KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Tradición Familiar - Cap. 11

Por que el amor suele pintarse de muchos colores.


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Rain suspiró agotado.


Ese día tenía que terminar por presentar un trabajo en la universidad y no había tenido el tiempo suficiente como para hacerlo. Traducir a mano era lo más fastidioso que podía hacer, pero comprendía la intención de que no hicieran traducir a la computadora aún así, era un trabajo pesado hacerlo mano.


Bueno, pesado y fastidioso.


—¿No tienes que ir a clases?


Changmin desde su lugar, se removió sobre la cama. Mirando a Rain empezar a levantarse, con el sueño aún rondándolo.


—Si, ya es algo tarde y no hice el deber, me voy a meter en problemas.


Cuando Rain lo observó sonreír, decidió detenerse.


—¿Qué has hecho?


—Entre tu trabajo, y las clases vas a acabar fundido, además tenía ganas de practicar mi inglés. No te aseguro que vaya a estar completamente bien, pero al menos no te meterás en problemas.


Rain vio al menor extenderle una carpeta con varias hojas, con el manuscrito que a él le habían enviado.


—No tenías por que hacerlo Changmin.
—Ya te dije que no es algo que me hay tomado mucho tiempo.


Rain levantó una ceja, había conocido a ese muchacho unas semanas atrás. En una reunión exclusiva de la universidad que se había celebrado en uno de los hoteles de la familia de Changmin. Rain había recibido su premio al mejor estudiante de ese semestre y los ojos de aquel muchacho lo habían atraído cual imán.


Sin embargo se había confundido al imaginar que al menos ya no era un estudiante de instituto. Aún así, con todas las cosas que podían venírsele encima. Rain se había acercado, Changmin había estado recitante, pero al final de esa noche le había sonreído.


Y el mundo de Rain se había alineado para hacerle pensar, que ese muchacho podía ser lo mejor que le pasara en años. Su paz entre tanto estrés que su vida actual tenía.


—Gracias, Min.


Vio el dedo del medio de Changmin enrojecido, levemente afectado de escribir tanto e inevitablemente sintió ganas de acercarse.


—Min…
—Ya vete, que se te hace tarde.


Changmin lo había empujado con un pie en el pecho para alejarlo, justo antes de que sus labios se juntaran. Por que aunque no había una charla implícita, ambos sabían de esa atracción que los unía, pero ninguno se atrevía a aclararlo.


Y mientras tanto eran amigos.

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Junsu miró por la ventana de su habitación.


Dentro de aquel espacio vacío y único que le pertenecía, se levantó de la cama y caminó, justo hasta la ventana de su habitación, ahí donde las gotas de lluvia resbalaban lentamente, usualmente la lluvia lograba ponerlo nostálgico y eso no había cambiado el día de hoy.


La palma de su mano tocó el frío cristal. Con sus ojos observando curiosos el jardín de su casa, mojado por la lluvia de ese día, por el frío que había y que su suelta pijama no lograba abrigar.


—Te amo, Junsu…~


Yoochun lo había dicho, y aunque no era la primera vez.


Junsu sentía un cosquilleo especial en su pecho solo al recordarlo. No entendía la razón por la cual ese ‘Te amo’ que Yoochun le había soltado, luego de que lo defendiera frente a aquellas mujeres chismosas diciendo que no le importaba que fuera un gigoló, le había sonado tan real.


Aún más que el anterior a ese, aún más fuerte e intenso que sus ojos mirándolo de aquella manera. Junsu no lo entendía, pero cerraba los ojos y podía sentir a la perfección los labios de Yoochun, besándolo con una necesidad que lo hizo regocijarse al sentirse correspondido.


Esa maravillosa, inequívoca e irremplazable sensación de sentirse amado.


De amar y ser correspondido.


Junsu nunca se había enamorado, a Junsu no le gustaba pensar en el futuro, ni en las relaciones que duraran mucho más allá de lo necesario. Y sin embargo Yoochun había llegado con una sonrisa, a desestabilizar todo en lo que creía y sacudir sus prioridades.


Suspiró una vez más. Con la firme idea de que enamorarse es algo que no debería hacer, pero era algo que al mismo tiempo no quería evitar. Como un frenesí de bipolaridad que lo cubría por completo y lo cegaba.


¿Changmin sentía tantas cosas maravillosas en su interior cuando besaba a Minho?


¿Es por eso que su hermano quiere casarse siendo tan joven?


El amor, es algo sin significado para Junsu. Pero a faltas de nombres, Junsu ha decidido llamarle amor a eso tan grande que lo recorre por completo cuando ve a Yoochun, a esa odiosa felicidad que alborota sus sentidos cuando lo besa, cuando lo abraza.


Junsu quiere llamarle amor, a sus deseos irrefrenables que tiene por detener el tiempo y avanzar de la mano con Yoochun. Al no pensar en un futuro en el que Yoochun no esté. Junsu ha decidido llamarle amor al hecho de poner en las manos de Yoochun el control de sus sentimientos, acciones y razón.


Quiere llamar amor, al hecho de entregar confianza una vez más. A pesar de que se había jurado no hacerlo por nadie más.


Si es amor o no. Si existe o no el amor.


Junsu solo quiere pensar que Yoochun y él viven algo parecido al amor.


