Seúl Corea.
Jihan miró los papeles en sus manos, y con un suspiro instalado en los labios dio por terminado la lectura de aquel papel. Repasando cada letra que indicaba el eminente fin de lo que alguna vez su matrimonio.
Segura de haber tomado la decisión correcta, cerró la carpeta. Asintiendo ante su abogado que sonrió complacido y se levantó, dedicándole unas últimas palabras de agradecimiento por la confianza y despidiéndose con un asentimiento y estrechamiento de manos.
Cuando finalmente el hombre se marchó, Jihan fue directo a la cocina a servirse un poco del jugo que esa mañana los empleados habían hecho para el desayuno. Sentándose en la mesa de la cocina y con una sonrisa de tranquilidad.
Había sido un divorcio tranquilo. Su esposo lo había perdido todo, a su hijo unos años atrás y ahora ella. Sus decisiones erróneas sobre la sociedad y el que dirán lo habían arrastrado a ello.
Jihan no podía hacer nada por él, no podía seguir junto a él, mientras no cambiara su forma de pensar. Pensó en que extrañaba mucho a su hijo, recordó a Jaejoong esperando por que el muchacho volviera junto a Yunho algún día.
Recordó entonces el sobre que su abogado le había entregado y lo abrió. La identificable de su ex esposo y bebió un poco más de su jugo.
No supe ser un buen padre, ni tampoco un buen esposo.
Sean felices, intentaré volverme una mejor persona. Digna de ustedes, digna de sus recuerdos. Alguien digno de pertenecer a sus vidas irremediablemente.
Sé feliz hijo mío.
Busca a la felicidad que por tantos años huyó de ti, mi amada Jihan.”
La nostalgia invadió su ser. No se llenó de esperanzas.
Decidió que por el momento lo mejor sería concentrarse en hacer algo por sí misma. El tiempo diría y daría muestras del cambio de Kangsae, sería este su momento. Y trataría de emprenderse una nueva meta.
Algo, como lo dijo su hijo. En lo que concentrarse, le deparara un mejor futuro.
…
…
Akihabara, Japón.
Yunho miró hacía el interior de su local.
Con una expresión serena, las chicas, con bellas sonrisas en el rostro se movían con eficacia, siendo amables. Los clientes se veían complacidos y tranquilos. El ambiente del local justo en ese momento era el mejor.
La música suave le recordaba a la vaga imagen de Changmin, Yoochun, Junsu y Jaejoong de un lado a otro, caminando entre las diferentes mesas, con sonrisas y los gestos molestos de Jaejoong.
Apretó el jarrón con café en sus manos. Ahí donde recitaba la algo gasta frase de ‘Mi jefe es el mejor’ recorrió con la llama de sus dedos las letras, que en cualquier momento empezarían a desaparecer.
—Más te vale, Jaejoong. Regresar antes de que eso suceda.
Y un suspiro se le escapo de los labios. Seulgi lo codeó de pronto, con una libreta en las manos y sus ojos llenos de curiosidad.
—¿Qué te sucede?
—Solo… Pienso.
—¿Para qué había llamado Jihan?
—Oh, para desearme un feliz cumpleaños. Y comunicarme que ya salió su divorcio.
Seulgi entonces dejó la libreta sobre el mesón, mirando atentamente a Yunho y con un pequeño suspiro de sus labios.
—¿Estás bien?
—Por supuesto, eso es decisión de ellos. Además hace mucho que no veo a papá.
—Yunho… Hoy no podré estar en tu reunión por tu cumpleaños, Kangtae quiere que salgamos a cenar los tres. Al parecer tiene algo muy importante que decirnos.
—Está bien, no hay problema.
Yunho le sonrió amablemente. Pero pudo ver por la manera en que Seulgi se movía un poco, que al parecer intentaba decirle algo más.
—Seulgi, ¿qué sucede?
—Kangtae hace unos días me propuso que comenzáramos de nuevo. Él tiene unos negocios muy importantes en Corea. Así que estamos pensando en retomar nuestra familia.
Cuando Seulgi dibujó una sonrisa en sus labios, así de sincera y llena de emoción. Yunho comprendió que aunque mucho tiempo había pasado. Al fin, todo volvía a estar en su ritmo normal.
Y ella lucía al fin, tranquila y llena de felicidad.
—Imagino que Mirah está sumamente feliz.
—No te imaginas cuanto. Kangtae y yo decidimos ir despacio, pero estoy segura que todo marchara bien.
