Lo que empieza no termina […]
Pensé: ‘No me mires así’
Ya sé lo que quieres de mí…
[Lo hecho está hecho, Shakira]
Junsu despertó del letargo sintiéndose algo adolorido aún. Tenía una punzada latente en su parte baja y al parecer había dormido tan sólo un par de horas, porque sintió que el sueño no lo ayudó a sentirse mejor.
Se levantó de su cama y lanzó un suspiro. Se sentía asqueado, como un verdadero juguete viejo al que utilizan y luego dejan de lado para volver a utilizarlo después…
Caminó hasta el baño, despojándose de sus rasgados ropajes y metiéndose dentro de la ducha, tratando de disminuir en algo la sensación de asco que sentía consigo mismo. El agua azotó su cuerpo y él inmediatamente comenzó a restregar su cuerpo con sus manos de manera frenética. Se sentía tan sucio al recordar como Jaejoong nuevamente había vuelto a abusar de él…
Se restregó con tanta fuerza que dejó manchas rojizas sobre su pálida piel y cuando se sintió un poco mejor…salió de la ducha, más calmado y todo.
Observó su reflejo en el espejo y se horrorizó al percatarse de lo dañado que estaba todo su cuerpo. Tenía una larga cicatriz en el pecho y abdomen y una pequeña en su bajo vientre, pero lo que más le horrorizó de todo fue su espalda, que estaba completamente cubierta de largas y gruesas cicatrices.
Volvió a suspirar mientras regresaba a su habitación, buscando una nueva camisola limpia y pantalones de cuero, vistiéndose en silencio. Junsu alzó la vista hacia el imponente ventanal de su habitación y pausadamente comenzó a caminar hacia el, observando con anhelo el bosque. Súbitamente fue invadido por un impulso…y llevó sus manos a la ventana, cogiendo el pestillo que la mantenía cerrada y retirándolo abruptamente. Una cálida brisa golpeó su rostro mientras observaba el paisaje, había metros y metros de altura desde su habitación hasta el suelo. Junsu meditó un poco la situación: Jaejoong siempre tomaba una especie de ‘siesta’ después de sus actos y ya debía de estar dormido, así que lo más probable era que Yoochun también lo estuviera. Usualmente, después de que Jaejoong lo visitaba, le daban la noche libre y lo más seguro sería que Yoochun no lo molestara hasta que él decidiera salir del cuarto. Podría ir a dar un paseo y volver…nadie tendría que enterarse. Si, era precisamente eso lo que haría, definitivamente la habitación lo estaba sofocando y tenía que salir a tomar algo de aire.
Decidido, no dudó ni un segundo más y se lanzó hacia abajo, cayendo casi al instante al suelo. Observó su habitación desde allí y decidió que treparía por las enredaderas que adornaban las paredes de la mansión, volviendo a su cuarto justo antes del amanecer.
La brisa volvió azotar su cuerpo y Junsu se sintió un poco mejor luego de haber abandonado la mansión. Rápidamente se dio la media vuelta y emprendió la marcha hacia el bosque, avanzando con rapidez a través de las interminables corridas de arboles y alejándose cada vez más de la mansión, dejando todos sus miedos atrás mientras se internaba más y más dentro del corazón del bosque…
Yoochun estaba tendido sobre su cama en una especie de sopor. El calor del ambiente era prácticamente sofocante y había decidido dormir tan sólo con el pantalón del pijama, tratando de aminorar en algo la sensación de calor que lo atacaba.
Parecía estar dormido, pero una parte de él estaba alerta a cualquier ruido que pudiese despertarlo. Sabía que Jaejoong estaba con Junsu, después de todo era el comienzo de la noche del día 13 y él lo utilizaría para saciar sus impulsos. Yoochun estaba tan acostumbrado a ello que era como si su sub consciente lo preparara para estar alerta a cualquier grito desahuciado de su amo.
Escuchó la puerta de su habitación abrirse y unos suaves pasos caminando en su dirección. Decidió que seguiría haciéndose el dormido, esto era demasiado intrigante. Después de su encuentro anterior, hace ya un mes atrás, Jaejoong no había vuelto a buscarlo y sólo se habían remitido a su relación de amo-sirviente.