Que están enamorados. Y que su confianza es justificada.


Que no se está equivocando. Y que esa lluvia es la marca de sus pensamientos, que tal vez nunca comparta, pero que existen dentro de él, con fuerza. Con la misma con la que su corazón late por Yoochun.


Yunho observó preocupado que esa mañana, Heechul no se había cambiado para ir a trabajar.


No había ido a su casa, se había quedado a dormir con él, y apenas probaba el desayuno en su plato, alicaído y con la ropa de Yunho que le quedaba obviamente algo grande. Con una pierna doblada en la silla y la otra cayendo libremente.


Yunho bebió un poco de café, y Heechul siguió jugando con el tenedor en sus manos, apenas moviendo los huevos revueltos en su plato. La paciencia de Yunho entonces llegó a su límite considerable.


Dejó el pequeño jarrón sobre la mesa y miró a su amigo.


—¿No piensas comer?
—Estoy comiendo.
—No es cierto.


Heechul por fin levantó la mirada. Planeaba mentir, sonreír y decir que no pasaba nada, pero la mirada preocupada de Yunho se lo impidió. Se armó de valor y suspiró.


—Son asuntos del trabajo, Yunho.


—¿Asuntos del trabajo? ¿Desde cuándo asuntos del trabajo te ponen así?— La mano de Yunho se deslizó sobre la mesa, rozando la de Heechul con cuidado. –Dime la verdad, Chul. ¿Qué sucedió ayer?


Brevemente Heechul desvió la mirada, con un mechón de cabello que estorbaba, cosa que solucionó con un suave movimiento de sus dedos, perdiéndose entre los mechones de su cabello.


—No te vayas a poner histérico, Yunho.
—No prometo nada, solo dime lo que sucedió.


Hubo un suspiro de por medio, otra vez. Heechul apartó el plato de su puesto y levantó la mirada, directamente a los ojos de Jung.


—Ayer Siwon y yo discutimos. Y… él termino diciendo en palabras bonitas que lo único que me importaba de los demás era el sexo que me podían dar, como si no pudiera controlarme. Y eso… dolió tanto.


Yunho, contrario a lo que Heechul esperaba se mantuvo callado, con los brazos cruzados. Analizando las expresiones cansadas en el rostro de su amigo.


—¿No se suponía que Siwon era como nosotros, que entendía muy bien las reglas del juego y que todo solo era cuestión de diversión?
—Parece que él dejó de divertirse hace mucho.


El mechón rebelde de Heechul volvió a caer de su oreja, y Heechul lo volvió a acomodar con discretos movimientos.


—¿Y tú que hiciste?
—…Nada.


Heechul parecía incluso avergonzado con el hecho de tener que admitir que había huido y ya. Suspiró una vez más y el rostro abatido de Heechul, solo hacía que la furia interna de Yunho empeorara, aunque no lo demostrara.


—¿Por qué?
—Es que cuando me lo dijo me hizo pensar… yo… ¿te parece que yo soy alguien que no tiene corazón?


Nunca hasta ahora, Heechul había cuestionado su situación, su forma de vida o siquiera se había dedicado a pensar en que podía ser una mala persona.


—Heechul, tú eres la persona más increíble que conozco. Estuviste ahí para mí cuando más te necesite y…
—Y eso no es lo que todo el mundo piensa.


—¿Desde cuando te importa lo que los demás piensan?
—¡Desde que tú y mis padres son los únicos que me consideran buena persona!


Heechul gritó, con sus labios algo temblorosos y los ojos débiles, a punto de botar lágrimas que no quería.


—Yo nunca te voy a dejar solo.
—Tú no puedes prometer eso, Yunho. Por que un día te enamoraras y tendrás que hacer tú vida con esa persona.


Yunho mordió sus labios, por no decir lo que pensaba. Por no agobiar  más a Heechul con sus sentimientos hacía él. Por que era algo sin sentido explicarle que él jamás se marcharía, por que lo amaba desde hace tanto que ya ni recordaba el momento exacto.


Bajó la cabeza, contrariado, enojado. Frustrado.


—Iré a dormir un poco, no me siento bien.


Como si de pronto Heechul hubiera tenido suficiente, se levantó de la mesa, con sus pasos rápidos hacía la habitación. Y Yunho se quedó ahí varios segundos más. Mirando el desayuno a medio comer.


Siendo consciente de lo que podía significar que un par de palabras de Choi Siwon causaran todo eso en Heechul. Y tal vez no fueron segundos, quizá fueron hasta minutos en los que permaneció inmóvil en aquella silla.


Cuando tuvo el valor para buscar a Heechul y hablar, o más bien confesarle su verdad.


Sus sentimientos, su amor de años.


El sollozo que atravesaba la puerta de su habitación lo detuvo. Heechul lloraba y no le permitía acercarse. Heechul por primera vez estaba marcando una barrera entre ellos. Y Choi Siwon era el culpable.


Con la rabia fluyendo por sus venas, Yunho agarró las llaves que colgaban del llavero y salió del departamento, casi sin hacer ruido, lo más rápido que pudo.


Hacía más frío de lo habitual.


Minho se movió graciosamente bajo las sábanas, con su cuerpo buscando el calor que el cuerpo contrario le proporcionaba. Su mejilla restregándose suavemente contra ese pecho a su alcance y la camisa de algodón suave que despedía un aroma conocido.


