Frena el corazón
Yoochun sonrió, encendiendo su celular
una vez la filmación hubiera terminado, Jaejoong a su lado se movía
constantemente, esperaba ansioso que el celular terminara de encenderse e
incluso murmuraba trozos de alguna canción de moda.
Era inusual verlo
así, con sus hombros moviéndose y sus labios siendo mordidos a cada segundo o
simplemente haciendo pucheros.
—Pareces un niño
pequeño— Comentó, volviendo a su celular que empezaba a vibrar cada tanto al
estar encendido pero Jaejoong solo bufó y tomó su celular de inmediato.
—No es cierto.
—Andas muy feliz
últimamente— Yoochun finalmente guardó el teléfono, mirando escrutadoramente al
mayor —¿Es por ella?
—¿Ella?— Las
cejas e Jaejoong se alzaron por igual —¿De quién hablas?
—De la chica del
aeropuerto, la que no pudo llegar ese día— Yoochun inconscientemente sacudió su
cabello largo –Ah… Eso sí fue un gran desplante ¿cómo has podido perdonárselo
tan fácilmente? ¿No tienes orgullo?
Jaejoong en
cambio sonrió.
—La verdad no
hemos hablado sobre eso.
—¿Ah, no?
—No— Amplió su
sonrisa mirando los mensajes en el celular y Yoochun aumentó su curiosidad –En
realidad solo nos besamos, mucho tiempo.
—Wow…— Rio Park
de repente –Esa chica es de armas tomar.
Jaejoong lo vio
por un segundo, luego rio con ganas, como si le hubiera contado un buen chiste,
aunque él no terminara de entender la situación, y al final Jaejoong no
quisiera explicárselo tampoco.
…
…
—Podemos llamar a
la secretaria, seguramente estaba enterada del paradero de su jefe a esas horas—
Junsu asintió, revolviendo un poco los papeles, con una sonrisa repentina,
causante de una magnífica idea —¿qué sucede?
—Quizá por eso no
coinciden las versiones. ¡Ella estaba con él!
Yunho alzó su
mirada entre los papeles, como si la conclusión fuera lo suficientemente
factible de repente. Las manos curiosas de Junsu seguían buscando entre sus
pertenencias y él se dedicaba a encontrar los números necesarios, pero su
celular empezó a tintinear y Junsu sonrió de lado sin dedicarse a mirarlo una
sola vez.
—Son muchos
mensajes— Junsu sonaba incluso divertido —¿No piensas irte ya?
—Estamos en algo
importante.
Los dedos de
Yunho ya empezaba a responder los mensajes, sin embargo Junsu fue veloz,
levantándose de su lugar y quitándole el celular, dejando pálido al mayor.
—Nada de eso.
Faltan como cuatro días para el juicio y ya tenemos casi todo listo— Le
devolvió el aparato y Jung pareció volver a respirar –Vete ya.
—¿En serio?
—Que sí.
Junsu termino por
sacarlo a empujones de la oficina. Y Yunho ya marcaba el número otra vez,
cuando las puertas del ascensor se cerraron, Kim se permitió sonreír. –En
verdad… Hace mucho que no lo veía así.
…
…
El auto de
Jaejoong era asombroso, elegante, moderno y envidiable, cuando Yunho pudo estar
dentro de él sus ojos lo recorrieron con presteza y curiosidad, se había
colocado el cinturón de seguridad sin problemas y cuando Jaejoong al fin
encendió el motor sus ojos lo miraron de verdad.
Tenía puesta esas
gafas azules sobre los ojos, el cabello rojizo caía por su rostro de una manera
en que su piel parecía aún más tersa de lo normal. Quizá Jaejoong si
fuera de otro mundo, pero Yunho solo sonrió, su propia mente lo traicionaba
cuando se trataba de él.
—Estoy
acostumbrado a que la gente me mire demasiado— Jaejoong conducía rápido y
parecía sonreír, de esa forma torcida tan suya que era hasta impredecible –Sin
embargo nunca pensé que tú también terminarías siendo un fan más.
—Créeme, no soy
tu fan.
Jaejoong regresó
a mirarlo discretamente, la carretera no le permitía más.
Pero al cabo de
unos segundos solo negó suavemente y volvió a sonreír.
—Tienes razón. Si
fueras mi fan serías muy odioso, es mejor que te quedes como mi amor de
secundaria.
—¿Amor? ¿Eso
suena aún peor?
Yunho rio y
Jaejoong pronto lo acompañó. No sabía que era eso, ese juego constante de
lanzarse verdades incómodas en forma de bromas, era sutil y mucho más llevadero
de lo normal.
De pronto
Jaejoong se encontraba tomando su mano mientras conducía y aunque la primera
vez Yunho se alejó y las siguientes parecía tensarse, ahora, unos seis días
después parecía adaptarse fácilmente al toque de su mano e incluso enredaba los
dedos con los suyos.
—¿A dónde iremos
a almorzar?
—Bueno, como
sabrás no puedo ir a cualquier parte.
Yunho rodó los
ojos –Lo sé, tú y tus ínfulas de famoso.
—Como sea…—
Jaejoong prefirió ignorarlo –Hoy iremos a mi departamento.
