CREÍ
UNA VEZ EN EL AMOR, AHORA SENCILLAMENTE NO LO CONOZCO.
05/05/2010
…
…
Dicen que
confiar te vuelve débil.
Yo diría
que confiar es de valientes. Es de temerarios arriesgados que se imponen a la
vida, en un último intento por demostrar que este mundo no está tan perdido
como todos creen que está.
Son tan
pocas las personas que merecen confianza, y tan escazas las que la dan.
Y pueden
llamar a estúpidas positivas a las personas que aún creen.
Pueden
llamar negativos a los que se dedican tan solo a criticar y destruir.
Incluso
hay quienes son realistas. Por que se conforman con ver la vida pasar, por que
no hay nada que se pueda cambiar, por que es imposible.
Los
significados de las palabras están mal direccionados, han perdido su valor.
Y es que
hay dos caminos en la vida; Dejar de luchar y seguir luchando.
Rendirse
es aburrido y prefiero seguir caminando que estancarme, por que caminando y
aventurándome aprendo y crezco un poco más. Conozco un poco más y me aventuro a
un tal vez. Por que un tal vez puede cambiar una vida.
“Por que si bien una persona no puede cambiar
al mundo. Si yo lograra al menos ese cambio en una única persona, entonces
habré hecho de este mundo algo mejor”
…
…
Cuando el auditórium se hubiera
vaciado finalmente.
Junsu se atrevió a entrar, con la
imagen de Yoochun tocando lentamente varias teclas del piano, encerrado en sus
pensamientos. La imagen se plasmó en su mirada, tan efímera como hace muchos
años cuando lo vio por primera vez.
Y esos ojos lo captaron casi de
inmediato, por el ruido de sus pisadas, por ser el único que quedaba en aquel
enorme y vacío lugar. Junsu había olvidado lo intensas que podían ser las
miradas de Yoochun.
Pero recordó pronto, que él se
había vuelto inmune a esas miradas hace mucho.
Sobre el escenario, Yoochun no pronunció
palabra alguna. Y Junsu encontró justo sentarse en primera fila y cruzar su
pierna, con una expresión tranquila en el rostro. Era la primera vez que estaba
a solas con Yoochun desde el día del partido.
Y su corazón no latía desbocado,
su pulso no estaba acelerado, sus pensamientos no estaban nublados. Junsu
estaba perfectamente tranquilo, enfocado en aquel íntimo momento que compartían
repentinamente.
—¿Por qué has venido hasta acá,
Junsu?
—No hablaba contigo desde lo del
partido. Además ya terminó la primera ronda del concurso de canto, mañana será
tu presentación y dudo que Jaejoong pueda acompañarte.
—¿Vienes a regocijarte por ello?
—No, podría hacerlo y sin embargo
en este momento de mi vida… he aprendido que eso es sencillamente inútil.
Responder con dolor al dolor que te han causado. No te devuelve la felicidad
que te robaron. Y en esta caso, regocijarme de esto, no me devuelve la alegría
y la euforia que sentía cuando recibía mi copa.
Yoochun decidió girar por completo
hacía él. Con sus manos entrelazadas, viendo a aquel que se encontraba sentado
en la primera fila del auditórium con una voz tranquila y prudente.
Estuvo ahí entonces, ese
sentimiento plasmado entre sus miradas apagadas, cómo si expresar algo se
hubiera vuelto demasiado difícil. Con el cansancio apoderándose de cada ínfima
parte en su ser.
—¿Aún sigues enamorado de mi
Yoochun?
La pregunta llegó, justo como
Junsu. De improviso, sin intenciones de por medio y con una mirada tan
indescifrable, que Yoochun solo puedo suspirar, y pasar una mano por su
cabello, con aquella distancia interponiéndose aún entre ellos.
—Intentó superar esa etapa de mi
vida.
Junsu respiró profundo, Yoochun
comprendió entonces que su voz segura hablaba por primera vez lo que su corazón
sentía, y al mismo tiempo complacía a Junsu.
—Eso es bueno… justo ahora nuestro
destino no es permanecer juntos.
—Tu y yo no sabemos como estar
juntos, ¿verdad?
Fue como si de pronto Yoochun
hubiera alcanzado el nivel de su madurez, como si él hubiera encontrado las
palabras que a Junsu, le habían resultado difícil de explicar. Y a pesar de que
no se movió de su lugar, logró apoyar los codos en sus rodillas, mirando
firmemente a Yoochun.
—Déjame redimirme.
—La mejor forma de redimirte
conmigo, sería pidiendo perdón.
