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Arualthings

Ai Maid Café. Capitulo 22

Imaginé que me amabas, más allá del mismo amor.



Changmin no se sentía incómodo, sino más bien un poco nervioso.

Estaba dentro de la habitación de Rain, tomando un poco de te y viendo una película. Ambos sentados sobre la cama. Realmente no estaba muy concentrado en la película, por que Rain sentado a su lado lo desestabilizaba mucho.

Miró de reojo al mayor, Rain parecía concentrado en la película, bebiendo a ratos un poco de te y su perfil desde esa cercanía era realmente algo que empezaba a hacerlo olvidar de todos los problemas que habían fuera de esas cuatro paredes.

Sus labios… Changmin recordó que había pasado ya un buen rato sin que se hubieran besado, el perfil de Rain fue algo tan fácil de observar, tan fácil de perderse en él. Changmin negó levemente e intentó prestar una vez más atención.

Entonces descubrió que no era una película, era una serie norteamericana. Oh, maldita distracción la suya. Pero tampoco le importo mucho por que casualmente ya se había visto aquel episodio, entonces decidió observar a Rain solo un poco más.

—¿Acaso soy tan apuesto que no puedes dejar de verme?

Rain nunca dejó de ver la pantalla del televisor, solo sonrió un poco y Changmin entrecerró los ojos, en una mezcla de molestia y vergüenza. Decidiendo mejor mirar al televisor.

—Solo me aburrí un rato. ¿Ahora no puedo mirarte?

Rain amplió su sonrisa. Changmin escuchó como el mayor dejaba la taza sobre la mesita junto a la cama, pero lo que no pudo prevenir fue que Rain le quitara su te y luego lo agarra de los brazos para poder recostarlo en la cama.

—En realidad Changmin…— Se sintió un poco apresado entre el suave colchón y el cuerpo de Rain, su respiración profunda rozando sus labios. Y el sonido irrelevante de su propio corazón. –Tú puedes mirar, tocar y besar todo lo que quieras en mí.

De acuerdo, eso había sobrepasado todos los niveles sugerentes que su propia mente podía aguantar. Levantó un poco la cabeza. Rozando los labios de Rain y dejando que el beso los uniera solo un poco más.

El movimiento de sus bocas profundizó. Robándole el aliento a Changmin, dejando que Rain todavía sostuviera sus brazos. Esperando que los latidos de su corazón no fueran audibles en algún momento.

La inexperiencia en ese gran paso que estaba a punto de dar resonó en el interior de su conciencia, pero Changmin se dejó arrastrar por él, por sus besos, por las emociones que desbordaban en él. Por que lo él sentía por Rain y lo que Rain sentía por él.

Por que si no había un mañana para los dos en ese momento mucho no importaba. Por que justo en este instante ambos se amaban. Y era ese sentimiento lo que perduraba. Rain fue soltando sus manos y para cuando pudo percatarse sus manos lo habían impulsado una vez más, esta vez para que volviera a sentarse.

Su cuerpo empezaba a reaccionar ante el tacto de las manos de él. La respiración era ya menos relajada y sus rostros tan cerca, lo suficiente como para que hablar entre susurros fuera perfecto para ellos.

—¿Estas seguro de lo que estamos a punto de hacer?
—Créeme, sino fuera así, hubiera detenido tus manos hace mucho rato.

La sonrisa de Rain murió en los labios de Changmin. Entre sus cuerpos estrechándose un poco más el uno al otro. Los dedos de Rain rozaron el estómago de Shim y su cuerpo se sobresaltó un poco pero aún así le permitió al mayor que empezara a levantar la camisa.

Y si su corazón había latido apresuradamente en ese momento, justo ahora latía violentamente. Su cabello se desarregló un poco, Rain dejó la camisa caer a un lado de la cama. Y Changmin volvió a envolverse entre sus labios.

Rozó con sus manos la amplia espalda de él. Colando las manos por debajo de aquella camisa de tela. Recostándose una vez más. Solo lo necesario para que el pilo de almohadas en la cabecera lo hicieran sentirse más cómodo.

Cerró los ojos cuando los labios de Rain viajaron de sus boca a su cuello, mordió su labio inferior en un gesto por demás sensual cuando esa lengua recorrió despacio su pecho y se detuvo un momento en su estómago.

Le faltaba la experiencia que seguramente a Rain le sobraba, y precisamente por eso, esta misma tarde Shim Changmin planeaba robarle un poco de esa experiencia. O al menos dejar que sus pieles se impregnaran la una a la otra, hasta el punto de que ambos olvidaran incluso su propio nombre.






