Título: Troublemaker
Pareja: YunJae
Autor: Aemin
Extensión: Oneshot (R-18)
Género: Lemon
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Iba conduciendo por esas malditas calles tan angostas, ese día aún más apretadas que nunca. Hacía calor. Para ser noche, sólo, en la ciudad a mediados de agosto, hacía demasiado calor. Quizás era el bullicio de la gente, de la masa durante el día, que había dejado sus estragos en la noche tomando la forma de bochorno. Yunho se sentía bochornoso. Además la adrenalina del día siempre se le quedaba durante la noche, o del día, dependiendo el horario de su trabajo. Por eso sus compañeros decían que era como un felino de sangre caliente, más como un tigre.
Soltando una mano del volante tiró de su corbata para aflojarla. Necesitaba deshacerse de tanto calor. Desfogarse. Se detuvo en una esquina y mientras se secaba la frente con el reverso de la mano, a pesar de que no estaba realmente mojada, divisó a un joven caminando por la acera a su lado y doblar la esquina. Realmente no tenía nada específico que llamara la atención a la distancia, sólo un peatón más. Pero Yunho no dejaba de seguirlo con la mirada; quizás su manera acompasada y desgarbada de caminar, o su cintura femenina…¿era hombre o mujer? Con la cabeza cubierta por un gorrito negro de invierno y de espaldas era difícil saberlo.
El semáforo se puso en verde y lo siguió doblando a la derecha, despacio por la calle. Por hacer algo se acercó más y bajó la ventanilla.
-¡Oye! – llamó. El otro volteó y se acercó.
Notó que usaba una chamarra abierta, y bajo esta su camisa a rayas revelaba el inicio de su pecho…plano. A pesar de la cintura pequeña era un hombre. Aún así sintió tentación por trazar una línea recta con su dedo, desde el borde de su camisa hasta su barbilla. No lo pensó mucho cuando el otro preguntó:
-¿Sí?
-¿Subes?
Quitó el seguro y abrió la puerta por dentro. El otro chico tiró de la manija desde afuera para abrirla y entró, acomodándose en el asiento del copiloto, y cerró la puerta. Usaba botas, sin tacón, y jeans ajustados, rasgados en las rodillas. Como si nada hubiese pasado, Yunho puso los seguros de las puertas y aumentó la velocidad.
Aunque miraba al frente, de reojo veía como el otro acomodaba sus piernas, dobladas o estiradas sobre el suelo del auto y contra el asiento. Luego lo vio sacar una cajetilla de cigarrillos de su bolsillo.
-¿Puedo? – le preguntó. Yunho asintió. Sacó uno y lo encendió, bajando la ventanilla un poco para sacar el humo, - ¿quieres? –le ofreció. Yunho negó. El otro asintió, curvando ligeramente sus labios, y aspiró su cigarro. Todavía no terminaba de exhalar humo, despacio, y aún el auto no terminaba de recorrer la cuadra, cuando le preguntó:
-¿Y bien?
-¿Eh?- Yunho estaba consciente del sentido de esa pregunta. Lo que no tenía sentido era haber recogido a un extraño en la calle sin saber por qué o para qué. Bueno…muy en el fondo sabía para qué. Su cerebro era quien intentaba engañarse.
-Sí, - insistió el otro, -depende qué desees, cobro.
Por supuesto. Acababa de recoger en la calle a un sexo-servidor; ahora estaba claro por qué había subido al auto de un extraño con tanta tranquilidad. La cuestión ahora era: ¿qué quería Yunho de él, o con él, específicamente? Yunho lo observó de reojo, delineando su figura reclinada en el asiento con tanta libertad, escaneándolo, analizándolo. Sintió una nueva oleada de calor. Aclaró su garganta un par de veces.
-Iremos a un hotel, - dijo, intentando parecer autoritario.
-Bien- respondió, dejando salir su cigarrillo terminado por la rendija de la ventana.
Recordando la ubicación de las calles Yunho se dirigió hacia uno de los hoteles, pero se estacionó una cuadra antes. El otro chico lo miró, confuso por un momento, y luego sonrió.
-Iré primero entonces. Estaré en la 305 o en la 212, - dijo confidencialmente, estirando las piernas y bajando del auto. ¿Por qué le dijo hasta los números de la posible habitación? Quizás frecuentaba varios hoteles y este era uno.
