Lotus
…
Nadie sabe o nadie debería saber, de esas lagrimas que se esconden en el interior de tus ojos
…
—Es algo parecido al cáncer… ni siquiera yo lo sé bien.
Yunho movió sus manos, intranquilo, como si el cuerpo entero sufriera escalofríos mal repartidos por cada lugar que él pudiera sentir. Pero su padre tan solo continuaba frente a él, con esos papeles entre las manos y la mirada puesta en el suelo, su rostro desgastado y sus ojeras cansadas. Yunho ni siquiera recuerda haberlo visto tan delgado en el pasado.
—¿Es hereditario?
—Lo es —Dijo el mayor, con su voz ronca y ajena— He luchado tanto por encontrarte. Pensé que si lograba advertirte a tiempo, tendrías una oportunidad.
Jung respiró hondo una vez más, exhaló irregularmente, con los ojos nublados repentinamente. El hombre frente a él estaba muriendo y aunque lo sintiera como un extraño, al cual su indiferencia lo golpeaba, una parte interna suya no podía desligar la sangre que terriblemente los unía.
¿Acabaré como él? ¿Mucho más pronto que él?
—¿Mamá lo sabe?
—Sabe que existen posibilidades de que lo hayas heredado.
Yunho cerró los ojos con fuerza. No. Su madre no debería saber. Ella menos que nadie.
Su padre había desaparecido años atrás, no tenía ningún derecho de llegar y alterar a su madre así, debía viajar hasta donde ella se encontraba para calmarla, debía ocuparse de ella y su salud.
Yunho empezó a enojarse, cerrar los puños y mirarlo con dureza.
—Vete de aquí.
—Hijo…
—¡He dicho que te vayas! No quiero verte más, ¡vete!
Yunho, luego de ello solo recordaría su espalda alejarse frente a sus ojos, ni siquiera pudo ver bien su rostro masculino luego de años de ausencia, no pudo percibir su voz grave y abrasadora que en su niñez lo hizo sentir seguro, no pudo notar sus manos magulladas por el trabajo ni sus ojos pequeños que siempre lo hicieron pensar que iba a ser su modelo a seguir.
Yunho siempre pensó que si lo volvía a ver, sería débil, y terminaría por perdonarle el abandono y el dolor que su ausencia provocó.
...
…
Yunho logra despertar en el medio de la noche, en el silencio de esa habitación, con la respiración de Changmin cerca de su cuerpo; abre los ojos confundido y con las lágrimas que no ha sentido resbalando por su mejilla, es seguramente muy tarde por que la oscuridad de la noche se cuela imperturbable dentro de la mediana habitación que ocupa, mientras abraza al menor frente a él, quien duerme tranquilo, sin sentir la intranquilidad de su mente que juega a revolverle los recuerdos de semanas atrás.
Piensa en él últimamente.
En su padre y cómo estará sobrellevando su enfermedad.
Pero mucho no importa ahora, porque tiene a Changmin entre sus brazos e inevitablemente las lágrimas salen con mucha más rapidez que antes; Yunho así solo atina a esconder el rostro en la espalda de Shim, apretando suavemente su cintura, y muerde sus labios porque es ahora cuando piensa que no debió echarlo así, que al menos debió dejar un contacto para ubicarlo; porque puede que esté solo.
Y nadie merece morir así.
Changmin empieza a moverse, Yunho limpia velozmente las lágrimas que han resbalado por sus mejillas, y espera que la oscuridad de la noche sea su ventaja, recuerda haber besado a Changmin hasta el cansancio, recuerda que se hizo demasiado noche como para regresar a casa, apenas contestó un mensaje de Junho y luego aceptó quedarse a dormir en la habitación del menor.
—¿Estás despierto?
La voz de Changmin suena áspera. Cansada.
—Acabo de despertarme.
Changmin rasca una de sus cejas, un gesto pequeño antes de estirar su brazo hasta el celular.
—Son la una y más… sigamos durmiendo.
Vuelve a moverse poco y parece que es cuestión de segundos para que Shim consiga quedarse dormido una vez más, parece cansado, como si todo el peso de la vida hubiera sido liberado hoy y ya pudiera descansar tranquilo por primera vez en largas semanas de aturdimiento. Yunho mira su cuello largo y níveo tan estilizado como siempre.
