Intercambio de esposos... no... ídolos cap 5

Jaejoong y yo llegamos a casa, y mi papá me dio un sermón sobre “Llegar tarde a estas horas de la noche”. Fui a mi cuarto con la mirada de aquel chico extraño y me apoyé en la ventana para ver hacia el exterior. Él se colocó a mi lado y estuvimos juntos mirando la nada por un buen rato.

El dolor de la caída “accidental” por las escaleras se hizo sentir y me quejé, creo que en voz alta, porque Jaejoong me miró y buscó una especie de gel en su bolso de mano. Me preguntó dónde me dolía y yo le señalé mi brazo derecho. Lo tomó con sus manos y abrió el gel, de un verde extraño que olía a menta. Mientras lo ponía en la zona que le mencioné, me di cuenta de que sus manos eran realmente bonitas.

Terminó con el gel y me sentí muy bien, aunque en ese momento no supe si fue por la medicina o por quien la aplicaba. Desde hacia un buen rato quería saber dónde iría a dormir Jaejoong, así que le pregunté si le gustaría dormir en mi cama. Yo podría dormir en el cuarto de visitas y así no tendría que molestarlo, además a mi cuarto no entraba nadie de noche, no se darían cuenta del pequeño cambio.

Jaejoong estuvo conforme y bajé a la cocina a buscarle algo de comer, supuse que tenía hambre, aunque ya había comido un buen del refrigerador de mi amiga. Lo vi mientras probaba mi sándwich especial de queso (en realidad no era especial, sólo tenía queso) y creo que le gustó, porque no dejó de sonreír y se lo terminó rápido. Luego de preguntar si quería comer más y obtener una negativa, lo dejé solo para que se cambiara y pudiera dormir.

Cuando cruzaba el pasillo hacia la habitación de visitas, Jaejoong abrió la puerta con el pijama a medio poner, se acercó a mí y me deseó una feliz noche. Le deseé feliz noche también y me fui a dormir con una estúpida sonrisa en el rostro.

Cuando me levanté corrí hacia la puerta y luego a través del pasillo, toqué para entrar en mi propio cuarto y abrió Jaejoong, estaba esperando. Ya se había quitado el pijama y me indicó que bajáramos hasta la cocina. Ahí no había nadie, claro, mi hermano trabajaba y mis padres también. Cuando entramos me quedé sorprendida y abrí los ojos de par en par, pues Jaejoong se había encargado de hacer el desayuno más maravilloso que había visto en la vida.

Sobre el mesón de la cocina relucían cinco platos, pero sólo dos estaban vacíos. Los tres que quedaban tenían rebanadas de pan tostado, trozos de frutas en formas especiales y quesos también cortados en esas formas. Los únicos dos vasos tenían un contenido de color claro, supuse que era jugo… de algo. Nos sentamos mientras miraba maravillada todo eso, creo que Jaejoong se sintió feliz, lo miré y le di las gracias antes de comenzar a comer.

Yo me encargué de limpiar mientras él me platicaba sobre el viaje que planeaba hacer, lamenté que tuviera que pasar por todo esto y me aseguró que aunque no fueran las vacaciones que deseaba, se sentía muy bien allí. Me sonrojé y él también, se sintió extraño, ¿qué pensaría mi amiga de mí? Ella y Yunho debían estar pasándola bien, la llamé pero no atendió, confirmé la duda.

Jaejoong me preguntó si tenía algún videojuego, lo llevé a mi cuarto de nuevo y jugamos un rato en una consola que tengo, también le mostré mi computadora (qué pena, tenía un fondo del grupo) y lo puse a ver mi película favorita. Aunque es un poco infantil, creo que le gustó porque no paraba de reír.

No podía recordar la última vez que me sentí tan feliz, eso quería decir que fue hace mucho tiempo. Él era ese tipo de personas que sólo tenían una alternativa en ti: hacerte sentir bien. En la noche recibí un texto de mi amiga, me dijo que todo estaba bien y que Yunho dormía. Cuando me dio sueño quise despedirme de Jaejoong, pero ya él estaba dormido sobre mi hombro. A decir verdad se veía muy adorable al dormir.

Lo dejé sobre mi cama, lo abrigué y apagué la luz. Me disponía a cerrar la puerta cuando me deseó buenas noches con voz tenue, le sonreí y me fui a mi nueva habitación de reemplazo. Cerré tras de mí y me senté en el suelo. Había pensado mucho aquel día, en Yunho y en millones de cosas más, así que me quedé dormida ahí en el suelo y no supe nada más.

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