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Sus ojos estaban colgados de un perfecto cubo de rubik.
Los colores se intercalaban con sus delgaditos dedos mientras meditaba cada movimiento. Alrededor, dentro de esa inmensa habitación elegantemente decorada y fría, las personas vestidas con finas ropas negras caminaban, miraban y pretensiosas murmuraban entre sí, mirándole sin apuro y sin una sola señal de disimulo. Tan asquerosas. Sus bocas se movían de forma asquerosa y las silabas sonaban como una música de burguesía infame. De esa que lastima poco a poco matando inconscientemente.
Él prefería no escuchar absolutamente nada, y sin embargo escuchaba cada palabra claramente a través de sus oídos.
Estaba a casi nada de culminar una cara más del cubo. La roja era su favorita.
<<-¿Por qué lo hizo? Nadie sabe qué fue lo que realmente le motivó. -Pobrecillo… Quizá lo manden a un orfanato, nadie sabe de algún familiar que pueda hacerse cargo. -¿Qué hay del testamento?- Es el jodido heredero único. –Quizá el padre regrese también a por él. –Dicen que está enfermo, loco. No saben dónde está. Está prófugo… ¡Qué horror! – ¿Y qué había de la madre, no lo estaba también…? Pobre… -¿Y si él está igual se zafado…?>>
Solo unas cuantos giros más al cubo y…
<<¿Y si él también lo está…?>>
El estruendoso ruido de la mesa de cristal que adornaba la estancia anestesio los murmullos y la atención mal distribuida. Las voces quedaron extintas y la expectación salto al descubierto. Aquellos murmullos se los había tragado un cubo de rukib terminado que yacía entre los cristales rotos.
El pequeño huérfano ya no estaba más en esa estancia.
Un pequeño niño lloraba a escondidas en un rincón oscuro y solitario de su habitación.
Aquella voz endeble y trágica la conocía perfectamente. Sabía perfectamente de quien se trataba. ¿Cómo no podría saberlo…? ChangMin conocía perfectamente a ese niño que yacía en el suelo siendo tragado por el desconsuelo y la brutal tristeza.
Era su voz; su llanto; su dolor, era él mismo de pequeño.
Fue como volver a vivir aquello que tantos años atrás había pasado ya. Algunas veces apenas y se paraba a recordar aunque fuese un poquito de lo que había sido su infancia en aquellos años. Ahora a veces a penas y se detenía un segundo en su ajetreada y lujosa vida para preguntarse cómo se encontraba. Por aquel entonces, cuando era un niño, el concepto de felicidad lo sentía tan lejano de una realidad, el miedo y la confusión se lo tragaban vivo, y ahora en su vida adulta… seguía sintiéndose igual de infeliz, y tan lleno de inconformidades. A veces todo aquello ocurría y lo recordaba en sueños como aquel, que luego, al despertar, eran simples flashazos borrosos e inconstantes. Escenas perdidas de una niñez olvidada, y que poco importaban. Y cuando por su mala suerte, un resquicio de aquellas alucinaciones nocturnas se quedaba en su mente, las olvidaba rápidamente… Forzosamente.
ChangMin deseaba infinitamente olvidar, o fingía que olvidaba y no recordaba. No conocía sentimiento más intenso que esa necesidad casi insoportable de olvidarse de todo aquello… Pero no podía, en el fondo, olvidar absolutamente. Todo aquello se quedaba allí como fotografías mal enfocadas que se escondían, y que quizá no volvía a ver en algún tiempo, pero que sin embargo allí se estaban como un cruel verdugo….
Había sido como volver a escucharles a todas aquellas mujeres y hombres, era como si todo aquello llegara solo para hacerle sentir vulnerable. Incluso mirarse de infante, le hacía asquearse de sí mismo; verse tan débil y solo…
ChangMin abrió los ojos apenas la luz se incrustó en sus parpados. Le dolía la cabeza. Todo se veía nublado y apenas iluminado por una tenue luz, muy ligera, muy apagada, silenciosa. Paso sus ojos por el espacio en el que se encontraba. Había estado soñando… y se encontraba desorientado. Todo estaba en completo silencio. Sólo había una venta, y ésta estaba cubierta con una cortina interminable, apenas visible a causa de la poca luz que se escurría por su periferia: una enorme cortina azul marino, casi negra y que poco iluminaba la estancia con la luz exterior. Debajo suyo, las mantas de la cama se removieron cuando intento levantarse para mirar detenidamente todo. No podía adivinar si se encontraba amaneciendo o rayando el crepúsculo, solo sabía que la boca la sentía seca y pastosa, sedienta, y que dentro de su cabeza, algo estaba punzando quedamente.
-¿Quién eres tú?
Escuchó en medio del silencio, agudizando sus sentidos y poniéndolos en alerta, asustándose en el proceso. Era una voz seca, y hueca, quiso hallar al emisor en medio de esa oscuridad que casi se tragaba la habitación entre más pasaba el tiempo. Indudablemente estaba anocheciendo e indudablemente se encontraba en total desventaja e indefenso. No lograba visualizar nada. Sintió miedo y mucha ansiedad. El corazón comenzó a latirle con fuerza, y su piel a sudar frio en segundos.
-¿Quién eres tú? – aquella voz volvió a escucharse.
El corazón le dio un tumbo. Sonaba diferente, y por un momento a ChangMin le pareció que se trataba de otra persona. No lo era, simplemente el tono había cambiado y el volumen había desaparecido. El tono era el de una persona desolada… Su miedo comenzó a disiparse en el lugar, entre las mantas y la luz que poco a poco se extinguía. Había logrado sentarse sobre la cama antes de saberse de la compañía de alguien más. -¿Qué es lo que…? - Esta vez tuvo suerte, y tentando a esa misma suerte e incertidumbre, logro girar sobre su cuerpo lo suficiente para enfocarse en un punto oscuro, allí donde provenía aquella voz. Intuía. En aquella aparente habitación, no había amenaza, era simple.