Yoochun sintió sus frías manos recorrer sus mejillas y automáticamente abrió los ojos. Sus ojos violetas resplandeciendo en la oscuridad mientras giraba su rostro para mirarlo.
“¿Jaejoong, ocurrió algo con Junsu?” le preguntó, sentándose en el borde de su cama y escudriñándolo con la mirada.
Jaejoong mordió su labio inferior, observándolo de pies a cabeza, deteniéndose unos segundos para contemplar su torso desnudo y luego mirándolo a los ojos. Podía escuchar las venas de su cuello palpitar, su sangre fresca llamándolo e incitándolo a que se acercara a él. No había bebido de Junsu por miedo a terminar matándolo y estaba tan desesperado por beber que no podía descansar…el recuerdo del sabor exótico de la sangre de Yoochun y la intensidad de sus besos no lo dejaba en paz. Hacia tiempo que no volvía a visitarlo, y a pesar de que estando con Junsu había saciado la parte violenta de sus impulsos, aún tenía algo quemándole en las venas…algo que sólo Yoochun podía saciar…
“No, él está bien…” susurró. Yoochun sabía lo que quería, después de todo, llevaba años trabajando para él y algo lo conocía. Sus ojos topacio resplandecían y lo estaba mirando de una forma llena de deseo. Aun así, Yoochun decidió que no se lo iba hacer tan fácil…
“¿Estás bien?” Si quieres podría ir a la bodega y traerte algo para-“
“No, no quiero nada de allí” Jaejoong lo interrumpió, empujándolo a la cama y sentándose a horcajadas sobre él, mirándolo intensamente, sus ojos…brillando con un destello hambriento.
Yoochun se sentó en la cama para quedar a su nivel, aferrando las manos a sus muslos y apretándolo con fuerza a su cuerpo. Jaejoong lanzó un suave gemido al sentir sus sexos presionados sobre la ropa y lentamente comenzó a mover sus caderas sobre su regazo, encendiendo a Yoochun al tan sólo comenzar con el contacto...
Aquella suave fricción creó llamas en todo su cuerpo, despertando el latente deseo que sentía por Yoochun en tan sólo unos segundos. Lo observó, y sus ojos violetas completamente oscurecidos por la lujuria derribaron todos sus muros, ya no pudiendo contener más las ganas, totalmente trastornado por la urgencia de sentirlo. Rompió la distancia que los separaba, rodeando sus brazos alrededor de su cuello y azotando sus labios en un agresivo beso. Sus lenguas volvieron a encontrarse, acariciándose y enredándose, creando una intensa pelea por dominancia; la cálida y húmeda lengua de Yoochun danzando con la suya en un roce constante, sacando todos sus instintos a flote. Jaejoong podía sentir las manos de Yoochun clavándose a sus caderas, presionándolo aún más a su calor y esto lo hizo aumentar la fricción, moviéndose frenéticamente sobre su regazo hasta que sintió el bulto en los pantalones de Yoochun haciéndose más prominente, su miembro erecto presionado al suyo como acero hirviente…listo para dominarlo. Y como si fuera posible, esto lo excitó aún más; su propia erección pulsando tortuosamente, rogando por liberación mientras continuaban friccionándose. Las aterciopeladas manos de Yoochun aferrándose a su cuerpo…urgiéndolo, llevándolo casi al borde de la locura. Se separó un poco de él sólo para besar su cuello, deslizando su lengua desde su mandíbula hasta su vena yugular, succionando un poco su piel y sonriendo al escucharlo emitir un suave suspiro ante ello.
Sus venas…lo llamaban y ya no pudo seguir conteniéndose. Le clavó los colmillos, desesperado por probar su sangre, e inmediatamente sintió aquel éxtasis intoxicante nublar cada uno de sus sentidos. Había extrañado…tanto su sangre que bebió con bastante fuerza, disfrutando aún más al escuchar los cortos jadeos de Yoochun mientras continuaba alimentándose de él.
Cuando terminó de beber, lamió sus labios que aún estaban ensangrentados. Yoochun lo atrajo hacia sí y volvieron a besarse, probando el sabor de su propia sangre en el beso al recorrer hasta el último rincón de su boca…aquella extraña mezcla de sabores que sólo ellos podían encontrar excitante.