Yunho solo sacudió un poco los cabellos de la mujer y aunque ella se removió en seguida, acusándolo de despeinarla, en el fondo supo que nada podía afectar la felicidad que Seulgi despedía en ese instante.
—¿Quiere decir que te irás a Corea con él?
—Si, lo estuve pensando. Y decidí aceptar.
—Será duro sin ti, las muchachas y yo te vamos a extrañar.
—Lo sé, pero Jaejoong pronto estará de regreso y te ayudará.
Y aunque las palabras de Seulgi fueron agradables, internamente Yunho deseó por que fueran ciertas. Y por que se cumplieran lo más pronto posible.
…
…
Yoochun disfrutó de poder tener la raqueta de tenis en las manos y de golpear la pequeña pelota contra la pared para ejercitarse un poco esa mañana, algo cansado ya de tanto ejercicio se detuvo y trato de recuperar el ritmo normal de su respiración.
Dejó que la pelota golpeara levemente con la pared, habiendo pegado la pelota débilmente aquella última vez, la pelota rebotó en el suelo varias veces antes de llegar a sus pies con suavidad.
Apretó el mango de la raqueta con fuerza, con su pecho subiendo y bajando constantemente, recuperando el aliento que poco a poco había ido perdiendo. Secó con el antebrazo el sudor en su frente y descubrió que por hoy, había logrado sacar un poco el estrés que los finales en la Universidad le provocaban.
Curiosamente, siempre encontraba devastador el ya no pertenecer al Maid, por qué antes podía entretenerse con aquello e ir a las clases, pero ahora lo único que le quedaba era el ejercicio y visitar de vez en cuando a sus amigos.
Junsu…
Su nombre seguía rondando en la cabeza, viviendo a unos pasos de él, y teniendo que observarlo como cada mañana, salir con su pequeña maleta en la espalda, dispuesto a entrenar como cada día.
Y recordar lo mucho que lo había amado, que lo ama. Y lo mucho que lo lastimó. Era un tiempo exagerado, él mismo lo sabía pero cabía todavía en sus pensamientos la manera en que Junsu lo había hecho a un lado.
Verlo a los ojos marcaba dentro de él, lo mucho que le costaba dar un paso hacía atrás y creer que todo sencillamente podía correr un curso normal. Lo extrañaba, y sabía que por mucho que lo intentara no podía seguir así.
Con un último aliento fue por su maleta, dispuesto a darse una ducha y luego poder ir un rato a la Universidad. Cuando el teléfono sonó, Yoochun tuvo que escuchar el sonido incesante durante varios segundos hasta que logró encontrarlo dentro de la maleta.
—Changmin, ¿cómo así tú llamando a tus buenos amigos?
—Muy gracioso, Monochun. No te olvides que hoy en la noche es la reunión en el Maid por el cumpleaños de Yunho.
—Por supuesto que no lo he olvidado, mocoso. Heechul no ha parado de recordármelo en lo que va de la semana.
Hubo una pequeña risita por parte de Changmin, una que nunca antes había escuchado. Y entonces Yoochun se detuvo, arrugando un poco el entrecejo.
—Rain… No me muerdas el cuello… Estoy hablando con Yoochun.
—¡Iugh! ¡Changmin guarda tus pornocidades para otro momento! Especialmente cuando NO hables conmigo.
—¡No son pornocidades, imbécil! Además eso ni siquiera es una palabra.
—¡Y qué me importa si es o no una palabra, igual no me place escuchar tu voz orgásmica!
—¡IDIOTA!
Con ese último grito por parte del menor, Yoochun cerró la llamada. Con una sonrisa bailando en los labios, gracias a lo estupendo que era fastidiar a Changmin y que por supuesto seguramente Rain a su lado debió haberse quedado sordo ante el estruendoso grito por parte de Shim.
Dirigiéndose a las duchas, Yoochun miró por encima de la pequeña malla que daba justamente a la cancha de fútbol donde Junsu entrenaba igual que cada mañana con los niños a su cargo.
Sonrió un poco más calmado, subiendo el pequeño escalón que había, apoyando los brazos en la parte superior de aquella malla, mirando a Junsu dar un par de indicaciones mientras los niños le contestaban con un efusivo ‘Si’
Él era la razón principal por la que los últimos meses llevaba practicando tenis, por que aunque sus sentidos le indicaban que marcara su distancia. Él continuaba ahí, mirando en aquella prudente distancia, las sonrisas y el entusiasmo de Kim.