Tarah se arrimó un poco mejor en el pilar del pasillo y observó con atención al nueve gerente. Su expresión seria mientras contrataba un negocio importante dentro de la oficina.

La sonrisa brillante en sus labios mientras estrechaba las manos de aquellos hombres, seguramente contento por haber conseguido algún beneficio productivo durante la reunión. ¡Dios! En serio que le gustaba Choi.

Así que cuando los elegantes ejecutivo abandonaron la oficina de Siwon, agarrando la poca fuerza que pudo reunir y respirando varias veces hondamente, decidió dar un par de golpes en la puerta y luego entrar.

—Hola… Te fue bien por lo visto con los ejecutivos.
—Oh, si excelente. ¿Vienes a felicitarme?

Ella rió un poco, sentándose frente al escritorio del hombre y vacilando una vez más en sus palabras.

—Estaba pensando en que podríamos salir a celebrar tu triunfo de hoy.
—¿Eh? Bueno no creo que…
—Tal vez en tu departamento, ¿Qué te parece?

—No sé si eso sea correcto.
Tarah sonrió un poco nerviosa. –Oh, vamos no seas aburrido. Esta noche en tu departamento a las nueve en punto. ¿Bien?

—…Supongo.

Salió de la oficina del hombre, cerrando la puerta y arrimándose un poco en la puerta, solo para que sus piernas no temblaran demasiado. Sonrió abiertamente y respiró normalmente una vez más.






Dentro de la habitación de Seulgi el ambiente se había puesto tenso.

Jaejoong tomó la mano de Yunho discretamente, con algo de fuerza y al mismo tiempo para poder tener la necesaria él también. Por que de pronto estaban ambos sentados frente a Seulgi, una de sus amigas y una niña de aproximadamente tres años.

Tres años que era el tiempo exacto antes de que Seulgi se marchara.

Y si, no lo podía negar. Internamente Jaejoong estaba a punto de cruzar las puertas de lo que el final de su historia feliz podía significar. Por que de repente todas sus peleas, confusión interna y todas sus sonrisas parecían desvanecerse.

Yunho se veía literalmente afectado. Sus ojos mostraban el miedo de saber la verdad, de no saberse lo suficientemente fuerte, pero aún así en medio de su temor, apretó la mano de Jaejoong.

—JoHee por favor ¿Podrías ir con Mirah a la habitación?
—Claro, vamos Mirah.

La niña asintió, comentando los lindos que eran los amigos de su mamá, dando saltitos hasta que la mujer cerró la puerta de la habitación. Lejos de ellos, donde esa conversación no llegara a oídos de la niña.

Yunho no quería ni tenía tiempo para tener cuidado, miró a Seulgi severamente, con su voz determinante. Y el miedo aún palpable en su interior.

—¿Cuántos años tiene Mirah?

Seulgi jugó con sus manos. Por primera vez sin esa actitud rebosante de altivez y orgullo. Con un suspiro en los labios, decidió que hora de decir la verdad.

—Va a cumplir tres años.

De repente, Yunho pareció retroceder en el tiempo. Aquel cuando su relación con ella era maravillosa. A ese ayer cuando la amaba tanto y estuvieron a punto de casarse. Tres años atrás.

—…¿Quién es el padre?

Y esta vez su voz vacilo, algo nerviosa y temerosa de escuchar esa respuesta. Jaejoong solo pudo mirar a Seulgi, esperando también. Pero ella solo tapó su rostro, con las manos. Apoyando los codos en sus rodillas, perdida en su propio nerviosismo.

Por que decir la verdad era tan difícil.

—Yunho yo… Lo siento, siento no habértelo dicho antes, pero…

Fue horrible, fue un instinto. Yunho se pegó al respaldar de su asiento, con las palabras de Seulgi lastimándolo profundamente con sus ojos abiertos de para en par, soltando la mano de Jaejoong descuidadamente.

—¡Basta! Solo… Solo guarda silencio.
—¡Pero…!

Seulgi se levantó. Yunho solo perdió su mirada por unos segundos. Confundido de hacía donde debía mirar. Con el corazón saltándole violentamente y con Jaejoong mirándolo tan preocupado que Yunho solo pudo angustiarse más.

Lo necesitaba, lo necesitaba tanto. Necesitaba de su apoyo para sobrevivir a todo esto. Por eso entrelazó sus dedos a los de Jaejoong y se levantó, haciendo que Jaejoong lo siguiera.

—Yo… Lo siento, pero tenemos que irnos.
—¡Pero… Yunho!