—Tú también me heriste, Yoochun.
—AMBOS nos hemos herido, más allá
de lo debido, o de lo que debamos soportar.
Junsu suspiró.
No era fácil.
Ese orgullo que se apoderaba de su
ser, que se atoraba en su garganta sin dejarlo respirar, que pugnaba por no
permanecer ahí, por no ser el primero en disculparse. Esa parte de él, que no
le permitía aceptar que se había equivocado.
—Tú fuiste el primero en hacerme
daño, Junsu. Deberías ser el primero en disculparte. ¿Por qué siempre debo ser
yo él que te persiga, el que va detrás de ti? Finalmente… tú me heriste más de
lo que yo a ti.
Apretó los puños, con la
indecisión circunvalando por su ser, inadecuadamente, fatalmente. Fulminando
todo rastro de acostumbrada rebeldía.
—No lo hagas.
—¿Disculpa?
—No te disculpes conmigo, Yoochun.
Merecido o no, no quiero escuchar que te disculpas ante mi, sería como
escucharte decir que me amas y… tú y yo ya no podemos con esto.
Yoochun pensó entonces que Junsu
callaría, que esa sería su disculpa camuflada, que no habrían más palabras de
por medio y que el asunto quedaría zanjado. Que oficialmente podría vivir su
vida normal.
Por que era un adolescente, por que
aún le faltaba mucho por vivir, por amar, por sufrir.
Entonces, la voz de Junsu se
escuchó, firme y lenta.
—Lo siento mucho, Yoochun. Siento
haberme entrometido entre Junho y tú, siento haberte metido en medio de mi odio
hacía Junho, haberte utilizado, usar algo como el amor para mi beneficio…
lamento todo lo que pasó.
—¿Eres consciente de que una
disculpa no ayuda?
—Pero conforta, no quiero paz para
mí, la quiero para ti. Para que cierres este capitulo de tu vida y al menos
entre los dos, tú seas feliz. Tú lo mereces más que yo.
Yoochun suspiró. Con esas palabras
de Junsu atravesando su escamada alma.
Cansado por la presión y el estrés
de la competencia al día siguiente, por los exámenes que dictaban su final de
vida estudiantil. Y por esa alma suya que ampliaba sus alas tan lejos de Junsu,
que justo ahora le sorprendía.
Quería perdonarlo, o al menos quería
decirle que lo había perdonado hace mucho. Justo en el momento en que su
corazón se oscureció y renació de sus propias cenizas. Yoochun quería, pero no
podía.
—Junsu…
—Necesitarás cantar con alguien.
Una última vez… déjame estar junto a ti.
La suplica de por medio, logró que
Yoochun abriera los ojos, que mirara a Junsu y recordara la vez que lo había
escuchado cantar, su voz casi opacando a la suya, esa efímera, pero hermosa voz
que le provocaba escalofríos, su excusa para odiar, atacar y humillar a Junsu.
—No sabes la canción.
—Puedo aprenderla.
—¿Cómo se que no es una trampa?
—Por que estoy aquí, por que acabo
de pedir disculpas. Yo… no puedo pedirte confianza, pero… tienes razón no
tienes por que confiar en mí, pero quiero ayudarte. De verdad.
Los pasos hasta Junsu fueron
lentos, sumisos y tranquilos, desprovistos de cualquier sonido demasiado
intenso que pudiera malograr el leve momento de calma, en el que los ojos de
ambos se encontraron.
—He confiado tanto en esos ojos
tuyos, y la misma cantidad de veces me han traicionado, ¿por qué debería
confiar de nuevo? No lo mereces.
Fue un movimiento suave, de las
manos de Junsu, tomando las mejillas de Yoochun, acercando sus rostros hasta
que sus frentes chocaron y él cerró los ojos. Con los susurros de su voz.
—Desapareceré Yoochun, me iré muy
lejos luego de la graduación. Déjame hacer algo bueno por ti, una sola cosa por
la única persona a la que he amado de verdad.
Yoochun sabía, mejor que nadie,
que ese amor era de un remoto pasado que se hundía entre las circunstancias y
los años, que ese amor existiera todavía era dudoso, pero alguna vez ese amor
estuvo ahí, quemando el corazón de Junsu, justo antes de que se apagara.
—Una única vez, Junsu. La única y
la última.
Los susurros apagados de sus
voces, pacíficos y entre mezclados por ese sabor amargo a duda y esperanza.
Justo como el amor que flota en su último soplo de aire, a punto de esfumarse
en el firmamento.
Su historia de amor estaba a punto
de concluir.