Jaejoong jadeó contra sus labios. Su sangre hervía de deseo al sentirse nuevamente lleno de vida, cada milímetro de su piel quemaba y ansiaba sentir a Yoochun dentro. Abruptamente rompió el beso, volviendo a empujarlo a la cama y descendiendo la cabeza hasta su torso, besando extasiado cada centímetro de su expuesta piel, aún restregándose a él en frenéticos movimientos que se hacían cada vez más vehementes…
“Ya me estaba preguntando cuándo volverías a mí” Yoochun le dijo cuando sintió su fría lengua delinear su ombligo, mordiendo la sensible piel. Jaejoong levantó el rostro de su torso y se quedó mirándolo un minuto
“Te extrañaba Chunnie…” confesó, incapaz de contenerse, y lo observó volver a sentarse en la cama, deslizando sus manos bajo su pijama mientras él rodeaba los brazos alrededor de su cuello, refugiando su rostro en el
“También te extrañaba…Joongie” su apodo salió de sus labios en una voz suave, casi melodiosa.
Nunca, en todo el tiempo que llevaban con esto, habían cruzado una palabra de afecto y fue en ese entonces que Yoochun comprendió que para él, esto ya había pasado de ser sólo algo trivial...
Se quedaron así un momento, ambos abrazándose el uno al otro y tratando de descifrar qué era exactamente lo que estaban sintiendo…
Jaejoong sintió su determinación quemándole en el pecho. Quería que Yoochun lo poseyera…y que lo reclamara como suyo para toda la eternidad. El pensamiento lo excitó y lo aterró a la vez. De pronto comenzó a preguntarse por qué sentía tanto apego con él…pero no pudo seguir pensando más, porque al sentir las manos de Yoochun deslizándose por su espalda sintió todo el deseo crecer como un volcán dentro de él, a punto de explotar. Comenzó a darle suaves besos en el cuello, volviendo a descender su rostro hasta su torso mientras él se tendía sobre la cama, rendido completamente a sus atenciones.
“Oh, Chunnie…” le susurró al posar sus dedos sobre el borde de sus pantalones, despojándolo de ellos y mirando con ojos hambrientos el perfecto cuerpo que tenía ante sus ojos. Yoochun…sacaba a flote toda la lujuria que podía acumular…
“E-Extrañaba ta-anto tu cuerpo…p-por fa-vor…n-no me hagas esperar m-más” le rogó. Su respiración estaba completamente entrecortada por el deseo y sus palabras provocaron que el hechizo que ocultaba los rasgos demoniacos de Yoochun flaqueara. Lanzó una especie de gruñido al sentir sus uñas alargarse y su energía crecer dentro de su cuerpo. Sus palabras…habían provocado que un deseo de poseerlo y hacerlo suyo lo atacara completamente. Su naturaleza demoníaca amenazaba con salir a flote mientras las ganas de hacerlo suyo, mezclar sus sangres, y ser uno para toda la vida le incineraban el pecho.
Jaejoong lo observó y sus ojos violetas se iluminaron en un destello centellante; luego una ola de energía púrpura irradió desde sus manos y sus ropajes fueron desintegrados al instante. Sintió sus manos aferrarse a sus caderas y sus largas garras arañar su piel. Lanzó un quejido ante ello, sabía que a Yoochun le habían hecho un hechizo para ocultar algunos rasgos de su verdadera forma, pero a veces…cuando hacían esto, el hechizo parecía debilitarse y él recuperaba sus garras.
Su erección tentativamente rozó su entrada, causando que Jaejoong se retorciera sobre su regazo y ya no aguantó más las ganas…
“C-Chunnie” jadeó al sentir solamente la punta de la erección de Yoochun posicionarse en su entrada, y luego lanzó una especie de gruñido al sentir que él la retiraba. Cómo odiaba cuando Yoochun lo tentaba de esa manera…sabiendo ya que estaba a punto de estallar.
Decidido a no esperar ni un segundo más, Jaejoong se levantó un poco de su cuerpo, dispuesto a empalarse en su miembro, pero fue interrumpido por las largas garras de Yoochun aferrándose a su cintura, impidiendo su movimiento.
