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Arualthings

Utopía - cap. 8

Painkiller

¿Cuándo las cosas estarán bien?




Changmin ha cruzado sus manos con Yunho, no se atreve a levantar la mirada, juega con la yema de sus dedos acariciando la piel contraria y se le hace imposible permanecer demasiado tiempo así porque es el horario de trabajo del mayor y su cuerpo lamenta el descanso que no ha obtenido.

Traga despacio, sentado en ese solitario pasillo mientras Yunho lo mira, y seguramente lo analiza, mientras se hace más preguntas que las respuestas que él tiene. Changmin aprieta sus manos, porque quizá no hay nada más que pueda hacer.

—¿Por qué lo has hecho?

Le duele el estómago, repentino malestar que no recuerda de horas atrás mientras Yoochun lo guiaba hasta ese lugar y recién entonces se pregunta por el paradero de sus amigos que seguramente no están demasiado lejos. Pero Yunho espera, y Changmin no quiere ser sincero. No tanto.

—…No lo sé.

Yunho huye de su tacto, tan lentamente que Changmin solo abre mucho los ojos ante la acción y el suspiro que ha escuchado de los labios contrarios, Yunho seguramente no lo nota, Jung probablemente apenas puede ver su cabello y hasta ahí ha llegado.

La desesperación lo carcome, no actúa con sus cinco sentidos y ni siquiera se toma el tiempo de razonar con cuidado, sus manos lo buscan de nuevo, Changmin no nota ese piel más pálida de lo habitual, ni lo delgado que se encuentra el mayor ahora, solo toma sus mejillas y se agarra de nuevo de su boca.

Sus sentimientos egoístas lo alejan de Yunho, de verlo en verdad aunque en realidad no parece tener tiempo para contemplarlo. Yunho parece escurridizo como nunca antes, esta vez no responde a su beso, esta vez las manos frías de Yunho lo separan y sus ojos parecen incluso cansados.

—No hagas esto Changmin. —Esta vez Jung es puntual, mira sus ojos y parece que su voz está enojada, a Changmin se le retuercen las entrañas—. Tengo que ir a trabajar.
—No —agarra su brazo en el amago de Yunho por levantarse, lo hace sentarse y Changmin recuerda bien, tan vivido como antes que su fuerza no es similar a la de Jung, pero ha logrado que el mayor se siente y su corazón late desaforado— no te vayas.

La vida le ha enseñado tantas cosas, que de repente parece haberlas olvidado todas, pero aprieta nervioso el brazo delgado de Yunho y levanta sus ojos, directos a ese rostro fino y su cabello corto.

—Changmin…
—Quiero estar contigo, —susurra— es solo que… yo no sé cómo hacer estas cosas.

La mirada impasible de Yunho lo hace odiarse de repente, es lunes, quiere gritárselo, repetírselo una y otra vez para que lo recuerde, para que cumpla con su palabra.

—Debo irme a trabajar.

Duele y muerde sus labios por dentro, prefiere enfocar el dolor en cualquier otra parte de su anatomía, quiere odiar a la cursilería porque es mentira, todo es mentira, no es el corazón el que duele, ni siquiera el pecho el que sufre incesante el dolor, es su cuerpo entero, traicionero, estancado desde que escuchó sus palabras.

Pero los minutos no caminan, Changmin se ha quedado sentado sin notar cuando Yunho se ha levantado de nuevo y esta vez camina lejos, avanza entre los pasillos casi silenciosos y Changmin vuelve a sentir ese dolor agudo, mortal.

—¡Estoy enfermo por tu culpa! —Odia a su cerebro que parece haberlo abandonado, está a punto de pisotear a su dignidad y va a llorar las lágrimas que nunca ha derramado—. No puedo continuar así.

Le pesan los hombros como nunca antes, lo hunden en ese abismo en el que se encontró desde esa tarde cuando no pudo más y el malestar sobrepasó sus límites. Pero Yoochun no va a venir a rescatarlo de nuevo y Yunho no se digna a mirarlo, solo se ha quedado parado en la mitad del camino.

Changmin siente nauseas repentinas, va a derrumbarse si Yunho no abre la boca.

—Estás equivocado, no es culpa mía.
—Veámonos mañana.

Su voz nunca ha sonado como un ruego, su voz es fuerte y decisiva, y el día de hoy lo agradece, porque se nivela su orgullo.