Sin promesas de amor a futuro, sin
esperanzas incrédulas de un final feliz.
Era real, triste y melancólico,
como el amor de verdad.
Con el leve conformismo de no
terminar tan destruido.
…
…
Jaejoong estaba rompiendo las
reglas.
Su vida distaba mucho de lo que
alguna vez conoció, concentrado en los estudios, en las notas, en su pasaporte
a la mejor Universidad.
¿Cuál era su sueño?
Estudiar fuerte, ser alguien en la
vida, la mejor universidad, un buen puesto. Tener el dinero suficiente como para
que su madre y sus hermanas jamás volvieran a preocuparse por el dinero. Ese
era su sueño, eso era lo que Kim Jaejoong deseaba fervientemente en su futuro.
…Nada más.
No era un sueño ambicioso, pero
era su sueño.
Los sueños no siempre tienen que
ser ambiciosos, no siempre tienen que tocar el cielo y volar lejos, no
necesariamente son tan grandes. Los sueños son las esperanzas de tu futuro
encarnado en lo que deseas y que va de tu mano a la realidad.
El sueño de Jaejoong era sencillo.
Miró el perfil de Yunho, dormido
en aquella cama de hotel. Cansado, exhausto ante lo que la vida le ponía por
delante, ante sus sueños colgando de un hilo tan delgado que temía por ellos.
Acarició su rostro, con un suspiro
en los labios que le supo a nostalgia. Estaba luchando por los sueños de Yunho,
por que alcanzara su beca y se marchara lejos a hacer lo que le gustaba, sin
impedimentos de por medio, sin el corazón esclavizándolo a arrepentirse.
Jaejoong quería que Yunho cumpliera
sus sueños.
Eran jóvenes. Esperanzas, sonrisas
de por medio.
Era esa pose de mártir que él
tanto criticaba y odiaba. Pero Yunho estaba ahí repleto de metas y planes. Y
sus planes no incluían a Seúl y él no podía marcharse con él, por que la suerte
del dinero no lo acompañaba. Sus sueños estaban acá. Y los de Yunho muy lejos
de él.
¿Entonces debía dejarlo ir?
Jaejoong sonrió, Yunho no era algo
que podía retener o dejar ir, por que él era un ser consciente capaz de elegir.
No dependía de él, dependía de ese futuro que no era tan lejano, de los pocos
años que tenían y el futuro que todavía los esperaba.
No se trataba de que el ‘amor
podía esperar’ se trataba de querer encontrar ese balance. Donde ambos se
re encontraran, con sus metas y sueños cumplidos. Donde el pasado no pesara
bajo la eterna palabra del ‘hubiera’
—¿Jae?
Yunho apenas había levantado un
poco la cabeza, algo adormilado y con los ojos casi cerrados. Tratando de
enfocarlo con eficiencia.
—¿Por qué no duermes?
—No estoy cansado.
—Entonces acompáñame.
Yunho levantó un poco su brazo,
percusor de que Jaejoong se acostara junto a él y su brazo lo cobijara al menos
un poco, ante el contacto de sus pieles y razonamientos mudos.
—Todo va a estar bien, Jae.
—¿No debería ser yo quien te
dijera eso?
—Solo… quería decírtelo.
Yunho se acomodó un poco mejor,
con el cuerpo de Jaejoong junto al suyo y un pequeño bostezo que le supo a
cansancio. Jaejoong se acomodó también, curioso de esa calidez que pronto lo
había hecho sentir tan cómodo.
…
…
Donghae no le pedía mucho a la
vida.
Solo un poco de tranquilidad, sin
muchas agitaciones.
Pero ahora estaba en Corea,
ayudando al hijo de su padrastro a arreglar las cosas para mudarse a Japón, a
vivir a unas cuadras de su casa. No le molestaba, aunque no lo conocía, tampoco
era infantil como para despreciarlo.
Lo había visto por primera vez en
una foto, una que su ahora padre siempre llevaba. Y que incluso había colocado
en su habitación junto a la cama, a su madre parecía no molestarle. A Donghae
no le importaba.
Verlo en persona había sido
completamente distinto, Heechul despedía un aura tan espléndida que Donghae sin
duda se había quedado sin palabras. Como si la personalidad de Heechul se
impusiera incluso sin que pronunciara palabra alguna.
De ahí en adelante, las cosas no
habían ido tan mal.
—Creo que con esto terminamos.
Heechul cerró con cuidado la caja
en el suelo. Con una pequeña sonrisa en los labios, cansado y agotado. Donghae
pensó que sería bueno decirle que fuera a descansar, por que el cargo
emocional, de su madre enferma también pesaba.