La contagiosa emoción con la que se dirigía a los pequeños. Y Yoochun podía quedarse observándolo por horas, hasta que su celular sonaba y la alarma le enseñaba que tenía algo más que hacer.
Volvió a sacudir su cabeza con fuerza, volvió a bajar y ajustar la maleta en su espalda, por que ya no quería esperar. Por que había odiado el momento en que Junsu decidió darle su tiempo para esperar, su espacio de paz.
Por que esa distancia que ahora los marcaba, lo ofuscaba.
Retomó su camino a las duchas y suspiró. Mirando el amplio cielo azul de esa mañana, sabiendo que lo vería esa noche. Y que entonces, algo tenía que suceder, por que el tiempo empezaba a consumirlo.
Y él necesitaba regresar a su historia con Junsu.
…
…
Kioto, Japón.
Esa mañana Jaejoong salió feliz de la Universidad.
Con una enorme sonrisa en los labios, y respirando profundo ante ese gran cielo encima suyo, poco le faltó para estirar los brazos y respirar lo más hondamente que había podido. Pero decidió dejarlo para otra ocasión.
Acababa de aprobar todas las materias, y ya tenía todos los papeles necesarios para poder regresar a Akihabara, miró la hora en su reloj y decidió que tenía salir corriendo cuanto antes para su departamento y luego para el aeropuerto.
Tenía el tiempo encima, la sonrisa en sus labios parecía no querer desaparecer. Ya el día anterior se había despedido de todos lo nuevos amigos que había formado en Kioto. Tenía que regresar justo hoy, por que hoy era el día indicado.
Por que Yunho cumplía años el día de hoy.
Y no quería perder un día más.
Ajusto la maleta a su espalda, y tomó el primer taxi que encontró, dispuesto a llamar a su madre para comunicarle la buena noticia de sus notas y de que por fin, regresaría junto a Yunho.
Aunque en ocasiones ella sonara más emocionada que él con la idea de regresar al Maid.
…
…
Akihabara, Japón.
Minho se vio incapaz de no mostrarse nervioso aquella mañana.
La partida de Taemin en unos días pesaba sobre su espalda, como una culpa, de la cual necesitaba deshacerse. Por que sus propios sentimientos se lo pedían a gritos y por que no quería dar un paso atrás otra vez.
—¿Has llegado puntual? De seguro vas a pedirme algo importante.
Taemin sonrió divertido en tanto se sentaba frente a él, Minho solo pudo tratar de sonreírle de la misma forma, por más inútil que le resultara. Por más que intentara que de alguna forma su nerviosismo no se notara.
—Key me dijo que habías aprobado el examen de la Universidad, ¿es verdad?
—Si, ayer me llegó el resultado.
Minho encontró fácil desviar la conversación, mirando los ojos de Taemin, evitando comenzar con aquel vergonzoso momento, pero él había empezado a leer el menú, su mente empezaba a dispersarse. Y Minho supo que debía hacerlo de una vez por todas.
—Taemin… ¿De verdad piensas irte con Joonghyun?
—¿Qué?— Lo miró confundido, como si en realidad hubiera estado ocupado leyendo el menú, como si voz lo hubiera interrumpido. –Oh, no ya no.
—¿No irás a Kioto?
Su emoción desbordó instantáneamente, con una sonrisa volátil en los labios.
—Joonghyun no irá a Kioto, su padre tiene unos negocios importantes que atender en Estados Unidos, y le ofreció a él y a toda su familia que se mudarán allá, Joonghyun también se irá con ellos.
Había algo en ese tono en la voz de Taemin, había estado saliendo tanto tiempo con Joonghyun, casi un año. Y a Minho le resultaba tan difícil de creer que Taemin le contara esa noticia con tanta soltura que no pudo evitar sentirse extraño.
—¿Por qué lo dices como si no te importara?
—Por que estoy feliz por él. Es una gran oportunidad.
Sinceridad, las palabras de Taemin solo reflejaban aquello, mientras le robaba un poco de agua de su bebida, mirando de un lado a otro esperando por que algún mesero se acercara y poder hacer su pedido.
—O tal vez lo dices, ¿por qué no parezco tan afectado?— Minho inmediatamente asintió. –Joonghyun y yo terminamos hace un par de meses, una semana después de terminar el instituto. Cuando fuimos a dar los exámenes a Kioto, ya no estábamos saliendo.
Minho volvió a removerse incomodo en su lugar. Frente a él estaba su mejor amigo, aquel que le había confesado un año atrás que se había enamorado de él. Aquel que había respetado su decisión de anteponer su amistad.
