Titulo: El Guardián del Mago
Autor: Zelshamada
Parejas: YooMin, JaeSu, HoChul
Género: AU. Romance.
Advertencia: Muerte
Sumario: Jaejoong y Yunho han encontrados más de 10 asesinatos en su pueblo, uno de los pocos territorios neutrales en la guerra entre magos y reyes. Todos los fallecidos han sido acabados por el mismo chico: un joven guerrero llamado Changmin el cual lucha por proteger a su amo cueste lo que cueste.
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Autor: Zelshamada
Parejas: YooMin, JaeSu, HoChul
Género: AU. Romance.
Advertencia: Muerte
Sumario: Jaejoong y Yunho han encontrados más de 10 asesinatos en su pueblo, uno de los pocos territorios neutrales en la guerra entre magos y reyes. Todos los fallecidos han sido acabados por el mismo chico: un joven guerrero llamado Changmin el cual lucha por proteger a su amo cueste lo que cueste.
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Jaejoong posó los ojos en el cuerpo muerto que yacía en una incómoda posición de derrota, consecuencia de un ataque fulminante, y no tuvo duda alguna de que se trataba de uno de los guerreros del pueblo del sur. Aunque la gran insignia metálica que relucía en la empuñadura de su espada no lo delatara, las fuertes facciones de su rostro lo habrían hecho.
--¿Otro matón más? –preguntó Yunho sin una pizca de impresión.
--¿Qué esperabas?
El rubio reconocedor suspiró. De nuevo no tenía porqué usar sus poderes, sería un desperdicio de energía hacerlo cuando el fallecido era el estereotipo perfecto de los de su clan; así que con la mitad de un suspiro en sus labios se incorporó en sus largas piernas (cierto, tal vez no eran tan largas como las de Yunho pero, damn, las botas que usaba causaban la mejor de las impresiones) con toda la intención de retirarse y dejarle el trabajo a sus subordinados.
Yunho tenía otros planes. Con una rápida sucesión de movimientos posó su enguantada mano derecha sobre ambos hombros, el plexo solar, el centro del pecho y terminó entre las pobladas cejas del muerto. Los puntos tocados en el cuerpo resplandecieron levemente en azul y el reconocedor cerró los ojos para concentrarse correctamente en la cantidad de imágenes que pasaban por su mente: los últimos segundos de vida del fallecido.
Jaejoong suspiró lo que parecía ser un “siempre necesitando ser el centro de atención” antes de preguntarle con la mirada lo que ya sabía.
-- Sí. Fue el mismo chico –le respondió su compañero levantándose por fin (¡jah! Sus botas no eran tan llamativas).
--Aparentemente todos desean matar a quien sea que ese niño protege –el rubio se llevó sus perfilados dedos al mentón- ¿Dónde podremos encontrarlo?
--… Está atrás de ti, Joongie.
--¡¡¡Qué!!!
Volteándose con rapidez, Jaejoong se encontró de frente con el semblante que había visto en al menos los últimos siete muertos del pueblo. Frunció el entrecejo al detallar al chico.
Era indiscutiblemente alto (¡más que Yunho!) y su castaño cabello corto le caía sobre la frente. Aunque la forma de su cuerpo estaba oculta bajo una capa oscura se intuía su fuerza. Su rostro, hermoso y joven, se veía sereno e inteligente. En pocas palabras: casi no había sombra de la mirada fiera y el semblante enfurecido que todas sus víctimas habían presenciado antes de morir.
Jaejoong se aclaró la garganta antes de hablar estirando su mano desnuda como un acto de educación.
--Soy Kim Jaejoong –se presentó-. Mi compañero es Jung Yunho y somos los reconocedores de la morgue del pueblo. He de decirte que hemos visto tu trabajo más de un par de veces, umh…
--Shim Changmin –completó el chico estrechando la mano del rubio-. ¿Debo preocuparme por alguna sanción o…?
--¡Oh, no! Hasta ahora ninguno de los asesinados han sido residentes de aquí, así que no podemos reclamarte nada. Los del pueblo de SM somos neutrales en la guerra de los magos y hechiceros. Sin embargo, si tocaras a alguno de los que aquí…
--Lo dudo mucho –lo interrumpió Changmin bajando un poco la cabeza como si quisiera disculparse por algo-. SM ha sido muy acogedor por eso mi amo no ha querido marcharse todavía, pero creo que ya empezamos a darles muchos problemas.
--Ni te imaginas –Yunho, aparentemente aburrido de ser un espectador, se unió a la conversación-. Nos han llamado desde muchas posadas para que reconozcamos a los muertos que has dejado atrás. Los aldeanos creen que tu amo es demasiado peligroso para quedarse.
--Llevaré el mensaje. Disculpen las molestias.
Cuando Changmin dobló un poco la mitad de su cuerpo a modo de despedida Jaejoong pensó que ese era el final de la historia más emocionante que había olido en mucho tiempo. Ser protector de SM tenía sus aspectos emocionantes… hasta todos respetaban al pueblo como zona neutral y sólo se requerían sus poderes para identificar a los muertos.
Trabajo burocrático en los libros de mortalidad. Para Yunho y el rubio aquello era una fiesta donde el principal invitado era el señor Aburrimiento. Al menos pagaban bien… y siempre tendría a su compañero para fastidiarlo y ser fastidiado de vuelta.
Oh, sweet life…
--¡Changmin-sshi! ¡De nuevo!
Aunque Jaejoong no tuvo tiempo de detallarlo, un nuevo chico envuelto en una capa verde entró corriendo al ala privada gritando, no obstante, la rapidez con la que Changmin se movió no tenía punto de comparación. En menos de un segundo, el más alto de todos estaba fuera del cuarto y se había perdido en el largo pasillo de madera. El rubio reaccionó apenas unos instantes después de que Yunho se uniera a la carrera.
Yunho y él eran hechiceros entrenados para correr y pelear con agilidad y destreza. El joven que había alertado a Changmin parecía estar en iguales condiciones. Pero cuando llegaron al cuarto de destino del alto castaño, supo inmediatamente que, al menos en habilidades físicas, Changmin estaba mucho mejor entrenado.
Changmin era un guerrero innato, por la forma en la que manejaba la espada y movía su cuerpo con fluidez Jaejoong apostaría que era del norte del continente. Su carencia de magia era evidente, pero la fuerza de los músculos ocultos en el pantalón parecía ser suficiente como para solventar el problema.
Sintió más que vio como Yunho empuñaba su espada. De haber tendido el aliento, Jaejoong le habría susurrado que la improvisada batalla no tenía espacio para ellos puesto que terminaría en menos de cinco segundos.
El intruso, totalmente vestido en negro, fue lanzado por Changmin de una patada al otro lado de la habitación. Cayó con un fuerte golpe y Jaejoong se sorprendió de sobre manera al ver como el sujeto se levantaba para seguir peleando.
“No, no para seguir peleando. Él quiere avanzar hasta el siguiente cuarto… Es un asesino entrenado”.
Changmin sacó su espada con más rapidez que lo que llevó al asesino dar un paso. Dos segundos después, el intruso se deslizaba por el arma hasta el suelo gracias a su peso muerto.
Y fue entonces que Jaejoong vio por primera vez con sus propios ojos la mirada encendida de Changmin que todos memorizaban en su último aliento. Apostaría sus botas a que Yunho estaba tan impresionado como él.
--¡Shim! –gritó una voz grave al tiempo que abría la puerta del cuarto que protegía al amo de Changmin- ¡¿Volviste a matar?!
Con impresionante rapidez (característica que parecía predominar en todos los movimientos del joven guerrero) el semblante del más alto cambió y su largo cuerpo se dobló en dos en una reverencia prolongada.
--Disculpe, Park-sshi. De todas formas opino que este asesino le habría servido de muy poco en un interrogatorio.
Una mirada de suma molestia se posó en los ojos del recién llegado y Jaejoong contuvo el aliento cuando se dio cuenta de quién era el nuevo personaje.