—Oh, Siwon. Pasa, Heechul está con
Donghae en la sala.
La voz de la mamá de Heechul hizo
que Donghae mirara hacía la entrada, donde Choi ingresaba sin problemas, con
una pequeña sonrisa en los labios. Y Heechul se levantaba de inmediato, lo
abrazaba, besaba sus labios y sonreía.
Sin demostrar cansancio, sin
parecer agotado.
—¿Ya acabaste? Mis padres han
preparado una cena para ti esta noche, ¿qué dices?
—¿Esta noche?
—Claro, ve a cambiarte. Te espero
y nos vamos juntos.
La verdad es que Donghae no
entendía muchos puntos de aquellos dos, Siwon parecía querer aprovechar hasta
el más ínfimo momento que le restaba con Heechul, y Heechul parecía inmune al
cansancio cuando Choi estaba cerca.
Como si aún no se hubieran amado
lo suficiente.
Como si el tiempo jugara en su
contra.
Heechul había asentido con una
pequeña sonrisa en los labios, jalando a Siwon consigo hacía las escaleras que
lo dirigían a su habitación, con una pequeña conversación que se perdía entre
la cercanía que solo ellos compartían.
Donghae pensó, que al verlos,
podía estar pensando que enamorarse a esa edad, podía ser posible.
Lamentablemente él era un par de años menor a esos dos, el amor no estaba entre
sus planes y aún le costaba creer en él.
…
…
Junho entró en su habitación y
suspiró.
Aquella habitación repleta de
fotos familiares, de trofeos, premios y diplomas.
Limpia, ordenada.
Y esa foto suya con Junsu a su
lado, ambos sonrientes y abrazados a la edad de once años, perforó su corazón,
caminó hasta la mesa junto a la cama, tomando el porta retrato entre sus manos.
Sonrió débilmente cuando los
recuerdos de ese día llegaron a su mente, de ellos dos jugando en el parque un
día cualquiera. Y su situación actual lo tomó desprevenido, borrando la sonrisa
en su rostro y cayendo débil ante su realidad.
Con un suspiro en los labios,
apretó los puños con fuerza.
¿Sacrificio?
Lo suyo no era sacrificio, era
colocar sus estudios universitarios en espera durante un año solamente. Un año
en el que estaría junto a Junsu, en el que sería su apoyo y no le permitiría
deshacerse de él, por lo menos no, hasta que Junsu volviera a ser mínimamente
feliz.
Junho solo quería a su hermano de
vuelta.
Solo quería poder salir a
divertirse por ahí con él, a conversar, a ver un partido, sin que los recuerdos
los atacaran. Ambos necesitaban esto. Ambos necesitaban su familia de regreso.
Otro suspiro abandonó a sus
labios.
Las maletas estaban listas, Junho
ya se había despedido de sus amigos.
¿Lo habría hecho ya Junsu?
…
…
—¿Estás loco? ¿Por qué quieres que
yo cante la nota más alta?
—Por que se que tú puedes.
Junsu arrugó el entrecejo.
Miró el papel en sus manos, dudoso
de su decisión en los próximos segundos y aún repasando en su cabeza todas las
horas que llevaban ensayando, repitiendo una y otra vez cada defecto que
pudiera haber entre sus voces.
—No puedo.
—Junsu, tendremos ese primer
lugar. Sé que puedes hacerlo.
—¿Jaejoong lo iba a hacer?
—No, lo iba a hacer yo, pero se
que tú lo harás mejor.
Estaba en ese dilema absurdo,
producto de sus dudas y la confianza que Yoochun parecía depositar en él.
Respiró profundo y leyó una vez más las últimas líneas, su último recuerdo, su
última oportunidad.
Debía dar lo mejor de si.
—Está bien, lo haré.
…
…
Changmin esa mañana de jueves
caminó por los pasillos de su conservatorio, que estaba repleto de gente por
todas partes. La final de canto se celebraría ese día, y todo el lugar solo
hablaba de eso.
Seguía sin tener noticias de esos
dos inconscientes que habían decidido que fugarse era buena idea, dígase Yunho
y Jaejoong. Preocupado consultó la hora en su reloj, faltaba poco para que
empezara la segunda ronda del concurso, y no podía encontrar a Minho.
Fue extraño cuando sus ojos
enfocaron a Minho, parado frente a Joonghyun, ambos muy cerca. Minho de pronto
sonrió, mordiendo su labio inferior y aparente muy emocionado ante algo que
Joonghyun le contaba.