—No puedo.
—Yunho, basta. —Camina hacia él, pero Yunho gira y retrocede. Changmin no lo entiende, no entiende muchas cosas de ese ser extraño que es Yunho—. ¿Por qué estás haciendo esto?

Hay algo en Yunho, repentino y milagroso que lo hace detenerse frente a él mientras espera, Changmin está gastando más palabras de las necesarias, está haciendo cosas que no debe, que no haría y Yunho simplemente parece inmune.

Pero Yunho calla, como la estatua viviente que es cuando encuentra tiempo libre ahora que no depende de su oficia y Changmin se siente diminuto de repente. Lo odia, odia la sensación de inferioridad a la que no está acostumbrada mientras se encoge de hombros por el frio y su ropa apenas lo cubre, tan pobre es su imagen que recuerda haber sido sacado a prisas por un preocupado Yoochun mientras respiraba despacio.

El ascensor rompe el silencio, Changmin vuelve a escuchar esa voz a lo lejos de una enfermera hacia un doctor y los susurros lejanos de alguien a una considerable distancia, incluso escucha los pasos de las personas que abandonan el dichoso artefacto a su espalda. Yunho y su mirada, le rebela quienes son.

Es fácil; Yunho suspira y baja la mirada.

—Sé lo que dije hace mucho tiempo —Yunho parece leer sus pensamientos y habla bajo, como para que ni Junsu ni Yoochun escuchen—, pero ya no podré cumplir con mi palabra.

Él no gira, porque sus amigos a su espalda guardan distancia, es cuestión de tiempo, Changmin lo sabe y parece reacio a mantenerse callado, a marcharse sin obtener algo a cambio, parece un niño pequeño y engreído.

—…Es lunes.

Susurra despacio, no quiere mirarlo a los ojos, pero Yunho vuelve a guardar silencio, tal vez, si Changmin hubiera levantado la mirada, quizá hubiera podido ver el pequeño cruce de miradas entre Yunho y Junsu.

Sin embargo solo hay un paso de parte del mayor y Changmin vuelve a escuchar su corazón latiendo con fuerza.

—Lo siento.

Luego, Yunho simplemente se marcha.






Han pasado dos días, Yoochun mira con preocupación la luz que nunca fue Changmin mientras desayuna parsimoniosamente y casi no pronuncia palabra, observa la manera en que lentamente coloca la mantequilla en el pan y luego simplemente muerde más veces de la necesaria.

Hay un aura extraña que lo complementa, últimamente pasa horas frente a la laptop, su atención completa en el dichoso aparato mientras ingiere las pocas medicinas que le enviaron, parece oscuro e irascible.

—Háblame de Yunho.

No es la mejor de sus ideas, pero incluso los desprecios de Changmin suenan mejor que sus silencios.

—¿Por qué tendría que hacerlo?
—Porque parece importante para ti.
—No lo es.

Es todo, Changmin ha levantado sus escudos mientras deja el café a medio beber y se levanta de su asiento con sus pies descalzos sobre el suelo, no parece dispuesto a recoger los platos y Yoochun se harta de todo eso, agarra su brazo y lo gira por completo.

—Basta Changmin, te vimos. Esa noche tú…
—¡Olvídalo! —frunce el ceño Changmin, mientras aprieta sus puños y respira agitado—. No quiero recordarlo, ese fue un error, uno muy estúpido y grande.

—Querer estar con alguien y luchar por eso no lo es.

—Humillarse e insistir sí. —Changmin habla con desprecio, con su voz susurrante muy cerca de su rostro—, no puedo explicarte algo que no entiendo, aún no sé por qué actúe de aquella manera… tan vergonzoso, y denigrante.

—¿Qué estás escribiendo?
—Mi obra, la que tanto me pedían.
—Dijiste que sería diferente.
—¿Qué te hace pensar que no lo es?

Yoochun frunce el ceño, aborrece que Shim lo subestime de esa manera.

—Te conozco, tu mirada mientras escribes, tu actitud, tú solo estás dolido.

Changmin se suelta, la piel quema ante el tacto y frunce más el ceño, se enfada con él y Yoochun lo sabe, pero no se va a detener, no esta vez porque necesita a Changmin lúcido, lo necesita de vuelta y sin su carencia de vida.

—Primero dijo que me quería, habló de cosas estúpidas y cursis, y de repente un día solo se alejó. ¡Y ahora todo parece un asqueroso drama! —Finalmente gritó, con su rostro rojo y sus puños cerrados acercándose ferozmente a él, Yoochun temió ser confundido—. ¡Yo no soy así! Si él quería marcharse, yo solo tenía que dejarlo ir. ¡Fui yo quien se lo pedí! ¿Por qué tenía que obedecer tan fielmente?