Cada parte de ese ser que logra ser como un mundo pequeño. Uno que Yunho abraza para no dejarlo ir.
Uno al que se siente destinado a pesar de que el tiempo no le juegue a favor.
…
…
Detén el tiempo como si fuera un sueño y deja que la tristeza continúe dormida
…
Cerca de las siete de la mañana, Jaejoong ya está ahí. Con las piernas inquietas sobre la pequeña silla en la que le han pedido que espere mientras Junsu se desocupa un rato y los segundos se le hacen largos a cada minuto, le preocupa que Junho no se haya despertado cuando él salió, pero espera que lea su nota, y que Yunho no llegue tan temprano como espera. Arruga el papel entre sus dedos, el frio es cada vez más fuerte y él solo puede exhalar cada tanto.
Finalmente la puerta de Junsu se abre y Kim se encuentra estrechando la mano con un doctor del cual se despide, Jaejoong logra ponerse de pie sin demasiadas complicaciones, aunque sus gestos no parezcan en el mejor de sus estados.
—Hola Jaejoong, lamento la espera.
—No hay problema, venia por un favor, así que discúlpame por venir sin avisar.
Hay bastante educación de por medio. Jaejoong vuelve a apretar el papel entre sus manos y es como si aquello fuera suficiente para llamar la atención de Junsu quien mira directo hacía el lugar y frunce el ceño un poco, pasan incluso unos segundos antes de que la expresión del muchacho a punto de convertirse en doctor lo atraviese.
—¿De dónde has sacado eso?
—¿Tú… lo has visto antes? —Jaejoong solo alza la vista sumisamente, como si no terminara de captar ideas pronto y le resultara inevitable sentirse desconfiado— Por supuesto, tu hablaste con Yunho cuando enfermó… ¿podrías decirme de qué se trata?
Junsu de pronto se encuentra a la mitad de su pasillo, con Jaejoong esperando una respuesta y su compromiso con Yunho dándole vueltas en la cabeza.
—Se supone que él hablaría con ustedes ayer en la noche.
—No llegó, se excusó o algo por el estilo.
—Entonces espera a hablar con él, es importante que lo escuches de su boca.
—¿Qué diferencia hay? —Jaejoong ni siquiera se toma la molestia de evitar sonar molesto— Por favor solo dime de qué se trata todo esto, la salud de Yunho ha ido empeorando y yo… por favor…
Las manos de Jaejoong aprietan todavía más el papel que se extiende por las palmas cansadas y trabajadas.
—Debes hablar con él —Habla Junsu bajito— No es mi deber hablarlo contigo.
—¿Tan grave es?
Pero Junsu solo desvía la mirada, Jaejoong no obtendrá respuestas de ahí, sus pies salen de ese hospital mucho más rápido de lo esperado, marcando el celular de Yunho que ya se sabe de memoria, llamando sin descansar hasta que el otro le contestara, no piensa esperar más, y no quiere esperar más.
…
…
En esta mano sostengo mis esperanzas, una historia que nadie sabe ha comenzado
…
Yoochun despertó temprano esa mañana, salió a correr un rato y se preparó un poco de café poco habitual mientras agarraba el diario y se encaminaba al pequeño balcón de la sala de estar; sabía que Changmin estaba acompañado y esperaba que fuera del tal Yunho que tanto dolor de cabeza le provocaba al menor, sin embargo sabía que no podía preguntar hasta que el otro se marchara y estuviera seguro que Changmin no terminaría por romperle algo en la cabeza.
Eran cerca de las nueve de la mañana cuando finalmente la puerta de Changmin se abrió, y él salió de ahí con la ropa arrugada y el cabello revuelto. Yoochun logró escrutarlo velozmente con la mirada; Changmin parecía perdido y algo adormilado todavía, miraba de un lado a otro y finalmente suspiró antes de sentarse en un sillón frente a él, con las piernas en alto y un suspiro en los labios que finalizó con una sonrisa pequeña, de esas casi imperceptibles que tan bien lo hacían sentir por el menor.