ChanMin había permanecido en completo silencio, y lo único que se escuchaba eran las palabras y preguntas vacías que sabía eran para él. -¿Por qué?...- Pero los sollozos que comenzaron a acompañarlas le hicieron detenerse un momento. Confundido intento levantarse. Quería acercarse, quería ver de quien y de que se trataba. Sintió una necesidad inmensa de acercarse y saber: de ver. El miedo y la ansiedad habían quedado en el olvido de sus sentidos sin lugar a duda, y ahora tanteando en la oscuridad caminaba con precaución. Los sollozos fue lo único que escucho por un instante. Sollozos delicados y casi silenciosos, diminutos gemidos lastimeros. Algo en su camino se interpuso y uno de sus pies termino por lanzarlo lejos sin la intención y de forma ruidosa. Ese algo se rompió; cristales… Sus movimientos pararon. El llanto en medio de esa oscuridad cesó de súbito. Nada en esa habitación se movió. Podía escuchar su respiración solamente.
-¿Vas a responder algo… de lo que te pregunto? – Ahora se escuchaba enronquecido a causa del llanto. ChangMin sabía de quien se traba.
-¿Tú me has traído aquí…?-
-Te hice una pregunta, y otra, pero no respondes nada… – su voz lánguida y temblorosa se recuperó un poco, comenzando a tragar los efectos de las lágrimas. - ¿Por lo menos recuerdas algo?-
Desde que había despertado no había pensado en otra cosa que en la inmensa sed que tenía y en los golpeteos constantes en su cabeza, que difícilmente y a su pesar, se estaban volviendo parte de él… Había olvidado completamente preguntarse aquello. Difícilmente para él, había olvidado preguntarse lo que había ocurrido y por qué se encontraba allí. ¿Qué mierda le había pasado? ¿Qué estaba pasando? Se pasó la mano por la cabeza y la cara. Hasta ese momento se había percatado de lo que la pregunta encerraba: No llevaba una bata de hospital, no estaba en el hospital. Ya no llevaba ni un solo vendaje o curación cuando se pasó las manos por donde sabia estaban la última vez.
-Yo… no… sé.
Algo en el suelo se movió y de pronto luces rojas de neón iluminaron una esquina de la habitación. ChangMin sintió sus ojos quemarse y luego por fin pudo mirar. El rostro de JunSu salto a su vista, tan claro, húmedo y desgastado. Sus lágrimas estaban intactas sobre sus mejillas y sus ojos le tenían bien enfocado. JunSu parecía estar desconcertado y temeroso.
-¿JunSu te encuentras bien? – Pregunto ChangMin acercándose lentamente, con un cuidado extraordinario. Recordaba perfectamente el nombre de JunSu, tanto como el suyo mismo. JunSu escondió el rostro entre sus manos que habían formado una cortina sobre sus ojos, hundiéndose en ellas sin dedicarle una mirada a ChangMin. -¿JunSu… que sucede?- pregunto de nueva cuenta hundiéndose en un sentimiento que ya conocía. Odiaba esa mirada… No soportaba la mirada que JunSu le estaba dando. Aquella mirada de miedo, o quizá repugnancia.
<<Es un maldito loco. Nos va a matar a todos…>> La voz del pequeño se diluyo con el viento de verano, debajo del sol y entre las sillas a un lado de la alberca. En aquella magnánima casa, habían construido una enorme alberca que era capaz de tragarse los cuerpos de todos esos chiquillos en sus profundidades, Changmin la había mirado unos instantes antes de meterse en ella y flotar entre la trasparencia del agua. Había recordado sin interés cuan más grande era la que él tenía en casa. Los otros niños a lo lejos simplemente le miraban sigilosos y con una precaución mentirosa. Luego de bastantes minutos parecidos a una eternidad abominable, los chiquillos le miraron asustados después de escuchar aquellas palabras y afirmaciones que les sentenciaban sin remedio, luego, sus miradas se clavaron en él con el más sepulcral terror. ChangMin intento levantar una mano para arrebatar esas lágrimas que se confundían con el agua cálida que escurría por su rostro y el resto de su cuerpo, y antes de que pudiera hacerlo, simplemente los niños… salieron corriendo de allí llamando a sus madres con chillidos de horror. Entonces ChangMin no tuvo que limpiar sus lágrimas, y pudo llorar sólo y sin que nadie lo escuchara.
-¡NO! – ChangMin grito. Grito tan alto y enojado, grito en seco, agitado. De una forma sorprendentemente drástica había cambiado su expresión delante del rubio. JunSu entendió, por qué pudo verlo también, aquello que ChangMin había recordado como una película tan real y cercana. Solo entonces JunSu pudo entender aquello que estaba pasando dentro de ChangMin en ese momento. -NO. NO TE ATREVAS A MIRARME ASI… -Los labios de ChangMin se apretaron instantáneamente cuando termino de escupir la última silaba con coraje, su pecho subía y bajaba, y el aire que exhalaban sus pulmones se sentía como una brisa de cólera amenazadora e inminente, pero JunSu ya no le miraba de aquella forma temerosa. Después tendría tiempo para tener miedo. Su semblante había cambiado radicalmente, sus ojos habían dejado de gotear y estaba intentado levantarse. ChangMin le miraba desde su altura, sin moverse, sin atrever a mover un solo dedo. Cuando JunSu estuvo completamente de pie, ChangMin cerró los ojos con fuerza, quieto. Tieso.