La respiración de Changmin mermó un instante.

—Antes él solo repetía ‘Te amo, Changmin’ todo el tiempo, cada lunes, ni siquiera vergüenza le daba expresarse tan abiertamente a riesgo de saberse rechazado, ¿por qué aguantó tantas veces mis negativas? ¿Por qué continúo diciéndomelo tantas veces a pesar de que yo lo rechazaba? —Bajó la mirada, con esa voz quebrada de repente— ¿Acaso a él no le dolía… tanto como me duele a mí?

Yoochun camina despacio, tiene miedo de tocarlo y que vuelvan a levantarse esas murallas invisibles en el menor, pero lo hace despacio, tan lentamente que Changmin solo se encoge un poco y finalmente se deja abrazar, despacio y con cariño.

Con ese que parece hacerle tanta falta.

—Lo odio, hyung…
—No, no es así. Lo amas demasiado, Changmin.

Finalmente Shim acepta el abrazo y se aferra a él, con un suspiro de por medio y un silencio que de pronto parece grato.





¿Sería capaz de rogar?




—Hay cosas que debemos hacer por nosotros mismos.

Junsu siente frio otra vez, su imagen en el cristal es opaca y cansada, ¿desde cuándo calza más años de los que parece? ¿Desde cuándo olvidó cómo sonreír? Pero está destinado a suspirar, como cada día al despertar.

Tiene las manos un poco ásperas hoy, se ha cansado de moverlas y esperar, pero tras esa puerta se encuentra el eje por el cual Changmin está a punto de enloquecer y si algo sabe Junsu es sobre equilibrio, sobre distancia y movimiento, todo enfocado en un solo ser.

Pero la puerta se abre y finalmente lo puede ver ahí, con su rostro sereno y una sonrisa que no corresponde en sus labios.

—¿Ya?
—No sé para qué quieres que lo haga de nuevo, será el mismo resultado.

Junsu niega de inmediato. —En estos casos siempre es bueno tener dos, y hasta tres opiniones.
—¿Cómo está Changmin?

Yunho vuelve a colocarse su abrigo despacio y Junsu vuelve a suspirar.

—Está odiándote.
—Es lo mejor para él.
—¿Y para ti?

Jung sonríe, Junsu recién se puede percatar de lo dulce que es el más alto al sonreír, sus manos grandes terminan de acomodar el abrigo sobre él y no parece dispuesto a contestar, Junsu no puede manejar bien los silencios, no puede con la espera y los sentimientos acumulados.

—Deberías hablar con él.
—No.

Su respuesta cerrada lo hace abrir los ojos demasiado.

—¿Se los vas a decir, a tus amigos?
—Sí, hoy…

Junsu asiente, no lo cree necesario, no hasta tener las pruebas que se acaba de realizar, pero Yunho ve sus esperanzas innecesarias y él ya no lo puede detener, Junsu siente que incluso Changmin se le va de las manos a veces.





Este dolor de cabeza no mejora.
Necesito sanar mi corazón para poder sonreír otra vez.





—¡Muchas gracias!

Changmin lleva ahí, más minutos de los necesarios, observa al muchacho con facciones similares a las de Junsu actuar cada vez que el semáforo se pone en rojo y los autos se detienen, observa sus malabares y su sonrisa amplia, Changmin cree incluso haberse aprendido sus maniobras con tan solo observar.

Son siquiera las tres de la tarde y no tiene nada porqué regresar, no quiere verle la cara a Yoochun siquiera hasta dentro de un par de horas más, su propio orgullo pisoteado una vez más, aceptando cosas que quizá debería olvidar.

Con la cabeza fría puede recorrer estaciones que en su cabeza se ven muy mal, él lanzándose a la boca de Yunho como si fuera una necesidad, Changmin empieza a odiar los días en general, no importa cuál sea su nombre, los odia a todos por igual.

La vida es un gran sin sentido, uno enorme y vacío, igual que él.

Pero las horas pasan y él continúa ahí, desviando su atención de vez en cuando hacía a algún lugar, no es su culpa haberse cruzado con la imagen que el otro le ha regalado de repente, no es necesario quedarse más.