Esperó unos minutos, no demasiados, apenas dos quizás, y bajó, puso la alarma y se lanzó hacia el hotel calle abajo, caminando bastante rápido. Tanto que cuando llegó no tuvo que buscar la habitación, tras pasar frente a la recepción sin ser visto por el encargado que se entretenía con una revista dándole la espalda, pues se reencontró con él frente al elevador. Se detuvo a su lado, fingiendo no conocerlo, mirándolo de reojo con desdén. El otro también lo miraba de reojo, fingiendo desinterés recíproco pero sonrió un poco. Las puertas rechinantes del elevador se abrieron y Yunho entró primero, casi abalanzándose, y el otro lo siguió con indiferencia y pulsó el botón con el número tres. A pesar de que iban solos, ni siquiera se voltearon a ver. Yunho llevaba las manos detrás de su espalda y el otro metidas en los bolsillos de los jeans. El pobre armatoste rechinaba por todas partes a cada centímetro que recorría, y temblaba al pasar la división entre cada piso. Fue un trayecto vertical más largo de lo normal. Mientras, Yunho tragó saliva, sabiendo ahora con certeza lo que quería hacer pero ignorando el cómo.
Por fin las puertas se abrieron en el tercer piso, y esta vez fue el otro chico quien salió primero. Yunho lo siguió hasta detenerse frente al 305. Cuando se paró a su lado, el otro empezó a reír, bajito.
-¿De qué te ríes?
El otro cubrió su boca con el meñique y el anular, todos los dedos doblados; luego insertó la llave y respondió:
-No, nada…sólo encuentro gracioso o tierno tu papel de esposo que quiere ocultar su aventura…
-No estoy casado – respondió Yunho y el otro detuvo el movimiento de su mano en la cerradura.
-Oh…-dijo, abriendo la puerta, - eso sólo lo hace más gracioso.
Entraron a la habitación. Yunho cerró la puerta tras él y se quitaron los zapatos. Entraron al suelo de madera, el otro dirigiéndose hacia la cama, Yunho apenas dio unos pasos sobre la madera.
-Dígame, señor discreto, ¿cómo quiere empezar? – le preguntó, sonriendo.
Yunho tragó saliva y lo examinó de pies a cabeza, quieto en su sitio. El otro chico esperó unos segundos, asintió y se le acercó; besó su boca, sus labios eran muy suaves, cálidos y gruesos. Yunho no se movió ni cerró los ojos. El otro apartó sus labios y lo miró, expectante, luego besó su quijada, detrás de su oreja, y luego su lóbulo mientras le acariciaba sutilmente la cintura con sus manos. Yunho cerró los ojos, sintiendo un ligero temblor en su labio inferior. El otro chico volvió a mirarlo, un poco más sugerente, y acarició su mejilla con sus labios. Yunho sintió un cosquilleo en el abdomen y cuando el otro acercó los labios a su boca, le besó con voracidad.
Le metió su lengua, apretando la piel de sus brazos. Cuando le faltó el aire rompió el beso, dejando un hilito de saliva colgando entre ellos. Se había sentido tan bien. Definitivamente el otro chico sabía lo que hacía, pensó, sabía cómo seducir. Iba a volver a besarlo pero el otro le puso la mano sobre la boca, sonriéndole.
-Espero estés consciente con quién tratas, - le susurró, quitándose el gorrito de invierno, revelando su cabello negro que llegaba poco más arriba de su barbilla; luego colocó una mano sobre la entrepierna de Yunho, besando su cuello. Yunho ladeó su cabeza, dándole espacio, entrecerrando los ojos.
Empezó a masajearlo sobre la ropa, lentamente, como si esperara a ver las reacciones de Yunho, mismas que no tardaron en surgir.
-Uhmmm...
-¿Te gusta? – susurró en su oreja, cálidamente, mordisqueando el lóbulo. Yunho no respondió, pero sus facciones lo decían todo, - sí, te está gustando que te toque… a todos nos gusta que nos consientan bien y bonito, ¿verdad?
-Hum…
El pelinegro rió.
-Eres de pocas palabras, ¿no?
Continuó masajeando, pareciera que no hubiera nada entre su mano y la entrepierna ajena. Con la otra mano le fue desabrochando la chamarra, la camisa, y besó la piel de su torso, despacio, sin detener los movimientos de su mano abajo, y empezando a acariciarle el pecho con la otra. Yunho apretó los párpados, se relamió sin darse cuenta y dejó salir un jadeo.