El grito de la mujer fue lo único que alcanzó a escuchar antes de empezar a salir de ahí, bajó las escaleras. Sin mirar hacía atrás, con cada paso quedaba apretando más fuerte la mano de Jaejoong, quien se limitó a dejarse llevar.

No le importó que ese día estuviera lloviendo, ni que su auto se encontrara estacionado algo lejos. Pronto sus pasos se volvieron más largos. Su ligera rapidez se convirtió en él y Jaejoong corriendo, como si ambos huyeran fervientemente.

Yunho empezó por cerrar los ojos con fuerza, con el alma implorando por un poco de calma. Por desear nunca haberse enterado de nada, por su propio dolor interno diciéndole a gritos que esto, no era justo.

—Yunho… Por favor, detente. Nos podemos hacer daño.

Fue su voz, la voz de Jaejoong quien lo hizo detenerse de a poco. Justo en medio de una de esas calles algo vacías por la lluvia de esa tarde. La fuerza en sus piernas le falló y entonces calló de rodillas.

Con el llanto apoderándose de él, con su pecho siendo apretado por alguna mano que solo le estrujaba el corazón y le provocaba un dolor indescriptible hasta su garganta. Dejando que sus lágrimas se perdieran con las gotas de lluvia que resbalaban por su rostro.

Jaejoong se paralizó por completo, por que Yunho estaba ahí, desmoronándose ante sus ojos, por que nunca lo había visto en ese estado. Y por que el dolor de Yunho llegó hasta él, y ni siquiera se pudo dar cuenta del par de lágrimas que también salieron de sus ojos.

—Yo quería un hijo, si… Pero no así… No ahora… ¿Por qué no puedo dejar de sentirme tan mal?

Yunho desahogó en medio de sus palabras la impotencia que sentía, tapando con una mano su rostro. Con su cuerpo temblando ante el frío y los espasmo constantes de su llanto. Y Jaejoong entonces se arrodilló.

No hallaba las palabras, no sabía que decir.

Por eso únicamente pasó un brazo por encima de los hombros de Jung y apoyó la cabeza en él. Bajó la lluvia brindándole un poco de calor, aunque él se sintiera igual de devastado y asustado del futuro.

—Yo estoy aquí, Yunho. Apóyate en mí por favor…

Yunho esa tarde lo abrazó, con toda la fuerza que pudo reunir, y lloró toda la rabia contenida en su interior. Con la misma frase que rebasaba su entendimiento y golpeaba con agresividad su fuero interno. “¡No es justo!”, gritaba internamente y la razón no hacía más que compadecerse de él.






—Deme otra botella de whisky.
—¿Está seguro?

Yoochun levantó la mirada, afiló sus ojos sobre la presencia de aquel hombre que solamente se encogió un poco y asintió.

—Pero que sea bajo su propia responsabilidad.

Poco le importó en ese instante si moría de un envenenamiento alcohólico, o que estuviera lo suficientemente mareado como para empezar a nombrar a Junsu en todas partes. En medio de su estado de inconsciencia Yoochun anhelada la irrealidad de soñar con que Junsu se arrepentía y esperaba por él en la puerta de su departamento.

Le gustaba cerrar los ojos y soñar con esa realidad. Que entre más alcohol consumía le parecía cada vez menos inverosímil le parecía, pero cuando abría los ojos y la oscuridad de ese bar lo absorbía más real se sentía.

Podría llorar en este momento, gritar a los cuatro vientos lo mucho que odiaba a Kim Junsu, por ser un maldito egoísta, por no despedirse, por no pensar en él. Podía hacerlo, pero en el fondo sabía que cada palabra sería una vil mentira.

Cuando la nueva botella llegó frente a él, le costó abrirla, por que sus movimientos ya eran torpes, y cuando luego de unos minutos no pudo conseguir que esta se abriera, Yoochun sostuvo la botella con fuerza y cerró los ojos, sollozando levemente el nombre de ‘Junsu’

—Señor… ¿Se encuentra bien?

El joven que se acercó lo miró preocupado. Yoochun levantó un poco la cabeza, pasando una mano por su rostro y limpiando cualquier síntoma de debilidad.

—Abre la botella por favor.
—¿Está seguro señor? Parece que ya ha bebido demasiado.

Yoochun volvió a mirar con fuerza a ese muchacho y él solo suspiró. Abriendo la botella y depositando un poco del licor en el vaso junto a él, luego de eso Yoochun volvió a quedarse solo, con aquella botella y el vaso como compañía.

Perdido en medio de su propia depresión.

—Cada cual vive su dolor como le da la gana.

Celebrando sus propias palabras, Yoochun levantó el vaso y bebió, el primer trago de esa nueva botella de whisky que era la tercera de esa corta tarde.