—¿Buen despertar acaso?
—Probablemente.
Yoochun sonrió un poco, Changmin había cerrado los ojos y no parecía demasiado de mal humor como para que una de sus preguntas inoportunas empeorara su estado de ánimo casualmente estable.
—¿Yunho ya se ha ido?
—Como hace una hora, pero he preferido dormir un poco más —Yoochun sonrió y sin abrir los ojos y tan solo con un movimiento de mano, Changmin volvió a hablar— Y antes de que digas algo, si, dormimos juntos. Pero nada más.
—Entonces… ¿hay algo?
—Probablemente.
Yoochun sonrió de nuevo, sabía que ese probablemente tan ambiguo no lo era tanto, si Changmin se encontraba de ese humor tan estupendo que hace mucho tiempo no veía en el menor, así que deja el café sobre la mesa y sacude los cabellos del otro mientras piensa en darse una larga ducha antes de ir algún lado ese particular día de verano en el que todo parece pintar en los colores más impredecibles y bellos.
—Bueno, creo que me sentaré a escribir.
Changmin pega un brinco desde el asiento en el que tan cómodamente se encontraba y estira su cuerpo y se queja un poco cuando sus huesos suenan, pero en realidad poco le importa, tiene planeado su día entero en la cabeza, piensa darse una ducha, comer algo ligero y escribir casi todo el día, luego piensa llamar a Yunho y salir un rato, quiere volver a incorporarlo en su rutina diaria, lo quiere todos los días, aunque suene cansado e impensable, pero quiere aprovechar por esos día que no estuvo y que aún le hacen falta.
…
…
La idea de ver a su padre solo le ha dado vueltas en la cabeza todo el día, Yunho no puede concentrarse demasiado en su trabajo esa mañana que le ha tocado reponer por lo de la noche anterior y se detiene cada dos metros entre divagaciones y postulaciones que no tienen sentido fuera de su cabeza, tal vez no es tan sencillo como parece, pero mientras toma una decisión que parezca sana prefiere dejar el tema y pensarlo poco a poco antes de que todo se vuelva a una locura y ya no pueda con ella.
No ha visto particularmente a Junsu y suele encontrárselo la mayor parte del tiempo; piensa que está ocupado y que no es la gran cosa, pero en el fondo sabe que ese presentimiento suyo cuando se despidió de Changmin temprano no es por simple casualidad. Cuando avanza entre los pasillos los niños del área de Oncología se encuentran entre risas y aplausos que lo hacen sonreír también. A veces no se siente cansado o resignado, simplemente siente una paz tan interna que es abastecedora y que incluso lo hace sonreír con lágrimas en los ojos.
—¿Es hermoso, cierto?
La enfermera a su lado sostiene un montón de toallas mientras mira hacía el mismo lugar que él hace un instante, pero Yunho solo asiente y suspira, a veces hablar es más difícil de lo que parece.
—Por cierto, el doctor Junsu me pidió que si te veía te dijera que anda queriendo hablar contigo.
—Oh, ¿en serio? ¿Sabes dónde está?
—Lo acabo de encontrar cerca de la cafetería.
Yunho asiente de inmediato y se apresura en terminar lo poco que le falta, deja las cosas en el armario cercano y luego simplemente apresura el paso, Junsu todavía está en la cafetería, tiene un sándwich a medio comer en el plato y un libro frente a él, parece concentrado en leer aquellas numerosas páginas que se le presentan, de algún modo, Yunho lo mira con admiración, siempre tuvo esa vaga esperanza de poder hacerlo también. Sin embargo sonríe, respira hondo y se acerca, con una sonrisa incluso más amplia.
—Hola.
—Yunho, he estado buscándote todo el día.
—He trabajado bastante el día de hoy.
Junsu asiente sin problema alguno, deja el libro a un lado y acomoda un poco su cabeza, parece más estresado de lo habitual. Suspira y extraño tanto preámbulo. Yunho sospecha aún más cuando Junsu fija su mirada en la mesa y luego de un par de segundos lo mira directo a los ojos, hablando con ese tono que más bien parece una orden.
—Yunho, debemos empezar con las quimioterapias.