Esos fuertes brazos lo abrazaron, con posesividad. Y Minho no se quejó.


Poco a poco fue recuperando el sentido y sus párpados se movieron lentamente, antes de que cerrara los ojos con fuerza y luego con algo de incomodidad ante la luz terminara por abrir los ojos.


El cuerpo de Changmin estaba junto al suyo, aferrado como cada mañana cuando dormían juntos. Pero Minho recordó que Changmin no lo quería ni ver, y siendo sincero, Minho no recordaba muy bien como había llegado hasta ahí junto a Changmin.


Pensó que lo había hecho inconsciente, y que Changmin molesto lo echaría apenas fuera consciente de lo que sucedía. Por el bien de su extraña situación en estos momentos. Minho optó por levantarse con cuidado, con suaves movimientos y el silencio entre ellos.


—¿A dónde vas?


La voz dormitada de Changmin lo hizo detenerse, aún sentado en la cama a espaldas de él.


—No sabía que estabas despierto.
—¿Tantos años juntos y aún no sabes cuando duermo o no?
—Tal vez quise creer que dormías.


Changmin entonces se apoyó en uno de sus codos, con la mirada un poco borrosa debido a que apenas abría los ojos, mirando la espalda del menor sin que Minho se atreviera aún a girar hacía él.


—¿Por qué te ibas?
—No quería que me odiaras… todavía más.


Una sonrisa acudió a los labios de Changmin, estirándose hacía él, tomando su mano, haciendo que se dejara caer sobre su cuerpo. Ambos sentados ahora en la cama.


—¿Yo cuando dije que te odiara?
—Pues lo parecía.


A Changmin siempre le ha gustado el cabello de Minho, suave a pesar de tratarse de un chico, suave a pesar de que a veces estuviera enredado, suave a pesar de que Minho prefiriera tenerlo corto.


Suave, como el corazón de su dueño.


—Escucha, Minho. Más que estar molesto, estaba decepcionado, al pensar que no confiabas en mí.
—No es que no confío en ti, no confío en mí.


Changmin sacudió un poco su cabeza, buscando la mirada de Minho, pero él más bien parecía interesado en mirar hacía la pared de la habitación, ajeno a la lluvia de ese día.


—Vaya eso es nuevo, usualmente es ‘Confío en ti, más no en los demás’
—Lo que sucede es que aún no sé, a pesar de lo mucho que te amo. Por qué estás junto a mí.


—¿Volvemos a lo mismo? Deja de lado lo que los imbéciles de la Universidad digan.
—Soy inmaduro, impulsivo y extremista, ¿por qué estás junto a mí? ¿Por qué si tenías a Rain? Incluso Mir parece conjugar mejor contigo.


Cuando Minho sintió su cuerpo siendo apretado un poco más al de Changmin, cerró los ojos, por que Changmin incluso había acercado su rostro al suyo. Y a pesar de todo, su tacto lograba calmarlo.


—En realidad no creo ser tan maduro si te apoyo en toda esta tontería de buscarles pareja a mis hermanos para poder casarnos nosotros. Ni tampoco creo ser tan maduro si un adolescente me hace ver que tú has dejado muchas cosas por mí, cosas que te divierten, solo por que yo supongo que estamos muy grandecitos para divertirnos con aquello que te gusta.


—¡Yo nunca…!


Changmin puso una mano en los labios de Minho, evitando que hablara.


—Yo sé que nunca me lo has reprochado. Pero aquellas veces que querías escaparte un día a la playa, o el fin de semana que quisiste ir a esquiar, o al menos cuando quisiste que fuéramos al parque de diversiones. Debí aceptarlo por qué a ti te gustaba, y sin embargo tú me acompañabas al teatro, a los eventos de premiación, a los eventos de la librería donde se presentaban autores. En todo eso que te aburre, tú estabas ahí, junto a mí.


Minho sintió la presión sobre sus labios disminuir, e inconsciente su mano apretó la de Changmin, aún con la mirada en aquella pared.


—Nos falta mucho por conocernos, a lo mejor jamás terminemos de conocernos. Y eso es lo maravilloso de nuestra relación. La madurez que yo intentó plasmar en nosotros y la espontaneidad de la que nos podemos repletar de vez en cuando. Por eso, Minho te amo tanto. No por que seas mi complemento, sino por que tú me alientas a hacer cosas que nunca antes hubiera hecho. Por que si pierdo el valor me obligas a hacerlo. Me arrastras, me obligas a ser feliz.


—¿Eso quiere decir que ya no estás molestos conmigo?


Changmin sintió el poder de su discurso perder espontaneidad, movió a Minho lo suficiente para que lo mirara y sonriera.


—¿Si quiera has escuchado algo de todo lo que te dije?
—Cada palabra, Changmin. Pero… Solo quiero saber si…


Minho sintió sus labios presionados contra los de Changmin, interrumpiendo sus palabras, despojándolo de cualquier pensamiento, con las manos de él en su espalda, robando su aliento y alma.


—¿Esto contesta tú pregunta?


Contrario a lo que esperaba, Changmin vio a Minho lanzarse contra él, abrazarlo con fuerza y su cabello suave rozó su mejilla, incluso el suspiro del menor lo hizo ampliar la sonrisa en sus labios.