Rain escuchó los golpes agresivos a su puerta y levantó un poco la cabeza.

Observó a Changmin, aún dormía a su lado. Miró el reloj descubriendo que eran casi las seis de la tarde. Se colocó rápidamente una camisa, aprovechando el hecho de que se había acostado a dormir ya con un pantalón.

Arregló como pudo su cabello y abrió la puerta. Observando como ese hombre un poco mayor lo empujaba con fuerza, ingresando con molestia a du departamento. Rain arrugó el entrecejo confundido.

—¡¿Dónde tienes a mi Changmin?! ¡Depravado!

Rain incluso sintió su corazón aplastarse con fuerza. Ese hombre… ¿Era el padre de Changmin?

—Rain ¿Qué es todo ese ruido?

Changmin salió de la habitación, apenas con pantalón de vestir, sacudiendo un poco sus cabellos y visiblemente adormilado todavía. Sin embargo en cuanto pudo divisar a la visita, sus ojos se ampliaron con miedo.

—¡¿Pa…Papá?!

Retrocedió por instinto, un paso, luego dos. Hasta que su espalda chocó contra la pared y la furia reflejada en los ojos de su padre le anticipó lo que sucedería a continuación. Por que se abalanzó contra él, golpeando con rudeza su cabeza, haciéndolo encogerse.

—¡¿Cómo te has atrevido?! ¡Eres un mal hijo! ¡¡Mira que decirnos que vas a ir a estudiar!! Sabrá Dios cuantas veces te habrás escapado con este sujeto. ¡Mira la hora que es, tienes a tu madre preocupada!

Changmin sabía que no podía escudarse bajo la excusa de que se había quedado dormido. Por eso prefirió callar, hasta que la mano de Rain detuvo los golpes de su padre e inconscientemente se escudó tras la espalda de él.

—Por favor, Señor le prometo que le explicaremos todo, pero calmase primero.
—¡Usted no se atreva a dirigirme la palabra!

—Papá por favor contrólate…

—¡Si no fuera por la amiga de tu mamá que te vio entrar a este departamento seguiríamos preocupados por ti!

No sabía hasta que punto esto se podía salir de control. Por eso Changmin decidió respirar profundo y colocarse a un lado de Rain, decidiendo enfrentar a su padre.

—Lo siento, debí avisar que llegaría tarde pero…
—¡¿Qué se supone que tienes con este sujeto?!

Rain tomó la mano de Changmin y asintió. Shim solo volvió a respirar profundo apretando un poco la mano de él.

—Nosotros estamos juntos.
—¿Cómo…? ¡¿Has perdido la cabeza?!
—Señor por favor…

—¡Usted no se entrometa!

Y el golpe llegó, Changmin solo vio a su padre abofetear con una fuerza descomunal que por suerte jamás había sentido, pero que lo hizo saber que esto estaba sobrepasando los límites.

—Eres aún un estudiante. Ni siquiera te has graduado, ¿Cuántos años tiene este sujeto? ¡¡Se está aprovechando de ti, de tu inexperiencia!!

Su padre lo miró, severa y duramente. Rain movió un poco la quijada. Con la mano sobre su mejilla.

—Señor, si se calma un poco nosotros podemos…
—¡No me interesa escuchar nada! ¡Tú y yo nos vamos de aquí!

Sintió como su padre lo agarraba por el brazo, jalándolo hacia la salida del departamento sin importarle que se encontrara a medio vestir. Changmin se encontró debatiendo entre el profundo respeto a sus padres y defender lo suyo con Rain.

Pensó en lo tradicionalistas que podían llegar a ser sus padres, lo mucho que los amaba, pero también pensó en Junsu. Y en que él no quería cometer el mismo error que su Hyung. Él quería quedarse con Rain.

Entonces se detuvo, logrando que su padre lo hiciera también.

—Basta padre, no estás entendiendo de razones. Y yo no…
—¡¿Quieres matar a tu madre de un dolor?! ¡¡Esta desesperada por que no has aparecido ni te has comunicado!! ¿Qué quieres que le diga ahora?

—¡Que ya me encontraste y que estoy bien, que no se preocupe!
—Eres un… ¡Insolente!

Su padre volvió a levantar la mano, Changmin se veía incapaz siquiera de detenerlo, pero el golpe nunca llegó, cuando abrió los ojos, Rain había vuelto a agarrar el brazo de su padre deteniendo el golpe.

—Por favor Changmin ve con tus padres. Deja que se calmen un poco, y cuando lo hagan entonces hablaremos, no es justo que tu madre siga preocupada. Te prometo que esto se va a solucionar.