-Mis ojos no son como los de ellos, mis ojos no ven lo que ellos veían, ni lo que querían ver. Mis ojos te ven a ti. – ChangMin pudo escuchar como el rubio le hablaba en un susurro. Quiso volver a escuchar su voz, como un placebo que anestesiara aquellas emociones emergentes de algún lugar de su pasado. Era incapaz de abrir los ojos, intentando apaciguar su cólera.
JunSu se acercó tanto como pudo, sin tocarle, tanto para estar casi encima de él, tanto como su altura le permitió. Alcanzo su rostro, contemplando detenidamente su semblante sombrío, intentando indagar en sus facciones duras aquello que el mismo ChangMin vivían en sus pensamientos en ese preciso momento, los cortos circuitos en sus neuronas que traían a su mente aquellos recuerdos y que llenaban con el mismo aire esa habitación parecida a una nebulosa roja como la granada, impermeable. Volvió a susurrarle despacio y suave muy cerca del rostro, muy cerca de su boca, muy cerca luego de su oreja. ChangMin se estremeció dejándose anestesiar. –Mis ojos quieren ver… Déjame ver.-
Y JunSu termino por romper aquella ligera e imprevista barrera de contacto. Deposito ambas manos en las mejillas del castaño y de súbito, como una piedra sin vida, cayó al suelo en seco. ChangMin entonces abrió los ojos inmediatamente, y lo único que pudo mirar en aquella habitación iluminada de rojo, en la que colgaban algunas fotografías y había cámaras fotográficas regadas por doquier, fue a un chico rubio de piel más blanca de como la recordaba, inerte y frio en el suelo.
*
Los pasillos estaban repletos de adolescentes universitarios.
Por donde miraba, aquellas risas y prisas, aquellas voces charlando, aquellos libros, aquellos chicos corriendo o bromeando, le traían como brisas añejas, los recuerdos de su juventud. ‘Apenas unos ayeres nada más’, se recordó con nostalgia, sonriendo con aquello que su mente volvía a vivir mientras caminaba apaciblemente esquivando gente. El cielo anunciaba una pronta tormenta; tormentas de esas que el cielo desata con furia sobre cabezas intranquilas en una cuidad agitada, loca y estresada. Aquella mañana que había despertado, había escuchado en algún lado el pronóstico del clima, toda la semana habría tormentas y quizá hasta nuevo aviso su cabeza habría de cargar con las aguas condensadas de otros lugares lejanos y que quizá ni conocía. Capto la mirada de una chica rubia y bonita que le miraba insistentemente. Entonces apresuro el paso entre aquella jocosa multitud. A lo lejos pudo visualizar lo que estaba buscando , un letrero de madera que tenía grabado ‘Física: Laboratorio 1’ Y antes de que sintiera como la mirada de aquella joven le quitaba la última prenda que llevaba puesta, pudo ponerse a salvo dentro y detrás de esa puerta que cerro enseguida. Suspiro incomodo frente a la superficie de madera con las manos aun en la perilla.
-… recuerdo que antes llamabas a la puerta antes de entrar. Ese modo… no es tu estilo.- el hombre a la distancia subió los lentes sobre el puente de su nariz sin mirarle.
YunHo se giró alzando una ceja en cuanto aquella voz sonó, y sonrió. Sonrió con esos bonitos dientes, y esa bonita boca. –Lo siento, pero me vi amenazado allá afuera. – Aquel hombre permanecía con los ojos bien puestos en su monitor.
-Un detective de la policía, ¿amenazado por un montón de jóvenes universitarios? No me cuentes… -volvió a hablar aquella voz con un aire de incredulidad. Con aquella incredulidad que YunHo recordaba.
-¿No recuerdas que tan zafados pueden estar? ¿A que no recuerdas? –YunHo levanto aún más aquella ceja. Justo desde su posición miro al fondo de aquella sala.- Lo dice aquel que casi quema un laboratorio de química, y que casi hace explotar una escuela entera en su juventud…
-¡Pf, ni que lo digas! Eso fue de locos, y persisto en mi defensa, todo fue con fines de aprendizaje y mera experimentación.
YunHo volvió a sonreír ante la firme y estoica respuesta que apenas y le había sacado una mueca al otro. Acercándose hasta donde se encontraba, atravesando con parsimonia las hileras de pupitres ya vacíos, dijo cuando por fin estuvo frente al escritorio repleto de libros, en el que detrás de una laptop, aquel pelirrojo descansaba sobre su cómodo sillón con ambas manos cruzadas sobre su escritorio y le miraba simplemente. –Hola JaeJoong. –
Allí estaba aquel JaeJoong inexpresivo, siempre orgulloso y pretensioso.
*
Sus pasos resonaban en aquella sala, en medio de los muebles. Cada segundo que pasaba embargado por la incertidumbre, aumentaba un decibel el sonido de sus zapatos raspando y chocando contra el suelo. De a ratos apresuraba el paso desahogando su ansiedad cuando creía tener una luz de posibilidad en medio de las innumerables opciones que vislumbraba y de las cuales había agotado muy pocas, presa del miedo… Del miedo a que fuesen reales.
Habían pasado tres días. Tres días sin poder conciliar el sueño más que a diminutos intervalos, y los cuales eran interrumpidos cuando despertaba para ir a trabajar o para salir a buscarle. A cualquier lado, con cualquier persona, con casi todas las posibles y poquísimas personas que conocía. Por supuesto en última instancia… estaban sus tíos. Aun no sabían si tendría que por fin ir con ellos en un gesto desesperado.
Su casa, aquel modesto departamento que sabía era herencia de los difuntos padres de JunSu, había quedado descartado desde el principio. JunSu no se encontraba nunca allí cuando desaparecía.
