Se dejó caer distraídamente en la cama pensando en su conversación con Junsu. El haberle escuchado hablar de el tal Yunho en definitiva no le dejaba tranquilo y el sentimiento de culpa le invadía. Debía haber sido él quien estuviera a su lado cuando pasaba por momentos difíciles, quien le escuchara hablar y guardara sus secretos, quien le brindara confianza y seguridad… ¿Cómo era que habían llegado a esa situación? Y las cartas… era un tema delicado que no podía olvidar, no podía perdonarle… tendría que buscar el momento indicado para preguntarle al respecto. Y después Yoochun, ¿debería advertirle?, sería mejor que hablara personalmente con su amigo, no quería que lastimara a su hermano.
A la mañana siguiente se levantó más tranquilo. Le sorprendió encontrarse a Junsu sentado frente a la computadora, muy concentrado mientras el cachorro blanco le miraba con curiosidad desde el sofá.
- Ya me voy- anunció- llegaré tarde, cuando vuelva quiero ver todo limpio- agregó más por costumbre.
- Ya sé- protestó serio sin mirarle.
Junho se encogió de hombros antes de salir de la casa.
Junsu decidió darse un descanso, así que se levantó por un poco de agua, en el camino algo llamó su atención, sobre la mesa había una pequeña caja y una tarjeta. Se acercó con curiosidad, tomando la tarjeta:
Se un artista que llegue a los corazones de las personas
Feliz Cumpleaños
Una sonrisa iluminó su rostro y su corazón comenzó a latir rápidamente, ansioso. Tomó la caja y la abrió, dentro había un reproductor de música rojo con un elegante diseño y debajo había otra nota junto con lo que parecía un comprobante.
Espero que lo aproveches, dicen que es uno de los mejores
Abrió los ojos sin poder creerlo, lo había inscrito en una academia de baile. Justo lo que le hacía falta. No habría podido pedir más, todo era simplemente perfecto. Se sentía increíblemente feliz y esperaba que llegara la noche para poder agradecerle a su hermano. Mientras eso pasaba, decidió preparar algo delicioso de comer a manera de agradecimiento.
Cuando estaba por terminar recibió un mensaje de su mejor amigo pidiéndole verlo.
Le había citado en un parque cercano, caminaba apresurado, se sentía ansioso, llevaban varios meses sin verse. Se preguntaba si había cambiado mucho cuando divisó a alguien parado de espaldas a él al lado de una fuente. Era un joven vestido con pantalón de mezclilla, chamarra de piel negra, el cabello corto peinado con las puntas hacia arriba.
- ¿Yunho?- preguntó dudoso, no lo recordaba tan alto, pero ese era el lugar indicado.
El joven volteó quitándose las gafas.
- Hola Junsu- saludó sonriente recibiendo en sus brazos al menor.
- En verdad eres tú- dijo emocionado separándose un poco comprobando que era su amigo, sólo para volver a abrazarle con fuerza.
- También me da gusto verte- rió divertido ante la actitud de su amigo, aunque debía admitir que había esperado mucho ese momento.
- Como has cambiado- comentó sorprendido separándose por fin de él para mirarle bien, debajo de la chamarra llevaba una camiseta blanca que dejaba apreciar su bien trabajado cuerpo- Te ves muy bien- sonrió admirando el atlético cuerpo de su amigo.
- Vas a hacer que me sonroje- bromeó ante penetrante mirada de su amigo quien parecía querer atravesarlo, sonrió internamente, orgulloso, por haber provocado aquello en el menor. Junsu sacudió ligeramente la cabeza sonrojándose por haber estado mirando de aquella forma el cuerpo de su amigo.
- Y dime, ¿qué haces aquí?- preguntó interrumpiendo aquel incomodo silencio- ¿en dónde has estado?, ¿cuál es la sorpresa de la que hablaste?- le miró con curiosidad buscando un bulto o algo parecido pero no había nada.
- Calma, calma- río ante el cambio drástico de su amigo que volvía a ser infantil- antes que nada… feliz cumpleaños- dijo sacando una péquela caja de su chamarra.
- Gracias- sonrió ampliamente abriendo la caja encontrándose con un par de aretes cada uno con un diamante- son hermosos- dijo abrazándolo- pero, ¿cómo lo pagaste?- le miró confundido.