Tuvo que darle la razón, su padre no escucharía de razones. Su madre alterada y preocupada tampoco. Rain se quitó la camisa y se la cedió a Changmin quien se la colocó inmediatamente.

Antes de abandonar Rain recibió la mirada molesta del padre de Changmin, pero la a anhelante del menor antes de salir del departamento. Una vez solo una vez más Rain suspiró, tenía que hallar la forma de solucionar esto civilizadamente.






JooHee se había marchado hace unos minutos.

Miráh se encontraba frente al televisor viendo dibujos animados. El sonido de la música y las voces chillonas llegaba hasta sus oídos. Pero ella solo se encontraba apoyada contra el mesón, arrepentida de no haber podido hablar a tiempo.

Yunho se había marchado, no la había dejado terminar de hablar. Se sentía tan preocupada y vacía, que en este preciso momento solo deseaba un buen trago, pero con la niña con ella, no se podía dar ese lujo.

Pasó una mano por su rostro, algo exasperada e intranquila.

—Mami… ¿Te sientes enferma?

Las palabras torpes y el pequeño puchero que la niña puso la enterneció, la tomó entre sus brazos y la abrazó con fuerza, depositando un corto beso en la mejilla de la menor.

—No, mi amor. Tranquila. Todo está bien.

Miráh la abrazó con fuerza y cuando el timbre dentro del departamento sonó. Seulgi caminó con paso lento hacía la puerta extrañada de quien podía ser, puesto que su amiga ya se había ido directo hacía el aeropuerto.

Cuando los ojos claros de KangTae la saludaron, tuvo que respirar profundo.

—¡¡Papi!!

Miráh saltó de sus brazos a los de él, con una gran sonrisa en los labios y el entusiasmo sumamente palpable. Seulgi rascó un poco su nuca. No veía a KangTae desde que habían empezado sus trámites de divorcio y él se había marchado de casa.






JoongHyun encestó certeramente.

Todas las chicas gritaron como locas y el público disfrutó de la victoria de su equipo. El entrenador se encontraba revisando unos papeles y mientras tanto JoongHyun se abrazó con fuerza a Taemin, celebrando la jugada.

Onew sentado a su lado derecho aplaudió con una sonrisa en la cara y Minho solo suspiró, no tenía precisamente humor como para emocionarse por un partido el día de hoy y menos durante el juego habitual en el que todos se reunían.
—¿Y a ti que te sucede?

Key se encontraba a su lado izquierdo, y acercándose un poco a su oído se mostró levemente preocupado.

—Solo no tengo humor para ver un partido de baloncesto.
—Últimamente no tienes humor para nada.

Minho rodó los ojos, con una pequeña mueca en el rostro a la cual Key respondió con una sonrisa. Miró a un Taemin sumamente sonriente, conversando con JoongHyun durante el breve receso en el partido.

Eso no le gustó.

—¿Has escuchado lo que dicen de esos dos, no?
—¿El que?

Key sonrió, seguramente ante lo despistado que era su amigo.

—Es hasta evidente ante cualquiera. Dicen que esos dos están saliendo, pero aún es en secreto o algo así, por que no lo han hecho publico ni nada.
—¿Me estás hablando de TaeMin y JoongHyun?

—No, de Onew y de mi.

Minho entrecerró los ojos, una vez con esa mueca, pero esta vez con un poco de fastidio ante la ironía de su amigo. Regresó su mirada a aquellos dos muchachos, JoongHyun tenía una mano en el hombro de Taemin, moviéndose un poco, riendo, con una extraña confianza y cercanía que antes no tenían.

No le gustaba, y no se podía hacer a la idea de que ese rumor pudiera ser verdad.






Yoochun trastabilló un poco al salir del ascensor.

Decidió por tanto agarrarse un poco, y como podía de la pared. No está seguro de cuanto dinero le soltó al taxista pero en este momento poco le importa. Abrió y cerró los ojos con algo de dificultad solo para intentar mejorar su visión.

Pero cuando estuvo a unos pasos de su departamento su corazón palpitó con fuerza. Junsu estaba ahí, sentado sobre una de sus maletas, con las piernas cruzadas y revisando algo en su celular.

La adrenalina en su interior fue intensa. Corrió tambaleante hacía él, abrazándolo con fuerza y logrando que ambos cayeran al suelo, él sobre Junsu. Con una sonrisa de inmensa felicidad en los labios.

—¡Sabía que no te irías, mi Su! Lo sabía… Yo sabía que me amabas tanto como yo a ti.