No era tan alto como Changmin (o como Yunho… damn) pero todo su porte gritaba finura, elegancia y aristocracia. Su cabello oscuro estaba sumamente corto dejando al descubierto una amplia frente que, de no haber estado cruzada por las líneas del enojo, le daría un aire agradable. Su vestidura, sin embargo…
--Es un mago… -susurró Yunho adelantándose una milésima de segundo a su cerebro.
La vestidura totalmente blanca y la insignia de los magos de nacimiento en la capa, no dejaban lugar a duda alguna de que se encontraban frente a un mago de cuna.
Aquel joven era el amo de Changmin.
Al escuchar la voz de Yunho su mirada se posó en ellos todavía molesta.
--¿A quién atrajiste esta vez, Shim? –le preguntó con cierto dejo de rencor.
A Jaejoong no le agradó el tono. En un pensamiento fugaz se preguntó cómo Changmin podía aguantarlo; estaba casi seguro de que el más alto podía mover las manos al cuello del mago mucho antes de que éste pudiera reaccionar…
--Ellos son los reconocedores de la morgue –los introdujo Changmin-. Han venido a investigar al asesino de esta mañana.
El amo resopló. El rubio notó en ese momento lo tensos que estaban sus propios hombros y comprendió que se debía a que, por alguna razón extraña, Changmin todavía estaba doblado a la mitad mirando el piso. Un guerrero tan bueno totalmente sumiso ante un chico que debía tener la misma edad que Jaejoong. Desconcertante.
--Vete.
El amo lo dijo mirándolos a ellos, no obstante, Jaejoong no se dio por aludido; tampoco Yunho. Changmin, por otra parte, pronunció un poco más su reverencia antes de erguirse totalmente en su impresionante altura. Su rostro estaba tranquilo a pesar del tono de su amo. El rubio leyó la tristeza desdibujada en sus rasgos.
--Estaré afuera para lo que ordene –despidió el guerrero antes de cerrar la puerta con suavidad.
Park frunció un poco más sus cejas a la figura que se adivinaba reposando al lado de la entrada sin moverse, antes de enfocar sus ojos en los reconocedores. Su mirada cambió al instante y su ancha frente se alisó cuando sus labios se curvaron en una sonrisa cordial.
Fue un cambio tan radical que Jaejoong casi sintió como Yunho volvía a empuñar su espada con disimulo.
--Un gusto en conocerlos, señores –habló el amo con tranquilidad, sin un ápice de rabia contenida-. Mi nombre es Park Yoochun y espero que disculpen el espectáculo. Umh, ¿Junsu-ah?
--¿Sí, Yoochun-sshi?
--¿Podrías traernos un poco de té y,… bueno, avísale a los chicos que se encarguen de este cuerpo?
--Por supuesto.
Junsu era el chico que había estado con ellos todo el rato, el mismo que había alertado a Changmin unos minutos atrás. Su cabello negro estaba peinado con mechones que iban y venían en muchas direcciones pero un rostro decididamente adorable brillaba bajo él. Una sonrisa tranquila adornaba su boca y el rubio reconocedor se sintió contento apenas la vio. El chico, seguramente menor que él, era hermoso.
No pudo evitar que sus ojos siguieran todos los movimientos de Junsu por la habitación hasta desaparecer por la puerta. Al voltear la cabeza se encontró con la mirada casi exasperada de Yunho y Jaejoong sintió sus mejillas sonrojarse un poco. A modo de venganza pensó en fastidiar a su amigo cuando Heechul estuviera cerca.
--Es un placer Yoochun-sshi –habló Yunho por los dos-. Mi nombre es Jung Yunho. Aquel es Kim Jaejoong. Y su guerrero tenía razón, somos los reconocedores de la morgue de SM.
El entrecejo de Yoochun volvió a curvarse ligeramente.
--No es mi guerrero. ¡Es sólo que no se va! Es más, se los regalo -Jaejoong estaba seguro de que Yunho seguía sonriendo porque era una persona muy educada-. ¿Es él y las muertes lo que ha causado problemas?
--Todavía no han causado problemas graves, realmente. Sólo venimos a investigar. Si no le importa colaborar un poco…
--Por supuesto que no. Síganme a mi cuarto, por favor.
Cuando ellos avanzaban hasta la entrada de la alcoba, la puerta del cuarto se abrió dándole entrada a Junsu y a un grupo más de personas. Changmin volvió a colarse nuevamente. Para cuando se sentaron en la mesa para el té, Jaejoong volvió a observar el gesto molesto de Yoochun y el semblante cuidadosamente en blanco del guerrero. Para su alivio, Junsu seguía sonriendo mientas servía las bebidas.
--Su estadía en el pueblo ha sido muy agitada, Yoochun-sshi –Yunho habló de nuevo. Jaejoong no protestó; era la química de trabajo entre ambos, se conocían muy bien y sabían cómo trabajar en equipo-. Con este van más de 10 muertos que se han topado con Changmin-sshi en un intento por matarlo…
--Por eso me disculpo –intervino el mago con una sonrisa amable aunque con aire de amargura-. Le vivo repitiendo a Shim que no se meta en mis asuntos, pero él no me escucha. Si se enfrentaran a mí directamente, aturdiría a todos los asesinos y los enviaría a sus respectivos hogares con una falta de memoria prolongada. Pero… ¡oh, gracias por el té, Junsu-ah!
La diferencia en el trato que Yoochun tenía con ambos de sus súbditos era tan marcada que llevó a Jaejoong a alzar su ceja derecha. A Junsu (y podía apostar sus botas a que al resto de los hechiceros de afuera también) lo trataba con gran amabilidad, con gratitud; era el amo perfecto, ese que se hace respetar y amar al mismo tiempo.
Changmin, por su parte, recibía un trato tan opuesto que lo molestaba. El chico arriesga su vida por él, ¿y así le pagaban? Yunho pareció sospechar su frustración porque sintió su mano en el brazo a modo conciliador. Casi podía escuchar su voz diciendo: “calma, Joongie-ah, calma…”.
--Bien –siguió por fin Yoochun después de probar su bebida-, ¿en qué puedo ayudarles?
--Como sabrá SM es neutral, así que no podemos ni atacarlo ni protegerlo –explicó Yunho con amabilidad mientras jugaba con su taza de té. Yoochun asintió-. Pero sí me gustaría saber cuánto tiempo más planea quedarse. Pienso que sería conveniente colocar guardias en las entradas para la seguridad de la gente del pueblo que siempre está en la posada.
Yoochun les sonrió ligeramente.
--Es buena idea. Su pueblo me parece uno de los más bellos que he visitado, y pensaba quedarme una semana más, si no le…
--Son muchos días. Es muy arriesgado.
Con la interrupción de Changmin, el rostro del mago ganó un aire hostil.
--Nadie ha pedido tu opinión, Shim. Y eres libre de irte.
--Park-sshi –le habló el guerrero mirándolo; el amo, por el contrario, seguía mirando a los reconocedores-, no creo que sea conveniente. Ya sus enemigos saben que está aquí y mientras más conocen la ciudad más rápido pueden enviar a alguien que…
--Te he dicho que tus sugerencias no me importan. Gracias a la experiencia sé cuidarme de mis enemigos. No te necesito. Ahora, mantente en silencio o lárgate de la habitación.
Jaejoong y Yunho observaron en incómodo silencio como Changmin callaba y dejaba de mirar a su amo para estudiarlos a ellos. Sus oscuros ojos no contaban historia alguna sólo un muy triste y solitario final; el rubio lo sabía. Era experto robando los recuerdos de los muertos y estudiando la mirada de los vivos.
--Jaejoong-sshi, ¿no te gusta el té? –le preguntó la voz de Yoochun de nuevo tintada de amabilidad. Los cambios en el mago eran tan repentinos que el rubio estaba seguro de que jamás podría relajarse a su lado.
--Mmh, bueno –sonrió con cortesía-, no es que no me guste, es solo…
--¡Ah! Si quieres, puedo cambiarle el sabor –sugirió Junsu desde un rincón de la mesa con los ojos brillando de alegría. Aunque la sonrisa de Jaejoong se amplió, negó lentamente con la cabeza.
