Who are you?
-¡Vamos Hyung! ¡Sólo van a ser unos pequeños minutos! –Un chico, que aparentaba estar en su adolescencia, estiraba la ropa del contrario con el que estaba.
-Pero DongHae… -Murmura, no muy convencido el chico de cabellera negra y piel completamente blanca.
-Es cierto, Hyung…. ¿O acaso tiene miedo? –Una sonrisa de lado se posó sobre los labios del más alto, burlándose de la actitud del mayor.
-¡KyuHyun! ¡Claro que no tengo miedo! –Se cruza de brazos, observándole fijamente.
-JaeJoong, anda… ¿Qué malo nos podría pasar? –Comenta, encogiéndose un poco de hombros uno de los chicos que se encontraban con ellos.
-EunHyuk… -Muerde su labio inferior y suspira pesadamente, sabía que no podría contra sus amigos y aunque al último dijera un “no” sería llevado por ellos, asiente suave con la cabeza para después comenzar a caminar.- ¡Está bien! ¡Pero será rápido! ¿Entendieron? –Voltea a verlos, entrecerrando los ojos con la típica mirada atemorizante que usaba cuando les regañaba a cada uno de ellos.
-Vale, Omma… -Murmuran, los otros tres mientras le siguen.-
-¡Y no me llamen Omma! –Suspira pesadamente mientras siguen caminando, comenzando a dirigirse a aquel lugar “tenebroso”.
Un recuerdo vago apareció en la cabeza del mayor, su abuela le había dicho que no fuera y estaba desobedeciendo… pero nada malo pasaría… tal vez su abuela creía en esas historias que se contaban en la ciudad. De que cualquier persona que entrara, nunca saldría y sus huesos se encontrarían afuera de aquella mansión. Tontos rumores que aparecían desde que era un niño, por lo cual, aquella casa nunca era habitada y fue olvidada desde el principio, dejando el terreno baldío y sin dueño.
Entre bromas y risas llegaron a aquella mansión que estaba afueras de la ciudad, observaron cada parte de esta. Sus paredes eran blancas por el exterior y era completamente grande y extensa, a simple vista se podía ver como las telarañas se posaban en las esquinas de aquel lugar.
Lentamente, todos se fueron adentrando a aquella zona, cuidando de que ningún animal se pasara enfrente de ellos, pues a simple vista se podía saber que en aquel patio gigante, habitaban seres vivos. Como ratas, víboras, arañas… de todo.
El más alto, KyuHyun, abrió la puerta inmensa, haciendo que un sonido chillante sonara, todos a pasos pequeños se fueron adentrando.
-Hyung… -Murmura, en tono bajo DongHae, agarrado fuertemente de EunHyuk, sin querer soltarlo.
-Tranquilo, no va a pasar nada –Voltea a verlo, sonriendo, esperando que el agarre de su brazo cesara, pues aunque no lo demostrara, el menor le estaba encajando sus uñas.
-DongHae, eres una niña…. –Niega suavemente con la cabeza el menor de todos, para luego seguir caminando a paso más acelerado, dejando a los demás atrás.- Vengan, vengan, rápido –Se adentró a uno de los cuartos, siendo seguido inmediatamente por DongHae y EunHyuk
-¿Porqué es tan familiar…? –Murmura, JaeJoong, caminando a uno de los cuartos vacíos, donde se suponía que era la sala. Levantó la mirada y pudo observar que había un inmenso retrato de una persona, la cual, estaba algo rasgada.- ¿Quién habrá sido…? –Susurra, como si temiera ser descubierto por alguien. Caminó hasta una pequeña mesa y tomó un libro lleno de polvo que se encontraba en ella, ojeándolo.
Un golpe se escuchó, volteo rápidamente con un grito ahogado y supo que era la puerta. Gritos se escucharon y también el sonido de personas correr, seguramente eran sus amigos. Caminó rápido, dejando el libro tirado en alguna parte de esa habitación y abrió la puerta que había sido cerrada.
-¿Chicos?... –Volteó a ver a todas partes, pues sabía que no lo dejarían ahí, solo.- ¿Dónde están?... Si es una broma, basta, saben que no me gusta este tipo de bromas… -Siguió caminando, hasta notar que había unas escaleras que daban al segundo piso.- KyuHyun, si los has obligado… -Comienza a subir las escaleras rápidamente, pues no le gustaba el sonido a vacío que se encontraba- DongHae, te prometo que no te haré nada si sales… sólo será el pleito con Kyu… -Al llegar a la cima, una puerta gigante estaba enfrente de las escaleras, parpadeo varias veces y abrió la puerta.
Sus ojos se abrieron en demencia, lo que estaba arriba era un contraste del primer piso. Ahí, todo parecía estar limpio, las luces estaban encendidas y todo acomodado. A pasos inseguros, caminó lentamente hasta situarse en una silla de oficina que se encontraba atrás de un gran escritorio. Seguramente ése era el despacho…
La puerta en la que había ingresado, comenzó a chillar, volteo rápidamente con la silla, cubriendo por completo su cuerpo. Su corazón sonaba en demencia, era sólo una persona, podía saberlo por el sonido que hacían sus zapatos al caminar. Pero también sabía que no era ninguno de sus amigos. Tragó en seco y esperó a algún indicio de la otra persona.
-Sé que estás aquí… -Era una voz profunda pero a la vez suave.- No te haré daño si te muestras –Lentamente, fue moviendo la silla hasta poder demostrar donde se encontraba.
La persona que estaba en frente de él, era un chico que aparentaba tener a lo mucho 24. Lucía demasiado formal, tenía un pantalón negro de vestir, una camiseta blanca que le llegaba hasta las muñecas, con un chaleco encima de esta, del mismo color que el pantalón.
-¿Quién eres?... –Preguntó por fin Jae, la persona que estaba en frente de él se le hacía tremendamente familiar, pero desconocía quién era. Los ojos de la persona que estaban en frente de él, se abrieron en demencia y se acercó rápidamente a él, tomando su barbilla y alzándola levemente.-
-¿Kar…? –Mordió su labio inferior y le soltó, negando con la cabeza varias veces.- No, no eres él… ¿Quién eres?
-JaeJoong… -Se sentía cohibido, mirándole fijamente con algo de miedo.-
-JaeJoong… -Repitió, tratando de memorizar el nombre de la persona que tenía en frente de él.- Soy YooChun, el dueño de este lugar.
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