- Digamos que tengo mi propio negocio- le guiñó un ojo aumentando la confusión del menor.
- ¿De verdad?
- Soy coreógrafo profesional.
- ¿Qué?- exclamó sorprendido.
- Tal como lo escuchas- asintió orgulloso.
- Sabía que lo lograrías- dijo sin saber que más decir lanzándose por cuarta vez a los brazos de su amigo, sentía que las palabras no serían suficientes para expresar que tan orgulloso se sentía- Felicidades.
- Hay mas- sonrió rodeando su cintura, en definitiva no podía quejarse de los constantes abrazos de su amigo, le había extrañado mucho esos meses separados y aprovecharía todo el tiempo que pudiera estar con él.
- ¿Más?- ¿qué podía ser mejor que eso?
- Tengo mi propia academia- informó haciendo que Junsu abriera los ojos admirado- justo aquí- estrechó su abrazo.
- ¿Aquí?- no cabía en su sorpresa, eso era demasiado- ¿en dónde?
- Es una sorpresa- sonrió presionando suavemente la nariz del menor con un dedo.
- Mo, eres malo, - protestó con un puchero- vamos, dime.
- Pronto,- le guiñó un ojo- ahora dime, ¿cómo te ha ido con tu hermano?- preguntó cambiando de tema con lo cual se ganó un golpe en el brazo en forma de protesta mientras el menor se soltaba de su abrazo.
- Vamos bien- respondió aún con el puchero, aunque sabía que de nada serviría insistir, Yunho no diría más si no quería.
- ¿Sólo eso?- le miró alzando una ceja.
- Al inicio fue difícil, era muy frío conmigo,- continuó- pero creo que las cosas han mejorado, aunque aun me tiene limpiando su casa- agregó entrecerrando los ojos.
- ¿Estas limpiando su casa?- le miró sin poder creerlo.
- Bueno, esa era la condición- se encogió de hombros.
- Pero eres su hermano- protestó- no debería haber condiciones.
- Lo sé,- asintió- pero en verdad no me molesta, cuando no esta malhumorado es divertido, y ayer, gracias a él, tuve el mejor cumpleaños que haya tenido en mucho tiempo- sonrió recordando cómo se habían divertido en la pista de hielo, aunque Yunho no parecía tan feliz- también conocí a un amigo suyo, leyó mis canciones y estoy trabajando con él, dice que aun no son buenas así que por ahora sólo estoy haciendo comentarios sobre artistas pero es mi oportunidad para hacer lo que quiero- sonrió orgulloso- además, siempre es muy bueno conmigo…- el sonido de su celular le interrumpió- lo siento Yunho, tengo que irme o llegaré tarde al trabajo- se disculpó después de ver la hora.
- ¿Ya tan pronto estas trabajando?- preguntó molesto- pero si tu hermano debe tener dinero de sobra- le miró ofendido.
- Él no quería que trabajara- se apresuró a aclarar- fue mi decisión- sonrió tranquilizador.
- Que responsable- comentó sarcástico- vamos, te llevo- dijo rodeando sus hombros.
En el camino siguieron platicando hasta detenerse frente a una moto roja.
- ¿Es tuya?- señaló sorprendido la moto.
- Por supuesto- le guiñó un ojo- vamos sube.
Junsu se acomodó detrás de su amigo rodeando su cintura después de darle la dirección. Pronto se encontraron frente a la cafetería en la que trabajaba el menor.
- ¿Quieres pasar?- le invitó señalando la entrada.
- Tal vez otro día, debo volver al trabajo- negó sin bajar de la moto- prometo venir a visitarte- sonrió antes de acelerar.
- ¿Has tenido un buen día?- le preguntó su jefe al verlo entrar tan sonriente.
- Creo que ha sido uno de los mejores- asintió quitándose la sudadera para ponerse el delantal.
- Me alegro- sonrió- escucha, sé que aun no nos conocemos muy bien- dijo repentinamente serio- pero bueno, yo…- suspiró sin saber porque le daba tantas vueltas, no era como si se le fuera a declarar- Feliz cumpleaños- finalizó decidido colocando un pastel con una vela frente a Junsu, no solía hacer esas cosas así que se sentía incomodo- no es gran cosa, no sabía que te gustaba así que lo hice de chocolate, espero que te guste- agregó al ver que el menor no reaccionaba- sé que fue ayer pero…
- Es maravilloso- le interrumpió – gracias hyung- sin previo aviso le abrazó- no debiste molestarte.