—Entonces, ¿qué quieres hacer el día de hoy Minho?
—Quiero quedarme en la cama todo el día, abrazado a ti.


Changmin solo separó a Minho de su cuerpo un momento, los segundos suficientes como para besar su frente y mostrarle que accedía a lo que le pedía. Entonces recostó sus cuerpos en la cama y suspiró.


Con la mano de Minho sobre su pecho y el ruido de la lluvia afuera, que recién ahora Changmin se percataba que existía.



—¡Es tarde! Tarde… ¡Muy tarde!


Yoochun bebió un poco del café sobre la mesa, observando a su hermano menor correr de un lado a otro, buscando cuadernos, lanzándolos a la maleta, con el uniforme mal arreglado y absolutamente despeinado.


—¡¿Por qué no me levantaste Yoochun?!
—Que me acabo de levantar dos minutos antes que tú. Llovía, hace frío, se me pegaron las sabanas, además el estudiante eres tú, no yo.


Pudo sentir la rencorosa mirada de Mir sobre su espalda, seguramente más molesto de lo que ya se encontraba, pero por suerte sin el tiempo suficiente como para discutir con él o golpearlo.


—¡Como sea! Apenas tengo tiempo para salir, hoy llega un profesor nuevo a nuestro salón, y no vaya a ser un viejo amargado que no me deje entrar tarde.
—¿No piensas desayunar?


—¡¿Te parece que tengo tiempo para desayunar?!
—…Que genio.


Yoochun murmuró sus palabras con cuidado, Mir solo bufó con molestia, terminando de colocarse los zapatos, medio bebiendo un poco de su café y guardando las llaves en su bolsillo.


—¡Adiós!


La puerta cerrándose produjo un ruido desagradable y molesto por lo que Yoochun respiró hondo y volvió a beber un poco de café. Aún llovía, hubiera sido bueno recordárselo a Mir, para que llevara un paraguas.


Nah… Ya se encontraría con algún amigo por ahí.


O en su defecto llegaría mojado, atrasado y a lo mejor le provocaba lastima al profesor nuevo y lo dejaba entrar. Si usaba su cara de cachorrito seguro que si. Por algo era su hermano menor, de alguien tenía que haber aprendido las malas mañas.


Contempló el reloj en la pared, y suspiró.


¿Estaría Junsu despierto? ¿Debería llamarlo?


¡Se iba a cortar la cabeza! ¡Parecía un maldito estúpido!


Desde ayer cuando soltara esas palabras con un sentimiento tan sofocante que Yoochun, no paraba de pensar en eso. Y es que, Junsu se había ganado esas palabras. El evento de ayer, si era un gigoló o no lo había tomado por sorpresa.


Y ese repentino amor, calidez o lo que fuera también lo confundía. Por que Junsu hacía cosas por él que nunca antes había tenido. Y de repente sentía que estaba enamorado, así de fácil, así de rápido.


…Tenía que ser una equivocación, no se podía enamorar.


No tenía tiempo ni cabeza para esas cosas.


Decidió bajar hasta el buzón del edificio, solo para recoger el periódico de esa mañana y ver si había algún paquete de alguna enamorada suya que le salvara el día y le hiciera creer que aún era ese Casanova por naturaleza que no creía en el amor.


Sin embargo cuando abrió el pequeño buzón en la pared, a parte del diario encontró un pequeño sobre. Pensó primero que se trataría de una carta de amor para Mir de alguna muchachita, por que a él esas cosas ya no le llegaban. No estaba en esa edad.


Sin embargo abrió el sobre, con el periódico bajo el brazo.


La firma de Shim Changmin resaltaba con fuerza en aquel cheque en sus manos, con la cantidad prometida hace algún tiempo, cumpliendo con su palabra, igual que él había cumplido con su parte al empezar a salir con Junsu.


Recordó entonces la razón por la que lo habían contratado.

“Junsu no se enamora, nunca lo hace, no cree en el amor. Y se aburre de las personas con facilidad.
Por eso no quiero a un conocido que se enamore de mi hermano, por que no quiero que más adelante mi hermano lo deje de lado como siempre hace con los demás y sufra.
Y por esa misma razón quiero contratarte, para que entretengas a mi hermano el tiempo suficiente hasta que Minho y yo podamos casarnos, luego. Más temprano que tarde mi hermano se aburrirá y tú no saldrás herido.”

El cheque en ese momento pesó en sus manos más que nunca.


Era la cantidad suficiente como para vivir un buen tiempo sin preocupaciones. Cerró el buzón con cuidado y guardó el cheque en su bolsillo, no podía simplemente de la nada empezar a decir que rechazaba el dinero por dignidad.


Por que tenía que cuidar de su hermano menor, por que se acercaba el cumpleaños de Mir y quería hacer algo lindo para él.


Y aún así… La imagen de Junsu lo atormentaba.


—De acuerdo, entonces cambiemos el menú por un pavo.
—De acuerdo, chef.


El muchacho frente a él se marchó directo a la cocina y Jaejoong continuó sentado en aquel cómodo sillón frente a la barra de bebidas. A esa hora el hotel no estaba tan abaratado de personas por suerte.


Así que con un vaso con jugo en las manos, Jaejoong se dedicaba a subrayar varios puntos del menú de esa noche, analizando concienzudamente todo lo que correspondía a los eventos de ese día en el hotel.


