Paraíso de papel
Im Yoona sintió
una ola de vergüenza cubriéndola, así de arrebatador y triste, tanto que trato
de mirar a un lado y a otro, tanto que bajó un mechón de su cabello para
ocultar el rostro aun magullado por los golpes y evitó su mirada, esa mirada de
Jung que ahora la contemplaba con desconcierto o pena. Yoona en realidad no
tuvo el valor para ver esos ojos por más tiempo.
Solo volvió a
encogerse, mientras Namin se sentaba junto a ella y le preguntaba si estaba
bien, la voz de la mujer no aplacaba las ganas de salir corriendo que ella
tenía, pero Yunho habló, dominando la situación en menos de un minuto: Namin
abandonó la habitación y Yoona, luego de un par de minutos más, solo echó a
llorar.
Fueron por los
menos diez largos minutos en los que las manos de Yunho en algún momento
tomaron las suyas y el llanto amargo en el que había caído presa lentamente se
detuvo, notando entonces la manera en que Yunho acariciaba sus manos y casi
hasta las contemplaba.
—No han cambiado
—habló el hombre— Siguen siendo igual de suaves.
La referencia a
sus manos logró capturarla un instante, Yunho le sonrió como cuando eran
jóvenes y su rostro radiante la consideraba la mujer más hermosa que sus ojos
habían contemplado. Yoona hace tanto que no sentía una mirada como esa.
—Yunho…
—Namin me habló
de tu caso —trató de sonar suave a pesar de todo— Pero nunca imaginé que en
realidad fueras tú.
Otra vez sintió
ese malestar en la boca de su estómago, los cortos que se repetían y se
sacudían en su cabeza vertiginosamente, los golpes, los gritos, su rostro, su
orgullo y su dignidad heridos por igual. Yoona suspiró. Y Yunho levantó la
mirada herido, el brillo de Yoona se había apagado, y a pesar de todo, cuando
le sonrió, Yunho apretó sus manos un poco más.
—Necesitas ayuda
Yoona.
Sin embargo, como
si un relámpago hubiera atravesado frente a ella, Yoona alejó sus manos, y
sacudió la cabeza de inmediato. No necesitaba ayuda. Ella no estaba mal, solo
había sido un incidente, que se les salió de las manos.
…
…
—¿Qué sucede?
Yoochun habló muy
cerca de su oreja, tanto que Jaejoong se tomó su tiempo para cerrar los ojos y
tratar de relajarse ante la impresión de tener al otro prácticamente respirando
cerca de su cuello, pero apenas apretó el papel entre sus manos y luego se alejó
un par de pasos, protegiendo un poco de su espacio vital.
—Es otra carta de
la militarizada.
—¿Otra? —Yoochun
frunció el ceño un poco, rascando su nuca y haciendo un mohín con sus labios—
Creo que sería bueno ir haciendo las pruebas hyung. A mí también me están
solicitando lo mismo, no podemos evadirlo más tiempo.
Jaejoong tenía
motivos, muchos motivos que lo detenían a la mitad del camino entre sus
pensamientos y lo que ocurría mientras apretaba el papel entre sus manos y
respiraba profundo.
—Estamos a punto
de terminar la serie —Murmuró para sí mismo— Quizá va siendo hora de
pensármelo.
—En fin —Yoochun
estiró su cuerpo, soltando un largo quejido —Si te decides me avisas, a lo
mejor yo también me animo.
La palmada suave
en la espalda acompañada por esa sonrisa carismática que solamente su compañero
podía tener lo hizo sentir relativamente relajado. Sin embargo Jaejoong respiró
hondo de nuevo y miró por un rato más, el pequeño papel entre sus manos y los
sellos correspondientes que lo hacían pensar más allá de lo adecuado.
…
…
—Entonces ¿qué
has sabido de su caso?
Goongsu sintió
que hace mucho no veía a su amigo, en realidad más bien parecía que Yunho
estaba evitándolo y Goongsu no parecía muy disgustado con eso. Namin andando
por todos lados lo mantenía esclavo a esa sensación horrorosa de sus
sentimientos muertos años atrás. Unos que parecían revivir cuando la veía pasar
junto a él.
—En verdad no me
esperaba que fuera esa Yoona —Comentó luego de un rato,
bebiendo junto a Jung un poco de café— La atendí cuando llegó de emergencia,
pero luego el caso le fue delegado a uno de los doctores de planta. No tuve más
contacto con ella. Pero es maltrato físico en evidencia, a menos que la haya
golpeado un maleante tantas veces para robarle algo sin valor, porque ella
estaba con pijama cuando ingresó.
