I promise that my love... will kill you cap 3

Amor a segunda vista
Con la responsabilidad de mantener en alto la reputación de su hermana además de satisfacer el gusto exigente de los consumidores, Jaejoong siguió al pie de la letra cada uno de los pasos que había apuntado en una libreta para preparar una gran variedad de postres. Si algo podía presumir era su habilidad culinaria. En una ocasión, Junsu comió más de la mitad de lo que había cocinado. Incluso su madre prefería que hiciera el almuerzo por ella debido a su buena sazón, pero en cuanto a repostería se trataba, JiYool era la mejor. Estaba nervioso aunque lo disimuló perfectamente en frente de su compañera y hasta cierto punto aprendiz Know Su-eun. A veces le ayudaba a derretir el chocolate o a decorar los pastelillos. Nada complicado de hacer. Sin embargo, la absurda preocupación, juzgó para sus adentros, hacia el jefe Jung la volvió torpe y por ende lo atrasó en los pedidos.

Al parecer la inquietud por el paradero de Yunho se estaba propagando como una enfermedad, porque las meseras no dejaban de mirar la puerta principal en espera de su arribo. Por lo visto, el dueño de la cafería Autumn Scent aparte de popular también era puntual. Con toda sinceridad, Jaejoong no se explicaba como un hombre tan despreciable podía ser adorado por sus empleadas. Quizás interpretaba muy bien el papel de un manso cordero.

Una hora más tarde, el jefe Jung llegó un tanto cansado debido a la falta de sueño. Saludó a sus trabajadores y clientes como siempre, pero no se detuvo a inspeccionar el menú del día. Quería descansar en la oficina antes de comenzar con su labor. Grata fue la sorpresa cuando minutos después entró JiYool llevando en sus manos una bandeja de plata con una rebanada de pastel además de una taza de café.

-Muchas gracias.- Dijo Yunho lleno de alegría.
-No me mal interprete.- Contestó al instante Jaejoong.
-¿Disculpe?
-A quien debe agradecerle este detalle es a la joven Su-eun.
-Entiendo.- Expresó Yunho desilusionado.
-Con su permiso me retiro.
-Señorita JiYool, ¿agregó un nuevo ingrediente al pastel de moka?
-Ninguno.
-Tiene un sabor distinto.
-¿Le desagrada?
-Al contrario, está exquisito.
-Es bueno saberlo.
-Aun así, da la impresión que lo elaboró otra persona y no usted.
-Deben ser ideas suyas.- Enunció Jaejoong ante el sutil cambio detectado por su enemigo.
-Tal vez.- Agregó Yunho, tras probar otro bocado del postre.
-Bien, lo dejo a solas.
-Agradézcale de mi parte a la señorita Su-eun la molestia tomada, por favor.
-Lo haré.

Changmin, por su parte, a bordo del autobús se dirigía a prestar sus servicios como médico residente en el Hospital Boramae de la Universidad Nacional de Seúl. La idea de aprender al lado de los mejores le entusiasmaba demasiado, aunque sabía de antemano que no sería nada fácil enfrentar las emergencias diarias donde los casos resultaban de extrema gravedad pues había que actuar con rapidez y precisión. Absorto en esto, poca atención dio a la persona con la cual compartía el asiento y amablemente le pidió la hora. Sólo se limitó a contestarle <.siete treinta.> después de girar su muñeca izquierda para observar el reloj. Cuando arribó a su destino, tomó el cuadernillo olvidado de su acompañante con la esperanza de encontrarlo entre los pasajeros que descendieron, pero ninguno lo reconoció como suyo. Sin opción alguna lo guardó en su maletín.

-Bienvenidos sean estudiantes del último año de medicina, a nuestro prestigioso Hospital Boramae. A continuación los nombraré conforme a su apellido para designarles el área, así como el responsable a cargo.- Expuso el director general de la institución. -Son, Wang y Ryoo vayan a cuidados intensivos con el doctor Minho. Yoon, Han y Shim acudan a cancerología con la doctora Yeh-jin.

Tras escuchar su turno, Changmin se colocó la bata además del gafete. Sus compañeros aterrados por enfrentarse a la realidad apenas lograron articular palabra. Así que se dirigió en nombre de los tres hacia su nueva instructora cuyo semblante reflejaba confidencialidad.

-Es un honor para nosotros colaborar a su lado doctora Yeh-jin.
-Igualmente muchachos. Síganme y recuerden anotar cualquier dato o síntoma del paciente.
-Claro doctora.- Respondió Changmin con una reverencia.

Pasado medio día, los internos se reunieron en el comedor ansiosos por contar sus experiencias a parte de saborear la comida. La mayoría se paralizó al ver a JiYool con un obento. Curiosos no apartaron su mirada de ella, pues deseban conocer al afortunado.