Aquel que había decidido seguir adelante mientras él se había quedado estancado en su realidad.
—Minho… ¿Sucede algo? Te noto muy extraño.
—No te vayas.
Sus palabras habían salido solas, ni siquiera lo miraba cuando las pronuncio y por el silencio de Taemin, pudo sospechar que lo había entendido perfectamente.
—¿Por qué razón?
—Te quiero… Me costó darme cuenta, y solo quiero una oportunidad.
Cuando Taemin suspiró, con un prolongado silencio de por medio. Minho empezó a sospechar que las cosas no andaban bien. Que sus palabras habían sonado probablemente muy egoístas, y que se estaba equivocando.
—Taemin…
—Minho, lo siento.
Y la respiración había dejado de llegar a sus pulmones, Taemin jugaba con sus manos, moviéndolas nerviosamente, con una sonrisa incómoda en los labios. Evitando que sus ojos se encontraran.
—Este viaje a Kioto es muy importante para mí, luché mucho por obtener ese pase a la Universidad. Ha pasado casi un año desde que te confesara lo que sentía… Y sinceramente, no estoy seguro de sentir lo mismo.
Minho estaba seguro de que recibiría una respuesta como esa, lo sabía. Solo quería intentar, solo quería que Taemin lo supiera antes de irse. Sus manos tomaron las de su mejor amigo con cuidado, con una sonrisa sencilla marcada en el rostro.
—Yo te entiendo, Taemin. Ve a Kioto, yo solo estoy siendo egoísta. Lo siento.
Sentía la mirada de Taemin encima de él. Pero al igual que hace un momento lo hubiera hecho Taemin, él no se atrevió a mirarlo a los ojos, acariciando las manos del menor con suavidad. Entretenido como si eso fuera realmente relevante para él.
—Lo siento Minho…
El susurro en que salieron las palabras de Taemin lo hizo comprender varias cosas, entre ellas la más importante. Que Taemin se iba, por que era su sueño estudiar allá, por que quería un futuro mejor para él. Y Minho no lo podía detener.
Minho apretó sus manos fuertemente, por que esta sería la última vez, quizá en mucho tiempo en que lo hiciera. Por que lo amaba, lo amaba lo suficiente como para dejar que se marchara lejos, y sus sentimientos permanecerían guardados de la misma forma que Taemin lo hubiera hecho tanto tiempo atrás, anteponiendo su amistad a él mismo.
…
…
Esa noche, el maid estaba prácticamente disfrazado.
No habían rastros del café que solía ser durante las mañanas y todos dentro del local, con vasos de licor en la mano, con la música a un volumen considerable, charlaban se divertían, abrazaban al cumpleañero.
Yunho se encontró conversando divertido con sus empleadas, con aquellas hermosas muchachas que ahora formaban parte de su equipo de trabajo. Todas sonriendo y tratando de divertirlo, tratando de borrar esa sonrisa melancólica en los labios de su jefe.
Era sabido por todos que un año atrás, el cumpleaños de Yunho había sido celebrado únicamente por los amigos de Yunho y nada más. Lo que el resto no comprendía era que justo el día de hoy faltaba una persona de ese grupo de un año atrás. Y la felicidad que sus amigos intentaban impregnar en Yunho, no era suficiente para él.
—¡Yunho!
La pequeña Mirah llegó corriendo, abrazándose a las piernas de un sorprendido Yunho quien giró un poco más sonriente para tomar a la niña en sus brazos y empezar a hablarle a la pequeña que lo llenaba de besos en la cara y le deseaba un feliz cumpleaños.
—Felicidades, Yunho.
Seulgi y Kangtae estuvieron frente a él, ambos tomados de la mano, con una pequeña sonrisa al ver como su hija parecía muy feliz en los brazos de Yunho, cuando Seulgi le extendió su regalo con tranquilidad, Yunho sonrió de la misma forma.
—Gracias, ya vuelvo.
Mirah pasó a los brazos de su padre, y Yunho caminó caminó hasta la cocina para poder dejar el regalo dentro, cuando entró. Heechul estaba sentado en el mesón de la cocina, con Siwon entre sus piernas, literalmente devorándose el uno al otro.
Yunho carraspeó un poco y miró fijamente a los dos muchachos que en ese instante, giraron hacía él, con los ojos muy abiertos y sonrieron nerviosamente antes de separarse con cuidado.
—Hey, Yunho… ¿Qué tal la estás pasando?