Yunho se removió
sobre su asiento, visiblemente incómodo mientras miraba la taza y luego soltaba
un suspiro, sumido en sus pensamientos y el sonido escaso que había en ese
lugar.
—No podía creerlo
cuando la vi.
—Yunho —La voz
tajante de Goongsu hizo al otro levantar la mirada— ¿Aún…?
Y la insinuación
de su amigo, que en su cabeza parecía una locura absoluta, lo hizo negarse de
inmediato mientras sacudía la cabeza y alzaba incluso un poco las manos.
—Por supuesto que
no, de ningún modo —Alegó velozmente— Es solo que cuando Namin me habló de
ella… Jamás creí que terminaría así, ella era hermosa, radiante, con una
personalidad arrolladora y triunfadora. ¿Qué le pasó en el camino?
—A lo mejor Kim
Jaejoong la destruyó en el camino —Masculló el doctor y la atención de Yunho se
puso en alerta naranja, frunciendo el ceño aunque el otro no lo mirara.
Sintiendo los resquicios de su malestar en el estómago— Después de todo ese
sujeto nunca fue algo bueno para alguien.
—No es necesario
meterlo a él —Habló tajante y cerrando sus puños sobre las piernas, oculto de
la mirada afilada que Goongsu le envío— Ni siquiera sé por qué lo has
mencionado.
—Bueno, salían
cuando nos graduamos ¿no?
—Sí, pero no es
él, con quien Yoona se ha casado.
—Como sea…
—Goongsu agitó despreocupadamente la mano— De todas formas, no me place hablar
de él. ¿Hablaste con ella? ¿Le aconsejaste que le pusiera una demanda al sujeto
eso?
—Sí, pero fue
inútil —Instantáneamente Yunho intentó relajarse —No parece dispuesta, y además
parece tenerle miedo. No la reconozco.
—Deberías pedirle
que hable con la psicóloga.
—Se niega.
Goongsu… —Susurró como si se tratara de un secreto, olvidando por un momento
que Jaejoong había sido un tema de conversación entre ellos —Yoona me preocupa,
temo que en algún momento a ese tipo en verdad se le pase la mano y ella no
pueda resistir como ahora.
…
…
Namin quiso poder
agarrarla de la manga de aquel abrigo azul que llevaba y pedirle que no se
fuera, al menos no con él, pero Yoona ya guardaba las pocas cosas que tenía en
la maleta y su cabello suelto caía lacio y un poco desordenado mientras en el
mayor de los silencios abandonaba la pequeña habitación.
No era su deber
inmiscuirse más allá de lo que ya había hecho al traer a Yunho, pero Yoona le
preocupaba y sus heridas aun eran visibles cuando el chofer del esposo de ella
llegó a recogerla y con su rostro sumiso y resignado, Yoona solo asintió.
—Puedes ir donde
una amiga —Le dijo bajito luego de tomar un poco de valor, y Yoona le sonrió,
con una ironía tan palpable que Namin se sintió pequeña ante ella.
—No soy de tener
amigas precisamente.
—Pero…
—Vendré a
visitarte.
Yoona era más
alta, con esa pose estilizada y su cuerpo delgado, hermosa, tanto que parecía
incluso una de esas modelos que salían en las revistas que solía ojear con sus
compañeras de trabajo. Y Namin por un momento mientras la vio salir de la
habitación, colocándose las gafas de sol, por un momento sintió haberla visto
en otra parte.
Fue un vago
recuerdo que se instaló en su cabeza aunque no estaba muy segura del todo. Y
los recuerdos revoloteaban inseguros y cuando pudo deshacerse de ellos, Yoona
ya no se encontraba a la vista más.
…
…
—Luces distraído.
Jaejoong metió en
su boca un poco de carne y Yunho pareció despabilar un rato. Su cabeza
trabajaba forzosamente en Yoona y el hecho de que tenía que hablar con Jaejoong
sobre ella, por más incómodo que esto le resultara.
—Quiero hablar
contigo —Murmuró bajo Jung, descuidando su mirada de la mesa y el instante en
que Jaejoong arrugó entre sus manos aquel sobre blanco que parecía ser el
motivo de su cena en el departamento del mayor— Es sobre Yoona, ¿la recuerdas?
Una vez resguardo
el sobre sus piernas, Jaejoong miró curioso a Jung y asintió. Aplazando su
charla sobre la militarizada al menos un día más.
—Hoy la volví a
ver.
Y como si el
mundo fuera pequeño, Jaejoong sintió las paredes una vez más cerrando junto a
él y el nudo en su estómago lo hizo bajar la cabeza un poco y mirar la comida
en su plato.
