Autora: Vi-Chan
Pareja: YunJae
Género: Drama, Slash
Extensión: Oneshot
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Atiende el teléfono…
Se despertó de golpe con un profundo suspiro sentándose en seguida, retirando las mantas que le cubrían notando cómo el sudor frío le corría por la sien.
Le había escuchado tan claramente, casi sintiendo el cálido aliento chocando en su oído el cual le hizo erizarse con furia, y no pudo evitar dar un respingo al escuchar el teléfono sonar.
Atiende el teléfono…
Volteó rápidamente hacia la izquierda encontrándose con la ventana cerrada, vislumbrando a través de las cortinas translucidas la silueta deforme de la luna, y más oscuridad. ¿De nuevo empezaba a imaginar cosas?
Ring
Regresó su atención hacia el teléfono estirando una de sus manos hacia este notando como le temblaban levemente, no tenía la mas mínima idea del por qué de sus nervios pero ahí estaban, presentes, haciéndole sentir con mas vida, haciéndole latir el corazón a mil por hora.
-…- atendió su celular sin hacer ruido alguno, esperando por la voz del otro lado –Lo siento…- escuchó en una voz tan familiar que le hizo flaquear las rodillas, agradeciendo que aún se encontraba en la cama, de lo contrario habría caído sin duda alguna al suelo. -Necesito que vengas…-
El nudo en su garganta le impedía dar respuesta alguna y sabiendo que era la peor idea del mundo, se puso de pie tomando sus zapatos deportivos –¿En dónde estás?- pregunta al momento en que se colocaba el calzado, importándole poco salir con ropa de dormir, igual el grueso abrigo se encargaría de cubrirlo todo.
-En casa… -asintió tomando las llaves de su auto, con todas sus alarmas internas disparadas y gritándole que no era una buena idea, que debía quedarse en casa… Después de lo ocurrido la noche anterior sabia que lo último que debía hacer era encontrarse nuevamente con ese hombre, y menos a solas. –Lo siento… -murmuró el hombre de voz grave nuevamente a través del auricular- no cuelgues… quédate conmigo hasta que llegues, ¿sí? Por favor… -resopló maldiciéndole mentalmente, odiaba el control que podía tener sobre sí, y más odiaba amarle tanto. Sabía que algún día ese amor le iba a costar caro.
Entró en su auto poniéndolo en marcha rápidamente hacia el sur de la ciudad, hacia esa casa en donde por tantos años vivieron juntos, esa casa a la cual no podría volver más. No después de lo sucedido…
-lo siento…
-¿quieres dejar de decir eso?
-Lo siento…
Bufó sintiendo su molestia subir cada vez más, acelerando simplemente para sentir la adrenalina bombear por su cuerpo en un intento inútil de olvidar el dolor causado, las promesas rotas, los sueños destrozados y esas ansias y ganas de verle que le carcomían desde adentro.
Hizo caso omiso a letreros y luces rojas, necesitaba llegar a casa. No sabía en qué punto pasó del terror de regresar a la necesidad de hacerlo, pero –Lamento mucho haberte hecho eso… Lo siento…- seguía repitiéndole desde el otro lado de la línea. -¿Sabes?- le contestó finalmente llegando al límite, dando un cruce hacia la derecha con brusquedad haciendo que las llantas chillaran en el asfalto. –He intentado tantas veces curar mis heridas…- otro cruce y un fuerte frenazo, resoplando con furia saliendo del auto lanzando la puerta del mismo. –Te he amado tanto que duele, ¡duele!- grita hacia el móvil, abriéndose paso por la puerta de la entrada sin importarle que esta se encontraba sin seguro, solo quería llegar hasta él, voltearle el rostro de un solo golpe y besarle hasta el cansancio.
-Estoy asqueado y cansado de estar peleándonos, de las mentiras, las lágrimas, el estar llamando a tu madre, los insultos, nos fastidiamos mutuamente, nos besamos y revolcamos sobre las sabanas y todo está bien?- frunce el ceño deteniéndose a mitad del pasillo notando todas las luces apagadas pero continúa. –es un circulo vicioso y realmente no comprendo las peleas, los golpes, los gritos… ¡me rompiste la maldita muñeca! –le grita al celular sintiendo sus ojos arder a causa de las lágrimas que rodaban por sus mejillas, deteniéndose frente a la habitación que por tantos años compartieron juntos, tantos momentos felices, tristes y dolorosos.
-Hasta que la muerte nos separe, ¿recuerdas…?- se detuvo en seco con la mano sobre la perilla de la puerta al escuchar su voz, empezaba a sonar diferente pero a la vez, igual.
Con el temblor nuevamente instalado en sus manos y cuerpo abrió la habitación, vislumbrándole de espaldas en el escritorio donde solía trabajar hasta tarde. El ordenador se encontraba apagado al igual que las luces, solo podía distinguirse su silueta recortada gracias a la tenue luz de la luna que se colaba a través de la ventana abierta. –Aquí estoy… -murmuró de forma casi inaudible, sin saber por qué aun sostenía el móvil contra su oído teniéndole en frente.
-Lo siento…-
Escuchó el murmullo a través de la bocina mientras se acercaba a él a pasos lentos, viéndole recostado del escritorio, apretando la mandíbula al momento en que levantó una de sus manos colocándola en el hombro de su pareja, moviéndole un poco. –dije que—
Una de las manos del hombre calló desde el escritorio quedando laxa colgando en uno de sus costados, dejando caer de esta un arma, sintiendo como el eco del golpe de la misma contra el suelo de madera se hacía mas y mas fuerte.
No…
Fue en ese entonces cuando se dio cuenta de que el suelo bajo sus pies estaba oscurecido y viscoso, fue entonces cuando notó que en la otra mano de ese que llamó por tantos años el amor de su vida se encontraba el teléfono de la casa, mientras que sus ojos inexpresivos y sin vida miraban fijamente algún punto de la pared. Fue entonces cuando notó que la luna le dejaba ver el cráneo expuesto y esparcido sobre el escritorio, de la persona que más daño le hizo, la persona que más feliz le hizo.
-Lo siento…
Cayó sentado en el suelo manchando así sus ropas de la sangre oscura y putrefacta, lentamente separando el móvil de su oído llevándolo hacia el frente, dejándolo caer hacia el suelo al notar que este se encontraba apagado. El mismo había apagado el celular antes de acostarse a dormir.
-Te amo… Jaejoong.
Yunho…
-llora desconzoladamente-
ResponderEliminarReídHay que triste!!
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