-¡Felicidades Minnie!- Enunció Jaejoong mientras lo abrazaba.
-¿JiYool noona?- Manifestó atónito Changmin.
-¿No estas contento de tenerme aquí?
-En lo absoluto noona… es… que…- Musitó apenado Changmin, ante la presencia de sus ahora amigos.
-Te incómodo, ¿verdad?
-Salgamos.
-Descuida Minnie, se me hace tarde y tampoco quiero dejes a tus compañeros por mí. Adiós.

Changmin fue detrás de JiYool hasta la salida del seguro, enojado consigo mismo a causa de su mal comportamiento. Hacía dos días su amada noona había vuelto y no consentiría por esta ocasión que la cobardía le impidiera exteriorizar sus sentimientos.

-JiYool noona, JiYool noona… Detente un momento.- Dijo en vano Changmin. -¡Lo siento!
-¿En serio?- Emitió molesto Jaejoong.
-No pretendí herirte. Deseaba… Deseaba sujetarte entre mis brazos y presentarte a mis amigos, pero algo en mi interior me paralizó. Ojalá fuera un hombre resuelto. Lo cierto es… Que disto mucho de serlo.
-Olvídalo Minnie.- Expuso conmovido Jaejoong. -Quien debe pedir una disculpa es tu noona, por dramatizar la situación.
-Te aprecio.
-Mi dulce Minnie regresa a disfrutar el obento.- Profirió Jaejoong al pellizcar la mejilla de su dongseng.
-Esta bien.
-Nos vemos en la noche y suerte.
-Gracias JiYool noona.

En Nueva York, Yoochun transitaba la Avenida Madison cuando una fina gota de lluvia se deslizó por su mejilla. Al instante recordó el primer encuentro que sostuvo con una chica un fin de semana lluvioso, mientras recogía del suelo las partituras que compuso y más tarde lo volverían famoso. Sin previo aviso, apareció para auxiliarle, pues lucía desesperado por guardarlas en el folder. Después levantó aquella sombrilla roja y pudo apreciar el etéreo brillo de sus ojos cafés.

-Espero no se hayan estropeado del todo.- Expresó la joven con la voz débil.
-Descuide.- Contestó gentilmente Yoochun.
-Que tenga un buen día.
-Igual…mente...- Emitió de forma pausada Yoochun al verla partir.

Inmerso en el pasado, trató de concentrase en otros asuntos de vital importancia, como la mudanza. Debía empacar todo antes de las 5 PM o de lo contrario el envío a Seúl se retrasaría. Aunado a esto, la empresa CL Entertainment solicitaba la hora del vuelo. De tal forma que avivó el paso y no se detuvo hasta llegar a su departamento en uno de los edificios más selectos de la zona. Poco a poco, terminó de guardar las cosas personales junto con las de valor.

-Yôboseyo.
-Buenas tardes, habla Park Yoochun.
-Buenas tardes Sr. Park, ¿en qué puedo servirle?
-Sería tan amable de comunicarme con el presidente Choi.
-Enseguida.
-Diga Sr. Park.
-Presidente Choi, le notifico que parto de New York a Seúl a las 11 de la noche.
-Un miembro de la compañía ira a recibirlo en el aeropuerto.
-De acuerdo.
-Adiós Sr. Park.
-Adiós presidente Choi.

Finalizada la conversación, las personas a cargo de la paquetería llamaron a su puerta. En cuestión de segundos el lugar quedó semivacío. Agotado se recostó en uno de sus muebles. Sin embargo, algo tirado en el piso de mármol atrajo su atención. Era una fotografía del parque de atracciones Lotte World. Por segunda ocasión, la imagen lo transportó años atrás.

-Thanks for stand by me.- Pronunció Yoochun las palabras del mensaje grabado en tinta, que le escribió la dueña del paraguas rojo sobre la palma de su mano derecha.
-El tiempo lo borrará aunque mis sentimientos permanecerán intactos.
-I love you so much.- Manifestó Yoochun pleno de dicha.
-Me too… Micky.

De nada le sirvió refugiarse en La Gran Manzana durante un año, pues la distancia acrecentó el anhelo de tenerla cerca, admirar la ternura de su rostro y sentir el rose de sus labios. Ninguna mujer fue capaz de regenerarlo a excepción de ella. La última en su turbulenta vida.

Por otro lado, le informaron de improviso a Changmin, con un pie fuera del seguro, que requerían de su presencia al igual que la de los demás internos para cuidar de los enfermos en la noche. Acto seguido, escribió un mensaje de texto dirigido a Jiyool donde exponía la situación bajo la cual se hallaba. Conforme las horas pasaron, el silencio reinó en los pasillos. Niños, adultos y ancianos dormían tranquilamente. Esto representó, hasta cierto punto, un alivio a su extenuado cuerpo en lo absoluto acostumbrado a las exigencias de un medico residente.