Odia esa palabra y recién parece percatarse de ello, su puño derecho se cierra inconscientemente y el brazo entero tiembla un instante, sabe que sus uñas cortas lastiman las palmas de sus manos, y extrañamente lo siente como un amortiguador, uno que cubre lo duro que esas palabras de Junsu han logrado afectarle.
Es ahí cuando prefiere mirar la taza junto al plato de Junsu, él jamás creyó tener que usarla. Es un vuelco de emociones repentinas, de recuerdos infames que se pasean por su cabeza. Su niñez, la manera en que solía salir a jugar con sus amigos. Su adolescencia, la vez que descubrió a ese muchacho de cabellos cortos que lo besó por primera vez y con él cual descubrió lo que realmente era sentir algo desconocido, algo que no había sentido antes. Hasta que conoció a Changmin. Esos amores cortos y disparatados, todos aquellos a los que sobrevivió y con los que murió. Todo hasta Changmin.
Junsu parece tener toda la paciencia el mundo, Yunho no ha medido el tiempo, pero sabe que han sido minutos antes de que volviera a alzar la mirada, y su mano derecha se abriera de nuevo.
—Quiero… un poco de tiempo, Junsu…
—No hay más tiempo Yunho. He respetado el tiempo que me pediste al principio, pero ya no hay más espera. Mañana mismo comenzamos.
Otra vez siente ese escalofrío terrible recorriendo su cuerpo; Una mano se pasea por su cuello y Junsu lo mira implacable.
No planea esperarlo más. Yunho no quiere enfrentarlo, teme por ello.
—Junsu…
—No más Yunho. —Junsu intenta sonar suave en esta ocasión, pero Yunho solo se remueve en su lugar— Además tengo que hablarte de una cosa más. Jaejoong estuvo aquí por la mañana… él tenía tus pruebas en las manos.
Logra apoyarse en el respaldo de la silla, Yunho exhala como si de pronto le faltara el aire y los ojos comienzan a nublarse sin compasión, trata de respirar hondo y controlar esa vorágine de emociones que parecen mal distribuidas en su interior, pero ocurre igual que tiempo atrás, porque termina derrumbándose frente a Junsu, con una mano tapando su rostro y un sollozo suave apenas detectable, antes de que Junsu lo abrigue entre sus brazos y él deje un llanto largo que desde la madrugada le hace falta soltar.
Con esa opresión fría en el pecho, Yunho parece no tener nada más que decir.
…
…
Incluso ahora los recuerdos parecen guardados dentro de una copa rota, aún no he aprendido como ponerle esperanzas al futuro
…
Para las seis de la tarde el día no ha acabado y parece cada vez más eterno, no tiene un lugar al que ir porque no quiere enfrentar a Jaejoong ni Junho, camina lentamente y no ha prendido el celular en lo que va del día, pero sabe bien que Junsu ha hablado con Jaejoong para tranquilizarlo y decirle que él se presentó en el trabajo sin problema alguno, sabe de su cobardía, es consciente de ella, pero sus pasos se dirigen a un solo lugar; A esa puerta blanca a tantos kilómetros de distancia de su hogar.
Cuando le dijo a su madre, se le partió el corazón, nunca la había escuchado gritar con tal desesperación, esas manos delicadas que lo abrazaron en algún momento soltaban golpes en diferentes direcciones y ese llanto amargo lo hizo llorar luego de haber resistido tanto tiempo, temió en medio de esos gritos y lágrimas que la mujer echaba desesperadamente, pero ¿qué podía hacer? ¿qué le podía decir? ¿Lo siento? ¿Tenía él acaso la culpa de algo? ¿Cómo podía calmar ese dolor en la mujer?
Finalmente ella había caído rendida entre sus brazos, durmió junto a ella tantas horas como le fue posible. Y cuando despertó ella acariciaba con delicadeza su rostro otra vez.