—Increíble, con lo que me encanta descubrir que mis amigos prefieren andar metiéndose mano que pasar tiempo conmigo en mi cumpleaños.
Siwon peinó un poco sus cabellos y lo abrazó con fuerza.
—Oh, vamos. No exageres. Ya te felicitamos, y hay mucha gente allá afuera dispuesta a conversar todo lo que quieres.
—¡Siwon!
Heechul golpeó inmediatamente el brazo de Siwon y Yunho no pudo evitar soltar una pequeña risa al ver la expresión de los dos.
—No le hagas caso Yunho, ya salimos con los demás invitados.
—No por mi no se preocupen.
Sacudió los cabellos de Heechul quien hizo un pequeño puchero, pero decidió que abandonar la cocina por el momento sería lo más adecuado, fue cuando empezaba a volver al lugar repleto de gente cuando alguien más llegó, abrazándolo con fuerza por la espalda.
—¡Niisan!
No escuchaba a Changmin hablarle así desde hace tanto tiempo, que incluso la muestra de cariño efusiva logró tomarlo por sorpresa. Cuando giró, Changmin tenía una gran sonrisa en los labios y lo abrazó con un poco más de fuerza.
—Feliz cumpleaños, Niisan.
—Gracias Min, Rain.
Desde atrás, con regalo en mano Rain asintió. Y tomó la mano de Changmin en cuanto volvió a su lado, por supuesto Yunho tomó el regalo y sonrió un poco más.
—¿Por qué tan efusivo, Min? Dudo que sea solo por mi cumpleaños.
—Venimos de la casa de los padres de Min. Hablamos y prometieron que dejarían que las cosas marcharan a un ritmo adecuado. Sus padres ya no se oponen a lo nuestro.
La voz de Rain fue pausada, mientras veía el rostro de Changmin y él le devolvía una sonrisa y una expresión en su rostro que Yunho jamás había visto. Admiraba esa cualidad de Rain, lograba en Changmin cosas que jamás antes había visto.
—¿Entonces ya todo está por la paz, en el camino adecuado?
—Así parece.
Changmin regresó a mirarlo, apretando un poco más la mano de Rain y todavía con esa sonrisa en los labios.
—Me alegro mucho por los dos, especialmente por ti Min.
Volvió a abrazar al menor, con fuerza en esta ocasión. Por que era consciente de los días que Rain había pasado afuera de la casa de los padres de Changmin pidiéndoles por que lo dejaran hablar y explicarles, por que no hicieran las cosas más difíciles para su hijo.
Días que Changmin desconocía.
Pequeños sacrificios que Rain había hecho solo para que Changmin volviera a sonreír así. Entonces abrazó con fuerza a Rain, palmeándolo un par de veces en la espalda, por que haber llegado hasta los padres de Changmin había representado un gran trabajo.
—¿Ya han llegado Yoochun y Junsu? Rain y yo tenemos un plan para que se reconcilien de una buena vez por todas.
Rain entonces bufó sonoramente, rodando los ojos y cruzándose de brazos.
—Tú lo que quieres es vengarte por lo que te hicieron cuando nos dejaron encerrados en el vestuario.
—Aquella vez funcionó para nosotros.
Changmin se cruzó de brazos también desviando la mirada y Yunho volvió a sonreír.
—¡Feliz cumpleaños, hyung!
Junho palmeó el brazo de Yunho un par de veces antes de que lo mirara y lo abrazara también. El año que llevaba el hermano de Junsu en Japón había logrado que volvieran a ser unidos a pesar de los años que él pasó en el extranjero.
La muchacha rubia que acompañaba a Junho lo felicitó también con una sonrisa y una expresión amable en el rostro. Junho la tomó de la mano y respiró profundo antes de presentarla.
—Ella es Yoonhee, una compañera de mi trabajo y mi novia.
Changmin sonrió ampliamente, elevando una ceja y replanteándose muy bien la idea de pasársela molestando a Junho. Por que desde que Junho había empezado a trabajar y había conocido a Yoonhee no había parado de hablar de ella, hasta que al fin la hiciera su novia.
Rain codeó a Changmin y él solo se quejó un poco, pero el mensaje de Rain fue claro, ‘no lo fastidies’ entendiéndolo de inmediato Changmin rió, agarrándolo por el brazo. Yunho admiraba la conexión de esos dos, tan fuerte como para comunicarse sin palabras.
—¿Y Junsu no venía con ustedes?