Cuando hubiera terminado, dejó los papeles en la pequeña mesita que había cerca de sus piernas y suspiró, masajeando un poco su sien. Bebiendo luego de unos segundos el poco jugo que le quedaba en el vaso.


Sin embargo, no fue hasta que levantó la mirada, y sus ojos enfocaron con habilidad al alto cuerpo de Yunho ingresar al hotel que finalmente una sonrisa apareció en sus labios. Jung apenas cruzó palabras con la recepcionista, seguramente preguntándole algo.


Y las cosquillas en su pecho se esparcieron graciosamente, no veía a Yunho desde ayer y había desarrollado la insaciable sensación de besarlo otra vez. Y la idea de que Yunho estuviera ahí para verlo a él. Lo hizo sentirse complacido.


Pero Yunho no caminó hasta la zona del restaurante del hotel dónde él se encontraba, contrariamente caminó hacía los pasillos de la planta baja con una seguridad imponente y el entrecejo levemente arrugado.


Jaejoong se levantó de inmediato, dejando el vaso sobre la mesa y tomando los papeles en sus manos por si se le llegaban a perder de vista. Ubicando a la recepcionista casi de inmediato.


—Yoona, ¿para dónde iba el muchacho que acaba de hablar contigo?
—Oh, es un amigo personal del señor Heechul, ha venido varias veces…


—Si, si. Lo conozco a la perfección, ¿para dónde fue?
—Buscaba al señor Siwon.


Jaejoong solo se alejó con un leve asentimiento. Siguiendo los pasos de Yunho, intrigado por la razón que había llevado a Jung hasta ahí. Suponiendo de inmediato que ya no se trataba sobre su auto.


—…No entiendo por qué razón estás aquí.


La voz de Siwon se escuchó a través de la puerta entre abierta y Jaejoong apenas tuvo que acercarse un poco para ver la espalda de Yunho y a Siwon tras su escritorio, también de pie. Igual de serio cómo Yunho se encontraba.


Ambos con miradas desafiantes.


¿Qué demonios tenía Yunho que hablar con Siwon?


—En realidad, hace mucho que comprendí que tú y yo no podemos hablar decentemente. Por eso seré lo más breve posible.
—Escucha, Yunho. Tengo trabajo por hacer así que si vienes a preguntar por Heechul, entérate de que no ha venido a trabajar.


—¿Por qué crees que YO no sé dónde esta Heechul?— La mirada de Siwon viajó directo hacía aquellos ojos. —¿Es qué tú no lo sabes? ¿Lo has estado llamando acaso?
—Trabajamos juntos, es normal que al no llegar lo llamara.


—¿En serio? Perfecto, por qué de eso precisamente te venía a hablar.
—¿De Heechul?


Yunho respiró profundo, con una mano en su frente y tratando de sonar lo más calmado posible.


—La relación más allá del trabajo o amistad que Heechul y tú sostenían, se acabó. No supiste respetar las reglas y por nada del mundo voy a permitir que por que te sentiste herido, ofendido o celoso lastimes a Heechul con palabras como las de ayer.


Siwon por un momento pareció haberse paralizado, luego sonrió ladinamente, con una mano pasándose por su cabello.


—¿No crees que eso lo debe decidir Heechul no tú?


—Yo tengo derechos sobre Heechul que tú ni en sueños podrías tener, y son los mismos que él tiene sobre mí, así que si digo que mantengas de ahora en adelante distancia con él. ¡Lo haces!


Los puños de Siwon se cerraron con fuerza sobre sus propias manos, mirando con molestia a hombre frente a él.


—¿Quién te crees? Para venir a gritar en mi oficina, imponerme que me aleje de Heechul y sabe cuanta tontería más.
—Es sencillo Siwon, tienes pareja ¿no? Según recuerdo se llama Kim Jaejoong. Sino supiste manejar a alguien como Heechul y te enamoraste, entonces deja en paz también a Jaejoong.


—¿Ahora vienes a decirme lo que tengo que hacer con mi vida personal?


Yunho bufó, con algo de molestia y rabia contenida.


—¿Sabes qué? Haz lo que te de la gana con tu vida personal, solo espero que Jaejoong no sea tan imbécil como para seguir contigo, pero aléjate de Heechul, no quiero que en tu vida vuelvas a hablarle de la forma en la que lo hiciste ayer. Por que si se te ha olvidado por alguna razón te enamoraste de él.


—¿Por qué afirmas tan vehementemente que estoy enamorado de él?


—Por que eres demasiado obvio. Pero Heechul no ha hecho nada mal, por qué el desde el principio pone las reglas claras. Es una relación abierta, sin compromisos ni ataduras. Si rompiste las reglas, quedas fuera. Así que para cuando Heechul vuelva espero que sepas respetar las reglas de este juego en el que por voluntad propia te metiste.
Yunho estaba apoyado, con ambas manos sobre el escritorio. Con la mirada puesta en los ojos de Siwon y observando cada reacción en aquel rostro que parecía analizarlo con cada palabra.


—Tú también estas enamorado de él, ¿verdad Yunho?
—Pero yo jamás he roto las reglas.