“Había tenido la esperanza de que esto no te pasara a ti… Mi Yunho, siempre fuiste un niño tan hermoso, tan lleno de vida y felicidad, tan luchador… No te mereces esto, si yo pudiera entregaría mi vida entera por ti, cariño… Eres lo mejor que me ha pasado en la vida”
Sentía las palabras de su madre cerca todavía, la vio llorar durante los días que duró su visita en el pequeño pueblo, Jaejoong jamás se enteró, apenas supo de su ausencia como una visita normal a Gwandu, desde entonces trata de escribirle a su madre todos los días, trata de contarle que todo está bien y que su tratamiento va por buen camino. Yunho le pidió que no viniera en los primeros meses, al menos los primeros en que su artritis mejoraba. Yunho no quiere dejar a su madre sola, siente que tiene tantas cosas pendientes aún.
¿Sería igual cuando hablara con Jaejoong?
Él no quería verlo sufrir así.
Pero todo era hasta cierto punto decente cuando se trataba de Changmin, no sentía esa necesidad por contarle la vedad, no todavía. Pero hoy con el anuncio de su quimioterapia, se sintió el peor de los estafadores, había prometido a Changmin que le mostraría esa clase de amor que desconocía; pero no podía permanecer junto al menor así. Tenía a su madre a punto de llegar a Seúl, tenía los asuntos con su padre y su propia salud. No podía herirlo inclusive cuando el tiempo para ambos terminara.
El tiempo que parecía haber corrido más veloz que lo habitual hizo que llegara al anochecer, en medio de las calles oscuras a la puerta blanca que esperaba por él. Luego solo golpeó la puerta y la sonrisa de Changmin lo recibió oportunamente.
—¿Se te va a hacer costumbre eso de venir sin avisar?
Yunho no esperó más, se lanzó a los labios de Shim, eso que tantas veces había deseado probar, y estos lo recibieron con la sorpresa inicial esperada, antes de que las manos de Changmin se acomodaran lentamente sobre sus hombros y su beso fuera enteramente correspondido. Recuerda más que todo la primera vez que lo vio, ese parque, la mañana soleada, su expresión seria y sus ojos extrañamente cálidos.
Fueron segundos eternos y brillantes en los que ni siquiera tuvo la oportunidad de bajar la mirada. Y Changmin entró en su vida con la misma facilidad que un huracán. Inevitable y devastador. Pasó la mano entonces por su cuello, ese cuello largo y níveo que había aprendido a venerar, mordisqueó su labio con un poco más de suavidad y Changmin parecía dispuesto a corresponder cada una de sus caricias. Yunho sintió el nirvana en cada ínfima parte de su ser.
—¿A qué ha venido eso?
Yunho solo sonríe suave y suspira. —¿Puedo dormir hoy aquí?
Changmin lo mira sorprendido, le parece bien, le parece perfecto, pero no entiende esa repentina mirada afligida en el mayor.
—Claro que sí, ¿hay algo de lo que quieras hablar?
“Hay muchas cosas en realidad”
—No, solo quiero estar contigo hoy —Susurra Yunho, atrayendo al menor y abrazándolo sin demasiada fuerza—. ¿Está mal que piense así?
—Supongo que no… Los demás no llegan, ¿quieres algo de cenar?
—No, no tengo hambre.
—Últimamente nunca quieres comer.
Yunho se separa despacio, respira despacio y sonríe leve.
—Vine comiendo algo del hospital.
Changmin no parece complacido con la respuesta, pero aun así pretende olvidarlo a los pocos segundos en los que Yunho le ha pedido tan solo una muda de ropa mientras lo observa escribir; a Changmin le resulta extraño porque nunca había tenido un espectador de primera mano mientras él se dedicaba a escribir en su computadora, pero Yunho es silencioso, lo mira mientras se apoya en la almohada y al poco rato Changmin se ha concentrado lo suficiente como para pasar media hora sin distracción alguna y colocarle punto a parte a la décima hoja numerada en el archivo, gira y Yunho ya está dormido, con su respiración lenta, incluso abrazado al almohadón.
La imagen queda grabada repentinamente en su cabeza, Shim solo se mueve para poder arroparlo mejor y apagar la luz de la habitación, acaricia un poco su rostro y decide prender la lámpara pequeña de su escritorio, se sienta una vez más, dispuesto a escribir por lo que no ha podido en meses, de pronto la presencia de Yunho parece el mejor de los alicientes, y la sonrisa en su boca no desaparece sino hasta varios minutos después.
