas.
Antes de que Jaejoong supiera que era adoptado, ya sabía que jamás volvería a llamar mamá a nadie que no fuera esa mujer. Jamás sospechó que no fuera de su sangre. Para él, su mamá siempre fue y sería Mamá Kim. Porque solo una verdadera madre sería capaz de hacerte pasar de un infierno al cielo, en segundos; con tal solo un abrazo.
-Lo siento tanto, mamá...
***
-¿A dónde vas muchacho? - pregunto el conserje saliendo de su oficina
El hombre se limpiaba la calva, mientras miraba a la figura que había pasado corriendo frente a su puerta.
-Estoy buscando a alguien - respondió Yunho señalando al departamento del primer piso
-¿Buscas a ese chico?
-Sí
-Se fue en la mañana
-¿SE FUE?
-Sí, vino su mamá y se lo llevó... incluso me pagaron el mes por adelantado
Yunho quedó en silencio. Tenía en una mano una bolsa con botellas de cerveza y en la otra una caja de herramientas.
"Se fue"
-¿No dejo dicho a donde iba? ¿Sabe si van a volver?
-La verdad no tengo idea, pero no creo que vuelvan...
-¿No?
-Su mamá fue muy clara al decirle que si su hijo volvía a buscarme me pusiera en contacto con ella de inmediato... espera, ¿cuál es tu nombre?
-Yunho -respondió esperanzado el joven - Jung Yunho
-¡Ah! Me dejó algo para ti... espera...
Cuando el hombre volvió tenía un sobre en las manos. Se lo entregó y Yunho en agradecimiento le dio las botellas de cerveza que ahora no tendría con quien compartir. De alguna manera la carta lo llenó de esperanza. Tal vez una dirección donde buscarlo, un teléfono, esperaba encontrar algo.
Pero en la carta solo había letras de oraciones compuestas. Una carta llena de sentimiento, pero a la vez esperanza.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario \(*O*)/ ♥ ♥
o más bien... deja tus pensamientos pervertidos grabados en esta entrada XD