--No te preocupes. Es que sólo me gusta un tipo de té.
Los reconocedores observaron fascinados como las miradas del amo y el hechicero se encontraban en una conversación silenciosa. Ambos sonreían. Yoochun fue el primero en cortar el vínculo visual moviendo ligeramente los dedos en dirección a la taza del rubio.
--¿Qué tal ahora, Jaejoong-sshi?
Con renuencia el rubio llevó su vaso hasta su boca y bebió un poco del contenido. Su lengua sufrió un poco por la temperatura de la bebida antes de saborear su gusto. Abrió los ojos desmesuradamente mientras tragaba.
--¡Es té de Jamaica! ¿Cómo lo supo? –preguntó sorprendido.
Yoochun soltó una relajada risoteada antes de contestar.
--Junsu-ah es un excelente hechicero. Y podría ser un gran reconocedor también. Es muy bueno leyendo el aura de las personas cuando el caso lo amerita.
Ah, pensó Jaejoong mirando descuidadamente la sonrisa tierna en los labios de Junsu. Y Yoochun debía compartir un vínculo psíquico con sus fieles más allegados, como todo mago poderoso. No pudo evitar preguntarse vagamente si Changmin se encontraba en esa lista.
La presencia del guerrero a duras penas se notaba en la habitación, guardando total silencio tal y como su amo le había ordenado. Yoochun por su parte lo ignoraba con una maestría envidiable.
Después de una última miradita al hechicero, Jaejoong, más por fuerza de costumbre que otra cosa, posó sus ojos en Yunho. Su compañero portaba un semblante serio, casi preocupado.
--Bueno –habló Yunho rompiendo el silencio-, si ha decidido quedarse entonces colocaré la guardia. Además, lo más probable es que ocurran más asesinatos así que es mejor ir terminando todo el papeleo que tenemos ya…
--Nosotros podemos ayudarles con eso, si gustan –opinó la aparentemente siempre cordial voz de Junsu.
La cara de Yunho se iluminó en seguida. Jaejoong reprimió una risa de burla por educación.
--¡Pero claro! A penas terminamos con el primer asesinato. Nos caería muy bien una mano. Muchas gracias, Junsu-sshi –Yunho le sonrió abiertamente a Yoochun mostrando todos sus perfectos y alineados dientes-. ¿Podemos empezar ya? ¡Podemos mudar de la oficina todos los archivos e informes para el cuarto de al lado.
Jaejoong siguió sonriendo mientras su compañero explicaba emocionado todo lo que los hechiceros de Yoochun harían. El rubio sabía que Yunho a duras penas tomaría una pluma para firmar los reportes finales; conocía muy bien a su amigo y sabía que Yunho odiaba a muerte el trabajo de escritorio. Por las sonrisas divertidas de Junsu y Yoochun, ellos también lo habían intuido.
Changmin, no obstante, seguía estudiándolos en silencio. Cuando notó la mirada de Jaejoong bajó respetuosamente la cabeza y movió los ojos hasta la figura de su amo sin reflejar ningún tipo de expresión. El rubio notó por primera vez que el guerrero debía ser el más joven en aquel cuarto (incluso más que Junsu), y aunque sintió un millón de preguntas curiosas nacer en su garganta decidió guardar silencio por temor a que se rompiera el buen ánimo que Yoochun proyectaba.
Pronto, tres días entre historiales, hojas, plumas y tinta pasaron volando y Jaejoong se encontraba más y más a gusto con los hechiceros que los ayudaban. También, el enojo inicial que sentía hacia Yoochun había desaparecido gracias a la amablemente seductora forma de ser del mago. Le hablaba a casi todos con una sonrisa en la cara, hilando las órdenes de forma tal que parecía que pedía favores de buena voluntad.
Changmin no hablaba mucho con nadie y el rubio se dio cuenta de que tampoco le buscaban conversación. Junsu era el único que parecía a gusto con él; de vez en cuando comía con el guerrero o éste lo acompañaba a hacer sus labores de vigilancia. Changmin seguía de cerca todos y cada uno de los pasos de Yoochun, diciendo en voz alta lo que pensaba de vez en cuando.
El amo normalmente lo ignoraba o le respondía de forma cortante sin dejar lugar a discusiones. Aunque jamás habían llegado a atacarse mutuamente, Jaejoong creía que Yoochun se encontraba más cerca de hacerlo cada día que pasaba; Changmin ni siquiera descansaba su mano sobre su espada cuando estaba muy cerca del mago.
Yunho le había confesado que tenía la impresión de que Changmin estaba atado a Yoochun por algo. Y aunque sus conocimientos de magia antigua eran muy elementales, el guerrero se veía muy vivo y despierto como para ser un zombie, tener su alma encerrada o haber hecho un pacto. Además, no era un súbdito común puesto que era el único que peleaba las pocas ideas descabelladas de Yoochun y que se quedaba en el cuarto así el amo le rugiera que podía irse.
Aquello era definitivamente el libre albedrío y la terquedad de Changmin actuando por sí misma.
Por otra parte, en el transcurso de los días Junsu-sshi había pasado a ser Junsu-ah, y Jaejoong notaba como pasaba más y más tiempo con el joven hechicero. Yunho también lo había notado y no dejaba se sonreírle con burla reprimida.
Junsu parecía ser el mejor amigo de ambos frentes de guerra. Tanto Yoochun como Changmin hablaban con él y éste les respondía siempre calmado y con una gran sonrisa. Jaejoong estaba seguro de que Junsu le sonreiría hasta a las cucarachas mágicas antes de matarlas, pero también apostaría que sabía el verdadero transfondo de la historia entre el mago y el guerrero.
Jaejoong estaba esperando el momento indicado para preguntarle. Y si buscar ese momento significaba pasar más tiempo con el carismático (atractivo, alegre y risueño) hechicero, entonces nadie se quejaba. Incluso Yunho huía con disimulo arrastrando a los demás ayudantes con él de vez en cuando.
Por esa razón, Jaejoong se sorprendió cuando al final del cuarto día Yunho le preguntó a Junsu sin rodeos, aprovechando el raro momento en que estaban los tres solos leyendo los informes de los cuatros primeros asesinos que pronto iban a ser mandados a sus ciudades de origen.
--Junsu-ah, ¿qué demonios pasa entre Yoochun-sshi y Changmin? –la falta del honorífico al final del nombre del guerrero le dijo a Jaejoong que Yunho ya sabía que el chico era menor que ellos y también que lo más probable era que su compañero se distrajera en sus momento de ocio hablando con él.
Junsu se removió en su asiento con incomodidad. Aunque su mirada se posó en el papel que leía no duró en él más de unos segundos. Su voz estaba cuidadosamente ronca gracias a la suavidad con la que hablaba y, oh por Dios, Yunho tenía razón cuando le decía que era una persona jodidamente auditiva.
--Bueno –Junsu se aclaró la garganta bajamente-, todos los que estamos con Yoochun-sshi llegamos después de que todo pasara. De hecho, jamás he visto a Yoochun sin Changmin como su sombra, aunque sea lejana –suspiró-. Yo fui uno de los primero hechiceros de la Capital en entrar entre los acompañantes del primogénito de los Park. Yoochun tiene fama de siempre andar viajando y ser muy independiente, por eso, cuando requirió acompañantes todos nos sorprendimos pero queríamos aprovechar la oportunidad.
»Cuando lo conocimos nos pareció un mago normal. Pero en seguida vimos como trataba a Changmin y a todos nos dio miedo. Creo que pensábamos que en algún momento terminaríamos con él; todos teníamos la impresión de que Yoochun se convertiría en un amo déspota, mas pronto supimos que no era así. Yoochun-sshi nos trataba con mucha gentileza y a todos por igual. El único que gozaba de su maltrato era Changmin.