…
…
Junho vuelve a levantarse a la mitad de la noche, y ocurre igual que el día anterior, Jaejoong se ha quedado dormido en el sillón del salón, esta vez el televisor no está encendido y más bien parece haberse concentrado en la imagen de la ventana del departamento, los cabellos del mayor caen hacía un lado de su frente y parece encogerse por el frío de la noche. Junho una vez más trae una de las mantas del cuarto de Jaejoong y logra abrigarlo con cuidado.
Como si reconociera la sensación, Jaejoong se mueve un poco y se acomoda mejor, agarrando la manta un poco más y suspirando levemente, no sabe lo que está sucediendo últimamente, especialmente para que Yunho no llegara a dormir durante dos noches seguidas pero sabe de la preocupación de Jaejoong que es como un hermano para Jung, pero sabe también que esas madrugadas en las que Yunho se levanta a vomitar no son normales.
Inconscientemente aprieta el dije de su collar, no se ha atrevido a enfrentar a Jung, ni a hablar con Jaejoong, a veces tanto miedo que se llega a paralizar, pero el que Yunho bajara tanto de peso repentinamente solo logra dejarlo en el limbo una vez más, ¿qué es lo que sucede con él? ¿puedo hacer algo por él?
Mira a Jaejoong una vez más y suspira intranquilo. Yunho ya no va a regresar, al menos no hoy.
Y el mal presentimiento que parece nacer de su estómago, acrecienta cada vez más.
…
…
Yunho está corriendo a las cuatro y algo más de la mañana hacía el baño que hay en uno de los pasillos. Corre con una mano tapando su boca y la otra abriendo velozmente la puerta, cae de rodilla al suelo, alzando la tapa del baño y vomitando lo poco que había alcanzado a meter a su boca el día anterior, la sensación horrible que recorre su boca vuelve a hacerlo sentir sin fuerzas de levantarse, trata incluso forzadamente de hacer el menor ruido posible.
Pero igual que en cada ocasión, cuando cree que ha terminado las náuseas lo atacan nuevamente y la bilis empieza a pasar amargamente por su garganta, la poca comida ha evacuado de su cuerpo y ahora tan solo ese sabor queda en su boca. Escupe un par de veces y siente la respiración regularse poco a poco.
Así que cuando ve esos pies en la entrada del baño su mirada sube asustada por encontrarse con Changmin ahí, sin embargo es Junsu quien se acerca despacio y se arrodilla frente a él. Tapa la taza del baño y empieza a limpiar su boca con tranquilidad, sin la menor mueca de asco de por medio, Yunho sin embargo permanece estático ahí.
—Debes agradecer que tanto Yoochun como Changmin son como unas momias al dormir.
Comenta Junsu bajamente, Yunho está pendiente de las manos de Junsu y la forma en que limpia su rostro que escasamente se ha ensuciado. Sin embargo cuando Junsu aleja su mano una mancha roja parece llamar la atención de ambos, Junsu sube inmediatamente la mirada, y en auto reflejo Yunho lleva los dedos a su nariz, ve sus dedos manchados de sangre, su propia sangre logra asustarlo en un instante, pero Junsu vuelve a limpiarlo de nuevo y lo hace echar la cabeza hacía atrás.
—Tranquilo… es parte de los síntomas.
Incluso aunque las palabras de Junsu suenen suaves y tranquilizadoras, Yunho no las siente así. Solo deja un par de lágrimas salir de sus ojos y estas por la posición en que se encuentra resbalan hacía su cuello.
—No quiero morir así… No me dejes morir así, por favor.
Junsu está sosteniendo con una mano su cabeza hacía atrás y con la otra ha empezado a apretar su mano. Yunho siente la calidez de ese contacto y trata de calmarse nuevamente. Junsu no es solo un compañero de trabajo, no es solo un gran amigo de Changmin, es su esperanza que no muere y parece aferrarse a él.
—Entonces ve a la quimioterapia hoy, habla con tus amigos, no puedes ir solo. —Yunho no parece querer contestar demasiado rápido, así que Junsu solo aprieta un poco más el contacto de sus manos y suspira—. Debes hablar con Changmin también.