Sin embargo cuando Choi, palmeó el
brazo de Joonghyun y este se marchó sin ningún problema, todo pareció volver a
su cause de tranquilidad.
—¡Changmin! Ya se ha publicado la
lista de los becados fuera del país.
Minho parecía incluso más
emocionado que los mismos alumnos de sexto año. Lo jaló del brazo hacia el
patio principal, y seguramente era por que uno de sus amigos más cercanos, es
decir Yunho, era uno de los favoritos para esa beca.
Cuando llegaron, el tablero de
anuncios estaba repleto, los alumnos se abrían paso para poder ver y Minho fue
muy hábil en hacer eso.
Lista de Becas Internacionales
Park Yoochun – Canto
Lee Ondee – Actuación
Kim Haesu — Literatura
Jung Yunho – Danza /
Baile contemporáneo
Kim Sunhee – Artes
(*) Kim Jaejoong –
Estudios superiores
(*) Kim Junsu –
Deportes
Figuraban ahí, precisamente los
nombres que todo el mundo esperaba.
Changmin frunció un poco el ceño y
Minho había saltado casi de emoción.
—¿Viste? Jaejoong y Yunho hyung no
tendrán que separarse por las becas. Ambos fueron aceptados.
—Te equivocas, las becas por
estudios y deportes son muy distintas a las que están más arriba. Esas dos son
para Estados Unidos. Los demás se reparten en países europeos.
Los ojos de Minho se abrieron con
sorpresa.
—¿Estas seguro?
—Jaejoong me lo contó hace un
tiempo, él se ha esforzado mucho por esa beca.
La genta a su alrededor parecía
muy entretenida en hacer bulla, llenarse de risas y felicitaciones para los que
habían sido seleccionados dentro de todo el gran conservatorio.
La festividad en ellos dos se
contradecía, por el honor que recibían sus amigos, y por la forma en que
afectaría a su vida de hoy en adelante. A un paso de la esperada graduación.
…
…
—¡Tienes que entenderlo! Él ya
tomó su decisión, no lo arruines más. Por que una vez que Yunho se vaya, si
sigues comportándote así, no lo verás más.
Junsu solo se detuvo, sorprendido
por la manera en la que Yoochun levantaba la voz y se alejaba de aquel hombre
suponía era su padrastro. Se veía enojado, contrariado y Junsu de pronto sintió
que no debía acercarse.
Sin embargo estaban a minutos de
salir al escenario, y pensó que en ese estado Yoochun no podía dar un buen
espectáculo. Apretó la botella con agua entre sus manos y respiró hondo.
Avanzando hasta él.
Ofreciéndole un poco de la fría
bebida.
—Debes relajarte.
Yoochun apenas levantó la mirada,
un poco contrariado aún, pero aceptando el agua que le era ofrecida. No era
difícil de suponer que toda esa discusión se reducía al paradero de Yunho.
Quizá lo mejor era decir algo,
alguna palabra de apoyo, y sin embargo Junsu no supo muy bien que decir, justo
antes de que el silencio se prolongara, James apareció con una pequeña sonrisa
en el rostro y sus pasos lentos por entre los pasillos detrás del escenario.
—¿Qué haces aquí, James?
—Vine a desearles suertes. La
merecen.
El rubio estiró su mano con
educación y seguridad, directamente hacía Yoochun quien lo miró por un rato
antes de estrechar sus manos en un gesto más por caballeroso que cualquier otra
cosa, James repitió el gesto con Junsu.
Y de pronto eso fue muy incómodo,
pero al mismo tiempo necesario.
…
…
Siwon se removió incómodo en su
asiento.
Mirando hacía el escenario y luego
de un lado a otro.
—¿Qué sucede?
La voz de Heechul lo hizo girar
hacía él y suspirar suavemente.
—Aún no estoy muy convencido de
que Yoochun halla hecho bien en aceptar la ayuda de Junsu.
—Te entiendo, pero esa fue su
decisión.
Heechul colocó una de sus manos
discretamente sobre la de Siwon, con cuidado y esmero en que aquello pudiera
calmarlo un poco, mientras los participantes pasaban y ellos esperaban repletos
de ansiedad por la salida de Yoochun y Junsu.
…
…
No es tu culpa que esas manos estén frías
Cargas con las cicatrices que te causó la
inmadurez
Tienes miedo de amar a alguien y finges no ver
la otra cara de la historia
Yoochun empezó, entrando al
escenario con pasos suaves.