-Supongo que querrás ser quién domine, ¿no? –le preguntó un rato después. Yunho lo miró apenas con el rabillo del ojo, - no pareces tener experiencia en el sexo con hombres, - continuó con toda naturalidad, lamiéndole juguetonamente un pezón, haciendo que se quejara. Luego procedió a desabrocharle el pantalón, - no quiero lastimarte así que te dejaré metérmela…
-¡Ho! ¿Lastimarme? ¿Te crees tan bien dotado? –si se trataba de competir con tamaños, Yunho no se dejaría vencer.
-Seguro, - le respondió, levantándose, mirándolo frente a frente, - por eso te dejaré metérmela…tan fuerte y violento como quieras,- y acto seguido le tronó un beso sobre los labios. Yunho lo miró, deseoso pero orgulloso, retador, mientras le bajaba el pantalón y se hincaba ante él, bajándole la ropa interior con los dientes. Era un…
-Zorro…-murmuró.
El pelinegro sonrió.
-Peor me han llamado.
Empezó a lamerlo despacio mientras lo rodeaba entre sus dedos, su otra mano acariciando su abdomen. Yunho gemía, no podía evitarlo. Mientras lo lamía, el pelinegro se desabrochó el pantalón y se empezó a acariciar a sí mismo a la vez. A ojos cerrados, por mero instinto, Yunho enredó sus dedos entre su cabello, despeinándolo mientras tiraba de su cabeza para sentirlo más, moviendo su cadera un poco de adelante hacia atrás. El otro chico dejó de sujetarle el miembro y le abrazó la cintura, dejándolo a él llevar el ritmo del blow. Luego el pelinegro apoyó las manos en el abdomen de Yunho, deteniéndole, y sacándolo de su boca volteó a verlo.
-Siéntate.
Yunho lo hizo y el otro se hincó frente a él, metiendo su miembro en su boca otra vez. Yunho echó la cabeza atrás, recargándose por completo. Luego el pelinegro lo acarició con su mano, recorriendo la extensión, frotándolo con humedad, despacio, haciéndolo crecer más y más. Se detuvo justo cuando Yunho pesó que explotaría.
-¿Pasamos a lo siguiente?
-¿Huh? ¿P-por qué lo preguntas?
-No sé si de verdad te interese…
Yunho no podía pensar en consecuencias, ni en realidades. Sólo había una cosa en su cerebro.
-Trae tu trasero acá.
El pelinegro sonrió una vez más, aunque algo sonrojado.
-Sí, señor.
Hincado sobre él, separando sus nalgas con sus manos, el pelinegro fue introduciéndolo en su interior.
-Uhm… -gimió mientras lo sentía invadirle poco a poco. Yunho apretó los puños y engarruñó los pies.
-Aa-ahh…
“Increíble, pero…es tan…erótico…”, pensó Yunho. El pelinegro empezó a moverse sobre él, llevándolo más y más profundo. Cuando lo tuvo entero en su interior se detuvo, relamiéndose, su propia hombría a tono con la de Yunho.
-Sí la…l-la tienes…grande – sonrió el otro chico, sonrojado de placer. Yunho lo miró, jadeante. Sin saber qué apoyó las manos en su cintura, estirando un poco las piernas, volviéndolas a doblar, haciéndolo rebotar más. Después de un rato le detuvo, firme.
-¿Uhm? ¿Qué…pasa?
-Quiero estar encima, recuéstate.
El pelinegro obedeció, sacándolo y recostándose mientras Yunho se levantaba. Le sujetó y lo volteó contra el sillón. El chico sonrió, dejándose hacer mientras Yunho se acomodaba y entraba, sujetándole la cadera. Embestía con fuerza, muy excitado. El pelinegro se levantó un poco, estirando los brazos, gimiendo.
-Besémonos…-giró su cabeza lo más que pudo para alcanzar el rostro de Yunho, besando la comisura de sus labios. Yunho inclinó la cabeza para poder besarlo completamente en la boca, usando su lengua incluso, agresivo. Estaba sintiendo oleadas increíbles de placer. Luego pasó a lamerle el cuello, chuparlo intensamente, y hasta morderlo.
-Ah…muérdeme otra vez…¿te gusta violento, no? Ah…
-Umgh….uuunnn… -estaba jadeando gutural, grave.