—Oh, se quedó haciendo algo importante antes de venir. Pero no se preocupen que si las cosas salen como él quiere. Por fin habrá paz.
Junho llevó a Yoonhee por ahí, a conversar con alguien que no fuera Changmin, y él por unos minutos se entretuvo conversando con Rain, había enviado a Changmin a dejar el regalo de ellos en la cocina, y no fue hasta después de unos segundos que descubrió que Siwon y Heechul nunca habían salido de la cocina.
—¡Oh, por…! ¡Ustedes son… ¿saben que es el cumpleaños de Yunho?! ¡Dejen de meterse mano por una vez en la vida! ¡O al menos háganlo fuera de la cocina!
Y el grito de Changmin logró escucharse con fuerza, logrando que Yunho riera a carcajadas, completamente divertido con la cara de indignación con la que el menor regresó junto a Rain.
Si, lo había enviado a propósito a la cocina. ¿Y, qué?
…
…
Yoochun había tomado las llaves de su casa, vestido semi formal y con el regalo para Yunho en las manos, le dio un último vistazo al departamento y se dispuso a salir, fue unos pasos antes de que llegara hasta la puerta cuando esta sonó levemente.
Los ojos de Yoochun se posaron brevemente en ella, antes de abrirla y antes de que respirara profundo; Al abrirla, Junsu estaba ahí, frente a él, con una expresión vacilante y vestido con una ropa más formal que la suya.
Recordó las ideas que volaron por su mente esa mañana, las ganas de querer arreglar las cosas con él, pero estaba el hecho del tiempo que se había atravesado entre ambos, del miedo que existía al tener que afrontar aquello.
—Yoochun, ¿podemos hablar un momento?
—Es tarde, Yunho nos espera y…
—Solo un momento.
Junsu lo miró, con tanta fuerza como para que el estómago de Yoochun sufriera un pequeño retorcijón.
—Yoochun… Lo siento, no estoy seguro de cuantas veces he dicho esto. Pero ya no puedo decirlo más.— Los ojos de Junsu perdieron esa fuerza, y una sonrisa hizo aparición. –Yo te amo… Sé que te alejé de la manera más inadecuada que pude encontrar, pero… Solo quiero decirte que ya no te voy a molestar más… Yo… Solo quiero que sepas que… Ya no tienes que preocuparte más por mí. Junho se mudará con su novia y yo comenzaré a buscar un departamento a partir de mañana. Nos vemos.
De pronto las palabras de Junsu habían comenzado a salir con demasiada rapidez. Como si intentara alejarse cuanto antes. Junsu se había empezado a alejar y el corazón de Yoochun dio ese tipo de vuelcos inadecuados.
—¡¿Eres idiota o qué?!
Su grito resonó con fuerza en el pasillo. Logrando que Junsu se detuviera, pero justo cuando Junsu terminaba de girar hacía él, Yoochun ya había caminado lo suficiente como para agarrarlo por el cuello y unir sus labios a los de él.
Con su otra mano sosteniendo la camisa de Junsu, apretándola con fuerza, con la misma con la que cerraba los ojos y se aferraba al cuerpo de Junsu. A ese beso que había marcado distancias en ellos hace tanto.
Junsu primero pareció sorprendido, luego de un rato sus manos empezaron a subir por la espalda de Yoochun, aferrándose a él también, con un pequeño suspiro que salió de sus labios y que logro que Yoochun se alejara un poco.
Junsu tenía esa mirada plasmada en los ojos.
Y Yoochun solo pudo abrazarlo con fuerza, cerrar los ojos una vez más y respirar hondamente, rodeado por la calidez que le brindaba el cuerpo de Junsu, por lo fácil que sus brazos se acomodaban al cuerpo del menor, por lo increíblemente fácil que era abrazarlo y sentirse cómodo junto a él.
Hubo varias palabras que a Junsu le hubiera gustado pronunciar, hubo incluso un ‘Te amo’ tanteando en sus labios que no fue capaz de exteriorizar por miedo a que su voz temblara y terminara estúpidamente abrazado y llorando a Yoochun.
Por eso se pegó al cuerpo de Yoochun, por eso apretó con fuerza la camisa de Yoochun, para que su fuerza se reflejara en aquel agarre de sus manos, aquel impulso de sus pensamientos que gritaba que no volvería a separarse de él.
El ‘Te extrañé’ quedó vagando entre los dos, en un mudo silencio que moría en medio de su abrazo. Yoochun sintió hoy más que nunca, que no necesitaba demasiadas palabras con Junsu. Y que si estaba cometiendo un vil error ya no le importaba.