Con el micrófono en mano y sus
ojos apenas cerrados, con Junsu esperando por él en el centro del escenario.
Con ese público que escuchaba su voz, con las miradas atentas, con la
curiosidad palpable ante lo que había escrito.
Pero justo en ese momento, Yoochun
era ajeno a todo aquello, más que a su voz, la de Junsu, y la perfecta
sincronía en la que sus emociones divagaban en su interior. Controladas y
aparentemente opacadas.
El corazón que es abrazado lentamente, se
derrite como el hielo
Para cualquiera, ser amado por alguien hace
que su vida en este mundo brille
Si fuera por mí haría que tu corazón se
sintiera cálido otra vez, llenándolo de una eterna ternura
Changmin deslizó cuidadosamente su
mirada hacía Minho.
Con una sonrisa compartida que se
perdió entre los movimientos de Yoochun y Junsu sobre el escenario, entre lo
fácil que le resultó de repente tomar la mano de Choi y apretarla con fuerza.
Con esa confianza que antes le faltaba y que ahora revivía.
Desviando un poco su atención,
caviló en las palabras de Minho un rato atrás, pero se perdió fácilmente en el
proceso de sentir el cuerpo de él un poco más junto al suyo. Con el pecho
latiendo en un instante de una manera algo acelerada.
Aunque las vueltas del destino lastimen tu
corazón
Al otro lado de las lagrimas hay un haz de luz
que se abrirá camino entre la oscuridad
Haciéndonos saber que cuanto más fuerte sea el
sufrimiento, mas podremos sentir la calidez de las personas
Siwon apretó un poco más la mano
de Heechul.
Esa mano que se sostenía a la suya
y veía, y escuchaba. Atento cada movimiento y nota de los dos muchachos frente
a ellos. Que presenciaba el momento como si fuera suyo. Anhelando que esa
perfección se mantuviera.
Que el encanto durara un rato más.
Mi corazón está apenado por este amor
Aunque sea solo un momento, déjame mostrarte
este amor
Aunque sea solo una vez
Si Junsu pretendía que en ese
instante sus emociones no salieran a flote.
Fracasó.
Sus ojos cerrados se perdieron
entre los recuerdos, y divagó entre lo vívido que todo le resultó desde su
mente. Lo mucho que le sonaba esta canción al pasado. Y lo mucho que había
llorado alguna vez pidiendo que las cosas hubieran sido distintas.
En el fondo, en ese lugar que
Junsu ya no buscaba, encontró a esa parte de si que creía perdida, esa en la
que por mucho tiempo deseó poder encontrar el momento para decirle a Yoochun
que se había enamorado de él.
Años después, aunque no fuera tan
latente como en el ayer.
Junsu finalmente lo había hecho.
Expresando sus sentimiento a través de su voz.
De la forma en que Junsu,
irónicamente, le había ensañado.
Todos buscan un lugar que pueda curar su
tristeza y soledad
Para ti ese lugar esta aquí, así que no tengas
miedo
No lo dudes más, por que yo te protegeré.
…
…
—¡Eso fue estupendo!
La pequeña exaltación de Minho,
fue lo primero que escucharon apenas estuvieron tras el escenario una vez más.
La emoción contagió a Junsu, sus brazos viajaron solos, y apretaron el cuerpo
de Yoochun con fuerza, repleto de adrenalina.
Tarde, cuando ya lo abrazaba con
fuerza y el cuerpo de Yoochun permanecía tenso, Junsu entendió su error. Pero
solo fue capaz de cerrar los ojos y permanecer un rato así, por que acababa de
cumplir una etapa en su vida.
Por que esta era su despedida.
Y nadie más lo entendía.
…
…
Jaejoong lamentó no poder ir a la
final de canto.
Pero supo que era poner en peligro
algo que tanto les había costado.
Mordió un poco del helado en sus
manos y sonrió en cuanto vio a Yunho entretenido con una de las vitrinas de la
calle, observando algo que parecía haber llamado demasiado su atención.
Se acercó con cuidado, de no hacer
notar demasiado su presencia. Sus pasos fueron tranquilos, su sombra apenas se
dejó ver. Y entonces, pudo divisar. Era una tienda de tatuajes y Yunho parecía
embelesado buscando algo.
—¿Planeas tatuarte?
Yunho casi hasta saltó de la
impresión, con una pequeña sonrisa luego de un rato. Y escondiendo las manos en
los bolsillos.
—No lo sé. No tengo una
motivación.
—Sería interesante.
Yunho encontró el hecho de que a
Jaejoong le parecía interesante tatuarse, algo fuera de lo normal.