-Uhm…pareces un animal….jeje….au…¡ah! vuelve a hacer eso…ahí…ahhh….sí…..
Si lo razonara, Yunho no estaría seguro si al otro le estaba gustando realmente lo que le hacía o no; poco importaba ya, poco caso tendría pensar que era falso si de todas maneras lo volvía loco. Volvieron a la posición inicial un rato después, así Yunho podía llegar más profundo.
-¿Te gusta así? ¿Lo hago más rápido? Uhm…
Yunho estaba moviéndose debajo de él al mismo tiempo. Luego estiró las piernas y las apoyó en el brazo del sofa, sintiendo espasmos de placer, relamiéndose.
-Aaahh…estás vibrando… ¿llegarás pronto? Lo haré lento…leeento…ah… ¡Ah! Sí…así…
-Ahh…haaaahh…. –Yunho apenas podía respirar por los jadeos, estaba en su límite pero no quería dejar de sentir. El pelinegro se reclinó hacia atrás, sujetándose de sus muslos, continuando con sus movimientos. Yunho apoyó las manos en su trasero, gimiendo como loco. Tragó saliva y miró al pelinegro hacia arriba, su cara de excitación, y bajó la mirada hasta la hombría ajena. Tentado empezó a frotarlo con su mano. El pelinegro empezó a gemir, muy fuerte, arqueándose. Aceleró los movimientos sobre el cuerpo de Yunho hasta que no pudo más y se corrió en su interior, llenándolo, echando la cabeza atrás. El pelinegro se volvió a arquear y se vino en la mano de su cliente, gimiendo, apretando la piel de sus muslos.
…Pasó un rato…
Recostado viendo hacia el techo, las manos tras la nuca, los brazos doblados, Yunho sentía subir y bajar su pecho, asimilando la tranquilidad tras el agitado asalto. Miró el hueco, el espacio en la cama a su lado mientras el sonido del agua de la regadera llenaba suavemente el ambiente. El agua que ahora caía sobre el cuerpo que antes fuera recorrido por sus manos. A pesar de que ya se había saciado, de haber calmado sus mentadas ansias de animal, no podía dejar de pensar en él.
Se enderezó, sentándose, cuando escuchó abrirse la puerta del baño. Él salió, vistiendo sus jeans ajustados, descalzo, acomodándose la camisa, su cuello moteado de gotitas que resbalaban aún de su cabello húmedo. Se inclinó a ponerse los calcetines y bajó de la madera para ponerse las botas, tomándolas del suelo. Volteó cuando sintió la mirada cuestionadora de Yunho y sonrió.
-Fue un placer, - dijo, enderezándose, palmeando el bolsillo de su pantalón, aludiendo al billete de 50000 wons que acababa de recibir. Estaba por salir, sujetando la manija de la puerta, cuando Yunho lo llamó.
-¡Yah! –no dijo más, pero le señaló. El pelinegro volteó hacia él una vez más, sus ojos abiertos, sus enrojecidos labios muy juntos, casi en una trompa, como si fuera un niño regañado. Pero pronto volvió a sonreírle.
-Jejung, - dijo y salió por la puerta.
Yunho se dejó caer de nuevo sobre el colchón, suspirando. Había sentido tanto placer con él…con Jejung. Definitivamente lo repetiría, lo buscaría. No sería fácil de perder, por el contrario esos grandes ojos de anime, esos labios acolchonados y sensuales, esa nariz única y extraña…
Pero se daría un tiempo, un día o dos. No quería parecer necesitado, y mucho menos interesado.
Tres días después estaba conduciendo por esas mismas calles del centro, buscándolo pero fingiendo que no, sintiendo mucha ansiedad, como si buscase el dulce favorito siendo un niño. Lo encontró recargado en una pared, esperando algo, o a alguien. Se detuvo frente a él y esperó. Jejung fumaba un cigarrillo tranquilamente, usando pantalones oscuros ajustados, una camisa blanca de manga larga que igual mostraba mucha piel de su torso, sin gorro; su cabello oscuro estaba revuelto, pero peinado a su manera. Sacando humo entre sus tentadores labios, volteo a verlo con esos ojos grandes, le reconoció de inmediato y curvó los labios. Se acercó y se recargó, Yunho abrió la ventanilla.
-Hey.
-Ey, señor discreto.
-¿Subes?