Por que volvía a poner su corazón en las manos de Junsu, por que el día que Junsu le devolvió su corazón antes de marcharse a Corea, Yoochun supo que no era así, por que ese corazón ya no le pertenecía, así Junsu se lo devolviera, siempre sería de Junsu.
Y Yoochun ya no podía luchar contra eso.
Junsu hundió el rostro en su hombro, llegó hasta los oídos de Yoochun un pequeño sollozo tan efímero y débil que sus brazos solo apretaron un poco más al menor, y un suspiro salió de sus labios.
De verdad, lo había extrañado.
…
…
Esa noche, Yunho seguía envuelto por la melancolía de la ausencia de Jaejoong.
Atrás de él, muchos conversaban, reían, bebían, bailaban. Era su fiesta y él seguía sin terminar de sentirse completo. Se asomó por el ventanal del lugar, con la botella con cerveza en las manos. Mirando la solitaria calle en ese momento.
Su proprio reflejo era apenas visible y las pocas personas que caminaban por ahí, no daban la vida necesaria a aquel lugar, pero en la noche, a esa hora siempre era así. Casualmente miró su reloj y sonrió.
Hace un año, y un poco más. Justo a esta hora llegó un muchacho rubio a interrumpir en su vida, con los ojos llenos de vida, pidiéndole que le diera la oportunidad de trabajar para él.
Yunho suspiró. “¿Por qué tardas tanto Jaejoong?”
En ese momento se replanteó la idea de que tal vez Jaejoong pensaba terminar la carrera antes de regresar y eso solo lo hizo suspirar más largamente, si era así, entonces faltaba mucho más tiempo antes de volver a verlo.
Vagaba en las posibilidades de sus pensamientos cuando aquel taxi amarillo se estacionó frente al Maid, bajando de él un muchacho de cabellos oscuros, envuelto en demasiada ropa debido al frío, cuando el muchacho bajó del auto miró el lugar con una sonrisa.
La botella en sus manos resbaló y sus manos se posaron en el ventanal.
¡Era Jaejoong!
Su Jaejoong.
Él pareció sorprendido también, su sonrisa tambaleó y Yunho ni siquiera lo pensó antes de rodear las mesas y la gente a su paso, para poder salir corriendo de aquel lugar, para poder llegar hasta él.
—¡Yunho! Oye… ¿Qué le pasa?
Heechul sobó su brazo derecho, que Yunho había golpeado al pasar corriendo junto a él, Rin entonces levantó la mirada.
—Oh, es por eso.
Con un ligero movimiento de cabeza, Rain señaló hacía adelante. Logrando que todos los presentes dentro de la fiesta miraran hacia el mismo lugar que Yunho había estado observando, logrando que apenas pudieran verlos, por que la música les impedía escucharlos.
…
…
Cuando Yunho estuvo finalmente frente a Jaejoong sus pasos fueron lentos.
Mirándolo con atención, por el año y medio que había pasado sin verlo.
Como si fuera la primera vez que lo viera.
Jaejoong solo sonreía, mordiendo a ratos su labio inferior, cuando Jaejoong dio un paso leve hacía él, Yunho sintió su corazón latir desbocadamente en su pecho. Fue un largo rato hasta que finalmente uno de los dos pudo decir algo, y como siempre, fue Jaejoong el primero en empezar.
—Yunho lo siento, pensaba llegar más temprano pero no pude, entonces pensé que podía venir al local, decorarlo para ti y darte la sorpresa mañana. Pero no sabía… Que tenías una fiesta y yo de verdad que…
Jaejoong solo sintió como Yunho lo jalaba de la bufanda, con fuerza. Sintiendo otra vez es calor confortante de las manos de Yunho sobre su cuerpo, y los labios de él sobre los suyos.
En medio de aquella oscura calle a esas horas de la noche, con la música a todo volumen dentro del local, Jaejoong entonces dispuso de sus manos sobre las mejillas de Yunho, aferrándose a ese beso, al sentimiento de regocijo que lo abrazó por completo cuando sintió que las cosas entre los dos no habían cambiado.
Cuando se separaron el leve vaho entre sus bocas fue reconfortante, Yunho pegó su frente a la suya y sonrió. Jaejoong apenas pudo cerrar los ojos y omitir que hace un momento Yunho no lo había dejado terminar de hablar.
—En serio Yunho yo quería llegar antes pero…
—Ya calla Jaejoong. Estás aquí, no importa más.