- No fue molestia- negó más tranquilo- pide un deseo- le dijo prendiendo la vela.
Junsu asintió cerrando los ojos después apagó la vela al tiempo que el castaño aplaudía sonriente. Ambos se sentaron a comer pastel y platicar un poco.
- Bien, es hora de trabajar- dijo el castaño palmeando su espalda después de unos minutos de agradable conversación
- ¿Lo memorizaste todo?- preguntó Boomi mirando de reojo a Junho que leía atentamente el libreto.
- No es muy largo- se encogió de hombros.
- Escuché que fuiste a un parque de atracciones y te metiste en problemas- comentó sin mirarle.
- ¿Ya esta en los periódicos?- preguntó preocupado.
- Aun no, pero es cuestión de tiempo, deberías tener cuidado- advirtió seria.
- Lo sé- bufó.
- Y, ¿qué piensas hacer esta noche?, habrá un banquete por si quieres ir.
- Creo que mejor iré a casa- respondió indiferente.
- ¿Por qué?, ¿hay algo especial?- le miró suspicaz.
- ¿Qué?
- No me había dado cuenta pero tu hermano es muy lindo- observó mirándole.
- ¿Lindo?- le miró sorprendido- es pequeño y grita mucho- protestó.
- De cualquier forma quieres ir a casa para estar con él- sonrió divertida.
- ¿Cuándo dije que…?- se interrumpió- sabes que no me gustan los banquetes.
- Bien, anda, ve a casa- sonrió poniéndose de pie antes de que el chico tuviera oportunidad de protestar.
Cuando por fin terminó su turno y terminó de ayudar a su jefe a acomodar mesas y cerrar, se dirigió a casa con lo que había sobrado de pastel en una mano.
- ¿También saliste?- preguntó al verlo entrar.
- Estaba trabajando- respondió cerrando la puerta.
- Cierto- aun no se acostumbraba a que su hermanito trabajara.
- Mi jefe me hizo un pastel, te guardé- dejó la caja en la mesa para servir el pastel en un plato.
- Gracias- le siguió a la cocina.
- Junho- volteó serio para quedar frente a su hermano- sobre lo de esta mañana- parecía nervioso- muchas gracias- sonrió abrazándolo después de un momento de duda, sabía que a su hermano no le gustaban mucho esas cosas.
Junho se estremeció ligeramente, definitivamente no podía continuar así.
- Me da gusto que te haya agradado- dijo incomodo.
- ¿Bromeas?, me encantó- dijo emocionado separándose para calentar la comida.
- Sé que debes tomar clases de danza en la escuela pero pensé que sería…
- Es perfecto- le interrumpió- debo prepararme bien si realmente quiero ser artista- dijo decidido.
Junho le miró sorprendido por tanta seguridad.
- ¿Podrás con eso, la escuela y el trabajo?- le miró preocupado.
- Por supuesto- asintió seguro poniendo los platos en la mesa- sólo es cuestión de organizarse- le guiñó un ojo.
Ambos se sentaron a comer y platicar de su día.
- ¿Así que tu jefe se acordó de tu cumpleaños?, debe ser bueno, no llevas mucho ahí- comentó.
- Es el mejor, siempre es muy atento y cocina muy rico, creo que le pediré que me enseñe- dijo pensativo- ah, también vi a Yunho, no sabía que estaba viviendo aquí, malvado- entrecerró los ojos mientras que Junho casi se ahoga- ¿estás bien?
- ¿Yunho?
- Si, yo también estaba sorprendido- asintió- dice que tiene su propia academia aunque no me quiso decir en donde- hizo un puchero.
- Debe estar muy ocupado- observó molesto.
- Si, ni siquiera quiso pasar a la cafetería.
- Bueno ahora que corre su propio negocio no deberías molestarle- dijo agradecido.
- Él siempre busca tener tiempo para mi- protestó infantilmente.
- Pero ahora trabaja- insistió tratando de convencerse a sí mismo.
- Si, tienes razón- suspiró triste.
- Además, tu también tienes muchas cosas en las cuales pensar- advirtió.
- Ya sé- hizo un puchero.
- Bueno, ya es tarde, será mejor dormir- sonrió palmeando la espalda del menor.
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