La mirada de Jung
regresó a Jaejoong casi de inmediato, el mayor ya daba vuelta en alguna esquina
y el pecho parecía agitado para Yunho, como si caballos galoparan sobre él y en
ese instante solo deseó no ser descubierto.
—Tengo que
regresar en una hora al trabajo.
—Yo en dos—
Admitió Kim, con una sonrisa más pequeña en esta ocasión –Pero siempre puedes
atrasarte un poco ¿no?
Yunho no parecía
muy cómodo de repente –No lo sé.
—Inténtalo.
El suspiro de
Jung fue el indicio para que Jaejoong se sintiera victorioso, la conversa de
Yunho al celular duró poco, pero a lo lejos podía escuchar la voz de un sujeto
que incluso le decía que se tomara el día libre.
—Abajo.
Tomó a Yunho de
la cabeza, haciéndolo agacharse de inmediato y Jaejoong oportunamente entró en
el garaje de su edificio, completamente alejado de los paparazzi que andaban
revoloteando por ahí. Yunho se alzó molesto por el fuerte movimiento pero Kim
solo sonrió apenado.
—No te podían
ver, ya sabes.
Esta vez Yunho no
contestó, únicamente arregló su cabello y la mirada de Jaejoong lo hizo
sentirse un poco menos incomodo que al principio.
…
…
—Espera un rato.
Jaejoong se
apresuró en cerrar las ventanas. Quedar lejos de las miradas curiosas y Yunho
se dedicó a mirar el lugar hasta que fuera completamente seguro.
—Ha de ser
horrible— Comentó, llamando la atención del mayor que ya respiraba tranquilo,
camino a la cocina –Vivir así, tan paranoico todo el tiempo.
—Es complicado,
pero es el precio que hay que pagar, supongo.
Yunho asintió,
sentado sobre uno de los bancos altos junto al mesón de pronto el cuerpo
delgado de Kim se movía de un lado a otro con presteza, de pronto cocinaba, al
otro cortaba verduras, se encontró sonriendo solo con verlo así.
Días atrás cuando
lo único que habían hecho fuera besarse, solo hubo una despedida, incómoda e
insegura. Yunho ni siquiera pudo dormir bien, pero Jaejoong no llamó, no le
volvió a escribir, y su pecho se oprimía en desesperación.
Terminó por
invitarlo a almorzar, se suponía que aclararían las cosas, aunque internamente
solo le bastaba con verlo otra vez, pero de algún modo terminaron en su carro
comiéndose a besos otra vez.
De eso hace seis
días. Y hoy por alguna razón estaba en el departamento de él, lo miraba cocinar
y sonreía como idiota a ratos. ¿Qué le pasaba en realidad?
—¿Cuánto tiempo
te dieron?
—Junsu dijo que
me tomara el día libre— Aceptó el jugo que Jaejoong le ofreció y suspiró –Pero
con dos horas está bien, tú también tienes trabajo al que regresar.
Jaejoong pareció
pensativo de repente, mordía su labio y finalmente salió corriendo directo a la
habitación. Yunho no preguntó y optó por sentarse en el sillón. Ojear una de
esas revistas mientras el olor de la comida ya era percibido y Jaejoong parecía
demorar.
—Oye, Yunho—
Cuando finalmente Kim apareció, se había sentado junto a él, con una sonrisa
amplia y sus ojos fijos en los de él —¿Nunca tuvimos la oportunidad de una
cita, verdad?
La pregunta cayó
como un bloque en el estómago.
—¿Qué?… Eh,
bueno— Horrorosamente avergonzado –No, nunca.
—Pues ya es hora
de una.
—¿No crees que
vamos muy rápido?
—No, no lo creo—
Jaejoong se acercó y lo besó, como si callara con eso todas sus palabras –Ahora
ve pensando a qué lugar iremos después de almorzar.
—Pero…
—¡El arroz!
Jaejoong saltó a
la cocina, Yunho seguía ahí con los labios todavía sintiendo el tacto de
Jaejoong y su pecho inestable todavía. ¿Qué pasaba con él? Sin embargo
cuando el celular volvió a sonar, inconsciente lo tomó entre sus manos y
entonces su expresión se ensombreció.
—Namin…— Susurró
con cuidado y su estómago se revolvió. Terminó por apagar el celular y
guardarlo en el bolsillo del pantalón. Afectado y nervioso todavía.
—¿Qué pasó?—
Preguntó Jaejoong desde el mesón —¿Te llamaron de la oficina? ¿Te tienes que
ir?
Parecía
preocupado en verdad.
—No, nada de eso.
—¿Entonces la
cita sigue en pie?
Los ojos de
Jaejoong parpadearon emocionados y él seguía sin sentirse adecuadamente estable
como para sonreír.
—Claro que sí.
Pero la respuesta
salió autómata y complacida a la vez.
…
…
Por favor no me muerdas de repente que hay gente aquí
Habla en voz baja que todos pueden oír, por favor no te enojes más
Que me estoy volviendo loco desde que me he enamoré de ti.
Que bonito, aunque hay timidez, siguen juntos.
ResponderEliminarGracias!!!