Siwon lo observó empezar a girar, saliendo de la oficina, con la misma seguridad con la que había entrado, y cuando Yunho estaba por abrir la puerta. Siwon sonrió tan levemente que aquello ni siquiera parecía una sonrisa, con las manos en los bolsillos y la cabeza agachada.


—Amar de esta manera… Duele demasiado, ¿cierto?


Yunho entonces se detuvo, por que el tono de Siwon no había sido burlesco o despectivo. Había sonado con un dolor compungido en el pecho desde hace mucho tiempo. Y la empatía los recorrió a ambos por igual.


Aún así ninguno pronunció otra palabra. Yunho abrió la puerta y salió.


Habiendo dejado las cosas claras, tal y como quería.


Pero Jaejoong a unos pasos de la puerta lo había tomado por sorpresa, con su mirada en ese momento indescifrable para Jung. Jaejoong no dijo nada, y Yunho no podía asegurar cuanto de la conversación con Siwon había escuchado.


Por eso solo asintió, como un saludo mudo que no merecía ser extendido.


Alejándose de inmediato de ahí.


Y los sentidos de Jaejoong vibraron ante la marcha de Yunho.


Ante lo que había escuchado y ese sin sabor en los labios que toda esa situación le provocaba. No está seguro de lo que lo guió a ir tras Yunho, ni siquiera analizó la posibilidad de que prácticamente dejaba atrás a Siwon y caminó hasta él.


Cuando atravesó las puertas de las oficinas, Yunho salía del hotel, deteniéndose apenas por la lluvia, mirando de un lado a otro, seguramente en busca de un taxi. E iba a retomar el paso, cuando un hombre saliendo de la puerta que conducía al estacionamiento lo detuvo, golpeando su cuerpo con imprudencia.


—¡Lo siento!


Y el rostro algo preocupado de Heechul lo interceptó, no lucía tan arreglado como siempre, tenía apenas unos jean, un buzo grande encima y el cabello algo desordenado, con esas gafas tapándole parte del rostro. Lucía apresurado y fácilmente supuso por que.


—Espera, Heechul.
—Ahora no, Jaejoong tengo que…
—¿Encontrar a Yunho antes de que le arme un escándalo a Siwon?


Sus palabras detuvieron a Heechul, por que el mayor giró hacía él una vez más, quitándose las gafas del rostro y dejando ver sus ojos algo hinchados y rojos, que en ningún momento detuvieron el ímpetu de Jaejoong cuando se acercó un poco más a él.


—Ya detente, ¿no ves que con tu actitud solo metes en problemas a Yunho?
—Yo no le pedí que…


—¡No tienes que pedírselo! Dios, no lo terminó de conocer y sé que haría cualquier cosa por ti, sin que tú siquiera abras la boca, y tú lo único que haces es meterlo en problemas.  


Heechul entonces endureció su rostro.


—Guarda silencio, Jaejoong. Por que tú no sabes nada sobre nuestra relación. Ni sabes de los lazos tan fuertes que nos une.
—Pues si fueran tan fuertes, no serías tan imbécil como para arrastrar a Yunho a esto. ¿Ó tú crees que fue hermoso para él venir a humillarse frente a Siwon para decirle que se alejara de ti?


Los ojos de Heechul se ensancharon, y la preocupación volvió a su mirada reflejada con tanta emoción que Jaejoong se sorprendió de que Heechul se dejara ver así frente a sus ojos.


—Él no…
—No mereces, ni un poco del amor que Yunho siente por ti, ni el de Siwon. De la misma forma que Siwon no merece el mío.


Heechul agachó la cabeza, lentamente, cómo si al analizar cada palabra de Jaejoong su ego fuera disminuyendo a una velocidad que incluso le provocaba vértigo.


—Si quieres saber dónde está Yunho, está fuera. Esperando por un taxi seguramente.


Jaejoong no esperó que Heechul le respondiera o le dijera algo. Y él tampoco lo hizo, por que de la misma forma en que llegó corriendo, salió. Directo hacía dónde Yunho se encontraba, y el corazón de Jaejoong se achicó.


Cuando los pasos apresurados de Siwon lo interceptaron, giró hasta él, y su mirada pareció detener a Choi, por que él se detuvo a unos pasos de él, ligeramente agitado por la corrida.


Y cuando Jaejoong regresó su mirada hacía la entrada del hotel, Heechul llegaba hasta Yunho, lo agarraba por el brazo y lo miraba preocupado. Hablaban de algo y el estado de Heechul parecía haber ablandado a Jung, quien decidió dejar de mover el brazo para soltarse y escuchar a Heechul.


Solo que había algo en la conexión de sus miradas que hizo que Jaejoong suspirara y mirara una última vez a Siwon y sin mediar palabra alguna optara por marcharse cuanto antes de ahí.


Aún llovía y Junsu pensó que salir ese día no sería buena idea.


Luego rectificó, cuando se dio cuenta de que extrañaba a Yoochun y optó por comprar un poco de pizza camino al departamento de Yoochun, un par de cervezas y cerca de la una de la tarde, tocó el timbre de aquella puerta azul.


Miró de un lado a otro, aburrido por el hecho de que Yoochun parecía no estar en casa, tocó la puerta una última vez y por suerte escuchó unos pasos dentro, algo apresurados y la imagen algo dormitada de Yoochun fue lo primero que lo recibió.