Buscó sus labios y lo besó. Con todo el amor que él merecía y con sus emociones a flor de piel, lo abrazó un poco más, escondiendo el rostro en el rostro del muchacho que se encontraba bajo su cuerpo.

—¡Oye, Yoochun! ¿Te moriste? ¡¿Qué demonios pasa contigo?!

Junho quitó el cuerpo de Yoochun sobre el suyo y logró sentarse, sacudiendo el cuerpo ahora inconsciente de Park.

—¿Te quedaste dormido? Genial… Si estuvieras sobrio o al menos despierto te golpearía por haberte atrevido a hacerme pasar el momento más gay de toda mi vida.

Suspiró tranquilamente decidiendo que tenía que buscar como fuera las llaves de Yoochun, dejarlo en su cama, e intentar solucionar las cosas. No en vano había viajado hasta Corea, aunque aparentemente algo tarde, por que su hermano ya se había ido.






Seulgi bebió un poco de café.

Ella y KangTae no habían hablado demasiado, habían cruzado un par de palabras apenas y luego él se había dedicado jugar con Miráh, corriendo y llenando el lugar de risas, Miráh amaba a su padre y no era de extrañarse.

Soltó un pequeño suspiro, mirando a KangTae dormir sobre su cama, abrazado a Miráh con una sonrisa en los labios, es cierto que muchas cosas en su vida no funcionaban desde hace mucho tiempo.

Pero la presencia de su hija, el regreso de KangTae, ya no era una niña, era toda una mujer. Que debía cuidar muy bien las consecuencias de sus actos por que habían personas que esperan por ella, en especial su hija.

Era la hora de hacer lo correcto, así que mientras KangTae dormía, Seulgi decidió salir.

Era hora de dejar ir a su primer amor.






Jaejoong acarició el rostro de Yunho y suspiró.

Jung dormía profundamente, producto del propio cansancio emocional que aparentemente lo había sobrepasado. Con el cabello un poco húmedo por la ducha Jaejoong pegó su rostro al de Yunho por unos minutos.

Unos cortos minutos de paz que en ese instante le fueron algo inverosímil. Por que entre el silencio, sus cuerpos, la respiración acompasada de Yunho. Jaejoong comprendió que lo ideal sería quedarse así junto a él.

Se levanto con un poco dificultad, dejando que el muchacho durmiera, y cerró la puerta con cuidado. Ingresó a su habitación, la que hace mucho no utilizaba y rebuscó entre sus cosas la copia del contrato.

El plazo de los seis meses de trabajo ya había culminado hace tiempo.

Un poco calmado, un poco sensato. Jaejoong pensó que era tal vez una señal del destino. Que tal vez su tiempo había terminado. Se recostó sobre la cama y abrazó con fuerza la almohada con un suspiro saliendo de su boca.

Las lágrimas se le habían acabado.






Lo había entendido.

Había intentado hablar con sus padres, lo había entendido. Pero su padre solo gritaba, su madre solo lo abrazaba y no aportaba en nada. Changmin cansado de los gritos solo subió a su habitación y se encerró en ella.

¡Demonios! No era un niño. Era mucho más maduro que todos sus compañeros, incluso que sus amigos del Maid, que obviamente eran mayores que él. Entre toda la sarta de estupidez que había escuchado, la peor era que Rain pudiera ser de lo peor.

…Ellos no comprendían.

Odió sumamente que lo trataran como un niño. Estaba a punto de terminar el instituto, de comenzar la universidad. No era posible, que a estas alturas de su vida y le tocara pasar por una situación así.





Hace un buen rato que todos se habían dispersado.

Y él caminaba una vez más hacía su casa con Taemin, en la costumbre habitual luego de aquellos días cuando todos se reunían para jugar un poco de baloncesto en la tarde/noche. Miró a su amigo y su gran sonrisa.

Aún podía recordar y contar con los dedos los días atrás en que Taemin le hubiera confesado que era verdad que tenía sentimiento hacia él. Taemin siempre había sido sincero, su amistad siempre había sido así.

—Taemin… ¿Es cierto lo de JoongHyun y tú?
—¿Lo de que estamos saliendo?

Minho se detuvo. Y Taemin movió un poco su cabeza, aún con esa sonrisa en los labios.

—¿Lo sabías?
—Obviamente si, es el rumor del momento en el instituto.

Taemin rió un poco, empezando a retomar el paso. Pero Minho no se movió, alzando un poco la voz.

—Entonces… ¿Es cierto?
—Si, estamos saliendo desde hace un par de días.