»Así que, como es lógico, empezamos a despreciarlo también. Él es el único que pone a nuestro querido amo de muy mal humor y hace unos años sus peleas eran monumentales. Ahora Yoochun siempre exige y Changmin siempre calla. Nadie sabía el motivo… hasta que una noche Yoochun-sshi se reencontró con un antiguo amigo. Kyuhyun. Él sí sabía la historia y nos hizo el favor de contarnos el resumen.
»Nos contó que Yoochun siempre había viajado solo conociendo lugares. Pero al ser un mago de la familia Park tenía muchos enemigos. Viejos magos y reyes que contratan guerreros asesinos para matarlo buscando poder en la guerra de clanes; hasta ahora eso no ha cambiado mucho. Hasta que un rey fue lo suficientemente astuto como para contratar a un asesino estratega. Uno muy inteligente, rápido y fuerte.
»Changmin piensa a la velocidad de la luz aunque no lo parezca. Cuando Yoochun y Changmin se conocieron el último se hizo pasar por un guerrero que buscaba aventuras. Convenció a Yoochun de dejarlo viajar con él, ganándose su confianza. Aquí la historia se complica, y Kyuhyun no quiso entrar en detalles, pero el resultado final es un Yoochun muy enamorado y totalmente confiado del guerrero que habían enviado a matarlo.
»La traición llegó pronto. Kyuhyun contó que fue el propio Changmin, con su espada alzada, el que le confesó todo a Yoochun. Pero no pudo matar al amo… y Yoochun tampoco pudo lanzarle ningún hechizo mortal; y créanme, conoce muchos. Desde ahí, Changmin no se separa de Yoochun-sshi y este jamás lo ha perdonado.
Cuando Junsu terminó su relato, Jaejoong y Yunho le dedicaban sendas miradas sorprendidas. El hechicero sonrió de medio lado tratando de aligerar el ambiente.
--Los-los chicos no entienden porqué Yoochun no mata a Changmin por traición o porque Minnie no termina de irse después de tantos años de ser tratado de la misma forma cruel, aunque se la merezca. Creo que ellos opinan que es una cuestión de orgullo. Pero –Junsu se mordió el labio en un acto de duda que Jaejoong encontró adorable-, yo, mmh, bueno… cre-creo otra cosa pero no importa.
Los vivos ojos del hechicero se inclinaron ligeramente al lado derecho y ambos reconocedores supieron que estaba recordando algo. Jaejoong debatió interiormente contra su ética para tocar la mano de Junsu y poder compartir el recuerdo usando un poco de su magia, pero fue una batalla perdida.
Junsu se mantuvo callado unos minutos más antes de seguir su papeleo como si el silencio incómodo en la habitación no existiera. Yunho y él siguieron su ejemplo. Sin embargo, cada cierta cantidad de minutos el hechicero parecía hundirse en sus recuerdos sin poder evitarlo.
**Falshback**
Era una noche fría y Junsu se preguntó bajamente porqué no se había traído una capa extra o al menos las hierbas mágicas que podía encender para calentarse bajo la luna. El ánimo viajero de su amo los había llevado hasta una de las montañas más altas de la región sur, un lugar que Shim insistía en marcar como peligroso.
Pero, ¿qué podía saber ese traidor? ¿Por qué se molestaba en parecer preocupado por su amo? Yoochun estaría infinitamente mejor sin él. Junsu estaba seguro que, si Shim se marchara, Yoochun podría sanar completamente y estar siempre de buen humor. No necesitaba constantemente a la persona que lo hirió de esa forma tan cobarde.
El hechicero caminó unos cuantos pasos hasta la carpa donde Yoochun-sshi se quedaba. Era su turno en la guardia y llegó a su puesto sin problema alguno; su sorpresa fue, sin embargo, cuando notó que Shim no estaba sentado frente a la puerta como normalmente acostumbraba. Los gritos que pronto estallaron desde dentro del recinto improvisado con magia le notificaron la ubicación del guerrero traidor.
--¡¿Por qué no te marchas de una buena vez, Changmin?! ¡Sólo lárgate!
--No me iré –la voz de Shim, aunque sin llegar a ser un grito, se oía tan fuerte como el acero.
--¿Y por qué no? ¿Qué estás ganando con quedarte esta vez, eh?
--¡Mantenerte vivo! ¡No tienes idea de la cantidad de gente que quiere tener tu cabeza en una sala de trofeos mágicos! Pueden enviar asesinos muy bien entrenados para…
--¡¡Sé muy bien para qué!! ¡No fuiste el primero que enviaron a que me acabara!
--No quiero que estés solo, Yoochun –Junsu dejó escapar un poco de su aliento contenido. Era la primera vez que oía a Shim referirse a Yoochun-sshi por su nombre. El amo, no obstante, sólo le decía “Changmin” cuando la pelea se había salido de su control.
--¡No estoy solo! ¡Mira a tu alrededor por una vez! Creí que esa era la razón por la que no dejabas de ser una peste pero ahora tengo muchos hechiceros conmigo ¡y tú todavía sigues aquí!
--No pienso irme.
--¿Por qué no? –Junsu sintió a su corazón romperse un poco al escuchar el tono infinitamente triste en la voz del mago; jamás lo había escuchado y odió un poco más a Shim por provocarlo- ¿Por qué no sólo te alejas…? ¿Por qué no puedes dejarme en paz?
--No puedo irme, Yoochun –el tono de voz de Shim era exactamente igual de triste que el de su amo-. Jamás me iría completamente.
--Puedes hacerlo.
--No –los gritos se habían transformado en palabras bajas y Junsu tuvo que esforzarse para seguir escuchando-, siempre dejaría atrás mi corazón.
Yoochun no dijo nada por lo que Shim siguió:
--Soy un guerrero del norte, Yoochun. Para mi clan lo importante no es el orgullo sino la protección de los que amamos –suspiró-. Me vuelve loco la sola idea de que alguien llegara a hacerte daño. Bu-bueno, más daño…
--Sé de daños, Changmin y si el último no me mató es que soy fuerte –Yoochun resopló-. Es muy conveniente que elijas este momento para empezar a vivir de sentimientos y cosas que dices bonitas. Si te remueve tanto la conciencia haberme engañado entonces haz algo por mí: vete lejos.
Shim tardó uno segundos en contestar, por lo que Junsu casi creyó que le había tomado la palabra a su amo por fin.
--Me vas a sentir de todas formas. Estaré presente siempre. Así muera, aunque alguna vez decidas acabarme, vas a sentirme cerca. No me iré sin mi corazón, Yoochun. A pesar de que tú no me crees, no me iré sin ti…
--Eso nunca pasará –le respondió Yoochun en voz cargada de rabia cansada que acostumbraba a usar con el guerrero- y lo sabes.
--Entonces estamos destinados a vivir eternamente juntos, Park-sshi, de una forma o la otra –otro suspiro; sus pasos se acercaban suavemente hasta la puerta-. Lo que me queda de vida voy a protegerte, Yoochun; así es como realmente vivimos los guerreros de mi clan.
--¡Deberías irte de una buena vez! –fue el grito triste de despedida de su amo una milésima de segundo antes de que Shim saliera de la carpa.
Los primeros segundos, Junsu estuvo seguro de que el guerrero se molestaría con él por estar espiando (aunque no lo hacía del todo apropósito, ese era su puesto de seguridad después de todo) pero los hombros caídos y mirada vacía de Shim contaban otra historia.
Ni siquiera se notó sorprendido cuando el hechicero balbuceó una excusa que jamás llegó a ser una oración coherente. Con la misma aura inmensamente triste, Shim se sentó con delicadeza frente a la puerta del mago. Como el guardián que era; como si fuera el ángel oscuro que lo cuidaba aunque nadie se lo reconociera.
--No preguntes –fue todo lo que dijo el guerrero en medio de un suspiro justo en el momento en que Junsu abría la boca.
Shim dejaba salir tanta tristeza por su aura que Junsu estuvo seguro de que el guerrero, al igual que su amo, podían esconderla la mayor parte del tiempo. Después de todo, desaparecer el aura tenía mucho entrenamiento físico y era más espiritual que mágico.