“Uhm-Uhm” Yoochun articuló en tono cantado, sonriendo cuando Jaejoong comenzó a forcejear ante su amarre. “Tan sólo quiero que lo digas…” le susurró, trazando sus costados con las puntas de sus garras. Jaejoong se estremeció ante el contacto, adicto a sus atenciones, y lo maldijo internamente por tenerlo de esta manera. Volvió a gruñir, frustrado, y finalmente estalló
“Tú y tu maldita costumbre de hacerme rogar” masculló y fue incapaz de reprimir el gemido que escapó de sus labios al sentir que Yoochun lentamente descendía su amarre, nivelándolo hasta su erección y volviendo a crear el roce.
“A-Ahh” gimió, cerrando sus ojos al sentir a Yoochun lentamente deslizando la cabeza de su miembro hacia adentro. “H-Hasta el f-fondo…n-no sa-bes cuánto lo n-ecesito…” un nuevo gemido escapó de sus labios y Yoochun sonrió, aquellas palabras llevándolo al limite, despertando todos sus instintos y rompiendo el poco autocontrol que le quedaba. Jaejoong mordió sus labios para evitar gritar cuando Yoochun irrumpió dentro de su cuerpo de una sola estocada, enterrándose hasta el fondo de su cuerpo y sintiendo sus músculos aprisionando la sensible piel de su miembro, gimiendo roncamente y aferrando sus manos a sus caderas, el deseo creando espasmos de energía en su interior al perderse completamente dentro de su calor. Inmediatamente comenzó a seguir su ritmo, sus caderas arqueando y descendiendo en un violento vaivén que se hacía cada vez más intenso…
El habitual dolor no hizo más que excitarlo y fue todo, las rítmicas estocadas de Yoochun lo llevaron hasta la locura, intoxicado en el placer. Jaejoong estaba completamente perdido, ahogado en su calor, su sexo ardiente azotándolo una y otra vez, completamente sincronizado a su ritmo, yendo rápido y fuerte…tan violento como el demonio mismo que era, para luego disminuir un poco el ritmo a uno más lento, suave, apenas friccionando…y justo cuando Jaejoong estaba por protestar al sentirlo levantarlo para salir de su cuerpo, Yoochun irrumpía dentro de él con fuerza, volviendo a establecer el fogoso ritmo y golpeando el punto exacto con cada una sus estocadas, siendo recompensado por agudos gritos de placer mientras continuaban con su pasión. Jaejoong era incapaz de contenerse, todos sus sentidos nublados y dominados por él, y mientras lo montaba gimió su nombre reiteradas veces. Era la primera vez que Yoochun lo escuchaba gemir su nombre, y el sonido le pareció tan adictivo que jamás quería dejar de escucharlo…
Y como era habitual en sus encuentros con Yoochun, Jaejoong perdió totalmente la noción del tiempo, demasiado embriagado en el placer. Llegando a un punto en que sólo podía ver, sentir, tocar y hasta respirar a Yoochun, nada más importaba y sólo estaban ellos, atrapados en el fuego, en su fuego, el fuego de la pasión.
Cuando ya habían terminado, Jaejoong se sentía completo. Descansaba su cabeza sobre el pecho de Yoochun mientras sus brazos lo abrazaban protectoramente, ambos cuerpos cubiertos en perlado sudor. Fue en ese instante que Jaejoong se dio cuenta que las garras de Yoochun aún adornaban sus manos. Tomó una de sus manos y deslizó sus dedos por sus largas garras, sorprendiendo un poco a Yoochun ante el contacto.
“¿Aún en tu forma humana posees garras?” le preguntó
“No, por supuesto que no. Como sabes, el contrato ejerce un hechizo sobre mí, evitando que pueda liberar mi verdadera forma, pero a veces…durante ciertas circunstancias, el hechizo se debilita y puedo adquirir un rasgo de mi forma de demonio”
“Chunnie, hay algo que nunca entendí bien con relación a tu familia”
“¿Qué cosa?”
“Si tu padre era un demonio y tu madre humana, ¿Por qué se horrorizaron tanto al saber que tú habías adquirido las habilidades de tu padre, si claramente existía esa posibilidad?”