Por toda respuesta Jejung abrió la puerta y se sentó a su lado. Yunho empezó a conducir hacia el hotel, y en el camino apoyó una mano en la rodilla de Jejung. Subió su mano, despacio, acariciándole sobre la ropa. El pelinegro volteo hacia abajo, siguiendo su mano con la mirada, sonriendo de lado.
-¿Iremos al mismo?
-…Aja…
-¿Repetiremos el teatro de nuestra primera vez?
A Yunho no le convenció del todo la cursi y cliché frase “nuestra primera vez”. Asintió.
-Sí… ¿huh?
Jejung detuvo su mano por la muñeca. Sin darse cuenta la había subido hasta su entrepierna.
-¿No puedes esperar, señor discreción?
Yunho tragó saliva. Se detuvo frente al hotel y repitió la operación de esperar, caminar y encontrarlo, esta vez en el pasillo del sexto piso. Jejung introdujo la llave y abrió la puerta.
-Yunho.
-¿Disculpa? – Jejung volteo a verlo, pestañeando.
-Es mi nombre.
-Oh…
-Y quiero oírte gritarlo – añadió, prácticamente saltando sobre él, devorándole los labios mientras rodeaba su cintura con un brazo, su cuello con el otro y pateaba la puerta para cerrarla.
Después del sexo Jejung volvió a meterse a bañar. Esta vez Yunho no se quedó recostado. Se levantó, abrió las puertas del baño y la regadera y lo abrazó, posesivo, ayudándose del agua para tomarlo una vez más. Jejung no lo detuvo. Yunho acarició su torso húmedo mientras lo penetraba, besándole con hambre.
-Vuelve a gritarlo…
-Yunho…
-Grítalo…anda…-le dio una fuerte estocada.
-¡Yunhooo…aahh!
Tampoco le cobró ésa segunda vuelta. Y así tuvieron más encuentros. En cada uno Jejung le enseñó distintas maneras de sentir placer. Una de las más satisfactorias era la llamada 69: aquélla en que disfrutaban del miembro ajeno al mismo tiempo. Al principio Yunho era inseguro y le daba un poco de asco, pero pronto le tomó el gusto, ya que entre más lamía a Jejung, más lo lamía a él, y eso aumentaba las oleadas de placer. Y Yunho seguía siendo el dominante. Todo iba razonablemente bien. Hasta que un día…
-¿Jejung?
El pelinegro hablaba en la calle con otro chico, blanco, del mismo alto, con el pelo ondulado y oscuro. Yunho no supo por qué, pero no le gustó nada que Jejung hablara con él; y fue peor cuando lo vio pegársele, y odio con toda el alma al otro chico en ese momento en que besó su cuello y sus labios. Se detuvo y bajó del auto, acercándose a ellos. El de cabello ondulado se separó de Jejung, introduciendo un billete en el bolsillo de su pantalón, y luego se marchó.
Jejung no había terminado de enderezarse, separándose de la pared, cuando Yunho lo sujetó por la muñeca y lo jaló hacia su auto.
-Hey… ¿q-qué te pasa?! Suelta…-Jejung se quejó pero no forcejeó. Yunho abrió la puerta del auto, lo empujó dentro y subió del otro lado. Mientras conducía, Jae se cruzó de brazos, mirando por la ventana. Yunho se detuvo frente al hotel, giró hacia Jejung y lo besó en la boca. Jae lo apartó.
-¿Qué te sucede, Yunho?
-Eso te pregunto a ti.
-Estaba cumpliendo con mi trabajo…no entiendo por qué te sorprende.
Cierto, trataba con un sexo-servidor. Yunho chasqueó la lengua y golpeó el volante. Jejung lo miró, fijo, luego saco su cajetilla de cigarros. Apenas la estaba abriendo cuando Yunho se la arrebató y la arrojó por la ventanilla. Jejung volteó a verlo, su rostro estaba desfigurado por la sorpresa y el enojo. A pesar del auto aún andando, Jae abrió la puerta para salir. Yunho frenó justo a tiempo, por instinto, antes de que Jae se lastimara al salir abruptamente del auto, tropezar, levantarse y alejarse, cojeando.
-¡Yah! – le gritó, bajando también del auto, - ¡Yah! ¡Jejung ah!
Jae se alejó sin voltear a verlo. Yunho lo siguió corriendo hasta la siguiente cuadra y desistió. Después de todo, ¿quién se creía para mandar sobre el otro? Volvió a su auto, subió, cerró con seguro y volvió a golpear el volante. Juró no volver a buscarle.