Con pasos torpes se dirigió hasta él. Shim era incluso menor en edad que el más joven de los hechiceros que viajaban con Yoochun; Junsu no quería estar en su zapatos y admiró de forma abierta la fortaleza de su espíritu. No encontró fuerzas para seguirlo odiando. Cuando se sentó a su lado dudó un poco antes de abrazarlo, pero lo hizo de todas formas.
La mirada sorprendida del chico también lo sorprendió a él, el hechicero jamás lo había visto con una expresión tan humana. Y por fin pudo reconocer los rasgos suaves y definitivamente hermosos que perfilaban su cara, así como sus grandes ojos llenos de sufrimiento interno. Estaba realmente arrepentido.
--No te preocupes, Sh… Changmin. Descansa por esta noche.
Unos segundos más tarde, Junsu fue testigo de la primera y única sonrisa que dibujaron los labios de Changmin desde que lo conocía.
**Fin Flashback**
--¡Por fin terminamos el cuarto caso! –expresó Yunho estirando los brazos. Jaejoong le lanzó una mirada fulminante, su grito había hecho saltar de susto a un muy concentrado Junsu.
Y con lo fácil que era mirarlo fijamente cuando estaba tan perdido en sí mismo…
--Oh, ¿ya terminamos? –sonrió el hechicero- ¡Que bueno! Ya me estaba cansando de estar tanto tiempo sentado.
Jaejoong iba a ser un comentario sobre la resistencia del trasero de Junsu a las lisas sillas de madera pero una mirada de advertencia de Yunho lo detuvo.
--Bueno, es tarde –comentó el rubio después de aclararse la garganta-. Tal vez deberíamos retirarnos ahora. ¿Tienes guardia esta noche?
Junsu negó con la cabeza antes de responder de todas formas.
--¡No! Changmin reorganizó las guardias para los que estamos ayudándolos, así que esta noche me espera mi cama pa…
El abrupto y fuerte sonido de la puerta del cuarto abriéndose sin ninguna delicadeza fue suficiente para detener el pequeño discurso de júbilo del hechicero. Quien abría era uno de los subordinados de los reconocedores y les habló con una rápida voz que buscaba infructuosamente no ser un grito.
--¡Es un gran ataque a Yoochun-sshi! ¡Rodearon toda la posada!
Junsu fue el que menos tiempo tardó en reaccionar lanzándose hasta la puerta seguido por ambos reconocedores, todos sacando sus espadas listos para la batalla. De ser un solo asesino ni Jaejoong ni Yunho podrían atacar, mas la situación cambiaba cuando ponían en riesgo la vida de sus ciudadanos.
En el pasillo que los conducía a la habitación del mago se encontraron a varios intrusos vestidos con capas negras: un clan de asesinos sin duda. Con un poco de hechizos pequeños los habían dejado a todos en el suelo. Jaejoong sabía que se levantarían con rapidez, pero lo que ellos buscaban hacer era retrasarlos para que no llegaran a la habitación que se encontraba apenas a dos metros de ellos.
Muchos asesinos novatos volaban por los aires lanzando gritos de dolor. Jaejoong pudo ver inmediatamente porqué: Changmin no era nada gentil cuando debía proteger a Yoochun. En su mano derecha tenía fuertemente apretada su espada, aunque muchas veces peleaba cuerpo a cuerpo con los atacantes haciendo uso de sus potentes músculos. La mirada encendida del muchacho era un espectáculo en sí misma.
-¡Concéntrate, Jaejoong! –le gritó Yunho justo antes de que se le viniera encima uno de los pobres asesinos que creían que tenían algún tipo de posibilidad contra ellos.
Jaejoong concentró toda su energía en la palma de su mano y la liberó lanzando un grito al tiempo que golpeaba al sujeto en el pecho. Cuando cayó al piso sonrió con satisfacción. ¡Por fin hechizos y acción! Los gritos de ataque de Yunho le hicieron saber que su compañero compartía su sentimiento.
Con preocupación su mirada se dirigía de vez en cuando a Junsu, no obstante, era más para verlo pelear que otra cosa. El hechicero seguramente había recibido una que otra clasecita de Changmin puesto que sabía esquivar mejor los ataques que el resto de los hechiceros de Yoochun.
Y hablando de Yoochun. Un rayo blanco salió disparado desde su habitación quebrando un poco las paredes más cercanas en el proceso. Muchos asesinos salieron disparados por los aires con un destino incierto. El poder de un mago que llevaba magia en la sangre desde hace muchas generaciones era abrumador. Jaejoong se convenció en ese momento de que alguien como Yoochun no necesitaba a Changmin. Él sólo podría contra un batallón si quisiera.
De repente, todos los intrusos que quedaban con vida se levantaron de un salto sincronizado y corrieron a la ventana como un escape. Changmin y Junsu no lo pensaron dos veces antes de ir atrás de ellos. Jaejoong y Yunho, actuando como un equipo, se dirigieron al cuarto de Yoochun buscando ciudadanos inocentes con la mirada.
No encontraron ninguno, sólo a Yoochun rodeado de muchos cadáveres en el suelo, brillando ligeramente en blanco. Ya sabía que muchos magos brillaban al usar grandes cantidades de magia mas nunca lo había presenciado. En la pieza también se encontraban el resto de los hechiceros de Yoochun que no les habían dado caza a los asesinos.
--¿Están bien, Yunho-sshi, Jaejoong-sshi? –les preguntó la voz seria y serena del mago que dejaba de brillar poco a poco.
--Sí –respondió el rubio todavía sintiendo la adrenalina correr por su cuerpo-, ¡pero fue muy rápido! ¡Vaya! ¿Siempre te atacan así?
Yoochun pareció ligeramente entretenido. Como si le divirtiera la eufórica curiosidad del reconocedor cuando él ya estaba acostumbrado.
--Pues no realmente. Por lo general no son tantos. Y, bueno, desde hace algunos años ni siquiera lograr acercarse a mí –el nombre de Changmin quedó implícito en la oración.
--Aish –Yunho estudió con la vista los cadáveres-, se incrementó el papeleo.
Antes de que alguno pudiera contestarle algo al más alto de los reconocedores, Junsu y Changmin entraron por la ventana del cuarto principal cayendo de un salto.
--¡Se escaparon al bosque de la frontera! –explicó Junsu a penas jadeando- ¡Estaban muy bien preparados los tipos esos!
Changmin no dijo una palabra. Con paso decidido se dirigió hasta la entrada del cuarto hasta toparse con el primer cadáver del umbral, muerto por una visible marca de espada en el pecho. Se agachó para estudiarlo, no duró más de unos segundos pero fue suficiente para que el cuarto entero se llenara de tensión esperando sus declaraciones.
De hecho, Jaejoong notó asombrado como Yoochun miraba a su guerrero sin ningún ápice de rencor. Según pasaban las milésimas de segundo, los ojos del mago se suavizaban hasta quedar sumergidos en un tono triste al mismo tiempo de que sus hombros se decaían en una derrota silenciosa. Pareció devorar el rostro de Changmin en los pocos instantes de libertad que tenía para hacerlo.
Jaejoong agradeció ser tan perceptivo, dudaba que alguien más lo notara puesto que cuando el guerrero empezó a hablar el rostro del mago se había endurecido como siempre pasaba cuando escuchaba la voz del más alto.
--Park-sshi, nos vamos de aquí –dijo con una voz que no dejaba lugar a réplicas-. No sé quién pudo haberlos mandado, pero creo que llegaron muy lejos. Están bien entrenados para trabajar en equipo.
Jaejoong vio como Yunho fruncía el entrecejo y supo que estaba pensando lo mismo que él: cuando Changmin hablaba así generaba siempre una reacción negativa en su amo.
--De acuerdo –la voz calmada del mago sorprendió a todos-. No quiero causar más problemas en este hermoso pueblo. Preparen todo.