—No será necesario.
Junsu no puede saber bien a lo que el otro se refiere, pero prefiere no hacerlo hablar demasiado en este momento. Intenta que se calme y que al menos cuando pueda levantarse de nuevo, logré descansar un poco más antes de que termine de amanecer.
…
…
—¡¿Dónde está Yunho?!
La voz de Changmin logra despertar a Yoochun quien todavía medio dormido caminaba hacía la cocina, Junsu cierra los ojos en ese instante, haciendo una idea de lo que acaba de pasar. Changmin llega frente a ellos tiene un papel entre las manos y luce tan terriblemente enojado que prefiere no preguntar.
—¿Se volvió a quedar aquí?
Yoochun todavía parece confundido, y Changmin prefiere centrar su atención en Kim.
—¿Junsu lo viste salir? ¿A qué hora se fue?
—No lo sé Changmin… Yo tampoco sabía que estaba aquí.
—¡Maldita sea!
Changmin vuelve a ingresar en su habitación, con un portazo de por medio que hace a Yoochun pegar un pequeño salto desde su lugar, la verdad es que Junsu escuchó a Yunho salir a eso de las seis de la mañana. Lo que dice esa carta es un completo misterio para él. Lo que tiene tan molesto a Changmin un misterio mayor, pero prometió guardar silencio y aunque Changmin es su amigo, no es algo que le corresponda decir a él.
—Voy a salir.
Repentinamente Changmin está de nuevo fuera de su habitación, parece haberse puesto un jean y un abrigo encima, apenas coge las llaves y Junsu lo mira confundido sin saber que esperar.
—¿Qué estás haciendo? ¿A dónde vas?
—Voy a su departamento, ya me cansé de esta tontería.
—Pero…
Junsu ni siquiera logra decir otra palabra cuando Changmin ya ha salido de su departamento. Casi corriendo. Dejando a Junsu completamente paralizado con las tostadas a medio cocinar en las manos y sin saber que hacer exactamente.
…
…
Junho siente ese sacudón familiar, abre los ojos sin entusiasmos, pero apenas distingue la imagen frente a él, se reincorpora de inmediato y es como si el sueño se hubiera marchado velozmente y él estuviera repentinamente asustado.
—¡Yunho! ¿Qué ha pasado? ¿Por qué no has estado viniendo a casa?
Pero el mayor solo sonríe un poco y acaricia sus cabellos con el mismo afecto de siempre.
—Vamos al comedor, Jaejoong ya se ha despertado, necesito hablar con los dos.
Yunho se aleja un poco, a una distancia prudente que le permita levantarse de la cama sin problema alguno, incluso toma la mano de Yunho para ponerse en pie y caminar tras de él. La imagen de Jaejoong cruzado de brazos y con la expresión seria es lo primero que recibe al entrar al comedor. Yunho en cambio parece tranquilo y relajado mientras toma asiento frente a los dos.
No, que esperen. Que esperen los dos.
Él no quiere escuchar. No quiere saber.
Pero cuando Yunho ha empezado a hablar él automáticamente ha empezado a llorar, luego escucha a Jaejoong gritar, hay reclamos de por medio, confianzas destruidas. Junho ni siquiera puede moverse cuando ve a Jaejoong empujar a Yunho con golpes en el pecho que terminan con Kim perdiendo la fuerza en sus piernas y siendo sostenido por Jung, quien lo abraza con fuerza mientras Jaejoong ha empezado a llorar, como nunca antes lo había visto hacer.
Por eso Junho no quería escuchar, no quería saber.
Todo de repente daba vueltas demasiado rápido en su cabeza.
…
…
Temo porque en un presente, el pasado y el futuro se entremezclen en mi mente y no te vuelva a ver de verdad.
….
To be continued…
Lamento mucho la demora, se sale de mis manos a veces el poder cumplir a tiempo, pero estoy comprometida en finalizar todos los fics que he empezados con estos dioses. Así que solo ténganme un poco más de paciencia. ;D
La canción pertenece a Arashi ‘Lotus’
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