Habían sido numerosas las veces que estas circunstancias se habían repetido en el pasado. Alguna vez su ausencia se había manifestado por más de dos semanas ininterrumpidas. Alguna otra ocasión por casi un mes entero. Eran incontables las veces que JunSu desaparecía sin decir nada, y pese a que había aprendido a no preguntar –muy a la mala-, YooChun podía sentirse “tranquilo”. JunSu solía no aparecer por días, pero siempre se lo decía a YooChun. Siempre. Luego, pasado un tiempo, asimismo avisaba cuando le vería. Y regresaba, sonriente, y le abrazaba y le regalaba un beso cósmico que le mostraba las estrellas. Y YooChun no podía refutar o preguntar nada más, se dejaba perder en ese universo llamado JunSu y como un astronauta temerario simplemente se aventuraba y conformaba con lo que ese pedazo de cielo le decía, le contaba y le mostraba.
Alguna vez YooChun pregunto. Tuvo la incontenible curiosidad de saber la razón de sus ausencias, y entonces se arrepintió de haberlo hecho. JunSu le grito, JunSu lloro… Y YooChun prometió que no volvería a preguntar. Se lo prometió a sí mismo no pudiendo contener la amargura de verle llorar. JunSu muy en el fondo, se lo agradeció sinceramente y sin decírselo. Cierto era que a final de cuentas… YooChun había conocido a un JunSu perdido misterioso, y así perdido le había pedido, completamente enamorado, entrar a su vida como fuese. Y JunSu “lo había hecho parte” de una vida desconocida y tan misteriosa.
De pronto y de súbito, se dio cuenta de esa complicada y extraña relación que tenía con JunSu, increíblemente casi la mitad del tiempo que llevaban juntos, JunSu se había perdido en quién sabe dónde, con quien sabe quién, haciendo quien sabe que… Y él había aceptado eso por… amor. ¿Había sido en esos momentos en que no lo tenía cerca, que… JunSu se convertía en víctima de un secreto tan violento como para lastimarlo? ¡¿Por qué carajos no me lo cuenta?! YooChun se ahogó en silencio reprimiendo un quejido de frustración y las lágrimas que no quería dejar salir por el orgullo roto de un estúpido ingenuo. Su teléfono celular sonó, y sacándolo de sus pensamientos y preocupaciones se apresuró a cogerlo. Era un mensaje de texto. Aclaro su garganta y sus ojos para poder leerlo.
>>“Perdóname. Debí avisarte lo del hospital, lo lamento tanto… Estoy bien. No te preocupes. Te veré pronto. Te amo.” <<
Al día siguiente que YooChun fue al hospital, darían de alta a su chico rubio. Pero cuando llego aquella mañana con una sonrisa colgándole en los labios, pronto la escupió entre los dientes al enterarse de que dos pacientes habían huido de ahí, y que uno de ellos era su extraño novio. Entonces YooChun espero recibir pronto una llamada o un mensaje de texto, estaba completamente seguro de que lo recibiría en cualquier momento, como esperando aquel protocolo que JunSu había inventado inconscientemente cada que algo raro pasaba, o cada que como sospechaba, desaparecía. Pero no recibió nada. Ni esa mañana, ni por la tarde, ni ya llegada la noche, ni al día siguiente, ni el siguiente en la mañana. Ni en una vida próxima.
Termino de leer con los labios apretados, conteniendo quizá las lágrimas o el cólera, o el miedo, o la felicidad de saberlo con bien. Quizá se le electrizaron los músculos agotando un suspiro, o conteniendo su amor. Se tensó conteniendo muy en el fondo, una flor amarga que hacía tiempo había nacido en su estómago, y se relajó luego suspirando por fin enamorado y lamentablemente conforme. Lamentablemente tan conforme…
Su reloj marcaba la 1:35 am. -¿En dónde estás…?- Le pregunto por última vez a su soledad.
Por lo menos aquella madrugada el miedo habría de desaparecer de sus sueños, y tendría que lidiar solamente con la incertidumbre de conocer su paradero. Por lo menos aquella noche, Park YooChun podría dormir “tranquilo y conforme”.
*
Las risas de los niños resonaban y se mezclaban con el chapoteo del azul del agua. El color de sol, aparcado por las recientes y necias lluvias, combinaba radiantemente con ese celeste brillante y el color grácil de las pieles desnudas y los trajes de baño. La transparencia de las cálidas brisas envolvía los arcoíris de sentimientos en esa alberca y fuera de ella. De entre tanta agua cayendo del cielo, estaba ese día soleado, como una recompensa de plegarias de niños con voluntad y necesidad de jugar.
A lo lejos, las madres orgullosas, miraban a sus hijos jugar y de a tantos conversaban entre ellas contando las últimas noticias relativas a su sumo interés colectivo. Y en un rincón, apartado del albornoz, un niño caminaba intentando no pisar las líneas amarillas del caminito de piedras que guiaba al pequeño jardín de aquella casa, apartado y oculto de las miradas que no había sobre él. Sus piecitos, fundados en unas sandalias, esquivaban ágilmente cada línea que se interponía en su travesía. Luego de haber llegado a la línea número 25, fue que escucho el llanto de otro niño, un llanto que recitaba profunda tristeza, un niño que lloraba solo y escondido entre tanto verde.
Las líneas habían dejado de llamar su atención, quedando olvidadas debajo de uno de sus pies. Detuvo sus pretensiones de seguir jugando y con ganas protectoras y curiosas se internó en aquel jardín bien distribuido y colorido. Las ramas de algunas plantas grandes cubrían aquel espacio como brazos poderosos y fuertes, resguardando aquel precioso tesoro de bellas flores. Allí, en el fondo, de entre toda esa elaborada flora fructíferamente hecha, se encontraba un niño, uno igual o más pequeño que él, mostrándole únicamente su pequeñita espalda.
Su cuerpo saltaba por el hipo de su llanto, y sus gemidos salados y desolados escurrían por todas partes.