—¿No dudarías en tatuarte?
—Podrías ser un recuerdo
interesante.
Una pequeña sonrisa volvió a
circular por los labios de Yunho, presta y dispuesta a tomar de la mano a
Jaejoong, con un gesto decidido en los ojos.
—¿Entonces vamos por un recuerdo?
Cuando Jaejoong asintió, Yunho
solo apretó un poco más su mano y caminó junto a él, directo hacía la puerta de
aquel local.
…
…
—De acuerdo, antes de anunciar a
los ganadores de este certamen internacional de canto. Tenemos que hacer un
pequeño anuncio. Lamentamos mucho decir esto, pero los representantes del
Conservatorio sede de este año quedan descalificados.
El audito entero se repletó de
escándalo. Junsu abrió los ojos sorprendido y Yoochun solo arrugó un poco el
entrecejo. Desde la sede, donde uno de los jueces levantaba su voz para pedir
calma, uno de ellos retomó la palabra.
—Lo sentimos muchachos, pero en la
ficha de inscripción que debe entregarse con días de anticipación figuraba el
nombre de Kim Jaejoong y Park Yoochun. No podemos admitir cambios al último
momento. Sería injusto para los demás participantes.
Yoochun cerró los ojos, sintiendo
incluso la mirada de Junsu a su lado.
El restó pasó demasiado rápido
para su gusto, se anunciaron a los ganadores, entre los cuales figuraba James.
Yoochun no supo escuchar si el primer, segundo o tercer lugar. Pero se mantuvo
ahí, hasta que el tiempo fue suficiente.
…
…
Junsu no había podido acercarse,
al menos no con la prontitud que le hubiera gustado, tal vez por que tenía las
palabras adecuadas, o por que sencillamente quería dejar que los amigos de
Yoochun le brindaran su apoyo, y le dijera lo que venían diciéndole desde hace
rato.
‘El primer lugar lo merecían
Yoochun, perdieron por nimiedades’
Cuando finalmente el lugar volvió
a quedar casi vacío, Yoochun estaba cabizbajo, ajeno al resto y probablemente
también a su presencia. Fue cuando Junsu que debía acercarse, mirando el reloj
en su muñeca, Junsu avanzó un poco más.
—Yoochun… lo del concurso
—No fue tu culpa.
Las palabras rápidas de Yoochun,
lograron tomarlo por sorpresa. Igual que su mirada y la pequeña sonrisa en sus
labios.
—Me jode haber perdido por una
estupidez técnica como esa, pero no fue tu culpa, Junsu.
—¿Te irás a casa?
—Mis padres se fueron hace mucho,
les dije que quería pensar y que ellos aprovecharan el tiempo para pensar en
Yunho.
—¿Él está bien?
—Ayer en la noche me escribió.
Ambos están bien.
Junsu bajó la cabeza. Recordando
de pronto que si, Yunho no se había ido solo. Apretó un poco sus manos, con su
celular sonando de pronto. Seguramente era Junho.
—¿No piensas contestar?
—Sé para que me llaman, creo que
ya debo irme.
Yoochun asintió y Junsu suspiró.
—Quería regalarte esa copa, pero
creo que las cosas no siempre salen como planeo. Hasta pronto, Yoochun.
Tomándolo por sorpresa una vez
más. Junsu lo abrazó con fuerza, con una que no había utilizado antes, casi
dejándolo sin aire. Sus manos viajaron hasta su espalda, incomprensible aún
para él, por que de pronto Junsu lo abrazaba tanto.
Luego vino la despedida, Junsu
medio sonrió y giró, caminó hacía la salida de aquel auditórium casi vacío que
sus pasos dejaban atrás.
…
…
Jaejoong entró a la habitación del
hotel tratando de mirar su tatuaje.
Resultaba difícil cuando se
hallaba cerca de su cadera en la parte posterior, y aunque dolía mucho, aún
intentaba ver algo. Yunho desde su lugar, tomando un poco de agua, sonrió
divertido.
—No lo vas a ver, luego te tomo
una foto.
Jaejoong entrecerró los ojos y
sintió el cuerpo de Yunho aproximarse tentativamente, con una pequeña sonrisa
en los labios que logró dejarlo que se acercara y colocara las manos en su
espalda.
—Gracias, Jae.
—Es solo un tatuaje Yunho. No
exageres.
—Sabes que no me refiero a eso.
Yunho logró que sus rostros se
acercaran, que sus narices se acercaran y el ambiente cambiara por uno un poco
más lleno de confort que antes. Cerrando los ojos y extendiéndose por varios
segundos.
