Juego de niños Interludio II

Puso los pies en la mullida alfombra y los restregó ligeramente. Sentía el cuerpo algo pesado por no haber dormido tanto como hubiera deseado pero a cambio se sentía ligero por dentro. Miró a la ventana, alcanzó a ver las hojas de maple que se arremolinaban en el balcón y la noche anterior le vino de golpe. Una sardónica y satisfecha sonrisa se plasmó en sus facciones.

Tenía que hablar con Junsu.

Se levantó y fue a su cuarto. Cuando abrió la puerta y vio que estaba completamente enroscado en sus cobijas como una oruga, no pudo reprimir las ganas, saltó a la cama y comenzó a sacudirlo.

-¡Qué!- chilló Junsu sorprendido.

-Shhh- indicó Changmin sellándole los labios con un dedo-. Vas a despertar a todos. Anda, te invito a desayunar. Te espero abajo, no te vayas a tardar.

Dicho esto, salió de la habitación y fue a cambiarse.

~ o ~

Fueron a un cafecito ratonero que había cerca, era agradable, sabroso y era raro que entrara gente ahí.

Al pasar, la calidez del local se impregnó en sus rostros. Se quitaron los abrigos, subieron al segundo nivel y se sentaron al fondo. El salón era de estilo occidental antiguo, la madera oscura cubría el piso y la mitad las paredes, papel tapiz en el resto; empotradas en las paredes había lámparas de vitral con distintas flores dibujadas, una lámpara por cada mesa.

Casi inmediatamente después de que se hubieron instalado, apreció la encargada.

-Bienvenidos- les dijo entregándoles dos cartas y poniendo los oshibori frente a ellos, luego se retiró.

Changmin abrió la bolsita y lo sacó; se limpió la cara y las manos, la cálida humedad le pareció muy agradable.

-¿Y a qué hora llegaron ayer?- le preguntó a Junsu, doblando la toallita y dejándola en la bandeja.

-Como a las dos o tres, no recuerdo- contó con una risa insegura.

-¿Hasta esa hora en Ginza?- cuestionó jugando.

-No, después nos pasamos a Roppongi- Changmin alzó las cejas suspicaz, Junsu rió-. También quería hacer tiempo, esperaba que te sirviera de algo…

-Mm…- tomó la carta para ir eligiendo en lo que pensaba qué le diría primero.

-¿Pasó algo?- insistió Xiah.

-Jugamos cartas y… Digamos que cuando Jaejoong se fue subieron las apuestas.

-Pocker de prendas- sugirió Junsu emocionado.

-Algo un poco más…- insinuó Changmin.

El otro sonrió con complicidad.

-¿Y qué tal, Yunho ya está más… manejable?

Asintió.

-Todo fue extrañamente normal- se permitió el oxímoron-. La apuesta decía que el otro no podía negarse así que…- declaró un poco avergonzado.

-¿Llegaron muy lejos?

-Más o menos, ¿y sabes qué?- rió calculador- Creo que Jaejoong nos oyó.

-Y lo dices tan tranquilo…

-Por mí mejor- el otro lo miró sin entender-. La verdad, me preocupaba un poco.

-¿Por lo que te dije de que Yunho me confirmo que se habían ido juntos ese día?

-No sólo eso, también, cuando salí de tu recámara esa noche, lo vi meterse a la de Yunho- las palabras le supieron amargas.

-¿Gustan ordenar?- les interrumpió la señora.

-Para mí un bikkuri sundae pafe, por favor- pidió Junsu.

-Un club sándwich y un café moka.


-¿Crees que quiera meterse con Yunho?- preguntó el mayor retomando el hilo cuando la encargada de se fue.

-Eso siempre ha sido más que evidente- obvió.

-¿Y Yunho?

-No lo sé, siempre ha sido muy complaciente con él, sería difícil decir qué pretende ahora, ¿no crees?

-¿Y qué vas a hacer?

- Creo que bastará con seguir haciendo movimientos de doble tirada… Como ayer. Me seguirás ayudando, ¿verdad?

-Claro- aseguró Junsu inmediatamente.

Changmin se mordió el labio y se echó para atrás en la silla pensativo.

~ o ~

Tenía mucha flojera, y aprovechando que era fin de semana decidió quedarse en pijama todo el día.

Se metió a su amplio ropero para cambiarse. A diferencia del de los otros, el suyo era oscuro y un poco tétrico, para rematar, casi al fondo de tenía un viejo y ancho espejo de cuerpo entero con orilla de madera tallada que sólo a él le gustaba. Se quitó la ropa despacio frente a él y se observó con cuidado: Yunho le había dejado una ligera marca cerca del ombligo, pero nada comparado con las que él mismo le había hecho.

De nuevo eso, siempre eso en su cabeza. Qué fastidio. Estaba empezando a cansarse pero no podía abandonar, mucho menos ahora que había más de dos manos en la mesa de apuestas.

Fue a dejar la ropa sucia y vio la punta de su mascada asomarse por el filo del canasto. Un gusto a hiel le llenó la boca. Ese día se había molestado un poco por la sucia táctica de Yunho, pero a fin de cuentas dicen que en la guerra y en el amor todo se vale, lo que realmente lo había turbado era descubrir que había más de dos implicados: ese día de repente había aparecido Jaejoong en medio como una burla hacia él, era inaceptable; así que sin dudarlo había pedido la ayuda de Junsu para armar un plan y humillarlos a los dos, tanto a Yunho como a Jaejoong.

Claro, Yunho había encontrado su debilidad y pensaba que con eso tenía toda la ventaja, eso era un poco ingenuo de su parte, él también había encontrado la suya: siguiendo su intuición e imitándolo, había descubierto que su oponente era propenso a dejarse llevar fácilmente por la ternura y los cariños (le parecía lamentable que su Hyung pudiera ser manipulado con algo tan simple), por eso, al ganar, se había comportado de manera que hiciera vulnerable a Yunho para que se confiara. Y al parecer lo había logrado con una facilidad que hasta a él mismo le sorprendía.

Cuando Yunho ganó la cuarta partida, pensó en dejarlo hacer simplemente, pero mientras se concentraba en lo suyo había presentido a Jaejoong, aceptaba que al principio se había sentido nervioso, mas luego había decidido aprovechar y dejarlo escuchar. De no haber sido por su aparición, simplemente se hubiera dejado consentir por Yunho y lo hubiera dejado ahí plantado al terminar, pero, ¿cómo desperdiciar tan buena oportunidad de vengarse de ambos? Tanto como si Jaejoong jugara por su cuenta como si fuera cómplice de Yunho, seguro que no había sido agradable para él..

Sonrió con arrogancia. ¿Qué pensaría Yunho, que sería sencillo ganar jugando a dos bandas?

Suspiró. Lo que tenía que hacer ahora era permanecer tranquilo y observar las reacciones de los otros dos. Y algo muy importante, no debía permitir que ninguna clase de sentimiento le estorbara.

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