I promise that my love... will kill you cap 4

Te quiero devuelta

Un sábado en París, Junsu recorrió los distintos puestos del mercado de pulgas en busca de algún objeto que pudiera agradarle a su querida madre, la compresiva señora Kim. Por el momento, nada había captado su atención cuando se percató de un hermoso alhajero en forma de piano. Sin importar el costo lo compraría pues bien valía la pena.

-Disculpe señor, ¿cuánto cuesta este joyero?- dijo al unísono Junsu y una dama.

Curioso dirigió su mirada hacia la chica. Bastaron unos segundos y lo dejó impactado. Parecía el vivo retrato de Margarita Gautier, la famosa Dama de las Camelias. Nunca imaginó que la fantasía lograría materializarse en pleno siglo XXI y a unos escasos centímetros de él.

-Creo usted fue el primero en hallarlo…- mencionó la muchacha apenada pues Junsu se había sonrojado.
-Adelante tómelo- expuso Junsu tratando de ocultar su rostro con su mano derecha como si acomodara su cabello.
-No tengo ningún inconveniente en que lo compre- aclaró la joven con una tímida sonrisa.
-Gracias… señorita…- vaciló Junsu en un intento por saber el nombre de la chica.
-Jiyul… Beaumont Jiyul para servirle- contestó enseguida mientras le extendía su mano.
-Kim Junsu gusto en conocerla- expresó gozoso al corresponderle el saludo.

A partir de ese inesperado evento surgió la amistad conforme transcurrieron las horas por los callejones abarrotados de preciosas antigüedades, cada una dueña de su propia historia romántica o trágica.

-Junsu, ¿has probado el Tourtiere de Châlus?
-Todavía no.
-Conozco un restaurante donde lo sirven, sígueme.
-De acuerdo Jiyul.

Tras saborear el platillo en una de las mesas exteriores, Junsu sintió un poco de nostalgia ante la imposibilidad de estar rodeado de su familia. Nadie sabía cuan doloroso le resultaba hallarse en un país distinto al suyo. Su único consuelo era la excelente preparación que recibía del Colegio Nacional Superior de Arquitectura Paris-Malaquais.

-¿Te sientes bien Junsu?
-Si… Jiyul.
-Descuida en menos de un mes te acostumbrarás al ritmo de vida parisino y su gente.
-Ojalá la mayoría fuese como tú.
-Gracias por el cumplido.
-Bien… iré a pagar la cuenta.
-¡Espera Junsu!- profirió Jiyul levantándose rápidamente de la silla. -Diga… ¡papá sufrió otro ataque al corazón! Enseguida voy Jejung- enunció alarmada al recibir la llamada de su hermano.

Cuando Junsu salió del establecimiento, Jiyul se había marchado. Desconcertado se acercó a la mesa donde almorzaron antes y localizó una nota escrita con letra cursiva, la cual decía:

Lamento retirarme sin despedirme, pero debía atender una emergencia familiar. Fue un placer convivir contigo Kim Junsu y deseo tu estancia en París sea agradable.

P.D. Si necesitas de un amigo márcame a este número 01 33 05 28 50 y la próxima vez invito la comida.

Después de todo, el aventurarse por determinados lugares de la metrópoli no fue mala idea. Jiyul le había brindado una tarde inolvidable. Con seguridad, volvería a verla pues ahora ocupaba un lugar en su corazón.

-Arquitecto… arquitecto… ¡arquitecto Kim!
De manera abrupta, Junsu abandonó el recuerdo de hace cinco años. En parte, agradeció la intervención de uno de los trabajadores de la construcción debido al estado melancólico e iracundo que le ocasionaba el pasado.

-La señora Héloïse quiere hablar con usted.
-Bueno.
-Disculpa mi atrevimiento Junsu, pero me comunicarías con Jejung. ¿Cambio su número telefónico?
-Lo ignoro señora Beaumont.
-Platicó con su padre unos días atrás y no tuve la oportunidad de hacer lo mismo porque estaba… en el hospital psiquiátrico. Lo extraño mucho. Espero terminen pronto esta comisión para tenerlos en casa nuevamente.
-Gracias señora Beaumont, pero Jejung… no está disponible.
-En cuanto se desocupe dile me envíe un mensaje.
-Por supuesto.
-Cuídense mucho.
-Hasta luego señora Beaumont.

Al parecer, su íntimo compañero le mintió a sus padres respecto a su paradero. Desconocía la razón aunque lo averiguaría de inmediato pues cualquier excusa posterior a la conversación carecería de validez para la mamá de Jejung.

En Seúl, Yuchun se convirtió en un miembro importante de la empresa CL Entertainment al firmar el contrato. La ocasión debió considerarla como jubilo. Sin embargo, el temor de hallar a esa persona de la mano de otro hombre durante su estancia en la ciudad no se lo permitió. Motivo por el cual, trató de ocultar dicho pensamiento de su semblante frente al director Choi.

-Casa del imbécil Jung Yunho- escuchó sorprendido Yuchun fuera de la compañía.
-¿Hyung?
-¡My brother! ¿how are you?
-Olvida el inglés.
-¿Coreano?
-Eso no me importa.
-¿Te refieres a mi?
-Así es.
-Desconcertado, infeliz y ebrio.
-¡Yunho!
-Ven a beber conmigo.
-Ni se te ocurra salir en esa condición.
-¿Me visitarás?
-Aparte de ayudarte.
-I love you.