-¿Gustas un vaso de café Changmin?
-Me adivinaste el pensamiento hyung.
-Creo que la medicina no es lo mío.
-Estas bromeando, ¿verdad?
-Lo digo en serio Changmin.
-¿Por qué?
-Rompí el código del profesional.
-¡Te enamoraste del paciente!
-Si… Me enamoré. Quizás pienses que estoy loco, pero caí rendido a sus pies como un caballero lo haría al descubrir a su princesa.
-Desgraciadamente… Su estado… No es alentador… ¿Cierto?- Inquirió Changmin con la vista en el suelo.
-Cuanto daría por curarla de ese terrible padecimiento. Si hubieses estado conmigo en el consultorio te percatarías de lo impotentes que podemos ser los médicos al no hallar una solución que motive a los enfermos a seguir adelante.
-Lo lamento.
-Parecía una muñequita… Una linda muñequita pese a sus 27 años.

Como resultado de la cafeína, Changmin no logró conciliar el sueño a diferencia de sus compañeros tras concluir la vigilia. Por tal motivo, buscó en su maletín un libro que lo distrajera hasta vencerlo el cansancio.

-The best mistake of my life, it’s you by Go Seungmin- Dijo al toparse con el cuadernillo que recogió en el ómnibus.

El título lo intrigó demasiado, que leyó las primeras líneas del texto. Luego continúo hasta finalizar la historia. A su juicio, una magnifica comedia romántica que merecía el público la conociera. Con suerte, la autora puso su número telefónico en la parte superior trasera de la obra. En cuanto se desocupara no tardaría en llamarle para entregársela.

-Debe ser una mujer inteligente, además de sensible como JiYool noona.- Comentó al colocar su cabeza en la almohada y cerrar sus ojos.

Rodeado de sus colegas en el estacionamiento de la cafetería Autumn Scent, Jaejoong aceptó ir a la discoteca Tribeca pues festejarían su regreso y Changmin no estaría en casa. Lo malo es que el jefe Jung los acompañaría también. El ambiente en dicho lugar era increíble gracias al experto DJ que mezclaba la música de otras décadas con los éxitos más recientes. Todos se concentraron en la pista de baile a excepción de Yunho. Esto le causó extrañeza a Jaejoong al observarlo desde la barra de licores, mientras ordenaba la bebida Dulce Tormento.

-¿Aburrido jefe Jung?- Curioseó Jaejoong con una mano sobre el hombro de Yunho.
-No.- Se limitó a contestar el joven al dirigir su mirada hacia Jaejoong.
-¿Bailamos?
-Será un placer.- Manifestó Yunho desconcertado, aunque feliz por la inesperada propuesta.

Jaejoong imaginó a Yunho ridiculizado cuando empezó la canción LoveGame de Lady Gaga. Desgraciadamente, le mostró unos pasos semejantes a los de un instruido bailarín. Frustrado usó a dos atractivos americanos para vengarse. Les sonrió con malicia y después mordió su labio inferior de manera sensual. En instantes, Yunho quedó relegado de la pista, molesto ante la indiferencia de Jaejoong.

Let’s play a love game, play a love game
Do you want love, or you want fame
Or you win the game
Through the love game

-Tenga cuidado al manejar jefe Jung.- Enunció con cinismo Jaejoong, satisfecho de la retirada de su adverso.
-Descuide señorita JiYool.
-Lo menciono por sus preciadas trabajadoras, a mí poco me interesa lo que le ocurra.- Acentuó Jaejoong, harto del afable comportamiento del jefe Jung.

I'm on a mission and it involves some heavy touching, yeah
You've indicated your interest, I'm educated in sex, yes
And now I want it bad
I love game

-¡Suficiente señorita JiYool!- Decretó Yunho al aproximarse a Jaejoong.
-Todavía no jefe Jung.
-Mi intención nunca fue aprovecharme de usted.
-¡Hipócrita!- Espetó irascible Jaejoong.
-Se equivoca.
-Pagará muy caro el daño que me ocasionó.- Indicó Jaejoong al empujar a Yunho.
-Humílleme cuanto quiera, pero no me arrepiento de lo que hice aquel día en la iglesia.- Deliberó Yunho al sujetar a Jaejoong e inclinar su rostro para estar a la altura de él. -Porque contrario a lo que usted piensa siempre la he amado.

Hold me and love me
Just want touch you for a minute
Baby three seconds is in it for my heart to quit it

Atónito por la repentina acción del jefe Jung, Jaejoong se distanció de inmediato y lo abofeteó sin miramientos. No creía en sus mentiras. Yunho sólo se marchó en silencio apartando su vista de JiYool, pues nunca fue de su agrado llorar enfrente de alguien aún si el dolor era devastador.

Siguiente