Una y otra vez
Jaejoong nunca
fue un hombre de costumbres.
Usualmente su
vida giraba en torno a todo lo que él quería, miraba por encima lo que deseaba
y de pronto se encontraba a la altura. Ver entrar a Yunho por la puerta de su
departamento se volvió una agradable sensación –que hubiera querido
durara –.
Sin embargo y del
mismo modo, era consciente de que lo que la palabra ‘sacrificio’ significaba, y
había llegado a la conclusión de que definitivamente no iba consigo. Estaba
entonces esa noche, con el whisky entre las manos, aquel que algún productor le
hubiera regalado semanas atrás.
La fría botella
entre sus manos conjugaba con el silencio, era extraño, ese gran departamento
en medio de la noche, con la oscuridad y el sonido de su respiración solo era
un poco más escalofriante de lo normal.
Pero Jaejoong
pensaba y sus hilos ligeros de ideas se perdían entra la imagen casi imposible
de Namin que se había formado frente a sus ojos. Ella ahí, tan hermosa y madura
tomada de la mano con Yunho, con ese aire pasivo y alegre que no le combinaban.
Si se detenía
ahora…
Si simplemente lo
sacaba de su vida, entonces Yunho desaparecería. Solo así.
Pero Namin era
entonces tan despreocupada y Jaejoong no quería enfrentarla, porque era
humillarse, admitir que se había dejado engañar como un niño de cuatro años.
Podía cerrar los ojos. Descansar y sacarlo de su vida.
Así de fácil.
Solo hacerlo mínimo frente a él.
…
…
—No luces muy
bien.
Jaejoong sintió
la mano de Yoochun sobre su hombro.
—No dormí mucho.
—¿Noche
entretenida?
Incluso el tono
juguetón en la voz del otro, fue apacible, lo hizo sonreír, pretender que todo
estaba bien, que esa molestia interna no fluía entre sus venas, queriéndolo
destrozar todo, quizá así podría ahogar un poco de frustración.
—¿Vamos a beber?—
Habló bajo, desviando la conversa y mirando de soslayo al menor que solo logró
fruncir el ceño una vez más —¿Qué dices?
—Supongo, después
de grabar, ¿verdad?
Jaejoong solo
asintió, con el peso de la grabación sobre sus hombros, el sueño que lo hacía
lucir terriblemente cansado. Y el espejismo de Yunho desgarrando su franqueza
todavía, en cada llamada perdida que quedaba en su celular.
…
…
‘Jaejoong oppa
luce muy cansado’
‘Debería darse un
tiempo para descansar. No es usual verlo tan desanimado’
‘Oppa no te sobre
esfuerces’
Los portales de
internet no solían ser lo suyo, en realidad Yunho manejaba el internet y sus
medios únicamente en lo vitalmente necesario, pero esa curiosidad suya
despierta por la ausencia de Jaejoong lo arrastró hasta sus pasos.
Se descubrió
vergonzosamente tipiando el nombre de Jaejoong en su teclado, y las ventanas
habían caído una tras otra con diferentes noticias. La más reciente mostraba
fotos de Jaejoong, tomadas de lejos y con la mejor calidad que se podía, con su
rostro tapado y gorras que usualmente no usaba.
Todas bajo la
misma nomenclatura: Kim Jaejoong bajando de peso. Luce más cansado de lo
habitual.
Y la prensa
empezaba a valerse de comentarios sueltos, los rumores corrían, pero Yunho no
tenía esa descaro, no era capaz de ir tras él y preguntarle por su ausencia,
por dejar de lado el viaje que él mismo había planeado.
Suspiró lento,
con la imagen de Jaejoong enmarcada por la preocupación de sus fans, miró sin
intención el anillo que permanecía en el cajón de su escritorio y pensó que era
el momento menos indicado.
¿Por qué no se
podía haber enamorado de Namin y ya?
Eso calmaba sus
males, lo borraba todo. Vivía en medio de toda esa doble moral que cubría sus
necesidades, si se arriesgaba por Jaejoong quedaría tan terriblemente expuesto,
que simplemente ignorar no sería la solución.
¿Quién iba a
cubrir su espalda cuando a nadie le fuera a importar si se trataba de amor de
verdad o no?
¿Quién lo iba a
sacar de las miradas y los susurros?
Esa entereza que
tan escasamente tenía lo alejaba de los demás, su mundo pequeño, ese en el que
tenía que valerse de todo para sobrevivir le era arrebatado. Jaejoong tenía esa
ventaja, aunque fuera mínima de tener fama y compasión porque tiene fans, porque muchos lo
quieren. Entonces enfrentar al mundo no será tan difícil.
Aunque su
sociedad lo rechace…
En cambio él, un
tipo normal, cuantas puertas ve cerradas ante sus ojos, cuanto dolor y
sufrimiento como para quedar a la sombre de Jaejoong. Tan agotado que nada
puede surcarle un poco de esa pena.
—¿Hyung?
Yunho levantó la
mirada confundido, sin saber cuánto tiempo puede haber permanecido Junsu ahí,
desde la puerta de la oficina y con un par de carpetas en las manos. Pero
siente a través de sus ojos que ha notado su estado de inanición.
Pudiera ser más
sencillo, si el panorama de su vida no estuviera en caos.
…
…
—Sería bueno que
te tomaras unos días.
Junsu conducía
por las calles como un experto, concentrado en las vías y señales que tenía a
su paso, pero Yunho callado y agotado únicamente pudo asentir y mirar por la
ventana, el reflejo pequeño de la luz y las personas que iban caminando de
regreso a casa.