-¿Por qué lloras? – El pequeñito no contesto, así que volvió a intentar atrapado en una lástima y curiosidad inmensa - ¿es que los otros niños… no quieren jugar contigo?
El llanto siguió, cada vez más nítido, cada vez más profundo; cada vez más hipotónico.
<<-¡Jun. Cariño!->> Aquella era la voz de su madre que había notado su ausencia, pero Jun no la escucho. Jun ya no escuchaba más que el llanto de aquel niño en medio del verde.
Sus pies se movieron y sus labios se abrieron de nuevo en una pregunta. -¿Quieres jugar? Yo puedo jugar contigo… - Jun no supo cómo mas consolar a aquel niño mientras se acercaba.
Aquel pequeño dejo de derramar lágrimas de súbito y Jun dudo un segundo en seguir allí. La espalda del niño comenzó a temblar y sus palabras salieron roncas y secas. – Juega conmigo… -contesto por fin, levantándose y comenzando a caminar en dirección a la parte más oscura del jardín.
-Juguemos… -los pies de Jun siguieron a donde el niño llorón se perdía. En medio de una oscuridad fría…
Luego, las ramas que protegían y cubrían aquella jardinera comenzaron a envolver a ambos niños, marchitándose feroz y tristemente alrededor de sus cuerpos.
*
Sus ojos se abrieron sin más en medio de la oscuridad, secándose casi al instante por el impacto del aire en sus esferas oculares. Se incrementaron tanto y tan grandes y luego ardieron fugazmente antes de cerrar de nuevo sus ojos. Llevo sus manos a su rostro y froto sus parpados con fuerza.
Había visto de nuevo a aquel niño de llanto solitario, sombrío… y abrumador. Algo estaba pasando de nuevo, algo muy extraño, y tan extraño como la última vez. De pronto recordó todo lo que en las últimas horas y días había circulado en su línea de vida. En aquella película que tanto odiaba. Apretó los puños instintivamente mientras su cuerpo se contraía en medio de los recuerdos debajo de sus parpados limpios.
Indubitablemente algo estaba pasando. Un espasmo más le atravesó el cuerpo y le lleno de un gélido frio que le llego hasta el cerebro, hasta su conciencia y sus pensamientos, luego… todo desapareció y por fin pudo abrir los ojos sin miedo. Todo estaba casi oscuro y de inmediato reconoció el lugar y la luz de su lámpara. Miro el reloj a su lado: 4:32 am. Froto sus manos tratando de conseguir algo de calor. Aun sobre su cama improvisada, intento girar su cuerpo, pero algo le detuvo. Algo grande, y pesado, un ronquido y el calor de otro cuerpo, el aroma peculiar de una persona; un olor a perfume caro.
Su voz salió como un susurro arrullador. –ChangMin…
El castaño no abrió los ojos, y siguió perdido en sus sueños como si JunSu no hubiese hablado, como si no le hubiera escuchado nada incluso en esa inconciencia atenta. Su cuerpo estaba a mitad de la cama cómodamente postrado, y el resto; su tronco y piernas descansaban sobre el suelo en una manta. ChangMin dormía a medias sobre la cama y su rostro descansaba plácidamente sobre sus brazos, refugiándose de esa oscuridad, a su lado. JunSu le miro por unos instantes esa madrugada. Unos instantes que duraron hasta que el sol comenzó a escurrirse por su ventana y cortina mal puesta, entre preguntas que se formaban cada que ChangMin hacia algún gesto entre sueños, o cada que arrugaba la nariz. JunSu se estaba llenando de más preguntas entre más suspiros salían de la boca del castaño. JunSu se estaba llenando de preguntas mientras recostado, y sin tocarle, a su lado ChangMin dormía.
*
-Hola YooChun… eh, lamento molestarte. Eh… no sé si JunSu este contigo ahora, solo espero que no. Si es asi, es demasiado tarde ¿verdad? Ah… solo espero que no. Em… eh.. Veras… él, hace unos días que vino a vernos, digamos, no fue… No fueron muy bien las cosas acá. Él no me escuchara, no querrá hablarme ahora, solo quería pedirte… -la voz bufo no sabiendo como continuar- Solo, por favor, habla con él… Necesito hablar con él pronto. No lo dejes solo, por favor…-
El mensaje termino y YooChun apago la contestadora decepcionado, intrigado y desconcertado hasta la medula. Decepcionado, porque no había más mensajes de voz que de la tía de JunSu. No había entonces, mensaje alguno de su rubio. Intrigado, porque… JunSu no le había comentado nada acerca de una pele acon su tía. Desconcertado, porque… ¿JunSu no se encontraba bien? ¿Qué había pasado en la casa de sus tios?
YooChun apretó los labios sentado sobre su sofá. Algo estaba pasando… Algo no estaba nada bien.
*
ChangMin no pudo contener su atención. Sus ojos habían estado mirando a JunSu por un largo rato hasta que éste le había notado, interrumpiendo el silencio que les había guardado.
-No tiene nada de raro… Es más normal y común de lo que crees. Muchas personas hacemos cosas diferentes. .- ChangMin había girado el rostro sonrojado, sin decir nada. JunSu, con lápiz en mano, pintaba el contorno de sus ojos llenándolos de negro carbón. El reflejo en su espejo le mostraba dos luces apagadas y cansadas, y que con su pericia tras años de haberse dedicado a coleccionar cosméticos como un gusto caprichoso, ocultaría con maestría bajo una máscara de rubores y polvos, de rímel y secretos, de miedos, y muchas, muchas preguntas.