Jaejoong iba a reclamarle, pero Yunho volvió a unir sus bocas y Jaejoong dejó que ese momento perdurara un poco más. Su nariz rozó la de Yunho y una pequeña risa se escapó de sus bocas.
—Por cierto… ¡No me mandes a callar!
Luego de eso Jaejoong golpeó con fuerza la cabeza de Yunho, haciendo que él riera fuertemente y lo abrazara a pesar de que Jaejoong se removiera un poco en su abrazo y fingiera estar molesto.
—¡Oh, cierto!
Jaejoong comenzó a buscar dentro de la pequeña maleta que llevaba colgada y Yunho miró con expectación lo que el muchacho hacía, cuando Jaejoong sacó una pequeña cajita plateada, extendiéndosela a él. Una sonrisa surcó en sus labios.
—Gracias, Jae.
—Si… Bueno… En realidad no deberías agradecérmelo mucho.
Yunho comprendió las palabras de Kim cuando empezó a abrir la caja, y en esta ocasión apareció ante sus ojos un jarrón para beber café, igual al que Jaejoong le hubiera regalado el año pasado, solo que esta vez, la inscripción señalaba un colorido ‘Feliz Cumpleaños’
—¡Lo siento! Volvió a pasar, no pude comprarte un regalo decente, pero es que estaba tan entusiasmado con lo de regresar Akihabara, que olvidé por completo comprarte un dichoso regalo y… Fue… Lo primero que encontré en el aeropuerto…
Yunho rió, con las manos en su estómago, como si hubiera guardado todas esas risas desde el momento en que Jaejoong se marchó, pero por el sonrojo en el rostro de Jaejoong, al parecer eso solo lo hacía sentir avergonzado.
—Gracias, Jaejoong. Pero puedes mejorar el regalo diciéndome solo dos palabras.
—¿Feliz cumpleaños?
Yunho arrugó el entrecejo, borrando la sonrisa en su rostro y esta vez fue el turno de Jaejoong para reír, pero pronto volvió a tomar a Jung por el rostro, con sus labios casi rozándose.
—Te amo, Yunho.
—Esas son tres palabras, Jaejoong.
Jaejoong entonces pegó su frente a la de Yunho con un poco de fuerza al no querer despegar sus manos del rostro de Jung.
—Palabras más, palabras menos. Si estuvieras tan enamorado de mí como dices estar, al escuchar las dos primeras el resto te debió dejar de importar.
—Te amo, Jejuko.
Para ese instante, Jaejoong se había alejado de inmediato, con su mirada afilada y puesta en los labios de Yunho que formaban una sonrisa burlona.
—Dijiste que luego del ‘te amo’ nada más debe importar, ¿no?
—…Idiota.
Jaejoong besó los labios de Yunho, con una sonrisas en los labios, no había escuchado ese nombre en tanto tiempo, que era incluso hasta aceptable que Yunho se lo dijera en este instante, luego de aquel ‘te amo’
—Vamos, Jae. Tengo mucha gente que presentarse.
Yunho lo había tomado de la mano, cual niño pequeño entusiasmado por que conocieran de una vez por todas su primera persona más importante. Jaejoong se dejó guiar por la mano de Yunho, sorprendido al igual que él, al notar que ya todos los esperaban expectantes de su entrada.
Como si los hubieran estado viendo todo el tiempo.
Yunho apretó su mano con más fuerza y le sonrió. Jaejoong empezó a ver caras conocidas y no pudo evitar respirar profundo otra vez. Se sentía en casa una vez más. Y la mano de Yunho junto a la suya, era el mejor aliciente para su propia paz.
Su corazón latía emocionado, volvía a estar donde pertenecía.
Y Yunho volvía a tomar su mano, volví a quejarse de lo mucho que le gustaban.
Jaejoong lo sabía muy bien, la mano de Yunho junto a la suya, era como un tatuaje imprescindible en su piel.
no inventes que hermoso <3 no puedo creerlo fue tan magico, divertido y lindo el reencuentro en serio hacen una divina pareja son un amoor los dos me encanto la parte lo calla
ResponderEliminar—En serio Yunho yo quería llegar antes pero…
—Ya calla Jaejoong. Estás aquí, no importa más.
mi vidaaaa!!! muero de felicidad AAAAAAwww grito de emocion es que fue algo tan irreal y bello TwT amo este fic y la manera en como lo redactas ^^ y que decir sobre la reconcilacion de esos dos si no pueden vivir sin el otro