Ambas chicas se sentaron en el salón, una con Jaejoong a su lado y otra con Yunho. Para ellas el mundo “normal” que conocían había tocado un punto muy extraño y desconocido. Intentaron explicarles cómo había sucedido todo, pero no tenían forma de saber siquiera cómo habían llegado ahí, y peor aún con maletas.
Yunho y Jaejoong sabían la respuesta, pero en cierto modo era algo extraño de explicar. Sólo quienes jugaban eran capaces de verlos y lo más complicado era que una chica, al no ver a la pareja de su amiga, no podía cambiar en ningún momento. La historia en el lado de ellos comenzaba en sus respectivas casas, porque cada uno empacaba sus cosas para unas merecidas vacaciones.
Jaejoong iría a Canadá de nuevo, porque como muchas veces había dicho a la prensa, amaba los lugares fríos. Yunho, en cambio, daría largos paseos en Volterra, un pueblo de Toscana, Italia. Curiosamente, ninguno de los dos recuerda haber subido al avión, sino haber despertado de una especie de sueño en una habitación de mujer.
Cuando las chicas hubieron escuchado la historia, se levantaron del sofá y dejaron a sus ídolos sentados, mirando al vacío. Llegaron hasta lo que tenían más cerca, la cocina, y se metieron dentro.
-Y bien, ¿ahora qué? Si yo no puedo ver a Jaejoong y tú no puedes ver a Yunho… ¡No es posible cambiar!
-A menos que… modifiquemos un poco el juego. Si al principio deseamos cambiar, deseémoslo de nuevo. Tú pides a Jaejoong y yo pido a Yunho, así de simple. Quizá puedan volver al lugar de donde vinieron, o quizá podamos verlos como se debe.
-¿Crees que funcione?
-Eso espero. ¡Yunho! ¡Jaejoong!
Cuando entraron a la cocina, las chicas explicaron lo que harían. Repitieron el procedimiento a la inversa, como si pidieran que su respectivo “esposo” volviera a casa. Pasaron un par de minutos y no sucedía absolutamente nada. Lo intentaron unas tres veces, pero fue en vano, dejando ir todas las esperanzas que quedaban de cambiar.
Mientras tanto, Yunho y Jaejoong comían a rienda suelta el contenido del refrigerador. Una y otra vez pasaban botes de quesos, fruta, gelatinas y pastas; al parecer tenían hambre… y, al parecer, sí podían verse entre ellos.
-Yunho… ¿Ves a Jaejoong?- Yunho asintió. Y lo mismo se hizo con Jaejoong.
-Creo que descubrí el problema- dijo una de las chicas, tomando del brazo a un Jaejoong que la otra no veía.
-Sí, yo creo que sé de qué hablas. Si el juego es como el programa, durará… dos semanas.
-Lo que quiere decir que… no podrán volver…
-Ni podremos cambiar…
-Hasta dentro de dos semanas.
Ya comprendido (más no resuelto) el problema, cada chica se resignó a esperar, tendrían que soportar vivir realmente con la pareja contraria, sin siquiera saber cómo era vivir con las suyas. Si algo sabían era que debían esperar, y que por nada del mundo podrían ver a su ídolo adorado. Las reglas de este juego eran como las de cualquier otro, y eso estaba más que claro: sin consideraciones ni cambios, dos semanas, ni más ni menos.
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Genial!!! ia kero saber q va a pasar, ojala puedan ver, ambas chicas, a Yunho y a Jae :)
ResponderEliminaresta demasiado weno. Me leere el siguiente :D
Gracias! :)
interesante el juego
ResponderEliminarjajaja quiero jugar!!!!
ResponderEliminarque imporyta si no veo a yunho!!! si tengo a jae al lado jajaja los dos son hermosos no podria quedarme con uno...
bueno si...
con Yunho
pero jae lo reemplazaria tranquilamente y visceversa kekeke
Gracias chicas ^-^~
ResponderEliminarhaaa q buen fic me encanta
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