La verdad, en ese momento fue como el viento frío de la noche que golpeaba contra su cuerpo. Sencillamente… No podía ser real.






Heechul rió cuando Siwon lo abrazó por la espalda.

—Estoy preparando la ensalada, compórtate.
—Aburrido~

Reviró los ojos, dejando que Siwon continuara abrazándolo mientras él se dedicaba a sazonar la ensalada con cuidado.

—Tu compañera de trabajo llegará en cualquier momento, mejor ve a arreglar la mesa.
—De acuerdo, pero todavía no entiendo como deje que se auto invitara.

El timbre de la puerta sonó y Heechul limpió sus manos con la toalla de cocina. Siwon fue le encargado de abrir la puerta. La sonrisa de Tarah con una botella con vino en la mano fue lo primero que Siwon vio apenas abrió la puerta.

—Bienvenida.
—Muchas gracias.

Los ojos de Tarar recorrieron discretamente el hermoso departamento en que ahora se encontraba y en cuanto vio a un muchacho salir de la cocina su cabeza se inclinó un poco.

—Oh, Tarah te presento a Kim Heechul, estamos saliendo desde hace algún tiempo. Aunque nos conocemos desde siempre. Ella es Tarah mi compañera de trabajo en el banco.
—¿Él es tu…? Oh, mucho gusto.
—Igualmente.

La mujer colocó la mejor sonrisa que pudo, estrechando cortésmente la mano de Kim quien le correspondió con una sincera sonrisa. Lo había decidido, ella era una tonta, y esta cena, por lo menos para ella iba a ser muy incómoda.






Yunho se levantó lentamente.

Restregó un poco sus ojos y vio su pantalón y camisa de algodón, recordando que luego de su desgaste emocional, Jaejoong y él habían regresado, con una rápida ducha y luego él se había recostado a dormir.

Ya había anochecido. Se levantó sin ubicar a Jaejoong por ninguna parte. Fue directo hasta su habitación y lo observó dormido boca abajo, abrazado a la almohada, cerró la puerta con cuidado, y decidió que era hora de afrontar las cosas.

No había tenido el valor para escuchar las palabras de Seulgi, pero era el momento de afrontar la situación como fuera. Tomó las llaves sobre el mesón y no le importó la ropa que llevaba puesta.

Durante el trayecto dentro del ascensor. Yunho analizó las razones múltiples por el que plasmar alguna emoción en su rostro le parecía tan difícil. Por suerte ya no llovía, y apenas salió del edificio, en cuanto divisó el auto de Seulgi sus pasos se detuvieron.

—¿Qué haces aquí?
—Yunho, tú y yo necesitamos hablar.

Era entre muchas otras cosas, probablemente su primera conversación completamente sincera. De adulto a adulto. Yunho no estaba absolutamente preparado para lo que escucharía, pero si Seulgi estaba ahí, buscándolo.

Es por que las cosas empezaban a tomar rumbo.







Yunho le ofreció el café caliente a Seulgi y ella lo tomó con cuidado. Ambos dentro del auto de la mujer, guardaron silencio un rato. Alejados del edificio de Yunho, finalmente Seulgi suspiró.

—Yo me enamoré de ti, de verdad Yunho. Fuiste muy importante para mí y no sé que es lo que paso en medio del camino que me alejé de ti. KangTae se acercó a mí, nos relacionamos bien y de pronto un día la atracción comenzó.

Yunho bebió un poco de café. Sabiendo que esas palabra algún día tendrían que llegar.

—Luego esa simple atracción se convirtió en amor y yo no sabía como dejarte, por que te quería. Y estaba siendo muy egoísta, por eso me marché con KangTae el día de la boda. Miráh no es tu hija, es de él. No tengo dudas de ello.

Los ojos de Yunho se cerraron, una paz y una calma que no lo esperaba cubrió su cuerpo, apretando con fuerza el recipiente con café.

—Empezamos a tener problemas, no es que él no me ame, no es que yo ya no lo ame. Pero él pensó que por nuestro bien era mejor que nos separáramos. Y tratáramos de mantener una buena relación por Miráh.

Seulgi suspiró levemente, con una pequeña lágrima cayendo de sus ojos.

—El hecho de que todo entre nosotros se acabara fue demasiado para mi, por eso intenté buscarte, por que has sido él único después de KangTae que me ha amado de verdad. Sé que fui una estúpida, pero creo que es hora de que ya empiece a madurar. Siento haber intentado interponerme entre tu y Jaejoong. Lo siento mucho, Yunho.

—¿Viniste a mi por que KangTae te dejó?