-Lo sé.- No hacía falta que ChangMin lo preguntara. Desde que había visto a JunSu –detenidamente, luego de que le auxiliara, y de nueva cuenta en la sala del hospital se acercara- había notado sus uñas pintadas, esa apariencia restringida, aislada, y ese enigma sutil y vanidoso en sus ojos delicados. JunSu era una persona diferente. Definitivamente. Diferente en cada uno de los espacios y hoyos por donde mirara. JunSu tenía a un chico pelinegro con él, era simple. -No es la gran ciencia...- volvió a hablar el rubio aun mirando su reflejo ensimismado en lo que veía en él.
-Lo sé.
-No lo parece, tan solo basta mirarte… -ChangMin no volvió a mirarle cuando JunSu le hablo, ocupando sus ojos en mirar a través de la ventana que asomaba a la calle y el cielo levemente nublado en gris. Ya no había más cortina oscura y la lámpara había dejado de ser útil. – Tú pareces venir de otro mundo, ese en donde se puede tenerlo todo. Quizá mirar a un chico ponerse maquillaje y rímel no es algo de todos tus días, ¿o sí? –JunSu sonrió complacido a su reflejo terminando de trazar su ojo derecho para seguir con el izquierdo.
-Es tu vida, son tus cosas. A mí no me interesa, apenas y nos conocemos y quizá ni nos volvamos a ver.
JunSu detuvo de súbito toda acción mirando fijamente su espejo. –No lo sé. Eso espero… -Luego de unos instantes, que ChangMin ni siquiera había notado, sumido en mirar a través de la ventana, JunSu volvió con los trazos negros y gruesos sobre su ojo. –Eso espero-, volvió a repetir JunSu en su cabeza.
-Necesito salir de aquí.
-Yo también. Es hora, vámonos. –JunSu se levantó de su sitio. ChangMin había cumplido en ser paciente cuando el rubio se lo había pedido. Sorpresivamente ChangMin había sido paciente y callado. Sorpresivamente y sin darse cuenta, ChangMin había confiado.
-Es hora de que me digas que mierda es todo esto.
-Es hora, supongo… - Solo espero me creas, agrego una vez más JunSu en su mente, dejando atrás el espejo y cubriendo su cuerpo con una gabardina larga y negra.
ChangMin volvió a regalarle una mirada más, una mirada quieta y peculiarmente curiosa antes de levantarse de su sitio y caminar detrás de JunSu, directo a la puerta de esa habitación. Una habitación que no sabía en dónde se encontraba enraizada, y en un lugar que jamás había pisado. Un lugar donde circulaban personas comunes y corrientes. La gente conversaba, reía, se cubría del frio, miraba, corría por no llegar tarde, caminaba, fumaba; vivía.
Había gente viviendo cuando atravesó la puerta al exterior. ChangMin vio un mundo de gente viviendo su vida y por un momento les envidio con todas sus ganas.
Atravesaron la calle cuando ningún auto se asomó en cada extremo contrario del asfalto, mirando sobre su hombro hacia atrás, diviso un edificio pequeño y bien ubicado; un estudio fotográfico era lo que indicaba el letrero al frente. ¿JunSu era fotógrafo?, se preguntó mientras intentaba esquivar un charco de agua de lluvia en el asfalto y luego mirando la espalda del rubio al frente. Ajusto las cintas de su gabardina, gabardina que le había prestado JunSu, y entonces se internaron en la estación subterránea del metro.
*
-Esa es una historia lamentable, pero no creo que pueda ayudarte en mucho más que en lo que me mandaste. Se trata de uno de los muchos idiomas antiguos casi extintos, algunos ancianos de oriente lo llaman el lenguaje prohibido, sabes a qué me refiero, y de algunas tribus y cultos religiosos lo llamaban el idioma del demonio. YunHo, esto no tiene que ver con cosas sobrenaturales, se trata de ridículos sujetos que intentan llamar la atención de una forma lamentable. Más vale que te des prisa y los atrapes, me asquea pensar en ellos y sus poco originales medios.
-No se trata solo de eso. A ti ya te he dicho acerca de mi teoría, nadie más está seguro de ello, pero…
-No le des más vueltas y detén a esos lunáticos que intentan implantar miedo en la gente usando cosas absurdas e inexistentes para asustar a las personas a cambio de un poco de atención.
-En esta ciudad jamás se habían registrado este tipo de criminales, y mucho menos con ese modus operandi.
-“Detective sonrisa”, siempre hay una primera vez. –Corto de tajo Jaejoong con una sonrisa, como una seña exacta de dejar atrás el tema.
YunHo lo miro detrás de ese escritorio dejando escapar un chasquido y reprimiendo una risa. -Te encantaba mi sonrisa, aunque nunca fueras capaz de aceptarlo, y sigas si poder hacerlo. –Sonrió YunHo accediendo a dejar el tema por un momento en un segundo plano de su visita.
-Sueñas Jung YunHo, sueñas.
YunHo se largó a reír por fin ante la mirada de un Jaejoong sonrojado que intentaba evitarlo ocupándose en cualquier otra cosa que en mirar esa sonrisa bonita de Jung frente suyo.
*
Llegaron a una reja limpia, negra y solitaria después de casi dos horas de viaje por la cuidad. La lluvia había dejado de caerles sobre la cabeza. En algún momento del trayecto había comenzado a llover y ninguno de los dos lo había notado hasta que llegaron a la casa de ChangMin.
-Es el sitio.
-Lo creo.
-Joon va a matarme.
JunSu no entendió cuando ChangMin comenzó a hablar de ‘Joon’, y no pregunto nada. Le siguió tal cual ChangMin le indicaba. El castaño había apenas hablado por un interruptor a un costado de aquella gran e imponente reja, y en minutos, ya estaban siendo conducidos en un auto a través del inmenso jardín a la gran casa que se escondía al final de ese camino dibujado con árboles. Realmente JunSu no esperaba menos, ChangMin no era una persona como él, o como cualquiera otro que hubiera conocido antes, definitivamente ChangMin venia de un mundo completamente distinto al de él.