—¿Ah, sí? —Sonó,
o al menos intentó sonar, despreocupado, con otro bocado viajando hasta su boca
y los intensos ojos de Yunho persiguiendo sus movimientos— ¿Y dónde?
—En el hospital.
Al parecer tuvo una pelea con su esposo.
Jaejoong alzó la
mirada atento. —¿Se ha casado?
—Al parecer —Sin
embargo Yunho dibujó una mueca en su rostro y Jaejoong quiso esquivar el tema
desde ahora— Creo que su esposo la maltrata, es más, estoy casi seguro de ello,
pero ella no quiere ayuda.
El celular de
Yunho en su bolsillo pareció tensar a ambos y la mirada de Jaejoong persiguió
al abogado incluso después de que le pidiera un instante para ir a hablar a la
cocina.
—¿Está en tu
departamento? —La voz de Yunho era baja, pero el oído de Jaejoong bastante
agudo— Voy para allá, no dejes que se eche para atrás. Si logramos convencerla
de hacer lo correcto podemos meter a ese maldito a la cárcel. Déjame llamo a
Junsu en el camino y te alcanzamos allá.
Cuando Yunho
regresó, Jaejoong balanceaba el tenedor con sus dedos y su sonrisa ladina
parecía combinar con la manera en que sus ojos atravesaban al abogado.
—¿Te tienes que
ir? —Pronunció lentamente, saboreando la ironía de sus palabras— ¿Otra vez?
—Es importante
Jaejoong.
—¿Yo no?
—¿Qué?
La mirada de
Yunho estaba aturdida, no parecía captar sus indirectas y Jaejoong deseó
morderse la lengua, por cosas como esas odiaba a su impulsividad y el sabor
amargo de su situación se paseó lentamente por su garganta.
—Mañana saldré de
viaje, así que no vengas en al menos unos cuatro días.
Yunho frunció el
ceño, las palabras de Jaejoong sonando tan mal como parecían, pero tenía la voz
de Namin en la cabeza, contándole que Yoona en el último momento había decidido
darle la espalda al chofer y regresarse corriendo al hospital pidiéndole ayuda,
un lugar donde esconderse.
Jaejoong estaba
mirándolo, esperando la respuesta a una pregunta que no había sido pronunciada,
pero Yunho justo ahora tenía su mente puesta en otro lugar, y cuando se pudo
dar cuenta de lo que hacía, había ya agarrado sus cosas y abandonado el lugar.
Kim tenía
amortiguado el corazón desde semanas atrás. Así que el escuchar la puerta
cerrarse fue solamente una cortada más en ese musculo inútil llamado corazón,
que su cerebro le hacía creer tenía una función más aparte de bombear sangre.
Apretó el sobre
sus piernas y marcó el número de Yoochun por inercia, esperando lo necesario
antes de que la voz adormecida del menor le respondiera.
—¿Hyung?
—Yoochun vamos
este sábado a hacernos las pruebas física para la militarizada.
—¿Qué? —Yoochun sonaba
confundido— ¿El sábado? ¡¿Mañana?!
—Dijiste que
vendrías si yo me animaba. Empecemos con todo este trámite. Ya… no aguanto este
lugar.
El silencio de
Yoochun lo tomó completamente desprevenido y Jaejoong empezó a pensar que no
había sido tan buena idea a lo mejor.
—Antes de
cualquier cosa, tú y yo vamos a hablar seriamente, luego, tomaremos ambos una
decisión ¿de acuerdo?
—Yoochun —Y su
voz débil la odió tanto que se lamentó por haber llamado a esa hora— Ven a mi
departamento ahora… por favor.
Agarró con una
mano su cabeza y dejó que un suspiro lento que saliera de sus labios y luego
comprimiera sus emociones.
—Llego en veinte
minutos.
Las palabras de
Yoochun fueron acompañadas por los movimientos de su cuerpo mientras se
levantaba de la cama, justo antes de que la llamada se cortara, en ese
instante, mientras anhelaba la llegada de Park, Jaejoong se trató de convencer
de que quizá, por primera vez en mucho tiempo, había tomado la decisión
correcta.
Había llamado a
la persona indicada.
…
…
Yo, que necesito vivir, todo lo tengo que soportar
Porque es mi corazón el que no funciona
Porque sin ti, entonces este no es el paraíso para mí
Yunho reparte su.amor a.cuenta gotas y ahora que sabe de aun la existencia de Namin sabe porque Yunho es asi y él lo quiere todo y como no es asi se va al servicio para alejarse de ese amor que daña.
ResponderEliminarGracias!!!
yunho no vale la pena, no se porque jae no se busca alguien mejor... no tiene una gran variedad donde elegir!
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