—¿Duermes hasta ésta hora?
—¿Junsu? No es que… Bueno, llueve y me aburrí viendo una película, yo solo… ¿Pizza?


Los ojos de Yoochun parecieron terminar de abrirse con esa última palabra pronunciada de sus labios y Junsu inevitablemente sonrió.


—Te extrañaba. Así que pensé en venir a almorzar contigo.


Recién en ese momento, Yoochun pareció consiente de que era Junsu, quien estaba frente a sus ojos con su sonrisa encantadora y esa aura que era como un imán para las personas. Los pensamientos angustiantes y sus sentimientos impertinentes lo atacaron nuevamente.


Yoochun volvió a sentirse al borde del abismo cuando lo vio ahí.


—¿Yoochun?
—Eh, disculpa, pasa…


La puerta se abrió un poco más. Y Junsu vio su espacio para ingresar de una vez por todas, dejando la pizza sobre la mesa y con Junsu siguiéndole los pasos muy de cerca. Concentrado en sus pensamientos.


Por que Yoochun apenas tenía la capacidad para omitirle a Junsu que se quedó dormido pensando en él, en él y en ese cheque que aún permanecía en su bolsillo y pesaba más que nunca, como plomo sobre su cuerpo.


—Sé que íbamos a salir hoy, pero con esta lluvia y este frío solo place quedarse en casa y descansar un poco. Además hoy no tengo que ir a la Universidad así que pensé que sería buena idea venir a hacerte compañía un rato y…


Te extrañe…~


El cuerpo de Yoochun buscó necesitadamente al de Junsu, abrazándolo por la espalda. Con sus brazos ciñéndose con fuerza a la cintura de él. Y su rostro apoyado en la espalda amplia de Kim.


—¿Yoochun que sucede?
—Te amo, Junsu. Yo… de verdad me estoy enamorando de ti.


Los ojos de Junsu se clavaron en la cocina frente a él, un poco asustado con aquella confesión, cada vez que Yoochun lo decía, lo pronunciaba con más sentimiento que la vez anterior.


Y ahora lo apretaba con tanta fuerza, que si bien no lo lastimaba, si parecía que quisiera aferrarlo con fuerza a él. El corazón de Junsu latió desbocado y colocó sus manos sobre los brazos de Yoochun que apresaban su cuerpo.


—Esto del amor, creo que es nuevo para los dos, ¿verdad?— Yoochun se empezó a alejar un poco, Junsu giró, aún con el cuerpo de Yoochun cerca de él, con su rostro lo suficientemente como para que cerrara los ojos y sintiera su respiración. –Vamos a descubrir que eso del amor que la gente tanto venera, ¿si? Los dos juntos, solo los dos.


Y como si sellaran una promesa sus labios se juntaron. En movimiento continuo de sus labios buscando un contacto mayor, de sus ojos cerrados, permitiéndole a sus manos conocer a través del tacto.


El cuerpo de Yoochun se pegó más al de Junsu, logrando que se quedara contra la mesa. Y el suspiro que se quedó ahogado entre sus bocas hizo que Yoochun abriera los ojos y sonriera un poco, tomando de la mano a Junsu guiándolo directo a su habitación.


Y si bien Junsu no pronunció palabra alguna, el pecho de Yoochun seguía estando agitado como si interiormente su cuerpo se sacudiera con su tacto. Así que fue el momento en que Junsu se quito la camisa y las manos de Yoochun tocaron su piel.


Cuando ambos supieron que ya no había forma de que pudieran dar un paso atrás.


El amor estaba ahí, y lastimosamente se había vuelto algo peligroso.


Minho se terminó de poner los zapatos y miró a Changmin por última vez, profundamente dormido. De espaldas contra la cama, casi abrazando una de las almohadas. Minho respiró profundo una última vez y se miró en el espejo, comprobando estar completamente arreglado.


Había muchas cosas que solían quedar pendientes en su vida de vez en cuando y al mismo tiempo si bien, aún la madurez no llegaba en sus cortos años, si era consiente de que la madurez le llegaba de a poco.


Y hace un par de minutos, Minho había decido ir a hablar con Mir y hacer lo que debía. Aclarar las cosas y agradecerle por hacerle entender a Changmin muchas cosas. Miró a Changmin por última vez y cerró la puerta con cuidado.


Esperaba que todo este asunto no tomara demasiado tiempo.


Y que para cuando regresara, Changmin aún estuviera dormido.


Mir guardó el cuaderno en su maleta y suspiró.


Mirando a sus amigos con el entrecejo arrugado, complacido de saber que no faltaba demasiado para que se acabaran las clases.


—¿Por qué nadie me dijo que teníamos a la última hora con el profesor nuevo? Casi me mato bajando las escaleras por llegar temprano, por el miedo de que me dejaran fuera de clase, siendo nuevo y me odiara en su primer día.


Seungho rió un poco, apoyándose en el hombro de Joong quien solo rodó los ojos.


—No es nuestra culpa que no te sepas el horario, Mir.


Para ese momento, Mir solo bufó ligeramente y se dejó caer en su asiento, viendo al resto de sus compañeros de salón que parecían alborotados con la presencia del nuevo profesor en el salón de clases.