—Solo quería… No sentirme así. Perder a la persona por la que dejaste todo… Duele tanto. Tú te fuiste de Corea y no lo sabes, pero por lo que te hice mis padres me rechazaron como hija, me sentía sola, desamparada… El amor se me iba de las manos y no sabía como afrontar todo esto sola… Le tenía miedo a la soledad.

Yunho le quitó el recipiente con café, y ella tapó su rostro con ambas manos, empezando a llorar desconsolada.

—…Y también tenía miedo de comenzar con alguien más, de que no me amará de verdad, que me hiciera daño, yo ya no estoy sola. Tengo una hija, y tu eres el mejor hombre que he conocido, nunca me lastimarías.

—¿Te estabas conformando contigo?

—¡No! Al contrario… Tenía la esperanza de que me perdonaras, de que me quisieras al menos un poco, de que tú te conformaras conmigo. Yo… Estoy tan asustada. Lo sabes Yunho, he vivido como una niña rica toda mi vida, y luego KangTae estuvo conmigo.

Yunho respiró profundo. Seulgi en ese momento, intentó dejar de llorar, respirando hondo pero sintiéndose tan débil, sus verdades develadas eran solamente lo último que le faltaba para comprender que todo empezaba a ser sincero entre ellos.

—Pero ahora… Estoy sola, él no se desentenderá de nosotras, pero aún así estoy sola… Y no sé como afrontar esto. Tengo mucho miedo. Miráh no pasará necesidades, KangTae la ama con su vida, pero tengo miedo de hacer algo mal. Estoy sola con una gran responsabilidad y no sé como afrontarla.

—Estarás bien, Seulgi. Lo sé.

—Pues yo no estoy segura. Por que a mi no me enseñaron a ser independiente, o a valerme por mi misma. Cuando quería algo mis padres solo me estiraban el dinero sobre la mano. KangTae me enseñó muchas cosas sobre la vida, pero… No es lo mismo aprender a valerme por mi misma con él tomándome de la mano, que completamente sola. No quiero fallarle a Miráh…

Entonces de algún modo empezó a comprenderla. Seulgi tan solo estaba muy asustada, pero aun así había decidido hacer lo correcto. Seulgi había empezado su cambio en este momento, diciendo la verdad, afrontando las consecuencias, todo por si sola.

—Cuenta conmigo, intentemos ser amigos de ahora en adelante. No estás sola Seulgi y sé que KangTae jamás te dejará desamparada. Cuando quieras ayuda solo pidela, y estaremos ahí para ti. La crianza de Miráh no es algo que tengas que afrontar sola.

—¿Te das cuenta a lo que me refiero? Eres demasiado.

—Lo harás bien, has comenzado a convertirte en alguien sensata y madura. Lo harás bien, esas cosas se aprenden paso a paso. Y podrás contar conmigo. Finalmente al parecer a ambos nuestros padres nos han abandonado. ¿No?

Seulgi secó un poco sus lágrimas. Asintió levemente y sonrió, apenas un poco pero lo hizo, el peso sobre su espalda disminuyó. La verdad, había revitalizado un poco su alma.







Jaejoong abrió los ojos a diferencia de Yunho, con algo de brusquedad.

Se sentó de inmediato, con una mano sobre el pecho, ante un inevitable pesadilla que no recordaba pero que había dejado una marca de la emoción que le había producido inconscientemente.

Se levantó por un vaso con agua. Y encontró una pequeña nota sobre el mesón.

“Solucionaré todo.
Espera solo un poco más, por favor”



No estaba seguro de lo que esas palabras implicaban.

Pero había tomado la decisión y reflexionado, que lo más importante en este instante, para ambos era un poco de tiempo. Para que Yunho se aclarar y para que él pudiera pensar. No estaba seguro.

Pero eso era lo que ambos necesitaban, por que entre todas las cosas que estaban sucediendo necesitaban distancia y tiempo. Jaejoong regresó a su habitación y empezó a empacar.


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1 Comentarios:

  1. jejeje bueno al parecer las cosas estan empezando a mejorar poco a poco aunque me preocupa que Jae se vaya y Yunho no alcance a llegar para explicarle como son las cosas en verda....

    ^^ por otro lado jejeje no me imagno la cara de la Tarah esa cuando Siwi le present a CHul jeejjeje bien merecido....

    AHhhhhh y a junho le toco ser besado por chunnie... jejej espero que pueda ayudar al YooSu..

    omo, omo y es verdad que Taeminnie esta saliendo con joonj??? Que hara Minho ahora...

    ohh gracias por el cap..

    ah y ojala las cosas entre Minn y ran se soluciones... bueno más bbien con lo padres de Min...

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