“Creo que fue porque conmigo sucedió algo distinto” lanzó un suspiro y Jaejoong entrelazó sus manos, sintiendo como sus largas garras lentamente decrecían hasta quedar nuevamente en uñas humanas
“Veras, durante mi infancia yo no desarrollé ningún indicio de tener sangre de demonio. Fue cuando cumplí los 16 años que mis ojos cambiaron de tonalidad y experimenté la transformación. Para esos años mis padres creían que yo era un humano normal y fue por eso que…bueno, ya sabes”
“Te torturaron…” susurró, apretando su mano para tratar de reconfortarlo
“Si, mi padre nunca me enseñó nada sobre mi condición y tan sólo se horrorizó cuando experimenté la metamorfosis. Años después te conocí y por supuesto que ellos iban a estar felices de aceptar cualquier cosa si eso significaba deshacerse de mí. Mi padre no quería ningún otro demonio en la familia, decía que era demasiado peligroso correr el riesgo, y para él…yo sólo era un estorbo” dijo, con un dejo de amargura en sus palabras…
Se quedaron en silencio un rato, Jaejoong trazando círculos sobre su abdomen mientras él cerraba sus ojos y se relajaba ante el contacto.
“Para mí…nunca serás un estorbo” le dijo, muy bajito cuando estaba a punto de caer dormido y sus palabras le reconfortaron el corazón.
La rigidez del cuerpo de Jaejoong le indicó que ya había entrado al letargo y Yoochun lanzó un suspiro, relajando sus músculos y deslizando suavemente una de sus manos por sus cabellos
“No me digas esas cosas Jae, que yo…no me quiero enamorar…” le susurró y lo sintió aferrarse más a su pecho mientras el cansancio lo atacaba y lentamente caía en la inconsciencia…
Junsu utilizó su sobrenatural velocidad para recorrer grandes tramos hacia el corazón del bosque. Mientras corría, sentía que el viento prácticamente cortaba sobre su piel, ya que iba tan rápido que parecía volar, aquella sensación de efímera libertad volviendo a invadirlo al internarse aún más dentro del bosque.
Continuó corriendo hacia las profundidades del bosque hasta que se encontró frente a una especie de túnel de enredaderas. Se detuvo un momento, contemplando la extraña forma del túnel, porque parecía completamente fuera de lugar entre todos los árboles del bosque. Sobrepasado por la curiosidad, Junsu avanzó con rapidez dentro de el, y al final del túnel se encontró con una gran cascada de agua. El lugar estaba completamente aislado, ya que el vasto túnel de enredaderas bloqueaba la vista desde el bosque.
Junsu lentamente caminó hasta el agua, pero de pronto una aguda punzada de dolor azotó toda su piel e inmediatamente bajó la vista hasta sus ropajes, donde se percató con horror que se encontraban empapados de sangre. La velocidad con la que había corrido más la fuerza del viento habían logrado reabrir sus heridas y ahora la sangre emanaba con fuerza desde su abdomen y espalda. Desgraciadamente Junsu no había bebido sangre antes de salir y su cuerpo…estaba débil, mucho más débil que lo habitual.
Intentó correr de regreso a la mansión, pero al hacer el esfuerzo para utilizar su gran velocidad sintió toda su energía abandonarlo de súbito y cayó de bruces al suelo, golpeando su cabeza contra el césped. Aturdido, se quedó ahí tendido contemplando el negro cielo estrellado. Su espalda se sentía húmeda y pudo notar que un charco de espesa sangre se estaba formando a su alrededor.
Ya no había salida y ahora era solamente cuestión de tiempo para que encontrara su fin…porque sabía que su muerte ya era inminente, si no moría por la pérdida de sangre estaba seguro que moriría incinerado por los rayos del sol. Qué irónico, vivir bebiendo sangre y morir desangrado…
Cerró sus ojos y comenzó a evocar recuerdos de su pasado: pensó en Corea y en su ciudad natal, en su familia y sus amigos de escuela…pensó en tantos planes que tenía y que no podría realizar jamás, y finalmente…pensó en aquel hombre lobo que salvó su vida y en lo mucho que le hubiese gustado volver a verlo tan sólo una vez más.
Su cabeza se tornó pesada y casi no tenía ni fuerzas para mover su cuerpo. Comprendió que encontraría la muerte más rápido de lo que había pensado, pero a pesar de todo…morir no lo aterraba, era como si estuviese en parte aliviado por abandonar el infierno que era su actual realidad.
Estaba ahí tendido, prácticamente perdido en sus pensamientos, cuando escuchó un ruido; un sonido de pasos que sonaba cada vez más cerca.