Pasaron unos días, quizás semanas, cuando rompió su promesa. Lo pensó muchas veces, le dio vueltas al asunto, caminando por su departamento, sin camisa. Se miraba al espejo, examinando su reflejo y a la vez no, y sólo tenía que cerrar los ojos para sentir las manos de Jejung recorriéndole, sus labios besándole el pecho, endureciéndole los pezones. Se mordió los labios, dejando volar su imaginación, y pudo sentir sus labios sobre el pantalón, se desabrochó el pantalón él mismo y sintió esos gruesos labios mojándolo todo. Se recargó en la pared, sintiendo cómo se ponía cada vez más erguido, gimiendo. Abrió los ojos cuando sintió que todo se volvía vapor y al voltear abajo vio su propia mano, mojada, sujetando su miembro. Suspiró, llegando a una conclusión, y al día siguiente salió.
Volvió a deambular por esas calles. Manejó por horas, era su día libre. Incluso compró un café y lo bebió mientras daba vueltas por las calles. Se detuvo en un café para comer e ir al baño, sin dejar de vigilar las calles, sentándose junto a la ventana para ello. Ni rastro de él. Volvió a conducir y se hizo de noche hasta que por fin lo vio caminando por la calle, solo. Se detuvo, bajó del coche y lo siguió.
-¡Yah!
Con ese ya clásico llamado, Jae volteó, pero al verlo siguió caminando, apretando el paso.
-¡Yah! –Yunho apretó el paso también.
Lo alcanzó y lo tomó del brazo pero Jae tiró hasta zafarse y se echó a correr. Yunho le persiguió hasta que volvió a darle alcance. Los pocos pasantes los miraban de reojo e ignoraban después. Yunho lo sujetó por la cintura entre sus fuertes brazos. Jae forcejeó hasta que consiguió zafarse de él y se alejó, pero luego Yunho lo alcanzó una vez más y lo empujó contra una caseta de teléfono. Jae vestía jeans oscuros, una camisa blanca sobre otra rayada y una sudadera azul marino; su cabello negro había crecido, llegándole debajo de la barbilla. Yunho apoyó una mano al lado de su cabeza, golpeando la caseta roja con su palma. Jejung dio un respingo por el sonido y volteó a verlo, consternado.
-Jejung ah… - empezó Yunho, serio, fiero, - tú… ¿por qué no puedes saber lo que siento?
No sonaba a pregunta, sino a exigencia. Como si en realidad le gritara “entiende lo que siento”. Cohibido, Jae miró el suelo. Hacía algo de frío y el vaho de sus alientos calientes escapaba de sus bocas. Volteó a verlo, decidido.
-¡¿De qué carajos estás hablando?! –le preguntó, menos seguro de lo que quería sonar.
Yunho tomó la mano que había apoyado Jae contra la caseta por la muñeca, y lentamente la acercó a él, apoyando su palma contra su pecho. Mantuvo su mano sobre la ajena, mirándolo fijamente a los ojos.
-Aquí adentro…estás tú –afirmó Yunho, su expresión segura y algo sensual, los labios de lado, mostrando ligeramente los dientes. Una media sonrisa sarcástica. Jae tragó saliva, viendo su mano debajo de la de él, sobre el corazón del castaño.
-Yunho yah… -volteó a verlo, algo confuso. Yunho le sostuvo la mirada, expectante.
Se miraron a los ojos. Lentamente una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Jae, y al notarla también se dibujó una en la cara de Yunho. Se abrazaron precipitadamente, estrechándose en los brazos del otro. Yunho suspiró, estremeciéndose un poco y Jae rio bajito.
-¿Frio?
-Un poco… ¿podrías darme calor con tus jugosos labios?
Jae se apartó un poco, mirándolo.
-Cursi. ¿Estás pidiendo un beso?
Alzando un poco el rostro acercó sus labios a los de Yunho. El se inclinó y lo besó de lleno, fundiendo labio con labio. Rompió el beso cuando el aire faltó.
-¿Sabes qué, Jae? – Lo tomó por los hombros y lo hizo girar, poniéndolo contra la caseta, - quisiera tomarte ahora mismo, aquí, contra la caseta.