Toma sus gafas otra vez, el sol ya se está empezando a ocultar y Changmin tiene ese pesar sobre la espalda de nuevo, tiene las facciones cansadas y la boca cerrada, mira por las calles y espera no encontrárselo más, no quiero verlo a la cara otra vez.

No quiere más humillación, más vergüenza y dolor.
El amor finalmente, es una mentira demasiado bonita para él.





Yunho siempre ha sido un hombre impredecible, quedó de cenar con Jaejoong y Junho esa tarde, sin demasiados preámbulos y con la promesa de contarles algo serio e importante, pero finalmente no agarró el valor, ni siquiera para llegar hasta ellos dos.

No sabe por qué está sentado en aquel pasillo vacío esperando por alguien que no debería esperar. Con sus piernas flexionadas y demasiadas cosas en la cabeza, cometiendo el peor de sus errores, pero Yunho siempre fue un hombre de emociones, vertiginosas y dolorosas.

Una más no hará mella otra vez. Su corazón está amortiguado.

—¿Qué haces aquí?

Changmin sale del ascensor, con las llaves entre sus manos y una expresión impávida, casi vacía y muy distinta a la de él, que solo lo mira un instante, como si los días pasaran frente a los dos y ninguno hiciera algo por ello.

—Te hice una pregunta. —Esta vez Changmin avanza, luce molesto, y más delgado desde la última vez que lo vio. ¿Hace cuánto fue? ¿Seis días? ¿Tal vez diez?—. Mejor vete de aquí.

Nota sus manos nerviosas intentando abrir la puerta, es un gesto mínimo, la gente normal podría no notarlo, pero Yunho que ha visto cada gesto en el menor, cada expresión y cada línea de su personalidad, lo puede reconocer. Se levanta y coge sus manos, sus dedos largos y delgados parecen rechazar el contacto de inmediato.

Pero Yunho insiste, en medio del silencio mientras lo ve abrir los ojos demasiado. Lleva esas manos a su propio pecho y suspira. Cierra los ojos porque no quiere ver huir al valor.

—Te amo, Changmin.

Entonces Shim se queda estático de repente, Yunho ya no puede verlo, prefiere cerrar los ojos con fuerza y esperar lo que sea que Changmin quiera regalarle, aunque pobremente espera sea un beso.

No, Changmin se sacude violentamente y lo empuja, no se detiene a pensar que están en un pasillo, y grita, frunce el ceño y alza su voz. Aprieta sus puños aunque llegue a dolor.

—¡¿Qué demonios estás diciendo?! —Ni siquiera le preocupa volverlo a empujar— ¿Acaso te divierte jugar así? ¡¿Qué clase de idiota crees que soy?!

Yunho no se rinde, toma sus manos de nuevo y Changmin se sacude una vez más, no lo quiere, no quiere su tacto, no quiere sus palabras, no quiere ni siquiera sus sentimientos que saben a falsedad.

—Te amo, Changmin.
—¡Ya cállate!

Changmin no puede, le pesa el corazón, le quema el orgullo en la punta de la lengua y su destrozada dignidad quiere convertirse en pies para poder sacarlo corriendo de ahí, necesita volver a golpearlo, quiere que se calle para siempre y deje de tratarlo así.

—Te amo…
—¿Te divierte humillarme así? —Susurra al final, cansado de luchar y mirándolo resentido y lleno de dolor—. ¿Es tu venganza por haberte rechazado tantas veces?

—No soy bueno para ti. De ninguna forma, en ningún sentido —Yunho hablo despacio, Changmin solo respiró agitado e intentó soltarse otra vez—. Pero si muriera mañana… tú serías lo único en que lo que podría pensar hoy. ¿No es eso injusto? ¿No es cruel para mí también?

Changmin finalmente sintió sus brazos libros, cayendo a los costados de su cuerpo, con la mirada puesta en el mayor y sus palabras susurrantes que todavía hacían eco en sus oídos.

—¿Por qué me rechazaste ese día?

Yunho sonrió poco. Bajando la cabeza.

—Eres como ese deseo que todo condenado a muerte tiene antes de ser ejecutado. Eso eres para mí, mi más grande deseo, mi mayor ambición. Lo único en lo que puedo pensar, pero del mismo modo… Lucho por no arrastrarte conmigo. Tú ni siquiera debiste acercarte a mí ese día. Ni siquiera debiste hablarme meses atrás en aquel parque. Ahora todo sería diferente. Ahora al menos no estaría tan atormentado…

—¿Esto es amor? —Changmin caminó un paso hacia él—. Porque lo odio, demasiado.