Perfecto, carroñeros en busca de mi carne…pensó, abriendo sus ojos y girando su rostro en dirección hacia el túnel de enredaderas, quedando…completamente estupefacto ante la visión del gran lobo blanco que estaba parado en la entrada.
No puede ser, estoy soñando…trató de sentarse, pero una aguda punzada lo recorrió de pies a cabeza y lanzó un quejido de dolor.
“No te muevas” su voz salió en tono bastante suave y Junsu lo observó caminar en su dirección. Estaba exactamente igual que la última vez que lo vio, sólo que ahora llevaba unos shorts a media pierna de mezclilla. Al llegar a su lado él se arrodilló y puso una mano en su cabeza y la otra en su espalda, ayudándolo a sentarse.
“Eres tú…” Junsu le susurró, algo aturdido todavía por la rápida pérdida de sangre
“¿Qué te ha ocurrido? ¿Cómo te has hecho semejantes heridas?” le preguntó cuando se percató de lo manchada que estaba su espalda
“Son sólo unos rasguños” contestó Junsu, muy bajito
“Si, claro…te estás desangrando y me dices que son sólo unos rasguños” replicó, mirándolo con preocupación
“La persona que me compró…me propinó los cortes” su voz fue casi un susurro. De pronto, otra punzada de dolor lo atacó y volvió a lanzar un quejido. Ante esto, él lo miró con más preocupación aún
“Tranquilo, te ayudaré con tus heridas, pero primero tengo que levantarte así que… ¿podrías pasar tu brazo alrededor de mi cuello?” le preguntó y Junsu se encontró completamente perdido en aquellos voraces ojos dorados que ahora lo miraban con preocupación. Asintió y tímidamente puso el brazo alrededor de su cuello; luego sus manos se situaron en su espalda y hábilmente lo levantó, cargándolo entre sus brazos hasta las aguas de la fuente.
El calor de su cuerpo comenzó a reconfortarlo por completo. Él…era tan cálido e instintivamente Junsu se acurrucó a su cuerpo, buscando más de su calor y descansando su cabeza sobre su pecho, dejándose arrullar por la sensación.
Él licántropo se acercó hasta la próxima cascada de agua y llevó una de sus manos al borde de sus shorts de mezclilla, rasgando un poco de tela y tomándola entre sus manos; acto seguido empapó la tela con agua y comenzó a limpiar la sangre de sus heridas: primero su prominente tajo del abdomen y luego su espalda.
Junsu se estremeció ante el contacto. Lo observó detenidamente mientras deslizaba la tela por su piel y cuidadosamente limpiaba sus heridas. No entendía muy bien por qué aquel extraño lo estaba ayudando…más que nada, en lo único que podía concentrarse era en lo bien que se sentía estando entre sus brazos…
Lanzó un quejido cuando él limpió el más grande de sus tajos. El dolor en aquella herida era muy intenso y él pareció notarlo porque inmediatamente, después de escuchar el quejido, dejó de limpiarlo y lo miró con una expresión seria.
“¿Te duele mucho?” le preguntó, volviendo a mojar el pedazo de tela y esta vez pasándolo por su rostro
“Sólo uno de ellos, el que tengo en la espalda…me arde como los mil demonios” susurró, cerrando sus ojos y relajándose ante el contacto
“Descuida, voy a sanar tus heridas” le dijo al terminar de limpiar su rostro. La pesada respiración del vampiro golpeaba con fuerza sobre su torso. No supo explicarse así mismo por qué sentía un deseo tan grande de protegerlo, pero había algo en él…que lo cautivaba. Parecía tan frágil entre sus brazos; sus pálidas manos aferrándose con fuerza a él, como si fuese su única esperanza…
“¿Por qué…eres tan bueno conmigo? Yo…soy tu enemigo” Junsu lo cuestionó, delineando su clavícula con sus dedos. La rápida pérdida de sangre generando un efecto delirante en él…
“Estamos en neutralidad ahora así que…no lo eres” contestó y comenzó a caminar hacia la orilla. Lo depositó suavemente sobre el césped y luego se arrodilló, quedando a su nivel.