En un abrir y cerrar de ojos todos los hechiceros de Park se movieron por la habitación recogiendo pergaminos y bolsas. Junsu, no obstante, no se movió de su sitio, y Jaejoong no tardó en hacer recíproca la mirada apagada que le dirigía.
El rubio hizo el intento de un paso, queriendo llegar a Junsu con todas sus fuerzas ante la perspectiva de la partida, cuando otro de los hechiceros gritó.
--¡Siguen aquí!
Todos voltearon a la ventana del pasillo en donde uno de los asesinos les hacía muecas provocadoras y luego se echaba a la fuga. Aunque ningún hechicero lo siguió, todos trataron de arrimarse a la ventana y fue justo que ahí cuando sucedió. Pasó tan rápido que realmente Jaejoong no pudo observarlo con claridad.
Sólo supo que Changmin gritó.
--¡Yoochun!
Luego escuchó el reconocible sonido de una flecha rompiendo el aire, seguido por la imagen del guerrero empujando al mago hasta el piso y el golpe seco de la flecha mágica contra un cuerpo.
Después de eso sólo fue Changmin arrodillado en el piso con la espalda anormalmente tiesa y los ojos desmesuradamente abiertos mientras la flecha poco a poco se disolvía dejando en su cuerpo un hechizo mortal. Yoochun, tirado apenas unos metros adelante, lo miraba con ojos asombrados.
Durante dos segundos, dos eternidades enteras, nadie se atrevió a moverse, hasta que uno de los hechiceros de Yoochun reaccionó saliendo por la ventana de la cual habían lanzado la flecha con un grito de rabia en los labios. Muchos lo siguieron.
La espalda de Changmin dejó de estar tan tensa cuando la flecha terminó de desvanecerse. Todos sabían lo que eso significaba y eso era lo más aterrador de todo.
--¿Sh-Shim? –preguntó la voz temblorosa del mago mientras se dirigía con lentitud hasta el guerrero- ¿Changmin?
--…Yoochun.
Jaejoong cerró los ojos ante la voz apagada del herido. El alarido casi silencioso de Junsu y la respiración contenida de Yunho le indicó que todos estaban pensando lo mismo que él: el final estaba cerca.
Yoochun terminó de llegar de rodillas hasta el guerrero. Sus manos estaban extendidas hacia el cuerpo que poco a poco se inclinaba hacia el suelo y sus ojos encerraban un terror inimaginable. Jaejoong no creía encontrar una imagen más desgarradora que la faz de Yoochun totalmente sumergida en angustia.
--¿Changmin? Changmin, estás… Estás bien ¿verdad? Tú-tú estás…
--Claro, Chunnie –le respondió el guerrero con una voz mareada, desprovista de toda la seguridad con la que solía hablar y bañada con una tranquilidad desesperanzadora-, yo no puedo… irme aún…
Junsu se llevó las manos hasta la boca para mantener adentro los sonidos que su garganta luchaba por soltar. Había empezado a llorar y Jaejoong no creía que estuviera consciente de ello.
Yoochun contenía el aliento. Sus brazos rodearon a Changmin justo antes de que este cayera de espaldas al suelo, incómodamente doblado sobre sus piernas, con el cuerpo casi inmóvil.
--¿Mi-Minnie?
--Te dije que te protegería, Yoochun –sonrió sin fuerzas mientras luchaba por mantener sus ojos enfocados en su amo-. Cré-créeme, esto duele bastante…
--Lo sé. Lo sé –el mago parecía que intentaba calmarse-. Escucha, ¡concéntrate, Changmin! Tengo que buscar el libro de sanación, porque… ¡porque no recuerdo las hierbas que se usan! No-no pude ver el tipo de flecha que usaron, así que necesitaré unos minutos pa-para…
--Chunnie –el guerrero siguió sonriendo-, por favor no te alejes en este momento. No creo poder seguirte con facilidad esta vez…
--Tengo, tengo que buscar el libro, Minnie, el libro y… -la voz de Yoochun se quebró cuando la cabeza de Changmin negó lentamente con un movimiento forzado; el gesto provocó que una mueca de dolor se apoderara de sus hermosas facciones durante unos segundos.
Jaejoong despegó los ojos de la escena para contemplar el rostro totalmente empapado de Junsu y el cuerpo tembloroso de rabia de Yunho. Luego se dio cuenta de que no estaba respirando correctamente y trató de inspirar aire.
--Yo-yo quería vivir contigo, Yoochun –la voz de Changmin era un susurro apagado en el pequeño cuarto-. Supongo que morir por ti es… es el mejor… el mejor final…
--¿Qué dices, Changmin? –Yoochun se sonrió sin ninguna clase de alegría- Si-si esto es una broma como las que solías hacer, jah, déjame decirte que-que es la peor que has hecho. Yo no… Tú no…
--Perdóname, Yoochun.
El mago enmudeció unos segundos. Jaejoong lo observó cerrar los párpados con pesar y tragar con dificultad. Después, volvió sus ojos al caído entre sus brazos y habló con calma.
--Sí, Changmin, claro…
--No, Chunnie, en serio –ahora Changmin no sonreía y sus ojos se veían casi totalmente desenfocados, como si no encontrara a Yoochun delante de él; parecía que luchaba por hablar-. Lo lamento tanto. Me arrepentí, lo juro. Jamás podría matarte, nunca. Perdóname, Yoochun, no sabes lo mucho que lo siento. Sé que pro-probablemente no me crees pero es que no tienes idea de cuanto deseo que me perdones.
--Minnie, yo -el mago lo abrazó con fuerza contra su pecho y llevó sus delicadas manos al rostro del moribundo joven- … Yo lo lamento también. Te perdono. Te perdono. Ya olvídalo y por favor concentra tus energías en…
--Perdóname, Yoochun –la voz tan desesperada de Changmin hizo que el corazón de Jaejoong diera un vuelco en su pecho; y por el rostro del mago, el suyo se había quebrado en mil pedazos-. No lo merezco y sé que no debería quejarme por como me tratas pero si me perdonaras…
--Ya te perdoné, Minnie...
--Si me perdonaras tal vez –se ahogó por primera vez-, tal vez podría estar más tranquilo. Lo siento tanto. No sabes cuánto. Yo no sabía que también me enamoraría; yo no sabía que no podría matarte nunca, yo no quería jugar contigo… Por favor, por favor…
--¡Changmin!
--Por favor, por favor, Chunnie –su voz suplicaba; sus ojos ya no se movían en lo más mínimo-. Te amo, ¿podrías no olvidar eso? De verdad te amo, Chunnie.
--¡Escúchame, Changmin! ¡Escucha! ¿¿Por qué no lo haces?? –sacudió el cuerpo con rabia- ¡Deja de disculparte! ¡Para de una vez! ¡Te estás despidiendo! ¡No lo hagas!
--Yoochun… Park-sshi…
--¡No! Vamos, Minnie, vamos. Estoy aquí –la voz de Yoochun se perdió entre hondos sollozos-. Dijiste que no te irías, Changmin, lo dijiste. No puedes irte ¿recuerdas? No puedes…
--Park-sshi, discúlpame…
Yoochun lanzó un gran grito frustrado cargado de demasiados sentimientos; el rubio reconocedor sintió cómo sus ojos empezaban a empañarse ante la escena. El mago con rapidez tomó la mano inerte de Changmin y la posó sobre su ancha frente unos segundos, luego la llevó hasta su pecho aunque este se movía de forma irregular debido al llanto, apretó la mano con fuerza.
--Te amo, Changmin –le susurró-. Creí que por eso lo mejor era no perdonarte. Yo –un quejido salió de su boca y acompañó el resto de la oración-, yo lo siento mucho. ¿Lo entiendes?
Yoochun empezó a brillar en un blanco tenue en ese momento. Magia, se comunicaba con el casi muerto guerrero a través de la magia psíquica. Y pareció funcionar puesto que el rostro de Changmin se relajó visiblemente mientras una sonrisa tranquila se apoderaba de su rostro; sus desenfocados ojos brillaron un poco.