El timbre sonó, no hubo respuesta, Yuchun lo intento de nuevo y percibió los torpes movimientos de Yunho para abrir la puerta. Tal fue su admiración al observarlo desalineado que conjeturó una discusión con el padre. Usualmente, el señor Jung imponía su voluntad tanto en el ámbito profesional como personal de su hijo. Cansado, tal vez, de la situación se reveló aunque el arrepentimiento domino más en la conciencia de Yunho.

-¿Qué sucedió aquí?- señaló Yuchun atónito por el desorden en el que estaba la sala.
-Me caí un par de veces.
-Para de tomar Yunho.
-No puedo hyung.
-¿Por qué? Reñir con tu papá no es un crimen.
-Jamás lo intentaría. Es otra la cuestión que me obliga a… refugiarme en el alcohol.
-¿Cuál es?
-Regresó… Yuchun… Jiyul regresó.
-¡En serio!
-Desprecio es lo único que obtengo de ella.
-Yunho… algún día comprenderá, lo hiciste por su bienestar.
-Lo dudo hyung.

Impotente en ese momento, Yuchun se limitó a guardar silencio aparte de sentarse junto a Yunho. No conseguiría aliviar el dolor de su amigo, lo tenía claro, aunque la soledad era peor.

-Go Seungmin a sus órdenes- respondió una chica con voz de niña.
-Habla Shim Changmin.
-¿Puedo ayudarle en algo?
-Tengo su libreto…
-¡Bromea!
-En lo absoluto.
-¿Dónde nos reunirnos?
-Le parece… la librería Kyobo.
-Ahí estaré joven Shim.

Mientras los minutos pasaban, Changmin se dedicó a examinar algunos libros que captaron su atención, entre ellos figuraban: La Educación Sentimental de Gustave Flaubert, En Busca del Tiempo Perdido de Marcel Proust y La Mecánica del Corazón de Mathias Malzieu. Todos despertaron su vena romántica oculta en apariencia.

-¿Shim Changmin?
-¿Go Seungmin?
-Lamento la demora…
-Tome el cuadernillo… adiós…
-Aguarde Shim Changmin… necesito compensarlo.
-Nada me debe… este no es mi día de suerte.
-¿Disculpe?
-Olvídalo… si es mejor… olvídalo Changmin- se habló así mismo como si tratara de una pesadilla.
-¿Se encuentra bien?
-Hace un rato… cuídese…- manifestó desilusionado Changmin pues la guionista resultó aquella impetuosa muchacha que vio en el parque.

Turbada por el comportamiento aversivo de Changmin, la libretista regresó a su apartamento con un sola reflexión ¿lo había conocido anteriormente? Buscó alguna pista sin éxito en su memoria. Le pareció extraño que fuese tan descortés ante la insuficiencia de fundamento. A modo de distracción, hojeó el periódico en pos de una lectura amena. Para su desdicha se enteró de un acontecimiento que la involucraba de forma indirecta.

El famoso compositor, Park Yuchun, vuelve a Seúl dispuesto a conquistarnos con sus excepcionales canciones tras un año de ausencia.

Los días venideros, lo presentía desde su interior, serían difíciles de afrontar. Cualquier sitio, calle o ruta se convertiría para ambos en un punto de unión cuyo efecto desencadenaría un infortunio como ocurrió tiempo atrás. Debía evitarlo a toda costa o de lo contrario presenciaría su caída y la de su antiguo confidente… Micky.
Bajo el cielo nocturno del puente Banpo, las parejas profesaban su afecto a través de un cálido abrazo, beso o caricia. Yuchun los envidiaba porque el amor les ofrecía la felicidad y a él se la negaba.

-El destino pretende separarnos, pero no existe mejor hombre para ti salvo... Park Yuchun- estableció reclinado en el asiento delantero de su auto Porsche Panamera. -Te lo demostraré.

Jejung, por su parte, quedó complacido con la ausencia de Yunho en la cafetería Autumn Scent. El resto de los empleados disintió pues su jefe permaneció en casa producto de una fiebre alta. Al menos eso les informaron. En realidad, Yuchun hospitalizó a Yunho para retirarle el alcohol de su cuerpo.

-Pobres ingenuos- declaró Jejung rumbo a la parada de autobuses. -De seguro Yunho tomó demasiado vino al grado de perder el juicio. -¿Junsu?- dijo sorprendido cuando advirtió la llamada en su celular.
-¡Mentiroso, hipócrita, convenenciero! ¿Dónde estás?- exteriorizó Junsu furioso.
-En Seúl…
-Tu madre preguntó por ti- interfirió Junsu.
-¿Cayó enferma?
-Averígualo por tu cuenta.
-Junsu cálmate.
-En cuanto acabe con este proyecto me la pagarás Jejung.
-Si te cuento la verdad, ¿me perdonarás?
-¡No!
-Encontré al sujeto Junsu… su nombre es Yunho… y… tiene los días contados.
-¿Jiyul?- interrumpió un individuo.
-Jejung, Jejung… bueno… no cometas una tontería… Jejung, Jejung… respóndeme… Jejung…

Hubiese recogido su teléfono del suelo, pero el estupor lo paralizó completamente. La persona situada a su espalda no sólo conocía a su hermana, también había descubierto sus intenciones en contra de Yunho. Envuelto en un problema, Jejung debía trazar algo pronto o su plan se vendría abajo.

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