—Te amo…
—Yo también.
Aún costaba decirlo, pero Yunho
sabía lo importante que era cuando estaba a semanas probablemente de un adiós
definitivo. No había hablado con Jaejoong al respecto pero sabía que estaba
sobre entendido.
Y ahora eso era importante, no
solo sentirlo, no solo demostrarlo. También decirlo.
Solo para que no lo olvidara.
Por que no se olvidaran demasiado
pronto.
Para que durara un poco más de lo
que el resto creía, y tal vez entonces la palabra futuro podría ser un poco más
aceptable.
…
…
—¿Viajas este fin de semana a
Japón, verdad?
Heechul detuvo su paso y suspiró.
Con Siwon a su lado haciendo exactamente lo mismo mientras caminaban de regreso
a casa de Kim, quien parecía más bien metido en sus pensamientos.
—Lo sabes, por supuesto que si.
Siwon soltó un pequeño suspiro,
metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón y mirando hacía el gran
cielo casi oscuro de esa noche.
—Hable con mis padres hace unos
días. Soy bueno con el japonés y al parecer a ellos no les parece tan mala idea
de que termine mis estudios por allá.
Primeramente Heechul abrió mucho
los ojos, sorprendido por lo que Siwon había soltado de la nada y
sucesivamente, frunció el ceño.
—¿De qué estás hablando? Claro que
no… Siwon tú no puedes… yo no…
—No te estoy preguntando, te estoy
comunicando, voy a estudiar a Japón. Tal vez hasta en la misma universidad que
tú.
La simpleza con la que Siwon
hablaba, despreocupado de lo que Heechul pudiera decir o pensar, exasperó a
Kim.
—¡Te estoy hablando en serio!
—Yo también, ¿acaso no puedo
decidir estudiar donde me de la gana?
Fue inevitable, Heechul mordió su
labio inferior y desvió la mirada.
—No me hagas esto Siwon.
—¿Hacer que? ¿Perseguirte hasta el
fin del mundo, para aprovechar el tiempo que antes desperdiciamos?
Heechul escuchaba los pasos de
Siwon acercarse, cautelosos y lentos.
Esos brazos lo rodearon por
completo, lo ciñeron a su cuerpo con fuerza y luego un beso se depositó en su
frente. Abrigándolo. Haciendo que Heechul borrara un poco de esa nostalgia que
lo cubría.
De pronto se vio aferrándose a la
camisa de Siwon con fuerza, con ese desasosiego que lo había estado
persiguiendo con el paso de los días desapareciendo y tornándose en una pequeña
sonrisa.
Podía creer un poco más, en él, en
sus palabras, en su tiempo.
En que no estaba solo otra vez.
…
…
Cerca de las ocho de la noche.
Yoochun aún dudaba del por qué estaba ahí.
Junsu había actuado extraño,
demasiado para que él pudiera quedarse como si nada, y la residencia de los Kim
totalmente a oscuras no ayudaba. Ajusto el abrigo a su cuerpo y suspiró.
Tenía que marcharse, dejar las
cosas pasar y ya.
Pero no podía.
No fue hasta que escuchó una de
las puertas de fierro abrirse, por uno de los vecinos que giró hacía la derecha
y trató de colocar una sonrisa en sus labios.
—¿Deseas algo jovencito?
—Si, ¿sabe por si acaso si la
familia Kim demora en regresar?
El hombre a unos metros suspiró un
poco antes de terminar de sacar la basura y limpiar sus manos.
—En realidad, dudo la fecha en que
puedan volver. No nos comunicaron nada al respecto.
—¿Fecha?
Yoochun arrugó el entrecejo.
—Pues según tengo entendido, los
señores Kim mandaron a sus dos hijos al extranjero, y al parecer viajaran con
ellos por un par de meses antes de regresar por su trabajo, pero tanto Junho
como Junsu se quedarán allá definitivamente. Ellos seguramente me llamarán para
ver como están las cosas por acá con su casa y eso, ¿quieres que les de algún
recado de tu parte?
Más tranquilo de lo que esperaba,
Yoochun movió su cabeza negativamente. Con una sonrisa diminuta en los labios,
con un ‘gracias’ apenas susurrado, su auto no estaba lejos, y justo en ese
instante no pensaba en nada.
Ni en la ausente despedida.
Ni en lo mucho, que había supuesto
que eso algún día pasaría.
El problema era… que había sido
muy pronto.
…
…
Publicado por: Nesly.
Estado: Tired.
Escuchando: Love in the ice.
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