--Hyung -susurró casi sin usar la voz, eran más bocanadas de aire que sus cuerdas vocales moviéndose-… Sarangheon…
El cuerpo de Yoochun tembló con violencia justo antes de que un llanto totalmente desesperado y triste saliera de él. Jaejoong salió de su estado de trance cuando entendió: Changmin había muerto al final. Un débil gemido de Junsu acompañó el sonido de los pedazos del corazón de Yoochun romperse de forma definitiva.
--Minnie, Minnie, Minnie –lloraba el mago una y otra vez apretando el cuerpo con fuerza.
--Jae-Jaejoong –la voz temblorosa de Yunho lo sorprendió aún más si aquello era posible-, vámonos.
Y Jaejoong entendió porqué. Aunque quisiera quedarse a abrazar a Junsu por un rato y consolarlo de alguna manera, sabía que aquel momento era demasiado íntimo y personal para Yoochun y sus allegados. Ellos estaban de más. Si la rápida muerte de Changmin había provocado un vacío en su pecho, y probablemente en el de Yunho, no quería imaginar lo que Junsu estaba sintiendo. Y los sentimientos de Yoochun menos.
Con gestos torpes y descoordinados el rubio dio los primeros pasos hacia la puerta. Sin embargo, la voz rota, un grado más abajo que un grito, del mago los hizo detenerse.
--Esperen. ¡Esperen! –aunque seguía abrazando con fuerza el cuerpo muerto de su guardián, los observó directamente a los ojos. Jaejoong se sintió aterradoramente perdido dentro del vacío infinito con el que Yoochun los miraba. Sus ojos rojos seguían botando lágrimas sin control- ¿Quién fue? Us-ustedes pueden decirme… ¿Quiénes son estos malditos, de dónde vienen?
--No-nosotros no deberíamos… -Yunho, aunque todo su cuerpo denotaba el mismo aturdimiento que el de Jaejoong, trató de hablar como el reconocedor oficial que era.
--¡¿Quién fue?! –les exigió Yoochun con un grito de desespero- Considérenlo un intercambio por la paz. Si no me lo dicen, soy capaz de matar a todo el mundo en este pueblo y…
Jaejoong vio los ojos de su compañero centellar con tristeza, Yunho entendía el sufrimiento de Yoochun. El rubio llevó su mano hasta el hombro de su amigo y esperó hasta que él se volteó para asentir. Yunho lo entendía, sólo necesitaba un pequeño impulso más para quebrantar las leyes que había jurado seguir con el corazón.
Luego de eso, ambos se acercaron al cuerpo más cercano, aunque Jaejoong realmente escogió el que estaba más cercano a Junsu, y comenzaron sus hechizos. La rápida sucesión de movimientos por los cuerpos de los asesinos muertos empezó. Hombros, plexo, pecho, frente y concentrarse muy bien. Los últimos segundos de vida de los intrusos pasaron por sus mentes. Aquellos habían fallecido gracias al ataque fulminante del mago. Se fueron un poco más atrás en los recuerdos ajenos hasta toparse con su lugar de origen: mucho bosque, una cascada, un arco, una insignia…
Ambos reconocedores terminaron su labor al mismo tiempo. Jaejoong sabía que Yunho hablaría, así que le dio tiempo para encontrar su voz.
--Son asesinos del oeste del país. Fueron mandados por un rey. Aparentemente le pidieron matarte a toda costa, Yoochun-sshi.
Las lágrimas de Yoochun no había cesado pero sí su angustioso llanto. Seguía abrazando a Changmin con fuerza y empezaba a balancearse suavemente de atrás hacia delante. No dijo nada.
Jaejoong le dirigió a Junsu una prologada mirada antes de irse. El joven hechicero la respondió los últimos segundos; al igual que su amo seguía llorando. El rubio bajó la cabeza en un intento por mostrar respeto y apoyo antes de irse sintiendo los suaves pasos de Yunho seguir los suyos.
Un mes más tarde los reconocedores seguían inundados de papeles gracias a todas las muertes de extranjeros que habían tenido. Tener que hacerles un historial a todos y cada uno de los cadáveres era una tarea pesada que Jaejoong y Yunho llevaban con el mayor respeto posible.
Sólo el cuerpo de un fallecido se había perdido. Ambos decidieron tácitamente pasar por alto el hecho que podía considerarse un delito en las tierras neutrales a la guerra. Changmin se merecía un entierro digno, con un funeral propio de un guerrero del norte, no un viaje a su tierra natal en un féretro que se mantenía a duras penas.
No habían tenido noticias de Yoochun después de que se marchara el mismo día de la muerte de su guardián. Y eso que habían revisado con cuidado los recuerdos de cada uno de los viajeros que habían fallecido en el pueblo por si alguno había escuchado noticias. No habían tenido suerte.
Casi al final de la tarde y con un grito de queja, Yunho se lanzó desde su silla al suelo de la oficina en son de protesta. Jaejoong rodó los ojos.
--¡Vamos, Yunnie! Cada vez nos faltan menos muertos que estudiar y menos cartas que mandar al oeste.
El más alto gruñó antes de responder.
--Me estoy derritiendo, Joongie –se levantó del suelo de un salto-. ¡Es más! Todavía no acaba el día y creo que he tenido suficiente.
--Oh, ¿te jubilarás?
--Creo que me lo merezco –se sonrió su compañero-. Además, también creo que Heechul quiere salir hoy… Y ya sabes cómo se pone cuando no se cumplen sus deseos.
Jaejoong sonrió de medio lado para luego borrar la sonrisa. Heechul era, realmente, una de las personas más pacientes que el rubio conocía. Siempre seguía el pesado horario de Yunho, respetándolo y ayudándolo cuando el reconocedor se encontraba muy cansado. Sin embargo, si lo descuidabas por mucho tiempo… Podía convertirse en el ser más aterrador de todo SM.
--Entiendo. Vale, vente tranquilo –le sonrió-. Yo terminaré este informe y seguiré tu ejemplo.
Después de una ligera despedida Jaejoong se encontró solo en la oficina. A los pocos minutos supo que jamás podría terminar el informe si seguía jugando con la pluma con la que debía estar escribiendo.
El ruido de la puerta abrirse lo distrajo en su décimo octavo intento de mojar la pluma en el tintero.
--Disculpe, ya cerramos la oficina. Si gusta volver mañ…
Su voz murió a penas sus ojos se encontraron con el rostro tranquilo, aunque un poco triste, de Junsu. Sin notarlo realmente se levantó de la silla y corrió hacia él abrazándolo. Al segundo, se dio cuenta de lo que hacía, así que decidió dejar de tocarlo con rapidez y fingir una serenidad que no sentía.
--¡Junsu-ah! –le dijo con la mueca de una sonrisa. El aire pesado que rodeaba al hechicero le recordaba la triste muerte que había presenciado hace un mes- ¿Cómo… cómo estás?
--No quería interrumpirte, Jaejoong-hyung –la voz ronca y alta de Junsu sonó placentera en los oídos del rubio y fue gracias a eso que entendió lo mucho que lo había extrañado a pesar de los pocos días que habían pasado juntos-, pero tenía que venir a verte.
--¿A verme? Pero… ¡Oh, Junsu, disculpa! Ven, toma asiento. Ehrm… sí, la silla de Yunho está libre. Yo me sentaré en su escritorio. Dudo mucho que le moleste que desordenemos más sus papeles.
Junsu sonrió ante eso. Y era la misma sonrisa resplandeciente que Jaejoong recordaba y que hacía que el peso de su cabeza se aligerara un poco sobre sus hombros.
--Y –empezó el rubio una vez estuvieron acomodados, ambos, sobre el escritorio de Yunho-… ¿cómo les fue? ¿Yoochun-sshi está en la ciudad de nuevo?
--No –le respondió el hechicero con suavidad mirándolo a los ojos con una intensidad casi mareante. Pudo adivinar la tristeza que dejan las experiencias fuertes en lo profundo de los ojos negros de Junsu-, Yoochun-sshi está en el norte.