Luego de que el automóvil aparcara frente a una gran puerta, sus manos seguían resguardadas cuidadosamente dentro de su abrigo, el castaño salió primero, y JunSu titubeo un momento aun sobre el asiento del lujoso coche, ¿le creería?, se preguntó el rubio una última vez antes de salir. Si no lo hacía, él tenía que hacer algo de cualquier modo.
-Hola Joon.
-Señor, han pasado tres días…
La voz de Joon se fue perdiendo en la inmensa recepción limpia de la casa en cuando vislumbro la imagen de JunSu detrás de ChangMin. –Todo está bien Joon, solo quería alejarme de todo. Voy a mi estudio, que no me interrumpan.
-Si, señor.
Joon termino por perderse en algún lugar de la casa y ChangMin comenzó a subir las escaleras que bien puestas adornaban el medio de la gran mansión. La estructura era una especie de esfera, todo era redondo, de dos plantas y con una escalera en medio. Había cientos de puertas estampadas en las paredes, puertas enormes de maderas y numerosas pinturas bien enmarcadas a sus lados. Todo tenía un perfume caro, y a cualquier lado que JunSu mirara, infinitos adornos de cristales hacían la decoración de la casa. Todo era cristal…
-Nunca he traído a nadie a casa. Joon no está acostumbrado. –La voz de ChangMin interrumpió el sonido de sus zapatos en la madera que cubría el piso, luego las silenciosas alfombras.
-Oh, ya veo.-
Los pensamientos de JunSu se esfumaron también. Entraron a una enorme sala. Parecía una enorme biblioteca, con cientos y cientos de libros acomodados en la pared, de todos los tamaños, y colores, al centro, un escritorio de mediano tamaño descansaba, y sobre este algunos papeles y una PC de última generación. Varios sillones acomodados alrededor del escritorio esperaban solitarios.
-Toma asiento en donde quieras.
-Gracias.- Hasta ese momento las manos de JunSu aun en su abrigo comenzaron a sudar.
-¿Ahora vas a contarme todo? Ya hemos venido hasta acá. Que es eso tan grave que está pasando, que es lo que tú sabes, ¿alguien quiere matarme cierto? ¿Cómo y porque lo sabes?
-Deja que responda primero una pregunta.
JunSu dejó caer su cuerpo en el sillón más cercano al castaño. ChangMin ya en su escritorio lo miraba con sus manos sobre la madera.-Adelante.
-Voy a contarte todo lo que sé y de lo que sospecho. Agradezco el que hayas confiado..
-¿Que te hace pensar que confió en ti?
-Bien, -JunSu hizo una pausa- creí te sentirías más seguro si estabas en tu propia casa y no en la de un extraño. – ChangMin carraspeo, aun sin inmutar ni un poco su semblante serio y pesado. -No importa si confías en mí o no, lo único que quiero es que escuches lo que voy a decirte. Ahora, regresando a tus preguntas; es grave lo que está pasando, al parecer… Creo que es muy grave. Aunque aún no se con exactitud de que se trata. Solo sé lo que puedo ver, y lo que he visto mientras eh estado contigo…- JunSu desvió la mirada resguardándose lo mas que pudo en su gabardina, apoyándose en un calor que necesitaba muchísimo. - No sé si lo que quieren es matarte o no, no sé qué es lo que quieren. Y… como y porque lo sé, bueno, no es algo común y lo que la gente vea como normal.
-Espera, no entiendo de que mierda me estás hablando… -los ojos del castaño comenzaron a llenarse de incredulidad. JunSu se removía en su asiento con una ansiedad creciéndole en los nervios.
-¿ChangMin de verdad no recuerdas nada? – ChangMin negó. - ¡Carajo! ¿Qué te pasa?, ¿es que no te das cuenta?
-JunSu, más te vale que me hables claro, - Changmin abandono su silla caminando en dirección al rubio. Sus pasos eran estoicos y firmes, no cabía la duda en cada una de sus zancadas. - porque no estoy entendiendo ni una puta palabra de lo que estás diciendo. Si, confié en ti, porque me ayudaste en el hospital, de verdad... creo que eres una persona confiable -Además de que lejos de estar enojado, ChangMin estaba siendo sincero y estaba preocupado por algún motivo. Además de los hechos evidentes de su desaparición del hospital.- No sé porque carajos desperté en ese estudio fotográfico, que ni siquiera sé si es tuyo. Tú me llevaste ahí… y no sé por qué. ¿Quién eres JunSu? –ChangMin llego al piel del sillón en donde JunSu lo miraba con cierta ansiedad, y muy cauteloso. –Háblame claro JunSu… -ChangMin de verdad deseaba no haberse equivocado con JunSu, deseaba no haberse equivocado en confiar en ese desconocido rubio. -¿Qué fue lo que sucedió en el estudio? ¿Que fue todo eso que dijiste, porque te desmayaste…? –ChangMin trago saliva. JunSu con los ojos bien puestos en los del castaño pareció no pestañear ni un solo segundo mientras le hablaba. Apretó sus gruesos labios que terminaron en una mueca y luego decidió levantarse. Sus manos aun en su abrigo salieron de su escondite cálido, y a la par que su mano derecha salía de su ropa, un par de guantes vino con ella.
-ChangMin, la niña. La niña del hospital. Yo te encontré viendo la televisión, estábamos conversando. Luego apareció ella. Sé que la recuerdas.
-Espera, pespera, espera, e-espera ¿Qué? – El castaño interrumpió a JunSu en frente suyo, a unas cortas docenas de centímetros de distancia, atorándose con sus propias palabras por la rapidez con la que había hablado.