Pudo sentir en
más de una ocasión la mirada de Kim sobre si, tan preocupado e incapaz de
invadir su privacidad que quizá Junsu no lo sepa, pero fue algo que Yunho
agradeció un montón de veces.
Había estudiantes
por todos lados de camino al departamento de Jaejoong, y bien, quizá Junsu ni
siquiera sabía el lugar al que lo llevaba, o más bien con quien, pero Yunho
quería creer que su preocupación mínima bastaba para que no se enterara de nada
más, al menos por hoy.
Si las calles se
alargaban un poco más tuviera tiempo de pensar en Namin, quizá acabar con todo
sería el final de sus problemas, y su único tormento pendería del único hilo de
hacer publica esa relación que en realidad no era necesaria.
Tal vez…
Pero ella lo
mantenía al borde de la cordura, soltar su mano sería lanzarse desprevenido en
las de Jaejoong.
—¿Es aquí?
Yunho reconoció
el pequeño portón, el hombre grande que siempre cuidaba la entrada de los
carros, que ya lo conocía y lo saludaba amable cada vez que llegaba,
seguramente sin saber para qué exactamente. No era su trabajo, no cuando uno de
los inquilinos autorizaba su entrada sin restricciones.
—Sí, aquí es.
Se quitó el
cinturón sin demasiada prisa, decidió incluso caminar. Hasta el edificio que
aún estaba lejos y Junsu solo suspiró, con su mirada hacia adelante una vez
más.
—Nos vemos el
lunes, hyung.
—Es miércoles.
—Te dije que te
tomes un tiempo para descansar.
Junsu apenas
sonrió antes de marcharse de ahí, sin devolverle otra mirada más, Yunho
entonces miró su camino hasta el lugar. El edificio pintado de gris se veía
lejano, sus pies cansados no llegaban, pero decidió ver sus posibilidades de
llegar hasta él, aunque fuera terriblemente agotador y casi un suicidio para
todo lo que le había tocado construir.
…
…
Kim Jaejoong se
encontró a esas pocas horas de la noche parado en la mitad de su piso, viendo
de un lugar a otro el estado en el que había quedado ese espacio tan suyo que
tanto le había costado construir.
Yoochun había
bebido junto a él apenas unas horas, luego lo había dejado de regreso en su
departamento, y Jaejoong ebrio y sin haber podido descargar toda esa rabia solo
lanzó un par de gritos y golpeó la pared. Tal vez, fue ahí donde todo empezó.
Luego se encontró
arrojando todo al suelo y rompiendo lo que podía, el esfuerzo de su vida y sus
noches. Las numero vidas que había vivido desde que empezó actuar, su rostro
sonriente y amable cada que era invitado a un programa y los coqueteos
infaltables en cada lugar.
Roto o
desgarrado, cada trozo de lo poco que quedaba había muerto en el suelo, lejos
de su alcance y sus manos dañadas, tal vez si hubiera llorado, hubiera sido más
fácil. No tuviera la vida puesta en el suelo otra vez.
El timbre sonó y
temió porque fuera su mamá, estaba cansado de las llamadas, de las
preocupaciones y las promesas poco válidas que tenía que decir.
—Jaejoong…
Apenas escuchó su
voz y fue como si lo hubiera esperado todo este tiempo. Caminó lentamente sin
preocuparle el desastre a sus pies.
—¿Yunho?—
Preguntó por diversión, porque su voz la reconocería incluso bajo las piedras.
—Quiero verte.
Sonó tan lamentable
que incluso sonrió. Yunho no servía para engañar a las personas, Jaejoong
siempre se había jactado de conocerlo demasiado bien. Y era esperable que se
encontrara incluso atormentado, sin saber que él sabía ya de la presencia de
Namin.
Pero para Jaejoong,
Namin sigue siendo una sombra inestable y molesta.
Invisible dentro
de la oscuridad. Y Jaejoong sabía por naturaleza, que él era todo oscuridad.
Cuando abrió la
puerta él estaba ahí, buscaba sus ojos sin pedir explicación. Jaejoong sentía
que estaba bien, no quería mentir, no tenía ánimos para hacerlo, recibió sus
besos de buena gana, y descubrió que era posible necesitar algo así.
Que el nivel de
su amor propio había disminuido tanto y tan pronto, que decidió ocultar esa
sensación de mantenerse a un lado de esa relación, que no pensaba reclamarle a
Jung. Pronto se dejó arrastrar, como si Yunho conociera cada espacio de su
cuerpo, a pesar de los años y sus propias barreras.
Sus manos grandes
y cálidas tocaban la piel de Yunho, y él recibía el mismo placer. No importaba
si eso se acababa mañana mismo. Nadie más lo sabía, si mañana Yunho decidía
marchar, nadie más que él lo iba a saber, el orgullo herido era menos doloroso
entre la soledad. Su memoria puede bloquearlo todo, pero los demás no.
Así que entre la
soledad de ambos Jaejoong dejó que ese cuerpo lo arrastrara entre los pasillos,
probablemente Yunho ni se percató, del desastre que había ahí, tan parecido a
su interior.
Ese que gritaba
desesperado, por un poco de amor.
…
…
Me sigo preguntando lo que vas a hacer, el lugar donde estarás
Pero yo no soy así, nunca he sido así, este amor es tan
fuerte, que aún me tiene aturdido.
Estoy cayendo tan bajo…
…
…
awww al fin juntos..auqnue me preocupa que ambos sean muy inestables.. y que pasará con la odiosa de namin cuando se entere T_____T
ResponderEliminarAwww pobre jaeeee T-T
ResponderEliminarEsperó con ansias la actualización *_*
Espero que Yunho tome una decisión y deje de ilusionar a una de ellas.
ResponderEliminarGracias!!!