Yunho sonrió. —Se supone que debe ser hermoso.

—Yo no puedo verlo así.

—¿Lo ves? —Yunho se atrevió a acomodar el cabello de Changmin, a llevarlo tras su oreja y sonreír—. Al menos quiero dejar un recuerdo hermoso en ti, quiero que veas al amor a través de mis ojos. Que lo sientas como yo y te rindas por completo a mí.

—No pienso humillarme frente a ti, ni siquiera…

Pero Yunho calló sus palabras de inmediato, con un beso rápido y profundo de sus bocas unidas con anhelo y perfección, como si se reconocieran de inmediato. Como si hubieran esperado por ese escaso par de segundos.

—¿Por qué la gente piensa que amar en la medida que son amados es humillarse?
—Es exponerse.
—¿Y eso no sería injusto para mí?

Changmin no quiere saber de respuestas, no quiere cuestionarse más, porque su boca anhela la otra de nuevo y se lanza contra los labios del mayor, sosteniendo su cuello y pegando incluso un poco sus cuerpos otra vez. Sintió la inseguridad en sus venas y se alejó, ante esos ojos que lo veían directamente a él.

—No te arrepientas, Jung Yunho. Porque…

Yunho volvió a cortar sus palabras, y esta vez Changmin estiró sus brazos lo suficiente como para poderlo abrazar, para pegar su espalda a la pared y que Yunho se centrara en su boca de nuevo, a pesar de la mínima sonrisa, que no quería dejar ver al mayor.

Changmin sintió esa ventura repentina.
Esa sensación en su pecho mientras permanecía con él. Debería haber mandado las excusas de Jung al demonio y haberlo sacado a patadas de ahí.

Pero había esperado por esto, desde esa ínfima parte en su ser que se negaba a hablar en voz alta, Changmin nunca había sido de rendirse, pero estaba cansado de luchar, de batallar contra una guerra sin sentido y pretender que estaba bien.

Yunho prometía amar.
Y aunque se odiara, en secreto, en voz baja y casi ineludible, Changmin prometía amarlo un poco más.





¿Es que no lo entiendes?
Estoy asustado, porque el amor no me va a encontrar otra vez




Jaejoong recogió la ropa de Yunho que otra vez estaba por todas partes y suspiró, tratando de calmar a un inquieto Junho que se quejaba por la tardanza de Jung, la cena preparada desde hace minutos solo ponía en puntos suspensivos la dichosa cena.

Colocó la ropa en el canasto de ropa sucia y suspiró, sentado en la cama sin saber qué hacer, esa habitación que conocía tan bien no le regalaba los secretos que su dueño tan afanosamente resguardaba.

Jaejoong no estaba acostumbrado a los secretos entre Yunho y él, así que se empezaba a impacientar y preocupar en partes iguales. Mordió su labio inferior dudoso, con las manos inquietas todavía, pero finalmente se paró.

Rebuscó decididamente entre los cajones hasta que encontró ese dichoso papel que Yunho tan meticulosamente le había escondido tras la espalda ‘Es solo un papel sin importancia’ y luego lo había simplemente hecho desaparecer.

—¿Jaejoong?

Pero Kim lo escondió de inmediato tras su espalda. Junho permanecía en la entrada de la habitación con carita de lamento y pasando por completo el hecho de que Jaejoong parecía ligeramente nervioso.

—¿Qué sucede?
—Ya vamos a comer, Yunho hyung no va a llegar, al menos no ahora. Ya pasó más de media hora desde la hora que dijo que llegaría.

Jaejoong suspiró, porque finalmente el otro muchacho tenía razón.

—Está bien, ve a la mesa, ya voy a servir.
—De acuerdo.

La brillante sonrisa de Junho hizo aparición y Jaejoong optó por esconder mejor el papel, tenía que revisarlo, con mayor cuidado cuando Junho no anduviera cerca, especialmente porque el estómago le ardía repentinamente en un mal presentimiento, e incluso había perdido las ganas de comer.

1 Comentarios:

  1. Abigail5/05/2014

    O dios este fic esta tan bueno hacia tanto que no lo actualizaban que crei morir cuando lo vi
    Me encanta pero me preocupa mi Yunho no se porque presiento que es una enfermedad mortal :$ o estoy exagerando
    T^T quiero llorar por changminie pobre el amor no fue muy lindo para el T_T

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