Junsu lo observó y, sin poder contenerse, llevó una de sus manos hasta su rostro, suavemente recorriéndolo con sus dedos. Él se estremeció ante el contacto y automáticamente posó su mano sobre la suya, deteniéndolo. El contraste entre frío y cálido de sus manos era bastante extraño, pero se sentía agradable y cuando Junsu volvió a mirarlo, esta vez se encontró con su mirada. Sus ojos lo observaban detenidamente y…se sintió hasta vulnerable ante ellos, sentía que aquellas ardientes pupilas negras hasta podían descifrar sus pensamientos…
Quería seguir mirándolo, pero nuevamente otra punzada de dolor lo invadió y Junsu comenzó a toser reiteradamente, sintiendo sus músculos desgarrarse ante la fuerza que hacia con ello.
“Te ayudaré, así que no te asustes con lo que voy a hacer” le dijo y acto seguido, rasgó su camisola de un tirón, revelando aquel prominente tajo ensangrentado de su abdomen.
“¿Q-Qué…e-estás haciendo?” balbuceó Junsu, algo impactado al sentirse completamente expuesto ante él…
“¿Confías en mí?” le preguntó, mirándolo fijamente a los ojos. Junsu inmediatamente asintió y lo observó esbozar una sonrisa; luego él lentamente descendió su cabeza hasta su abdomen y Junsu pudo sentir su respiración sobre su piel, esto provocó que pegara un salto.
“Tranquilo, no voy a morderte ni nada…” le susurró y su cálido aliento golpeó contra su abdomen, estremeciéndolo ante el contacto.
“E-Espera” murmuró y él subió su rostro para mirarlo. “Antes de que hagas…lo que sea que vas a hacer, yo…quisiera saber tu nombre” Junsu desvió abruptamente la mirada, mordiendo su labio inferior con nerviosismo, y lo escuchó lanzar una risita.
“Mi nombre es Yunho, Jung Yunho”
“Yunho” dijo y a él le gustó bastante la manera en que pronunció su nombre…
“¿Y tú, te llamas…?”
“Kim Junsu”
“Junsu, que bonito nombre” comentó, esbozando una sonrisa. “Bueno, creo que ahora no somos extraños”
“Creo que no” Junsu le sonrió también y sintió sus manos aferrarse a su cintura
“¿Dónde dijiste que te dolía más?” le preguntó, mirándolo con preocupación
“Es…mi espalda” contestó Junsu, muy bajito, y él cuidadosamente lo volteó.
Yunho observó con completo horror todos los tajos de su espalda. Sentía un nudo en el estomago, y es que no le caía en la cabeza cómo alguien podía disfrutar torturando a las personas…
Se quedó meditando un momento la situación: si lo ayudaba…y probaba su sangre, eso probablemente lo conectaría con él de alguna forma, pues podría sentir su esencia aunque estuviera a kilómetros, pero aún corría el riesgo que su lobo interno despertara incitado por la fiebre y quisiera matarlo, y si eso sucedía…dudaba que pudiera contenerse, definitivamente sería un problema.
Mordió sus labios ante su dubitación, ¿Estaba…realmente dispuesto a probar su sangre para salvarlo, sabiendo lo estrictamente prohibida y riesgosa que era la situación?
Aquellas palabras se repetían dentro de su cabeza como un voraz espiral, mas al escucharlo volver a quejarse y en un tono cargado de dolor, todas las dudas de su mente se disiparon. Sabía lo que tenía que hacer…y estaba dispuesto a realizarlo con tal de regresarle la sonrisa y la energía a aquel enigmático vampiro que, extrañamente, había anhelado volver a ver…
noooo homin no hosu que horrible T_T---- changmin castiaga a yuhno! 77
ResponderEliminarmaxshopi
siiii hosu me encanta!!!!
ResponderEliminarAme este capitulo lo juro! me encantó!!!! *¬¬*!
ResponderEliminarel jaechun estuvo increible creo que aun hiperventilo! *-* el lemon estuvo buenisimo! y la historia se pone cada vez mejoooor! *¬*!!!!!!
y el Hosu! al fin nueva interaccion! demasiado interesante quedó tienes que actualizar pronto o morire u.u!
Cada vez mejor el fic! espero ansiosaa la contii! n.n
My HoSu ♥!!!!
ResponderEliminarEsto es de ensueño!!! Tanto el HoSu como el JaeChun!!!
Espero con ansias la próxima actualización ^^
AMO el hosu y jeachun !!!!!
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