-Si fueras un cliente, te diría que sí, pero…uhm… -los labios de Yunho volvieron sobre los suyos, - pero…contigo quiero que sea diferente.
Y fue diferente. Esa vez, todo fue muy diferente. Ni siquiera fueron al hotel. Yunho lo llevó a su departamento, y no habían terminado de entrar cuando ya se estaban besando con ansiedad y locura. Yunho le fue quitando la ropa a Jae, a tirones, desnudándolo, y luego llenó su torso de besos, hambrientos, tibios. Jae gemía con cada contacto, abrazándole la cabeza contra su pecho, acariciándole el cabello mientras descendía por su abdomen. Luego giró, besando su cintura y subió por su espalda mientras le quitaba el pantalón y la ropa interior, y sus labios descendieron de nuevo. Incluso le beso el trasero mientras lo empezaba a dilatar con sus dedos.
-Yunho…ah…ahaaa…-Jae se derretía de placer. Yunho se levantó y Jae lo desnudó a continuación. Le beso el cuerpo igual y luego se lo metió en la boca.
-Unnghh…Jae…espera…
-¿Humm?
-Quedamos…que sería diferente…
Se recostaron en la cama de Yunho, frente a frente, y se estimularon el uno al otro con las manos, y luego con los labios. Cuando estaban al límite, Jae estaba acomodándose para recibirlo pero Yunho lo detuvo.
-Esta vez…quiero…-trago saliva, Jae lo miró, confundido, - esta vez…házmelo tú.
Se recostó ante él, nervioso. Jae sonrió y lo preparó con cuidado, acariciándolo, lamiéndolo, mientras le masajeaba para darle más placer aminorando el dolor. Luego lo penetró, teniéndolo a gatas.
-Haaaaa…
-Ahm…dime…¿cómo te gusta? ¿Así?
-Más….m-máass…aahhh
Recostándole un poco, de manera que sólo estuviera su torso levantado, Jae le abrazó, como una ranita sobre otra, pegándosele, frotando su pecho contra su espalda mientras le embestía, su miembro por completo en el interior del castaño. Yunho se sostenía con sus brazos estirados y sus manos sobre el colchón, tembloroso. La sensación de su propio miembro frotándose contra las sábanas mientras el de Jae se movía frenético en su interior…era demasiado. Yunho gemía sin control.
-Aahhh..ah..b-be…bésam…mmm…uhmmm….nnnggg…
Mientras se besaban, Yunho inconscientemente empezó a frotarse contra el colchón, moviendo su pelvis, y al mismo tiempo aumentando la sensación contra el miembro de Jae.
-Aahh….ya…ya no puedo…me vengo…me vengooo…
-Resiste un poco más, Yunho…sentirás más rico…uhhmm…- Jae logró colar una mano entre su cuerpo y el colchón.
-¡Aaah! ¿C-cómo pretendes quee…ah…aguante…s-si…me masturbas asíiii? Ah….aaaay…
-Me excita tu voz así…quiero oírte un poco más…por favor…di mi nombre…
-Ah…hhaaa…Jae….Jae…-ni saliva podía tragar.
-Ya…no puedo…me vengo…ah…¡aaaaah! –llegó contra el colchón, gritando, manchando también la mano de Jae. Jadeando, besándole el cuello, Jae se corrió en su interior.
Así empezaron su relación. A pesar de que Jae seguía trabajando en “el talón”, se veía con Yunho casi a diario, cada noche o cuando alguno de los dos estuviera disponible para el otro. No había títulos ni nada, sólo pasión y cariño.
Comían juntos de vez en cuando también. En las filas de las cafeterías parecían sólo dos amigos que se empujaban y golpeaban juguetonamente; pero cuando creían que nadie les veía, Jae pasaba una mano por la espalda de Yunho, con los dedos como araña, haciendo estremecer al otro, o Yunho apoyaba una mano distraídamente en el trasero de Jae, a veces incluso metiendo la mano en su bolsillo trasero.
Los encuentros en la cama se habían cada vez más pasionales. Pronto Yunho se aburrió de la cama y probaron en la mesa, en el suelo, de nuevo en el sillón, en todas partes.
-Jae…-murmuró una madrugada, abrazándole.
-¿Uhm?
-Yo…te…
El pelinegro le cubrió la boca con la mano.
-No lo eches a perder con palabras – le sonrió y se durmieron tras un beso.
Despertó. Había sido un sueño tan vívido, tan real.