"Ah" quiso decir Jaejoong, pero intuía que el joven hechicero no hablaba solo del entierro del guerrero del norte, así que lo dejó continuar.
--Gracias a la información que nos dieron llegamos al oeste en menos de dos días, ¿puedes creerlo? Yoochun-sshi siempre se quejaba de que Changmin lo hacía viajar muy rápido, que no disfrutaba el paisaje –sonrió de medio lado-. Esta vez no se quejó, al menos.
--Era distinto.
--Sí –suspiró Junsu cerrando los ojos unos segundos antes de continuar-. Cuando llegamos nos estaban esperando. Fue una batalla dura y ninguno de nosotros había visto a Yoochun-sshi tan concentrado en matar todo enemigo que se moviera. Ese siempre fue el trabajo de Changmin, así que nos entristecía mucho verlo así…
»Parecía vacío ¿sabes? ¡Jah! Y los hechiceros que pensaban que el amo estaría mejor sin Minnie. Pero se dieron cuenta de que la tristeza que veíamos antes en él no era nada comparada a esta. Esta no tenía arreglo, no tenía espacio para sonrisas amables, y Yoochun-sshi parecía haberse fusionado con ella sin pelear; la abrazaba sin quererla cambiar. Yo lo entendía, es decir, Changmin siempre fue su razón para todo: para seguir adelante, para disimular alegría, para demostrarle que estaba bien sin él. Sin Changmin su mundo se quebró de forma irreversible y él lo sabía.
Jaejoong volvió a abrazarlo cuando los ojos de Junsu se llenaron de lágrimas. El hechicero respondió su abrazo con fuerza y se las arregló para volver a unir su mirada con la del rubio. El reconocedor dejó escapar un suspiro ante la bella y triste imagen que el menor regalaba entre sus brazos.
--No me dejó pelear en la última batalla, ¿sabías, Joongie-hyung? –Junsu sonrió ignorando sus propias lágrimas-. Derrotamos a la mitad del ejército del rey del oeste, pero en la última batalla no permitió que me quedara. Me dijo que no podía. “Se como los guerreros del norte, Junsu-ah” me dijo mientras se vestía, “vive para proteger y acompañar a quien crees que amas más”.
--Seguramente tenía miedo de que murieras, Junsu-ah - Jaejoong lo apretó más contra su pecho-. Ya sabía yo que eres el favorito de Yoochun-sshi.
El hechicero soltó una risa con el comentario.
--El amo se veía tan decidido ese día. Me recordaba a Changmin. De hecho, todos sus movimientos en las batallas me recordaban a él –suspiró antes de proseguir parando sus lágrimas por fin aunque sus ojitos siguieron hinchados-. No salió a la batalla hasta que supo que yo estaba lejos pero pude observarla. Fue muy valiente. Yoochun-sshi es el mago más grandioso del mundo, estoy seguro. O, bueno, lo fue.
Jaejoong paseó con suavidad su mano por la espalda de Junsu en un intento por consolarlo. Habló cuando estuvo seguro de que el más joven se había calmado.
--Tal vez fue mejor así, Junsu. Es decir, yo no los conocía y me parece una crueldad que no estén juntos…
Junsu sonrió.
--Yo creo que esa fue la forma en la que Yoochun-sshi le devolvió su corazón a Minnie. Él dijo que nunca se iría. Le prometió que seguirían juntos para siempre de alguna forma, así que creo que mi amo tomó su palabra y sólo terminó de cumplirla.
--Y tú viniste aquí cuando Yoochun-sshi te mandó a estar con la persona que crees que amas… -le susurró Jaejoong con nerviosismo. Casi podía sentir su propio cuerpo temblar envuelto el fuerte abrazo que Junsu le respondía.
--Puedo aprender a ser un buen reconocedor, hyung –le dijo con un tono de voz más alegre-. También puedo aprender a limpiar esas botas que tanto te gustan y podría ayudarte y acompañarte mientras tú así lo quieras –se mordió el labio con incomodidad; Junsu tenía hábitos que nunca cambiarían-. Eh, no creo estorbar así que…
Antes de que Junsu siguiera, Jaejoong tomó su rostro y le dio un leve y suave beso en los labios como respuesta. Sonrió correspondiendo la hilera de dientes alineados que Junsu le dedicaba.
--Bienvenido a tu nuevo hogar, Junsu-ah.
WAAAAAAAAAAAH!!!!
ResponderEliminarWAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!
Esta con toda su MADRE!!! ¿qué te puedo decir? es de lo mejor... hace mucho que no me emocionaba tanto con un fic!!! Esta tan bien escrito y la historia es super genial, y los sentimientos de los personajes!! mujer de mi corazón: estoy eufórica!!!
Waaaaaaaaaahhhhhh!!!!!
:le aulla a la luna:
felicidades!! que buen fic, un tesoro!!
Miiniieee~ -se pone a chillar- Doooushitee~(8) xD
ResponderEliminarasadas *w* qe lindo final *O*!! y triste e.e....a sadas tu me entienedes xD
dios ;-;... lloré... bueno no XD, pero senti horrible x dentro.. waa que hermoso fic.. pero omgosh ;__; el yoomin.. siempre tiene que terminar asi ;O;!!! (no me quejo demasiado, iwal los leo XD), T__T quiero llorar.. tu fic de vdd es hermoso XD.. lo ame D:!! a pesar de que me choca heechul XD... wa.. no se que decir.. mas que esta dentro de mis favs.. *se imagina las escenas de cuando changmin muere y chun esta en batalla* ;___________;
ResponderEliminarT_T changmin....llore.... al menos se reunieron los dos n.n
ResponderEliminarY lol el final XD muy bueno, me encanto!!
Changmin nooooooo T_T
ResponderEliminarMe fascinó tu historia!!
Felicidades por la narración, en verdad, escribes muy bien.
Y el JaeSu me encantó!!!!
Yeah!!! JaeSu!!!!
miniee... snif....
ResponderEliminarlinda historia ^^ jaesuuuu ♥ ♥
T-T changminnieeeeeeeeeeee noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo T-T *mori*
ResponderEliminarllore llore waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminark bonito *lagrimas cayendo*
ahhh me gusto demasiado
esta ahh no tengo palabras para describirlo
esta bello es un gran fico
ASDFSAD!!!!!!!
ResponderEliminarLO AMÉEEE!!
¿CÓMO ES QUE NO SABÍA DE LA EXISTENCIA DE ESTE FIC??
mil besos y abrazos a la autora!!! me mantuvo muy entretennida en la lectura!!! =*
¿Qué puedo decir?
ResponderEliminarLloré, lloré T_T
estuvo muy triste y hermoso a la vez, y opino lo mismo que Yóu
Es uno de los mejores fics k he leido hasta ahorita.
ResponderEliminarEn verdad llore como pudiste hacerle eso a yoochun.
Pobrecito ah te juro k me encanto.
waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!! TT^TT
ResponderEliminarNOOOOOOOOO!!! Chunnie!!! chunnie!!!! asdasda!! MInniiiiiiiiiiiiie !!! TT^TT
La verdad no soy muy fan del YooMin pero egusta mucho el JaeSu! asdsadas!!
me encanto!! se me iban los ojos en lagrimas! adsadas!! Yunho <3
ADSADADSAD!! COMO SEA ESTUVO GENIAL! ME QUEDE SIN COMENTARIOS! pero no es justo no comentar un increible fic!
viva yunho!! <3
Que gran fanfic!!!!! Estuvo tan emocionante y conmovedor!! Realmente me encanto, escribe genial :)
ResponderEliminarllore llore o no ¿why? XD
ResponderEliminarminnie del mal era tan hermoso espero que estén juntos en el más allá o donde sea que estén juntos <3
por quéeeeee???? No se valee como mis hermosos muertos nooooo¡¡¡ T-T es tan tristeeee no paro de llorar. en serio pobre de mi Chunie y ChangMin se amaban aaahhh.
ResponderEliminarFelicidades haz lograod un gran fic me encanta tienes un gran talento. mírame no paro de lloraaaaaar.