Pero no fue hasta que aquel hombre cruzó el umbral de la puerta, que todo el mundo pareció olvidar como se respiraba, por que aquel hombre alto de aspecto masculino, apareció con una sonrisa amable en los labios y dejando un par de libro sobre el escritorio.


—Bien, muchachos. Mi nombre es Jung Jihoon y voy a ser su nuevo profesor de física. Pueden llamarme Rain si gustan, no me molesta. Espero que podamos llevarnos bien.


Un leve asentimiento por parte del hombre y poco a poco los alumnos empezaron a recordar que debían respirar, hablar y por supuesto empezar a sonreír como tontos. Mir exhaló contrariado, por aquel hombre que era su profesor no solo había dejado a todos sin aliento.


Sino que por un momento el alter ego en su interior soltó un irónico ‘¿No que te gustaba Shim Changmin?’ Pero luego Mir recordó, que esa primera impresión sacudía el mundo a cualquiera, por que no quería pensar en ningún momento que era como cualquier adolescente común que cambiaba de amores cada semana.


Aunque su nuevo profesor de física lo pusiera nervioso cada que estaba a dos pasos de él.


¡Dios, ni siquiera quería saber que reacciones le pasaría a su cuerpo cuando lo escuchara    decir su nombre!


Oh, su año escolar acababa de complicarse.



Yoochun pasó la yema de sus dedos por la espalda desnuda de Junsu, él dormía tranquilamente, boca abajo en la cama, con una expresión tranquila en el rostro, provocando en Yoochun tantas emociones que escoger alguna era difícil.


El cuerpo de Junsu unido al suyo. Había despejado las dudas.


Había eliminado cualquier tipo de confusión y Yoochun había decidió recordar que era valiente, así que había decidido arriesgarse. Amar a Junsu, y dejar que lo amara. Que el tiempo pasara y limitar las consecuencias a empezar desde cero.


Como si apenas hoy empezaran a conocerse.


Pegó su frente al hombro de Junsu un momento de paz que nada igualaría.


Excepto su teléfono sonando con quizá demasiada fuerza, y por lo mismo decidió tomarlo de inmediato, antes de que Junsu despertara y rompieran ese increíble momento. Sin embargo el nombre de una de sus clientas tintineaba con fuerza y Yoochun decidió desviar la mirada.


Miró su celular contrariado, sus dedos se habían movido solos a la hora de rechazar la llamada y no se arrepentía. Lleno de convicción optó por enviar un mensaje, siendo conciso en la hora de explicar que ya no era un gigoló.


Dejó el celular ahora apagado sobre la mesita, se recostó en la cama con la mirada en el techo y un suspiro de sus labios. Poniéndole punto final a la gran decisión que acababa de tomar.


Mañana buscaría algún trabajo, tal vez hasta retomaría sus estudios.


Tenía el dinero para darse un par de años para estudiar.


Pero mientras, el día de hoy, dormiría abrazado a Junsu, a su cuerpo cálido y ese descubrimiento de amor que se habían propuesto ambos. Si su brazo sobre aquella espalda fue la antesala a su sueño de esa tarde.

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Era difícil ver a Changmin con regularidad.


Sus horarios de trabajo y la universidad le impedían ver al menor que tenía que llegar a casa siempre a cierta hora. Así que Rain no había podido ver a Changmin sino hasta dos días después de entregar el reporte de la tarea.


Y cuando lo pudo ver, esperando el autobús frente a una librería, así que no le importó llegar a clases tarde y se bajó del bus en el que se encontraba, y con la impulsividad rebotando contra su pecho corrió hasta él y lo abrazó.


—¡Jihoon!
—¡Gracias Min! Me dieron un diez, fue un trabajo increíble.


Changmin sonrió entonces, correspondiendo al abrazo con una sonrisa en los labios.


—Ya te dije que no fue nada.
—Te invito algo de comer, vámonos.


Rain había agarrado a Changmin de la mano, había querido empezar a jalarlo, pero el muchacho lo detuvo. Quedándose en aquel lugar.


—Lo siento, no tengo tiempo. Tengo que regresar a casa de inmediato.
—¿Qué? Pero solo será unos minutos, anda… No creo que tus padres se molesten.


—Ese es el problema, si se van a molestar.
—¿Eh?


Changmin suspiró. Rascando un poco su nuca.


—Es que tuve un problema con una tarea, bajó mi promedio y pues… mamá se enojo.


Rain borró la sonrisa en su rostro.


—¿Fue por mi tarea?
—¡Claro que no! No seas absurdo, solo olvidé que la tenía que hacer, ¿tú crees que si hubiera recordado que tenía que hacerla hubiera hecho la tuya?


Fue inmediato, Rain entrecerró los ojos y por más que Changmin intentó mirar hacía otro lado, aquello no funcionó demasiado.


—Changmin…
—Ya me tengo que ir, Rain. Me regañas luego.
—Pero…


Changmin ya había empezado a caminar nuevamente a expensas de que se había retrasado hablando con Minho y su madre seguramente lo regañaría pero no contó con que Rain lo agarraría por el brazo y lo besaría.


Como si nada, en media calle…


—Suerte con tú mamá.


Una sonrisa y Rain había regresado su camino hasta el otro lado de la calle, dejando estupefacto a Changmin, volviendo a retomar el paso, solo por que su madre enojada, era muy peligrosa.


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Fin capitulo once

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