A su lado, Yunho dormía tranquilo. Y desnudo. Lo había conocido en un club nocturno y prácticamente se le había lanzado. En términos generales su historia era muy similar a la que acababa de soñar, sólo que Jejung no era un sexo-servidor sino un hombre de negocios común y corriente, y Yunho no era un policía sino un stripper. En cualquiera de ambos casos, eran una pareja algo problemática, pero eso sí, excesivamente apasionada.
Acarició su cabello castaño, se inclinó sobre su rostro durmiente y besó sus labios entreabiertos. Poco a poco el castaño fue despertando, correspondiendo el beso, dejándolo usar su lengua y usando la propia. Jae rompió el beso cuando faltó el aire.
-Buenos días… -murmuró Yunho, estirándose.
-Buenos días –sonrió Jae, recostándose con la cabeza en su pecho.
-¿Sabes?
-¿Uhm?
-Soñé con nosotros…
-¿Y…?
-Y me dieron ganas de hacértelo otra vez.
Yunho sonrió y se le echó encima.
FIN
ahh me encanto!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminar^///^
Jajaja me encanto y ese final me sorprendio y me dio risa xd Pusiste la escena de Dangerous loveee *-* akjsakjskajsa me gusto mucho tu fic (:
ResponderEliminarPensaba que moria de tan pornoso y encima luego esa escena de DL *babaaaa*
ResponderEliminarMe mataste! *w*
-Trae tu trasero acá.
-Sí, señor.
Simplemente, genial HAHAHHAHA enserio me ha encantado!!!
Gracias por publicarlo *w*
*w* woo wooo me gusto mucho!!!! que bueno lemon!!!! jajaja tenia rato de no leer un YunJae y JaeHo con lemon!!!!!! kyaaaaaaaaa >W< creo que me lo leer de nuevo!!!!!
ResponderEliminarlo de los celos wooooo me encanta y todas salvajes wooooooo *w*
AANXIDCSADFGDHGGHSGAGHSBGHAGDRTGYWHBN BBNBDGH H
ResponderEliminar..ME MATAASSS..
*Q* nunca había leido un fanfic tan LEMONSESCO!! O POR DIOS!! ES GENIAL! ME ENCANTO!
lo recomendare! *Q* ASDFGHHHAGSDFGH
wow
ResponderEliminarmuy bueno ^ ^ a mi en lo personal me encanto (si se ve que soy bien pervertida >.<)
por cierto me gusto mucho la imagen ^ ^
ResponderEliminarGracias chic@s ^^ sip me pidieron hace un tiempo que hiciera el fic que sale en la escenita de DL, y se me ocurrio esto y lo uni, me alegra que les gustara :D
ResponderEliminarme encanto!!! con el titulo xD es que esa cancion me tiene traumada se me ha quedado pegada en la cabeza!!!!!! fue muy lemonoso! justo lo que andaba en busqueda... si la escena de dangerous love fue memorable... yunjae y jaeho~~~~ ^^
ResponderEliminarkyaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarmori es demasiado lemonoso me encanto kajakja^^
sigue asi escribiendo YUNJAE que ultimamente no hay tantas actualizaciones de esta pareja y es lejos mi favorita, por que ya me quede sin fics yunjae en la pagina
mas YUNJAE
YUNJAE4EVER
(SIP)
a i tambien me tiene traumada esa cancion XD gracias, seguire escribiendo~
ResponderEliminarjajaja me encanto la parte del DANGEROUS LOVE¡¡¡....fue geniaaal..muy bueno en vdd gracias por compartirlo..>.<
ResponderEliminarlo0l jae de sexo servidor? donde puedo encontrarlo XD jajaj este par cuando no calientes pero me encanta que sean asi apasiaonados! jajaj me dio risa la parte de dangerous love jajaj ya no vere el minidrama de la misma manera! y al final...un sueño? pero se parecia mucho a la realidad! con inversion de papeles kukuku yunho stripper1 XD
ResponderEliminarwoo q bonitooo ajajja el fianl todo un sueñote erotico el de yunho y pobre jae q le habra hecho me gustooo mucho tu fanficcc
ResponderEliminarque final mas estupendo
ResponderEliminarestuvo genial desde el inicio hasta el finalll
lo maximo!!! muy buen one-shot ^^
ResponderEliminarwaaaaaaaaa me encanto lo de gritar su nombre super sexy, gracias
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