-No fue un sueño, mucho menos una pesadilla. Sé que crees que fue así, que lo soñaste, pero no, eso sucedió. Tú la mataste cuando ella intento hacer lo mismo contigo…
Los ojos de ChangMin se abrieron de una forma casi imposible. ¿Acaso estaba escuchando bien? Como JunSu podía saber eso. “Por supuesto que fue un puto sueño”, se dijo a sí mismo el castaño. –Para JunSu…
-Ella, -JunSu se corrigió- “eso”, ya no era más una niña. Tu mataste a “esa cosa” que quería acabar contigo, no sé por qué razón, mucho menos porque quería hacerlo en un lugar así. Fue algo demasiado arriesgado, sigo creyendo… Lo intento con ese tráiler que arrollo tu auto esa noche, y no conforme con eso te siguió hasta el hospital. ChangMin de verdad quería lastimarte.
-¡BASTA JUNSU! Estas diciendo cosas que no son ciertas, ¡POR DIOS! ¿Qué puta droga te has metido?- ChangMin de verdad no podía creer y seguir escuchando lo que JunSu estaba diciendo.
-No digas esas palabras….
-¡¿Que?!
-No lo vuelvas a nombrar. –Los labios de JunSu se apretaron por un instante mirándole de forma retadora. Luego desvió la mirada, cerrando los ojos, y enseguida volvió a mirar al castaño.
-¡CARAJO! ¡No entiendo nada de lo que dices cada que abres la maldita boca!... –ChangMin termino por desesperarse llevando sus manos a su cabeza entre sus cabellos, queriendo arrancar las palabras que escuchaba salir de la boca de JunSu, arrancarlas y lanzarlas fuera de su cabeza. ChangMin apretó los ojos sintiendo un dolor inmenso llegarle de golpe a la cabeza.
Los ojos de JunSu se llenaron de una angustia y dolor inminente, pero no dudo en hacer lo que pensaba. Soltó los guantes que no se había puesto en las manos, dejándolos caer al piso, y tomando los brazos del castaño, sobre la ropa, retiro las manos con las que ChangMin se apretaba la cabeza. Su cuerpo estaba tan tieso que a JunSu le costó un poco de fuerza lograrlo, luego le pidió que abriera los ojos. ChangMin no entendía como o porque, o de qué forma funcionada, pero la voz de JunSu era un auténtico placebo a sus nervios en ese momento, así que siguiendo el hilillo de voz que tenía JunSu en esos momentos como susurros, hizo caso y los abrió. Sus ojos se encontraron con los de JunSu en ese momento, y por un segundo se perdió en ellos, en lo brillantes y angustiados, preocupados que se veían. Vio como JunSu lentamente suspiraba y luego volvía a tomar aire por la nariz. De pronto el ambiente que habían creado y tornado en una tormenta agresiva y confusa, en su conversación, se esfumo. Sintió sus manos sujetadas por el rubio terminar a sus costados y se quedaron descansando ahí, flácidas y livianas. JunSu era mucho, mucho más bajo que él, en ese momento a ChangMin le pareció una verdad curiosa, y quiso sonreír sin dejar de mirarlo. JunSu lo miro un segundo titubeante, y quizá sorprendido, y luego termino regalarle una mueca muy cercana a una sonrisa titubeante. Luego de ese gesto JunSu extendió las palmas de sus manos sobre el rostro de ChangMin. Los ojos del rubio se cerraron y las pupilas de ChangMin crecieron sobrehumanamente llenándose de negro.
Por unos segundos casi eternos ambos chicos quedaron prensados con fuerza al cuerpo del otro, al primer contacto de la piel de ambos, ChangMin había tomado la ropa de la espalda de JunSu con una fuerza y necesidad brutal, y JunSu había quedado pegado al rostro de ChangMin como sufriendo una especie de descarga eléctrica. Luego de esa eternidad, el cuerpo de JunSu se desvaneció entre los brazos de ChangMin, y éste sin poder sostener el peso de ambos, cayó al suelo junto con el rubio encima suyo, sobre la alfombra de ese solitario estudio.
Antes de que ChangMin cerrara los ojos agotado y abrumado, pudo sentir el corazón de JunSu sonar y golpear aun sobre su mismo pecho y llegar al suyo. Palpitaba ferozmente a una velocidad increíble y por un momento creyó que eso no podía ser posible. ¿Pero qué era lo posible en ese instante?, se preguntó. Luego de ver lo que JunSu le había mostrado, cualquier cosa que JunSu le dijera… o que viera en él, podía serlo. ChangMin estaba seguro de ello. Luego, sintió miedo, sintió un inmenso miedo de lo que se había visto hacer. Las imágenes aún seguían frescas en su cabeza. Era cierto, él había asesinado a esa niña… en ese hospital. Pero no lo había hecho en una forma humanamente posible…
ChangMin había soñado algo parecido, pero a ese sueño le hacían falta piezas, -hasta momentos antes creia que solo se trataba de un sueño- y esas piezas faltantes JunSu se las había mostrado. Ahora la película de memoria estaba competa, y JunSu tenía razón, no había sido un sueño… y él no tenía la apariencia de un humano cuando eso había ocurrido.
-Ya lo recuerdo JunSu, ya lo recuerdo… -Susurro por última vez.
Los ojos de ChangMin por fin cedieron ante una fuerza contra la que no pudo luchar, sobre esa alfombra y con JunSu encima suyo.
CONTINUARA…
ahhhh estoy colgada.... no habia leido este fic... y no encuentro el cap 1 para comenzar a leerla!! por fis donde no encuentro el enlace :(
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarAca esta la lista de capítulos :)
Eliminarhttp://lala-tvxq.blogspot.mx/2013/05/unnamed.html
Y mi blog, donde puedes encontrar este ff y otras lecturas :3
http://mrsbunni.livejournal.com
Saludos :)